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Jesus Tusén Valls LOS PREJUICIOS LINGUISTICOS editorial ocbaedro OLSILLO OCTAEDRO, Wut 25 ‘Titulo original (Mal de iengues. A Tentor dels prefudicis lingatstics, Barcelona, Bditorial Empéies, 1988; 1996" Publicado en Bliciones Octacdro en Ia colecién Lenguaje yy comunicacin: 1996, 20032 ‘Tradccién ire del propio autor. Primera edicién, en esta coleccién: diciembre de 2010 © Jesus Tusén Valls © Deesta edicion: Bdiciones OCTAEDRO, $... / Bailén, 5 - 08010 Barcelona Tel: 95 246 40 02 - ax: 93 231 18 68 ‘wwoctaediro.com - ectaedtovoctaedro.com Ceslguier forma de reproducci,distrbucis, comanicacin pbc 9 ‘wansformacisn de esta obra solo puede ser reaizada con laauorizacion de su tclares, salvo excepcén previta por l ley. Diniate« CEDRO (Centro Bspatiol de Derechos Reprogrticos, wir cede. org) necesita fotocopiar oescaner alg rapnento de eta obra, ISBN: 978-84-9971-146-6 Depésito legal: B. 44,335-2020 Diseno y produccién: Servicios Graficos Octaedro Impresion: Liberdiplex, 8. Impreso en Espana Printed in Spain PREAMBULO 7 pRoLoco 9 “uiclos de hecho, juicios devalory prejuicios linghisticos 13 ‘Unas gotas delégica 13 Luci de hecho y julcios de valor 16 Lae supersticioneslingtisticas 23 Las definiciones de «prejuciolingiitico» 25 caviru102 Breve historia del prejuicios Iingaisticos 29 LaAntigaedad 29 ElRenacimiento 33 Lalhuetraciony elRomanticismo 38 Lasexaltacionesyylas defensas delas lenguas 44 cartrvLo3 : ra Primer peldafo: los prejucios inocentes 51 Lenguas facile», lenguas adificless 51 Lenguas «suavess, lenguas edepera» 55 ‘Lenguas «con muchos hablantese, Tenguas «con pocos hablantese 59 capiruLos Segundo peldano: los prejuicios culturales 69 Prejuiciolingnisticoycultura 69 Las lenguas «primitivasny su «pobreza ls jobrozasléxiea 72 Lenguas ‘unas y otras sdeperas». Si bien con frecuencia se emplean otras etiquetas, especialmente para el polo peyorativo:recor- demos a Dante que, hablando del volgare de Aquileya, usa- ba el término verueto». Agustf Eur, ya citado, eseribia en su CControvérsia: «Se prueba la bondad del idioma cataln porque se articula con aquellos instrumentos que la naturaleza ha destinado para hablar, como son la lengua y los labios [.... a diferencia de otros idiomas que se hablan con el gaznate...» ¥ no olvidemos los mitos del francés como lengua cara y musi- cal,odel castellano en boca de Mayans: «sus vocablos regular mente son grandes, y esto hace el lenguaje majestuoso, [J] oracién armoniosa.» En todos estos casos, el etnocentrismo tiene una versién peculiar el fonocentrismo por el que convertimos en punto absoluto de referencia los patrones fénicos que nos resultan familiares. Estos serén la norma, ylos otros modos de hablar no sexdn sino varezas, formas caprichosas « incluso aberra~ cones que se podrén ridiculizar sin piedad (los chistes sobre los «otross) y com escasa categoria moral. La pareja , sobre teniendo en cuenta que gran parte de Ia poblacién mundial nace con una lengua y vive y muere con esa lengua. O a l sumo con dos. ¥ a esto no se le puede lamar «complejidade, Hablemos ahora de la simplificacién, porque, con muck frecuencia, usamos dos etiquetas bipolares para expresar suerte yla desgracia: hay slenguas con estado y elenguas si estador. Esta division, cuya realidad no negaremos, tal sea cémoda para quien quiera hacer desaparecer una parte del problema: el que se plantea en un territorio diverso en ‘que una lengua oficial es propuesta (0 impuesta) como la lengua ede todoss, mientras que las restantes vecubren sola ‘mente unos fragmentos del territorio del estado, Desde una perspectiva mundial, no obstante, seria mas dtil una tipolo- gia algo més fina sobre la base de cuatro posiblidades dife- rentes: en primer lugar, sin dude, las lenguas que no tienen el soporte de un estado, que son abrumadora mayoria (y mas si tenemos en cuenta que existen unas cuatro mil contenidas en menos de doscientos estados, tal y como ya se vio). En segundo lugar, las lenguas con estado, Pero