PSICOLOGÍA DE LA
ACTIVIDAD FÍSICA Y
DEL DEPORTE
UNIVERSIDAD DE VIGO
Mc Graw Hill
01/01/2004
PSICOLOGIA DE LA ACTIVIDAD FISICA Y DEL DEPORTE
SBN: 84-481-4067-2
Depósito legal: 37.045-2004
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Contenido
L a personalidad la autoconfianza son dos variables que han suscitado mucho interés en la
psicología de la actividad física y del deporte. Sus recorridos históricos son completamente
distintos dos. La personalidad es uno de los tema con mayor investigación en psicología,
convirtiéndose en uno de los tópicos más importante en PAFD en la década de los 60 y de los 70
(Valdés, 1998; Vealey, 2002), mientras que los estudios sobre la confianza en los deportistas ha
mantenido un interés progresivo en la década de los 80, momento en el que comenzó a percibirse
como una variable que, por sí sola, tiene gran influencia en el rendimiento y se separó en el
ámbito investigador, no en el conceptual, de la personalidad.
Los estudios sobre la personalidad del deportista han centrado en conocer si existe un tipo
concreto de personas, con unas características psicológicas determinadas, que puedan augurar el
éxito en una determinada actividad deportiva. Igualmente, han intentado respuesta al que en unas
circunstancias un deportista rinde bien y, en otras similares, rinde mal, así éxito en características
de personalidad concretas cada deporte, a las diferencias de vida son sexo, etc., Generando un
cúmulo de preguntas, respuestas tentativas, la mayoría de las veces, no concluyentes. Pese a
existir un abanico extenso de investigaciones ya que en los últimos 40 años se han conseguido
delimitar mucho más los elementos que conforman la personalidad del deportista, todavía no se
ha definido la personalidad ideal para el deporte. En definitiva, todos los investigadores aceptan
que existen ciertos rasgos comunes que tienen más peso entre los deportistas que alcanzan altos
rendimientos, pero se puede afirmar que hay tantos tipos de personalidad como deportistas.
La variable autoconfianza comenzó a formar parte del estudio de la PAFD de la mano de la
personalidad, aunque poco a poco ha sido suscitando que interés por sí misma, pues en el ámbito
de la actividad física y del deporte se consideran que confiar en las posibilidades de uno mismo es
imprescindible para enfrentarse con éxito a cualquier situación.
El presente capítulo se divide en dos bloques: uno dirigido la personalidad y el otro a la
autoconfianza. Ambos con productos configuran todo, que pretende discernir los aspectos
fundamentales que se deben tener en cuenta para entender mejor los integrantes del mundo este
porte. Se comienza con la personalidad, procurando un enfoque actualizado, que intentará
rechazar los viejos tópicos sobre el tema y, así, presentar las orientaciones que han surgido en los
últimos años a partir de la definición y de las perspectivas teóricas más importantes, se recogen
los instrumentos de evaluación más significativos y los temas que resultan claves para entender la
personalidad en el deporte, es ir comportamientos e intervenir. La segunda parte se corresponde
con la autoconfianza, en la que se parte de la definición y de los tipos, para adentrarse en la
evolución y en el posible trabajo que deberían realizar los entrenadores y psicólogos para
aumentar la confianza, tanto de los deportistas, como en sí mismos.
2. Personalidad
A partir de lo que es paradigmas se desarrollan teorías, que intenta responder así a personalidad
es algún estable para todas las situaciones o varía según el momento en el que se encuentre el
deportista (Cox, 2002 útil, Gill, 2000; Pérez, López y Garcés de los Fayos, 2002; Weinberg y Gould,
1996):
- Enfoque de rasgo o factor (disposicional): presupuesto básico de este enfoque radical
considerar la personalidad como algo estable, duradero y consiguiente, un rasgo que tiene
el deportista y que les predispone a la actual de la misma forma en todas las situaciones,
por ejemplo un jugador de golf que se caracteriza por ser reflexivo lo será en el Camp, en
las entrevistas, en la caza con su familia, etcétera. Según los teórico que definen de este
enfoque, todas las personas tienen los mismos rasgos y las diferencias entre unos y otros
está en el peso de cada uno de ellos por ejemplo, una persona puede puntuar al tubo
rasgo creatividad y otro puntuar bajo. Identificar los rasgos de personalidad y cuantificar
los ha sido el propósito de los representantes de esta perspectiva a lo largo del tiempo.
Los trabajos más influyentes se deben a Allport (1961), Catell (1965) y Eysenck (1970). El
primero identifico 4500 términos relacionados con la personalidad en tres categorías de
rasgos: cardinales, centrales y secundarios. El segundo diferenció 35 rasgos y construyó un
instrumento de medida (16 PF) en el que, con 16 estos rasgos, consideraba que se podría
establecer el perfil de personalidad de un individuo. Tercero concluye que la mejor forma
de describir la personalidad es mediante dos dimensiones: introversión extroversión y
neuroticismo estabilidad.
Los estudios que han predominado en los últimos quince años parecen aceptar una nueva
clasificación la que se diferencian cinco grandes factores: estabilidad emocional,
extroversión, apertura, confianza y conciencia (cuadro 8.2). Este enfoque, desarrollado por
costa y McRae (1992), Digman (1990) y Goldberg (1990), han recibido algunas críticas:
Lansdown más importantes se centran en las bases teóricas que lo sustentan (Block, 1995)
y en qué no abarca toda la personalidad (carece de factores positivos, alegría felicidad y
negativos como la tristeza o el enfado). Otros trabajos de costa y McRae (1995, 1998) han
servido para dar respuesta a estas críticas, posibilitando que este modelo pueda servir
como guías para entrenadores y psicólogos del deporte, aún presuponiendo que no será
definitivo (Cox, 2002; Gill, 2000; Santrock, 2002). La evolución teórica y los trabajos
empíricos que se desarrollen ayudarán a disipar las dudas ahora existentes.
- Enfoques situacional: los defensores de este enfoque y sostienen que la situación que
rodea al deportista es la que condiciona su conducta, por lo que se mostrará un
comportamiento u otro dependiendo de la situación en la que se encuentre, por ejemplo,
jugador de baloncesto puede ser una persona tranquila cuando está con un grupo de
amigos en un bar y agresivo cuando está en un partido.
La teoría del aprendizaje social de Bandura (1977, 1986) ha servido para que los
planteamientos de este enfoque ganaran en solidez. El comportamiento del deportista se
explica en términos de aprendizaje por observación (modelado) y del refuerzo social
(Feedback), donde la autoeficacia (expectativas de éxito) desempeña un papel
determinante.
Estos dos enfoques sirvieron para entender que la personalidad puede depender tanto de
factores internos como externos, lo que yegua proponer un enfoque en el que se
recogiera la interacción entre la persona y la situación.
- Enfoque interaccionista: según esta visión, la mejor forma de caracterizar la personalidad
de un deportista es mediante el conocimiento de los rasgos o características personales y
la situación en la que está involucrado, por ejemplo, si en el equipo de un jugador
introvertido y otro extrovertido, según la teoría, aquellos ejercicios del entrenamiento que
sean individuales o en pareja serán más agradables para el introvertido, en las que se
necesita la colaboración demás miembros del equipo serán más adecuado para el
extrovertido. De este enfoque se defiende la necesidad de cubrir cómo responde cada
persona ante cada situación con pues era la única forma de poder entender la
personalidad. Como apunta Gill (2000), la fórmula de lewin (1935) B=f (P, E), por la que la
conducta (B) está en función (f) que la persona (P) y el ambiente (E), sirve como
explicación. En consecuencia, es importante que tanto los entrenadores como psicólogo
del deporte observen el comportamiento de los deportistas en las distintas situaciones,
procurando apoyarlos los momentos que lo necesiten.
Un último aspecto, que debe estar presente en el análisis teórico de la personalidad, es el papel
que desempeña la relación de los pensamientos, con los sentimientos y las acciones. Los
psicólogos del deporte que se han centrado en la investigación de la personalidad, se han
interesado en esta relación, denominada ABC (Affect, Behavior, Cognitions), que hace referencia a
como el afecto (emociones o sentimientos), la conducta (manifestación de actos) y las cogniciones
(proceso de pensamiento) intervienen en la formación de la personalidad del deportista (Vealey,
2002).
Cuadro 8.2 Los “cinco grandes” factores de personalidad
El modelo ABC que se acaba de citar destaca la importancia de las cogniciones en la personalidad
del deporte paralelamente al desarrollo del paradigma cognitivista en la psicología general, en la
PAFD existe un interés creciente por el procesamiento cognitivo y su relación con la personalidad
del deporte.
La investigación en este campo ha servido para reforzar el modelo interaccionista.
Los estilos cognitivos son mediadores entre el deportista y el ambiente, desde el momento que se
considera estilo a la preferencia del sujeto para utilizar que una forma determinada sus destrezas
(Sternberg, 1997). Por este motivo, deportista, antes de responder o de terminadas situación,
utilizará sus estilos cognitivos para organizar la información ir de la mejor forma posible.
Los estudios se han centrado en procura conocer que estilo cognitivo de deportistas y
entrenadores es el más adecuado para enfrentarse con éxito a los entrenamientos y
competiciones. La conclusión a la que se ha llegado es que nadie posee un solo estilo cognitivo,
sino que coexisten, con mayor o menor fuerza, varios en un mismo individuo, lo que hace que los
sujetos difieran entre sí y que exista numerosas propuestas por parte de los sicólogo para
determinarlos.
El planteamiento de estilo cognitivos dentro del ámbito del deporte se ha centrado en el
aprendizaje de habilidades motrices (Swinnen, 1984; Swinnen, Vandenberghe y Van Assche, 1986),
diferencias de sexo (Cano y Márquez, 1995; Ennis y Lazarus, 1990), diferencias entre deportistas
(Williams, 1980) y el rendimiento en competiciones (Liu, 1996; McMorris, 1992, 1997). Dos de las
dicotomías de estilo que más se han discutido en el ámbito de la PAFD han sido:
dependencia/independencia y reflexibilidad/impulsividad.
