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Índice

Introducción: internet en positivo


Los beneficios de las nuevas tecnologías
Los nativos digitales
¿Qué hace mi hija o hijo en internet?
¿Qué aportan internet y el smartphone a los adolescentes?
¿Qué pueden hacer los padres y educadores en la era digital?

1. Ser padres tecnológicos


Desconectar para conectar
Redes sociales
Videojuegos online
Reputación online
Las normas fundamentales
El lenguaje de internet

2. Ecucar en positivo
Internet, padres e hijos: educando en positivo
La comunicación y la escucha activa
La expresión efectiva
Resolviendo conflictos
¿Cómo aplicar disciplina?
Las normas

3. Adicción a internet, smartphones y videojuegos


Características de las adicciones tecnológicas
¿Cuánto ocurre?
Aprendiendo a reconocer el uso problemático de las nuevas tecnologías
Prevenir el abuso y la adicción
¿Cómo ayudar a mi hijo?

4. El ciberbullying y el ciberacoso
¿Qué es el ciberbullying o ciberacoso?
Componentes de ciberbullying
Diferencias entre el ciberbullying y el acoso tradicional
Consecuencias del ciberbullying

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¿Cuánto ocurre el ciberbullying?
Estrategias de prevención
Intervención en el ciberbullying

5. El sexting
La comunicación sexual entre adolescentes a través de internet
¿Por qué los adolescentes practican sexting?
¿Qué tiene de malo el sexting?
Prevalencia del sexting
¿Cómo proteger a los menores y adolescentes de las consecuencias del sexting?

6. Acoso en el noviazgo a través de internet y los smartphones


¿Qué es el acoso en el noviazgo a través de internet y los smartphones?
Relaciones de noviazgo 3.0
¿Cuánto ocurre?
¿Por qué ocurre?
Mitos del amor y justificaciones del acoso
¿Cómo detectarlo?
Prevención e intervención

7. El grooming o acoso sexual online de menores


¿Qué es el grooming online?
¿Cuánto ocurre?
¿Cómo prevenirlo?
Detectar situaciones de riesgo
¿Cómo ayudar a mi hijo si está siendo acosado online?

Bibliografía

Créditos

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Introducción: Internet en positivo

Aprender a usar Internet es como explorar una nueva ciudad. Las ciudades ofrecen
múltiples lugares por descubrir. Algunas contienen atractivos únicos a los que la mayoría
de los visitantes suelen acudir. Otros puntos menos concurridos pueden ser igualmente
interesantes dependiendo de preferencias particulares. Además, las ciudades brindan
otras excelentes posibilidades: ofertas gastronómicas, diferentes opciones de ocio y
cultura (conciertos, teatros, etc.), actividades al aire libre (por ejemplo, en parques), la
oportunidad de aprender sobre el modo de vida local o la de conocer y charlar con
personas del lugar.
Como si fuera una gran ciudad, Internet ofrece un mundo virtual repleto de
posibilidades. Contiene innumerables páginas webs que visitar para informarse o
entretenerse. Permite explorar cualquier parte del mundo sin moverse de casa. En
función de los intereses particulares, uno puede acceder a infinitos contenidos de ocio y
cultura, como música, series o cine. Además, proporciona la opción de jugar online en
atrayentes aplicaciones multijugador. Y, por si todo esto fuera poco, Internet es un medio
privilegiado para contactar y relacionarse con otras personas en cualquier lugar del
globo. Todo esto y más está al alcance de la mano en el smartphone.
En las ciudades reales, por lo general, hay algunas zonas que es mejor evitar a
determinadas horas, o por completo. Algunos de estos lugares podrían ser peligrosos.
Otros carecen de interés turístico, están muy alejados o en ellos es posible perderse. En
ocasiones, también se pueden encontrar áreas industriales que son grises o poco limpias
y no merece la pena visitar. En caso de acabar en alguno de estos puntos, es posible que
usted quiera abandonarlos cuanto antes.
En Internet, como en las ciudades, hay lugares «oscuros», peligrosos o que conviene
evitar. A menudo, nadie informa a los menores y a los padres de los comportamientos
que pueden conllevar riesgos de acabar perdido o en peligro en Internet. Para cualquier
persona, resulta fundamental tener un mínimo conocimiento sobre estas zonas
problemáticas y cómo evitarlas. Al acceder a alguna de ellas, todos deberíamos tener
nociones mínimas sobre cómo pedir ayuda para salir de un «lugar» virtual indeseable.
Es indudable que Internet y los smartphones ofrecen oportunidades maravillosas. Sin
embargo, como cualquier otro entorno humano, también conllevan algunos riesgos y
problemas. Cuando disfrutamos de las nuevas tecnologías (o de visitar una nueva
ciudad), conviene tenerlos presentes.

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LOS BENEFICIOS DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

Internet ha revolucionado nuestras vidas en los ámbitos individual, social y


económico. Las nuevas tecnologías son herramientas de comunicación global.
Constituyen medios para difundir el conocimiento y la información y canales para la
interacción de personas. Representan un avance espectacular. Algunos autores comparan
Internet con lo que supuso el uso de la rueda, la imprenta, la electricidad, el automóvil,
los antibióticos o el teléfono. Lo cierto es que este medio ha cambiado el mundo tal y
como lo conocemos.

INTERNET PROMUEVE LAS RELACIONES SOCIALES

Internet y las redes sociales proporcionan una amplia variedad de oportunidades en el


ámbito social. Las personas pueden generar y mantener conexiones y comunicaciones
con otras que de otra manera no serían posibles.
Las interacciones y comunidades online desempeñan un papel fundamental en el
desarrollo de las relaciones interpersonales. Para la mayoría de nosotros, el uso de redes
sociales y aplicaciones tecnológicas como Facebook, Instagram o Twitter se ha
convertido en un aspecto fundamental en el mantenimiento del contacto con otras
personas. Según los estudios, Internet favorece la formación de las identidades
individual y social y el sentido de pertenencia a un grupo. Estos aspectos son
fundamentales para el desarrollo de los menores y los adolescentes.

INTERNET FOMENTA LA PARTICIPACIÓN Y LAS HABILIDADES SOCIALES

Internet puede ayudar a organizar encuentros, actividades o grupos de discusión sobre


un tema específico. Esto fomenta la participación social online de personas muy
distintas.
Las nuevas tecnologías han globalizado el mundo y han acercado a los individuos.
Alguien puede hablar sobre cualquier tema con otro internauta a cientos o miles de
kilómetros de distancia, participar en una videoconferencia, enviar un correo en cuestión
de segundos o colaborar en grupos de discusión o en foros. Además, Internet es un
medio para debatir problemáticas de diferente tipo, locales o internacionales, lo cual
contribuye a aumentar la conciencia social y política entre los jóvenes.
La red de redes proporciona vías para que los jóvenes puedan pensar y actuar juntos.
También permite establecer colaboraciones. Los jóvenes pueden pedir ayuda o consejo a
los demás internautas para resolver problemas, clarificar dudas o entender cómo
funcionan las propias aplicaciones de Internet (por ejemplo, los juegos online). Una vez
que los usuarios han desarrollado experiencia en un nuevo entorno o aplicación, pueden
emplearla para ayudar a otros.

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Todo lo anterior permite poner en práctica las habilidades sociales online. Internet
ayuda a la gente a desarrollar formas públicas adecuadas de presentarse ante otras
personas. Las habilidades personales son muy importantes en este contexto, por ejemplo,
para hacer, desarrollar y mantener contactos en un grupo virtual. Las redes sociales
permiten a los jóvenes aprender a funcionar de manera apropiada en una comunidad
navegar por un espacio virtual público y desarrollar normas para participar en entornos
sociales online.

INTERNET POTENCIA LA CREATIVIDAD Y LA AUTORREGULACIÓN

En Internet, los jóvenes son creadores, gestores y distribuidores de contenidos (fotos,


vídeos, reflexiones, etc.). Las redes sociales, como Facebook, Instagram o Twitter,
dependen de una aportación activa de las personas. Los usuarios participan en foros
online debates y actividades, o crean, suben e interactúan con contenidos que han creado
otros internautas.
Los jóvenes que utilizan las redes sociales deben aprender a tomar decisiones sobre
qué contenidos suben a determinados sitios web, y cómo interactuar con los contenidos
de los demás. Pueden compartir sus creaciones con un gran número de personas, a la vez
que pueden tener acceso a lo que otros generan. Todo ello favorece la creatividad y la
autorregulación del comportamiento.

LAS REDES SOCIALES E INTERNET FAVORECEN EL DESCUBRIMIENTO Y EL APRENDIZAJE

Cualquiera con intereses en música, libros, cine, arte o determinadas ideas puede
acudir a Internet y encontrará diferentes vías para obtener información. La red puede
ayudar a los jóvenes a explorar sus intereses y a encontrar a usuarios que comparten sus
mismas aficiones. Incluso, los usuarios pueden crear sus propios grupos online o sitios
web para intercambiar información con internautas sobre los temas que les interesan.
También Internet permite descubrir cómo otras personas viven y piensan en cualquier
parte del mundo, ampliando sus propios horizontes.
Todo esto tiene un papel fundamental en el desarrollo de la propia identidad,
ayudando a los jóvenes a definir sus áreas de interés o descubrir nuevas.

INTERNET PERMITE EL DESARROLLO DE COMPETENCIAS PARA LA VIDA

Internet es, principalmente, un espacio social. Este espacio brinda oportunidades para
el desarrollo de competencias similares a las que tienen lugar cara a cara. Algunas
competencias incluyen construir y gestionar la presencia online o interactuar de manera
adecuada en redes sociales. Otra competencia incluye la flexibilidad para adaptarse a los

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continuos cambios de las nuevas tecnologías, lo cual puede favorecer el aprendizaje
tanto formal como informal.
La mayoría de los jóvenes adquiere competencias para identificar, gestionar y
afrontar situaciones de riesgo que tienen lugar en los espacios virtuales. Sin embargo,
estas destrezas no deben construirse de manera socialmente aislada. Las competencias se
utilizan mejor y más eficazmente si se aprenden, afianzan y refuerzan en un contexto
social real. Por ello, los padres, los educadores, los amigos y la sociedad en su conjunto
tienen un papel fundamental en la construcción de estas competencias y habilidades
online.

LOS NATIVOS DIGITALES

El autor Mark Prensky, en el año 2001, usó el término nativo digital para referirse a
los jóvenes, por lo general nacidos a partir de 1980, que han crecido rodeados de las
nuevas tecnologías. Al igual que el nativo de un idioma ha aprendido su lengua materna
desde la infancia, los nativos digitales dominan el lenguaje de la navegación online, los
videojuegos, las aplicaciones o los smartphones. Internet es, de alguna manera, la lengua
materna de las nuevas generaciones.
En contraposición, los inmigrantes digitales son aquellas personas que no se han
educado con las tecnologías de la información y comunicación, pero han ido
incorporándolas progresivamente a sus vidas. Muchos inmigrantes digitales se sienten
cómodos usando las redes sociales, comunicándose con otros a través de sistemas de
mensajería, como WhatsApp, escuchando música online o viendo cine en Netflix. Sin
embargo, la pericia y el manejo que un inmigrante tiene de las nuevas tecnologías tiende
a ser menor que el que muestra un nativo digital. También la flexibilidad para buscar y
aprender a usar nuevas aplicaciones o utilidades en Internet es, en general, menor entre
los inmigrantes que entre los nativos digitales.
Adicionalmente, cabría hablar de analfabetos digitales. Los analfabetos digitales son
aquellos que no han adquirido las competencias mínimas para desenvolverse en Internet,
mantener una red social o usar el correo electrónico. Muchos de ellos lo son por decisión
propia y no echan de menos usar con frecuencia las nuevas tecnologías.
Por lo general, muy pocos jóvenes de hoy en día son analfabetos digitales.

¿QUÉ HACE ESPECIALES A LOS NATIVOS DIGITALES?

Los nativos digitales usan Internet y los smartphones de manera diaria y continua.
Las redes sociales son una parte fundamental de su vida. Compran poca prensa en papel,
pero leen más que nunca en medios digitales. No adquieren música con un soporte físico,
pero la escuchan con mayor frecuencia que en ningún otro momento histórico gracias a

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aplicaciones como Spotify o YouTube. Para ellos, las nuevas tecnologías son como una
extensión de su propio cuerpo.
Los nativos digitales son flexibles, tecnológicamente hablando. Las nuevas
tecnologías son dinámicas y están inmersas en continuos cambios. Frecuentemente
aparecen actualizaciones, nuevas funcionalidades o aplicaciones hasta el momento
desconocidas. Los nativos digitales tienden a recibir bien estas novedades, aprenderlas y
usarlas. Han crecido con cambios continuos y no les supone ningún esfuerzo seguir
adaptándose a una tecnología que innova continuamente.
Los nativos digitales son jóvenes acostumbrados a gestionar su imagen. Muchos de
ellos son personas sociales en el mundo virtual. Han aprendido a mostrarse en redes, a
desarrollar y manejar un perfil público y a interactuar con los perfiles de otros.
Finalmente, los nativos digitales son colaboradores: crean contenidos, como imágenes
o blogs, expresan multitud de opiniones en las redes, generan modas y provocan
movimientos sociales (Palfrey y Gasser, 2013).

¿QUÉ HACE MI HIJA O HIJO EN INTERNET?

Internet y las redes sociales son los medios prominentes a través de los cuales los
adolescentes están conectados con otras personas, se informan y se divierten, por
ejemplo, participando en juegos online. Las posibilidades son infinitas. Si alguna vez se
ha preguntado qué hace su hijo o hija adolescente en Internet, a continuación le
proporcionamos algunas respuestas.
Seguramente, buena parte del tiempo, su hijo o hija esté revisando contenidos en
redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram o Snapchat. Estos contenidos han sido
elaborados y subidos por otros usuarios, conocidos o desconocidos. Es posible también
que su hijo o hija interactúe con ellos a través de la función «me gusta», haga
comentarios o participe en cualquiera de las interacciones sociales que estas aplicaciones
permiten. Asimismo, es muy posible que su hijo o hija sea la persona que genera estos
contenidos a través de fotos que ha hecho, «memes» que ha contribuido a difundir,
vídeos, mensajes cortos o tuits publicados. Estos comportamientos son perfectamente
normales y, en la mayoría de los casos, se rigen por convenciones sociales básicas como
el respeto.
Además, su hijo o hija adolescente podría estar hablando directamente con otras
personas a través de diferentes sistemas de mensajería como WhatsApp o Facebook
Messenger. Tal vez, usted también lo esté haciendo en ese momento. Sin embargo, las
necesidades de socialización durante la adolescencia son más prominentes.
Recuerde cuando usted era adolescente. La curiosidad y la exploración de la identidad
son especialmente relevantes durante esta etapa. A menudo, la identidad se construye en
las relaciones con otras personas. Hoy en día Internet es el medio primordial para

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desarrollar estas relaciones, y su hijo o hija actuará en consecuencia.
Es posible que, aunque usted le observe con el smartphone en la mano, su hijo o hija
simplemente esté divagando sin un objetivo concreto. Tal vez esté navegando sin rumbo,
mirando páginas o aplicaciones sin prestarles atención, o releyendo conversaciones que
ha tenido previamente. Las nuevas tecnologías están tan integradas en nuestra vida
cotidiana que a menudo las usamos de manera automática, casi inconsciente.
También es probable que su hijo o hija esté leyendo sobre acontecimientos recientes o
se esté informando. Pocos adolescentes se ponen al día leyendo medios impresos.
Internet, junto a la televisión, se han convertido en las principales vías de acceso a la
información, tanto nacional como internacional. De igual forma, es probable que su hijo
o hija esté accediendo a noticias sobre música, cine, política o muy diversos contenidos,
o tal vez su hijo o hija esté mirando fotos en Instagram, escuchando música en Spotify o
leyendo los trending topics del momento en Twitter.
Es importante dejar claro que, en la mayoría de los casos, todas estas actividades son
normales y saludables en el contexto en el que vivimos.
Es imposible acotar todas las posibilidades sobre lo que su hijo o hija hace Internet.
Por ello, una buena idea es preguntarle y estar abierto a escucharle sin juzgar.

¿QUÉ APORTAN INTERNET Y EL SMARTPHONE A LOS


ADOLESCENTES?

Aunque tendemos a ser desconfiados con las nuevas tecnologías, Internet y los
smartphones son instrumentos necesarios en el desarrollo de los adolescentes hoy en día.
Por ejemplo, la red es imprescindible para buscar información y elaborar tareas
escolares.
No es realista, ni necesario, ni conveniente, aislar tecnológicamente a los jóvenes.
Antes o después tendrán que usar las nuevas tecnologías. La tabla I.1 presenta un
resumen de los principales beneficios y retos relacionados con el uso de Internet y los
smartphones.
Aun cuando muchas relaciones con otros se generan en persona, o cara a cara,
Internet favorece su posterior consolidación. Esto, en definitiva, puede hacer que su hijo
se sienta menos aislado y más conectado con otros. Sin embargo, también se puede dar
la paradoja que personas muy conectadas se sientan muy solas. Aunque esta es una
posibilidad, suelen ser casos aislados con determinadas características, y no la norma
(por ejemplo, personas con síntomas depresivos subyacentes).
Por otro lado, la globalización tecnológica ha permitido que el acceso a la
información sea inmediato. Es posible conocer estudios científicos importantes que
acaban de publicarse. Las ideas y movimientos sociales pueden expandirse en cuestión
de días. Además, la cada vez mayor capacidad de comunicarse en inglés favorece el

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conocimiento de otras sociedades y puede fomentar la apertura y la tolerancia.
Tendemos a pensar que Internet no puede aportar conocimientos con un cierto nivel
de profundidad. Sin embargo, la realidad es que nunca se ha dispuesto de una cantidad
tan ingente de contenidos culturales y acceso al conocimiento como hoy en día. Internet
ha democratizado el conocimiento y la cultura. Cada vez son más los libros disponibles
online. El cine es más económico y accesible (por ejemplo, a través de plataformas como
Netflix). La música está por doquier en múltiples aplicaciones. Las posibilidades son
inabarcables.

TABLA I.1
Resumen de los principales beneficios y retos relacionados con el uso de Internet y los smartphones

BENEFICIOS RETOS

Internet favorece las Algunas relaciones interpersonales online son más cambiantes que las
relaciones sociales. relaciones tradicionales cara a cara. Esto puede generar frustración.

Internet favorece la Las habilidades sociales online podrían no transferirse a contextos cara a cara.
participación social y las Personas muy hábiles en Internet pueden ser torpes en persona, y viceversa.
habilidades sociales.

Internet fomenta la difusión Es un reto discernir aquellas fuentes de Internet que proporcionan
del conocimiento y la conocimientos fiables de aquellas otras que no. Internet incluye muchos
cultura. contenidos de baja calidad.

Internet es un maravilloso Las nuevas tecnologías pueden ocupar tanto tiempo que no dejen lugar a otros
instrumento de ocio y tiempo aspectos importantes (deporte, familia, etc.).
libre.

Internet permite el desarrollo En algunos casos de personas con trastornos psicológicos o tendencia al
de competencias para la aislamiento, Internet podría potenciar más estos problemas.
vida.

Internet favorece la No todas las personas aprenden a regularse por sí mismas en contextos online.
creatividad y la Para la mayoría de las personas podría ser necesaria una mínima «educación
autorregulación. digital» reglada.

Internet favorece el La brecha digital entre aquellos que tienen acceso a Internet y a contenidos
desarrollo social y digitales de calidad, y aquellos que están excluidos de Internet es aún
económico. considerable.

Desde el punto de vista profesional, lo recomendable es favorecer la autorregulación


de los jóvenes. El menor debe aprender a usar de manera saludable las nuevas
tecnologías, empleándolas en su propio beneficio y en beneficio de la sociedad,
aprendiendo a reconocer sus riesgos y a gestionarlos. Nada de esto es diferente a
cualquier otro aspecto de la vida, como las relaciones de pareja o la sexualidad.

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¿QUÉ PUEDEN HACER LOS PADRES Y EDUCADORES EN LA ERA
DIGITAL?

Los menores necesitan, tarde o temprano, aprender a caminar solos por las ciudades.
Esto implica desarrollar comportamientos básicos como mirar antes de cruzar la calle,
respetar los semáforos o evitar irse con los desconocidos que se encuentran. De manera
análoga, en Internet, los niños y adolescentes deben aprender a no compartir datos
personales comprometidos, tratar con respeto a las personas con las que se relacionan y
ser cuidadosos con los extraños que solo se conocen online.
Para solucionar los nuevos retos que afrontamos no son necesarias maneras
radicalmente nuevas de educar. A menudo, las vías para solucionar problemas básicos de
los hijos que funcionaron hace unas décadas, probablemente funcionarán en la era
digital. Algunas de estas estrategias son mantener una supervisión básica del
comportamiento de los hijos, hacer demostraciones frecuentes de afecto y disponibilidad
y educar en valores como el respeto, la tolerancia y la responsabilidad.
Como señalan los autores Palfrey y Gasser (2013), los padres deben afrontar los retos
que plantean las nuevas tecnologías sin histeria y sin miedos infundados.
Algunas alternativas que se plantean los padres son ignorar las nuevas tecnologías
como si no existieran, prohibirlas en la medida de lo posible o dejar los menores que se
«eduquen» ellos mismos en su uso. Sin embargo, estas opciones resultan poco útiles. El
trabajo de padres y educadores es ayudar a los menores a tomar decisiones en su vida
digital, tal y como lo hacen en su vida real.
Para ello, como adultos que sirven de ejemplo a los menores, los padres y educadores
necesitan aprender a usar ellos mismos las tecnologías de forma responsable. Para ser
creíbles a ojos de los menores también es importante desarrollar unas nociones básicas
sobre las ventajas y los retos que Internet conlleva, cuáles son los principales riesgos que
presenta y qué estrategias pueden usarse para afrontarlos. Esto no significa que los
padres tengan que convertirse en expertos de cualquier actualización que aparezca,
manejar todos los programas o usar cada aplicación. Basta con tener el suficiente
conocimiento para poder proporcionar guías y consejos razonables. Ofrecer la base de
ese saber es el objetivo de este libro.

TAREA (Descargar o imprimir)

¿CÓMO HA CAMBIADO INTERNET NUESTRAS VIDAS?

La siguiente tarea tiene como objetivo reflexionar sobre los efectos que han tenido
Internet y los smartphones en nuestras vidas. Esta reflexión permite desarrollar una
visión más equilibrada de lo que suponen las nuevas tecnologías, tanto en relación con
sus ventajas como respecto a los nuevos retos que plantean.

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Esta tarea puede ser completada por padres y educadores y trabajada en conjunto con
los niños y adolescentes.

