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CóMO ESTUDIAR y

CóMO ARGUMENTAR
UN CASO
CONSEJOS ELEMENTALES
PARA ABOGADOS JÓVENES
CóMO ESTUDIAR y
CóMO ARGUMENTAR
UN CASO
CONSEJOS ELEMENTALES
PARA ABOGADOS JÓVENES

GENARO R. CARRIÓ

SEGUNDA EDICIÓN

LexisNexis™
Abeledo-Perrot
BUENOS AIRES
Carrio, Qenaro R.
Cómo estudiar y argumentar un caso. - 2ª. ed. - Buenos
Aires : Abeledo Perrot, 2003.
80 p.; 18x13 cm.

ISBN 950-20-1538-X

1. Derecho Penal-Argumentación l. Titulo


CDD 345.05

Todos los derechos reservados


© by ABELEDO-PERROT
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Impreso en la Argentina- Printed in Argentina

I.S.B.N.: 950-20-1538-X

IMPRESO EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

Se terminó de imprimir el 5 de diciembre de 2003,


en ARTES GRÁFICAS CANDIL, Nicaragua 4462,
Buenos Aires, República Argentina
Tirada: 3000 ejemplares
A Augusto M. More/lo para
retribuirle, pobre111e11te, tantos
gestos de generosa a1nistad
Entre los aiios 1972 y 1976 tuve el honor ele
participar en los cursos tfe i,z iciación pro/e-
sio11al JJatrocinadus por la be11e111érila 1lso-
ciación lÍe Abogallos de Buenos Aires. El JJru-
pósito lle ellos era proporcionar a los aboga-
llos recién recibidos ciertas i11/urnzaciu11es bá-
sicas llesti11adas a atenuar el iln¡1acto, ge11e-
rab11ente desconsolador, de los prin1eros ¡Ja-
sas en la vida profesional. Este peque,io volu-
111e11 incluye dos de las cl1arlas que di en esos
ci1rsos. Se publicaron inicial111e11te en la re-
vista ltts de La Plata. Agratlezco a ella y ti la
Asociación de Abogados en Buenos Aires s11
autorización para reproducirlos aquí. Es¡Jero
que Sll nzayor difi,sión sea (Íe alguna ut ililltul.
GENARO R. CARRIÓ

Buenos Aires, nzarzo lle 1987

9
1
CÓMO ESTUDIAR UN CASO*

• Tal como (hje en una nota introductoria puesta al ensayo


Cónzo arguuientar '"' caso ante un tribuual (Jus nº 25, p. 43), du·
rante varios años he participado, como disertante, en los cursos
de iniciación profesional que patrocina la Asociación de Ahogados
de Buenos Aires, El presente trabajo es fa versión retocada del
borrador de una charla correspondiente a esos cursos. Pese a que
las ideas que aquí se manejan no fueron hilvanadas para ser
expuestas por escrito, sino para ser desarrolladas en forma oral,
he aceptado publicarlas. La decisión de admitir que este borTador
maquillado se difunda, está fundada en las misrnas razones que
expresé en aquella nula introductoria, a la que n1e rcn1ito.
Su111ariu: l. Introducción. -11. Una experiencia
p0<.:o estimulanlc: la primera ent1·evista con el pri-
n1er cliente. - 111. ¿Qué es un caso? Primera carac-
tel"ización. - IV. El punto <le vista de los aboga-
dos. - V. ¿Qué es un caso? Scgun<la caractel'iza-
ción. - VI. La solución provisional. - Vlf. Dos
reglas fundarncntales para <lar la solución "<.kfíni-
t i va".

l. INTRODUCCIÓN

Me ocuparé del tema "Cómo estudiar un


caso" o "El estudio del caso". Frente a la
pregunta" ¿cómo debe un abogado estudiar
un caso?", nos sentimos inicialmente tenta-
dos a reaccionar de dos maneras que, por
motivos distintos, son igualmente decepcio-
nantes. La pri111era consiste en responder
-si es que a eso se lo puede llan1ar respues-

13
GENARO R. CARRIÓ

ta- con otra pregunta: "¿qué caso?''. La


segiuzda consiste en contestar con la jui-
ciosa afirn1ación: "Debe estudiarlo bien, lo
111ejor que pueda".
La prin1era reacción --preguntar "¿qué
caso?"- es comprensible. La variedad de
casos en los que debemos intervenir los abo-
gados es encr1ne, y no hay ninguna receta
única susceptible de ser aplicada a todos
el los con un grado aceptable de utilidad y
rele.va11cia. Difícilmente se nos ocurriría
preguntar a un médico cómo tratar una en-
fermedad, a secas, sin especificarle d~ qué
enfermedad se trata. Infortunadamente, en
el derecho y en la medicina no existen pana·
ceas.
El camino más provechoso sería, quizás,
clasificar los casos en función de los distin-
tos tipos de problemas que su estudio plan-
tea y decir algo inteligible y útil acerca de
ellos. Pero eso-ustedes convendrán conmi-
14
- ESTUDIAR UN CASO
COMO

go- no es cosa que se puede hacer en una o


dos horas.
Las consideraciones precedentes parecie-
ran impelernos en la dirección de la se-
gunda respuesta: "el caso de~e ser estu-
diado bien, lo n1ejor posible", o de variantes
un poco n1ás lúcidas, o un poco n1enos ton-
tas, de ella. Me ten10 que tendré que en1bar-
carme en esa dirección.
Para neutralizar anticipablcs 111alas in-
fluencia~ o desalientos futuros quiero ase-
gurarles, de entrada, que el conocin1icnlo
del derecho -con10 diría PEROGRULLO- es
una l1erra1nienta f un<la1nental para el buen
ejercicio de la profesión. En contra de lo
que piensan n1ucho~ profesionales escépti-
cos,, se ejerce n1ejor la profesión sabiendo
derecJ10 que ignorándolo. Ustedes van a oír,
no lo dudo, una reiterada y desagradable
cantilena en el sentido de que las cosas no
son así. Oirán que lo que importa no son los

15
GENARO R. CARRIÓ

conocin1ientos jurídicos sino lo que ahora,


con eufc111isn10 en boga, se llan1a las rela-
ciones públicas. Que los n1ejores abogados
no son los que saben n1ás derecho sino quie-
nes, cualesquiera.sean los 111e<lios que a tal
fin en1plcen, pueden ejercer n1ayor fuerza
persuasiva sub re los jueces y dcrnás au tori-
da<lcs. Oirán que <le nada vale estudiar a
fondo el caso, robar horas al sueño, ago-
tando la bibliografía y la jurisprudencia, y
exponer a los jueces con claridad y buenos
1

fundan1t:;11tos las peticiones pertinentes,


porque "los jueces. no leen los escritos", et-
,
cetera.
Esa cantilena debe ser desoída; consti-
tuye una gruesa exageración o distorsión de
un fenó111eno real, propio <le los tien1pos
que vivin1os. Un abogado que sabe derecho
y que estudia bien los asuntos en que le toca
intervenir lleva enorn1es ventajas al colega
que se n1aneja a tientas. Les pido que 111e

16
,
COMO ESTUDIAR UN CASO

abr~n crédito ":f q .Je me eximan de den1os-


trar de manera detallada la verdad de es~
. .,
aseverac1on.
Pero no sólo hay que desoir la cantilena en
cuestión porque distorsiona y exagera. cier-
tos hechos indudables. También hay que
desoirla porque tiende a corromper los espí-
ritus y a privar de nobleza y dignidad a una
actividad que debería ser una de las más
nobles y dignas.
Sin embargo no sería honesto con ustedes
si no subrayara que la cantilena cín-ica es
una exageración de ciertos hechos de la
vida profesional, y que, por ello, es indispen-
sable saber cuáles son esos hechos que dan
sustento, aunque inadecuado, a tales exage-

raciones.
Es cierto que cada vez es más frecuente
que se dicten sentencias que revela~ un in-
suficiente estudio del juicio. Ello, que ha
servido para aumentar la densidad de pro-
17
,
GENARO R. CARRIO

nunciamientos declarados arbitrarios por


la Corte Suprema, es atribuible en gran me-
dida al exceso de trabajo que abruma a los
tribunales y a otros fenómenos que han con-
tribuido a deteriorar el servicio de adminis-
tración de justicia.
No puedo detenerme en la explicación de
las causas de esos hechos. Sólo quiero seña-
lar que ellos existen.
Pero de la afirmación verdadera de que
los jueces, con alguna frecuencia, no estu-
dian bien los juicios y dictan sentencias in·
sostenibles, no se sigue que es inútil, inge-
nuo o dañino que los abogados estudien
bien los asuntos en que les toca intervenir.
Por el contrario, si las cosas son así -y así
son- los abogados deben esmerarse más,
para poder presentar sus argumentos, lle-
gada la oportunidad, de la manera más
clara y concisa posible y para atacar con
eficacia y solidez las malas sentencias que

