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El Gran Regalo de Dios

POR RICK WARREN — MAY 28, 2018

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“Sin embargo, Dios nos declara justos gratuita y bondadosamente por medio de
Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados. Pues Dios ofreció a
Jesús como el sacrificio por el pecado” (Romanos 3:24–25 NTV).

El regalo más grande que alguna vez te hayan dado no fue comprado en una tienda. No
se intercambió dinero en efectivo. Ni siquiera estaba envuelto. Sin embargo, le costó
todo al Dador.

La Biblia dice que Dios envió a su Hijo a la tierra para darte el mejor regalo de todos. Él
vino a la Tierra para morir y para que pudieras estar en una relación correcta con Dios.
Romanos 3:24-25 dice: “Sin embargo, Dios nos declara justos gratuita y
bondadosamente por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros
pecados. Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado”. (NTV).
Entonces, ¿por qué Jesús tuvo que morir? Volvamos a lo básico.

 Nadie es perfecto. Nunca he conocido a una sola persona que haya afirmado ser
perfecta. No estoy a la altura de mis propias expectativas, y mucho menos del
estándar perfecto de Dios. Tampoco tú. Todos hemos pecado. La Biblia dice: “Por
cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. (Romanos 3:23
RVC).
 Dios es justo. Dios quiere ser justo. Cuando alguien viola una ley, debe haber una
penalización por ello. Cuando rompes las leyes del hombre, pagas la pena del
hombre. Cuando rompes las leyes de Dios, pagas las penalidades de Dios. La
Biblia dice: “Porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23 RVC).
 Jesús pagó el precio por nuestro pecado. La Biblia dice: “Dios hizo que Cristo,
quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros
pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo”. (2
Corintios 5:21 NTV). Jesús tomó mi pecado y tu pecado y todo el pecado que
alguna vez se haya cometido. Esas son las buenas nuevas, el Evangelio. Jesús pagó
el precio que nunca podrías pagar.
 Acepta el obsequio de Dios. Dios nos dio un regalo gratuito de salvación cuando
Jesús tomó nuestro pecado sobre sí mismo. Es un regalo que debemos recibir. La
Biblia dice: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el
derecho de ser hijos de Dios”. (Juan 1:12 NVI).
¿Aceptarás el regalo gratuito de salvación de Dios? Una cosa es comprender los
conceptos básicos de cómo tener una relación con Jesús. Otra cosa es aceptar el regalo.

Oro para que tomes esa decisión tan importante hoy.

Si estás listo para comprometer tu vida con Jesucristo, entonces haz esta oración:

“Querido Jesús, has prometido que, si creo en ti, todo lo que he hecho mal será
perdonado, aprenderé el propósito de mi vida, y algún día me aceptarás en tu hogar
eterno en el cielo.

Confieso mi pecado y creo que eres Dios, mi Salvador. Te recibo en mi vida como mi
Señor. Hoy estoy poniendo cada parte de mi vida para que tú la dirijas. Tienes el
derecho de tomar las decisiones en mi vida.

Jesús, quiero recibir el gran regalo de tu amor. Gracias porque no tengo que ganarlo, ni
merecerlo, ni trabajar para él. Quiero usar el resto de mi vida para servirte en lugar de
servirme a mí mismo. Humildemente entrego mi vida a ti y te pido que me salves y me
aceptes en tu familia. En el Nombre de Jesús, oro. Amén.”\

Reflexiona sobre esto:

 Fuera de tu salvación, ¿cuál es el regalo más memorable que hayas recibido?


 ¿Por qué es difícil aceptar gratuitamente un regalo extravagante?
 ¿A quién le puedes hablar esta semana sobre el regalo de salvación gratuito de
Dios?
español

TEMA DE PORTADA | ¿ACEPTARÁ USTED EL MAYOR REGALO DE DIOS?

El mayor regalo de Dios. ¿Qué lo hace tan especial?

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¿Qué hace que un regalo sea especial para usted? De seguro, estos cuatro factores están
implicados: 1) quién hizo el regalo, 2) por qué lo hizo, 3) qué sacrificio implicó hacerlo y 4) si
ese regalo satisfizo una verdadera necesidad. Reflexionar en estos factores puede ayudarnos a
aumentar la gratitud que sentimos por el rescate, el mejor regalo que Dios nos ha hecho.
¿QUIÉN HIZO EL REGALO?