La conclusión General a la que se puede llegar al referirse a los estilos reflexibilidad impulsividad
es que en el ámbito del deporte los condicionantes son diferentes a los que se encuentran en
otros contextos, por lo que se hace necesario afrontar nuevos instrumentos de evaluación e
interesarse por los resultados propios de la actividad deportiva. Los deportistas de la mayor parte
de las modalidades suelen estar sometidos a unas condiciones los entrenamientos y
competiciones que no permiten extrapolar los resultados de otras áreas o del laboratorio. En
situaciones de entrenamiento y competición por ejemplo, en las carreras, fútbol, baloncesto,
natación, etc., Cuando el deportista está inmerso en la actividad, suele presentar una
características físicas, por ejemplo, pulso acelerado, que de por sí mismas, impiden reflexionar
sobre la tareas que está desarrollando, obteniendo, en estos casos, mejores resultados los
deportistas impulsivos. En definitiva, independientemente del estilo que presenta el deportista, se
debe proporcionar las estrategias para que en función de la situación y del rival aplique las más
adecuadas.
Existen otro sus estilos cognitivos que se pueden emplear en el ámbito de la actividad física y del
deporte. Swinnen et al. (1986), por ejemplo, reconoce en más de 20 estilos. Con el paso del
tiempo ha habido un incremento y se han propuesto diferentes sistemas en los que se engloban
los estilos, siendo uno de los más utilizados en el panorama investigador el de Myers-Brigs (Myers,
1962):
- Extroversión introversión: los deportistas extrovertidos disfrutan interactuando con su
compañero de entrenamiento, con el entrenador, etc.; Mientras que los introvertidos
prefieren actividades más solitarias.
- Sensibilidad intuición: a los deportistas sensitivos les costó a obtener información extensa
a trámites consentidos antes de comenzar una acción; mientras que los intuitivos se basan
en sus propias ideas para construir su punto de vista.
- Razonamiento- sentimiento: los deportistas pensadores usan de forma sistemática el
razonamiento, analizando los problemas de forma lógica, evitando que las emociones
influyen en la toma de decisiones; mientras que los deportista que se mueven por los
sentimientos confían en las emociones del momento.
- Juicio percepción: los deportista que tiene un estilo de juez evalúan y critican al diferentes
situaciones, debatiendo y dando argumentos sobre los temas; mientras que los
preceptivos seguía más por su sentido estético, observando la situación e interpretándola.
La evaluación de la personalidad del deportista es otro de los retos que se han propuesto los
psicólogos del deporte. Silva (1984) indica que el interés por conocer la personalidad del
deportista desde el ámbito investigador radica en el hecho de describir, predecir e intervenir en el
comportamiento del atleta. En este sentido, vealey (1989) haciendo una revisión de los estudios
publicados entre 1974 y 1988 aprecia que el 92% se referían a los aspectos de descripción y
predicción de la conducta, y que sólo un 8 % se enfoca van hacia la intervención. Estos resultados
se deben a que esa época, como se ha constatado en el recorrido histórico del capítulo dos, se
corresponde con la de mayor proliferación de tests, que tuvo su fruto inmediato en continuas
descripciones psicológica de los deportistas que, en este caso, se centraban en los factores de la
personalidad y el comportamiento consecuente. En los últimos años, se aprecia un incremento de
trabajo que se orientan a la intervención, tratando de ver los cambios que se pueden concebir a
partir de la misma. Se recogen en otro trabajo (Dosil y Gonzales-Oya, 2003ª), por tanto en la
revista de PAFD como en los congresos nacionales realizados en España, el área de habilidades y
programas psicológicos mentales es de las mas referenciadas.
En las primeras investigaciones sobre personalidad se emplearon cuestionarios y tests
procedentes de la psicología general, pero el tiempo se han ido configurando instrumentos
específicos para el ámbito del deporte, en común con el enfoque interaccionista. Los 3
cuestionarios, procedentes de la psicología General, que mayor aceptación han tenido en el
ámbito del deporte son: el MMPI de Hathaway y McKinley (1940, 1967), el 16pf de Catell (1965) y
el EPI de Eysenck y Eysenck (1964). Los tres procuran diferencia los rasgos de personalidad del
individuo y es conveniente conocer los por la cantidad de estudios de PAFD en lo que se han
empleado con así como por los factores que miden, pues los instrumentos construidos en el
ámbito deporte se han basado principalmente en ellos:
- Inventario multifasico de la personalidad de Minnesota: la versión original tenía 550 ítems
con respuestas de verdadero falso. Una versión revisada, con 567 ítems, denominada
MMPI-2 (Butcher, Grahan, Williams y Ben-Sporath, 1990) incluye días factores:
hipocondría, depresión, histeria, desviación psicopatológica, masculinidad feminidad,
esquizofrenia, hipomanía e intraversión social.
- Inventario de los 16 factores de personalidad: se basa en los 35 rasgos de personalidad
propuestos por Catell en 1965, que se redujeron a 16 tras los análisis factoriales. La
edición más actualizada se denomina 16PF-5ª. Edición (Russell y Karol, 1994) y está
compuesta por 185 ítems. Los 16 factores primario que se identifican con el inventario
(afecto, Razonamiento, estabilidad emocional, dominancia, vivacidad, concienzudo con las
normas, socialmente atrevido, sensibilidad, suspicacia, imaginatividad, astucia, aprensión,
apertura al cambio, auto suficiencia, perfeccionismo, tensión) se pueden condensar en
cinco rasgos secundarios, rasgos globales de personalidad: extraversión, ansiedad,
inclinado a la resistencia, independencia y autocontrol (Cox, 2002).
- Inventario de personalidad de Eysenck: este inventario mide dos dimensiones de la
personalidad: neuroticismo estabilidad y extroversión introversión, así como una escala de
sinceridad, diseñada con la finalidad de detectar a los sujetos que responden con la
intención de dar una imagen favorable en sí mismos. Morris (1995) destaca su utilización
en las similitudes una escala con los actores secundarios del 16PF.
Estos tres instrumentos de evaluación, pese a su uso frecuente en el ámbito del deporte, han
recibido numerosas críticas, basadas principalmente, en la poca cada habilidad de los resultados
en condiciones deportivas pues había nacido que en el ámbito clínico. Este y otros motivos han
hecho que es utilización sacada del menor y se entienda la contracción de alternativa desde el
ámbito propio de la PAFD.
El primer instrumento específico para medir la personalidad del deportista, basado en el 16PF, fue
el inventario de la motivación del deportista de Tutko, Lyon y Ogilvie (1969). Según estos autores,
el cuestionario mide una serie de rasgos de personalidad relacionado con el alto rendimiento
deportivo (impulso, agresión, determinación, responsabilidad, liderazgo, autoconfianza, control
emocional, resistencia mental, habilidad de entrenamiento, desarrollo consciente y fe) que en
algunos trabajos se identificaron con las características de los grandes deportistas que en los
inicios de la PAFD proponían Griffin en sus obras. A partir de este, se fueron creando otros
instrumentos con bases teóricas en los enfoques que se han presentado anteriormente (cuadro 3).
Asimismo, aquellos instrumentos de evaluación para medir variables psicológicas concretas
(atención, ansiedad, estrés, etc.) Relacionadas con características de rasgo o estado del deportista
se incluyeron dentro de un extenso abanico que cubre la personalidad: el SCAT de Martens o el
TAIS de Nideffer.
Uno de los instrumentos de mayor utilización en el ámbito investigador de la PAFD es el perfil de
estados de ánimo (POMS) de McNair, Lorr y Droppeman (1971), desde que se desarrolló el modelo
de salud mental del deportista (Morgan, 1979) que se considera eficaz en la predicción de
rendimiento deportivo. Los resultados de este cuestionario indican que todos los deportistas de
alto nivel obtiene una puntuación es similares en el POMS, que se representan en lo que,
depresión, ira, fatiga y confusión se ha denominado perfil que iceberg: alta puntuación en la
dimensión vigor y baja en tensión, depresión, ira, fatiga y confusión (figura 8.1). Se parte que la
población General tiene una puntuación de 50, por lo que los deportistas de élite están por
encima en la característica positiva (vigor) y por debajo en las negativas. Una alternativa a este
modelo la propuso a Hanin (1997, 2000) que, basándose en las emociones positivas negativas,
creó una zona de óptimo funcionamiento con la que se puede predecir cuál será el rendimiento
del deportista.
En los últimos diez años se han contrastado los trabajos anteriores, realizando revisiones
exhaustivas sobre los instrumentos utilizados para medir la relación entre personalidad y
rendimiento deportivo. Por ejemplo, los artículos de revisión del POMS de Andrade, Arce y Seone
(2000), Rowley, Landers, Kyllo y Etneir (1995), Terry (1995), Thomas y Nelson (2001) o Van den
Auweele, De Cuyper, Van Mele y Rzewnicki (1993) confirman que las mediciones que se realizan
con este instrumento no son fiable para predecir el éxito deportivo. Estos autores indican que
puede servir como orientación para el psicólogo del deporte, pero nunca como el único elemento
de elaboración de las características de la personalidad cuando se quiere seleccionar, promocionar
o eliminar a un deportista para una determinada actividad.
1
Instrumentos relacionados con las habilidades psicológicas del deportista.
2.4 Personalidad y rendimiento deportivo
Los estudios sobre la personalidad en el deporte han tenido como objetivo fundamental el
rendimiento deportivo. Desde que comienza el interés por el tema en el ámbito del deporte, y
retuvo ha sido obtener unas puntuaciones o perfiles que permitan predecir el éxito de un
deportista en una determinada actividad. La relación con el rendimiento es clara, pues y se
consigue detectar la personalidad ideal para el deporte, se podrían perfeccionar los procesos de
selección de deportistas para equipos y colores, así como detectar talentos desde edades
tempranas. Bajo esta premisa se ha investigado durante años, mediante la comparación entre
grupos de deportistas y no deportistas, deportistas de éxito con deportistas de poco éxito y
deportistas de diferentes modalidades deportivas (Van den Auweele et al., 2001). En la actualidad
se mantiene este interés, aunque se han cambiado la denominación de estudios de personalidad
por la de estudios de las habilidades psicológicas.
La relación personalidad rendimiento en el ámbito investigador ha suscitado polémica dentro del
propio seno de la PAFD. Morgan (1978, 1980) dejar constancia de dos corrientes que nominaron
primeros años de investigación: por un lado, existía un grupo autores que se consideraban
positivistas o crédulos y que defendían desde una postura optimista, la relación entre el éxito
deportivo y la personalidad; por otro, estaba aquellos con un punto de vista escéptico o
negativista, que sostenían que no existe relación entre la personalidad y rendimiento.