¿CÓMO ERAN...? HACE 30 AÑOS HOY EN DÍA

La supervisión y el control de los hijos

Las relaciones sociales

El acceso a la información

El trabajo

El acceso a la cultura

El ocio y el tiempo libre

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Ser padres tecnológicos

En las últimas dos décadas ha tenido lugar un cambio determinante en el ámbito


familiar como consecuencia de la generalización de las nuevas tecnologías. Este cambio
ha supuesto, por ejemplo, la posibilidad de que padres e hijos permanezcan conectados a
través de los dispositivos electrónicos en cualquier momento y lugar. Internet y los
smartphones se han convertido en la herramienta preferente para estar permanentemente
en contacto con la familia.
Además, las nuevas tecnologías han cobrado un papel activo en la educación de los
jóvenes. Por ejemplo, muchos padres usan el teléfono móvil para controlar dónde y con
quién están los hijos. A menudo, los smartphones se emplean como instrumentos de
supervisión y control.
Sin embargo, es paradójico que, a la vez que se solicita a los hijos que dejen de usar
su smartphone con tanta frecuencia, se les exige que respondan inmediatamente a los
mensajes que los padres les envían. No responder inmediatamente suele ser causa de
preocupación.
Determinadas aplicaciones, como los videojuegos, se emplean como medios para
«distraer» o mantener entretenidos a los hijos cuando no es posible cuidar activamente
de ellos. Los juegos online hacen que los menores pasen un tiempo considerable

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abstraídos y entretenidos sin demandar la atención de los padres.
A la vez que las nuevas tecnologías se usan para las funciones señaladas, los padres y
educadores tienen la sensación de que no saben cómo poner límites a sus hijos o cómo
controlar lo que estos hacen en Internet. Muchos padres sienten que su conocimiento
sobre nuevas tecnologías es menor que el de los jóvenes y se debaten entre la utilidad
indudable que perciben en estas herramientas y la sensación de pérdida de control.
No obstante, no hay que olvidar que, aunque los padres desempeñan un papel
fundamental en el desarrollo de los hijos, este desarrollo no solo depende de ellos. Poner
toda la responsabilidad en los padres sería equivocado e injusto. Los jóvenes reciben
múltiples influencias de los amigos, los profesores o la sociedad.
Ser padres no es una tarea fácil. Los padres deben darse permiso a sí mismos para no
conocer cada nueva cuestión que aparece relacionada con las nuevas tecnologías. Es
importante aceptar que no es posible controlar todo lo que los hijos hacen con el
smartphone e Internet.
Ahora bien, la educación que prestan los padres respecto a las nuevas tecnologías
puede mejorar si se tienen en cuenta varios puntos fundamentales. En la figura 1.1 se
presenta un esquema visual de los aspectos más importantes. El primero es predicar con
el ejemplo. Hay pocas formas tan potentes de aprendizaje como el aprendizaje por
observación de alguien significativo. El segundo punto importante es proporcionar un
espacio de diálogo y aceptación para que los hijos puedan expresar cómo usan, sienten y
piensan sobre las nuevas tecnologías. El tercer aspecto consiste en tener unos
conocimientos mínimos sobre Internet para poder identificar posibles problemas (qué
son las redes sociales, los juegos online, o la reputación en Internet). Un aspecto
adicional consiste en establecer unas normas básicas sobre el uso de las nuevas
tecnologías. Las más importantes de estas normas son el respeto hacia los demás y la
responsabilidad para minimizar los riesgos. Finalmente, el último punto se refiere a
supervisar el uso que los hijos hacen de Internet. Supervisar no es perseguir, espiar o
controlar. Es, más bien, prestar atención sin obsesionarse.

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FIGURA 1.1. Resumen de las principales fuentes de influencia de padres y educadores sobre el uso de Internet y
los smartphones de los jóvenes.

DESCONECTAR PARA CONECTAR

Con cierta frecuencia, los propios padres y educadores son los que hacen un uso
intensivo y desmesurado de Internet y los smartphones. Este uso puede reflejarse en
comprobar continuamente el Facebook, escribir o responder WhatsApp sin descanso o
abrir una y otra vez Twitter. De esta manera, una parte sustancial de la realidad offline
podría pasar inadvertida, siendo invisible para quien está continuamente conectado.
La primera pauta para conectar con los jóvenes es tomar conciencia de la necesidad
de desconectarse con cierta frecuencia de Internet y los smartphones. Identificar cuándo
se debe apagar el móvil o dejarlo en casa puede ayudar a regular la conducta impulsiva
de comprobar si hay mensajes o actualizaciones. Algunas recomendaciones básicas son,
por ejemplo, no revisar continuamente el smartphone durante situaciones sociales, no
usarlo durante las comidas, salir a dar un paseo sin posibilidad de conectarse o evitar
llevar el móvil a la cama durante las horas de sueño.
La mejor forma de educar es dar ejemplo, más que simplemente consejos sobre cómo
usar o no usar las nuevas tecnologías. Desconectarse es un excelente modo de predicar

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con el ejemplo.

REDES SOCIALES

Las redes sociales son un conjunto de páginas web y aplicaciones que permiten a los
usuarios crear un perfil personal a través del que conectan, interactúan y comparten
contenidos con otros usuarios. Las redes sociales más populares son Facebook,
Instagram, Snapchat, Twitter y YouTube.
Las redes sociales ofrecen la posibilidad de conectarse con amigos y familia,
compartir fotos o vídeos y enviar mensajes públicos y privados a otros internautas.
Muchos adolescentes (también muchos adultos) tienen varias cuentas en diferentes redes
sociales a través de la cuales se relacionan con otros usuarios.
Estas redes desempeñan hoy en día un papel central en el desarrollo social de la
mayoría de los adolescentes. Además, favorecen el desarrollo de la identidad y la
personalidad.
Son instrumentos extraordinarios que han conllevado multitud de beneficios. Sin
embargo, también pueden acarrear algunos problemas.

¿TIENE MI HIJO PROBLEMAS CON LAS REDES SOCIALES?

Principalmente, pueden surgir dos problemas relacionados con los siguientes


aspectos:

— Recibir amenazas, insultos o ser humillados a través de las redes sociales.


— Aceptar como «amigos» en redes sociales a personas que no se conocen cara a
cara.

Es importante aprender cómo bloquear e informar de usuarios, páginas o grupos que


pueden ser problemáticos o dañinos. La mayoría de las redes sociales incluyen una
opción para informar sobre publicaciones o contenidos perjudiciales.
Además, existen algunas señales para detectar que el niño o adolescente está teniendo
problemas en las redes sociales:

— Ha dejado de usarlas por completo o muestra miedo o ansiedad por su posible uso.
— Ha cambiado su comportamiento y está más triste o angustiado que de costumbre.
— Rehúsa hablar del tema.

En estos casos es importante trasmitir al hijo o hija que es querido y aceptado


incondicionalmente y que en todo caso los padres están ahí para ayudarle. La supervisión
en estos casos es fundamental.

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DESCONOZCO QUIÉNES SON LOS AMIGOS DE MI HIJO/A CUANDO ESTÁ ONLINE

Algunos padres recelan de los amigos online de los hijos al comprobar que estos se
cuentan por cientos (por ejemplo, los amigos en Facebook). Muchos de ellos,
probablemente, son solo personas con las que se ha tenido un contacto esporádico y se
desea mantener la relación. Otros, posiblemente, son «amigos de amigos» a los que no se
conoce en persona pero se agregan a la red social por el hecho de compartir conocidos.
En todo caso, la mayoría de los «amigos» o «seguidores» online no representan ningún
riesgo. Por ello, recomendamos no dramatizar ni prejuzgar.
Sugerimos mantener las vías de comunicación abiertas para que los jóvenes tengan un
espacio para hablar de quiénes son sus amigos online sin ser juzgados a priori. A veces
también puede ser útil que los padres conversen con los hijos sobre quiénes son sus
propios amigos en Internet, a quién se agrega cómo amigo y por qué, y a quién no se
acepta como amigo y por qué.

¿QUÉ INFORMACIÓN PUBLICA MI HIJO EN LAS REDES SOCIALES? ¿ES PELIGROSO?

Otra preocupación común entre los padres se refiere a qué tipo de contenidos generan
y publican los hijos en Internet y redes sociales. Esta información, a veces, podría ser
comprometida o poner a los hijos en un problema. Un ejemplo es el envío de imágenes
con contenidos sexuales (fenómeno conocido como sexting).
En este sentido, es importante hablar de forma abierta con los jóvenes sobre la
información personal que está bien publicar online y la información personal que
pertenece al ámbito íntimo y que no debería publicarse.
Para ello, puede ayudar reflexionar sobre aspectos de la vida real que son privados y
que no nos gustaría que otros conocieran. Por ejemplo, no ponemos una cámara en el
lavabo para que nos miren mientras estamos allí. Tampoco lo hacemos en nuestra
habitación, o cuando estamos hablando de algo íntimo con un amigo o amiga. La
reflexión a lograr con los jóvenes es que las redes sociales funcionan de una manera
similar: determinadas cuestiones deben permanecer en el ámbito de lo privado.
Una forma de evitar peligros es configurar las opciones de privacidad online. La
mayoría de las redes sociales permiten diferentes opciones de configuración. Por
ejemplo, en el caso de Facebook es recomendable ocultar datos básicos (como el número
de teléfono). También es sensato configurar la privacidad para que otras personas puedan
publicar en la biografía de una red social solo después de que el propietario del perfil
haya revisado el contenido.

VIDEOJUEGOS ONLINE

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A través de los videojuegos online los jóvenes pueden interactuar y competir con
otros jugadores que están en cualquier lugar. Los juegos online también proporcionan
una plataforma comunicativa que permite a los jugadores enviarse mensajes de texto,
relacionarse en salas de chat, o incluso establecer comunicaciones directas con voz a
través de Internet.
Algunos de los videojuegos más populares son los «videojuegos de rol multijugador
masivo en línea» (que se conocen con las siglas MMORPG, por su nombre en inglés).
Estos videojuegos permiten a una gran cantidad de jugadores (a veces miles) introducirse
en un mundo virtual e interactuar, creando un personaje ficticio o avatar del que el
usuario tiene completo control y puede elegir características, raza, armas, etc. El jugador
puede ir aumentando niveles en el juego o llevar a cabo búsquedas, misiones o
aventuras.
Los usuarios pueden jugar a través de ordenadores, teléfonos móviles, consolas (por
ejemplo, PlayStation o Xbox) o dispositivos específicos (PS Vita o Nintendo). Algunos
de los videojuegos más conocidos, entre cientos de ellos, son World of Warcraft o Call
of Duty.
Los videojuegos son un excelente medio de entretenimiento. La mayoría de los
adolescentes hacen un buen uso de ellos como complemento a su tiempo libre. Por tanto,
nuevamente, es necesario no generar alarmas irracionales.
Podría existir un problema cuando el uso de los videojuegos afecta a otras áreas
importantes de la vida del niño o adolescente, como, por ejemplo, los estudios o las
relaciones sociales, o cuando el menor pasa tanto tiempo jugando que el videojuego se
convierte prácticamente en su única actividad.

¿CÓMO HACER QUE LOS VIDEOJUEGOS SEAN MÁS SEGUROS?

Es recomendable limitar el tiempo total que los hijos pasan usando los videojuegos.
Este tiempo puede ser mayor durante el fin de semana. Además, es recomendable animar
al hijo a no compartir información personal a través de los videojuegos, como, por
ejemplo, sus rutinas diarias o su dirección. En esta misma línea, se recomienda que el
nickname (nombre de usuario, en inglés) que usa cada jugador no refleje datos
personales, como el nombre propio, los apellidos o la edad.

REPUTACIÓN ONLINE

La reputación online es la imagen y la información de una persona disponible en


Internet. Esta imagen incluye fotos, vídeos, comentarios y opiniones expresadas en redes
sociales, foros, blogs y medios online.
Estos contenidos, aunque pueden parecer irrelevantes en un momento dado, podrían

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dañar la reputación de una persona en el futuro. Por ejemplo, imagine que un adolescente
sube a Internet una foto o vídeo con contenido comprometido, íntimo o que podría llegar
a ser humillante. Esa foto podría, en ciertos casos, ser difundida a terceros sin el
consentimiento de quien la generó. Incluso esa foto podría ser subida a Internet, ser vista
y comentada por otros y convertirse en un contenido de dominio público.
En el futuro, las personas encargadas de contratar en posibles empleos podrían hacer
una búsqueda en la red y encontrar ese contenido que resulta dañino para la reputación
de la persona, perjudicando su contratación.

¿QUÉ PUEDO HACER PARA PROTEGER LA REPUTACIÓN ONLINE DE MI HIJO O HIJA?

Más que vigilar continuamente a los hijos para controlar qué hacen en Internet, se
recomienda favorecer, al menos, estas dos reflexiones básicas:

— Piensa antes de publicar. Toma unos segundos en reflexionar sobre cómo lo que
vas a publicar online podría afectar a otros o cómo podría afectar a tu reputación
en el presente o en el futuro.
— Una vez que está online, perdemos el control sobre el contenido. El contenido en
Internet permanece para siempre. Otros usuarios podrían guardar los contenidos en
sus dispositivos y hacer un uso indebido de ellos.

LAS NORMAS FUNDAMENTALES

Es imposible controlar todo lo que los jóvenes hacen online. Espiarlos y perseguirlos
no es deseable ni aconsejable; es más, puede resultar contraproducente. La excesiva
persecución puede llevar a que los jóvenes hagan un uso indebido de Internet a
escondidas. Lo que mejor funciona es favorecer (no imponer) la interiorización de una
serie de valores positivos en relación con las nuevas tecnologías. Entre ellos:

— Respetar la privacidad y la intimidad de los demás. Por ejemplo, las fotos íntimas
de otros no nos pertenecen. Si recibimos alguna, no tenemos derecho de
compartirla.
— Aquellas normas de respeto que usamos cara a cara también son aplicables a
Internet: no acosar, no agredir y ser amable son normas que se deben extender a
todos los contextos.
— Hacer un uso compensado y equilibrado es lo más sensato. Como escribió
Aristóteles: «en el término medio está la virtud». Equilibrar el uso de las nuevas
tecnologías con otras actividades es complejo, pero debe comenzar en los propios
padres y educadores, se instaura en las dinámicas y situaciones familiares y acaba

20
afectando al comportamiento individual de los menores.

EL LENGUAJE DE INTERNET

A menudo, para los inmigrantes digitales y los analfabetos digitales el lenguaje de


Internet resulta pesado y farragoso. Además de aparecer nuevos términos, continuamente
se utilizan nombres exportados o adaptados del inglés, lo cual dificulta su asimilación.
Sin intención de ser exhaustivos, a continuación presentamos una breve descripción de
los términos más habituales del lenguaje online. Probablemente, algunos de ellos ya los
conocerá o le sonarán, aunque otros serán completamente nuevos. En cualquier caso, le
invitamos a familiarizarse con ellos.
Los jóvenes instalan continuamente apps o aplicaciones en sus smartphones, tabletas
y ordenadores. Una app (aplicación) es un programa que permite realizar funciones
específicas, como, por ejemplo, acceder a una red social, comprobar el correo
electrónico, enviar mensajes de texto o tomar notas. El número de apps se cuenta por
miles. Son habitualmente descargadas de almacenes virtuales de apps. Los más típicos
son la «App Store», de Apple, y «Google Play», en el sistema operativo Android.
Muchos jóvenes también escriben sus propios blogs o leen los blogs de otros. Los
blogs son páginas personales redactadas por individuos y publicadas en Internet.
Algunas de las plataformas más populares para publicar blogs son WordPress y Tumblr.
Un post es cada una de las entradas o artículos que se publican de forma periódica en un
blog.
La nube es un espacio virtual en Internet que almacena datos, archivos o programas
informáticos a los que se puede acceder desde cualquier lugar con conexión electrónica.
El ciberbullying es el acoso a través de Internet, que incluye posibles amenazas,
chantajes, insultos o difusión de información privada o comprometida de alguien.
La nomofobia es el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil. Está
relacionada con la ansiedad ante la posibilidad de perderse cosas «importantes» que
ocurren en las redes sociales, fenómeno conocido como «Fomo» (por las siglas en inglés
de Fear of Missing Out, o miedo de perderse).
Phishing es el término que se emplea para referirse a una estafa que tiene como
objetivo obtener información confidencial o datos personales del usuario, como, por
ejemplo, números de tarjetas de crédito, claves de acceso a aplicaciones o datos de
cuentas bancarias.
El hashtag es un signo o etiqueta usado en redes sociales (normalmente «#») con el
objetivo de identificar mensajes sobre un tema específico y facilitar así que otros
usuarios puedan encontrarlos.
El me gusta se usa como expresión para describir el acto de marcar con un símbolo
una determinada publicación online, página, comentario o imagen que es visible a otras

21
personas, originalmente en Facebook.
Un trending topic o «tendencia» es la palabra o frase más repetida en un momento
concreto en Twitter. Es de lo que más se habla en ese momento en la red social.
Follower o seguidor es una persona que está recibiendo las actualizaciones de estado
que alguien en concreto está generando a través de la red social Twitter.
Un meme, en un contexto digital, describe una imagen, texto o hashtag que tiene un
contenido humorístico que se envía de persona a persona a través de Internet hasta
alcanzar una amplia difusión.
Streaming es un término que se refiere a ver vídeos o escuchar música sin necesidad
de descargarlos.
Un selfie es un autorretrato generalmente tomado con una cámara de un teléfono
móvil o con una cámara digital que puede ser compartido a través de redes sociales
como Facebook, Twitter o Instagram.
Snapchat es una red social y aplicación para el móvil que permite el envío de
archivos, como, por ejemplo, fotos que «desaparecen» automáticamente del dispositivo
del destinatario después de 24 horas de haberlas enviado. También permite enviar
contenidos privados que se eliminan tras ser vistos.
Un contenido viral es aquel que se difunde de forma masiva en Internet o por medio
de cualquier dispositivo electrónico, ya sea a través de redes sociales, correo electrónico
o mensajería instantánea. Cualquier contenido puede convertirse en viral, esto es,
obtener una amplia difusión online: vídeos, imágenes, audios, artículos, publicaciones de
blogs, memes, etc.
Musical.ly es una red social de vídeo en la que se pueden crear, compartir y descubrir
vídeos breves que duran hasta 15 segundos. Normalmente, el usuario aparece bailando,
cantando o haciendo un playback mientras suena de fondo alguna canción.

22
2
Ecucar en positivo

INTERNET, PADRES E HIJOS: EDUCANDO EN POSITIVO

Aunque las nuevas tecnologías conllevan importantes beneficios, actualmente, el uso


de Internet y los smartphones es indiscriminado. No hay demasiada información sobre
cómo usarlos de manera funcional sin que sustituyan a otras cosas importantes. Los
adolescentes cada vez encuentran más difícil pasar el tiempo sin su teléfono o sin estar
conectados. Uno de los principales problemas que esto puede acarrear es sustituir las
relaciones cara a cara por las relaciones en el ciberespacio. La cuestión fundamental es
cómo sacar el mejor partido a las nuevas tecnologías y evitar los problemas (Villa-
George, 2012).
Un mal uso de la red también puede asociarse con otras consecuencias negativas.
Dejar de comer, no dormir suficientes horas, deterioro académico o descuido de los
hábitos de salud son la otra cara de la moneda. Internet y su anonimato pueden favorecer
situaciones que acaben amenazando la seguridad, como, por ejemplo, dar información

23
indiscriminada sobre la vida privada o que personas indeseadas sepan lo que un menor
hace en cada momento. Esto puede exponer a diferentes riesgos, que se tratarán en
capítulos sucesivos (adicción a Internet, ciberbullying, grooming, etc.).
En esta tarea, los padres y educadores tienen un papel determinante porque ellos son
los principales promotores de cómo los niños y adolescentes administran su tiempo. El
tiempo ha de ser ocupado en diversas actividades, como el ocio, el descanso o los
espacios para interactuar con familia y amigos. Para ello, es esencial que los educadores
y padres estén informados y conozcan los alcances de Internet.
Otro aspecto esencial es enseñar a los hijos a distinguir entre lo que puede ser público
y lo que debería ser privado en la red. Internet y las redes sociales han contribuido a que
sea difícil discernir lo que todo el mundo puede saber de lo que es íntimo y personal y,
por tanto, no deberíamos comunicar a cualquier persona. La reflexión primordial a
inducir en los jóvenes consiste en pensar si realmente queremos que conozcan la
información que vamos a publicar todas las personas que van a tener acceso a ella (Villa-
George, 2012).
Es fundamental subrayar la importancia de basar el empleo de Internet en un uso
razonado. No existe un protocolo exacto y aplicable a todos y cada uno de los jóvenes.
La mayoría de las veces el uso responsable se basa en fomentar el sentido común y el
conocimiento de los riesgos.
En definitiva, Internet es algo que existe, cambia y exige de nuestra atención para
hacer un buen uso de sus ventajas y no quedar atrapados en sus problemas. A
continuación, para tal fin, basándonos en el trabajo desarrollado previamente (Carrobles
y Gámez-Guadix, 2012), se señalan los principales principios de la educación positiva de
los hijos.

LA COMUNICACIÓN Y LA ESCUCHA ACTIVA

La comunicación abierta entre padres e hijos es el pilar fundamental para prevenir y


detectar posibles problemas. Muchas disputas familiares son consecuencia de una pobre
comunicación.
La comunicación es algo diferente a una conversación puntual. Es, más bien, un
clima general de apertura que facilita la expresión de emociones e ideas en un ambiente
de afecto. Este tipo de comunicación constituye una herramienta útil para resolver
conflictos. Es fundamental recordar que la comunicación apropiada incluye dos aspectos
que son igualmente importantes:

— La escucha activa.
— La expresión adecuada de pensamientos y emociones.

La escucha activa es un componente fundamental de la comunicación. Tan

24
importante como hablar, es saber permanecer callado intentando comprender la postura
del otro. Para dar una respuesta adecuada, es necesario entender los mensajes verbales y
no verbales que padres e hijos se envían mutuamente.
Asimismo, escuchar significa no menospreciar los pensamientos, opiniones o
emociones de quien los expresa, ya que para esa persona son importantes. Para ello,
puede ser útil emplear estrategias de escucha activa, manifestando actitudes y
comportamientos que indican que se está prestando atención y entendiendo a la otra
persona.
Por ejemplo, una buena alternativa consiste en emplear mensajes cortos ocasionales
positivos como «entiendo cómo te sientes». También puede ayudar resumir lo que acaba
de decir el interlocutor con palabras propias.
Igualmente, para escuchar es necesario adoptar una actitud de no enjuiciamiento del
otro, abierta y receptiva para poder captar y comprender el mensaje.

LA EXPRESIÓN EFECTIVA

La expresión adecuada es el otro pilar fundamental de la comunicación sobre nuevas


tecnologías entre padres y jóvenes. Una recomendación general consiste en comenzar la
conversación expresando emociones positivas.
A menudo, la comunicación con los hijos se centra solo en intercambios negativos
como reproches o acusaciones («¿cuántas veces tengo que decirte que dejes de usar el
móvil?»), insultos («pareces idiota todo el día con las redes sociales»), amenazas («si no
dejas de usar el videojuego, te vas a enterar»), órdenes («hazlo porque lo digo yo»),
comparaciones («tu hermano siempre se comporta mejor que tú») o predicciones («como
sigas así, te va a ocurrir de todo»).
En relación con los mensajes negativos, el recuadro siguiente incluye varios
comportamientos que resultan contraproducentes para una expresión abierta y efectiva
entre padres e hijos.

• Dar una charla sin escuchar a los hijos.