El trono de Jehová

Un regalo puede ser especial si nos lo ha dado una persona con autoridad o por la que
sentimos gran admiración. Otros regalos quizás los atesoremos porque nos los dio un familiar
querido o un buen amigo, aunque tengan poco valor monetario. Ese fue el caso del regalo que
Russell le hizo a Jordan y que mencionamos en el artículo anterior. Pero ¿qué tiene que ver
esto con el rescate?

En primer lugar, la Biblia dice que “Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que nosotros
consiguiéramos la vida mediante él” (1 Juan 4:9). Ese hecho hace que sea un regalo muy
valioso, ya que no hay nadie con mayor autoridad que Dios. Un salmista hebreo escribió: “Tú,
cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra” (Salmo 83:18). No
podríamos recibir un regalo de nadie más importante.

En segundo lugar, Dios es “nuestro Padre” (Isaías 63:16). ¿Por qué decimos eso? Porque nos
dio la vida. Además, nos cuida y se preocupa por nosotros como hace un buen padre con sus
hijos. Refiriéndose a una parte de su pueblo de la antigüedad a la que llamaba Efraín, Dios
preguntó: “¿Es Efraín para mí un hijo precioso, o un niño acariciado? [...] Con toda seguridad le
tendré piedad” (Jeremías 31:20). Hoy, Dios siente lo mismo por sus adoradores. No solo es
nuestro Creador todopoderoso, también es nuestro amoroso Padre y Amigo. Por ello,
cualquier regalo suyo es especialmente valioso.

¿POR QUÉ LO HIZO?

Jesucristo

Algunos regalos son especiales porque se dieron por amor, no por compromiso. Quien es
realmente generoso no espera recibir nada a cambio de lo que da.

Dios entregó a su Hijo a favor nuestro porque nos ama. “Por esto el amor de Dios fue
manifestado en nuestro caso —dice la Biblia—, porque Dios envió a su Hijo unigénito al mundo
para que nosotros consiguiéramos la vida mediante él” (1 Juan 4:9). Dios no tenía ninguna
obligación de hacerlo. “El rescate pagado por Cristo Jesús” es una demostración de la “bondad
inmerecida” de Dios (Romanos 3:24).
¿Por qué es este regalo de Dios una muestra de su “bondad inmerecida”? La Biblia explica:
“Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores,
Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). Movido por su gran amor, Dios actuó a favor de la
humanidad débil y pecadora, que estaba desamparada. Nosotros no merecíamos ese amor y
tampoco se lo podremos pagar nunca. Su regalo es la mayor muestra de amor de la historia.

¿QUÉ SE SACRIFICÓ?

Jesús en el madero de tormento

Algunos regalos son valiosos porque implicaron un gran sacrificio para la persona que los dio.
Cuando alguien está dispuesto a desprenderse de algo que aprecia muchísimo y nos lo da, ese
sacrificio hace que su regalo tenga un valor especial para nosotros.

Dios “dio a su Hijo unigénito” (Juan 3:16). No podría habernos dado a nadie a quien quisiera
más. Durante los miles de millones de años en los que Dios creó el universo, Jesús trabajó a su
lado y llegó a ser aquel “con quien él estuvo especialmente encariñado” (Proverbios 8:30).
Jesús es su Hijo amado, “la imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:13-15). Nunca han existido
dos personas más unidas.

Y sin embargo, Jehová estuvo dispuesto a entregar a su propio Hijo (Romanos 8:32). En efecto,
nos dio lo mejor que tenía. Ningún otro regalo le ha costado tanto.

¿POR QUÉ ES TAN NECESARIO?

Algunos regalos son especiales porque cubren una verdadera necesidad, quizás una urgente.
Imagine, por ejemplo, que usted necesita un tratamiento médico que le puede salvar la vida
pero no se lo puede costear y que alguien se ofrece a pagarlo. Sin duda, le estaría
tremendamente agradecido, ¿no cree?