18
#

COMO ESTUDIAR UN CASO

con alguna frecuencia se dictan. No se ve


cómo puede sostenerse que el remedio para
solucionar el grave problema de que los jue-
ces no estudian o no pueden estudiar sufi-
cientemente las causas consiste en que los
abogados tampoco estudien sus asuntos.
La administración de justicia, como me-·
dio civilizado y racional de resolver conflic-
tos, requiere la cooperación inteligente de
jueces y abogados. Si esa cooperación deja
de funcionar porque los jueces no tienen
tiempo de estudiar los expedientes y los
abogados hallan más expeditivo no estudiar
sus asuntos, la administración de justicia
podría ser sustituida con ventajas por la
Lotería Nacional. Bastaría con incluir en
los sorteos semanales algunas bolillas más.
Frente a las deficiencias que hoy registra
la administración de justicia de nada sirve
que los abogados estudien menos. Por el
contrario hace falta que estudien más. Sólo

19
GENARO R. CARRIÓ

así podrán contribuir con eficacia a sup~rar


esas dificultades.

11. UNA EXPERIENCIA POCO ESTIMULANTE:


LA PRIMERA ENTREVISTA
CON EL PRIMER CLIENTE

Tras la introducción me parece conve-


niente entrar en tema suponiendo la si-
guiente situación. Un abogado recién reci-
bido, que ha estudiado bien todas sus mate-
rias, recibe a su primer cliente. A solicitud
del novel profesional, aquél empieza a na . .
rrar sus cuitas. Cuenta una historia que a
éste le suena heterogénea y confusa; un bor-
bollón de hechos. El destinatario del relato
guarda un azorado silen<;io. Como buen
alumno que fue, dispone ·de un prolijo casi-
llero de instituciones y conceptos juridicos
nítidamente separados. Lo que el cliente le
cuenta no -entra en ninguno de los casille-
20
CÓMO ESTUDIAR UN CASO

ros; el hombre es, por decirlo así, interdisci-


. plinario. La creciente desesperación del jo-
ven abogado le hace perder el hilo del re-
lato. Cada vez entiende menos. Concluida
su narración, el cliente calla. Sigue un em-
barazoso silencio. Por decirle algo y ganar
un precioso tiempo, el joven profesional
pide al cliente que le prepare un n1en1orán-
dunz y que se lo traiga un par de días des-
pués. Tras ello se queda solo, sumido en la
n1ás profunda desesperación. ¿Por qué le ha
ocurrido eso?
La respuesta es sencilla. Porque en la Facul-
tad, d~ la que fue tan buen alumno·, ·no le han
enseñado el oficio de abogado, las reglas técni-
cas propias de ese oficio. Ni siquiera le han
suministrado los rudimentos de ellas. El profe-
sional novel no sabe cómo vérselas con un caso.
¿Por qué? Para poder contestar esta pre-
gunta comenzaremos con un primer intento
de caracterizar qué significa "un caso".

21
·GENARO R. CARRIÓ

111. ¿QUÉ ES UN CASO?


"
PRIMERA CARACTERIZACION

A. Empezaremos caracterizando al signi-


ficado de la palabra "caso", en el sentido
general que vamos a darle en esta charla.
En una primera caracterización es menes-
ter destacar que con la palabra "caso" se
hace referencia a un problenia p~áctico. Una
persona C (el cliente), que se encuentra en
las circunstancias H (un cojunto de hechos),
desea obtener un resultado R (un cierto es-
tado de cosas). Para la obtención de ese re-
sultado son idóneos ciertos medios que sólo
pueden ser usados -o ser usados sin
peligro- por ciertas personas, los aboga-
dos, que poseen un conjunto de conocimien-
tos y experiencia en la utilización de tales
conocimientos. El cliente C, que se halla en
las circunstancias H y quiere el resultado R,
acude a un abogado para que éste le consiga
22
CÓMO ESTUDIAR UN CASO

ese resultado o, al menos, le indique cómo


hay que hacer para conseguirlo. El conjunto
de medios que permiten llegar a R par-
tiendo de H constituyen la solució.n (S). Ta-
les son, en esta primera aproximación, los
ingredientes que configuran un caso.
B. El resultado R a que aspira el cliente
puede. ser, entre muchísimas más, alguna
de estas cosas:
- Salir absuelto en una causa penal.
- Dejar sus cosas ''arregladas'' para el
caso de muerte súbita.
- No pagar un dinero que otro le re-
clama.
- Separarse de su mujer.
- Formar una sociedad apta para cier-
tos fines.
- Atenuar en todo lo posible las conse-
cuencias de. malos negocios.
- Obtener la repetición de impuestos

23
GENARO R. CARRIÓ

que considera indebidamente paga-


dos.
- Lin1itar los riesgos de una actividad
que se dispon_e a emprender.
-:--- Llegar a controlar una sociedad anó-
. nin1a de la que hasta ahora es accio-
" nista minoritario.
- Apoyar la gestión de un sindicato
para obtener Jas n1ejores condicio-
nes posibles en un contrato colectivo
de trabajo.
- Ganar una licitación llan1ada para
construir una obra pública.
·- Asegurarse los beneficios de ·una ex-
plotación comercial o industrial en
la que va a invertir sumas impor-
tantes .....
- Conseguir la libertad de un familiar
o amigo detenido a disposición del
Poder Ejecutivo durante e~ estado de
sitio.

24
CÓMO ESTUDIAR UN CASO

- Obtener que cese una extorsión de


que está siendo víctima.
- Etc., etcétera.
Los medios para alcanzar los resultados
que se buscan pueden ser los más diversos.
Desde redactar un telegrama colacionado o
hacer una denuncia policial, hasta plantear
·una intrinc~da cuestión constitucional que
remate en una presentación ante la Corte
Suprema.
C. Las notas distintivas de la 'tarea del
abogado y de los casos en que los abogados
intervienen son estas dos: a) el resultado R
-lo que el cliente desea obtener, aunque
más no sea que como medio para otro fin
que sólo a él concierne- es: 1) recibir una
ventaja otorgada por el orden jurídico, es
decir apoyarse en éste para llegar a una
meta X; o bien 2) evitarse un mal, impuesto '
por el orden jurídico; o 3) una combinación
de estas cosas en proporciones infinita-

25
GENARO R. CARRIÓ

mente variables; y b) entre los conocimien-


tos especiales que, según se entiende, hacen
falta para alcanzar resultados de ese tipo,
desempeña un papel central un aceptable
grado de familiaridad con el derecho vi-
gente y sus innumerables arcanos.

IV. EL PUNTO DE VISTA


DE LOS ABOGADOS
'
La labor de los abogados es, pues, una
labor técnica; consiste en usar ciertos me-
dios para alcanzar un resultado a partir de
una situación inicial dada.
El derecho es una herramienta de control
social, quizás la más poderosa, o en todo
caso una de las más notorias, que han fabri-
cado los hombres. El orden jurídico puede
ser visto o abordado desde puntos de vista o
perspectivas distintas y con intereses dis-
tintos. Una de esas perspectivas es la del
26
CÓMO ESTUDIAR UN CASO

abogado; se ~raduce en esa aproximación de ,


carácter técnico que acabo de caracterizar
toscamente. También es de c.arácter técnico
la perspectiva del legislador (lato sensu). A
diferencia del abogado, que usa su conoci-
miento de normas que él no ha -creado (a~í
como otros conocimientos), para alcanzar
ciertos resultados particulares, el legislador
crea normas getierales para alcanzar resul-
tados generales. El enfoque de los jueces es
distinto al de los abogados y al de los legis-
ladores; consiste en emplear normas gene-
rales para justificar decisiones particulares
y concretas. Esos tres enfoques el de los
abogados, el de los legisladores y el de los
jueces- son otras tantas perspectivas desde
las que se puede ver el derecho y usar sus
normas de las distintas maneras que he se-
ñalado.
Uno de los defectos graves de la forma
como se enseña el derecho en nuestras Uni-
27
GENARO R. CARRIO'

versidades es que, por lo general, no se lo


presenta desde ninguno de esos puntos de
vista que permiten ver al derecho en un
contexto práctico. En todo caso, no se lo
presenta así de manera deliberada, sistemá-
tica y detenida. Se lo presenta desde el
punto de vista de los profesores de derecho,
punto de vista éste, que explícita o tácita-
mente rechaza o excluye aquellas perspecti-
vas pragmáticas -y si no las excluye las
neutraliza- y pretende ver el derecho
desde una perspectiva pretendidamente
omnilateral. La expresión "perspectiva om-
nilateral" es auto-contradictoria; no hay
perspectiva sino desde un punto de vista.
Los legisladores, los jueces, los abogados,
usan normas jurídicas. Los profesores ha-
blan de ellas.
En este curso de iniciación profesional
intentamos decir algo desde el punto de
vista de los abogados y acerca de ese punto