aqui cabria inttoducir dos variantes: por una parte, los estados que so- Jamente tienen una lengua, que son muy pocos, ¥, por otra, los que poseen més de tna, Bstos tltimos presentan situa. , esta defendiendo la identidad propia, la supervien- cia, elespacio historia y su derecho irrebatible a expresar los ppensamientos por la via que le es mis natural, c6moda, e3- ppontanea ylegitima. En cambio, siun poder afrma: «Hablad Ta lengua que as propongo; abandonad las rarezas minorita- riage, es que quiere asimilar a otros pueblos, encerrindolos dentro de su area de influencia y, ademss, quiere asimilarlos comoda y impiamente. Se ha afirmado paginas atrés que los estados poderosos -y modemos -tanto silo son, como si se lo creen, como si les conviene creérselo~ no suelen actuar con modos groseros. Los poderes han aprendido urbanidady saben, ademés, cémo funcionan los mecanismos de persuasién y cémo pueden lograr que las masas se congreguen en tomo a los grandes ideales (es decir, los «valores» propuestos como deseables y socializadores). También saben provocar el rechazo a lo que es ajeno 7a todo aquello que puede desvelar Ia critica y la di sensién, presentandolo como econtravalors y como elemento destructivo de la «moral» del poder. Noam Chomsky expone ‘elcaso de Viadimir Dantxev, un locutor de radio de la antigua Unién Soviética que durante cinco dias denuneié a caballo de las ondas hertzianas Ia invasion de Afganistan, y que tuvo ‘que pasar dos afios internado en un centro psiquidtrieo an- tes de ser devuelto a su lugar de trabajo. ¥ razona Chomsky (reemos que con mucha lucides): «gu [en Estados Unidos) jamas podria pasar algo semejante; ningin locutor ameries- ro ha sido enviado jamés a un hospital psiquidtrico por el hecho de lamar ‘invasion’ a una invasién americana o por el hhecho de animar a las victimas para que ofreciesen resisten- cia. No obstante, podriamos tratar de dilucidar por qué no hha pasado esto nunca. Una posibilidad, por lo menos una po- sibilidad abstracta, es que ningin locutor americano tendra jamas el coraje de Dantxev, 0 que no podria pensar que una invasién americana al estilo del Afganistan fuese realmente tuna invasién, 0 que uma persona en estaco mental normal pudiese lamar a las victimas a la resistencia. Si la realidad fuese ésta, entonces existiria un nivel de adoctrinamiento :mnicho més profundo que el conseguido con el terror sovi co, mucho mayor que el que Orwell hubiese podido imaginar ‘munea. Bsto ztan sélo es una posibilidad abstracta o es un re- trato fel yrealista de las circumstancias en que vivimos?> Y acaba su escrito (significativamente titulado La manufactura del conserso) con unas palabras inquietantes: «Para aquellos que busean la libertad tozudamente, no puede existir nada ‘més urgente que llegar a entender los mecanismos y las pric- ticas del adoctrinamiento, Estos mecanismos son més faciles de detectar en los regimenes totalitarios que en los sistemas de ‘lavado de cerebro en libertad’ en los cuales vivimes y a os que, demasiado a menudo, servimos, consciente 0 in- conscientemente.» ‘Tambien los poderes «manufacturan el consenso» en lo aque concierne a las lenguas, y lo hacen con la promocién, aparentemente positiva, de un cierto tipo de conveniencia. eCuantas veces hemes oido afirmar que hay lenguas «de co ‘unicaciény, lenguas «internacionales»? ;Y qué se quiere de- ‘Grcon afirmaciones como éstas? Pues que hay lenguas dignas de ser silenciadas, locales (0 de campanario) y birbaras; pero Tas cosas no se dicen de esta forma porque los poderes han aprendido urbanidad y saben dorar la hos de la siega. Pose 2 todo, las dos califcaciones mencionadas son muy faciles de denunciar, tanto desde el punto de vista de la lingtistica, como desde el sentido comin més elemental. .Hay lenguas de comunicacién? Sin duda alguna. ,Y cudles son? Todas, sin excepcién. Y si algin prejudicador legase a encontrar una lengua que no fuese, entre muchas otras cosas, un sistema de comunicacién, tendelamos la obligacién inexcusable de