“Así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados” (1
Corintios 15:22). Los descendientes de Adán estamos “muriendo”, pues no podemos librarnos
de la enfermedad y la muerte; tampoco podemos reconciliarnos con Dios y estar sin culpa ante
él. Y al ser simples humanos, no podemos “vivificar” a ninguna persona. La Biblia señala que
nadie “puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por
él”, ya que no está a nuestro alcance (Salmo 49:7, 8). Necesitamos ayuda con urgencia, pues
no podemos pagar el precio del rescate. Por nuestra cuenta no lograríamos nada.
Personas de diferentes razas y edades

Impulsado por su gran amor, Jehová pagó con gusto el “tratamiento” que necesitamos para
salvar nuestra vida y lo hizo mediante Jesús. ¿Cómo logra esto el rescate? “La sangre de Jesús
su Hijo nos limpia de todo pecado”. Es decir, tener fe en la sangre derramada de Jesucristo
permite que se nos perdonen los pecados y tengamos vida eterna (1 Juan 1:7; 5:13). El rescate
también beneficiará a nuestros seres queridos que han muerto, pues la Biblia dice: “Dado que
la muerte es mediante un hombre, la resurrección de los muertos también es mediante un
hombre [Jesús]” (1 Corintios 15:21). *

El sacrificio de Jesús es el mayor regalo de la historia pues nos lo dio el ser más importante del
universo motivado por un amor insuperable. Nadie ha sacrificado tanto por nosotros como
Jehová Dios. Y no hay otro regalo que satisfaga una necesidad tan urgente como la de librarnos
del pecado y la muerte. Sin lugar a dudas, el rescate es un regalo sin igual.

Esto es el regalo más grande que un ser humano puede recibir, la salvación eterna de su alma

rmón: Juan 3:16 Amor, Regalo y Salvación


Pastor Roberto Quiñones
June 14, 2017
Sermones
Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Este versículo bíblico es uno de los versículos más


citados de la Biblia. Y esto con mucha razón, porque en este
versículo está contenido el mensaje del evangelio. Es más
podemos decir que tenemos en este versículo el resumen del
mensaje de toda la Biblia. Por eso Martín Lutero lo llamaba: La
Biblia en miniatura.

De qué nos habla este versículo, nos habla de por los


menos de tres cosas medulares: nos habla del Gran Amor del
Padre, nos habla del Gran Regalo del Padre y de la Gran
Salvación que obtenemos del Padre. Veamos cada uno de estos
tres puntos.
I. El Gran Amor del Padre
Fíjate cómo dice el versículo bíblico “Porque de tal
manera amó Dios al mundo”. Generalmente hablamos mucho
acerca de Jesús. Y en muchos lugares se habla mucho acerca del
Espíritu Santo. Pero aquí Juan nos habla acerca del Padre.
Cuando nos dice que Dios amó, ese Dios se refiere a la persona
del Padre. Y nos dice por lo menos dos cosas:
(1) nos habla acerca del mundo. ¿Qué es el mundo? A la
luz de todo el evangelio de Juan el mundo es la humanidad, los
seres humanos. Pero no solo los seres humanos sino la
humanidad en rebelión contra Dios. Todos los seres humanos
desde nacimiento viven en rebeldía contra Dios. El apóstol
Pablo le dijo a la iglesia de los efesios lo que eran ellos y lo son
todos los seres humanos desde nacimiento. En Efesios 2:3
“éramos por naturaleza hijos de ira”. Fíjate que dice: por
naturaleza, no por imitación y ejemplo, no por el ambiente, sino
por naturaleza, desde el mismo nacimiento, somos hijos de ira.
Herederos de la ira de Dios. Los seres humanos nacemos en
rebelión contra Dios. No queremos que Dios reine sobre
nosotros. Ni queremos recibir a Jesús como el Rey y Salvador
nuestro. Por eso el apóstol Juan dice, desde el mismo comienzo
de su evangelio, en Juan 1:11 “A lo suyo vino, y los suyos no
le recibieron.” Si miramos las portadas de los periódicos de
Puerto Rico qué leemos: robos, asesinatos, violaciones,
mentiras, engaños, bullyings, corrupción, egoismo,
materialismo, adulterio, fornicaciones, odio, envidia, etc. Este
es un retrato de la humanidad. Es un retrato de nosotros. Es un
retrato de nosotros porque todos nosotros somos pecadores. Y
el pecado no es otra cosa que rebelión contra Dios. Todos
somos rebeldes ante Dios porque todos somos pecadores.