28
.
COMO ESTUDIAR UN CASO

de vista. Entre las cosas que hacemos los


abogados se encuentra el predecir y ,provo-
car decisiones concretas, con mayor o me-
nor acierto o eficacia. Si bien para hacer
ambas cosas con éxito es necesario conocer
bien el derecho vigente, no basta con cono-
cerlo. Los escépticos dirán, quizás, que co-
nocer el derecho no es necesario para ser un
buen abogado, y los que quieren a toda
costa preservar sus ilusiones dirán, quizás,
que para ser un buen abogado es suficiente
conocer derecho. La verdad es que para s~_r
un bµen abogado es necesario conocer dere-
élio y_ no es suficiente conocer~o.
,
V. ¿QUE ES UN CASO?
SEGUNDA CARACTERIZACIÓN

Los casos jurídicos, vistos desde el punto


de vista de los abogados, tienen algunas se-
mejanzas con los problemas de ajedrez.

29
GENARO R. CARRIÓ

''Juegan las blancas y dan mate en tres ju-


gadas". Dar mate en tres jugadas es el equi-
valente del resultado (R) que el cliente
quiere o desea. La posición inicial de las
piezas es el equivalente de las circunstan-
cias de hecho erl q~e el cliente se halla (H).
Hay de por medio' reglas, cuyo uso correcto
está presupuesto. La jugada ganadora (y las
que siguen) son el equivalente de la solu-
ción del caso (S).
Las diferencias entre un caso juridico,
visto desde el punto de vista de un abogado,
y un problema de ajedrez, son sin embargo
inmensas. Veamos las más salientes:
A. A diferencia de lo que ocurre en los
problemas de ajedrez en el caso juridico no
hay por lo general una solución, si.no varias.
Se trata de elegir la más simple, segura,
ventajosa y rápida que las circunstancias
admitan o consientan ..
B. A diferencia de lo que ocurre en los

30
11

COMO ESTUDIAR UN CASO

problemas d·e ajedrez, puede ser que en el


caso jurídico no haya ninguna solución que
lleve desde H hasta R, o bien que las que
haya sean tales que el cliente y/o el abogado
no estén dispuestos a alcanzar mediante
ellas-el resultado que el primero busca.
C. En el caso Jurídico, a diferencia de lo
que ocurre en los problemas de ajedrez, en
el supuesto· de que el resultado R que el
cliente quiere alcanzar sea absolutamente
inalcanzable, o alcanzable de manera in-
conveniente o demasiado onerosa (lato
sensu), podemos aconsejar o sugerir resulta-
dos alternativos que, si son aceptados, cam-
bian . .la composición del caso.
D. A diferencia de lo que ocurre en los
problemas de ajedrez, la situación inicial en
los casos jurídicos nunca puede ser des-
cripta totalmente. Sólo se puede hacer una
descripción selectiva de ella, que siempre
puede ser contrastada con otra selección se-
31

GENARO R. CARRIO

Jectiva. (¿En qué n1edida, entonces, estamos


autorizados a hablar de "el" caso?).
E. A diferencia de lo que ocurre en los
problemas de ajedrez, .:_donde eso obvia-
mente no está permitido- en los casos jurí-
dicos puede ocurrir que el principio de la
solución consista en alterar sustancial-
mente lo que se presentaba como la posi-
ción inicial. Pié~sese en el efecto que puede
tener una medida cautelar eficaz.
F. A diferencia de lo que o~urre en el aje-
drez, las reglas que están <le por n1e<lio en el -
derecho son muy numerosas, frecuente-
n1ente complejas, ocasionalmente ambi-
guas e irremediablemente vagas (por lo n1e-
nos en manera potencial, aunque no lo sean
en el caso concreto· que tenemos que resol:-
ver o ganar).
G. En los casos jurídicos, y-no en los pro-
blemas de ajedrez, pueden presentarse fac-
tores sobrevinientes que alteren el supuesto
32
CÓMO ESTUDIAR UN CASO

hecho inicial, las reglas aplicables, y aun el


resultado que se considera deseable.
1-I. Los casos jurídicos se insertan en un
contexto relevante para su a<lecua<la solu-
ción. Ese contexto incluye p1~ublcn1as n1ora-
les, políticos, econón1icos, etcétc1·a. El pro- .
blen1a <le ajedrez, en can1bio, es un universo
cerrado.
I. En el caso jurídico es n1uy frecuente
que 11aya alguien, que por decirlo así mueve
las negras. Un rival que trata <le resolver el
problen1a "Contestan las negras y hacen ta-
blas" o aun "Contestan las negras y dan
mate en x jugadas".
J. En el caso jurídico puede ocurrir que
· no I1aya acuerdo respecto <le Ja situación
inicial, o del alcance de las reglas, y hacerse
necesario que un árbitro in1parcial decida
acerca de esas cuestiones controvertidas.
K. A diferencia de lo que ocurre en los
problen1as de ajedrez, la solución del caso

33
,
GENARO R. CARRIO

ju~ídico tiene que insertarse en el tiempo y


hacerse cargo de su transcurso.
Si prescindi1nos de estas notorias diferen-
cias las sen1ejanzas entre los casos jurídicos
y los problen1as de ajedrez son interesantes.
Pero no podemos prescindir de esas diferen-
cias, aunque no falten· juristas, algunos de
ellos de gran prestigio, que se en1pe11an en
n1irar a los casos ju~dicos con10 si fueran
problen1as de ajedrez -por lo menos cuan-
do escriben acerca del derecho- y en que-
rer e11señarnos a resolver los primeros como
si se tratara de dar solución a los segundos.
¿Cómo l1ay que l1acer para buscar la n1e-
jor solució11 de los segundos? ¿Cómo estu-
diar un caso juridico? Ahora que l1en1os he-
cho dos intentos de caracterizació11 de lo
que debe entenderse por la expresión "caso
jurídico" tal vez podamos decir algo útil al
respecto.

34
#

COMO ESTUDIAR UN CASO

VI. LA SOLUCIÓN PllOVISIONAL

La n1édula de la cuestión radica en for-


mular una solución provisional y ponerla a
prueba. Para ello son pertinentes estos con-
sejos resun1idos.
A., Ell relación co,z R.
a) Averiguar bien qué es lo que real-
mente' quiere C y por qué lo quiere (dentro
de los lín1i tes de la prudencia). Sólo así po-
dren1os:
1. Ver si eso se puede alcanzar a partir de
H.
2. Si C quiere R1 porque no sabe que se
puede obtener R2.
3. Decidir si estan1os o no dispuestos a
ayudar a C a co11seguir R. (En re.Iación con
esto: No identificarse con C por el solo he-
cho de que CS llLteslrO cliente ';( 110S paga O
pagará. No dejarse arrastrar por C).