dedicarle un fastuoso monumento, porque habria descubier- to un ciculo perfectamente cuadrado, En el fondo, cuando ‘una persona identificada con la mentalidad lingtistica de poderes centralizadores nos proclama que su lengua es «de ‘comunicaciéns, Jo que nos quiere decir es que no est en aby soluto dispuesta a comunicarse en otra lengua: el esfuerz0 lo hhan de hacer los demas. Asi, la cuestion de la comunicacion ‘se convierte en un problema de comodiidad desequilibrada. ¥ todavia mas, La mentalidad linguistica del poder parte de ut axioma no declarado: en realidad, existe una entidad subs- tancal quees la lengua; las restantes no son sino un conjunto de accidentes, tal ver incluso tendencias subversivas contr Jaunidad. Pero no tendriamos que negarlo que es evidente: que hay ‘més hablantes del inglés que de la lengua galesa (en términ absolutos si miramos al conjunto del mundo, porque en Ga les hay mas hablantes del galés que hablantes del inglés Ménaco). Como también es cierto que las diez.o doce lengt ‘que encabezan las estadisticas comprenden més de la mit de la poblacion mundial. Son hechos. Pero los promoto de las lenguas ede comunicacién» no se atienen a los het sino que juegan con eu propia conveniencia y por es0 no lnvitardn a incrementar una lengua millonaria distinta de suya Siguiendo con los hechos, y dejando al margen que lengua es valiosa y deseable, es evidente que algunos idiom: nos abrirén unos caminos que otros no podrian hacerlos. fociee egies des bayer? oe acre Pala Coe de turismo, diplomatico 0 profesor de literaturas compat ag, claro esté que tendrd que orientar sus esfuerzos en algt- ra direceion determinada, Justamente, habra que ver a qué ppaises quiere dirigir sus productos, hacia que lugares quiere {gular a unos viajeros ansiosos por conocer mundos diferen- tes, dénde quiere gozar de inmunidad civil y penal o qué li- teraturas quiere poner en relacién. ¥Iegamos, ast, l final de este camino: toda lengua es de comunicacién en los lugates cen los que funciona y @ los que alguien quiere viajar para en- tablar conversacién con la gente que en ellos vive. Esta es la ‘cuestion, y por eso no tiene sentido que alguien pretenda im- poner (ni siquiera sugerir) que hay que renunciar ala propia lengua en el propio territorio en que ésta funciona, a cuanto ala segunda de las calificaciones, desde un pun- to de vista lingitistico no hay lengua que mereaca el adjetivo de sinternacionals. Podré tener sentido desde la perspectiva econémica, de las relaciones transcontinentales, den inter~ cambio de alta tecnologia o de algunos eventos macrodepor- tivos, factores todos que frecuentemente sugieren ignorancia sobre las realidades de los pueblos, y propios de personas que ni tan s6lo hacen el esfuerzo de informarse sobre las lenguas que se hablan en los lugares en los que dejan sus pisadas inde- lebles. Pero una lengua no es més que una lengua, ys llega a ser cinternacional» sera a causa de expansiones econdmicas, twenologicas, politicas, colonizadoras...apoyailas frecuente- ‘mente en ejércitos que actian como embajadores, o con la ‘espada de Damocles de su amenaza. ¥ también se convier te en wnternacionaly na lengua gracias al anzuelo dorado de la «modernizacién» que se vende a los llamados pueblos eprimitivos» para convertilos en consumidores del emporio imperial. 1a desigualdad entre los pueblos tiene un indicador lin- _ghistico muy evidente: «La identificaciin de los préstamos lexicos ~escrbe Junyent- es una buena guia para el conoci- rmiento de la historia, especialmente porque son la muestra sms palmaria del imperialismo, No hay que profuncizar de- rmasiado en este fendmeno para apercibirse de que el tipo de préstamo esté siempre en funci6n dela relacién ocupante/ ‘cupado. El pueblo ocupante puede tomar en préstamo tér- rminos come banane, tomate, ete; pero el ocupado recibe mis chos més, especialmente del tipo juez, ley piensa. a conclux si6n noes dificl de extraer: lo que se esté tomando prestado, de hecho, es la produccién de un pueblo, en un