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El Ratón y el Toro

Tras comer una copiosa cantidad de hierba, el Toro sintió que sus
parpados le pesaban enormemente y se echó a dormir. Cuando
estaba en lo mejor de su sueño, un impertinente ratón, le mordió en
una de sus patas con mucha saña.
Muy enfadado por ese ataque sin razón, se levantó rápidamente
para perseguir a tan insolente animal. A pesar de que corrió con
todas sus fuerzas detrás de su pequeño agresor, no consiguió llegar a
tiempo para atraparle. Frustrado ante tal situación, intentó en
vano alcanzar al ratoncillo, cavando alrededor de la madriguera.
Tras un rato cavando sin obtener resultados, se quedó nuevamente
dormido. Al no escuchar ningún ruido, el ratón salió
sigilosamente de su escondrijo y tras buscar el sitio más adecuado,
volvió a pegarle otro mordisco al toro.
Sorprendido ante esta situación,
se quedó mirando fijamente el
agujero y escuchó: Crees que por
ser tan grande, tienes derecho a
hacer lo que te plazca, pero ya es
hora de que comiences a respetar
un poco más, a los que son más
pequeños y menos fuertes que tú.
Moraleja: Nunca subestimes el valor de las pequeñas cosas

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