• Enfocarse solo en los riesgos de Internet.
• Emplear amenazas sobre las consecuencias de llevar a cabo un determinado
comportamiento, en lugar de razonar sobre los pros y los contras.
• Comparar lo que hace el hijo o hija con lo que hacen otros.
• Menospreciar los sentimientos o pensamientos del menor o adolescente.

Una expresión basada únicamente en intercambios negativos acaba creando un


ambiente enrarecido entre padres e hijos que, al final, da lugar a situaciones de

25
desconfianza y tensión. Cuando esto ocurre, es importante retomar los aspectos positivos
de la expresión.
En este sentido, las conductas verbales concretas que resaltan alguna característica
positiva de la otra persona funcionan como refuerzos sociales que facilitan cualquier
interacción social, incluidas las que se producen entre padres e hijos. Así, expresar
aspectos positivos de los hijos o hacerles cumplidos cuando está justificado ayuda a
fortalecer y mejorar la relación con ellos. El modo más común de efectuar un comentario
positivo consiste en ofrecer una expresión positiva, directa y específica sobre aspectos
concretos de la conducta (por ejemplo, «me gustó hablar contigo sobre nuevas
tecnologías»).
En definitiva, la comunicación entre padres e hijos tiene un enorme impacto sobre la
conducta de los hijos en relación con Internet y el teléfono móvil. Además, la manera de
expresarse con los hijos constituye una de las variables más importantes para que estos
avancen en el proceso de socialización e interiorización de las normas sociales, y
también respecto a las normas en Internet.

RESOLVIENDO CONFLICTOS

En cualquier interacción humana, incluidas las que se producen entre padres e hijos,
siempre aparecerán conflictos o discrepancias. Lo relevante no es que los conflictos
aparezcan, sino cómo se gestionan y si se resuelven de manera adecuada. A
continuación, se recoge una serie recomendaciones generales para abordar conflictos
entre padres e hijos.
Cuando se produce un conflicto entre padres e hijos:

— Comenzar reconociendo los aspectos en los que el hijo tiene razón o parte de
razón. Para ello, es necesario, situarse en actitud de escucha respetuosa, en
disposición y con deseo de negociar.
— Comenzar el diálogo con mensajes positivos que indiquen comprensión, más que
reproches, consejos o interrogatorios.
— Enviar mensajes que expresen aceptación o cariño, lo cual favorece la confianza
entre las partes.
— Describir con claridad el problema y tratar ese y no otros temas conflictivos.
Centrar el diálogo en la cuestión específica y exponer aquellos aspectos que
puedan originarlo.
— Exponer los sentimientos con mensajes tipo «yo» (por ejemplo, «yo creo que es
importante limitar el tiempo en Internet») y expresar las emociones que produce
en uno mismo la conducta de la otra persona.
— Describir conductas concretas y evitar etiquetar o calificar de forma global al
menor («eres un irresponsable», «no haces nada bien», etc.). Se recomienda

26
describir el conflicto como objetivos a conseguir, aclarando lo que se desea y
espera alcanzar (por ejemplo, usar Internet un tiempo limitado al día).
— Buscar y plantear diferentes alternativas razonables y llegar a los acuerdos que
sean posibles.

No obstante, las explicaciones verbales no siempre funcionan y la resolución de


conflictos no siempre da sus frutos. En tal caso, la comunicación también es de gran
importancia para explicar razones, escuchar los sentimientos de frustración de los hijos y
recordar la norma cuando sea necesario.

¿CÓMO APLICAR DISCIPLINA?

Hablamos de disciplina para referirnos a los métodos que se emplean para corregir el
comportamiento de los hijos. La disciplina es una parte fundamental del control que los
padres ejercen sobre los hijos y un aspecto de gran importancia en el proceso de
socialización.
Aunque la disciplina parental ha sido con frecuencia identificada exclusivamente con
el castigo (por ejemplo, dar un azote), la disciplina engloba una variedad mucho más
amplia de estrategias que es necesario tener en cuenta y aplicar. Estas estrategias
incluyen las siguientes:

— La explicación verbal de lo que es correcto e incorrecto («tratar bien a las


personas en Internet, aunque sean desconocidos, facilita la convivencia»).
— El refuerzo del comportamiento positivo («me gusta que hagas un uso responsable
de las redes sociales»).
— La retirada de un privilegio (por ejemplo, no usar los videojuegos entre semana).
— La supervisión del menor (¿qué hace en Internet, cuánto tiempo pasa conectado?).

Las principales estrategias se incluyen en la actividad propuesta al final del capítulo


en forma de cuestionario para evaluar el empleo de diferentes métodos de disciplina
parental. Como puede observarse, la disciplina parental puede incluir estrategias más
severas y nada recomendables, como el castigo físico y el psicológico. Todas estas
estrategias son usadas por los padres para corregir o controlar el comportamiento de sus
hijos y para lograr su conformidad u obediencia. Te invitamos a completar el
cuestionario referido a ti mismo y a pensar sobre si habitualmente usas las estrategias de
disciplina consideradas adecuadas.
Es importante recordar que los hijos son menores y es esperable que muestren algún
tipo de comportamiento no adecuado en algún momento, incluidos los relacionados con
las nuevas tecnologías. No se debe esperar que los hijos se comporten siempre bien o
que tengan que saber siempre cómo actuar. Conviene ajustar las expectativas.

27
Las reglas básicas a la hora de aplicar disciplina son las siguientes:

— Ser consistentes. No cambiar de criterio sin razón. Cuando se establece una


norma, tratar de que se cumpla.
— Definir objetivos. Las normas se deberían establecer con un objetivo razonado en
mente. Esto facilita su complimiento.
— Cuando el menor usa los comportamientos negativos para llamar la atención, una
estrategia eficaz consiste en ignorarlos. Esta estrategia es aún más eficaz cuando se
está atento a los comportamientos positivos para reforzarlos tan pronto como
tengan lugar.
— No emplear el castigo físico o la agresión psicológica. Son contraproducentes. Tal
vez usted esté pensando «mis padres me dieron un azote o una bofetada y estoy
muy bien» o «no tengo ningún trauma». Ese razonamiento es correcto y
seguramente usted tenga razón. Sin embargo, hoy sabemos que existen mejores
formas de corregir a los hijos, y aunque el azote no necesariamente conlleva un
trauma, existen otras estrategias más adecuadas y eficaces para corregir el mal
comportamiento de los hijos. Por tanto, es recomendable evitar el cachete.

Cuando se hace necesario aplicar un castigo, se recomienda el empleo de castigos


moderados no físicos como la retirada de un permiso o un privilegio durante un período
de tiempo determinado (como, por ejemplo, quedarse sin usar Internet o sin ver la tele).
También se puede hacer que el niño lleve a cabo alguna tarea o comportamiento como
una forma de arreglar o compensar lo que ha hecho mal (sería el caso de usar su paga
semanal para hacerse cargo de los gastos que ha generado el teléfono móvil).
Estas estrategias tienen como objetivo corregir las consecuencias externas de las
conductas no deseadas además de permitir que se practiquen y aprendan los
comportamientos adecuados e incompatibles con los que se quiere corregir. Por esta
razón, conllevan una función educativa que no está presente en otros tipos de castigos
más severos.
Igualmente, puede ser útil el empleo del tiempo fuera, sacando al niño del contexto en
el cual se ha comportado mal por un período de tiempo determinado (por ejemplo,
enviándole a su habitación) para que pueda calmarse y redirigir su comportamiento.
Más allá de los castigos, el manejo que los padres hacen de su atención es de gran
relevancia. No es recomendable ignorar a los hijos cuando estos se portan bien y
prestarles atención solo cuando muestran un mal comportamiento. Por otra parte, es
recomendable ignorar comportamientos negativos leves para no reforzarlos prestándoles
atención. Al final de este capítulo se incluye un registro como actividad para tomar
conciencia de cuándo se refuerza, castiga o atiende al hijo o hija, y poder reorientar la
conducta parental cuando sea necesario.
Finalmente, tan importante como corregir el comportamiento inadecuado es
recompensar lo que el niño hace bien. Las recompensas de tipo social como el elogio y

28
la aprobación verbal, así como las expresiones no verbales (por ejemplo, una sonrisa o
un gesto) o el contacto físico, son formas muy eficaces para enseñar al hijo a usar
adecuadamente las nuevas tecnologías.

LAS NORMAS

Las normas son el conjunto de reglas o pautas a las que se deben ajustar las conductas
de los menores con el objetivo de organizar y regular su comportamiento.
Algunas normas se refieren a principios generales y permanentes (por ejemplo, tratar
siempre con respeto a las personas con las que se habla a través de Internet), mientras
que otras han de ser adaptadas a la edad y a la etapa evolutiva del menor (es el caso de
cuánto tiempo usar Internet o qué tipo de aplicaciones puede emplear el menor en
Internet). Muchas veces, las normas deben ser flexibles y pueden cambiar en la medida
que la situación también cambie.
Un conjunto de normas básicas es necesario por las siguientes razones:

— Para proteger los derechos de otras personas; por ejemplo, la norma de nunca
difundir rumores sobre otros a través de las redes sociales.
— Para preservar la salud física o psicológica. Normas en este sentido incluyen no
usar el móvil por las noches o no pasar más de un determinado tiempo frente al
ordenador.
— Por la propia seguridad de los hijos. Algunos ejemplos incluyen no dar datos
demasiado personales o íntimos a través de Internet y no quedar con personas que
solo se conocen online.

Las normas se interiorizan y se respetan con más frecuencia si son razonadas. Es


decir, serán más efectivas si los educadores explican las razones por las que las normas
son las que son («no puedes usar determinadas páginas web porque puede ser peligroso»,
es más eficaz que «porque lo digo yo» o «porque no, y ya está»).
En segundo lugar, las normas que se perciben como justas se interiorizarán mejor
(«puedes usar Internet cuando acabes los deberes»). Cuando la norma es injusta, el
menor no la obedecerá o actuará a escondidas (por ejemplo, a un adolescente de 16 años:
«no quiero que abras un perfil en ninguna red social»).
En tercer lugar, siempre que sea posible, el menor debe participar en establecer la
norma («vamos a acordar un tiempo diario para los videojuegos»). Si la norma es
impuesta es más probable que no se cumpla.
Finalmente, los límites y las normas deben quedar claramente definidos («el gasto
mensual en teléfono móvil no debe exceder una determinada cantidad»). Las normas que
son poco claras producen inseguridad y son ignoradas con mayor frecuencia.
En resumen, todos los niños y adolescentes necesitan normas y límites que les

29
permitan regularse y convivir con otros. Esto es aplicable también a Internet y a los
entornos digitales. Sin embargo, no siempre es fácil establecer y dar seguimiento a las
normas (por ejemplo, sobre cuánto tiempo usar Internet), lo cual puede producir
tensiones entre padres e hijos.
Nuevamente, la comunicación, la escucha activa y la expresión efectiva pueden ser
una buena herramienta para explicar por qué se establecen las normas, qué objetivos
persiguen y negociar con los menores las condiciones de su aplicación.

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La tabla que se presenta a continuación es un registro para los padres. Tiene como
objetivo tomar conciencia de cuándo se presta atención a los hijos y qué tipo de
mensajes se les dirigen.

Refuerzo (me dirijo a él/ella con una expresión de cariño y afecto o para decir algo positivo).
No refuerzo (me dirijo a él/ella para exigirle que cambie algo, regañarle, reprenderle o castigarle).
Explicación: me dirijo a mi hijo para darle una instrucción o explicación neutra (no incluye regañarle o
reprenderle).
Ignoro (no presto atención, hago como si nada).

¿QUÉ HACE EL HIJO/A? ¿QUÉ HAGO YO?

1. __________________________ 1. __________________________
2. __________________________ 2. __________________________
3. __________________________ 3. __________________________
4. __________________________ 4. __________________________

TAREA (Descargar o imprimir)

Aprenda a identificar qué estrategias de disciplina emplea con su hijo completando el


siguiente cuestionario.

CUESTIONARIO DE ESTRATEGIAS DE DISCIPLINA EMPLEADAS POR LOS


PADRES

V F

Explicación verbal

• Le explica a su hijo/a las reglas para evitar que repita un mal comportamiento. ☐ ☐
• Le enseña o muestra la forma correcta de comportarse dando ejemplos sobre la manera de ☐ ☐
hacer las cosas.

30
Recompensa

• Le elogia o le recompensa por comportarse bien o porque deje de comportarse mal. ☐ ☐


• Le observa para poder decirle que lo está haciendo bien. ☐ ☐

Distracción

• Le ofrece algo que pueda hacer en lugar de lo que está haciendo mal. ☐ ☐
• Intenta captar su atención con otra cosa para que deje de comportarse mal. ☐ ☐

Manejo de la atención

• Cuando se comporta mal, no le presta atención de forma intencionada. ☐ ☐


• Le permite comportarse mal de modo que tenga que afrontar las consecuencias de sus ☐ ☐
actos.

Supervisión

• Le dice que le está vigilando o controlando para ver lo que está haciendo. ☐ ☐
• Le observa para ver si se está comportando mal. ☐ ☐

Privar de privilegios

• Le quita la paga, juguetes u otros privilegios debido a su mal comportamiento. ☐ ☐


• Le castiga sin salir o limita sus actividades fuera de casa por un mal comportamiento. ☐ ☐

Tareas como castigo y comportamientos como compensación

• Le encarga que haga tareas extra como consecuencia de un mal comportamiento. ☐ ☐


• Le hace que haga algo para compensar alguna conducta inadecuada, como, por ejemplo, ☐ ☐
pagar la factura del móvil. ☐ ☐
• Le hace pedir perdón o decir que lo siente por un mal comportamiento.

Castigo físico

• Le da un azote, un cachete, una bofetada o un manotazo. ☐ ☐


• Le zarandea o agarra para que le haga caso. ☐ ☐
• Usa un palo, una escoba, un cinturón u otro objeto para castigarle. ☐ ☐

Castigo psicológico

• Le grita o le chilla. ☐ ☐
• Intenta que se sienta avergonzado o culpable. ☐ ☐
• Actúa fríamente, le retira su cariño o no le da abrazos o besos. ☐ ☐
• Le dice que es un vago, un descuidado, un inconsciente u otras cosas parecidas. ☐ ☐

Nota: adaptado del Inventario de Dimensiones de Disciplina (DDI; Straus y Fauchier, 2007).

31
3
Adicción a Internet, smartphones y videojuegos

CARACTERÍSTICAS DE LAS ADICCIONES TECNOLÓGICAS

Las adicciones tecnológicas son manifestaciones de uso compulsivo y dependencia


psicológica de Internet, los videojuegos o los smartphones. Estas manifestaciones
provocan problemas de la salud, académicos o sociales en el niño o adolescente.
Algunos de estos problemas incluyen obtener peores notas, relacionarse cada vez menos
con familiares o amigos o dejar de hacer otras actividades aparte de estar conectado, por
ejemplo, practicar deporte.
A continuación, enumeramos las principales características de las adicciones
tecnológicas:

1. Pérdida de control sobre el uso de Internet, del móvil o de los videojuegos. La


persona se siente incapaz de controlar el uso que hace de estas tecnologías y
persiste en ello a pesar de las consecuencias negativas.
2. La persona presenta dependencia psicológica, es decir, piensa continuamente en

32
conectarse a Internet, jugar online o comprobar el móvil cuando no está conectado.
La dependencia psicológica también se manifiesta a través de un impulso y un
deseo recurrente de conectarse.
3. Conforme se desarrolla el problema, aparece una necesidad de incrementar
progresivamente el tiempo dedicado a las nuevas tecnologías. El uso de Internet, el
móvil o los videojuegos se incrementa paulatinamente hasta llegar a ser
preocupante y ocasionar efectos adversos.
4. El adolescente presenta cambios emocionales, como la aparición de alteraciones
del estado de ánimo, irritación, impaciencia o angustia cuando intenta reducir o
interrumpir su uso de Internet, el móvil o los videojuegos.
5. El adolescente prefiere relacionarse a través de Internet o el móvil que hacerlo cara
a cara. La razón de esto es que percibe el contexto online como menos amenazante
y más seguro que las interacciones cara a cara.
6. El adolescente recurre a la tecnología cuando se siente mal, está triste o se nota
angustiado. Así, Internet, el móvil o los videojuegos se convierten en una forma de
escapar de los problemas de la vida cotidiana, funcionando como un regulador de
emociones negativas.
7. Aparecen problemas graves en el colegio, en la familia o en el grupo de amigos
derivados del uso problemático de las tecnologías.

En la figura 3.1 presentamos un resumen del proceso de adicción a las nuevas


tecnologías. Como puede observarse, en el punto de partida, el adolescente dedica más
tiempo a comunicarse con otras personas a través de las tecnologías que cara a cara.
Progresivamente, este comportamiento puede provocar que la tecnología se use cada vez
que el adolescente se sienta mal con el objetivo de sentirse mejor, en lugar de buscar una
solución para sus problemas o apoyo externo en amigos o familiares. Este
comportamiento será un refuerzo muy potente que puede hacer que la persona se vuelva
altamente dependiente de las nuevas tecnologías.

33
FIGURA 3.1. El ciclo de la adicción/abuso a Internet.

Todo ello puede dar lugar a una de las características definitorias de las adicciones
tecnológicas: la pérdida de control sobre el comportamiento de conexión. Cuando esto
ocurre, la persona pasa grandes cantidades de tiempo conectada sin poder controlarlo o
pensando en cuestiones relacionadas con las aplicaciones tecnológicas (Facebook,
Instagram, Snapchat, juegos online, etc.).
Finalmente, como una consecuencia de los procesos anteriores, es posible que el
adolescente empiece a experimentar problemas en diferentes ámbitos de su vida como
resultado de su empleo desmesurado de Internet, los videojuegos o el móvil: deterioro
académico, miedo a las relaciones sociales, distanciamiento de amigos y familiares, etc.
Las adicciones tecnológicas pueden ser específicas o generalizadas. La adicción
específica se centra en una única aplicación (por ejemplo, juegos online o abuso de
WhatsApp, Facebook o Snapchat). El abuso generalizado se produce cuando la persona
usa sistemáticamente varias aplicaciones de manera compulsiva.
Antes de desarrollar una «adicción», el adolescente suele presentar un abuso de las
aplicaciones tecnológicas. El abuso de las nuevas tecnologías, aun implicando un empleo
inadecuado de las mismas, entraña menor gravedad que la adicción. Una adicción es una
forma grave de abuso con una pérdida de control destacada y consecuencias más graves.
Un abuso puede evolucionar a adicción, por lo que conviene estar atento a las primeras
señales de que esto puede estar pasando.

¿CUÁNTO OCURRE?

Según los estudios internacionales que se han efectuado hasta la fecha, las

34
estimaciones de adicción y abuso a las nuevas tecnologías varían entre un 5% y un 10%
de la población adolescente. A continuación, se recoge la prevalencia de
comportamientos de uso problemático de Internet entre adolescentes españoles (Gámez-
Guadix, Orue, Smith y Calvete, 2014):

1. Prefiero relacionarme con otras personas a través de Internet más que


comunicarme cara a cara:

— Bastante de acuerdo: 2,8%


— Totalmente de acuerdo: 1,5%

2. He usado Internet para hablar con otros cuando me he sentido solo:

— Bastante de acuerdo: 11,7%


— Totalmente de acuerdo: 9,5%

3. Cuando no me conecto a Internet durante algún tiempo, empiezo a preocuparme


con la idea de conectarme:

— Bastante de acuerdo: 9,5%


— Totalmente de acuerdo: 9,5%

4. Tengo dificultad para controlar la cantidad de tiempo que estoy conectado a


Internet:

— Bastante de acuerdo: 12,8%


— Totalmente de acuerdo: 14,1%

5. Mi uso de Internet ha dificultado el control de mi vida:

— Bastante de acuerdo: 2,6%


— Totalmente de acuerdo: 2,1%

6. Me siento más cómodo comunicándome con otras personas por Internet que
haciéndolo cara a cara:

— Bastante de acuerdo: 3,1%


— Totalmente de acuerdo: 3,0%

7. He usado Internet para sentirme mejor cuando he estado triste:

— Bastante de acuerdo: 8,0%


— Totalmente de acuerdo: 6,3%

35
8. Me sentiría perdido si no pudiera conectarme a Internet:

— Bastante de acuerdo: 8,7%


— Totalmente de acuerdo: 4,5%

9. Me resulta difícil controlar mi uso de Internet:

— Bastante de acuerdo: 8,4%


— Totalmente de acuerdo: 8,2%

10. He dejado compromisos o actividades sociales por mi uso de Internet:

— Bastante de acuerdo: 1,5%


— Totalmente de acuerdo: 2,0%

11. Prefiero comunicarme con la gente a través de Internet en lugar de hacerlo cara a
cara:

— Bastante de acuerdo: 1,8%


— Totalmente de acuerdo: 1,7%

12. He usado Internet para sentirme mejor cuando me he sentido enfadado:

— Bastante de acuerdo: 6,9%


— Totalmente de acuerdo: 4,4%

13. Pienso obsesivamente en conectarme a Internet cuando no lo estoy:

— Bastante de acuerdo: 3,1%


— Totalmente de acuerdo: 3,3%

14. Cuando no estoy en Internet, es difícil resistir el impulso de conectarme:

— Bastante de acuerdo: 5,6%


— Totalmente de acuerdo: 3,5%

15. Mi uso de Internet ha creado problemas en mi vida:

— Bastante de acuerdo: 2,0%


— Totalmente de acuerdo: 1,6%

APRENDIENDO A RECONOCER EL USO PROBLEMÁTICO DE LAS

36
NUEVAS TECNOLOGÍAS

El manejo de diferentes aplicaciones como WhatsApp, Facebook, Instagram o


Twitter es intensivo y generalizado en nuestra sociedad. Puede ser difícil reconocer
cuándo el uso va más allá de lo «normal» para convertirse en problemático. Por otro
lado, solo un profesional puede diagnosticar formalmente un uso patológico.
No obstante, con base en diferentes estudios, cabe señalar algunas características que
permiten identificar un uso que puede ser problemático.

• Las horas que el menor o adolescente pasa en Internet, usando su móvil o jugando
online le consumen prácticamente todo el tiempo que debería emplear para hacer
otras actividades.
• Abandona otras actividades a las que solía dedicar su tiempo, como jugar con los
hermanos o sus amigos.
• Se muestra ensimismado en su propio móvil cuando está con la familia o los
amigos.
• Usa continuamente su móvil durante las comidas.
• Está mucho tiempo en Internet o usando su móvil sin ninguna finalidad concreta.
• Se enfada excesivamente, presenta ansiedad o cambios bruscos de humor cuando
se trata de limitar su uso de las nuevas tecnologías.