Los trabajos de Martens (1975) y Rushall (1975) se consideran los más representativos desde el
punto de vista escéptico. Estos autores defienden la poca consistencia que tienen los estudios
realizados sobre la personalidad, por problemas tanto en el planteamiento, en la metodología
seguida con que impiden que se pueda predecir, desde un punto de vista científico, la existencia
de diferencias de personalidad deportistas y no deportistas, entre deportista de distintos niveles y
entre aquellos que no practica modalidades diferentes. Morgan (1980) uno mantiene la postura
contraria, afirmando que existe investigación contrastada a poder predecir el rendimiento del
deportista y para poder compararlo con otros (por ejemplo su modelo de salud mental).
Hubo el propio Morgan, desde una postura que pretende ser imparcial afirma: [[….]] hubo parece
razonable llegar a la conclusión de que ambos están equivocados, los psicólogos del deporte que
ya han adoptado una postura escéptica y los que se inclinan por la crédula (p. 72).
Durante esta época existió cierto radicalismo en los planteamientos, lo que llevo a que algunos
autores optaron por no abordar el tema de la personalidad en sus textos, por considerar que
carecía de Valor. Sin embargo, poco tiempo después se volvió a retomar el interés, aunque desde
un enfoque más descriptivo, paralelo a la evolución de los estudios de personalidad en la
psicología y procurando solventar los problemas metodológicos que sustentaban los
planteamientos escépticos. Los trabajos actuales sigue mostrando pequeños vestigios de aquellas
diferencias iniciales, pero desde posturas más suavizadas, debido, principalmente, al cambio y de
denominación de lo que se intenta medir, pasando de la búsqueda de francos de personalidad a la
discreción de habilidades psicológicas, disposiciones psicológicas, entre media mentales,
características psicológicas o análisis multivariables.
Este planteamiento guarda una relación estrecha con la personalidad, pues se considera que las
habilidades psicológicas que muestra un deportista en entrenamiento y competiciones son reflejo
de su personalidad. Los trabajos en esta línea se han multiplicado en los últimos años y se han
propuestos nuevos instrumentos de evaluación. Gould, Eklund y Jackson (1992), después de
realizar entrevistas a deportistas que habían conseguido medallas olímpicas, extrajeron la
siguiente conclusión:
- Emplean más autorintrusiónes positivas
- Quieren un foco atencional estrecho e inmediato
- Está mentalmente mejor preparados para afrontar circunstancias negativas imprevistas.
- Tiene un entrenamiento mental de mayor alcance.
Por su parte, Van del Auweele et al. (1993) indica la siguiente tipo secciones psicológicas en los
deportistas de éxito: la alta autoconfianza, baja ansiedad antes y durante la competición, más
técnicas para controlar la ansiedad, gran concentración en tareas especificas y movimientos,
mejor habilidad para hacer frente a una inesperada y mala ejecución y más pensamientos
positivos. En esta misma línea, Anshel (2003), basándose en la literatura sobre el tema, indica una
serie de características psicológicas que presentan los deportistas de alto rendimiento: toma de
riesgo, búsqueda estímulo, competitividad, autoconfianza, estilo atencional, expectativas de éxito,
dureza mental y habilidad para regular el estrés.
Otros trabajos, como el de Orlick (2003), han diseñado los planes de entrenamiento mental para
desarrollar las habilidades y procurar lo que han denominado excelencia deportiva, compuesta por
siete elementos: compromiso, atención dirigida, confianza, visualizaciones positivas, preparación
mental, control de la distracción y aprendizaje constante. Desde este tipo de enfoque se aprecia la
posibilidad de mejorar las habilidades, por lo que corrobora el planteamiento del que se partía al
comenzar el capítulo: la existencia de deportistas blandos o malos competidores es producto de la
falta de información y de la poca formación psicológica de los mismos.
En definitiva, lo que se busca con el incremento de las habilidades psicológicas que conseguir lo
que se ha denominado flow (fluidez), definido como un estado en el que la persona está tan
implicada en una actividad que nada parece importar. En el deporte, se considera un estado de
óptimo rendimiento en el que el deportista experimenta un control máximo sobre sí mismo y
sobre la competición, total confianza en sus posibilidades, absorción completa en la actividad que
está realizando, etc. Para comprobar si el deportista ha experimentado flow durante la
competición, se crearon dos instrumentos: la flow State Scale (FSS) de Jackson y Marsh (1996) –
compuesta por 35 ítems que miden las nueve dimensiones del flow- y la Trait Flow Scale (TFS) de
que Jackson, Ford, kimiecik y Marsh (1998).
Como se ha indicado en diferentes trabajos, el listado de flow está asociado con el alto
rendimiento, aunque no implica que el deportista que lo experimente tenga una ejecución
máxima. En definitiva, las tendencias actuales en los estudios sobre personalidad se centran en las
habilidades psicológicas que posee el deportista, entendiendo que se pueden entrenar y de esta
forma, modificarlo para conseguir auténticos cambios en la personalidad. El papel del psicólogo
será el de convertir deportistas blandos en duros y a los duros, potenciar su características. En el
futuro, que ámbito investigador de la personalidad ahondará en las habilidades psicológicas que se
corresponden en los distintos niveles de participación deportiva, las que son más adecuadas en
cada modalidad, la que deben poseer los integrantes de un equipo, las que cada posición en el
campo, etcétera.
3. Autoconfianza
El término autoconfianza se utiliza con frecuencia en el ámbito de la actividad física y del deporte
para referirse a la percepción que tiene la persona sobre si su capacidad es suficiente para
enfrentarse a una determinada tarea y sobre si los resultados que obtendrá serán positivos. Por
esta razón se puede definir como el grado de certeza, de acuerdo con las experiencias pasadas,
que tiene el deportista respecto a su habilidad para alcanzar el éxito de una determinada tarea.
La confusión del significado del término con otros cercanos como autoeficacia (Bandura, 1977) y
confianza deportiva (Vealey, 1986) es habitual, tanto en el ámbito o de aplicación como en el
investigador. Hardy, Jones y Gould (1996) enmarcan estos dos conceptos dentro de la
autoconfianza, de manera que la autoeficacia es un micro nivel y la confianza deportiva macro
nivel. Otros conceptos afines han servido para contextualizar, a nivel teórico, la autoconfianza.
Entre ellos destaca el de confianza en el movimiento (Griffin y Keogh, y 1982), que hace referencia
a un tipo de confianza que describe la sensación de un individuo de que hará adecuadamente
humo y vientos de ejecución (Feltz y Chase, 1998).
La teoría del auto eficacia y el modelo de la confianza deportiva son los más citados en los textos
de PAFD que tratan el tema de la autoconfianza. A continuación se realizan una descripción de
cada uno de ellos, añadiendo una tercera perspectiva, complemento de las anteriores, que se
desarrolla con la intención de explicar el proceso que lleva a los deportistas al enfrentarse a un
entrenamiento o competición con una confianza alta, media o baja: el modelo del filtro cognitivo.
- Teoría de la autoeficacia de Bandura: establece que los factores sociales y cognitivos, así
como el comportamiento, desempeña un papel importante en el aprendizaje. Su
aplicación al ámbito de la actividad física y del deporte, es una década de los ochentas y
desde entonces se han desarrollado múltiples investigaciones. La autoeficacia se considera
un factor personal (cognitivo) y se puede definir como la creencia de que uno puede
dominar una situación y producir resultados positivos (Bandura, 2000).
Como se indica la definición, la autoeficacia está directamente relacionada con la
motivación, lo que ha llevado a que diferente autores la abordarán como un elemento
dentro de esta variable psicológica (Cox, 2002). Sin embargo, en el contexto que se está
tratando, la autoeficacia se percibe como parte de la autoconfianza, en el sentido de que
es una forma de la misma, específica de la situación, por la que el deportista tiene la
creencia de que <<Yo puedo>>, frente a la incapacidad de<<Yo lo puedo>> (Stipek, 1996).
La teoría de Bandura sostiene que el auto eficacia de un deportista se puede predecir por
varias fuentes de información. Desde los planteamientos iniciales hasta la actualidad se
han ido incrementando estas fuentes diferenciándose seis:
- Logros de ejecución: es una de las fuentes de formación más influyentes, puesto que se
relaciona con las experiencias vividas por el deportista en el pasado. Cuando se perciben
como exitosas favorecen las expectativas de autoeficacia, cuando se percibe como
fracasos, la perjudican.
Capítulo 12. Entrenamiento mental: preparación psicológica de
entrenamientos y competiciones
1. Introducción
E l entrenamiento del ámbito del deporte se rige por parámetros físicos, técnicos, prácticos y
psicológicos. Los 4 configuran las características que distinguen a los deportistas y su
perfeccionamiento aumenta la probabilidad de que se produzcan éxitos en las diferentes
actuaciones. A lo largo del tiempo, los aspectos físicos han sido los más importantes y estudiados,
basándose en que la carga de trabajo en esta parcela correlaciona vacuno altos niveles de
prestación. Con el paso de los años el interés por los aspectos técnicos y tácticos se ha
incrementado, convirtiéndose en elementos que condicionan el rendimiento en ciertas
modalidades, por ejemplo, salto de altura en atletismo, estrategias de defensa y ataque el futuro o
baloncesto, etc. Y ocupando tiempo concreto de la preparación de los deportistas. El aspecto
psicológico ha estado encubierto a lo largo del tiempo, en el sentido de que aunque la mayoría de
los deportistas y entrenadores lo perciben como importante, pocos se han interesado por cómo
mejorarlo. En la actualidad nadie duda de que las habilidades psicológicas jueguen un papel
determinante en el rendimiento del deportista, aunque todavía sigue existiendo cierto el
conocimiento de cómo entrenarlas.
La psicología se puede considerar que ha estado presente en el deporte desde su nacimiento, ya
que la mente y el cuerpo son indisociables, y juntos explican el rendimiento del deportista. El
deporte actual está inmerso en un proceso de evolución, tendente a la profesionalización, en el
que existe un interés latente por encontrar los procedimientos adecuados para alcanzar el máximo
rendimiento. En este proceso, la psicología tiene un papel principal, puesto que cada vez la parte
física, técnica y táctica están más igualadas.
La PAFD, en su vertiente aplicada, procura trasladar los conocimientos teóricos y los resultados de
las investigaciones al ámbito del deporte, utilizando estrategias psicológicas para conseguir que los
implicados posean las habilidades necesarias para poder enfrentarse con garantías a las
situaciones que surjan en el ámbito o que les ocupa un a lo largo del capítulo, se recogen las
características del entrenamiento mental, desde los principios básicos hasta los diferentes paso a
seguir para ejecutar. Así, se comienza mostrando las claves a tener en cuenta en la evaluación sea
planificación psicológica de la temporada, para adentrarse en los planes psicológicos de los
entrenamientos y de las competiciones.