Cuando le trajeron a Jesús a la mujer adúltera, qué fue lo


que Jesús dijo a los que la trajeron en Juan 8:7 “El que de
vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra
contra ella.” Nadie en este mundo está sin pecados. Ni tú ni yo.
Este mundo está perdido. Es de ese mundo que nos habla Juan
en este pasaje de Juan 3:16. El mundo es la humanidad
perdida, pecadora y rebelde contra Dios.
Pero el pasaje nos habla de algo más. Nos habla…
(2) del Gran Amor del Padre. “Porque de tal manera
amó Dios”’. El énfasis del pasaje es el Gran Amor del Padre.
¡Cuán Grande es el Amor de Dios por la humanidad! Es
increíble el pensar que Dios, quien es tres veces santo, pueda
tener compasión con una humanidad terriblemente pecadora. Es
incomprensible que Dios tenga la intensión de salvar a
criminales, porque eso es lo que somos por naturaleza.
¿Qué decimos del que mata a su padre, madre, hijos,
roba, asalta, viola, maldice, destruye, etc? ¿Qué decimos de esa
persona? ¡Enciérrenlo y boten la llave! Pero Dios dice: yo tengo
compasión de él, yo le voy a mostrar mi misericordia. Yo le voy
a dar el regalo más grande que alguien puede recibir en esta
tierra.

El amor de Dios es incomprensible, no lo podemos


entender plenamente. ¿Cómo es posible que Dios desee salvar a
una humanidad rebelde? ¿Cómo es posible que Dios quiera
redimir a aquellos que no merecen nada excepto la
condenación? Pero el amor de Dios supera el obstáculo del
pecado. Podemos decir que el pecado es algo grande, pero más
grande es el amor de Dios. El pecado destruye pero el amor de
Dios construye. El pecado deshumaniza pero el amor de Dios
nos hace verdaderos seres humanos. El pecado mata pero Dios
da vida. ¡Cuán grande es el amor de Dios!

Por eso nos dice Juan “Porque de tal manera amó


Dios al mundo que ha dado”. El Amor de Dios es tan inmenso
que El provee, El provee, un camino para salvar a la humanidad
perdida por sus pecados. Y ese camino es el...
II. El Gran Regalo del Padre
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda”. Con respecto al regalo del Padre podemos
ver por lo menos tres cosas:
(1) Jesús es el Gran Regalo del Padre. El Padre nos dio a
nada más ni nada menos que a su propio Hijo, a su Hijo
unigénito. Fíjate que el énfasis es “de tal manera”. Su Amor es
tan Grande, tan inmenso, que El no puede dar sino lo mejor de
El, a su Hijo unigénito. Cuando el amor es grande uno da lo
mejor. El Padre nos dio a su Hijo, el Regalo más Grande que
puede existir. Dios es perfecto, por tanto su regalo es perfecto:
Jesús es Dios y por tanto perfecto. Dios es santo, por tanto su
regalo es santo: Jesús jamás pecó ni podía pecar. Dios es
infinito, por tanto su regalo el cual es Jesús, ofreció un
sacrificio de poder infinito para salvar a los pecadores.

Jesús es el Gran Regalo del Padre. ¿Por qué lo es?


Porque con El hay salvación y sin El hay condenación.
Eso es lo segundo que vemos aquí.

(2) Fe en Jesús libra de la condenación. El pecado trae


condenación. Eso está incluido en el paquete. No nos gusta que
esté incluido en el paquete, pero así es. La paga del pecado es
muerte. No nos gusta eso, pero está incluido allí. Dios odia el
pecado y condenará a los que persisten en vivir en pecado. Eso
es lo que Dios mismo dice en su Palabra. Como dice el Salmo
5:5-6 “Los insensatos no estarán delante de tus ojos;
Aborreces a todos los que hacen iniquidad. Destruirás a los
que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador
abominará Jehová”.
Pero la fe en Jesús libra de la condenación. ¿Por qué?
Nos contesta Pablo de Roamnos 1:16 “Porque no me
avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y
también al griego”. Fe en Jesús salva, nos libra de la
condenación. ¿Sabes cómo? Porque sola la fe nos une a Cristo
quien con su muerte, su sacrificio en la cruz paga la deuda ante
Dios de todos los que creen en El. El pecado nos hace deudores
ante Dios. Pero la “moneda” que paga la deuda es la muerte de
Cristo a los que creen en El.

Por eso el Amor de Dios es tan Grande que nos dio a su


Hijo unigénito para que todo aquel que en El cree no se pierda.
Los que creen en El no se pierden pero los que no creen en El se
pierden, es decir, serán condenados. Y el Padre dice que esa
salvación solo se encuentra en su Hijo. Por eso dice Hechos
4:11-12 “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los
edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en
ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo
el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Fe
en Jesús libra de la condenación producto del pecado. Los
milagros de Jesús provaban que eso era cierto. Por eso
dice Lucas 5:24 “Pues para que sepáis que el Hijo del
Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados
(dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y
vete a tu casa.” Fe en Jesús libra de la condenación producto
del pecado.