Se han elaborado diferentes cuestionarios para evaluar el uso problemático de las


nuevas tecnologías. El más empleado es el Test de Adicción a Internet (conocido como
IAT, por sus siglas en inglés) (Young, 1998). Este cuestionario incluye una serie de
preguntas cuyas respuestas se puntúan de la siguiente forma: 0 = Nunca, 1 = Rara vez, 2
= Ocasionalmente, 3 = Con cierta frecuencia, 4 = A menudo y 5 = Siempre.
Una vez que se han contestado todas las preguntas, se suman las puntuaciones de las
respuestas y se obtiene una puntuación total. Una puntuación de 0 a 30 se interpreta
como ausencia de un problema. Una puntuación entre 31 y 49 se interpreta como
problema «leve». Un total de 50 a 79 puntos puede indicar un problema «moderado».
Más de 80 puntos se interpreta como un problema «grave».
Se incluye a continuación una adaptación del cuestionario al castellano. Más que
aplicarlo a los hijos, puede ser empleado por los propios padres como una forma de
entrenamiento para aprender a identificar el uso problemático de las nuevas tecnologías.
También puede ser completado por los padres respecto a sí mismos. Si la puntuación es
elevada, el primer cambio de comportamiento lo deben realizar los padres en el uso que
ellos mismos hacen de las nuevas tecnologías.

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TAREA (Descargar o imprimir)

COMPLETE EL CUESTIONARIO IAT REFERIDO A USTED MISMO

Indique la frecuencia con la que le han ocurrido las siguientes cosas en el último mes.
Cuando nos referimos a Internet, queremos decir todo tipo de aplicaciones con conexión
a Internet a través de smartphones, tablets, ordenadores u otros dispositivos o
aplicaciones, por ejemplo, WhatsApp, Facebook, juegos online, etc.
Responda de la siguiente forma indicando a cada pregunta el número entre paréntesis
según corresponda: (0) Nunca me pasa, (1) Rara vez me pasa, (2) Me pasa algunas
veces, (3) Me pasa con cierta frecuencia, (4) Me ocurre a menudo y (5) Me ocurre
siempre o casi siempre.

• ¿Con qué frecuencia permanece en Internet más tiempo del que tenía previsto?
• ¿Con qué frecuencia descuida otras tareas para pasar más tiempo conectado a Internet?
• ¿Con qué frecuencia prefiere las emociones que provoca Internet a estar con otra persona cara a cara?
• ¿Con qué frecuencia conoce nuevas personas a través de Internet?
• ¿Con qué frecuencia otras personas cercanas se quejan de que pasa demasiado tiempo en Internet?
• ¿Con qué frecuencia revisa su correo electrónico, Facebook u otras aplicaciones tecnológicas en lugar de
hacer otras cosas que necesita hacer?
• ¿Con qué frecuencia su rendimiento en el trabajo o su productividad han disminuido a causa del uso que
hace de Internet?
• ¿Con qué frecuencia se pone a la defensiva u oculta información cuando alguien le pregunta lo que hace
en Internet?
• ¿Con qué frecuencia alivia la angustia en su vida conectándose a Internet?
• ¿Con qué frecuencia está pensando en cuándo se podrá conectar de nuevo a Internet?
• ¿Con qué frecuencia siente que la vida sin Internet sería aburrida, vacía y sin alicientes?
• ¿Con qué frecuencia reacciona mal, grita o se muestra molesto si alguien le interrumpe mientras está
conectado a Internet?
• ¿Con qué frecuencia reduce sus horas de sueño debido a que se conecta por la noche a Internet?
• ¿Con qué frecuencia se siente preocupado con Internet cuando no está conectado o piensa
constantemente en conectarse?
• ¿Con qué frecuencia piensa «solo un poco más» cuando está usando Internet?
• ¿Con qué frecuencia intenta reducir la cantidad de tiempo que pasa usando Internet y no lo consigue?
• ¿Con qué frecuencia intenta ocultar el tiempo que ha estado conectado a Internet?
• ¿Con qué frecuencia decide pasar más tiempo conectado a Internet en lugar de salir con otras personas?
• ¿Con qué frecuencia se siente triste, malhumorado o nervioso cuando no está usando Internet, y se siente
mejor una vez que está conectado?

PREVENIR EL ABUSO Y LA ADICCIÓN

LA REGLA DE ORO: PREDIQUE CON EL EJEMPLO

Los padres actúan como modelo de los hijos en la mayoría de comportamientos.


Dicho de otro modo, los hijos aprenden lo que observan en los padres. Es una mala idea

38
como padres pedir a los hijos que hagan algo y hacer uno mismo lo contrario.
El haz lo que yo digo, no lo que yo hago es considerablemente ineficaz.
En consonancia con esta idea, incluimos a continuación una serie de
recomendaciones para los propios padres:

1. No envíe mensajes contradictorios a sus hijos sobre el uso de Internet. Por


ejemplo, no le aconseje continuamente que no use tanto el móvil y, a la vez, se
muestre molesto cuando no responde inmediatamente a sus mensajes. Trate de
buscar la consistencia entre su comportamiento y el que solicita a sus hijos.
2. Hable con sus hijos de lo que usted hace en Internet, qué páginas ha consultado,
qué ha visto en las redes sociales, etc. Hablar sobre su propio uso de las nuevas
tecnologías favorece la comunicación y la correspondencia mutua entre padres e
hijos. Es más recomendable que exigir a los hijos que le cuenten qué hacen ellos.
3. Trate Internet y los smartphones como algo positivo. Las nuevas tecnologías son
un avance extraordinario. Evite hablar de ellas solo como un peligro. La mayoría
de las personas hacen un uso saludable de las tecnologías. Aunque, como tantas
otras cosas, también conllevan algunos riesgos de los que conviene estar
informado.
4. Haga de la necesidad una virtud. Pida a su hijo que le explique aquellas cosas de
Internet que no comprende. Es frecuente que los padres sepan mucho menos que
los hijos sobre Internet, los videojuegos y el móvil. Reconocer humildemente lo
que usted no sabe abre una vía de comunicación con los hijos y facilita compartir
el conocimiento.
5. Evite usar el móvil en momentos familiares, por ejemplo, durante la comida o la
cena.
6. Mucho menos recomendable es que lo use en situaciones de riesgo, como
conducir.
7. Finalmente, no va a usar el móvil mientras duerme, así que evite llevárselo a la
cama.

USAR LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS ES BUENO (Y CASI IMPRESCINDIBLE)

Internet y el móvil son elementos esenciales en nuestro día a día. La sociedad


fomenta su uso masivo. Estas herramientas tecnológicas son imprescindibles para los
ámbitos profesional y académico. Se han convertido en un medio de socialización
prioritario.
Mantenemos el contacto con otros gracias a las redes sociales y a los sistemas de
mensajería instantánea como WhatsApp. Son un instrumento de ocio y entretenimiento.
Vemos películas, nos informamos online, hacemos compras a través de Internet y un
largo etcétera.

39
En ningún caso se trata de dejar de usar las nuevas tecnologías. Más bien, lo
importante es aprender a usarlas de manera saludable y responsable. Por tanto, es
necesario no exagerar los riesgos y ser conscientes de las grandes ventajas (y algunos
problemas) del uso de Internet, el móvil o los videojuegos sin crear falsas alarmas sobre
sus consecuencias negativas.

PREVENIR LOS PROBLEMAS

Solo cabe hablar de un «problema» cuando Internet sustituye a otras cosas


importantes y ocasiona consecuencias negativas para la persona. Para evitar que esto
ocurra es recomendable poner en marcha una serie de recomendaciones generales.
La primera es la de fomentar un ocio variado y saludable entre los jóvenes. Este ocio
debería estar basado en el intercambio social y en las actividades deportivas y/o
culturales, por ejemplo, practicar algún deporte o cultivar alguna afición como la música.
En segundo lugar, parece razonable postergar al máximo la edad en la que se
proporciona al menor un móvil. No hay una recomendación universal y depende de
muchas variables, pero es importante caer en la cuenta de que hace un par de décadas las
personas sobrevivían sin las nuevas tecnologías. No es un drama no tener un
smartphone, Facebook o WhatsApp.
Tercero, es recomendable favorecer que los menores y adolescentes desarrollen
estrategias de autorregulación de sus comportamientos en Internet. Para ello, por
ejemplo, también es recomendable limitar a una cantidad determinada el gasto mensual
que hacen los jóvenes y adolescentes en servicios relacionados con el empleo del
teléfono móvil.

¿CÓMO AYUDAR A MI HIJO?

NO SE ALARME: DEFINA EL PROBLEMA Y BUSQUE LA SOLUCIÓN

Con el objetivo de ayudar a los hijos a hacer un uso saludable de las nuevas
tecnologías, más que darles charlas o dramatizar la situación, recomendamos delimitar el
problema en aspectos concretos y poner en marcha estrategias específicas de solución de
conflictos. Esto permite abordar la situación de una manera concreta y evitar la
sensación de desbordamiento o de «no saber qué hacer con mi hijo». En la tabla 3.1 se
presenta un listado de posibles problemas, en qué consisten y algunas estrategias de
solución que podrían ser útiles. Estos son los pasos generales que debe seguir:

1. Delimite el/los problema/s.


2. Ponga en común el problema con sus hijos. Puede ser útil releer las estrategias de

40
escucha activa expuestas en el capítulo 3.
3. Busque estrategias de solución conjuntas (véase la tabla 3.1). Puede ser útil firmar
un contrato conductual (véase, al final del capítulo, el «Ejemplo de contrato
conductual entre padres e hijos»).
4. Aplique las estrategias de solución de problemas (véase de nuevo la tabla 3.1).
5. Aplique refuerzo y castigos contingentes cuando sea necesario.
6. Valore la mejoría y refuerce a su hijo siempre que haya un cambio a mejor.

TABLA 3.1
Problemas y posibles soluciones a los abusos y las adiciones tecnológicas

CATEGORÍA MANIFESTACIONES ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO Y


GENERAL SOLUCIÓN DE PROBLEMAS

Consecuencias Cambio en los hábitos de sueño: el Establecer límites. No se debe usar Internet o
para la salud adolescente duerme menos o se acuesta el móvil entre las 11 de la noche y las 8 de la
tarde por estar conectado a Internet, mañana.
usando el smartphone o jugando online. Gestionar el tiempo. Poner un límite al
Cambio en los hábitos de alimentación: tiempo dedicado a videojuegos (por ejemplo,
el adolescente come poco o de manera solo los fines de semana).
inadecuada por pasar el tiempo en Estructurar rutinas. Determinar qué días a la
actividades relacionadas con las nuevas semana se van a realizar actividades
tecnologías (por ejemplo, jugando alternativas no vinculadas con el uso de las
online). nuevas tecnologías.
Cambio en las actividades físicas que se
realizan: el adolescente deja de hacer
deporte o actividades físicas para pasar
más tiempo conectado.

Consecuencias El adolescente deja de relacionarse cara Planificación de actividades agradables


sobre las a cara con otras personas porque padres-hijos. Elaborar una lista con
relaciones prefiere hacerlo a través de Internet. actividades que padres e hijos pueden hacer
sociales y La persona reduce el tiempo que pasa juntos (por ejemplo, juegos de mesa, cine,
familiares con otras. actividades deportivas, etc.) que resultan
La persona pasa menos tiempo en reforzantes.
familia. Comunicación y diálogo. Reflexión sobre la
autenticidad de las relaciones online.

Consecuencias El adolescente dedica menos tiempo al Estrategias de resolución de problemas.


sobre el estudio, lo cual acaba afectando a su Establecer vías de comunicación entre padres
rendimiento rendimiento académico. e hijos para buscar soluciones.
académico Castigo negativo. Aplicar una consecuencia
contingente al comportamiento problemático,
por ejemplo, retirar durante un tiempo la
videoconsola o el teléfono móvil.

Relación con Ciberbullying o ciberacoso. Estar tanto Búsqueda de ayuda profesional.


otros tiempo conectado hace más probable Establecimiento de límites. Usos de software
comportamientos que el adolescente sea víctima de específicos para limitar las páginas a las que
de riesgo online ciberagresiones. se puede acceder.
Gastos derivados de pagos, compras u

41
otras actividades online.

BUSQUE AYUDA SI ES NECESARIO

En ocasiones, los acontecimientos pueden sobrepasar las capacidades que tienen los
padres para afrontar un determinado problema. Los padres no están en la obligación de
saber cómo actuar en todo momento. Es razonable que desconozcan en buena medida
cómo funciona Internet y muchas aplicaciones.
En caso de que la situación se vuelva preocupante y se agoten todos los recursos
puestos en marcha por los padres, es el momento de buscar ayuda profesional. El abuso
de Internet es cada vez más común. Algunos menores necesitan ayuda para aprender a
regular el uso que hacen de las nuevas tecnologías. Hay excelentes profesionales que
cuentan con herramientas para ayudar al niño o adolescente a aprender a gestionar su uso
de Internet, el móvil o los videojuegos.

EJEMPLO DE CONTRATO CONDUCTUAL ENTRE PADRES E HIJOS (Descargar o imprimir)

NOMBRE DEL HIJO:


NOMBRE Y APELLIDOS DE LA MADRE:
NOMBRE Y APELLIDOS DEL PADRE:
FECHA DE INICIO:
FECHA DE FIN:

Por el presente contrato me comprometo a:

1. Hacerme responsable del gasto que genere el teléfono móvil mensualmente.


2. No gastar más de _____ euros al mes en teléfono móvil.
3. No gastar más de un giga mensual en teléfono móvil.
4. No usar el teléfono móvil durante las comidas.
5. No usar el teléfono móvil durante las horas de sueño, pues puede interferir en el sueño y el descanso.

Firma del hijo: Firma del padre:

Adaptado de Olivares, Rosa y Olivares (2006).

42
4
El ciberbullying y el ciberacoso

¿QUÉ ES EL CIBERBULLYING O CIBERACOSO?

El ciberbullying o ciberacoso es la agresión realizada a través de Internet o el


teléfono móvil con la finalidad de provocar un daño a alguien.
El ciberbullying constituye un fenómeno relativamente reciente que comienza a
aparecer a partir de la generalización y la elevada accesibilidad de las nuevas
tecnologías.
Existen tantas formas posibles de ciberbullying como aplicaciones tecnológicas. Hay
una gran variedad de aplicaciones a través de las cuales se puede ser víctima de
ciberacoso, incluyendo las redes sociales como Facebook, el correo electrónico, los chats
o los sistemas de mensajería instantánea, como WhatsApp.
Además, el ciberbullying es un problema que cambia constantemente debido a los
continuos avances y las nuevas posibilidades digitales. Hasta hace pocos años, el
Messenger y los SMS eran los medios primordiales para ejercer ciberacoso. Sin

43
embargo, en la actualidad es más común el uso de otras aplicaciones como WhatsApp y
las redes sociales.
Teniendo esto en cuenta, los tipos más frecuentes de cyberbullying incluyen los
siguientes:

— El envío de mensajes a través de Internet o el móvil con un lenguaje hostil o


agresivo.
— El envío de mensajes que incluyen amenazas.
— El envío de mensajes con chantajes que tienen como objetivo obtener algo de la
víctima en contra de su voluntad, por ejemplo, favores sexuales o dinero.
— La difusión, a través de Internet, de imágenes, fotos o vídeos con información
íntima o sexual de una víctima, en contra de su voluntad, que la muestran en una
situación humillante o la ponen en ridículo.
— El acoso con numerosos mensajes, correos electrónicos o llamadas con el objetivo
de molestar a alguien o hacerle sentir mal.
— La difusión de comentarios crueles o rumores sobre alguien para dañar su
reputación o sus relaciones con otros.
— Infiltrarse en la cuenta de una víctima y emplear dicha cuenta para enviar
mensajes que le hacen quedar mal o dañan su reputación y sus amistades.
— La exclusión intencional de un grupo online, como, por ejemplo, una lista de
amigos, con el objetivo de causarle a alguien un daño o perjuicio.
— La difusión de secretos o información embarazosa o comprometida de alguien.
— La grabación en vídeo de una víctima mientras se le somete a una situación
humillante, está realizando un comportamiento íntimo (por ejemplo, un
comportamiento sexual) o mientras se le agrede físicamente (fenómeno conocido
como happy slapping o «paliza feliz»), para después difundirlo a través de Internet
o el móvil.

Una vez que ha tenido lugar, puede ser complicado escapar del ciberacoso y de la
victimización online. La mayoría de las personas tienen acceso diario a Internet o
necesitan emplear el teléfono móvil en su vida cotidiana. Por ello, las víctimas pueden
serlo en cualquier lugar y en cualquier momento.

COMPONENTES DE CIBERBULLYING

La figura 4.1 muestra los componentes del ciberacoso. En primer lugar, encontramos
un agresor motivado que habitualmente se caracteriza por presentar baja empatía y alta
impulsividad, entre otras características. Este acosador lleva a cabo una serie de
comportamientos agresivos (envío de amenazas, insultos, chantajes, difusión de
información falsa sobre alguien, etc.) dirigidos hacia una víctima. Aunque cualquiera

44
puede ser víctima de ciberacoso, es común encontrar que las víctimas son menores
vulnerables (por ejemplo, más introvertidos).

FIGURA 4.1. Componentes del ciberbullying.

Como puede observarse en la figura, entre el agresor y la víctima intervienen los


espectadores. Los espectadores, por acción (por ejemplo, comentando o difundiendo la
agresión) u omisión de ayuda, también contribuyen a que el acoso se mantenga o
incremente. El agresor es quien difunde una fotografía comprometida de la víctima, pero
son los espectadores los que se mofan o «comentan» esa fotografía o pueden colaborar
en difundirla.
La intervención debe atacar diversos frentes. Como se señala en apartados
posteriores, las estrategias de actuación deben centrarse tanto en la víctima y las
consecuencias como en los agresores y los espectadores.

DIFERENCIAS ENTRE EL CIBERBULLYING Y EL ACOSO


TRADICIONAL

El acoso y las agresiones entre menores han existido desde siempre. Recientemente,
se ha comenzado a tomar conciencia de la gravedad y las consecuencias de este tipo de
agresiones. Durante las dos últimas décadas, las nuevas tecnologías se han convertido en

45
un medio para llevar a cabo estas formas de abuso.
Aunque son varias las similitudes, también hay algunas diferencias entre el bullying o
acoso tradicional, que ocurría frecuentemente en el patio del colegio y cara a cara, y el
ciberbullying, que tiene lugar en entornos virtuales.
En primer lugar, en el ciberbullying se elimina el límite temporal. Una vez que una
imagen, vídeo o información comprometida se difunde en Internet, puede permanecer en
el ciberespacio para siempre. Es casi imposible borrar algunos contenidos que han sido
difundidos a través de Internet, ya que estos contenidos pueden ser guardados por
terceros.
Este hecho puede tener consecuencias negativas a largo plazo para la víctima,
provocando una revictimización en el futuro. Por ejemplo, el acceso a una imagen
comprometida con contenido sexual podría perjudicar la contratación en un trabajo en el
futuro.
En segundo lugar, el posible alcance de la agresión aumenta exponencialmente en el
caso del ciberbullying. El acoso tradicional solía quedar en el aula o en el patio del
colegio. Sin embargo, el ciberacoso puede alcanzar a la familia, al barrio o, incluso, a
miles de personas desconocidas. Esto puede incrementar el potencial efecto dañino de
convertirse en víctima online.
En tercer lugar, la victimización y el acoso online son principalmente indirectos, más
que cara a cara. Las características de las nuevas tecnologías permiten que el ciberacoso
pueda ejercerse desde el anonimato. En ocasiones, la víctima y el agresor no se conocen.
No siempre es fácil identificar al agresor, al menos inicialmente. El agresor no ve la
reacción de la víctima de manera inmediata, lo cual puede facilitar la insensibilidad y la
falta de empatía hacia ella.
Finalmente, la víctima del ciberacoso no es necesariamente la persona más débil,
como ocurría en el caso del acoso tradicional. Cualquiera puede ser víctima del
ciberbullying. Asimismo, quien agrede no es necesariamente el «matón de la clase». El
agresor puede ser alguien que no se atreve a llevar a cabo la agresión cara a cara y se
ampara en el anonimato percibido de Internet para perpetrarla.

CONSECUENCIAS DEL CIBERBULLYING

Ser víctima del ciberbullying puede tener importantes consecuencias negativas.


Diferentes estudios han señalado que las víctimas presentan angustia, tristeza,
indefensión, frustración, ira, estrés, rabia, enfado, aislamiento, temor y baja autoestima
(Garaigordobil, 2011).
Además, en algunos casos esta relación podría ser bidireccional. Es decir, la
victimización incrementa la probabilidad de más síntomas psicológicos, como depresión
y angustia, y estos síntomas, a su vez, pueden incrementar la probabilidad de ser víctima:

46
una persona deprimida o aislada socialmente es probable que cuente con menos recursos
para afrontar una situación de ciberbullying haciendo que tienda a perpetuarse.
Las personas que pasan más tiempo en Internet se ven expuestas a más riesgos
potenciales, incluidos los riesgos relacionados con ser víctimas de ciberacoso, invasión
de la privacidad online, robo de la identidad o contactos no deseados con otras personas.
Es posible que las víctimas de ciberacoso también desarrollen una adicción
tecnológica como consecuencia de su victimización. Paradójicamente, las víctimas
podrían hacer un mayor uso de las nuevas tecnologías con el fin de escapar del malestar
derivado de la victimización. De hecho, una de las características más relevantes de la
adicción a Internet, como ya se ha señalado, es el uso de la tecnología para reducir la
ansiedad, los sentimientos de aislamiento o las emociones negativas.
Estas consecuencias no son inevitables, dependen de la gravedad del acoso, la
frecuencia, el tiempo que se ha prolongado y las propias características de la víctima. En
todo caso, teniendo en cuenta los posibles efectos del ciberbullying, la prevención y el
tratamiento de las posibles consecuencias son de capital importancia.

¿CUÁNTO OCURRE EL CIBERBULLYING?