35
,
GENARO R. CARRIO

B. E,1 relació1z co11 //.


a) Co11occr H a fondo; el desideralt1111 es
conocer II n1ejor de lo que los conoce C.
b) No aceptar con10 dogma la versión de
C ni la de sus asesores. El interés, la pasión,
la vanidad, el tclnor al ridículo, hacen que
la gei1te no vea co11 objetividad sus propias
cosas. La gente se equivoca de buena fe.
e) En todo cuanto sea posible, forn1arse
una opinión propia e in<lepe11diente acerca
de l-1. 1-Iay pocas cosas n1ás desagradables
que cntera1·se e11 n1ecJio de un asunto (judi-
cial o extrajudicial) de que los hechos son
distintos de lo que creían1os, porque C o sus
asesores nos infor111aron e1·róncan1ente u
on1iticron decirnos algo por considerarlo
irrelevante.
d) Pedir u11 111e111orá11dtun con1pleto de
los hechos. Leerlo <lctcnidan1ente y cote-
jarlo con los anlecedentes. Ver con los pro-
flÍos ojos los JJaJJclcs, la contabilidad, el lu-

36
- ESTUDIAR UN CASO
COMO .

gar <lel l1ccho. Oír con nuestros propios ?Í-


dos la versión de los testigos.
En su caso, constituirse i11 sitit pa1·a tener
acceso a todos los papeles y la posibilidad
de hablar con todos los testigos. Aprender
nocio11es básicas de contabilida_d para no
tener que depender lotaln1enle de los conta-
dores.
C. ·E,z relació,z co,z el 11e.xo 1-/-S.
a) Salvo en la faz inicial en la que uno
ernpieza a recoger datos guiado por intui-
ción, instinto u "oficio", el restante estudio
o exan1en <le H se hace desde el punto de
vista de una. solución provisional (S1). S1
debe ser con1cnzada a ser puesta a pr·ucba,
para ver, por u11 lado, si las circunstancias
del caso le dan sustento y, por otro, qué
grado de probabilidad hay de que nos con-
duzca a R.
b) S1 es una especie de proyecto del
puente que, una vez construido, nos llevará

37

GENARO R. CARRIO

de Ha R. Para poner a prueba a S1 hay que


. l1acer varias cosas, sin1ultánea o sucesiva-
mente, según las circunstancias lo. requie-
ran. En todo caso J1ay· que hacerlas tocias
antes de poner en práctica S1 (o de aconse-
jar en firn1e que se ponga en práctica S1).
e) Las cosas que hay que l1acer para poner
a prueba a S1 son de dos tipos:
l. Tipo H-S y
2. Tipo S-R
1. Comprobar si S1 está bien apoyada en
los hechos y si ese apoyo es lo suficiente-
mente fuerte con10 para aguantar la carga
·1náxin1a que, en nuestra expectativa, tendrá
que agua11tar el puente.
Experin1entos mentales: ponernos en el
punto de vista de quien tiene interés en ar-
_güir que no l1ay tal cosa como H, (que no es
lo que nosotros pensamos); o que H no da
apO)'O a S1. Ponernos en el punto de vista de

38
CÓMO ESTUDIAR UN CASO

quien tiene interés objetivo (no interesado)


en saber si H es como creemos que es y si H
'
apoya a S1.
2. La otra cosa que l1ay que hacer para
poner a prueba a S1 es estar lo más seguro
posible de que S1 conduce a R (la única
seguridad absoluta la da cruzar y llegar a
R).
Aquí no se. puede experin1entar ni seu<lo-cx-
perin1entar. Lo más -y lo n1ejor- que uno
puede hacer es ver qué ha ocurri<lu en el
pasado en casos los n1ás sen1ejantes posi-
bles al nuestro, Canto en lo que atañe a H
como en lo que atañe a R.
Se presenta.entonces con clari<la<l la fase
de Ja cuestión que llaman1os S-R. Para que
S1 sea una buena S en relación con R, S1
tiene que pasar el test imaginario de la
aprobación judicial. (Aunque el caso no sea
judicial). Obviamente no podemos ir a p1~e-
guntarle a los jueces si en las circunstancias
39
#

GENARO R. CARRIO

H-S1 es, a juicio de ellos, la mejor vía -esto


es, la más sólida, consistente, defendible,
etc.- para lograr R. Los jueces no están
para evacuar consultas, aunque no faltan
colegas que se las ingenian para lograr esa
especie de nihil obstat previo.
Pero lo que frente a casos análogos picn-
sa11 o l1an pensado los jueces está en los
repertorios jurisp1~udcnciales. Es cuestión
de saber buscar en ellos con in1aginación y
audacia pero, a la vez, con buen juicio y
se11tido de la responsabilida<l.

VII. DOS REGLAS FUNDAMENTALES


,
PARA DAR LA SOLUCION uDEFINITIVA"

Para concluir me lin1itaré a refe1 irn1e a


4

dos reglas <le entre las 1nucl1as que un abo-


gado debe tener en cuenta al <lar· la solución
que llamaré "definitiva" para distinguirla
de la provisional. Designo con10 "<lcfini-
40
GENARO R. CARRIÓ

tiva'' a la solución provisional que ha supe-


rado
. los tests n1cnciona<los preceden te-
111ente.
A. La prin1era regla es ésta. Es necesario
integrar el cuadro e.le la n1anera n1ás con1-
pleta posible. Para conseguirlo, hay que ver
cón10 encaja S en los otros problcn1as de C:
qué influencia puede tener sobre los n1is-
1nos.
C 110 es un ente abstracto; es un ser hu-
mano. Co1no tal, tiene que lidiar con 111u-
chas otras dificultades, ade111ás de aquella o
aquellas que lo llevaron a reque1-ir nuestros
servicios p1-ofesionales. Sólo C sabrá real-
mente si, desde el punto de vista an1plio de
sus otros problen1as o dificultades, Ses u11a
buena solución. Hay que pc<lh-le que medite
sobre ello y dejar que nos haga todas las
preguntas que él juzgue pertinente.
No sea el caso de que, pese a que nuestra
solución sea óptima a la luz de las circuns-

41
GENARO R. CARRIO-

tancias que nosotros tuvi1nos en cuenta


para aconsejarla, no lo sea en el contexto
n1ás a1nplio referido. Esto es, que sólo si1·va
para solucionar una parle de las dificulta-
des de C, pero al precio <le agravar ot1·as,
qt1e no conocen1os, n1ás allá e.Je lo razonable
o tolerable. En ese supuesto S no sirve.
B. La segunda 1·egla tiene un aire <le pa-
radoja. Indica que hay que esla1~ sien1pre
dispuesto a revisar o a reajustar nuestras
soluciones "definitivas" tan pronto advi1·ta-
mos que su puesta en práctica no arroja los
resultados que se esperaban. O sea, que no
l1ay soluciones que puedan de anten1ano ser
consideradas· real n1cn te de fi ni ti vas.

42
2
I

COMO ARGUMENTAR UN CASO


FRENTE A UN TRIBUNAL
La siguiente exposición está <lividic.la en
dos partes. La prin1era, de carácter intro-
ductorio, Jlrocura explicar por qué la se-
gunda, de tono preceptivo, resulta ser lo
n1agra que cs.

PRIMERA PARTE
,
INTRODUCCION

. El título lle esta <.lisc1·tación 111·01nclc <lc-


111asiado. I11lentaré poner las cosas en su
lugar. Co11 ello ire111os enlran<lo en tc111a.
l. No voy a ocuJJar111c a<JUÍ <le problcn1as
concernientes a la estrategia general c.lcl
picito o causa; eso i111porlaría invadir el

45
GENARO R. CARRIÓ

área asig11a<la a otros colegas en el presente


curso de iniciación p1-ofesional.
Voy a suponer que el pleito o causa está
e11 cierto 111odo cerrado. Las partes han pro-
duciclo .Yª su prueba y forn1ula<lo sus p1·c-
lensiones fundan1e-ntales .. Ni las. prt1cbas ni
tas pretensiones pueden ya ser alteradas.
Ha11 si<lo dadas las ca1·tas -por c.lccirlu
así- y deben1os sacar el 111áxin10 .. provccho
de las que tene111os en nuestras 111anos. Esa
es la siluació11 en que norn1al111cnle se cn-
cue11tra quien tiene que preparar un ale-
gato, u11a expresión de agravios, un recu1·so
de inaplicabili<lad de ley o un recurso ex-
traordillario.
11 .. · Lo que ·diré acerca dc·có.1110 debe argu-
111enlarse un caso ante un Tribunal se lin1i-
tará a observac.iones n1uy generales, válidas
-espero-,. para un a111plísin10 espectro de
situaciones. Ello es inevitable;, así-.lo vcre-
m.os seguidan1cnle.
46
CÓMO ARGUMENTAR UN CASO