Pero esa fe en Jesús no es cualquier cosa. No es levantar


la mano y decir: yo creo en Jesús como mi Salvador personal.
La fe en Jesús, la que salva, no es una fe cualquiera. Es una fe
que salva. Es una fe que transforma, que cambia a la persona en
otra persona. Una fe en Cristo que deja a la persona igual no es
fe que salva. La fe que salva no viene sola. Es acompañada por
un cambio de vida, un cambio de carácter, un cambio de
mentalidad hacia el pecado, una sensibilidad hacia el pecado
(con un deseo y lucha contra el pecado), un corazón obediente a
la Palabra de Dios, un amor y respeto por el prójimo (sea niño,
adulto, joven, rico, pobre, lindo o no), un amor por la Iglesia, un
deseo de servir en la misma, una boca que busca hablar verdad,
solo la verdad y nada que no sea la verdad en amor. Y sobre
todo una fe que recibe a Jesús como su Salvador, Amigo y
Rey.
Juan 3:16 nos enseña algo más acerca de lo que el
Padre hace por nosotros. Y no habla arca de…

III. La Gran Salvación que da el Padre


“Para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna.” El Gran Amor del Padre por la
humanidad le llevó a dar el Gran Regalo que es Jesús. Y el Gran
Regalo que da el Padre es salvación y vida eterna por medio de
Jesús. Dos cosas podemos ver aquí.
(1) la salvación que el Padre nos da por medio de Jesús
es vida. A todos nos gusta la vida. Y no solo eso, nos gusta el
vivir. Y Juan nos dice que este vivir solo se encuentra en la fe
de Jesús. Jesús es la vida. Tener a Jesús es vivir. Sin Jesús
tenemos muerte y el resultado la condenación.

Pero la fe en Jesús nos da verdadera vida, nos lleva a


vivir la vida plena. Jesús dijo en Juan 10:10 “yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.” La vida que Jesús se refiere es vida plena, feliz,
alegre, satisfaciente en comunión con Dios. Es disfrutar de Dios
y a Dios en las cosas que El nos da en la vida. Es disfrutar de
adorar a Dios, de estudiar su Palabra, de hablar con El por
medio de la oración. Pero es algo más. Es vivir esta vida y
disfrutar de las cosas que Dios nos da en comunión con El. Es
darle gracias por el pan, por los hijos, por la libertad, por la
playa, por la familia, por la Iglesia, por todo. Es vivir la vida
bajo la seguridad de su amor y su cuidado de mí y los míos. Es
vivir bajo la paz y la alegría que solo Dios da aun en medio de
los problemas, aflicciones de la vida. Es vida plena.
(2) la vida que nos da es eterna. El disfrute de esa vida,
que obtenemos por la fe en Cristo, es por toda la eternidad. El
vivir natural es temporero. Pero el vivir que Dios da es vivir en
el disfrute de El desde hoy hasta la eternidad sin fin. Así como
la condenación será sin fin, la salvación es vida plena,
abundante, sin fin.

Cierre:
Jesús no solo es el Salvador si no también Amigo de los
que le reciben como Salvador del pecado. Siendo Jesús el Gran
Regalo del Padre, producto de su Gran Amor por la humanidad,
es con El con quien podemos contar para todo. El no solo nos
salva, El se une a nosotros. El mora dentro de nosotros por el
Espíritu Santo. Con El podemos conversar. Pero conversar no
solo con alguien que me escucha sino con alguien que me
entiende como nadie puede en este mundo. Con alguien que es
compasivo como ninguna persona. Con El puedo contar para
todo problema, desición, temor, ansiedad, necesidad. Su gracia,
su amor, su fortaleza es conocida por todo creyente. Entonces,
ven a El. Conviértete de tus pecados a El. Renuncia a tu vida
antigua de pecado e incredulidad y cree en el evangelio. Solo
así tendrás perdón y vida eterna. El amor de Dios es tan grande
que no hay pecado tan grande que El no pueda perdonar. Pero
no hay perdón sin fe ni arrepentimiento. Ven a El y hallarás la
vida y vida eterna.

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