caso, y un sistema sodal ajeno, en el otro Los ide6logos de a lengua y la substitucénlingistica ‘Ante las dificultades que implica la definicién de lengua, hay ‘quienes son muy expeditivos y afirman, no sin alguna dosis de razén, que una lengua no es otra cosa que un dialecto que tiene el apoyo de un ejercito de tierra, mary aire (como ya su- sgerimos pginas tris). Esta idea podria ser incluso uminosa sino fuera porque le falta un elemento esencal: los idedlogos de la Tengua, que son los acompaniantes imprescindibles de Ta milicia (real o metaférica) Ya tuvimos la ocasién de obser- var el caso paradigmstico del francés, antes y después de la Revoluciény un caso que ha sobrevivido al paso del tlempo y ‘que incluso llegé a nuestro siglo y contaminé a todo un gran linglista como Antoine Meillet, discipulo, y luego colega, de Ferdinand de Saussure: «En relacion con el francés, el bretém 5 un instrumento tan rudimentario y tan poco stil que nin- gin bretén kieido podria ni siquiera sonar en usarlo como instrumento preferente. ¥ no se puede decir que la bombilla cléctrica oprime a la vela de cera; ni tampoco tiene sentido lamentar que la segadora perjudica ala hoz.» Solo existe un problema: el lustre Meillet ~de quien tantos hemos aprendi- do tantas cosas stiles- perdié de vista que las velasy las ho- cesmo pueden pensar, ni sentir; mientras que los bretones (y todos los que se han encontrado y se encuentran en circuns- tancias semejaite), st que pueden pensar, y piensan; si que pueden sentir, y sienten. Porque la hoz desplazada existe por s{ misma; pero la lengua beetona vive (o malvive) porque hay gentes que la hablan. En definitiva, menospreciando ala len- {gua bretona, Antoine Meillet desdeftaba a sus hablantes. O tal vez los ainaba tanto que les queria hacer progresar por los ‘eaminos esplendorosos de la lengua y civilizacion francesas, Queda pendiente una pregunta: gpor qué no invité Meillet a los bretones a que fueran feles a su propia lengua y, ademas, adquiriesen las ganancias de otras lenguas, entre ella el fran- és, si asi lo deseaban libremente? ‘A veces, la insensibilidad aleanza cotas escalofriantes. ‘Morris Swadesh, experto en lenguas autéctonas de América, publicé en 1946 un estudio sobre las categorias gramaticales de algunas lenguas amerindias. Bl estudio es un modelo des- de el punto de vista de la linghistica descriptiva, y en él se ‘firma, incluso, que lenguas como el navajo, el yana y otras no son, en absoluto, lenguas «primitivas»: todo aquello que se puede expresar en inglés tambign es posible expresarlo fen cualquiera de estas lenguas. Hasta aqui, todo funciona muy bien; pero el estudio comenzaba con una lamentacién: ‘estas lenguas se estén perdiendo. Y jsabemos por qué hay ‘que lamentar su desaparicion? Porque, «condenadas a la ex- tincién, nunca podrdn ser adecuadamente estudiadas ya que no existe el ntimero de investigadores suficientemente pre- patados para registrarlas y describielasy. Y tendriamos todo el derecho del mundo a preguntarnos: zque se ha hecho de sus hablantes? Claro est que la insensibilidad de Swadesh cera del todo explicable: participé en un proyecto para la in- tegracién lingiiistica de los aborigenes americanos y, lisa y anamente, de lo que se trataba era de alfabetizarlos en la lengua autéctona para que la abandonasen inmediatamente cen favor del inglés. Afirmabamos hace tan sélo un momento que a la «de- finicione de lengua le faltaha wm ingrediente: los idedlogos, El poder siempre ha acudido a los idedlogos porque siempre | ha necesitado o bien la autojustifcacién de las propias ac- clones (y eso debe de eer porque es dificil cuprimir la mala coneiencia que se oculta en los rincones del cerebro), 0 bien el adoctrinamiento, o ambas cosas a la vez. Ademids, el po- der dificilmente puede basarse en el vacio y, aunque resulte triste decirlo, aprovecha los sentimientos leter6fobos, unas tendencias de odio que tienen en cada uno de nosotzos el tinico caldo de cultivo imaginable. ¥ como el poder, que ha aprendido