Varios estudios han analizado la frecuencia y el porcentaje de adolescentes que han


sido víctimas de algún tipo de cyberbullying. En una muestra de adolescentes españoles
(Gámez-Guadix, Orue y Borrajo, 2014) se encontraron los siguientes datos:

— Me han enviado mensajes amenazantes o insultantes:

• 1 o 2 veces: 15,9%
• 3 o 4 veces: 1,8%
• Más de 5 veces: 0,9%

— Han colgado o enviado imágenes mías que pueden ser humillantes:

• 1 o 2 veces: 7,9%
• 3 o 4 veces: 0,7%
• Más de 5 veces: 0,2%

— Han subido a Internet enlaces con imágenes humillantes mías para que las vean
otras personas:

• 1 o 2 veces: 3,4%
• 3 o 4 veces: 0,3%
• Más de 5 veces: 0,2%

47
— Han escrito o difundido bromas, rumores, chismes o comentarios que me ponían
en ridículo:

• 1 o 2 veces: 16,7%
• 3 o 4 veces: 2,4%
• Más de 5 veces: 0,9%

— Han colgado enlaces donde aparecían comentarios, rumores o chismes sobre mí


para que los leyeran otras personas:

• 1 o 2 veces: 3,7%
• 3 o 4 veces: 0,6%
• Más de 5 veces: 0,2%

— Me han robado mi contraseña para acceder a redes sociales (nicks, claves, etc.) y
enviar mensajes en mi nombre que me podrían hacer quedar mal ante los demás o
crearme problemas con mis conocidos:

• 1 o 2 veces: 9,1%
• 3 o 4 veces: 0,6%
• Más de 5 veces: 0,1%

— Me han grabado en vídeo o me han tomado fotografías con el móvil mientras un


grupo se ríe y me obliga a hacer algo humillante o ridículo:

• 1 o 2 veces: 2,4%
• 3 o 4 veces: 0,6%
• Más de 5 veces: 0,3%

— Han colgado esas imágenes mías en las redes sociales para que las puedan ver
otras personas:

• 1 o 2 veces: 0,9%
• 3 o 4 veces: 0,2%
• Más de 5 veces: 0,1%

— Me han grabado en vídeo o me han tomado fotografías con el móvil mientras


alguien me hacía daño o me golpeaba:

• 1 o 2 veces: 1,0%
• 3 o 4 veces: 0,1%
• Más de 5 veces: 0,0%

48
— Han colgado esas imágenes mías en las redes sociales para que las puedan ver
otras personas:

• 1 o 2 veces: 0,8%
• 3 o 4 veces: 0,2%
• Más de 5 veces: 0,1%

— Han difundido secretos, información o imágenes comprometidas sobre mí:

• 1 o 2 veces: 12,1%
• 3 o 4 veces: 1,5%
• Más de 5 veces: 0,5%

— Me han apartado de modo intencional de un grupo en una red social (chats, listas
de amigos, foros temáticos, etcétera):

• 1 o 2 veces: 8,0%
• 3 o 4 veces: 0,8%
• Más de 5 veces: 0,2%

— Me han grabado en vídeo o me han tomado fotografías mostrando algún tipo de


comportamiento de índole sexual:

• 1 o 2 veces: 1,0%
• 3 o 4 veces: 0,2%
• Más de 5 veces: 0,2%

— Han colgado enlaces a imágenes mías mostrando comportamientos de índole


sexual para que otras personas las vean:

• 1 o 2 veces: 0,5%
• 3 o 4 veces: 0,1%
• Más de 5 veces: 0,1%

ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN

Para evitar los problemas relacionados con el acoso, es necesario proporcionar


conocimientos sobre los riesgos, educar en una serie de actitudes positivas y adecuadas y
enseñar habilidades específicas que permitan hacer el mejor uso posible de las nuevas
tecnologías, evitando los problemas.
Creemos que la forma más apropiada para llevar a cabo la prevención es hacerlo en la

49
escuela contando con la implicación de la familia. La intervención en el ámbito escolar
permite tratar los temas con cierta profundidad, implicar a los educadores y actuar en el
entorno (por ejemplo, el grupo de amigos) durante la adolescencia, que es el período en
el que el acoso y la victimización se producen con mayor frecuencia (Gámez-Guadix,
Orue y Borrajo, 2014). La intervención en la escuela debería involucrar también a los
padres.

CONOCIMIENTOS SOBRE EL USO SEGURO DE INTERNET Y LOS RIESGOS

La prevención del acoso y la victimización a través de las nuevas tecnologías debe


estar apoyada, en primer término, en la adquisición de unos conocimientos básicos sobre
la seguridad en Internet y los principales riesgos. En la tabla 4.1 se incluyen los más
importantes junto con conductas seguras alternativas.

TABLA 4.1
Principales riesgos y conductas seguras para el ciberbullying

RIESGOS CONDUCTAS SEGURAS

• Enviar fotos o vídeos con contenido • Tratar siempre con respeto a las personas con las que se
erótico o sexual a través de Internet, interactúa online.
fenómeno conocido como sexting. • Nunca, bajo ningún concepto, insultar, humillar o poner en
• Usar Internet para conocer gente nueva ridículo a alguien.
que no se conoce en persona. • Comentar con otras personas, especialmente los padres y
• Revelar datos muy personales, como la educadores, lo que se hace en Internet.
dirección de casa o los horarios. • Usar las contraseñas como se usa el cepillo de dientes. Las
• Proporcionar a otros contraseñas contraseñas no deben compartirse con otras personas a través
personales. de Internet.
• Pasar demasiado tiempo conectado a • Emplear contraseñas seguras: más de 8 dígitos que incluyan
Internet. letras, números, mayúsculas, minúsculas y caracteres
• Insultar, menospreciar o ridiculizar a especiales («&», «#», etc.). No usar la misma contraseña para
otros online. Ser agresor, espectador o todas las aplicaciones.
colaborador en comportamientos de • Limitar el tiempo diario que se está conectado a Internet con
ciberbullying. fines de ocio y tiempo libre.
• Aceptar invitaciones para acudir a un
encuentro con un extraño que solo se
conoce online.
• Abrir archivos enviados por personas
desconocidas. Estos archivos pueden
ser estafas electrónicas o incluir
contenidos indeseados.

Además, delimitar en qué consiste exactamente el ciberacoso resulta de gran utilidad,


ya que algunas conductas que constituyen acoso podrían no ser consideradas como tal
por los jóvenes.
Otro aspecto importante de cara a la prevención es proporcionar información sobre el

50
papel que los espectadores tienen en el ciberacoso. Es de capital importancia precisar el
rol de los espectadores o colaboradores que, si bien podrían no ser quienes inicien la
agresión, la fomentan por medio de la aceptación del comportamiento del acosador y de
las burlas hacia las víctimas.
En este sentido, puede ser de ayuda promover explícitamente una política de
«tolerancia cero» hacia el ciberacoso, con una censura explícita hacia el agresor y a
quien colabore con él, al tiempo que se fomenta la empatía con la víctima.
Finalmente, es importante trabajar la idea de que el ciberbullying tiene consecuencias
negativas para las víctimas (tristeza, angustia, aislamiento...) y para los agresores en
forma de sanciones, castigos o, incluso, responsabilidades en el ámbito penal.

TRABAJAR LA JUSTIFICACIÓN DEL CIBERACOSO

Una parte crucial de la prevención es la discusión sobre las actitudes que justifican el
ciberbullying. Hay diversas actitudes y justificaciones que las personas usan para
defender por qué acosan a otros. La labor de los padres y educadores consiste en
identificarlas y debatirlas con los menores y adolescentes:

— «El ciberbullying es solo una broma». Está idea indica que está justificado acosar
a alguien para burlarse o reírse de él o ella, porque, en definitiva, se hace como un
juego o una broma. Es importante dejar claro que todo ejemplo de agresión puede
tener consecuencias muy negativas para la víctima. En ningún caso es una broma.
Para trabajar esta idea podría ser útil animar a ponerse en el lugar de la víctima.
— «Lo hice para vengarme». Esta justificación sostiene que está bien agredir o
amenazar a través de Internet o el móvil a alguien que previamente ha hecho lo
mismo. Para rebatir esta justificación se debe dejar claro que la mejor forma de
afrontar una agresión nunca es responder con otras agresiones. Responder a
agresiones con más agresiones es, en todo caso, contraproducente, ya que puede
conducir a un aumento de la frecuencia y la gravedad del problema y conllevar
serias consecuencias.
— «Hay personas que se merecen que se les humille públicamente en Internet». Esta
creencia refleja que está justificado hacer ciberbullying a alguien que se lo merece
porque tiene determinadas características («es antipático/a», «no me cae bien», «es
feo/a», «está gordo/a», etc.). La reestructuración de esta justificación consiste en
trabajar la idea de que nadie merece ser agredido por ninguna razón.
— «El ciberbullying no tiene ninguna importancia». Esta afirmación se basa en la
falsa idea de que el ciberbullying no hace daño a nadie o no tiene ninguna
consecuencia negativa. Para rebatirla se pueden formular preguntas en los
siguientes términos: ¿cómo te sentirías si fuese a ti a quien critican en las redes
sociales? o ¿cómo crees que puede sentirse la víctima?

51
— «Todo el mundo lo hace». Este tipo de justificación se emplea para diluir las
responsabilidades individuales de llevar a cabo ciberacoso. Sin embargo, es
importante dejar claro que el hecho de que otros participen en el ciberbullying no
justifica este tipo de agresiones. Por otra parte, cada uno debe hacerse responsable
de su conducta.
— «Lo hago porque me da la gana». Este tipo de justificación debe trabajarse desde
la empatía, así como desde las posibles consecuencias, sanciones y castigos para el
agresor derivados de ejercer ciberbullying.

En función de estas justificaciones, resulta de utilidad identificar tal razonamiento,


rebatirlo y sustituirlo por otro adecuado. Por ejemplo, se ha de cuestionar la justificación
de responder al ciberacoso con más ciberacoso y, en su lugar, fomentar la idea de que
nunca está justificado responder a una agresión online con otra.

PROMOVER UNA ACTITUD REFLEXIVA

Otro aspecto relevante en la intervención sobre el ciberacoso es promover una actitud


y conducta reflexivas, en lugar de impulsivas, en las relaciones sociales online y en el
uso de las nuevas tecnologías.
Una conducta impulsiva consiste, por ejemplo, en colgar o enviar fotos «íntimas» de
uno mismo sin pensar antes si realmente se desea que el destinatario tenga para siempre
esas fotos, o sin reflexionar sobre quiénes podrían verlas en el futuro.
Muchos menores envían contenidos personales a través de Internet, como fotos y
vídeos sexuales. Es importante recordar que una vez que estos contenidos están en la red,
se pierde el control sobre ellos y podrían permanecer ahí para siempre o llegar a manos
de personas no deseadas. En este sentido, puede ser de ayuda plantear la siguiente
reflexión: «si cara a cara no cuentas información tan personal o muestras tus genitales a
alguien con quien no tienes suficiente confianza, ¿de verdad crees que es seguro hacerlo
por Internet?».
En definitiva, se trata de fomentar una actitud razonada del uso de las nuevas
tecnologías que no propicie determinados comportamientos de riesgo.

APRENDIZAJE DE HABILIDADES Y COMPORTAMIENTOS ESPECÍFICOS

La última dimensión de gran relevancia consiste en enseñar y practicar


comportamientos y habilidades concretos relacionados con la prevención de la
victimización y el acoso a través de las nuevas tecnologías. Algunas de estas habilidades
son relativamente fáciles de adquirir practicándolas. Por ejemplo, la creación de
contraseñas seguras (que no sean contraseñas cortas o fácilmente deducibles por otros;
que incluyan letras, números y caracteres especiales) o aprender a configurar en las

52
opciones de privacidad de las redes sociales aquellos contenidos que no deberían ver
personas desconocidas.
A continuación se incluyen tres de las habilidades más importantes:

— Aprender a hacer comentarios que no resulten insultantes u ofensivos para otros.


Para ello, se puede practicar cómo hacer críticas que resulten constructivas o cómo
expresar deseos de forma asertiva.
— Comunicar de manera eficaz a padres o educadores casos de victimización online
sin sentir miedo, vergüenza o culpa. Esta habilidad es de gran importancia puesto
que muchos comportamientos de ciberacoso se perpetúan por las dificultades de la
víctima para pedir ayuda. Puede entrenarse a través de rol-playing (estrategia que
consiste en simular cómo uno se comportaría en una situación determinada, por
ejemplo, de ciberacoso). Para ello, los padres y educadores deben proporcionar un
espacio en el que los menores puedan expresarse libremente sin ser juzgados o
menospreciados.
— Enseñar habilidades concretas para actuar ante un acosador, no cediendo a sus
pretensiones y advirtiéndole de que lo que está haciendo representa un delito y se
pondrá en conocimiento de quien sea necesario.

INTERVENCIÓN EN EL CIBERBULLYING

¿ES MI HIJO VÍCTIMA DE CIBERBULLYING?

Ortega-Ruiz (2015) proporciona una serie de recomendaciones útiles cuando los


padres tienen sospechas de que el hijo o hija está siendo víctima de acoso o pudiera
serlo. A continuación se exponen y explican las más relevantes:

— Los padres deben mostrarse dispuestos a hablar del tema, dejando abiertas
posibles vías de comunicación. Más que presionar al menor, es importante que los
padres ofrezcan un entorno seguro para que el hijo o hija pueda hablar cuando lo
necesite.
— Los padres deben plantear que ser víctima de ciberbullying es algo posible y que,
en todo caso, si llega a ocurrir, ellos estarán para ayudar. Es importante remarcar
que la víctima no tiene la culpa de ser víctima.
— Es necesario hacer saber al hijo que el ciberbullying no es un problema que daba
ocultarse y que, por supuesto, tiene solución. Se recomienda hacer énfasis en pedir
ayuda para afrontar y buscar una solución.
— En el caso de que la situación de victimización ya haya tenido lugar, padres e hijos
deberían planificar en común posibles estrategias para afrontarla y ponerle fin.

53
— Es necesario plantear como una posibilidad que la situación se ponga en
conocimiento de los profesores y responsables del centro educativo. Es posible
que el agresor se encuentre también en el mismo colegio o instituto que la víctima,
por lo que el abordaje debe ser educativo. En algunos casos, son los padres los que
deben poner en conocimiento del centro educativo la situación y buscar soluciones
en conjunto.
— El menor podría sentir y expresar que se siente incómodo o inseguro con algunas
de las soluciones que se están poniendo en marcha. En tal caso, es importante
tratar el tema abiertamente y enfatizar que ocultar estas situaciones es la peor de
las soluciones. Por ejemplo, en caso de ocultar la situación de ciberacoso, otras
personas también podrían convertirse en víctimas.
— Es muy importante prestar atención a los sentimientos y emociones del menor, sin
juzgarlos o forzarlos. Ante una situación de acoso, es completamente normal que
el menor sienta angustia o miedo.
— En este sentido, es también fundamental mostrar apoyo incondicional al menor,
repitiendo que se le quiere y acepta tal y como es.

Una vez que el ciberbullying ha ocurrido, es necesario abordar una serie de


cuestiones que pueden guiar la intervención.

• La víctima, ¿ha tratado de bloquear al acosador o acabar con el ciberacoso?, ¿qué


resultados ha obtenido?, ¿lo ha puesto en conocimiento de alguien?, ¿ha cedido a
los chantajes?, ¿ha facilitado información personal?...

El primer paso consiste en detener el acoso a toda costa. Para ello, se debe bloquear al
acosador o acosadores y ponerlo en conocimiento de los educadores o profesores. Otros
menores podrían estar siendo víctimas de acoso, por lo que es necesario adoptar una
visión global que trate de atajar el problema de raíz y evitar otras víctimas.
Simultáneamente, se deben guardar todas las pruebas del acoso y no borrar ninguna
información relevante. En los casos más graves, estos datos podrían ser de utilidad.

• ¿Presenta la víctima depresión o angustia o algún otro tipo de problema


relacionado con el acoso?

En caso de presentar síntomas de depresión o ansiedad, es necesario proporcionar a la


víctima todo el apoyo emocional posible, hacerle ver que no es la culpable de la
situación y que, en todo caso, se va a buscar una solución. Además, si es necesario, se
debe buscar el apoyo de un especialista, por ejemplo, el psicólogo del centro educativo.
Como hemos señalado, es frecuente que se presenten síntomas de indefensión,

54
aislamiento, frustración, tristeza, problemas escolares, etc. Por tanto, el profesional de
salud mental podrá evaluar y tratar la presencia de estos problemas y ayudar a la víctima
a gestionarlos.

• Características del ciberacosador: ¿es un conocido o compañero de la víctima?,


¿es alguien que solo se conoce a través de Internet?, ¿cuál ha sido el nivel de
interacción de la víctima y el acosador (por ejemplo, a través de mensajes de
texto; envío de imágenes; a través de webcam; cara a cara...)?

Si el acosador pertenece al centro educativo, podría ser necesario un enfoque


educativo en el que se implique al propio centro, los educadores y al resto de
compañeros. Si el acosador es externo y desconocido, recomendamos hacerle saber que
su comportamiento puede ser constitutivo de delito y que se va a poner en conocimiento
de las autoridades pertinentes. Con el fin de proteger a la víctima se recomienda
bloquear al agresor.
En Internet hay numerosos recursos con información sobre el acoso y sobre cómo
actuar que pueden ser de utilidad a la víctima. Por ejemplo, las páginas web de la
organización Protégeles (www.protegeles.com y www.internetsinacoso.com) o la web de
Pantallas Amigas (www.pantallasamigas.net). En los casos más graves, puede ser
necesario indicar a la víctima la conveniencia de denunciar el acoso. Para este fin hay
también algunos recursos online y teléfonos de ayuda, como el de Protégeles, el grupo de
delitos telemáticos de la Guardia Civil (www.gdt.guardiacivil.es), o bien acudir a la
Policía.

• El menor, ¿lleva a cabo conductas que pueden favorecer que el acoso se siga
manteniendo?

Un último paso consiste en determinar si existen factores de riesgo para que el acoso
se siga manteniendo. Algunos de estos factores son el envío de información propia
comprometida o sexual, usar chats o aplicaciones para conocer a otras personas online o
responder con más ciberacoso. En caso de que se dé alguna de estas circunstancias, es
necesario intervenir directamente sobre ella.

¿QUÉ HAGO SI MI HIJO O HIJA HACE CIBERBULLYING A OTRO MENOR?

También puede ocurrir que los hijos o hijas sean agresores o acosadores. En tal caso
es importante considerar las siguientes opciones (Ortega-Ruiz, 2015).
En primer lugar, es necesario afrontar la situación con franqueza en caso de que se

55
tenga la sospecha o la evidencia de que el hijo o hija está acosando a otra persona. Mirar
para otro lado o hacer como si nada ocurriese puede traer problemas mayores.
Además, los padres deben dejar claro que la situación es inapropiada, injusta, está
provocando un daño y debe pararse. Puede ser recomendable realizar algún tipo de
comportamiento de reparación, como hablar con la víctima y pedirle disculpas.
La intervención como padres no debe incluir ningún tipo de violencia como castigo
físico, amenazas o insultos al hijo o hija que ha acosado a otro. Dado que se trata de
erradicar una situación de violencia, intervenir añadiendo más agresión es totalmente
contraproducente.
Por el contrario, debe proporcionarse ayuda y orientación buscando una solución
educativa. Es fundamental hacerle ver al menor que los comportamientos de ciberacoso
son dañinos y provocan dolor y sufrimiento en la víctima.
Asimismo, las normas son un aspecto fundamental para el desarrollo y el
funcionamiento humano. Establecer normas resulta esencial para aprender a regularse.
En estos casos, es imprescindible que los padres recuerden al hijo o hija al menos dos
normas básicas:

a) La agresión a otras personas es inadmisible.


b) No se debe participar como espectador o colaborador en agresiones que hayan
iniciado otros.

Es posible que las amistades previas hayan inducido al menor a agredir a otros. En
este caso, es necesario apoyar al menor para que cambie de amistades.
Es recomendable, además, preguntar sobre otras personas que también podrían haber
participado en el acoso como agresores, de forma que se pueda abordar la intervención
de una manera global.
Debería establecerse contacto con el centro educativo, ya que la víctima podría
necesitar ayuda psicológica para manejar el malestar como consecuencia del
ciberbullying.
Disponemos de diferentes instrumentos que evalúan si los hijos han llevado a cabo
ciberbullying. Uno de los más exhaustivos para la evaluación de este problema es el
Cuestionario de ciberbullying (Calvete y cols., 2014). A modo de ejemplo de los tipos
de ciberbullying que se tienen en cuenta, el instrumento se incluye en la tabla 4.2.

TABLA 4.2 (Descargar o imprimir)


Cuestionario para evaluar el ciberbullying (Calvete y cols., 2014)

¿CON QUÉ FRECUENCIA HAS HECHO LAS SIGUIENTES COSAS A TRAVÉS DE INTERNET O EL MÓVIL?
0=NUNCA; 1=1 O 2 VECES; 2=3 O 4 VECES; 3=5 O MÁS VECES

1. Enviar mensajes amenazantes o insultantes a otras personas. 0 1 2 3

56
2. Colgar o enviar imágenes de un conocido que pueden ser humillantes. 0 1 2 3

3. Poner enlaces a imágenes humillantes de conocidos para que las puedan ver otras 0 1 2 3
personas.

4. Escribir bromas, rumores, chismes o comentarios que ponían en ridículo a un compañero. 0 1 2 3

5. Colgar enlaces donde aparecían rumores, chismes, etc., de un compañero para que los 0 1 2 3
leyeran otras personas.

6. Conseguir la contraseña de otra persona para acceder a redes sociales (nicks, claves, etc.) y 0 1 2 3
enviar mensajes en su nombre que le podían hacer quedar mal ante los demás o crearle
problemas con sus conocidos.

7. Grabar vídeos o tomar fotografías con el móvil mientras un grupo se ríe y obliga a otra 0 1 2 3
persona a hacer algo humillante o ridículo.

8. Colgar esas imágenes en redes sociales para que las puedan ver otras personas. 0 1 2 3

9. Grabar vídeos o tomar fotografías con el móvil mientras alguien golpea o hace daño a otra 0 1 2 3
persona.

10. Colgar esas imágenes grabadas en redes sociales para que las vean otras personas. 0 1 2 3

11. Difundir secretos, información o imágenes comprometidas de alguien. 0 1 2 3

12. Apartar a alguien de modo intencional de un grupo en una red social (chats, listas de 0 1 2 3
amigos, foros temáticos, etc.).

13. Grabar vídeos o tomar fotografías a algún compañero/a en algún tipo de comportamiento 0 1 2 3
de índole sexual para colgarlos o enviarlos.

14. Colgar enlaces a imágenes de conocidos mostrando comportamientos de índole sexual 0 1 2 3


para que otras personas los vean.

57
5
El sexting

LA COMUNICACIÓN SEXUAL ENTRE ADOLESCENTES A TRAVÉS DE


INTERNET

Se conoce como sexting a la creación y el envío de fotos, vídeos o mensajes sexuales


sobre uno mismo a través de Internet o el teléfono móvil. Estos contenidos pueden
enviarse a parejas, amigos o amigas, personas con las que se mantiene un «tonteo»
sexual o amoroso o usuarios que se conocen solo por Internet.
Mientras que algunos estudios han limitado el sexting al envío de fotos o vídeos en
los que aparece alguien desnudo, otros han incluido como sexting las imágenes
«sexualmente sugerentes» o han añadido también el envío de mensajes explícitamente
sexuales. Desde una perspectiva integradora, el sexting incluye:

— Hacerse fotos con contenido sexual y enviarlas. Esto implica fotos en las que se

58
muestran partes íntimas del cuerpo (por ejemplo, genitales).
— Elaborar vídeos con contenido sexual y enviarlos.
— Elaborar mensajes de texto con alto contenido sexual propio (por ejemplo, gustos
sexuales) y enviarlos.

El envío de mensajes, fotos o vídeos sexuales con frecuencia se relaciona con recibir
esos mismos contenidos procedentes de otras personas, produciéndose un doble patrón
de envío y recepción, lo que se conoce como sexting activo y pasivo, respectivamente.

¿POR QUÉ LOS ADOLESCENTES PRACTICAN SEXTING?