El 111étodo allcrnalivu hubic1·a sido tun1ar


Llll caso, real o i n1aginariu, dotado <.lcl 111á-
xin10 grado <le concreción posible, y con él a
la vista <lar algunas 11autas o .consejos sobre
cón10 debe a1·gu111en larsc ese caso .
.De haber segui<.lo esa alternativa, n1is 1·e-
con1cn<lacioncs habrían csta<lo sc\'cra-
111enle con<.liciona<las, entre ut1·os; ¡101· los
siguientes factores:
1) Por nuestro "papel" en el jui·cio: actor
o den1anc.la<lo; parle querellante o dcfcnso1·,
etc. La in1purtancia e.le esto es obvia en
cuanto se liga con la carga <le la ¡1rucba, con
el f uncionan1ienlo <.le ciertas JJrcstinciuncs
de <.listinla fuerza y con cicr·tas actitudes
generalizadas de los tribunales que suelen
ver con distintos ojos, por cjc111plo, al que-
. rellanle ...v al <.lcfcnsor .
2) Por el tipo de juicio: ¿Se trata <le una
causa civil, por oposición a una causa pe-
nal, o de una causa penal? ¿Se trata <le un

47
~

GENARO R. CARRIO

litigio e11 que se ventilan prepon<leranle-


111er1le cuestiones de derecho privado o de
derecho público?, etc. La importancia de
esto también es fácil de ver.
Así, por ejen1plo, en el área <le las causas
penales tienen vigencia principios· propios
<le ella, tales con10 los que se relacionan con
la regla Íll clubiu pro reu, con la veda de la
inte1·prelación analógica, con la no a<ln1isi-
bili<lad de la JJrucba confesional co1110 fu11-
<la111cnto <le una sentencia de condena si no
está corroborada con p1~ucba <le otro tipo,
con el rigor que tiene allí la exigencia <le
que la acusación (lcbc probar los extrcn1os
<le l1ccl10 que justiíican la imposición <le
una pena, etc. Esos principios tienen n1ani-
fiesto peso sobre el tipo y contenido de los
argun1cntos que pue<lcn usarse con eficacia
e11 el (lon1inio <lon<lc ellos imperan.
En el área <le las causas en que se ventilan
propo11<lc1~ar1Lcn1cntc cuestiones de derecho

48
CÓMO ARGUMENTAR. UN CASO

público OJJcra el co11cc11to de "g1·a\'cdad o


interés instituciunal". Ese conccJ1lu influye
dccisi vanicntc Jlat·a at1111cntar, o ,·educir a
cero,· la ft1crza de una (lclcrn1inada (01·1na
(le a1·gun1cntación_, etcétera.
3) Pur el tipo <.le csc1·ito en que hc111us de
tlcsarrolh.u· nucst1·a argun1cnl,u.:ió11: un alc-
galu e.le bien r>rol>a<.lo; un¡t expresión <.le
agravios; ttn recurso extraordinario; una
cu11Lcslació11 tic dc111anda en un juicio de
JJuru · c.lcrcchu,. ctcélc1·a.
4) Por el liJ10 de l"ribunal h·cntc al CJUC
c.lcbcn1us argun1cnlar: un ·r1·illu11al "tradi-
cional" (civil, <.:01ncrcial, penal): un T1·ibu-
-nal "no lra<.licional" (laboral, penal cconó-
n1ico, conlc-ncioso-a<ln1inist1-ali\·o, ele.); un
T1·ibunal sz1i ge11eris, de carácter político
(lt1lu se11sl1), con10 la Corle Su11rcn1a <le Jus-
ticia <le la Nación ..
5) Por el conlcnitlu de la litis: ¿se debaten
cuestiones r>rcpondcranlc111cnlc de hecho,
49
GENARO R. CARRIÓ

JJrCJJon<lcrantc111cnlc e.le <lcrccho o se trata


<le un pleito, poi- decirlo así, cquilibrada-
n1ente ·n1ixto?
6) Por lo que razonablcn1cntc pudcn1os
esperar, dadas to<las las circunstancias c.lel
caso, de la decisión judicial: la absolución
<le nuestro <lefcndic.lo o una pena baja; el
éxi lo parcial <le nucst ra <lcn1anda; nada
111ás que la exin1ición de costas: etcétera.
7) Por el resultado <le· la prueba protlu-
ci<la: favu1-ablc, equilibrada, desfavorable.
8) Por el estado <lel derecho vigculc res-
pecto <le los tópicos centrales en <lc_batc:
clai-an1cnte en apoyo e.le nuestra posición,
claran1cnte a<lverso a ella, o con n1ayur [rc-
cucncia, favorable en unos aspectos y desfa-
vorable en ot1-us, o con tendencia a 01-icn-
larsc en la "buena" o en la "rnala" direc-
ción, o bien an1biguo, inc.leciso, conlra<liclo-
rio, o aún inesc1-utablc; etcétera.
9) Por el "clin1a" del asunlo conc1·cto que

50
CÓMO ARGUMENTAR U~ CASO

lcncn1os entre n1anus: por i1111ú111c1·as razo-


nes, puetlc ser dcstlc i-nuy bueno hasta 111uy
111alo, pasantlo ¡1or un "cli111a" <le opaca -y
a veces rcconfurtantc- indiferencia (es ttn
juicio 111ás tic los n1uchos que el Tribunal
c.lcbc tleci<l-i1·) ..
1.0) Por las caractc1·ísticas i<liosincrátic~s
llcl juez: cunscrvallur; alérgico a lus a1·gu-
111cntos, X,. y, O Z. O a los hechos _JJ, .q O r;
hedonista; su1niso; descoso de h~1ccrsc ver:
pato Ióg ica ri 1en le in <ll." Jlc n ll ien Le; pro fcso ra 1;
· a111igo <le las especulaciones abstractas; ob-
scsi van1cnlc religioso; etcétera ..
11) Por las caractc1·íslicas llcl colcga-a<.l-
vcrsario: cn1barulla<lor; pcda1:1_tc;, belicoso;
latero; cxccsivan1cnte detallista; da<lo a los
place1·cs de. la rctó_rica; auto1·illa<l en el tenia
si,b lile, ex-111agistrado del. fuc1·0 rccienlc:--
. n1c.ntc alejatlo,<lc él; _abogado <le causas cé-
lebres; in11>ul5ivo abogado novel; astuto ve-
terano. de 111il lides fo1 enscs; clcéle1·a.
4

51
GENARO R. CARRJÓ

12) Pur la inci<.lcncia p1·obablc <le la tlcci-


sión n1ás allá <le los lín1ilcs estrictos <lcl
Jitigiu. Esto es, su ¡1osiblc valor co1110 prccc-
c.lentc: ctcétc1·a.
Todas estas cosas, entre otras 111ás, son
relevantes JJara saber cón10 <lcbcn1os a1·gu-
111cntar a fil1 <le obtener una solución favo-
rable o, al 111cnos, la n1cjor posible. Son
tantos los faclot·cs <lutados de relevancia .y
la11 co111plcjas las situaciones posibles, que
no se1·ía atinado en <los cJases -ni siquiera
en u11 cu1·so entero- <lar recelas adecuadas,
a pa_rtir <lel caso único, que resulten a la vez
válidas para un nún1cro interesante <le casos .
Para trabajar con casos concretos, reales
o i1naginai·ios, l1ay que disponer de una
abu11<lantc gan1a <.le ellos, que cubra una
parte in1portantc <lcl espectro <.le casos en
que su~len verse envueltos los abogados.
llay que disponer lan1bién de 111ucho ticn1-
po; ese 111étodo rcquic1,c una lenta y pa-

52
CÓMO ARGUMENTAR UN CASO

ciente elaboración. 1-lay que adiestrar <le



n1anera gradual a los recién iniciados en el
t1·atan1icnlu <le una coniplcja n1ultitud <le
.problcn1as frente a los cuales no sit·vc <lcs-
plaza,-sc a saltos.
Si el csJJcclro <le casos exan1inados no es
suficicnlcn1cnlc rcJJrcscnlativo o ari1plio,
los consejos que el n1ás experto puede dar,
con base en ellos, carecerán de la necesaria
an1pliLu<l y 11uc<lcn ofrecer tina i111agc11 dis-
to1·siuna<la. A saber, la que se for111a1ia
quien creyese que la qtae 1·csultó ser una-
for111a de· a1·gun1cntación eficaz en el caso
si,!, e.,r.a111e11 debe ser consi<lcra<la, por -ello.
n1isn10 y sin 111ás, una buena for111a <le argu-
n1cntar en otros casos que difieren <le aquel
en uno o n1ás de los aspectos rclcvanlcs que
111cncioné l1ace un rato.
E11 otras órbitas de cultura jurídica ~111e
refiero al n1u11<lo anglosajón- las facu~ ta-
des de derecho enserian l.us rudin1cnlos ·del