2. El entrenamiento mental
L as características de los entrenamientos y de las competiciones han hecho que los psicólogos
del deporte cada que las técnicas psicológicas que se emplean en otros ámbitos al deportivo,
lo que ha fomentado la creación de procedimientos específicos de asesoramiento e
intervención para optimizar el rendimiento. El entrenamiento mental consiste en dotar a los
deportistas de una serie de estrategias psicológicas para que quieran habilidad de poder
enfrentarse a los entrenamientos y a las competiciones de la mejor forma posible, es decir, es un
trabajo específico para aumentar el rendimiento y el bienestar tan deportista o de cualquier
persona del contexto del deporte.
El entrenamiento mental entrañas cierta dificultad que se refleja tanto y quién lo dirige, el
psicólogo, como quien lo recibe, los deportistas u otras personas del contexto del deporte. Por una
parte, el psicólogo requiere una preparación orientada hacia la práctica que, todavía no está
extendida, así como una preparación en psicología, en otras ciencias del deporte y de la propia
modalidad con la que trabaja. Por la otra, los integrantes de la familia deportiva todavía no son
conscientes la potencialidad de este entrenamiento, por lo que es extraño que se integra en la
práctica diaria y, los que lo sumen como importante, lo suele entender como algo apropiado para
momentos puntuales.
En estas circunstancias obliga a que el psicólogo del deporte adapte el entrenamiento mental a las
condiciones con las que se encuentre. Los objetivos diferirán según estos condicionantes, siendo
más o menos ambiciosos en función de las posibilidades existentes, por ejemplo, deberá adaptar
el servicio al posibilidad económicas del deportista, equipo o club, ofertando un asesoramiento
que correlación de con dicha remuneración. Sin embargo, la meta de cualquier tipo de
entrenamiento mental es conseguir que el deportista mejoren su rendimiento y se desarrolle
como persona, lo que no se puede obviar, oferte el programas que se oferte.
Es importante distinguir los términos habilidades psicológicas y métodos estrategias psicológicas,
puesto que se suele utilizar indistintamente en el ámbito de la actividad física y del deporte. Cox
(2002) indica que las técnicas, métodos uno estrategias se refieren a la práctica que lleva adquirir
una determinada habilidad psicológica, por ejemplo, establecimiento de objetivos, visualización,
relajación progresiva, auto habla, meditación o hipnosis; mientras que las habilidades psicológicas
a son las características que tiene el deportista y que hacen posible que tenga éxito en el deporte,
por ejemplo, motivación intrínseca, autoconfianza, control atencional, control del nivel de
activación, control de la ansiedad, autoconocimiento General. Así, una técnica con método, como
el establecimiento de objetivos, puede usarse para que el deportista desarrolle la habilidad de
concentrarse en la competición.
El entrenamiento mental se puede realizar tanto en el ámbito de la clínica, en el campo, aunque
dependiendo el servicio que se demande será más adecuado un contexto otro, por ejemplo, sí el
deportista desea solucionar un problema personal, tal vez sea más adecuado la privacidad que
puede proporcionar en consultorio; mientras que sí se pretende asesorar a un deportista algún
aspecto concreto de su especialidad, el campo puede ser propicio pues aumenta la realidad de la
situación y permite practicar in situ. En los últimos años, se ha incorporado una nueva modalidad
para entrenar mentalmente a los deportistas, la terapia on line (relacionado con la Ciberpsicología
del deporte). Las características generales que estos tres tipos de entrenamiento psicológico son:
- Asesoramiento desde el ámbito clínico: esta posibilidad que la más clásica dentro de la
PAFD. Proviene de la psicología clínica y consiste en llevar a cabo el entrenamiento
psicológico en el consultorio. La clínica se utiliza para asesorar de intervenir con
deportistas, aunque se pierde información relevante del contexto o G en el que se realiza
la actividad. Sin embargo la información que proporciona el deportista, el entrenador u
otras personas suele ser suficiente para poder establecer un buen asesoramiento. El
trabajo psicológico desde el ámbito clínico se debe desmitificar, pues todavía continúan
resultando chocante para algunos deportistas el hecho de acudir a la consulta de un
psicólogo del deporte con la intención de mejorar el rendimiento en inocula de resolver
problemas. Hasta el momento son poco los deportista que acuden a la consulta para
aumentar el rendimiento, siendo la mayoría los que tienen problemas relacionados
directamente con la práctica deportiva, por ejemplo, de motivación para entrenar, falta de
constancia, ser muy negativo, dificultades para dormir antes de las competiciones,
ponerse nervioso, etc. Desde el despacho se debe dar prioridad a problema, al que acuden
deportista, pero es una oportunidad excepcional para informarle de las posibilidades que
tiene un entrenamiento psicológico para aumentar el rendimiento bienestar.
- Asesoramiento desde el ámbito propio el deportista: Es una práctica, cada vez más
extendida en la PAFD, la descubrir al campo para realizar asesoramiento psicológico a
entrenadores y deportistas. El objetivo principal de esta modalidad es conseguir que el
psicólogo se integren en el equipo con el que colabora, acudiendo a lugar natural de éste y
proporcionando estrategias que se adecua a las situaciones que se viven en el día a día.
Conveniente en algunas modalidades deportivas, donde el asesoramiento desde la clínica
sería más difícil que tuviera éxito. La dificultad fundamental es que, en ocasión, el
psicólogo del deporte no tiene un lugar apropiado para reunirse con los deportistas, por lo
que pierden, de algún modo, la confidencialidad que otorga este contexto. Esto repercute
en el entrenamiento de algunas estrategias, que necesitan tiempo para el aprendizaje en
un espacio adecuado para poder trabajar la correctamente como por ejemplo la relajación
o la visualización.
- Asesoramiento on line: es una modalidad poco desarrollada en psicología y apenas
utilizada en PAFD. Puede convertirse en una de las posibilidades profesionales de futuro,
pues proporciona ciertas ventajas sobre los dos planteamientos anteriores. La limitación
principal de este tipo de razonamiento radica en el hecho de que sólo es posible para
algunos problemas, teniendo que derivarse el caso un profesional del ámbito clínico y así
lo requiere. Sin embargo, para asesorar a los entrenadores, dar pautas en sillas de
actuación algunos deportistas, trabajar mediante registros, etc. Es realmente efectivo, lo
que lo convierte en una herramienta de Valor indudable en la PAFD.
Como se puede apreciar, los teletipos de razonamiento que pueden resultar adecuada. El éxito
dependerá de la habilidad del psicólogo del deporte, del motivo de consulta y de la modalidad
deportiva a la que se enfrente. Por ello, se considera que lo ideal es utilizar los 3 enfoques para
alcanzar el máximo rendimiento en el asesoramiento psicológico (modelo mixto). Por ejemplo, en
un equipo de fútbol, se recomienda comenzar utilizando los recursos que proporciona el correo
electrónico para recabar información del equipo y del entrenador, así como la observación directa
el entrevistado el campo, donde se pueden realizar asesoramiento individual y grupal.
Posteriormente, con un deportista o con el entrenador ser adecuado un asesoramiento en el
ámbito de las clínicas u on line.
3. Niveles de asesoramiento psicológico
- Nivel uno: resolución de problemas del deportista. Por ejemplo, problemas para dormir
antes de las competiciones: se enseña una técnica de relajación que sea efectiva al
deportista en la solución de problema.
- Nivel dos: entrenamiento mental básico. Estrategias psicológicas que le permitan rendir
mejor. Por ejemplo, se utiliza para prevenir problemas, se dota al deportista de
habilidades para dormir bien antes de la competición, controlar su nivel de activación, a
realizar visualización, a mantener la concentración, etcétera.
- Nivel tres: alto rendimiento mental. Por ejemplo, máximo control del deportista, como
tener la capacidad de dormir cualquier situación, aunque tengo un compañero que
arranque, ruido de la calle, poco tiempo, etc.
Los niveles uno y dos son muy conocidos. La mayor parte de la literatura hace referencia a ellos
asumiendo que los deportistas acuden al psicólogo para solucionar problemas personales o
deportivos, o para entrenar habilidades que le permita mantener o aumentar su rendimiento. La
limitación de estos niveles está en el hecho de que sólo se consigue cierta mejora siendo la
psicología un elemento que complementa la preparación física del deportista y le ayuda a estar
mejor consigo mismo. Planteamiento del nivel 3 es diferente, en el sentido de que lo que se
propone es que el deportista que deseen alcanzar el máximo rendimiento deportivo necesita unas
condiciones psicológicas expresiones que solamente se pueden conseguir con un trabajo
psicológico de alto rendimiento. De esta forma el entrenamiento psicológico pasaría de ser un
complemento a una necesidad y marcaría la diferencia entre unos deportistas y otros.
Por alto rendimiento se entiende el perfeccionamiento de las estrategias y habilidades adquiridas
en el nivel dos, adentrándonos a cualquier situación de forma automática y convirtiendo al
deportista ninguna persona con una capacidad psicológica para afrontar situaciones, en
entrenamiento y competiciones, superior a la de la mayoría de la población. Como se puede
entender, desde este planteamiento se defiende un trabajo diario, con una planificación paralela a
la física. La finalidad principal es que exista un equilibrio perfecto entre el dominio físico del
cuerpo y el psicológico. Un ejemplo sería que el atleta que escapar de correr 1500 metros 3´30´´,
tuviera la capacidad de actuar mentalmente a ese nivel, es decir, procesar más rápido la
información, mayor capacidad atencional, que toma de decisión, de control de pensamientos, de
control del sufrimiento y de los límites del cuerpo, etc. Igualmente, Hernán tu rendimiento mental
que trabaja para conseguir que se empleen las técnicas PSICOLOGICAS en condiciones límites, a las
que se enfrenta al deportista la competición, por ejemplo, un piloto de la fórmula uno tiene que
tener la capacidad de mantener el nivel de activación después de haber recorrido gran parte de la
prueba, un jugador de tenis tiene que mantener la concentración aunque el resultado ser negativo
o el público le increpó en una acción, etc.