En muchos casos, los adolescentes practican sexting para «coquetear» con otros
adolescentes. En la cultura digital, cualquier aspecto de la vida cotidiana puede
trasladarse también a Internet y a las redes sociales. Esto mismo ocurre con el coqueteo
sexual.
Este «tonteo» puede mantenerse al mismo tiempo con diferentes personas a las que se
les envía los contenidos sexuales. Ello se ve favorecido por la inmediatez que
proporcionan los sistemas de mensajería actuales, como WhatsApp. Así, el sexting se ha
convertido en una forma de mantener relaciones interpersonales para muchos
adolescentes.
De manera relacionada, el envío de contenidos sexuales es una forma de explorar la
identidad sexual para los adolescentes. La exploración de la identidad y la orientación
sexual es algo normativo y frecuente durante la adolescencia. Internet proporciona una
vía aparentemente inofensiva para ello y el sexting podría ser un canal de expresión para
los jóvenes.
Muchos adolescentes practican el sexting dentro de una relación de pareja en la que el
envío de imágenes o contenidos sexuales suele ser recíproco. Hace varias décadas los
adolescentes intercambiaban fotos en persona con sus novios o novias. Hoy en día el
intercambio de fotos a través de los smartphones se ha convertido en una vía preferente
de interacción en las relaciones de noviazgo.
Otros muchos adolescentes practican sexting como un juego, una broma o como una
forma de divertirse. Esta suele ser una motivación que se da en combinación con alguna
de las razones señaladas anteriormente.
Algunos jóvenes se implican en el sexting por presión social. El sexting es visto como
algo normalizado y muchos adolescentes demandan fotos sexuales a otros. Ante estas
peticiones, los adolescentes podrían encontrar complicado decir que no a un chico o
chica que le pide imágenes sexuales. Además, en virtud de un principio de reciprocidad,
muchos jóvenes se sienten en deuda con quienes les envían contenidos sexuales. Ello les
conduce a generar y enviarles los propios.
Además, algunos estudios han señalado que la exposición del cuerpo a través de

59
Internet podría ser una forma de aumentar la propia autoestima. Los adolescentes
incrementan el sentimiento sobre el valor de sí mismos al ver que otros están interesados
en sus fotos íntimas, lo cual refuerza positivamente el envío de estas imágenes. Este
factor, en una etapa como la adolescencia, caracterizada con frecuencia por la
inseguridad, puede ser de gran importancia.
Por otro lado, en Internet los adolescentes encuentran un entorno en el que pueden ser
quienes deseen y como deseen, también en el terreno de la corporalidad y la expresión de
la sexualidad. Esta percepción les puede llevar a preparar con cuidado fotos propias para
mostrarse como ellos desean y enviarlas. Esto proporciona un refuerzo positivo, a pesar
de ser solamente una percepción imaginaria y fugaz.
Finalmente, una razón clave es la ausencia de percepción de riesgo de los
comportamientos de sexting. El envío de contenidos sexuales se percibe como algo
insignificante o que no conlleva consecuencias negativas (por ejemplo, que la foto o el
vídeo se difunda a terceras personas no deseables o desconocidas).
En la figura 5.1 se presenta de manera esquemática el proceso descriptivo del sexting.
Como puede observarse, para que el sexting tenga lugar deben aparecer una o más
posibles variables predictoras. La probabilidad de sexting será mayor cuanta mayor
fuerza tengan estas variables (por ejemplo, mayor presión social, mayor necesidad de
explorar la identidad sexual o baja autoestima).

FIGURA 5.1. Análisis descriptivo del proceso del sexting.

¿QUÉ TIENE DE MALO EL SEXTING?

En sí mismo, el envío de contenidos sexuales no es algo negativo. Es más, como se ha


señalado, puede favorecer importantes procesos durante la adolescencia como el
desarrollo de relaciones interpersonales o la exploración de la identidad sexual.
El problema deviene cuando el sexting expone a diferentes riesgos a la juventud,

60
derivados principalmente de un mal uso por parte de otros de los contenidos sexuales
que son enviados. Estos riesgos están íntimamente relacionados con la facilidad de
trasmitir fotos o vídeos de una persona a otra en Internet, la ilimitada permanencia de
este material en la red y el hecho de que cualquiera pueda acceder a esos contenidos en
el futuro.
En el ciberespacio no existen los límites temporales. Una foto o un vídeo sexuales
que se envían a una persona pueden permanecer en Internet para siempre. El material
sexual enviado podría ser empleado años después para chantajear o amenazar a quien lo
generó y envió.
Al igual que ocurría en el caso del ciberbullying, el hecho de no ver la reacción de la
víctima favorece la falta de empatía con la misma. Las consecuencias pueden no ser
inmediatas, lo cual hace que la víctima no perciba la relación entre su comportamiento y
los efectos que este puede tener o el daño que le puede ocasionar.
El sexting puede conllevar otros riesgos y problemas. Cuando se elabora y envía una
foto con contenido sexual es difícil anticipar que la foto podría difundirse más allá de la
persona a la que ha sido enviada. Por ejemplo, si enviamos una foto a un conocido, nada
garantiza que esa persona no vaya a reenviar esa imagen a un tercero (o varios). Menos
certeza existe aún sobre lo que terceras personas podrían hacer con la foto o vídeo
sexuales. Dadas las características de Internet, el daño de la potencial agresión aumenta
exponencialmente. Debido a la imposibilidad de controlar el material sexual en Internet
y a la capacidad ilimitada de reenviarlo, los padres y educadores deberían recomendar
cautela a los menores en el envío de contenidos sexuales.

PREVALENCIA DEL SEXTING

No todos los adolescentes practican sexting. El porcentaje total asciende,


aproximadamente, a uno de cada cinco. En la mayoría de los casos se trata de mensajes
de texto con contenidos sexuales (más o menos la mitad). Se considera que los mensajes
sexuales son la forma menos grave del sexting, ya que no comprometen al menor con
una imagen o un vídeo sexuales en Internet.
En el caso de mensajes es necesario no alarmar. La exploración forma parte de la
adolescencia y la expresión de deseos sexuales es algo normativo y frecuente.
A continuación, se presentan los datos de prevalencia del sexting en una muestra
española. Estos porcentajes son referidos a la frecuencia con la que los adolescentes han
practicado sexting en los últimos 12 meses (Gámez-Guadix, de Santisteban y Resett,
2017):

— Envío de mensajes de texto con contenido sexual:

• Total: 10,8%

61
• De 1 a 3 veces: 7,2%
• De 4 a 10 veces: 2,1%
• Más de 10 veces: 1,5%

— Envío de fotos con contenido sexual:

• Total: 7,1%
• De 1 a 3 veces: 4,8%
• De 4 a 10 veces: 1,5%
• Más de 10 veces: 0,8%

— Envío de vídeos con contenido sexual:

• Total: 2,1%
• De 1 a 3 veces: 1,4%
• De 4 a 10 veces: 0,4%
• Más de 10 veces: 0,2%

Como se puede observar en estos porcentajes, la mayoría de los adolescentes practica


de una forma esporádica comportamientos considerados sexting. El porcentaje es menor
cuando se trata de comportamientos recurrentes de envío de fotos o vídeos con contenido
sexual (por ejemplo, más de cuatro veces).
Como puede observarse en la figura 5.2, la probabilidad de practicar sexting se
incrementa progresivamente con la edad. A los 12 años, alrededor de un 3% de los
menores ha participado en sexting. A los 17 años el porcentaje se incrementa hasta
superar el 35%. A partir de los 15 años hay un incremento considerable en el número de
menores que practica sexting. El posible motivo para ello es que algunas de las
aplicaciones más usadas entre los jóvenes para el intercambio de fotografías no permiten
tener un perfil a los menores de 15 años.

62
FIGURA 5.2. Prevalencia del sexting por edades.

¿CÓMO PROTEGER A LOS MENORES Y ADOLESCENTES DE LAS


CONSECUENCIAS DEL SEXTING?

LA EDUCACIÓN SEXUAL DE LOS HIJOS

El sexting está relacionado con el desarrollo sexual de los adolescentes. Una forma de
prevenirlo, o de minimizar sus consecuencias, es trabajar una buena educación sexual
entre los jóvenes.
La educación sexual de los hijos adolescentes es, para muchos padres y educadores,
una cuestión tabú que provoca vergüenza o malestar. Aunque los padres son una parte
fundamental del proceso de socialización de sus hijos, se da la paradoja de que muchos
de ellos no desempeñan un papel importante en su educación sexual.
Algunas creencias tradicionales contribuyen a mantener esta situación: «a mí no me
explicaron nada y aprendí por mí mismo», «ahora los adolescentes aprenden solos», «si
les hablo de sexo, acabarán siendo promiscuos» o «los jóvenes ya tienen mucha
información sexual».
Educar sexualmente a los hijos implica trasmitirles una serie de actitudes y
conocimientos específicos sobre la sexualidad que les permitan vivir de una forma
positiva y saludable.

63
TRASMITIR UNA IDEA POSITIVA SOBRE LA SEXUALIDAD Y LAS RELACIONES ÍNTIMAS

La sexualidad es parte del desarrollo social del adolescente y constituye un proceso


de gran relevancia. Son muy diversas las posibles formas de expresar la propia
sexualidad. Una de ellas es la vivencia de la sexualidad a través de Internet.
Vivir de forma responsable y saludable las relaciones sexuales, siendo conscientes de
los riesgos y minimizándolos, es un determinante fundamental para la salud y el
bienestar. Los padres y educadores deben trasmitir la noción básica de que desarrollar la
sexualidad de forma saludable y sin riesgos depende, principalmente, del propio
comportamiento y de las actitudes de respeto que uno tenga. Este principio es aplicable
también al sexting.
En este marco general, sin necesidad de ser alarmistas, recomendamos informar a los
adolescentes de los potenciales riesgos para que puedan evitarlos o minimizarlos. Así, es
necesario hablar sobre las posibles consecuencias de la difusión de contenidos sexuales a
personas no deseadas y el mal uso que esas personas pueden hacer de dichos contenidos.
Recomendamos, además, subrayar dos normas fundamentales para relacionarse con
otros adolescentes en el ciberespacio, más aún cuando la sexualidad está implicada.
La primera norma es el respeto. El respeto permite vivir la sexualidad de manera
equilibrada y positiva. El respeto significa no provocar malestar o daño a ninguna
persona, no forzar cuando el otro expresa que no desea hacer algo («no es no») y trabajar
el concepto de ética en las relaciones interpersonales (ser sincero sobre las intenciones
reales, ser honesto con uno mismo y los demás, etc.).
La segunda regla es la responsabilidad. Practicar la sexualidad de forma saludable
supone necesariamente ejercer la libertad sexual con conocimiento de lo que se hace,
minimizando los principales riesgos.

ALGUNAS IDEAS SOBRE LAS QUE PENSAR CON LOS ADOLESCENTES

— Piénsalo dos veces antes de enviarlo.


Esta recomendación puede apoyarse con una serie de hechos fácilmente
constatables. Uno de estos hechos es que es imposible recuperar las fotos o vídeos
que enviamos a través de Internet o el móvil. De alguna forma, estas fotos o
vídeos permanecerán en el ciberespacio para siempre. No existen límites
temporales o espaciales, por lo que podrían «reaparecer» en el futuro.
Además, las personas y las relaciones pueden cambiar con el tiempo. Alguien
que ahora es de nuestra confianza, podría no serlo en el futuro. Por ello, es
necesario reflexionar muy bien sobre a quién enviamos los contenidos sexuales.

— No es no.
Cuando alguien expresa su negativa a enviar fotos no debemos insistir,

64
amenazar o coaccionar para que lo haga. El respeto hacia los demás implica
aceptar lo que otros sienten y desean.

— No debes sentirte presionado para participar en sexting.


Aunque algunos adolescentes se implican en sexting, esta es una decisión muy
personal.
Si alguien te presiona para enviar contenidos íntimos, tal vez la persona no te
está respetando lo suficiente. En tal caso, deberías dudar aún más sobre si enviar
tales contenidos.

— Las imágenes de otros no nos pertenecen, por tanto, no debemos distribuirlas.


Ayude a su hijo a entender que si recibe una imagen íntima de otra persona,
esta no es su foto ni su cuerpo, por lo que no debe difundirla a terceros.

SI VAS A ENVIAR CONTENIDOS SEXUALES, TEN EN CUENTA LO SIGUIENTE

Ciertos enfoques educativos asumen que algunos adolescentes enviarán en algún


momento contenidos, fotos o vídeos sexuales a otros. Desde esta premisa, se ha
elaborado una serie de recomendaciones en caso de que las imágenes se vayan a enviar
de cualquier manera.
Por ejemplo, la iniciativa red.es (www.red.es), en su documento Capacitación en
materia de seguridad TIC para padres, madres, tutores y educadores de menores de
edad, incluye las siguientes recomendaciones. Los padres deben usar estas guías si
asumen que sus hijos eventualmente participarán en sexting:

— Piensa muy bien a quién envías los contenidos sexuales (por ejemplo, las
imágenes), dado que cuanta menor es la confianza en el destinario, es más
probable que esas imágenes acaben en un lugar equivocado o se utilicen para fines
indeseados. En caso de decidir enviarlas, se recomienda incluir un mensaje en el
que se indique que las imágenes no deben enviarse a nadie más: por ejemplo,
«esto es solo para ti, por favor, no lo reenvíes».
— Sé cuidadoso en no enviar la imagen a una persona equivocada por error, ya que
esto puede causar problemas.
— No incluyas la cara ni rasgos identificativos como lunares, piercings o tatuajes en
las imágenes. De esta forma, se dificulta identificar a la persona en caso de que la
imagen se reenvíe.
— Evita que la imagen incluya la geolocalización (es decir, dónde se hizo la foto).
Esta es una función de algunos teléfonos que incluyen de forma automática el
lugar en el que se realizó la foto a través del GPS.
— Elimina las imágenes sexuales de teléfonos móviles o del ordenador, ya que en

65
caso de robo, estas imágenes podrían ser extraídas.

ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES SOBRE EL SEXTING

Es importante enfatizar que las relaciones sanas no se basan en la presión o la


coacción (por ejemplo, las coacciones para elaborar fotos sexuales y enviarlas), sino en
el respeto y la aceptación del «no» del otro.
En todo caso, no debemos adoptar una actitud excesivamente dura ante quien practica
sexting. Las personas se implican a lo largo de su vida en diferentes comportamientos de
riesgo, lo cual no significa estigmatizarlas de por vida.
Nuevamente, es importante remarcar la importancia de la imagen online. Un
contenido publicado online es difícil de eliminar y muchas personas podrán acceder a él.
Una vez que se hace el envío, se pierde el control sobre el contenido. Por ello, es
importante recordar que los contenidos sobre nosotros mismos podrían perjudicarnos en
el futuro.
Lo fundamental es inducir un razonamiento sobre los posibles problemas del sexting,
cómo evitarlos y cómo afrontarlos.

TAREA (Descargar o imprimir)

CLARIFICANDO IDEAS SOBRE EL SEXTING

Una buena manera de educar sobre el sexting consiste en provocar una reflexión en
los propios menores sobre las razones por las que las personas participan en él y qué
consecuencias puede conllevar. En primer término, más que dar una charla a los hijos,
puede ser útil comprobar qué piensan sobre el sexting y cuáles son sus actitudes y
concienciación al respecto. El objetivo de esta actividad es inducir la reflexión propia
(más que una impuesta), que pueda conducir a un diálogo abierto sobre esta
problemática. Para ello, le proponemos que complete a modo de autoevaluación las
siguientes preguntas para, posteriormente, planteárselas a su hijo/a:

¿Por qué la gente joven participa en el sexting?

— ________________________________________________
— ________________________________________________
— ________________________________________________
— ________________________________________________
— ________________________________________________

66
¿Qué riesgos puede tener el sexting?

— ________________________________________________
— ________________________________________________
— ________________________________________________
— ________________________________________________
— ________________________________________________

67
6
Acoso en el noviazgo a través de Internet y los
smartphones
ERIKA BORRAJO y MANUEL GÁMEZ GUADIX

¿QUÉ ES EL ACOSO EN EL NOVIAZGO A TRAVÉS DE INTERNET Y


LOS SMARTPHONES?

68
De la misma forma que los medios electrónicos han conllevado innumerables
ventajas para la creación y mantenimiento de relaciones interpersonales, también han
favorecido la aparición de problemas en el contexto de las relaciones amorosas y de
pareja.
Uno de estos problemas es el uso de las nuevas tecnologías para acosar y amenazar a
la pareja o expareja. Así, conductas que hasta ahora conocíamos en sus formas
tradicionales, como las amenazas, el control psicológico o la intimidación a la pareja,
parecen haberse adaptado a las nuevas tecnologías y se expresan a través de ellas.
Las agresiones en la pareja a través de medios electrónicos se manifiestan de diversas
formas. Las más frecuentes incluyen:

— Las conductas de control o de vigilancia en las que la pareja o la expareja utiliza


el teléfono móvil o Internet para saber en todo momento qué hace o con quién está
el otro (por ejemplo, mirar obsesivamente el perfil de Facebook, utilizar las
contraseñas de la pareja para espiar sus contactos o sus mensajes o el envío
excesivo de mensajes por WhatsApp).
— Comportamientos que tienen la intención de humillar o avergonzar a la víctima
(difusión de rumores o falsas informaciones a través de redes sociales o mensajería
instantánea, la difusión de vídeos o fotos íntimas) o conductas que buscan
provocar celos.

En el siguiente recuadro se presentan las formas específicas de acoso a la pareja a


través de Internet y los smartphones.

• Crear un perfil falso de la pareja o expareja en Facebook para suplantar su


identidad y causarle problemas.
• Utilizar Internet o las redes sociales para difundir falsos rumores sobre la pareja o
la expareja.
• Escribir mensajes inapropiados o negativos de la expareja en el muro de una red
social.
• Difundir información íntima de la pareja o expareja, como fotos o vídeos
sexuales, para causarle un daño.
• Publicar comentarios desagradables o humillantes en una foto de la pareja o
expareja.
• Enviar multitud de mensajes o hacer llamadas recurrentes o anónimas con el fin
de hostigar y controlar a la pareja.
• Publicar mensajes en el muro de una red social para burlarse o hacer daño a la
pareja o expareja.
• Ser bloqueado en el perfil de la expareja e insistirle o amenazarle para que lo
desbloquee.

69
RELACIONES DE NOVIAZGO 3.0

Una de las características de este fenómeno es que la comunicación a través de los


medios electrónicos impide la recepción de comunicación no verbal. Esta información
descontextualizada dificulta la interpretación completa del mensaje que se recibe,
pudiendo dar lugar a una lectura errónea del mismo. Una foto subida a una red social, un
mensaje de un amigo o una actualización de estado pueden desembocar en situaciones de
celos, de control o amenazas por parte de la pareja o expareja, porque se desconoce,
precisamente, el contexto de esa información. Y esto puede ser, en muchos de los casos,
el principal motivo que provoca el comportamiento agresivo.
Asimismo, para muchos jóvenes resulta difícil discernir la línea divisoria entre
muestras de amor e interés por parte de la pareja y conductas que realmente implican
intimidación, control excesivo o agresividad. Para algunas personas estar constantemente
enviando mensajes a su pareja para controlar qué hace y con quién está son
comportamientos interpretados como muestras de cuidado o de preocupación por la
pareja.
En la tabla 6.1, que se presenta a continuación, se incluye una serie de
comportamientos que representan ejemplos de buen trato a la pareja junto con otras
manifestaciones que, aunque pueden confundirse con demostraciones de amor, en
realidad constituyen formas de desconsideración con el otro.

TABLA 6.1
¿Qué son el buen trato y el maltrato en la pareja?

¿QUÉ ES BUEN TRATO EN LA PAREJA? ¿QUÉ ES EL MALTRATO EN LA PAREJA?

• Estar disponible para la otra persona cuando lo necesita. • Enviar mensajes continuamente a la pareja
• Demostrar amor con verbalizaciones positivas, gestos o para controlar con quién o dónde está.
comportamientos. • Mostrarse celoso/a de manera repetida.
• Compartir momentos importantes con la otra persona. • Obsesionarse con saber todo lo que la
• Tratar de comprender al otro, ponerse en su lugar y persona hace o deja de hacer.
escuchar sin juzgar. • Amenazar, chantajear o tratar de «darle su
• Confiar en la persona que es importante para nosotros. merecido» al novio o novia.
• Proporcionar un espacio para que la pareja pueda tomar • Tener sus contraseñas para entrar en su
sus propias decisiones. correo o redes sociales.
• Reforzar los comportamientos adecuados de la pareja; no • Prohibirle que hable o se relacione con otras
hacer reproches generales si no describir en positivo. personas en Internet o las redes sociales.
• Expresar mensajes claros sobre lo que sentimos en un • Ignorarle como una forma de castigo.
momento determinado. • Discutir repetidamente sobre el uso que
hace de las redes sociales.

70
¿CUÁNTO OCURRE?

Quizá las propias características de las herramientas tecnológicas (constante


conectividad, inmediatez, etc.) incrementen la prevalencia que los comportamientos de
abuso online en el noviazgo tienen entre los jóvenes. A continuación se presentan
algunos datos referidos a cuánto ocurre este tipo de acosos entre parejas de jóvenes
españoles (Borrajo, Gámez-Guadix, Pereda y Calvete, 2015):

— Mi pareja ha controlado las actualizaciones de estado del muro de mi red social:

• 1 o 2 veces: 14,3%
• Entre 3 y 10 veces: 14,1%
• Más de 10 veces: 15,5%

— Mi pareja ha controlado la última hora de mi última conexión en aplicaciones de


móvil:

• 1 o 2 veces: 17,8%
• Entre 3 y 10 veces: 18,2%
• Más de 10 veces: 27,5%

— Mi pareja ha usado las nuevas tecnologías para saber dónde he estado y con quién:

• 1 o 2 veces: 13,7%
• Entre 3 y 10 veces: 8,7%
• Más de 10 veces: 5,4%

— Mi pareja controla las amistades que tengo en las redes sociales:

• 1 o 2 veces: 14,9%
• Entre 3 y 10 veces: 9,5%
• Más de 10 veces: 5,7%

— Mi pareja o expareja ha escrito un comentario en una red social para insultarme o


humillarme:

• 1 o 2 veces: 1,3%
• Entre 3 y 10 veces: 0,4%
• Más de 10 veces: 0,5%

— Mi pareja me ha amenazado a través de las nuevas tecnologías con difundir


secretos o información comprometida sobre mí:

71
• 1 o 2 veces: 1,4%
• Entre 3 y 10 veces: 0,3%
• Más de 10 veces: 0,6%

— Mi pareja se ha hecho pasar por otra persona a través de las nuevas tecnologías
para ponerme a prueba:

• 1 o 2 veces: 2,6%
• Entre 3 y 10 veces: 0,6%
• Más de 10 veces: 0,3%

— Mi pareja me ha enviado mensajes insultantes y/o humillantes a través de las


nuevas tecnologías:

• 1 o 2 veces: 3,7%
• Entre 3 y 10 veces: 1,9%
• Más de 10 veces: 1,7%

¿POR QUÉ OCURRE?

No hay una única causa específica cuya presencia provoque la aparición de


comportamientos de abuso online en el noviazgo; más bien son un cúmulo de
circunstancias personales y sociales las que conducen a que una persona se convierta en
víctima de abuso por parte de su pareja.
En la figura 6.1, que se presenta a continuación, aparecen algunos de estos factores
explicativos, tanto personales como sociales, así como de los propios medios
tecnológicos, que aumentan, según los estudios, las posibilidades de ser víctima. Además
de los factores de riesgo, aparecen también las consecuencias que podrían sufrir las
víctimas de abuso online en el noviazgo, como, por ejemplo, síntomas de ansiedad o
depresión, o una baja autoestima.
Sin embargo, dos de los factores individuales a los que más importancia se les ha
otorgado son las creencias que justifican las conductas de abuso y las creencias en los
mitos del amor romántico.