53
GENARO R. CARRIÓ

.
oficio de abogado con ayuda del l lan1a<lo
111élodo del, caso o clise _111ethutl. Eslc con-
siste ~n ir presenta11<lo los principales p1·0-
blcn1as que se suscitan en la aplicación y
111anejo e.le 1·eglas jurídicas tal con10. se. los
ve a partir de casos conc1·elos ~n_ cuya dcci-
sió11 gravila11 las soluciones que se dé a esos
proble111as.
E11 lugar <le consi<..lcrar que los casos sir-
ven únican1ente para ejcn1plificar reglas
,lJJ.rcn<li<las con i~<lcpcn<lcncia <.le ellos, se
c11ticn<lc qt1c el vcr<la<lcro alcance y función
(le las· 1·cglas _sólo pueden ser captados. a
partir de los casos_.
El llcrecho no _es visto, po.r lo tanto,· con
ojos de profesor de derecho sino con ~jos <.le
abogado~ Tan111oco es visto desde el ángulo
_<le visión est1-ccho del especialista, ni _frac-
ciuna<.lo .en los co-111partin1ic:nto.s estancos
c1·cii<los 111ás o-111cnos artificial 111c11 lc poi· los
cultures <le cac.Ja disciplina jurídica parlicu:

54

COMO ARGUMENTAR UN CASO

lar, quienes suelen ser, al n1isn10 ticn1pu,


celosos custodios cuan<lo no aguerridos de-
fensores de la autonon1ía de ella. ·
Dese.le el punto de vista del abogado prác-
tico 110 hay co1npartimientos estancos ni
autonon1ías belicosas. Lo que hay son casos
en los que se les presentan hechos en bruto,
que no vienen p1·evia1ncntc rotulados y que
son sin1ul.tánca111cntc subsun1iblcs bajo una
canti<la<l de reglas e.le diverso liJ)O. Por c_ntre
esos hecl1os, y con apoyo en algunas <le esas
reglas, el abogado <lebe abrirse paso con
suficiente destreza para llegar felizn1ente a
destino. Ello requiere, sin duda, aptitudes
especiales para lidiar con problen1as con-
cretos y gran fan1iliaridad con ellos.
El n1éto<lo del caso es una vía apta para
con1cnzar a enseñar la profesión de abo-
gado. Por supuesto que el aprendizaje a
fon<lo tiene lugar n1ás larde, en la práctica,
n1ucl1as veces tras considerables penurias,

55
GENARO R. CARRIÓ

vacilaciones, aulo-1·cprochcs y no pocas no-


ches de inson111io.
En nuestras facultades, donde no se en-
seña según el n1éto<lo <lcl caso, no se ensciia
-ni se comienza. s__iquicra a cnse11ar- el ofi-
cio o profesión de aboga.<.lo. Uno tiene que
aprender el oficio solo, tlcspués e.le gra-
du-.t<lo, a costa tic las c.lcsagra<lablcs expe-
riencias l(llC 111é11ciuné hace un instante, y
ocasionaln1cnlc, con perjuicio pa1·a el ·bolsi-
llo <le algún cliente que cayó en el c1·ror <le
considerar que nuestro dinán1ico opti-
111is1110 de profesionales jóvcncs_y entusias-
tas ~n1uchas veces postizo- era índice se-
guro <le i<loncida(l profesional)' garantía <le
éxito en la gestión cncon1cn<lada.
Pa1·a co111prcn<lcr 111cju1· por qué es que
puede <lcci1·se que en nuestras facultades no
se enseria -que en rcalic.lac.l ni siquiera se
co111icnza ~ cnsc1ia1·- el oficio o p1·ofcsió11

56
.
COMO ARGUMENTAR UN CASO

<le abogado, será útil recur<lar aquí algunas


dislin~ioncs accplablc1nc11lc claras.
Pudcn1us <lisli11gui1·, en printcr lugar, en-
tre el conocin1icnto de las 11or111as jurídicas,
por un lado, y el uso (del cunuci 111ienlo) de
esas no1·n1as, ¡1or uf ro. Conocc1· las norn1as
es saber qué prohiben, qué ordenan, qué
autorizan. Usar~ (el conoci1nicnto <le) una o
más no1·n1as, o, 1nás scncillan1cnte, usar
esas 1101·111as, es valerse de ellas para alcan-
zar ciertos 1·csul tados, c111plcarlas con10 hc-
rran1 icn tas en v isla <le la realización de
ciertos fines.
Un uso lcgítin10 de las 11ur111as es el uso
clasificalurio. Consiste en scrvi1·sc de ellas
para clasificar fc110111cnos, JJa1·a rotularlos.
Los p1·olcsorcs cJc <lcrecho llegan a ser \'ir-
Luosos en este arle laxonón1ico. Pero la ro-
tulación no es el. único 1·csulta<lu que per-
111ilc alcanzar el 111a11cjo e.le las 11u1·111as ju1·í-
dicas. Estas pueden y suelen ser usadas
57
GENARO R. CARRIÓ

para n1uchos ulrus fines <le 1nás i11111cdiala


in111urlancia práctica. Por cjcn1plo, para
constituir sociedades cun1crcialcs u civiles
qt1e consulten los intereses y fines de quie-
nes quier-en asociarse y sean \'álidas. O para
ganar plci los, esto es, para obtener, v. gr . ,
qL1e se l1aga lugar a la c.lcn1anda que hc1nos
JJl"OlllUVidu.
Cla1·0 está (JUC estos usos p1·áclicos p1·csu-
pune11 el co11ucin1icnlo (le las 1101·111as y una
ac.lccualla c.lcst1·cza en el uso clasificatorio
e.le ell,\s. Pero no se cunfun<lcn con estas dos
últin1as cosas.
La distinción entre el uso pura111cJ1lc cla-
sificatorio y el uso 11ara al<:anzar otros 1·c-
sul tallos 1nás i11111cdialan1cnlc prácticos
(uso técnico, c.11 scnti,Jo rcst1·ingido), plll"dc
quedar 111ás en claro si 11onc1nos un cjcn1plu
norn1ativo cxtra-jttrí<lico. Una cosa es sa_bcr
usar las reglas del <J//. sic/e, en el juego del
fútbol, JJara dctcrn1inar si un jugador está u

58
#

COMO ARGUMENTAR UN CASO

no en JJosició11 o/{si,le; ot1·a <listinla es saber


usar esas reglas J)ara "jugar al ofrsicle", esto
es, J)ara <lcja1· al rival atacan le fuera de jul.'go.
La cnsc11anza un ivcrsi La ria <lcl derecho
no enscüa el oficio de abogado que consiste,
ccnt1·al111enlc, en sabea· usar reglas para al-
canzar ciertos resultados prácticos (consti-
tuir una sucicJad sólida y cu11vcnic11lc para
sus n1icr11bros; asegurar el éxito de una cun-
licn<la judicial con el 111cno1· <lcsgaslc posi-
ble; arribar n1cdianlc una lrausacción cqui-
librac.la y pcrc.lurablc a la solución de un
con1plcjo difcrcndu; etc.). Nos ensc11a, si
cabe ia analogía, qué quiere decir "estar en
püSÍCÍÓll ufrsil/e" y CUll cf)u llUS habilita de
· 111ancra 1 udin1cnlaria para usa1- clasificalo-
4

rian1cnlc las reglas del u/f sitie: (con1u las


usan los re/erees). Pc1·u no nos enseria a usar
esas reglas para tlcjar en off sitie a los ac.Ivc1·-
sarios (con10 las usan los <lefcnsurcs).
Porque la c11sciianza unive,-sitaria del de-

59
GENARO R. CARRIÓ

. ~·
rccho no nos a<licst1·a, ni siquiera ruc.Hn1c11-
tarian1cnlc, en el uso técnico en sentido rcs-
Lri ngic.lo de las 1101·111as o reglas ju1·ídicas,
podcn1os decir que no nos cnsL'ña la p1·ufc-
sión e.le) abogado.
El ejercicio tic la abogacía es una activi-
dad técnica. Mejor ab<,gado es a<.1ucl que
. ,aneja con 111ayor soltura o n1acstría cier-
tas 1·cglits técnicas 1·clativas al uso <le ,·cglas
jurídicas. En ese contexto estas últilnas
aparecen co1110 los 111cdios niás idóneos .
para la obtención <le cic1·tos fines.
Las laculta<lcs de derecho nos c.lan co11oci-
n1ie11lo teórico e.le Horn1as, y con ello, ru<li-
n1entos <le técnicas clasificatorias basadas
en aquel conocin1icnto tcó1·ico. Lo dcnuis
-el oficio <le abogad~. lcncn1us que ap1·c11-
<lcrlo JJor nuestra cuenta.
Ahora bien, es ob\'il, que en un curso
con10 csle 110 se ¡1uc,lc suplir lo que la enst.."-