Una forma de entender el alto rendimiento mental, en comparación con los otros dos tipos de
trabajo, es una situación real a la que se hayan sometido un tren deportistas hipotéticos de nivel
psicológico uno, dos y tres (cuadro 12.1)
Cuadro 12.1 Ejemplos de deportistas de nivel psicológicos 1,2 y 3
Estos tren niveles de asesoramiento e intervención psicológica pueden servir a para delimitar el
nivel psicológico del deportista, se considerará un deportista de nivel cero aquel que no ha
recibido ningún tipo entrenamiento psicológico ni a acudido por ningún problema psicólogo. Será
un deportista de nivel uno, aquel que ha resuelto algún problema relacionado con la práctica
deportiva acudiendo al psicólogo del deporte. Un deportista de nivel dos el que ha realizado un
programa de entrenamiento mental y adquirido habilidades psicológicas básicas de afrontamiento
de entrenamientos y competiciones. Por último, el nivel 3 lo compondrán aquellos deportistas que
han asimilado las estrategias psicológicas de las adaptan a cualquier situación de los
entrenamientos y competiciones, potenciando su rendimiento. En la situación que se presentó en
el cuadro 12.1, el entrenamiento de nivel 3, se basaría en un trabajo progresivo con el deportista:
tras valorar su capacidad para conciliar el sueño y estudiar sus rutinas y hábitos, se pasaría a la
fase de aprendizaje de estrategias para controlar pensamientos y relajarse, por ejemplo, mediante
la visualización, para que una vez las dominase, pudiera comenzar la aplicación en diferentes
situaciones que irían aumentando en dificultad, por ejemplo, dormir con una luz de fuera de la
habitación encendida, con luz en la mesa de noche, con luz en la misma habitación.
El nivel psicológico que pueda alcanzar un deportista variará según la preparación psicológica le
reciba; sin embargo ahora deportista que sin ningún tipo de razonamiento conseguirán tener unas
prestaciones similares a las de otros que han estado trabajando como psicólogo del deporte a lo
largo del tiempo. Esto se puede considerar normal, equivalente a lo que ocurre en el aspecto físico
hay deportistas que necesita más entrenamiento que otros para desarrollar sus habilidades físicas.
Igualmente, hay deportistas que necesita más entrenamiento que otro para desarrollar sus
habilidades psicológicas.
Como se apunta la introducción, una de las características de los deportistas de máximo nivel en
su excelencia en la vertiente psicológica. La capacidad psicológica de la que parte cada deportista
sobre ser dependiente de las experiencias vitales, lo que hace que cada deportista posea una base
diferente. Aplicación de que ciertos deportistas, sin haber acudido un psicólogo tengan cualidades
psicológicas para afrontar los entrenamientos y las competiciones suele ser el producto de una
historia vital y/o deportiva en la que se produjeron situaciones que fueron reforzando su
capacidad de afrontamiento como por ejemplo, un jugador de futbol que durante su infancia
aprendió olvidarse de los problemas familiares mientras practicado el deporte, posiblemente
tenga mayor facilidad para centrarse en la tarea de adulto. Otros deportistas, sin embargo, se
encuentran en el lado opuesto y sus circunstancias vitales les han perjudicado, limitando su
crecimiento psicológico, por no haber aprendido cómo afrontará las situaciones. Los primeros
deportistas se han denominado como duros (capítulo 8), mientras los segundos han sido
denominados blandos. El papel del psicólogo del deporte será potenciar la dureza de los primeros
y endurecerá los segundos. Entre un extremo y otro estarán los deportistas por lo que para su uso
particular, el psicólogo del deporte puede desarrollar una escala subjetiva de dureza mental con la
que pueda medir, por ejemplo, de cero a Díez, el nivel psicológico del que parte del deportista y
obtener una información preliminar básica para afrontar el trabajo con cada uno. Esta escala se
puede completar con la percepción de la dureza que tiene el propio deportista, su entrenador u
otros integrantes del deporte que lo hayan visto entrenar y competir.
Teniendo en cuenta este planteamiento, en el entrenamiento psicológico se hace necesario seguir
un plan personalizado, con el fin de adaptarse lo mejor posible a las circunstancias de cada
deportista. Realizar un estudio detallado de la modalidad, del contexto deportivo y de los
componentes del mismo es el primer paso para poder configurar el esquema de trabajo
psicológico.
El esquema típico de entrenamiento mental se establece desde un programa asesoramiento e
intervención psicológica (PAIP) que consta de cuatro fases: evaluación, planificación, preparación
psicológica de los entrenamientos y preparación psicológica de las competiciones (cuadro 12.2).
Cuadro 12.2 Fases del programa de asesoramiento e intervención psicología
(PAIP)
Fases del PAIP Objetivo Básico
Fase de evaluación Recogida de información relevante para la resolución del
problema o para el entrenamiento psicológico.
Fase de planificación Detectar y prevenir los posibles problemas que puedan
surgir a lo largo de la temporada y estructurar el trabajo
psicológico a realizar.
Preparación de entrenamientos Asesoramiento e intervención psicológica para incrementar
el rendimiento y el bienestar en los entrenamientos.
Preparación de competiciones Optimizar el rendimiento en las competiciones.
Antes de conversar con el PAIP, es necesario realizar un plan de actuación. Para ello, es
imprescindible que el psicólogo del deporte se plantee una serie de cuestiones con el fin de que
tenga la situación perfectamente controlada: como, cuando y donde se va a realizar la
presentación del psicólogo del deporte, quien hará la presentación, con qué tipo de entrenador se
va a trabajar, cuál es la disposición a colaborar del entrenador, de los deportistas y del equipo
técnico, etc.
La información sobre estas cuestiones la suele proporcionar la persona que contactan un
psicólogo. Entre los aspectos citados, los más importantes son los concernientes a la colaboración
del entrenador y a la presentación a los deportistas. En cuanto a los entrenadores, además de que
sean interesante saber si su estilo es autoritario o democrático un permisivo, de recomendable
tener claro cuál es su percepción de la figura del psicólogo y de la PAFD puntos si lo considera
necesario el asesoramiento psicológico y es algo impuesto, si se estima que el trabajo psicológico
debe ser puntual y relacionado con problemas de los deportistas, si opina que el trabajo
psicológico debe estar presente, como un elemento más que la planificación deportiva, a lo largo
de la temporada, etc. En la mayoría de los deportes el entrenador en la figura clave para poder
comenzar con el PAIP, por lo que se deben cuidar los pasos a dar. Algunas orientaciones para
psicólogo son:
- Entrevistado el entrenador en el ámbito propio del club o equipo
- Conocer el punto de vista del entrenador, preguntándole sobre cuál considera que es el
papel del psicólogo del deporte y como le puede beneficiar el servicio en su trabajo
- Explicación de la metodología a seguir con el equipo o deportista, aclaración del nivel de
sarmiento, como será que la oración por cuerpo técnico, tiempo estimado intervención,
etc.
- Ofrece la posibilidad de asesorar en aspectos psicológicos en entrenador
- Concertar y preparar el primer encuentro con el equipo, preferentemente minutos antes
del entrenamiento, para que los deportistas no verá psicólogo un extraño que les a
observando
Una vez que se ha realizado el primer encuentro se comienza con el PAIP, que se desarrolla en los
siguientes apartados.
4. Evaluación y planificación psicológica de la temporada
L a evolución y la planificación psicológica son los dos primeros pasos a realizar cuando se
comienza a trabajar con un deportista un club a lo largo de una temporada. La evaluación
estará presente ante cualquier tipo de intervención (nivel uno, dos y tres), mientras que la
planificación es propicia con deportistas que quieren un compromiso con el PSICOLOGO a lo largo
del tiempo (nivel dos y tres). A continuación se mostraran a como se realiza un programa de sobra
miento de intervención psicológica, PAIP, es decir, aquel dirigido a equipos o deportistas que
incorporan al psicólogo dentro de su staff o de su preparación.
El objetivo de esta fase es que el psicólogo conozca el equipo o deportista con el que va a trabajar,
con la finalidad de obtener información precisa para poder planificar psicológicamente la
temporada y comenzar a desarrollar el PAIP. La evolución diferirá de unas modalidades deportivas
a otras. Mientras que en deporte colectivo se comenzará con una evolución global y a partir de
esta, se realizará una evaluación particular, en deportes individuales se incidirá, desde el primer
momento, en la recogida de información sobre el deportista.
Un aspecto esencial cuando se comienza el proceso de evaluación es explicar a los entrenadores y
deportistas en qué va a consistir, la duración estimada, y la importancia que tendrá para la
planificación y el asesoramiento/intervención posterior. Para ello, es fácilmente entendible el símil
con la medicina, según el cual, antes de cualquier tratamiento en necesario realizar un diagnostico
apropiado. El objetivo es que los deportistas y entrenadores entiendan cuál es el trabajo que en
cada momento está realizando el psicólogo, dismitificando ideas que todavía existen sobre su
figura y creando un ambiente adecuado para facilitar el trabajo posterior.
Se recomienda que a medida que aumente la experiencia del psicólogo del deporte se pase de una
entrevista estructurada a semiestructura, en la que se tengan presente los elementos que se
plantean en el cuadro 12.5
Cuadro 12. 5 Datos básicos y específicos a recoger en la entrevista
con el deportista
Datos básicos
1. Datos de identificación: nombre y apellidos, edad, estado civil, profesión, dirección, teléfono, e-
mail, etc.
2. Datos deportivos: deporte, club, años practicando, lugar de entrenamiento, condiciones del
entrenamiento, historial deportivo….
3. Datos del equipo: entrenador, medico, fisioterapeuta, masajista, manager, otras personas que
influyen en el rendimiento…
4. Datos del entorno: familiares (relación con los padres, numero de hermanos, etc.), lugar de
residencia (condiciones, personas con las que vive, etc.), amigos (deportistas y no deportistas),
etc.
Datos específicos
Si el deportista acude 1. Motivo de consulta: especificarlo y que quede completamente claro
por un PROBLEMA 2. Determinación de la conducta problema
- Análisis topográfico: naturaleza de la conducta-problema, frecuencia,
intensidad, duración, en que situaciones, cuantas veces, cuánto
dura….
- Análisis funcional: estímulos antecedentes y estímulos consecuentes
según los tres sistemas de respuesta (cognitivo, conductual y
fisiológico), y variables de sujeto.
3. Determinar la influencia de las personas cercanas del deportista en la
conducta problema: padres, novio/a, entrenador, amigos,
compañeros de entrenamientos, etc.
Si el deportista acude 1. Estudio de las capacidades físicas, técnicas, tácticas y psicológicas del
para mejorar su deportistas mediante valoración subjetiva (0-poca a10- mucha).