urbanidad, no osa cerrar a cal y canto las bocas de unos hablantes discolos y minortavios, porque podeia provo car reacciones no fécilmente controlables, tiene que jugar con los mecaniemcs dela persuasién, Ahora bien, la gente que de verdad maneja los hilos del poder no ha perdido el tiempo estudiando filosofia; hay otros que lo han hecho en su lugar, sabiéndolo o sin saberlo ~como apuntaba Chomsky-, cons: ciente o inconscientemente, Bastard con un ejemplo, Pero antes habria que reiterar que no es agradable ni educado seRalar a alguien con el dedo. En parte, porque un dedo es excesivamente puntual y la gente fs sumamente compleja; en parte, también, porque no todo el mundo es propenso a recibir crticas por sus palabras, y las critics pueden desencadenar, incluso, el efecto contrario al que se pretendia, Hace unos aitos, Manuel Alvar publicé ‘un escrito titulado Bilingaismo e integracién, que algunos han considerado como un ejemplo de Sociolingtistica no precisa~ ‘mente critica hacia ciertas posiciones asimilacionistas, sino ‘més bien como un producto ideologico (en su sentido peyo- rativo) y manipulador, Veamos por qué. En el escrito de Alvar son frecuentes expresiones tan alejadas de la Lingtistica (y de la Sociolingdistica) como «lento proceso de quehacer pa- triotico» para alu al cambio de lengua y cultura en los pat- ses latinoamericanos; 0 bien la expresién «lengua nacional» para referirse al castellano que hay que imponer a los indios de América. Sino erramos en las interpretaciones, la tesis fundamental dal escrito de Alvar es ésta: las lenguas indigenas americanas son un factor de aislamiento y de retraso porque el progreso, ‘en aquellos patses, se expresa en la lengua «nacional»; en con ‘secuencia, es preciso que los hablantes de las lenguas indige- nas cambien al castellano para que de esta forma se produz- ca la integracion. Ahora bien, y siguiendo las propuestas de Swadesh, Alvar sugiere que se tendra que hilar muy fino en el proceso de substitueisn: sera necesarioalfabetizar ala pobla- ion autéctona en su propia lengua, porque muchos de ellos zo saben castellano; eso sf, una ver alfabetizados, habea que conducitios hacia la lengua castellana: «saber la lengua ver~ ‘nécula escrita es, ala ver, un paso decisivoa la total afabeti- zacién en castellano», Sin embargo, sed forzoso justificar la necesidad de este cambio, porque deo contravio pazeceria un ‘trabajo doloroso y gratuito; una imposicion pura, simple ysin razén alguna, La excusa quiere oftecerse como benefactora: como fa ensefanza a todos los nivelesen la lenguas autécto- nase parece inviable al autor, «no queda, pues, otra solucion {que instruira los indigenas ena lengua nacional para acceder a través de ella~ hasta los més altos niveles de instrucci6ne De buenas a primeras, la autojustificaciéa parece muy clara: se trata de salvar al salvaje, de liberarlo del primitivismo y la miseria, de «romper las estructuras que mantienen margi- nnadas a ciertas comunidades Pero las intenciones benefactoras dejan pronto el paso franco a unos objetivos que no se saben o no se pueden di- simular: «Be mecesario que las cosas sean asi, para mejora de gentes que viven en estado de miseria y para el desarrollo enulbrada de nacones en marcha, que no pueden caminar con el laste de cientos de miles de personas aienas ata obra que le ‘olectviad ha emprendido, Las ventajasiniscutiblesy ya in- slayablesexigen otros sacificios (el subrayado es mest). Los sacifcios son, evidentemente, el abandono de la lengua y cultura propias que, eso si, mo se extinguen por comple- fo, sino que dejan ~como adstrato~ algunos elementos que condicionan a la lengua que se impone 0 ~como substrato~ tienen ecos para siempre en la entonacion y en la fonéticas Suena aparentemente hermoso: la lenguas americanas no tendran otzo remedio que morir; pero dejaria alguna hue- lla en Ia lengua triunfadora.;Verdad que alguna vez, hemos leido el hermoso soneto de Quevedo (sensible y sagazmente editado por José Manuel Blecua) que comienza «Cerrar po- drs