72
FIGURA 6.1. Modelo explicativo de la violencia en el noviazgo que incluye el uso de herramientas electrónicas
(Manganello, 2008).

MITOS DEL AMOR Y JUSTIFICACIONES DEL ACOSO

Un mito es una creencia expresada de manera poco flexible que contiene una gran
carga emotiva y se caracteriza por ser resistente al cambio y al razonamiento. Los mitos
del amor romántico serían, por tanto, un conjunto de creencias rígidas socialmente
compartidas sobre la supuesta «verdadera naturaleza» del amor (Yela, 2003).
Los principales mitos sobre el amor son:

— Mito de la media naranja: es la creencia de que existe una persona perfecta para
cada uno.
— Mito de la omnipotencia: la idea de que el amor lo puede todo.
— Mito de los celos: la creencia de que los celos son una muestra de amor.
— Mito del emparejamiento: según este mito, la pareja es algo necesario para
sobrevivir, y universal.
— Mito del matrimonio: la creencia referida a que el amor pasional del comienzo de
la relación debe conducir inexorablemente al matrimonio.
— Mito de la pasión eterna: la creencia de que la pasión del comienzo de la relación
debe durar eternamente.
— Mito de la ambivalencia: la creencia sobre si tratar mal a alguien significa
quererle, y viceversa.

73
La creencia en los mitos sobre el amor está ampliamente extendida entre la población
general, y entre los más jóvenes en particular. Por ejemplo, el 60% de los jóvenes está de
acuerdo con la afirmación de que el amor lo puede todo, y el 62% cree que el amor debe
ser ciego. Diversas manifestaciones sociales propician que estos mitos con los que
crecemos se mantengan y sea difícil eliminarlos.
Algunos datos de la presencia de estas creencias entre los jóvenes españoles se
muestran a continuación (Borrajo, Gámez-Guadix y Calvete, 2015).

En alguna parte hay alguien predestinado para cada persona («tu media naranja»). 68,0%

La pasión intensa de los primeros tiempos de una relación dura para siempre. 81,1%

El amor debe ser ciego. 62,4%

Los celos son una prueba de amor. 19,6%

Se puede amar a alguien a quien a veces se trata mal. 23,4%

Se puede tratar mal a alguien a quien se ama. 14,3%

El amor verdadero lo puede todo. 60,3%

La creencia en los mitos del amor se ha relacionado con la aceptación y el


mantenimiento de comportamientos de acoso en las relaciones en el noviazgo. En esta
línea, varios estudios han encontrado que los jóvenes interpretan que las agresiones son
parte de la relación, y que este tipo de acoso es una forma de mostrar amor. Los
resultados indican que una visión distorsionada de las relaciones de pareja podría inducir
a justificar y mantener las agresiones que aparecen en las relaciones de noviazgo entre
los jóvenes.
Otro de los factores que más evidencia científica presenta en cuanto a su relación con
la aparición de conductas de abuso hacia la pareja son las creencias que justifican este
tipo de comportamientos. Minimizar lo que la pareja está haciendo («mi pareja no deja
de escribirme y controlar dónde estoy, pero es lo normal»), negarlo («esas cosas no me
pasan a mí») o justificar que lo haga («si insiste en llamarme es porque me quiere») son
algunas de las ideas que mantienen estas conductas y que hacen que la victimización
perdure en el tiempo.
Al igual que la creencia en los mitos del amor, las creencias que justifican el abuso
online muestran cierta prevalencia entre la gente joven, como se puede observar a
continuación.

1. Conocer la contraseña del móvil de tu pareja es una muestra de que confía en ti. 53,5%

2. La persona tiene derecho a controlar por el móvil lo que hace su pareja. 8,6%

74
3. No hay nada malo en que tu pareja te insista a través de WhatsApp en mantener relaciones 23,8%
sexuales.

4. Si alguien insiste a su pareja en que conteste al momento los mensajes y llamadas está mostrando 31,1%
que se preocupa por esa persona.

5. A veces enviar mensajes insultando a la pareja puede estar bien si esta se lo merecía. 6,7%

6. Intentar poner celoso/a a la pareja colgando una foto con otro/a chico/a es una prueba de amor. 4,8%

7. Está bien difundir rumores y/o chismes sobre la pareja si él/ella lo hizo primero. 3,4%

8. Es gracioso que una persona se haga pasar por otra para poner a prueba a su pareja. 5,0%

¿CÓMO DETECTARLO?

En ocasiones, resulta complicado, incluso para las personas más cercanas a la propia
víctima, detectar que está sufriendo abuso por parte de una pareja o expareja. Como
hemos visto anteriormente, algunas de esas conductas tienen un carácter sutil y son
difícilmente identificables, incluso por la propia persona que las está sufriendo (por
ejemplo, el control que suele interpretarse como una muestra de amor).
Una forma sencilla de detectar el abuso online por parte de la pareja o expareja es
utilizar una serie de preguntas de detección como las que se presentan en la tabla 6.2.
Estas preguntas permiten sondear un amplio número de comportamientos relacionados
con el abuso online.

TABLA 6.2
Preguntas para detectar el abuso online en el noviazgo

1. Tu pareja o expareja, ¿ha controlado las actualizaciones de estado del muro de tu red social?
¿Has controlado tú las actualizaciones de estado del muro de la red social de tu pareja o expareja?
2. Tu pareja o expareja, ¿te ha amenazado a través de las nuevas tecnologías con hacerte daño físicamente?
¿Has amenazado tú a tu pareja o expareja a través de las nuevas tecnologías con hacerle daño
físicamente?
3. Tu pareja o expareja, ¿ha creado un perfil falso sobre ti en una red social para causarte problemas?
¿Has creado tú un perfil falso sobre tu pareja o expareja en una red social para causarle problemas?
4. Tu pareja o expareja, ¿ha escrito un comentario en el muro de una red social para insultarte o humillarte?
¿Has escrito tú un comentario en el muro de una red social para insultar o humillar a tu pareja o
expareja?
5. Tu pareja o expareja, ¿ha utilizado tus contraseñas (teléfono, redes sociales, correo) para curiosear tus
mensajes y/o contactos sin tu permiso?
¿Has utilizado tú las contraseñas (teléfono, redes sociales o correo) de tu pareja o expareja para curiosear
sus mensajes y/o contactos sin su permiso?
6. Tu pareja o expareja, ¿ha difundido secretos y/o informaciones comprometidas sobre ti a través de las
nuevas tecnologías?
¿Has difundido tú secretos y/o informaciones comprometidas sobre tu pareja o expareja a través de las

75
nuevas tecnologías?
7. Tu pareja o expareja, ¿ha controlado la hora de tu última conexión en aplicaciones del móvil?
¿Has controlado tú la hora de la última conexión de tu pareja o expareja en aplicaciones del móvil?
8. Tu pareja o expareja, ¿te ha amenazado a través de las nuevas tecnologías con difundir secretos o
información comprometida sobre ti?
¿Has amenazado tú a tu pareja o expareja a través de las nuevas tecnologías con difundir secretos o
información comprometida sobre él/ella?
9. Tu pareja o expareja, ¿ha utilizado las nuevas tecnologías para hacerse pasar por ti y crearte problemas?
¿Has utilizado tú las nuevas tecnologías para hacerte pasar por tu pareja o expareja y crearle problemas?
10. Tu pareja o expareja, ¿te ha enviado mensajes insultantes y/o humillantes a través de las nuevas
tecnologías?
¿Has enviado tú mensajes insultantes y/o humillantes a tu pareja o expareja a través de las nuevas
tecnologías?
11. Tu pareja o expareja, ¿ha revisado tus redes sociales, WhatsApp o correo sin tu permiso?
¿Has revisado tú las redes sociales, WhatsApp o correo de tu pareja sin su permiso?
12. Tu pareja o expareja, ¿ha enviado y/o colgado fotos, imágenes y/o vídeos tuyos íntimos o de contenido
sexual a otras personas sin tu permiso?
¿Has enviado tú y/o colgado fotos, imágenes y/o vídeos de contenido sexual sobre tu pareja o expareja a
otras personas sin su permiso?
13. Tu pareja o expareja, ¿ha utilizado las nuevas tecnologías para controlar donde has estado y con quién?
¿Has utilizado tú las nuevas tecnologías para controlar a tu pareja o expareja dónde ha estado y con
quién?
14. Tu pareja o expareja, ¿te ha amenazado a través de las nuevas tecnologías para que contestes a sus
llamadas o mensajes de manera inmediata?
¿Has amenazado tú a tu pareja o expareja a través de las nuevas tecnologías para que contestes a sus
llamadas o mensajes de manera inmediata?
15. Tu pareja o expareja, ¿se ha hecho pasar por otra persona a través de las nuevas tecnologías para ponerte a
prueba?
¿Te has hecho pasar por otra persona a través de las nuevas tecnologías para poner a prueba a tu pareja o
expareja?
16. Tu pareja o expareja, ¿ha colgado música, poesías, frases... en los estados de su red social en referencia a ti
con la intención de insultarte o humillarte?
¿Has colgado música, poesías, frases... en los estados de tu red social en referencia a tu pareja o expareja
con la intención de insultarla o humillarla?
17. Tu pareja o expareja, ¿ha revisado tu teléfono móvil sin tu permiso?
¿Has revisado tú el teléfono móvil de tu pareja o expareja sin su permiso?
18. Tu pareja o expareja, ¿ha extendido rumores, chismes y/o bromas sobre ti a través de las nuevas
tecnologías con la intención de ridiculizarte?
¿Has extendido rumores, chismes y/o bromas a través de las nuevas tecnologías sobre tu pareja o
expareja con la intención de ridiculizarla?
19. Tu pareja o expareja, ¿te ha llamado de forma excesiva para controlar dónde estabas y con quién?
¿Has llamado tú a tu pareja o expareja de forma excesiva para controlar dónde estaba y con quién?
20. Tu pareja o expareja, ¿ha controlado las amistades que tienes en las redes sociales?
¿Has controlado tú las amistades que tiene tu pareja o expareja en las redes sociales?

PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN

Como hemos señalado, los mitos sobre el amor romántico y las creencias que
justifican la violencia son algunos de los factores que mantienen las conductas abusivas
en la pareja. Es por ello que trabajar sobre estos pensamientos ayuda a prevenir el acoso
y la agresión en las relaciones de las parejas jóvenes.

76
Una forma de prevenir e intervenir sobre estas creencias es confrontar las ideas sobre
el significado subjetivo que le damos a los comportamientos de acoso. A continuación se
expone una serie de concepciones que suelen presentar los adolescentes sobre las
relaciones románticas seguidas de varias argumentaciones que pueden ser usadas para
rebatirlas.

Insistir a la pareja para que conteste al momento mensajes y/o llamadas es una
muestra de preocupación

Existe una línea muy fina entre lo que entendemos por preocupación y lo que
realmente es control y acoso. A veces, nuestros quehaceres del día a día no nos permiten
estar constantemente pendientes del móvil. Es por ello que no contestar de manera
inmediata a un mensaje o a una llamada no es sinónimo de que la pareja no se preocupe.
Por otra parte, las personas que conforman la pareja también necesitan su espacio.

A veces, enviar mensajes intimidando o insultando a la pareja puede estar bien si


esta se lo merece

Ningún comportamiento que pueda causar malestar a la pareja o expareja está


justificado. Si algo de lo que ha dicho o hecho tu pareja o expareja te ha molestado o
dolido, házselo saber. Hacer partícipe a la otra persona de cómo nos sentimos es la mejor
forma de que pueda entendernos.

Los celos son una muestra de amor

Los celos repetidos no son una muestra de amor hacía otra persona. Los celos son,
más bien, una muestra de las inseguridades de quien los sufre. Mantener una relación
basada en la confianza y en el respeto previene que estos sentimientos aparezcan.

Está bien controlar las conexiones o publicaciones de mi pareja y/o expareja

Controlar las conexiones en WhatsApp o las publicaciones de estado y/o fotos de


nuestra pareja o expareja nos ayuda, por un lado, a confirmar aquello en lo que
estábamos pensando («hace mucho que no se conecta, seguro que está con otro/a»), lo
cual, a su vez, nos hará sentirnos ansiosos o enfadados.
Cuando comprobamos que, efectivamente, la pareja está haciendo lo que nos dijo
(«ha subido una foto con sus amigos, así que está con ellos») disminuirá la ansiedad y la
preocupación, pero solo de forma temporal. La única forma de no reforzar estas
inseguridades es fomentar la confianza en la pareja de manera permanente.

Compartir las contraseñas privadas es una prueba de amor

77
Que la pareja te presione para que le facilites tus contraseñas no es una prueba de
amor, es, más bien, una señal de inseguridad. Recuerda que las contraseñas deben
emplearse como el cepillo de dientes: no deberían compartirse con nadie.

Además de trabajar las justificaciones, es necesario tener en cuenta los siguientes


aspectos.

Identificar los primeros signos

Identificar las primeras señales de acoso puede prevenir la aparición posterior de


comportamientos de una mayor gravedad. Estas señales incluyen los primeros intentos
de control o coacción por parte de la pareja o expareja para, por ejemplo, saber dónde y
con quién se está en cada momento.

Desarrollar competencias

Otro aspecto importante es desarrollar habilidades personales que permitan a los


jóvenes expresar sus sentimientos y opiniones sin miedo a sentir rechazo. Uno de los
motivos por los que los jóvenes acceden a facilitar sus contraseñas personales o enviar
fotos privadas o comprometidas es la incapacidad de decir no o de expresar sus propias
opiniones o sentimientos. Trabajar con ellos la asertividad es esencial para prevenir e
intervenir en el abuso online en la pareja.

Trabajar la autoestima

La autoestima del adolescente puede ser un factor clave para prevenir e intervenir en
la aparición de estos comportamientos. Quererse a uno mismo es el primer paso para
prevenir los comportamientos de acoso de otros y para desarrollar actitudes que permitan
plantarse ante aquellas conductas que no son de su agrado.

Apoyar a la víctima

El apoyo a la víctima que está sufriendo estos comportamientos en su relación de


noviazgo es esencial.
Si su hijo o hija aún no es consciente de lo que está pasando, necesitará comprensión
para asimilarlo. Si, por el contrario, se encuentra en el momento en el que es consciente
de lo que ocurre, experimentará sentimientos y pensamientos encontrados: aquella
persona que debería tratarle bien es aquella que le controla y le agrede. Como padres, es
necesario mostrar apoyo incondicional a quien sufre el acoso y hacer énfasis en que no
es el responsable de la situación.

78
7
El grooming o acoso sexual online de menores
PATRICIA DE SANTISTEBAN y MANUEL GÁMEZ GUADIX

¿QUÉ ES EL GROOMING ONLINE?

El grooming online es una forma de acoso sexual de menores por parte de adultos a
través de Internet. En el grooming, un adulto trata de acceder a un menor para conseguir
mantener algún tipo de relación sexual o intercambiar material sexual (como fotos o
vídeos). Este adulto puede ser una persona con la que el menor haya contactado a través
de Internet, pero también puede ser alguien que haya conocido en su entorno y con quien
se relacione posteriormente a través de Internet.
Cuando nos referimos a un menor en este capítulo, hacemos referencia a alguien de
15 años o menos, que es la edad de consentimiento sexual establecida con mayor
frecuencia en los ámbitos nacional e internacional. Esto no excluye que alguien mayor
de 15 años pueda ser también objeto de acoso sexual online si existe algún tipo de

79
engaño, manipulación o embaucamiento por parte de un adulto.
Es importante entender que el grooming es un proceso complejo y gradual, que va
poco a poco y puede empezar y desarrollarse de muchas y variadas maneras:

1. Puede comenzar con el engaño de un adulto sobre su identidad. Por ejemplo, un


adulto se hace pasar por un menor utilizando fotos y perfiles falsos y hablando en
la jerga de los adolescentes. También se puede hacer pasar por alguien del mundo
del espectáculo o de la moda para ofrecer a los menores trabajos, participación en
televisión, conocer a personajes famosos, etc.
2. Un adulto puede ofrecer dinero o regalos a los menores si aceptan, por ejemplo,
mandarle fotos o conocerse en persona. Puede empezar con peticiones pequeñas y,
poco a poco, ir consiguiendo que los menores accedan a actividades a las que en
un principio no accederían; esto es lo que se llama el efecto «bola de nieve».
3. Un adulto se presenta como es, pero miente sobre sus intenciones. Puede mostrarse
como alguien confiable, preocupado e interesado por los problemas de los
menores y aparentemente dispuesto a ayudar.
4. Un adulto puede tratar de establecer un relación de amistad, intimidad o de pareja
con el menor, embaucándole como si se tratara de una relación equitativa y
escogida por ambos.

Hay que tener en cuenta que los menores, en general, detectan este tipo de
situaciones, no se dejan engañar y normalmente no caen en «trampas». Pero un adulto
tiene mucha más experiencia en las relaciones interpersonales y puede conseguir
persuadir a un menor de muchas maneras. Por eso es importante entender que se trata de
un proceso complejo, que se desarrolla poco a poco y que no es fácil de identificar.

¿CUÁNTO OCURRE?

Según los estudios internacionales que se han efectuado, entre el 5% y el 9% de los


menores de edad entre 10 y 17 años ha sido solicitado sexualmente por adultos vía
Internet. En un estudio con adolescentes españoles entre 12 y 15 años, se encontró que
aproximadamente un 8% de menores había sufrido este tipo de conductas en el último
año (de Santisteban y Gámez-Guadix, 2017).
En el grooming online distinguimos entre dos principales factores: las solicitudes
sexuales y las interacciones sexuales.
Las solicitudes sexuales son acercamientos de los adultos hacia los menores en los
que tratan de conseguir una respuesta de estos a sus requerimientos sexuales o
simplemente exhibirse frente a ellos. Las interacciones sexuales se refieren a las
situaciones en las que los adultos consiguen implicar a los menores en el proceso de
abuso para que estos respondan a sus requerimientos sexuales (les envíen fotos, les

80
pongan la webcam, queden con ellos en persona, etc.).
A continuación, se recoge la prevalencia de estos comportamientos en una muestra de
adolescentes españoles (de Santisteban y Gámez-Guadix, 2017) según les sucede a
adolescentes chicos o chicas entre 12 y 15 años:

— Un adulto me ha pedido que le envíe fotos o vídeos míos con contenido íntimo o
sexual a través de Internet o el móvil:

• Chicos: 2,8%
• Chicas: 10,0%

— Un adulto me ha hecho preguntas con contenido sexual a través de Internet o el


móvil:

• Chicos: 3,6%
• Chicas: 11,1%

— Un adulto me ha pedido tener cibersexo (por ejemplo, a través de una webcam):

• Chicos: 2,0%
• Chicas: 3,0%

— Un adulto, a través de Internet, me ha pedido que tengamos relaciones sexuales en


persona:

• Chicos: 2,5%
• Chicas: 5,4%

— Un adulto me ha enviado fotos o vídeos con contenido sexual en los que salía
él/ella:

• Chicos: 5,2%
• Chicas: 8,3%

— Un adulto me ha mandado fotos o vídeos con contenido sexual de gente adulta:

• Chicos: 4,4%
• Chicas: 3,6%

La prevalencia de interacciones sexuales en la misma muestra de adolescentes


españoles se detalla a continuación:

— Le he enviado a un adulto fotos o vídeos míos con contenido sexual:

81
• Chicos: 1,1%
• Chicas: 1,0%

— He mantenido una relación de tonteo amoroso con un adulto online:

• Chicos: 3,5%
• Chicas: 4,8%

— He hablado de cosas íntimas con un adulto a través de Internet:

• Chicos: 3,5%
• Chicas: 4,1%

— He quedado con un adulto que he conocido en Internet para conocernos en


persona:

• Chicos: 3,6%
• Chicas: 3,6%

— Hemos quedado para tener contacto sexual:

• Chicos: 1,4%
• Chicas: 0,8%

¿QUIÉN PRESENTA MÁS RIESGO?

Como puede observarse, los porcentajes de solicitudes sexuales a adolescentes chicas


son mayores que los porcentajes de solicitudes sexuales a adolescentes chicos; sin
embargo, cuando analizamos el factor de interacción sexual, estos porcentajes tienden a
igualarse. Esto significa que tanto los adolescentes chicos como las chicas tienen un
riesgo similar de ser finalmente embaucados por los adultos en el proceso de grooming
online.
Por otro lado, tendemos a pensar que los niños más pequeños son los más vulnerables
a sufrir grooming online debido a su inocencia, pero esto no es lo que sucede realmente.
Los adolescentes más mayores, de 15 y 16 años, son más propensos a ser víctimas de
grooming online en comparación con los niños más pequeños, de 10 y 11 años. Esto
puede suceder por varias razones.
En primer lugar, es normal que entre los niños y adolescentes más pequeños haya un
mayor control y supervisión parentales, tanto en el uso que hacen de Internet como en el
resto de cuestiones de su vida diaria. Además, las actividades que realizan los niños y
adolescentes más pequeños a través de Internet son más lúdicas y menos interactivas

82
socialmente que las que realizan los adolescentes más mayores. Por ejemplo, el uso de
redes sociales suele estar limitado antes de ciertas edades, como los 15 años.
En segundo lugar, la adolescencia es una etapa de cambios en la que los niños dejan
de enfocarse tanto en sus figuras parentales como modelo para aprender a desarrollar su
propia identidad a través de las relaciones con sus iguales. Internet es un mundo en el
que se multiplican las opciones y los adolescentes tratan de encontrar su sitio, indagar y
compartir inquietudes e intereses con el resto del mundo. Esta curiosidad y la búsqueda
de nuevas relaciones sociales pueden implicar relacionarse con personas que no conocen,
igual que sucede en su vida diaria fuera de Internet.
Finalmente, la adolescencia es una etapa en la que se inicia el desarrollo de la
sexualidad y comienzan a crearse las ideas de relaciones íntimas y amorosas. Es normal
que surjan dudas respecto a temas que todavía no comprenden pero están empezando a
experimentar. Internet ofrece un espacio para buscar y contrastar información o poder
hablar sin las barreras que supone indagar sobre este tipo de cuestiones en nuestra vida
diaria, ya sea por vergüenza, miedo, el qué dirán, etc.

¿CÓMO PREVENIRLO?

Para prevenir el grooming online es necesario fomentar una buena comunicación con
los niños y adolescentes respecto a la manera adecuada de navegar y relacionarse a
través de Internet. Es importante educar a los menores para que puedan detectar ellos
mismos las situaciones de riesgo. Como hemos visto, son los más mayores los más
vulnerables a este tipo de acoso y, llegada la adolescencia, actitudes de control excesivas
podrían ser más perniciosas que protectoras.
Por ejemplo, no permitir a un menor hacerse un perfil en redes sociales a determinada
edad puede ser contraproducente, ya que si el adolescente quiere hacerlo, lo hará a
escondidas de sus padres. Por ello, es necesario que los padres actúen de forma acorde a
esta realidad. En la tabla 7.1 se incluyen los puntos básicos para comenzar la prevención
del grooming.