RENDIMIENTO 2. Descripción detallada de los hábitos del deportista: horas de sueño,
comidas, horas habituales de entrenamiento, sensaciones en las
competiciones, etc.
3. Balance de las variables psicológicas más importantes: motivación,
atención-concentración, ansiedad-estrés. Confianza, cohesión de
equipo, etc.
El psicólogo del deporte que utilice la entrevista debe tener una preparación previa, puesto que
para realizarla correctamente se requiere disponer de ciertas habilidades: comunicación verbal y
no verbal que harán que el deportista se sienta como, así como de notar interés, atención y
comprensión por la información que trasmite; saber llevar la dirección de la entrevista, cortando
de formar apropiada las respuestas cuando son muy extensos o irrelevantes; saber re- direccionar
el tema cuando se percibe que no se está contestando en la línea de se pretende; convencer con
el mensaje que se tramite el deportista, exponiendo con claridad y ganando su confianza, etc.
Gardner y Moore (2004) proponen un sistema de clasificación con varios niveles que puede ser
útil para determinar las necesidades del deportista desde la primera consulta.
De las dos modalidades de intervención que se señalan en el cuadro 12.5, la más común es la
primera, en la que se acude psicólogo por un problema. En estos casos, la estructura del
entrevistar similar a la que se realiza en el ámbito clínico, con la salvedad de que todo gira en
torno al deporte. El segundo tipo, cuando el deportista acudir únicamente para aumentar el
rendimiento, el más frecuente en el ámbito del deporte que en otros. El psicólogo tiene que saber
manejar perfectamente ambas situaciones. Sin embargo, es frecuente encontrar mayor dificultad
el motivo de consulta, si se considera conveniente, puede tratarse al comenzar la entrevista.
con el segundo tipo, puesto que la clínica la asocian, tanto los deportistas como lo propio
psicólogos, con la resolución de problemas. Por este motivo, el probable que dada la información
adquirida durante la licenciatura, lo psicólogo que comiencen a trabajar con este tipo de
deportistas tengan una sensación un tanto extraña. El verdadero potencial de la PAFD está en
proporcionar a los deportistas sin problemas estrategias para optimizar su rendimiento y de esta
forma, mejorar su bienestar. Las entrevistas con este tipo de deportistas son más complicadas,
puesto que es el psicólogo en que debe detectar que aspectos del deportista son mejorables o se
pueden potenciar, de ahí la importancia de conocer la modalidad deportiva. La dificultad radica en
que mientras que cuando se enfrenta a un problema en sí algo concreto que detectar o evaluar y
todos los esfuerzos se centran en ello, cuando se acude para aumentar rendimientos se busca
como ayudar al deportista a aumentar su potencial, sin alterar en demasía su sistema de
funcionamiento habitual, pues le puede estar dando un buen resultado.
- Observación: es uno de los métodos más útiles en PAFD, puesto de las condiciones que
rodean a los entrenamientos y competiciones propician que el psicólogo pueda evaluar las
diferentes conductas en los deportistas in situ. Anguera (2002) considera la aplicación del
observación como algo imprescindible, puesto que:
o Existen constantemente conductas espontáneas
o El marco en el que se producen los comportamientos es natural
o Se puede realizar un seguimiento temporal
o Carácter perceptible de los comportamientos
o Posibilidad de estudiar los deportistas como entes individuales o como miembros
de un grupo
Alguna modalidades será más adecuadas que otra para realizar la observación, pero la mayoría
habrá momento propicio para ello por aquellas en las que se entrena y compite en un espacio
limitado y que se pueden seguir en directo son adecuadas, por ejemplo, gimnasia, baloncesto,
fútbol, tenis, etc., Mientras que otras tienen mayores dificultades por la imposibilidad de
observar comportamiento durante el desarrollo de la actividad como por ejemplo, ciclismo,
carreras de fondo, etc.
Para realizar la evaluación de un deportista o equipo mediante la observación se pueden
emplear diferentes estrategias, dependiendo de los medios de los que disponga el psicólogo del
deporte. Lo ideal es que acudan un mínimo entre profesionales a realizar la observación, dos
tomando notas del lápiz y papel, mientras que el otro firma en vídeo. De esta forma, se reduce el
cerco de los el borrador y permite una evolución más fiable. Cuando es sólo un profesional del
que la realizada, es importante que combinan las grabaciones de vídeo conservación directa.
Este tipo observación se puede realizar de varias forma, atendiendo al grado de profundidad que
se desea alcanzar un es frecuente, en este sentido, delimitar el tiempo aun ser varón, definir
comportamientos (listas de conductas) o espacios a los que se deben prestar mayor atención.
Balagué (1997) propone una serie de arias para observar en los entrenamientos y competiciones,
desde las que el psicólogo del deporte puede realizarse una serie de preguntas como guía
(cuadro 12.6).
Cuadro 12. 6. Áreas a observar en los entrenamientos y competiciones
Cuando observar Que observar
Entrenamientos - Comunicación: ¿con quién habla el deportista?, ¿Quién inicia la
charla?, ¿Qué contenido?, etc.
- Posibles conflictos: ¿existen áreas concretas de conflicto?, ¿existe
algún conflicto con el equipo?, ¿Qué situaciones provocan
conflictos?
- Emociones: ¿Qué emociones se perciben en el campo?, ¿Cómo se
expresan?, ¿Cómo responde ante un fracaso?, ¿ante una crítica?,
¿ante una buena ejecución?, etc.
- Intensidad: ¿con que grado de intensidad trabaja en los
entrenamientos?, ¿se esfuerza en todos os ejercicios por igual?, etc.
- Perseverancia: ¿es constante a lo largo del entrenamiento?,
¿Cuándo salen mal las cosas continua intentándolo?, etc.
- Clima general: ¿Cómo se comportan los deportistas cuando el
entrenador no está?, ¿Qué hacen en los descansos?, existe apoyo
entre unos y otros?, etc.
Competiciones - Precompetición: ¿existen conductas diferentes en los
entrenamientos?, ¿Qué tipo de comunicación verbal y no verbal
utiliza el deportista?, ¿Qué tipo de interacción tiene con sus
compañeros y entrenador?, etc.
- Competición: ¿Cómo reacciona ante la decisión del árbitro? ¿ante
un comentario de un compañero, público o entrenador?, ¿Cómo se
enfrenta a una situación de estrés?, ¿le influye el resultado en su
estado de ánimo?, etc.
- Postcompetición: ¿Cómo se valora la competición?, ¿realiza un
análisis realista?, ¿es optimista o pesimista?, ¿Qué tipo de
interacción mantiene con sus compañeros y entrenador?, etc.
La planificación es un término más utilizado continente en el ámbito del deporte, que casi siempre
para referirse a la parte física del entrenamiento en la competición. Los entrenadores suelen
planificar la temporada, utilizando macrociclos, mesociclos y/o microsciclos, que existe una serie
de objetivos deportistas deben conseguir (año, 1997; García, Verdugo y Dosil, 2003). Entre. Evite la
psicología es conveniente realizar, igualmente, una planificación de la temporada, con la finalidad
de tener una estructura clara de la misma forma de prevención decir posibles aspectos que
puedan afectar al deportista o equipo.
Para realizar la planificación es necesario adaptarse a las incidencias de cada modalidad deportiva,
por lo que la hace devolución deberá recogerse información acerca de la planificación física. Es
fundamental que psicólogo del teatro psicológico las condiciones del entrenamiento sea las
competiciones, procurando interferir lo mínimo posible en estos. La mayor parte PSIS y minas
deportivas tienen 4 periodos: preparación General, preparación básica, competiciones menores y
competiciones mayores (Buceta, 1999b; Dosil, 2002c). Estos momentos de la temporada se
analizan a continuación:
A partir de esta distinción, es importante realizar una aproximación de cómo afectará los periodos
citados al deportista y/o a la modalidad con la que se vaya a trabajar. Para ello, se puede
establecer un esquema que estándar, que se debe adecuar a cada caso particular (cuadro 12.8).
Las necesidades psicológicas de cada deportista pueden variar enormemente de un caso a otro en
cada periodo, por ejemplo unos tendrán dificultades para controlar el estrés, a los otros le costará
concentrarse, por lo que es necesario que el trabajo o las distintas variables psicológicas
(motivación, estrés, autoconfianza, nivel de activación, atención, liderazgo o cohesión del equipo)
se ha personalizado. Algunas pautas generales que debe tener en cuenta el psicólogo son:
El objetivo de la planificación psicológica es que el deportista perciba que a nivel mental estará al
100% durante toda la temporada, sin altibajos anímicos que le afecten en los entrenamientos o las
competiciones. La manera de realizar un seguimiento de la planificación es pedirle al deportista,
cada cierto tiempo, que evalúe cuál es su estado de forma físico en ese momento un y cuál es el
mental. Casaís y Dosil (2004) hipótesis han que existe un paralelismo entre el estado de forma
físico y mental en los deportistas que nos reciben ningún tipo asesoramiento psicológico, mientras
que cuando siguen un PAIP percibir que el estado de forma es uniforme y sólo varía el físico.
5. Preparación psicológica de los entrenamientos
L a mayor parte de los especialistas alitas en el campo del entrenamiento deportivo afirman
que los dos elementos para poder llegar a la élite son la dotación genética y el
entrenamiento. Estos requisitos se cumplen en todos los deportistas de máximo nivel,
aunque también existen casos de deportistas que consiguen esta meta sin gozar de unas
condiciones genéticas excepcionales. Cuando esto ocurre, el entrenamiento ha jugado un papel
superior a la genérica, permitiendo que el esfuerzo y la persistencia se conviertan en elementos
suficientes para llegar a cotas, en principio, destinadas a unos pocos escogidos. Lógicamente, es
impensable defender la idea de que cualquier persona puede conseguir llegar a la élite, pero con
unas condiciones genéticas mínimas y con un trabajo físico y psicológico adecuado procede dudar
que llegaran mucho más. Teniendo esta idea presente, son muchos los entrenadores y deportistas
que dedican parte de su vida a la búsqueda de alto rendimiento, aunque, casi siempre,
centrándose en exclusividad el desarrollo máximo de las capacidades físicas.