mis ojos Ia postrera / sombra que me levare el Blanco dian? Este soneto, cuyo titulo es «Amor mis poderoso que la muerte, es un prodigio gramatical. Con la reiteracién de Jas construcciones concesivas, Quevedo expresa todo aguello ‘que sobrevivird, pesealaaccién devastadora del Hora inevi- table, El endecasilaho final produce escalofrios: «polvo serén, 1s polvo enamorado. ¥ ést es la cuestidn para Alvar: las Tenguas amerindias sobrevivirdn en la otra ola, dejan sus resonaneias amorosas en la lengua enacionaly;lo que es abso- Jutamente cierto es que seran polvo, la ceniza consecutiva al sacrificio. Claro esta que la obra emprendida por la colectividad asi Jo justifcaba y, ademas, si alguien sentia remordimientos de conciencia, habria de saber que substituciones como ésta ya sehabian producido antes: «La situacién dela estructura co- Jonial no hace sino crear una nueva ordenacion delos grupos, pero Ia division de los grupos venia desde mucho antes. Br ‘ltima instancia, los aztecas no eran otra cosa que un pue- io conguistador, que tenia bajo tributo a otras 371 tribus y -poblados, poco propicies al yugo que se les imponta. Lo que ‘ocurre es que, igual que los nahuas marginaron a las otras calturas, la azteca fue marginada por la conquista» Paginas atrés avanzamos un esbozo interpretativo del escrito de Al- var, Ahora se trata de modifiearlo a la vista de unos materia- Tes que hemos sacado -era forzoso- de su contexto; pero que vistos en su lugar de origen, y como parte del discurso global, todavia resultan mas estremecedores, Hemos llegado al final del camino; lo que conviene es sacrificarse para la construc- cin del estado. No parece importar la gente, sus calturas y sus lenguas; no hay que pedirles su opinién para saber si quie~ xen incorporarse @ las grandes empresas colectivas. Hay que incorporarlos, de grado por fuerza, para que el estado nave- gue con vientos favorables. Por sine lo sabiamos, la victoria es para el mas fuerte roca Una nueva educacién lingiiistica; una nueva educacion sla oi debe ear stmprealseriiode Invenda ngsitay ultra y eas reasons armoninas cnt diferentes comunidades Unites de todo elmundo= Deen ret eae gin En més de un momento, alo largo de estas reflexiones, he- ‘mos tenido que denunciar Ia ireverencia de unas opiniones ¥ propuestas que menospreciaban a lenguas y hablantes. En nombre de las grandes erapresas se han querido eliminar (y se han eliminado) realidades naturales variadas y se ha acon- scjado a los poderes para que asi lo hiciesen. Bueno seria que ‘todo el mundo tomase-nota precisa de las palabras de Popper: «Si se quiere que progrese cl crecimiento dela razén y que 50- breviva la racionalidad humana, entonces jamas tendremos ue inmiscuirnos en la variedad de los individuos y de sus ‘opiniones, finalidades y propésitos (excepto en casos extre- sos en que la libertad politica se halle en peligro). Incluso las llamadas a una tarea comin (que tanto satisfacen desde 1 punto de vista emotivo), aunque se trate de una tarea ex- celente, no son sino lamadas para que se abandonen las di- ferentes opiniones éticas, para que se abandonen las criticas rmuutuas y los debates que estas opiniones generan. Al fn yal cabo, son llamadas con las que se pretende que renunciemos alpensamiento racional.e Por desgracia, la historia de la humanidad es, en muchos: casos, a historia de las «tareas comunesr; de unas empresas exorbitantes que se han caracterizado por el olvido y el sa- crificio sistematicos de les individuos, Una interpretacion ‘verosimil del devenir humano nos diria, con toda probabili- dad, que los humanos no hemos mostrado excesive ternura, Ios unos pata con los otros. Asi, el decurso historico de los ‘pueblos y de los contactos entre los pueblos podria ser enten- ido como una larguisima historia de presiones y opresiones, tuna lucha irracional en que el més fuerte ha anulado (0 ha, intentado anular) al més débil, al més educado, al que ha- ‘bia apostado menos por la fuerza, al que tenia menos ansias expansionistas, Pero