NO SE ALARME, SEA REALISTA

En primer lugar, es necesario no alarmarse, sino fomentar un uso responsable de las


nuevas tecnologías. La advertencia «no salgas de casa porque es peligroso» no es realista
ni eficaz, del mismo modo que el habitual «no hables con desconocidos» tampoco lo es.
Es necesario ser sensatos y entender que los adolescentes se relacionan con otras
personas y conocen a gente nueva en los diferentes entornos en los que se mueven, tanto
online como offline. Es importante enfocar la prevención más en la responsabilidad de
los menores que en el control parental extremo.

83
TABLA 7.1
Puntos básicos para comenzar la prevención del grooming

• Tan pronto como su hijo o hija empiece a usar las redes sociales, es fundamental ayudarle a reflexionar con
quién debe y no debe ponerse en contacto. Anímelo a que solo tenga contacto con personas que conoce en el
mundo real. Al menos trasmítale que es importante limitar lo que se comparte con extraños y, en particular,
nunca se deben compartir fotos o vídeos comprometidos.
• Explíquele a su hijo que la gente no siempre es sincera en Internet. Las personas que se conocen en Internet
pueden mentir sobre su edad para parecer más jóvenes, mentir sobre su sexo o simular que tienen intereses o
aficiones parecidas a los menores. Trasmítale la idea de que, al menos que conozcan a la persona en la vida
real, estas cosas pueden ocurrir online.
• Trate de no ser demasiado rígido y no prohíba todo uso de Internet, ya que podría provocar que los
adolescentes lo hagan a escondidas. En su lugar, establezca reglas razonables y límites claros, dejando
abierto un espacio de diálogo para que ellos puedan expresarse en caso de que lo necesiten.
• Muestre a su hijo o hija que usted lo apoyará y trasmítale que puede acudir a usted con cualquier
preocupación que tenga. Sea lo que sea lo que hayan hecho, necesita saber que puede hablar con usted si
alguien hace algo que le hace sentir incómodo, ya sean comentarios inapropiados, imágenes o peticiones
sexuales.

Este control, necesario con los niños, ha de convertirse paulatinamente en supervisión


desde una mayor distancia, entendimiento, comprensión y aceptación de los adolescentes
como individuos que tratan de desarrollarse y adaptarse adecuadamente al mundo social.
La mayoría de los adolescentes que reciben solicitudes de adultos a través de Internet
actúa debidamente ignorándolos, bloqueándolos o eliminándolos, haciendo para ello uso
se las funcionalidades que permiten las diferentes redes sociales.

PAUTAS PARA LOS ADOLESCENTES SOBRE LOS USOS DE INTERNET

1. Ser cauteloso. En Internet podemos conocer gente de todo tipo, igual que fuera de
Internet. A diferencia de las relaciones cara a cara, a través de la pantalla hay
muchos aspectos de la expresión corporal que no percibimos directamente, señales
que podemos no captar, como, por ejemplo, el lenguaje no verbal (gestos, enfados,
etc.). Esto hace que sea más difícil interpretar las intenciones de la otra persona y
saber quién es realmente o qué quiere de nosotros.
2. No hacer en Internet lo que no harías cara a cara. A veces puede parecer más
fácil contar confidencias o hablar de ciertas cuestiones a través de una pantalla,
pero nunca sabes realmente qué puede pasar con lo que dices online, o para qué
puede utilizar esa información la otra persona.
3. Cuidado con la información que se sube o publica. En las redes sociales es
habitual subir información personal y fotos. No se trata de no crearse un
determinado perfil, pero sí de no difundir información que no te gustaría que
pudiera ver cualquier persona. Por ejemplo, si uno cuenta constantemente donde
está y lo que hace, alguien podría localizarnos o controlarnos.
4. Cuidado con lo que se envía. Una foto o un vídeo mandado a otra persona deja de

84
ser solo tuyo. En ese momento dejamos de tener el control sobre ese material, por
mucho que confiemos en la persona a quien lo enviamos. Por ejemplo, si
mandamos algo a un amigo y él, a su vez, se lo envía a otro, este otro se lo puede
enviar a uno más y, así, perdemos el control sobre dónde puede terminar esa
cadena.

DETECTAR SITUACIONES DE RIESGO

Además de tomar precauciones respecto a los usos de Internet, es importante educar a


los hijos e hijas sobre cómo detectar una situación de riesgo, así como enseñarles qué
hacer en situaciones en las que se puedan sentir acosados. Es importante tener en cuenta
que los adultos que tratan de embaucar a menores a través de Internet pueden tener
mucha experiencia y desarrollar diferentes estrategias para tratar de persuadir a los
menores.

PAUTAS PARA LOS MENORES SOBRE CÓMO DETECTAR UN POSIBLE ACOSO Y QUÉ HACER

1. «Si yo siento que algo no va bien..., es que algo no va bien». Esta idea, que parece
evidente, puede no serlo a veces. En ciertas ocasiones los menores no detectan
situaciones abusivas hasta que están totalmente inmersos en ellas. Aprender a estar
atento a las propias sensaciones puede dar información sobre algo fuera de lo
normal que puede estar sucediendo.
2. No te dejes llevar por el miedo o la vergüenza, pero utilízalos a tu favor. El miedo
y la vergüenza son emociones básicas que todos sentimos y que nos avisan de que
algo está pasando. Emoción significa «movimiento hacia», y si escuchamos
nuestras emociones en lugar de evitarlas, como muchas veces sucede, podremos
utilizarlas en nuestro propio beneficio. La vergüenza y el miedo son emociones
incómodas y, a veces, difíciles de soportar, pero nos dicen que algo que nos está
pasando no nos gusta, o nos avisan de un peligro. Puede ser muy útil hablar con
los menores sobre estas emociones y mostrarles que como padres y educadores, en
lugar de mostrar enfado, como tienden a pensar, ayudaremos a gestionar esas
emociones con ellos y a buscar una solución.
3. Debemos enseñar a los menores que su cuerpo les pertenece y que nadie puede
hacerles sentir que no es así. Es importante trasmitir la idea de que si alguien nos
quiere, debe respetar nuestros deseos y nuestros ritmos. Decir «No» en función de
cómo nos sentimos es importante para no experimentar de forma innecesaria
estados emocionales que no nos gusta sentir. Si cedemos a las pretensiones de los
demás por encima de lo que queremos, para contentarles o mantenerles a nuestro
lado, las emociones negativas se irán apoderando poco a poco de nosotros y cada

85
vez será más difícil actuar y poner límites.
4. Protegerse. La mayoría de los menores reacciona adecuadamente ante una
situación de acoso bloqueando al acosador. Reforzar cuando algo así sucede o
resaltar algún caso conocido que haya actuado de esta forma puede aportar
ejemplos de actuación válidos y adecuados. Asimismo, hablar con los hijos sobre
qué podrían hacer en una situación de acoso promueve la búsqueda de soluciones
creativas y en conjunto.
5. Contarlo. Es importante que los adolescentes sientan que pueden contar a sus
figuras de referencia posibles situaciones de acoso o abuso y que se les va a
escuchar y proteger. Es necesario mostrarles que se les va a prestar apoyo y que
para los padres el bienestar del menor es lo más importante por encima de
cualquier otra consideración.
6. Pedir ayuda externa. Los menores deben saber que existen profesionales
(psicólogos, trabajadores sociales, maestros, médicos, la policía, el orientador
escolar, instituciones públicas, etc.) que saben cómo manejar situaciones de acoso
y podrán ayudarles. Además, contamos con números de teléfono gratuitos a los
que los niños pueden llamar para pedir asesoramiento, como el teléfono de ayuda
al menor y al adolescente (900 202 010) y el teléfono europeo de ayuda a la
infancia y a la adolescencia (116 111), ambos gratuitos y confidenciales.

TABLA 7.2
Resumen de recomendaciones para los menores

• No hagas en la Red lo que no harías a la cara.


• No confíes en personas que solo conoces a través de Internet, aunque parezcan muy amables.
• Advierte a quien trata de acosarte o abusar de ti que está cometiendo un delito.
• Si te molestan a través de Internet, bloquea a la persona y pide ayuda.
• Te sentirás más protegido/a si no facilitas fotos o información íntima a través de Internet.
• Si alguien te acosa a través de Internet, es importante que guardes las pruebas.
• Estar al otro lado de la pantalla no protege necesariamente del acoso de otros.

MITOS SOBRE LOS AGRESORES

Los agresores no solo suplantan identidades haciéndose pasar por otros menores para
engañarles. Aproximadamente la mitad de los agresores se presenta como adultos y va
embaucando progresivamente a los menores gracias a su mayor experiencia. Utilizan la
persuasión a través de diferentes estrategias como, por ejemplo, presentarse como una
figura confiable y cercana, alguien dispuesto a ayudar o a conseguir algo que los
menores desean, etc.
Es más habitual que las conductas de coacción o agresión aparezcan posteriormente,
cuando los menores que ya han sido embaucados tratan de salir de la situación abusiva.
La tabla 7.3 se elaboró a partir de los estudios realizados con personas condenadas por

86
delitos de grooming online en el ámbito internacional y en particular con un estudio
realizado con agresores en once diferentes prisiones españolas.
Ahora sabemos que los agresores pueden ser personas adultas con las que
interactuamos en nuestra vida diaria. Por ello, es importante que los menores entiendan
la inadecuación de construir relaciones amorosas y de pareja con adultos. Una mayor
conciencia sobre el problema facilitará la búsqueda de ayuda cuando puedan verse
inmersos en el proceso de embaucamiento o acoso por parte de un adulto agresor.

¿POR QUÉ LAS RELACIONES ENTRE EL MENOR Y EL ADULTO SON INADECUADAS?

El deseo de entablar relaciones afectivo-sexuales por parte de los adolescentes es algo


legítimo, ya que se encuentran en pleno desarrollo de su identidad y sexualidad, pero es
importante señalar que cuando se posicionan frente a personas mucho más mayores que
ellos, el nivel de desarrollo es totalmente dispar, y esto puede conllevar efectos negativos
para el propio menor.
En las relaciones de pareja entre adultos no siempre hay una afinidad en los gustos e
intereses; por esto los miembros de la pareja buscan acuerdos a través de diversas
estrategias de negociación. Ambos adultos han alcanzado un nivel de desarrollo que les
permite valorar diferentes alternativas y tomar decisiones de igual a igual.
Sin embargo, la relación entre un adulto y un menor se caracteriza principalmente por
la inequidad y la asimetría. Un adulto ya ha tenido experiencias previas afectivo-
sexuales y sabe qué es lo que persigue. Además, un adulto tiene más herramientas para
poder establecer límites apropiados y expresar sus desacuerdos frente a la pareja. Cuando
un adulto tiene desavenencias con su pareja o quiere conseguir que esta ceda a sus
pretensiones tratará de persuadirla, como sucede habitualmente en las relaciones
interpersonales. La pareja interpretará la información según su manera de pensar y sentir
y valorará cómo llegar a un posible acuerdo.

TABLA 7.3
Mitos y realidades sobre los agresores online

MITOS SOBRE LOS AGRESORES REALIDADES SOBRE LOS AGRESORES

Son gente rara, fácilmente Hay personas de todo tipo. Resulta imposible reconocer a un agresor
identificable. por su aspecto externo.

Son personas muy mayores. Hay personas de todas las edades, desde los 18 años a los 70.

Son pedófilos que están interesados Suelen estar más interesados en adolescentes, debido a su desarrollo
en niños pequeños. físico.

Se les reconoce fácilmente porque En general, no son personas enfermas ni locas. Para poder embaucar a
son personas enfermas o locas. los menores necesitan a veces mucha pericia y paciencia, además de

87
habilidades que personas desequilibradas no podrían desplegar.

Son personas retraídas, con pocas Hay de todo. Algunas de ellas tienen considerables habilidades sociales
habilidades sociales. y enormes capacidades para embaucar incluso a personas adultas.

Son personas solitarias que tienen Nuevamente, hay de todo. Muchas de ellas tienen pareja o están
problemas para encontrar parejas casadas, incluso en el momento en el que embaucaban a los menores.
adultas y por eso van a por
menores.

Son personas totalmente Algunas eran personas que conocieron a los menores a través de
desconocidas para los menores. Internet, pero otras les conocieron por compañeros del colegio, vecinos
e incluso a través de la red familiar.

Son siempre hombres. Aunque la mayoría son hombres, según algunos estudios se ha
encontrado que hasta una cuarta parte pueden ser mujeres.

Los adolescentes no cuentan con las suficientes herramientas para enfrentarse de


manera adecuada a este tipo de negociaciones con personas adultas. En tales situaciones,
los elementos de manipulación pueden escapar totalmente a su control e incluso a su
capacidad de comprensión.

TABLA 7.4
Educando sobre la inequidad de las relaciones con adultos

Proponemos el siguiente ejercicio para reflexionar con los hijos:

Los niños de 5 años, ¿son tontos? No, ¿verdad?


A veces nos sorprende lo listos que son, las cosas que hacen o preguntan y cómo se desenvuelven con otros
niños.
Pero, ¿un niño de 12 años puede engañar fácilmente a un niño de 5 años? Claro que puede, porque un niño de
5 años no es tonto, pero su desarrollo evolutivo es el de un niño de 5 años, nada que ver con el desarrollo de
un adolescente de 12 años.
Lo mismo sucede entre un niño de 12 años respecto a un adulto. Un niño de 12 años está en pleno desarrollo
social y comienza a salir de la zona de seguridad familiar, y debe hacerlo para poder crecer y formarse como
individuo. Un adulto, por ejemplo, de 22 años, tiene diez años más de experiencia en relaciones sociales,
afectivas y sexuales, y en la vida en general.

Es importante mostrar a los menores cómo sus rutinas y quehaceres diarios son
diferentes a los de los adultos; por tanto, lo que ellos necesitan y quieren de una relación
afectiva también lo será necesariamente.

¿CÓMO AYUDAR A MI HIJO SI ESTÁ SIENDO ACOSADO ONLINE?

Muchos de los menores que sufren grooming online no lo cuentan. Cuando


realizamos programas de prevención en colegios e institutos, exponemos en vídeo a los

88
alumnos el siguiente caso práctico:

Una niña de unos 14 años era engañada a través de Internet por un adulto de unos 30 años que se hacía
pasar por un chico de su edad. Estuvieron manteniendo conversaciones durante unos meses, mandándose
fotografías y hablando por teléfono. La chica estaba muy ilusionada por conocer al supuesto adolescente. El
día que queda con el adulto, este consigue engañarla, la conduce a una habitación de hotel y abusa
sexualmente de ella. La chica vuelve a casa llorando, abrumada y la escena acaba...

Cuando preguntamos a los adolescentes si piensan que esta chica al llegar a casa les
contó a sus padres lo que le había sucedido, la gran mayoría de ellos responde con un
rotundo «no» seguido de razones como «le echarán la bronca», «le dirán que es tonta,
cómo se dejó engañar», «tiene miedo a que el agresor la chantajee», y un largo etcétera.
Cuando un menor ha sido engañado o engatusado por un adulto, los sentimientos de
vergüenza y culpabilidad pueden ser tan grandes que dificultan la búsqueda de
protección. También emociones muy intensas como el miedo pueden paralizar a los
menores y evitar que busquen ayuda.
Los padres pueden enterarse por diversas razones: por casualidad, porque el
adolescente se lo haya contado a un amigo o un compañero de clase y este a sus padres,
porque la situación sea insostenible y el menor empiece a presentar problemas en otros
ámbitos como los estudios, problemas de conducta, huidas del hogar, etc.

¿QUÉ HACER?

Sin darnos cuenta, podemos culpabilizar y enfadarnos con los hijos porque hayan
realizado determinadas conductas. Es difícil entender cómo un hijo ha podido verse
involucrado en un algún tipo de interacción sexual con un adulto.
Por eso, es importante no dejarse llevar por la intensidad de las emociones que se
pueden experimentar en ese momento y trabajar en buscar una solución. A continuación
se presenta una serie de pasos a seguir.

1. Apoyarle

Si tenemos constancia de que nuestro hijo o hija u otro menor está siendo acosado o
abusado, lo primero es acogerle, mostrarle afecto y hacerle sentir seguro.

2. Proporcionar un espacio de expresión y escucha

Es necesario escuchar sin juzgar y sin abrumarse. Intentar entender cómo se siente el
menor, empatizar con su sufrimiento y hacerle ver que sea lo que sea lo que haya pasado,
lo importante es su bienestar y protección. Es primordial estar atentos y ser receptivos a
sus sentimientos y comportamiento.

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Es necesario que el menor perciba a su figura de referencia como competente y
cuidadora. Es adecuado preguntar al menor qué ha sucedido, cuándo y con quién.
Preguntar por qué ha sucedido puede conducir a culpabilización, ya que, como hemos
visto, el grooming es un proceso complejo sobre el que el menor no tiene la capacidad de
una comprensión ajustada a la realidad.

3. No culpabilizar

Los menores pueden sentirse fácilmente culpables y ocultar información. Es


necesario que el adolescente comprenda que él no es el responsable de la situación. La
ley ampara y protege a los menores de manera clara. Por debajo de los 16 años los
menores no tienen capacidad de consentimiento sexual según las legislaciones española
y europea.
Por ello, la responsabilidad de un acto de acoso sexual de ningún modo puede recaer
en menores en pleno desarrollo que aún no están preparados para mantener ese tipo de
relaciones con personas mucho mayores, que son quienes deben hacerse responsables.
Por otro lado, aunque el menor tenga más de 16 años, sigue siendo un menor; a pesar de
poder dar su consentimiento sexual, si se ha determinado una situación de abuso, la
responsabilidad seguirá cayendo siempre sobre el adulto.

4. Proteger

Trate de no anticipar conclusiones basadas en información escasa o poco clara.


Tranquilice a su hijo diciéndole que pondrá en marcha las medidas necesarias. Es
importante ponerlo en conocimiento de la policía y contactar con el centro escolar por si
pudiera haber más menores involucrados. El teléfono europeo de ayuda a la infancia
(116 111) es un servicio gratuito atendido por profesionales cualificados que pueden
prestar ayuda y orientación útil tanto a niños, niñas y adolescentes como a los padres,
madres, familias, educadores y, en general, cualquier adulto directa o indirectamente
relacionado con la infancia.

5. Buscar ayuda profesional

Es importante evaluar el alcance de la situación para saber cómo puede estar afectado
psicológicamente el menor. En ocasiones, puede ser necesario un trabajo psicológico por
los posibles problemas derivados de una situación abusiva o por la posible
vulnerabilidad que pueda presentar el menor.

TAREA (Descargar o imprimir)

El grooming online es un fenómeno relativamente nuevo y desconocido. A veces,

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puede generar controversias debido a la naturaleza sutil y poco evidente de las
estrategias de manipulación que emplean los agresores. Algunas ideas erróneas que se
tienen respecto al grooming son que solo les ocurre a las chicas o que los acosadores son
fácilmente identificables. Para trabajar estas y otras falsas creencias proponemos el
siguiente cuestionario, cuyo contenido puede ser comentado y reflexionado con los hijos
e hijas.

1. Los chicos también pueden ser víctimas de grooming. No Falso Verdadero


lo sé

2. Muchas personas mienten en Internet sobre cómo son realmente. No Falso Verdadero
lo sé

3. El abuso sexual puede ocurrir también a través de Internet. No Falso Verdadero


lo sé

4. Cuando alguien te trata mal en internet o en el móvil, lo mejor es hacer como No Falso Verdadero
si nada. lo sé

5. A veces, la gente no cuenta que le han acosado por Internet porque siente No Falso Verdadero
culpa o vergüenza por haber sido engañada. lo sé

6. Los adultos que agreden por Internet a menores son personas raras y No Falso Verdadero
solitarias. lo sé

7. Los agresores a través de Internet son solo hombres adultos, desconocidos y No Falso Verdadero
fácilmente detectables por su aspecto. lo sé

8. El niño o niña que se mete en problemas a través de Internet es porque se No Falso Verdadero
deja engañar. lo sé

9. Si creemos que alguien está sufriendo abuso o acoso online, es importante No Falso Verdadero
hacer como si nada. lo sé

10. Si me encontrase en una situación de acoso a través de Internet, lo mejor No Falso Verdadero
sería pedir ayuda a alguien. lo sé

91
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93
Director: Francisco Xavier Méndez

Edición en formato digital: 2017

© Manuel Gámez-Guadix, Patricia de Santisteban Pérez y Erika Borrajo Mena


© Ediciones Pirámide (Grupo Anaya, S.A.), 2017
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15
28027 Madrid
piramide@anaya.es

ISBN ebook: 978-84-368-3759-9

Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro electrónico, su transmisión, su descarga, su
descompilación, su tratamiento informático, su almacenamiento o introducción en cualquier sistema de repositorio
y recuperación, en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, conocido o por inventar,
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Conversión a formato digital: calmagráfica

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publicación.

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Índice
Introducción: internet en positivo 5
Los beneficios de las nuevas tecnologías 6
Los nativos digitales 8
¿Qué hace mi hija o hijo en internet? 9
¿Qué aportan internet y el smartphone a los adolescentes? 10
¿Qué pueden hacer los padres y educadores en la era digital? 12
1. Ser padres tecnológicos 14
Desconectar para conectar 16
Redes sociales 17
Videojuegos online 18
Reputación online 19
Las normas fundamentales 20
El lenguaje de Internet 21
2. Ecucar en positivo 23
Internet, padres e hijos: educando en positivo 23
La comunicación y la escucha activa 24
La expresión efectiva 25
Resolviendo conflictos 26
¿Cómo aplicar disciplina? 27
Las normas 29
3. Adicción a internet, smartphones y videojuegos 32
Características de las adicciones tecnológicas 32
¿Cuánto ocurre? 34
Aprendiendo a reconocer el uso problemático de las nuevas tecnologías 36
Prevenir el abuso y la adicción 38
¿Cómo ayudar a mi hijo? 40
4. El ciberbullying y el ciberacoso 43
¿Qué es el ciberbullying o ciberacoso? 43
Componentes de ciberbullying 44
Diferencias entre el ciberbullying y el acoso tradicional 45
Consecuencias del ciberbullying 46
¿Cuánto ocurre el ciberbullying? 47

95
Estrategias de prevención 49
Intervención en el ciberbullying 53
5. El sexting 58
La comunicación sexual entre adolescentes a través de internet 58
¿Por qué los adolescentes practican sexting? 59
¿Qué tiene de malo el sexting? 60
Prevalencia del sexting 61
¿Cómo proteger a los menores y adolescentes de las consecuencias del sexting? 63
6. Acoso en el noviazgo a través de internet y los smartphones 68
¿Qué es el acoso en el noviazgo a través de internet y los smartphones? 68
Relaciones de noviazgo 3.0 70
¿Cuánto ocurre? 71
¿Por qué ocurre? 72
Mitos del amor y justificaciones del acoso 73
¿Cómo detectarlo? 75
Prevención e intervención 76
7. El grooming o acoso sexual online de menores 79
¿Qué es el grooming online? 79
¿Cuánto ocurre? 80
¿Cómo prevenirlo? 83
Detectar situaciones de riesgo 85
¿Cómo ayudar a mi hijo si está siendo acosado online? 88
Bibliografía 92
Créditos 94

96

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