La posibilidad de mejora del individuo es increíble, por lo que la genética, aun siendo insustituible
y un factor predominante, reduce su influencia en aquellos que realizan un buen trabajo físico y
psicológico. En otro texto (Dosil, 2002c) se reflexiona sobre el perfil de los atletas, diferenciando
tres tipos que bien pueden generalizarse a cualquier modalidad:
- Lo que quieren y no pueden: aquellos que tienen cualidades limitadas para la práctica
deportiva y que, por mucho que se fuesen, no están capacitados para alcanzar la élite;
- En lo que pueden y no quieren: aquellos que tienen unas condiciones físicas
extraordinarias, pero se implican todo lo que debieran en la actividad deportiva, bien por
mal asesoramiento, bien por tener una actitud inadecuada;
- Los otros: aquellos que poseen ciertas cualidades físicas, que podrán desarrollar en
función del trabajo que realicen, y tiene la posibilidad de alcanzar el alto rendimiento a
base de esfuerzo y sacrificio.
El psicólogo del deporte podrá realizar entrenamiento con los 3, aunque los objetivos eran
distintos con cada uno de ellos: a los primeros les proporcionará estrategias psicológicas para
sacarle el máximo partido al deporte, recién también consigo mismo y mantenga la práctica a lo
largo de la vida, utilizando las estrategias aprendidas en entrenamientos y competiciones en la
mejora de su calidad de vida; a los segundos se les procurará mostrar a lo que pueden llegar y
cómo puede llegar, requiriendo esfuerzo e implicación; a los terceros, les podrá indicar la
dificultad para alcanzar el máximo rendimiento, pero que con un entrenamiento físico y
psicológico adecuado aumentaron su posibilidades.
El trabajo enfocado hacia el alto rendimiento se debe realizar con los segundos y terceros
deportistas. El tipo entrenamiento psicológico dependerá de la disponibilidad de tiempo y de las
posibilidades económicas del equipo o deportista, pudiéndose diferenciar dentro de los programas
de asesoramiento e intervención psicológica dos modalidades: programa de entrenamiento para
la mejora de habilidades psicológicas y programa de aplicación de la psicología al entrenamiento.
5.1 Programa de entrenamiento para la mejora habilidades psicológicas (PEHP)
El PAPE es un programa dirigido a optimizar los entrenamientos, por lo que el psicólogo se ocupan
de potenciar el entrenamiento mediante estrategias psicológicas. Se debe ir disociar del programa
aplicado a la competición (aunque están relacionados, pues las habilidades que se aprenden en
uno se trasladan al otro y viceversa), fue los objetivos de uno son independientes de los del otro.
Desde este tipo de valora más se defiende que la psicología se debe integrar en el entrenamiento
físico, considerando la base fundamental para la mejora del rendimiento. Al contrario de lo
anterior, el psicólogo se centra en lo que ocurre en los entrenamientos y como colaborar a que
estas optimicen. El coste en menos de los beneficios inmediatos, por lo que la motivación y la
confianza en la PAFD aumentan. En los trabajos de Buceta (1998,2004) se presentan varios
ejemplos de cómo el psicólogo del deporte puede colaborar en el aprendizaje de la tarea física,
técnicas y tácticas del deportista y de los entrenadores, que es el objetivo final de este tipo de
programas
El momento que atraviesa la PAFD en el ámbito o aplicado el de incertidumbre, el sentido de que
existe una enorme expectación de lo que se puede conseguir con el entrenamiento psicológico.
Esto hace que cada situación tenga una gran importancia, lo que obliga a que el psicólogo, además
de hacer un buen trabajo, lo venda correctamente (marketing). Desde esta perspectiva, la
psicología aplicada a la mejora del entrenamiento en la que se recomienda, puesto que los
deportistas y entrenadores perciben una mayor involucración del psicólogo en su deporte, algo
completamente necesario en las circunstancias en la que se encuentra actualmente la PAFD. El
papel del psicólogo consiste en proporcionar estrategias psicológicas concreta para cada situación,
con la finalidad de solucionar posibles conflictos u optimizar el rendimiento de los deportistas.
Esta línea trabajo lleva la descripción del concepto entrenamiento inteligente, entendido como el
procedimiento que emplea el deportista para alcanzar el máximo rendimiento en entrenamiento,
teniendo en cuenta, además de los aspectos físicos, lo psicológico. Es difícil hacer entender a los
entrenadores y deportistas este concepto o pero su aplicación tiene unos resultados e seccional. El
entrenamiento inteligente se basa en trasladar el control del cuerpo al propio deportista,
introduciendo en el entrenamiento diario las estrategias más adecuadas para alcanzar el máximo
provecho del mismo y eliminando los automatismos que suelen reinar en el deporte. Estas
estrategias las suele proporcionar psicólogo, con la información que le facilita los deportistas y los
entrenadores de cada modalidad, así como con las observaciones e instrumentos de recogida de
datos. A partir de la actuación del deportista a las nuevas estrategias de afrontamiento de los
entrenamientos y sucesos de la vida diaria, el deportista para cansando una madurez psicológica
que se verá reflejada en la competición. En este sentido, los aprendizajes que se producen en los
entrenamientos se trasladan tanto a la competición como la vida.
El principal objetivo el psicólogo que se centra en la aplicación de estrategias psicológicas en los
entrenamientos es lograr la adherencia, puesto que la clave para poder mejorar los aspectos
físicos, técnicos, prácticos y psicológicos. Para conseguirlo, deberá cuidar el ambiente que rodea al
deportista, así como establecerlo aspectos que le motivan para mantenerse en la actividad y darlo
todo para lograr el éxito. Una vez que se consiga este objetivo, cada modalidad y cada deportista
tendrán unas necesidades concretas que el psicólogo debe cubrir. De modo General, se pueden
seguir las indicaciones de Balagué (1997) que sugiere que la motivación, la tolerancia a la fatiga, la
perseverancia y la concentración son las características en las que debe incidir el psicólogo del
deporte en los entrenamientos para que sean de calidad. La motivación, es el motor del
entrenamiento, lo que hace que el deportista de sacrifique en el día a día por alcanzar un objetivo.
La tolerancia a la fatiga es fundamental cuando se practica una modalidad que requiere muchas
horas de entrenamiento. La partida puede ser física o mental, por lo que es conveniente mantener
la controlada durante los periodos de entrenamiento. Bueno, Fernández y Capdevila (2002)
realizan una descripción de cómo afrontar el sufrimiento las competiciones, que perfectamente se
puede trasladar a los entrenamientos. Es esencial que los deportistas aprendan a regular su fatiga
y su nivel de sufrimiento, con la finalidad de que cuando llega la competición no realicen de forma
automática. Igualmente, es importante la perseverancia, sin la que los grandes objetivos se hacen
en alcanzables. Los deportistas perseverantes suelen tener fe en sí mismos y trabajan lo indecible
para conseguir las metas que se proponen. Es una característica que se aprecia en casi todo lo que
le han logrado el éxito en una determinada modalidad, por ejemplo, quedarse después del
entrenamiento para practicar algún gesto que es conveniente mejorar. El ansia por superarse, por
derribar las barreras y de no ponerse límites hace al gran deportista. Por último, la concentración
en los entrenamientos es fundamental. Al respecto, el entrenamiento debe servir para que el
deportista practique su capacidad de concentración en la tarea, así como el control sobre los
aspectos en los que se debe centrar: conectar desconectar que determinados temas cuando lo
considere oportuno como por ejemplo, dejar los problemas familiares fuera del estadio de
atletismo.
En definitiva, desde el PAPE, el psicólogo tiene en cuenta todas las variables psicológicas que
pueden afectar al rendimiento y bienestar del deportista, adecuando las estrategias de cada
actuación a cada modalidad y a cada deportista, por ejemplo, uno necesitarán que se le motive,
otros que mejoren su capacidad de sufrimiento, otros reducir la ansiedad acierta sesiones de
entrenamiento, etc.
Desde un enfoque más global y en la línea de lo que se viene desarrollando en este capítulo,
weinberg y Williams (2001) determinan los siete pasos a considerar en un programa de
entrenamiento psicológico, en el que se entremezclan los aspectos fundamentales de ambos
programas (cuadro 12.9).
Cuadro 12. 9 Pasos del programa de entrenamiento psicológico en el deporte
El momento de comienzo de este periodo no se puede generalizar, puesto que mientras que para
unos deportistas pueden ser los días previos a la competición, para otros las horas anteriores a la
misma. Un criterio para poder delimitar el inicio del periodo pre competitivo es el momento en
que el deportista se centra la competición, es decir, desde el instante en que ésta comienza a
ocupar una parte importante de sus pensamientos y las conductas que muestra están relacionadas
con ella, siendo el asunto prioritario en su mente. Los cinco momentos más usuales que
desencadenan este tipo de características, y de esta forma, que pueden servir como punto de
partida del inicio del periodo son (Dosil, 2002d):
Esta secuencia, típica en cualquier modalidad deportiva, sirve como referente para que el
psicólogo y el deportista establezcan en qué momento comienza la pre competición, con la
finalidad de realizar un plan personalizado que complemente las sensaciones que le acompañó en
este momento se le permita llegar a los mejores condiciones a la competición.
- Paso uno: identificación de las rutinas del deportista: la mayoría de los deportistas se
comportan de una manera determinada antes de la competición. Esto comportamientos,
con el paso del tiempo se transforman rutinas Pre competitiva y suelen tener una
secuencia cíclica, es decir, la misma rutina de una competición se utiliza la siguiente. La
inclusión de nuevos elementos en las rutinas suele realizarse por consejos del entrenador,
porque el deportista percibe que algo de la rutina no funciona o porque han observado en
otros deportistas algo adaptable a su rutina. Es importante, llegados a este tiempo,
diferencia rutinas de supersticiones, puesto que también están presentes en la
preparación de muchos deportistas, condicionando sus comportamientos y convirtiéndose
en creencias que no se sustentan en hechos objetivos.
Para identificar las rutinas, se pide al deportista que detalle lo que hace antes de las
competiciones, se puede recurrir a las dos o tres últimas o aquéllas que recuerdes mejor.
El psicólogo del deporte, a medida que el deportista que trasmite la información, ira
tomando nota e identificando los diferentes momentos en los que en los que divide su
plan pre competitivo, considerando las rutinas que aparecen en el mismo (Lidor y Singer,
2003). El deportista suele copiar información que puede ser relevante, por lo que el
psicólogo debe ayudarle a que lo que se plasme en el papel sea un reflejo de lo que
realmente hace del deportista. Una vez que se tiene estructurada la secuencia de
comportamientos del deportista antes de la competición se pasa a la identificación de
sensaciones.