esta historia todavia continta, porque: fen unos tiempos en los que nos vanagloriamos de nuestro, grado de civilizacion, los pueblos, las culturas y las lenguas, contindan en peligro. En otros tiempos, los contactos de un pueblo con los restantes llevé a algunos hacia la teoria de la propia superioridad ~como expone Louis-Jean Calvet-y por ‘esta via se quisieron justficar las colonizaciones. Hoy todo es mas sutil y la ecivilizacién» es, en muchos casos, una nueva forma de colonizacién a escala planetaria. Porque en lugar de promover el bienestar, el equilbrio dela riquera, la cultura de, Iiberacién y el respeto mutuo, se promueven constantemente, las desigualdades entre los pueblos y el espiritu de competi- tividad y agresividad entre los individuos. ¥ la civilizacion es, asociada tna y otra vez con un grado de desarvollo téenico tal que la presién de un dedo sobre un botén podria desenca- denar los complejos mecanismos de bombas perfectamente, orientadas. 1a historia de la vida y de la muerte de las lenguas corre en paralelo con la historia de los dominadotes y de los domi- nados: «En una situacién puramente natural ~escribe Oscar Uribe-, cuando los hablantes de dos lenguas distintas se en- cuentran y desean comunicarse entre si, usan tino de varios procedimientas de aproximacion que no hay por qué detallar. Pero, fuera de esas situaciones en que el lenguaje es puro y simple expediente para la comunicacin, se suele hacer del Tenguaje un simbolo del poder de un grupo 0 de unas socieda- des formnadas por hablantes de idiomas, de dialectos o de mo- dalidades lingisticas diferentes. Esto explicael que haya geu- ‘pos que traten deimponerlesa otros su idioma, tanto dentro de as situaciones internas como en las internacionales, y que ‘el multlingaismo de un pais revele el delicado equilibrio po- Iitico de los diversos grupos que en él conviven, asi como el ‘mulelingaismo mundial revela el equilibrio politico presente yla pasada historia politica de las diversas sociedades en el Ambito internacional.» Por esta razén hay lenguas que crecen (y no a causa de un aumento repentino de la natalidad) y lenguas que mueren (J zo porque los hombres y las mujeres hayan dejado de queter se). Y para lograr que una lengua desaparezca no es necesario asesinar a us hablantes; no hay que hacer aquello que denun- ciaba al informe de la Escuela de Berkeley sobre el paso de veinticinco millones de mexicanos autéctonos a un millén,en tan s6lo el tiempo que va desde principios del xv finales del ‘mismo siglo. No es necesario ir tan lejos. Basta con la persua- ‘sion, con la extensién de los prejuicios y con la promocion de ‘a desigualdad: hay lenguas mas y menos cultas, més y menos internacionales, més y menos progresistas. Bs preciso luchar contra la promocién de la desigualdad yes positivo promover el igualitarismo, tanto en Jos niveles ‘generales como en el caso concreto de las lenguas. Gabriel Ferrater hablaba ast del prejuicio de la desigualdad: eLa per- sona medio culta recae constantemente en lo que Leonard Bloomfield lamaba las reacciones secundarias y Tas rencciones terciarias ante el lenguaje: las reacclones secundarias son simplemente las preconcepciones inverificadas, y las tercia- rias son los accesos de céleva histérica cuando el lingtsta las somete a verifcacion y descubre que son falss. Fl elemplo ) asico (mencionado por el propio Bloomfield) es el del colo~ to en Africa, o simplemente el veraneante en tna alden de Imontaia, que vuere contando que los negritos 0 os lable fos no dspenen mas que de un par de centenares de pala bras para entenderce (y algunes aBaden que no legarian a entenderse si no completaran el habla con a gesticuacion, lo cual les impide hablar a oscuras), y que se sale de madre cuando el inghista le cerifica que todo ser humano dispone- de un caudal léxico sensiblemente igual al de los profesores de universidad.» Ferrater y Bloomfield son dos testimor ims del expiritu crtico que convene ejrcitar conta las im portura, contrala idea de que hay lenguas