60
.
COMO ARGUMENTAR UN CASO

iia nza u 11 i v~rsi ta ria 110 ofrece ni, 1ncnos


aún, <lar lo que la experiencia cusclia.
No procuraré hacer lo iinpusiblc; en la
segunda parle de la exposición lrata1·é lle
h¡icc1- algo en su 1·ccn1plazo. Voy a ofrecer
algunas in<licaciuncs n1uy generales, váli-
das Jlara un g1·a11 nún1cru lle casos, a las que
le faltará, n1uy a n1i pesar, el grado de cun-
c1·cción <JUC no pudc111us alcanzar aquí.
Mi aspiración 11uixi111a es que las pocas
cosas que diré en esa segunda pa1·tc los uyu-
tlcn a cvi Larsc algunos fracasos y llcccpcio-
ncs· o, en Lodo caso, a atenuar el iln¡1aclo <le
unos ...v ot1·as .
III. Para poder decir a<¡ucllas pocas cosas
l~nc.lré que suponer, e invitar a ustedes a
hacer lo ¡1ropio, que nuestra hi¡1otética a1·-
gun1cnlació11 debe ser hecha ante un juez
que si bien es iinaginario pucllc ser car·aclc-
rizado en función de sus rasgos típicos . Ese
juez in1agi11ariu co111pcndia las virtudes y

61
GENARO R~ CARRIÓ

tlcfcctus que, salvo períodos a11ú111alos, defi-


nen a nuestros jueces. A saber:
a) Es un hu1nbrc huneslu ~: ,·crsaJo en
derecho, casi Jitc1·al111e11lc tapado de t,·a-
baju, con puco Licrnpo para estudiar bien
las causas que debe décidir y con pocos ali-
cientes i111nalcrialcs y 111ateriales que lo in-
citen a actuar con i1naginació11 ~· e11lu-
.
s_1as1110; y
b) Es un cxpo11c11lc de lo que podría111us
llan1ar la 111cntalidad judicial ortodoxa.
Esta se integra, entre otras notas salientes,
con estas dos: 1) por una creencia fir111c y no
problc111atizada <le que los jueces son si 111-
plcs JJorla voces c.Jcl legislador; <le que todo
lo que los jueces dicen al decidir los litigios
está explícita u in1plícilan1cnlc contenido
en las leyes; y 2) ·pu1· una aclituc.l cunserva-
tlura o, lo que es lo 111isn10, por una resisten-
cia- a ad111itir la nuvcc.la<l, salvo que ésta
tenga ac.lccua<lo sopurlc jurisprudcncial y

62

COMO ARGUMENTAR UN CASO

c.loclrinario (es <lccir, que en rigo1· de \'crdad


no sea una nuvcdatl).
IV. Para concluir esta prin1c1·a p:.~rlc
debo seüalar que to<lo trata111icnto honesto
tlcl ten1a (}UC 111c he con1prun1ctido a abu1·-
<lar obliga a transitar pu1· u11 estrecho pasa-
dizo bordeado por los abis111us de la candi-
c.lcz, por un lado, y del ci11is1nu, po1· el otro.
l-fay una vieja tradición argentina,· que
scgtu·an1cntc no inauguró el Viejo Vizcacha
JJero que sin duda recibió un consitlc1·ablc
apoyo <le pa1·tc <le ese interesante personaje,
pa1·á quien, ustedes lo 1·ccucr<lan, lodo con-
siste en hacerse an1igo del juez. Trataré de
zafa1·n1c del peso de esa tradición, que sit·ve
<le sustento a una postura cínica n1uy arrai-
gada en nuestra 111oral positiva. Al n1isn10
ticn1po 111c csfo1-zaré en no caer en la actitud
OJJuesla, la de aquellos que, con candidez
envidiable, creen que basta con lene,- razón

63
,
GENARO R. CARRJO

pa1·a que a uno se la den . No sé si esa especie


zoológica no está ya lolaln1c11lc extinta.

SEGUNDA PARTE

OIEZ RECOMENlJACJONES (O FAMILIAS


,
DE R.Ec:oMENUACIONES) ACERC:A DE COMO
ARGUMEN.rAR UN CASO FREN'fE
A UN TRJBUNAL

Tras las observaciones, digresiones y co-


111cn larios hechos en la pri1ncra 11arlc, po-
<lcn1os JJasar a la scgun<la. La exposición
siguiente asu1ni1·á la fu1·111a de un decálogo.
Los dos pri 111c1·os consejos o rct:u111c11dacio-
ncs, cun10 se advcrlirú fácilincnte, son de
c.lislinla naturaleza que los restantes.

64
. .
COMO ARGUMENTAR UN CASO

I.. Dos reco111e11dacio11es .e/e111eutales

, 1. La ¡1ri111era reco111e11dació11. En el capí-


tulo X de su fascinante libro Lc1s i1ali,111os,
LutGGI BARZJNI recuerda el caso de Monsig-
nore Chitarclla, prelado e.Je Nápolcs, que ha-
ce)'_~ mucho tiempo llevó a cabo la intere-
san te larca <le codificar o co1npilar las re-
·glas <le la escoba <le quince.
· Según el ilustre saccr·<lote la p1~in1c1·a re-
gla de ese juego es ésta:
Tr,,tar sie111¡Jre lle ver las cartas del lltlver~
.
sar,o
Un pe11lla11t <le ese precepto en el ca1npo
del que n1c ocupo sería, quizás alguna va-
riante, algo n1ás sór<li<la aún, del consejo
del Viejo Vizcacl1a que recordé al conctu·ir
la.primera parle ...
No voy a seguir esa línea sórdida, pero
voy a cnu11ciar una regla tán básica o funda-·

65
.
GENARO R..CARRIO

111cnlal para argun1cntar con éxito ante un


Tribunal con10 lo es, para ganar a la escoba,
la ,~ccogi<la por el padre Chitarclla.
La recon1cndación que <lcbc encabezar
todo t1·atan1icnlo del lcn1a "Cón10 a1·gu-
n1entar a11lc u11 Tribunal" es ésta:
T1·atar, · ante tu<lo, que el Tribunal nos
oiga. Ya <lijin1os que los jueces están, por lo
gc11eral. excedidos <le trabajo. l·lay por ello
frecuentes lecturas ap1·csura<las o supc1·fi-
cialcs de las actuaciones, así con10 111ucha
scl<;gación. No es insólito que 111agislra<los
prestigiosos fallen juicios in1portanlcs so-·
b·rc la base de la relación- de los hechos v lle
~

la•síntcsis <le las ¡1relcnsioncs en juego escu-


cl1a<las de boca <le un secretario relator. No
...:.

l1ay sci1sación 111ás f1-uslranle para un p1·ofe-


sional estudioso que a<lvc1·tir que Ita per-
dido un ¡1lcito porqL1c el juez no ha leído sus
cscri~os.
Pa1·a esta.- seguros de ser oídos por el l"ri-

66
CÓMO ARGUMENTAR UN CASO

bunal 111uchos colegas consideran in<lispcn . .


sables rccu1·rir al vulgarrncntc llan1a<lo
"alegato de oreja". Consiste en entrevistar
al 111agistrac.lo y, so pretexto de pedirle cclc-
ri<la<l o que "estudie el asunto bien" -
exhortación ésta (}llC, .bien lllirada, es ofen-
siva -·n1achacarlc <le palabra los puntos sa-
l icn tes <le la argun1cn tación que ya se ha
hecho por escrito. Frente o esta práctica
algún colega l1a dicho que nuestro proce<li-
111 icn to no es en rigor <le verdad ora I ni
escr1. to, sino
. '' conversa·d o ,, .
Ese n1étodo tiene varios inconvenientes.
Uno de ellos es que no puede rcco1ncndarsc
su adopción universal. Si to<lus los aboga-
dos recurriesen a é 1, habría q uc busca1· la
n1anera de asegurarse e.le c¡uc los 1nagistra-
<los · van a rcco1·<lar, al to111a1· la decisión,
IILLesLru alegato oral.
Tal vez un cu1111>li111icnlo fiel e.Je ciertas
prescripciones conectadas con la segunda