- Pasó dos: identificación de los estados psicológicos del deportista: cada deportista
experimenta estado psicológicos deferentes en el periodo Pre competitivo, por lo que es
necesario detectar los y diferenciar aquellos que se producen en las buenas actuaciones
de aquellos que han surgido en la malas (Balagué, 1997). La manera de identificar los es
variada: test del simple recuerdo, con ayuda del psicólogo del deporte, hasta la utilización
de técnicas más compleja como la imaginación o la hipnosis. Para aquellos deportistas con
lo que se trabaja distancia o mediante y mail, pueden ser útiles instrumentos específicos
como el cuestionario de identificación de estado psicológicas de actuación (Lorenzo,
1996), que facilite la reflexión sobre lo que le sucede al deportista en los momentos
anteriores a la competición. Lo esencial en esta fase en detectar mediante el análisis
retrospectivo, los posibles problemas y habilidades que presenta el deportista en la para
competición, así como realizar listados con los aspectos positivos para potencializar los
iconos negativo para prevenir los en las próximas.
- Paso tres: elaboración del plan personal pre competitivo (PP- PRE): teniendo en cuenta las
características psicológicas del deportista recogidas en el paso anterior, se comienza a
elaborar un PPPRE, para lo que se debe tener conocimiento, tanto del deportista, como
del tipo y condiciones de la competición a la que sirvan frente al punto entre el psicólogo
en el deportista elaborarán el PPPRE dividiendo el tiempo que transcurrirá desde el
comienzo del plan del momento de la competición. Lo ideal es encontrar períodos
perfectamente delimitado, para lo que el deportista buscar una serie objetivos. Utilizar la
denominación de fases para referirse a estos periodos suele resultar adecuado, puesto
que el deportista tiene mayor control de cada una de ellas y, si en una se produce algún
error, la siguiente se percibe como independiente, lo que permite que se sienta cómodo y
motivado para cumplirla. En el cuadro 12.11 se recoge un ejemplo de un deportista que
comienza su PPPRE el día anterior a la competición y se tiene que desplazar en avión (algo
que le disgusta).
Cuadro 12.12. Los nueve componentes que describen la mejor disposición mental para
alcanzar la fluencia (flow)
Componentes de flow Descripción
Equilibrio desafío-habilidad Se considera la regla de oro de la fluencia, por la cual el
deportista debe percibirse con la habilidad suficiente para
realizar el desafío.
Fusión acción-atención La fusión de la acción y la atención se consigue cuando el cuerpo
y la mente están actuando al límite de sus capacidades y, al
mismo tiempo, sin esfuerzo. El deportista se siente una unidad
(bici+ciclista)
Metas claras Tener objetivos ayuda a alcanzar la fluencia, puesto que hace que
el deportista sepa perfectamente lo que hacer en cada momento.
Feedback sin ambigüedad El Feedback es el conocimiento sobre la actividad que reciben los
deportistas y que permite la continuidad en busca de sus metas.
Concentración en la tarea Para logra la fluencia es fundamental estar concentrado al 100 %
encomendada en lo que se tiene que realizar. De no ser así no se llegara a ese
estado.
Sensación de control Creencia que tiene el deportista de que posee las habilidades
requeridas para la actividad a realizar
Pérdida de conciencia del Dejar a tras todas las preocupaciones sobre uno mismo y estar
propio ser absorto en la tarea, entregándose al máximo a la actividad.
Transformación del tiempo Con la fluencia el tiempo se transforma, teniéndose la sensación
de que pasa más prisa o más despacio.
Experiencia autotélica Es lo que se conoce en el campo del deporte como buenas
sensaciones, una experiencia intrínseca de gran valor que el
deportista persigue una y otra vez.
Esto modelos giran en torno a la idea de que para rendir al máximo se necesita integrar mente y
cuerpo, consiguiendo un estado positivo en el que todo parece salir bien común motivantes, de
confianza, produce placer y disfrute. Son muchos los deportistas que en algún momento de su
trayectoria competitiva han experimentado este tipo de sensaciones, quedando grabadas en su
memoria como una competición en la que se experimenta los buenas sensaciones la buena
sensaciones se corresponden con el estado del flow o el de estar en la zona, por lo que sus
características son similares.
En la línea de lo expuesto, se debe elaborar un plan personal para la competición (PPC), con la
finalidad de favorecer el deportista se concentre plenamente en lo que va a hacer, evite
distracciones, control y sus pensamientos y el nivel de activación, tenga confianza e intente
superar se una técnica adecuada y la de elaborar un listado similar a la de la pre-competición, con
el que se pueda diferenciar aquellos aspectos que favorecen al rendimiento y aquellos otros que
suelen interferir en el mismo. Es importante asimismo, que el PPC se adapte tantos deportista, la
competición concreta a la que se enfrenta, puesto que existirá gran variabilidad de unos a otros.
Como indica Pérez Recio (1995), para realizar un plan de la competición es necesario conocer la
técnica y táctica de esa especialidad.
Para elaborar un PPC, la premisa fundamental es que sea el propio deportista el que lo construye,
con la colaboración del psicólogo del deporte y de ser posible, del entrenador. Un esquema
General, adaptable a cualquier deportista y modalidad es el siguiente:
Una vez que finaliza la competición comienza la última fase del ciclo para el que se entrena
psicológicamente al deportista. La fase post-competitiva pasa desapercibida frecuentemente,
cuando su preparación tiene una enorme importancia, pues es una situación de aprendizaje y de la
que depende, en parte el futuro. La preparación de este periodo debe realizarse en las en la
misma línea que la pre-competición y la competición, es decir procurando que el deportista tenga
las estrategias necesarias para poder tener control de lo que sucede.
Las reacciones de los deportistas suelen presentar un mismo patrón, cuando la competición o el
resultado ha sido bueno, el listado en el que se encuentra el de usuaria y alegría, sí, por el
contrario, ha salido mal, presenta tristeza y apatía. Para estos momentos, es adecuado contar con
la ayuda de un entrenador o persona de confianza para el deportista, con la finalidad de que el
deportista explique lo acontecido y se pueda desahogar. El entrenador en estos momentos no
debe realizar críticas al deportista, si no que limitarse a comprenderlo y animarlo. Las
observaciones sobre la competición las deberá realizar una vez que las emociones y vivencias del
evento no sean tan próximas como por ejemplo, el día siguiente. Cuadro 12.13
Cuadro 12.13. Áreas en las que debe enfatizar el entrenador según el resultado y actuación
Resultado y actuación Qué hacer
Ganador y buena actuación Enfatizar en el esfuerzo y rendimiento realizado
Ganador y mala actuación Enfatizar en las áreas a mejorar para la próxima actuación
Derrota y buena actuación Enfatizar en el esfuerzo y rendimiento realizado
Derrota y mala actuación Enfatizar en la mejora física, técnica, táctica y/o psicológica.
3. Fase tres: balance General y aprendizaje para el futuro: una vez que se ha realizado el
registro de la competición es importante profundizar en lo que ha ocurrido y aprender de
ella. En ocasiones es recomendable que esta fase vaya unida a la anterior, pero en otros
casos, es importante disociar las, pues para hacer una valoración objetiva se necesita que
pase un tiempo prudencial, variable de unos deportistas a otros. Lo que se pretende es
realizar un análisis crítico, en el que se puedan distinguir los aspectos positivos y negativos
de la actuación, como mejorar los negativos y potenciar los positivos y dejar plasmado lo
que se aprendió en la competición. Cuadro 12.15
E n el deporte actual existe una alusión constante a los aspectos psicológicos que influyen en
el rendimiento. Cada vez son más los participantes que consideran que la PAFD es
importante para conseguir mejorar en los entrenamientos y las competiciones, pero siguen
presentes viejos tópicos, producto de la falta de información, que impiden que el psicólogo se
incorpore de forma estable al contexto del deporte: las habilidades psicológicas son innatas, sólo
se puede mejorar mediante la práctica deportiva y se desconoce cómo desarrollarlas.
El entrenamiento psicológico es la forma más sencilla de contra argumentar estos tópicos. El
deportista que se involucre un programa de Padre de preparación psicológica mejorará sus
habilidades, tanto desarrollando las que no posee, como potenciando otras que, por el
aprendizaje vital deportivo, ya están desarrolladas. Por lo tanto, la importancia del factor innato se
reduce, siendo el aprendizaje lo que diferencia que unos deportistas tenga mayor facilidad para
enfrentarse a los entrenamientos y a las competiciones. Teniendo en cuenta esto, algunos
deportistas necesitarán más tiempo para la preparación psicológica, mientras que otros muy poco
o, incluso, podrán rendir alto nivel sin ella. Sin embargo, es fundamental tener presente que la
PAFD siempre podrá aportar algo positivo a cualquier deportista, independientemente del grado
de habilidad.
Otro de los tópicos existentes es que sólo se puede mejorar psicológicamente con la práctica
deportiva. Si se analiza la evolución de cualquier deportista se observa que, generalmente, se
produce una mejora en aspectos psicológicos con el paso de los años. Desde la PAFD se ha
demostrado que aprendizajes que, por uno mismo, tardan varios años en adquirir ese, se podrían
lograr en muy poco tiempo mediante un aprendizaje guiado por un psicólogo del deporte. Este
trabajo acortar el tiempo de maduración como deportista, lo que repercute en mejores
rendimientos a corto plazo.
Por último, todavía persiste la idea, entre muchas personas del deporte, que la mente es algún
oculto, algo que no se puede trabajar por ser único en cada persona, algo y modificable…. El
desconocimiento de la psicología como ciencia y, concretamente, de la PAFD, es lo que hace que
existan estos planteamientos. Al respecto, uno de los retos del psicólogo del deporte será el de
llegar a los deportistas, entrenar pobres y demás protagonistas de la actividad física y del deporte.
Para ello, deberá adaptarse a las necesidades, ofertando servicios acordes con ellas y utilizando el
marketing para aumentar el conocimiento de lo que realmente se pueda ser desde la PAFD.
Los profesionales de la PAFD que deseen dedicarse al ámbito aplicado tienen que ser conscientes
de la dificultad que entraña su trabajo por a lo largo del capítulo se ha mostrado los elementos
básicos a tener en cuenta para el asesoramiento y la intervención psicológica, siendo orientativos
y adaptables a cada caso concreto. El psicólogo del deporte tendrá que encontrar aquellos
sistemas que mejor le funcionen en su práctica profesional, buscando un estilo propio de
intervención que será efectivo y que permita su progreso personal y el de la ciencia, en General.
Lograr el alto rendimiento mental del deportista será un reto de futuro que se conseguirá con
nuevas aportaciones en la línea que se viene exponiendo.