buenas ylenguas tnalas,contrala promocia de una igaorancia que incluso nos levariaa creer que hay lengua, culturasy etnias que todavia ‘estén caminando (y muy lentamente) hacia la humanizacion, ‘Sin embargo, no sdlo se produce el desprecio hacia unas lenguas en relacién con otra u otras Ienguas. También en al seno de una de éstas se promueven supuestas diferencias ‘ualtativasy el echazo de unas variedades genuinas consi= Geradas como inferiores al resto, Ante esta stuacién, es es~ pedialmente doloroso el silencio de muchos lingtista: «Por fo que sabomos ~denuncian Newmeyer y Emonds- ningin Iinghistaha tenido en consideraciin las posible implicaco- nes racstas, 0 contra la clase obvea, cuando se defiende que tana case social ha de modelar su forma de hablar de acuerdo con otta.Aigunos han suavizadolas cosas al proponer que el Inglés no eatindar sea usado en la escuela elemental, y otro, como Laboy, han hecho lo posible para aligerar la carga im- puesta alalumno negro; pero ninguno de ellos ha renuinciado 2 abjetivo final de modelar al hablante no esténdar segin fos patrones del nestindar» (por supuesto que sera objeto de mofa aquel que propusiese que los hablantes de las cla~ ‘ses dominantes inglesas modelasen su manera de hablar por deferencia ala dlase trebajadora). En resumidas cuentas, que ‘nuestra sociedad no permita que cada individue hable su pzo- pia variedad del inglés, sn que esto implique una lacra social, ‘es cosa que no ha sido cxticada por los linguistas; ni los lin- {guistas han luchado para extizpar de raiz la lacra, y no los dialectos», Lo que significa que el rechazo de la diversidad no sélo ee produce entre lenguas diferentes, sino también xes- ppecto de las variedades geograficas y sociales interiores. La avariciaesinconmensurabley, en estos casos laglotofagia no ‘conoce limites l sistema escolar, por un lado, y la promaocién del ridiculo, por otto, sean los intrumentos de un poder que ha aprendido urbanidad, que ya no quiere colonizar, quesola- ‘mente eciviliza»y libera al pueblo dela barbarie. ;Caminamos hhacia un futuro cin colores y sin los matices de cada color? Hay que reconacer la diversidad, yl profunda unidad que enellase esconde y que hace posible el esplendor dela riqueza ‘humana, de una humanidad en la que nadie tiene el derecho de valer y ser mas que cualquier otro y donde nadie pod ja- ands aducir razones legitimas para pisotear asus semejantes y ‘todo aquello que es obra de los humanos: sus culturas y sus Tenguas, muy especialmente, En un mundo en que a realidad es desigual hasta limites lacerantes, vale la pena apostar por J utopia del jgualitarismo y del humanismo; apostar por una nueva educacién integradora capaz de superar la «tolerancias en favor de la convivencia. La «tolerancia supone que somos realmente los buenos y que a los demés, que se comportan al ‘margen de nuestras normas, lee permitimos graciosamente vivir a su aire, porque somos tan generosos que incluso po- demos admitr ls excentricidades. Una nueva educacién ha de apostar por el igualitarismo; ha de asumir sin reticencia alguna que el mundo es de todos los que compartimos el te- soro de tna evolucin que nos ha situado en la punta finisima de una flecha que no se detiene. Entre tanto, en el camino de la utopia, habra que edificar los rofugios de la tensién para aprender a vivir rechazando los simplismos, los esquemas bi- polares, el maniqueismo los prejuicios. Habra que aprender a resiatiela mala educaci6n Qa propia y la ajena), y habra que luchar contra las dulces persuasiones del poder, desoyendo la ‘gtacilidad de los cantos de sirena. Aprenderemos a vive hici- dos, acaso libres Bibliografia AITCHISON, Jean (1991). Language Change: Progress or Decay? Cambri ae, Cambridge University Brose (trad est i cambio or ae lengua: progress cdecadnca? Barcelona, Ash 1993), AKMAJIAN, Adsian; DENIER, Richard Ay HARNISH, Robert M4 (1979. “Linguistics: An fntradution to Language and Communication, Carabrid ‘Mase. 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