67
~

GENARO R. CARRIO

rccon1cn<lació11 nos ayu<lc a conseguir ser


oídos.
2. La seg1uula recu111e11,lació11. En cierta
n1c<li<la es con1plcn1e11taria de la anterior.
Puede fur111ularsc así:
Tratar lle q11e el Trib1111al 11us e11tie1u/a bic11.
En 1·clación con esto vale la pena hacer
las sigui en Les i n<licaciones si 11 tét icas, qui-
zás un poco pccJcst1·cs.
a) Ser b1·evc, claro y conciso. Usar'" un es-
ti lo llano.
b) Dcscribi1· con la 111ayor p1·ccisiún ~·, en
lo posible, sin lccnicis111os, el conflicto de
intereses en juego.
e) No escali111ar el. JJLinlo y aparte, los
títulos v los subtítulos.
· <l) Presentar ordcna<la111cnlc los argu-
n1cntos, distinguiendo cuidadosan1c11lc los
p1-incipalcs y los subsidiarios y dando el
necesario relieve a los prinu.."ros.
e) 1-laccr una sín lcsis tic ·nucst ra posición

68
CÓMO ARGUMENTAR UN CASO

u 111ejur <los. U na al cu111icnzo, en la que se


prccisarú <.:uálcs son las ·cosas que nus pro-
pu11e111us dcnu,st1·ar (expresión inicial de in-
lc1~cioncs que guía la lectura y facilita la
_co1111>rcnsió11 de nuestra línea argu111cntal ).
Otra al final, en la que se resu111i1·á de l}Ué
111o<lo crccn1os haber <..lc111oslra<lo lo (JUC nos
habían1os· JJroJJUcslo <lcn1oslrar (expresión
final <le C(>11clusio11cs <JUC <.h.u·á a 11ucst1·ü
escrito la fuerza <le un argun1cntu· bien ar-
111a<lo).
() Etl lo posible construir la a1·gun1cnla-
ció11 11arl icn<lu <le un 1110<.lclo ·si 111plc, que
ü·c1nos cnriquccicndu prugrcsivan1cn1lc . ,
_,·Claro está que <le 11oco \'a·t<.Jrá. c1uc consi-
ga111os. que. el Tribunal nos oi·ga, y que nos
entienda bien, si lo que <leci111os carcc~-<lc
i<lonci:<lad para pl'rsua<lir. Los siguicnlt;s
111an<lan1icnlos se r(:ficrcn a este ol1·0 as-
J>cclo ~el susla11cial- de la cuestión.

69
GENARO R. CARRJÓ

-
II. Las oc.:/10 recu111e11,lacio11es restantes

3. La tercera recu111e11tlació11. Es 111encster


csforza1·sc por ver las cosas t.:01110 uno las
vería, succsivan1cntc, si f ucra: a) el abogado
<le la otra parte, y b) el juez. Puede sc1· que
esto 110s sea fácil, pero no es i111posible. En
to<lo caso conslituy,c u1ia saludable gi.-nna-
sia 111ental. Dcpcn<lc, en buena 111ctli<.la, <lcl
lc111pcra111·cnlo de cada uno.
Hay abogados sangu·íneos, coléricos, irn-
buidos <le espíritu dionisíaco, cuyo entu-
siasmo forense los lleva a ver las cosas con
la misn1a pasión y falta de objetividad con
que las ve el cliente. Lo que e·n el cliente es
comprensible, en el abogado es in1pcrdona-
ble. La pasión suele cegarnos y lo que los
abogados ncccsilan1os para ejercer bien la
profesión es tener los ojos abiertos y, la
n1cnte alerta y lúcida.

70
,
COMO ARGUMENTAR UN CASO

Sólo si so111os capaces de apreciar la si-


tuación desde los otros dos puntos de vista
-el <le nuestro adversario y el del jucz-
podrcn1os reforzar nuestra argun1entació11
de n1ancra de JJcrsuadir al Tribunal de que
Lcnc1n.os n1cjorcs razones que nuestro ad-
.
vcrsar10.
1-Jay que estudiar a fondo las pretensiones
del colega contrario y los argun1cntos c11
que las sustenta. Ver en qué 111c<li<la están
Jlrobac.Jus los hechos que <la por p1·oba<los.
En qué n1c<litla las normas que invoca auto-
rizan, f1·cnlc a las circunstancias <lcl caso,
las conclusiones que extrae de ellas.
4. La cz,arta reco111endació1Z. Conceder sin
vacilar todo aquello en lo que razon·ablc-
n·1c11Lc no po<len1os hacernos f uerles, tanto
en cuestiones <le l1echo con10 de derecho. No
aferrarnos a defensas o alegaciones que sa-
bc111os que no son buenas. En ca111bio, no
ccc.lcr ttn paln10 <le terreno e.-1 t-0do acJucllu

71
,
GENARO R. CARRIO

que, tras un análisis riguroso <le nucst1·a po-


sición, nos scnti1nos seguros.
5. La qtti111a reco111e,ulaciú11. Jlrcscnlar
nucst1~0 caso de 111oc.lo que· 1a solución que
pro1Jugna111os aparezca lo n1c11us alejada.
posible de lo ya establecido. Existe en los
jueces una 111arca<la lcn<lcncia a seguir los
JJrccc<.lcnlcs._Eslo se justifica poi~ e.los razo-
nes respetables (an1é11 <le ser cxp.licablc por
111uchos. n1otivos bastante nienos 1·c~pcla-
blcs). a) porL¡uc la a<lopción <lcl punto de
vista gcncraln1cnte aceptado ~s, por lo 111c-
rios, sínton1a <le objetividad y, ·por lo n1ás,
equivalente e.Je ella; b) porque si hay algo
que part;cc ser un incu.cstiunablc principio
de justicia -_-si no el principio _<le justicia-
es que hay que ~ratar e.le igual n1ancra los
casos iguales. .
6. !Ja sexta recv111e11tlació11.
.
Si 1Jo pode-
- "

1110s .JJrc~cntar nuestro caso (le .1nanc_ra tal


_que s~1 solución se apoye en lo ya estable-

72
- -
CO~tO ARGUMENTAR UN CASO

cid.o, ~ralar·ílc 1Jcn1oslrar (JUC (o ya estable...


cic.lo 110 se refiere a nt1cstro casu. Con otras
palabras, que éste exhibe caractc1isticas,
aspectos, 111aticcs, in1plicacioncs, etc. que lo
prcscr1lan con10 un caso singular 11111..v sin-
g~lar y que, en consccucn~ia, la aplicación
ciega o. n-1ccánica de la regla o reglas que
¡1ri111a facie: lo incluyen co11duci.~ia a un .re~
sulta,_I,, nolorian1cnlc injusto, absu1·<lo, ca-
pricl1oso o arbjtrario.
Aunque desde._ cierta 1>crspectiva
pueda pa1~cccr lo 111is1110 sostener: a) que
e1~ 11uestro caso no se aplican las reglas
-X, .Y, z-porque.el 111is1110 p~rtcncce a un~
fan1_ilia d~ casos que consli_~uyc una c_x . .
cepción a esas- reglas, O b) que éstas 110 s~
aplican porqu~ ellas no se 1.·cfiercn ~ un caso
co1110 el 11ucstro., que q~c<la fuera ~e s_u ~q-
n1in_iu, sie111¡1re- es 111ás co11ve1_1ie11te a1-güir e.le
la. scgu.n<la n1ancra. Lo. es por razo_ncs q uc
tienen que ver con la ¡>sicología ,.de los juc. .
73
GENARO R. CARRIO-

ces y con las creencias subyacentes en que


están instalados.
Es 111ás /acil conseguir que un juez decida
que un caso no debe ser resuelto por aplica-
ció11 de las rcgl·as x, y, z porque ellas no se
refic1·e1f a él, en cuanto el caso está fuera del
radio <le acción de aquellas (lisposiciones,
que conseguir que diga que está crea·ndo o
aun reconociendo una excepción a las 111is-
111as.
7. La sé¡11 i111a reco111e11,lació11. E vi lar ()UC
nuestros argun1entos puc<lan ·ser cxitosa-
n1cntc rebatidos con el contra-argu111cnto
lle c1ue la solución que 11ropugna111os no .
11ucde ser generalizada sin gr·a,'c c.lctri-
111cnlo para la scguri(lad juti(lica.
Un bue11 antíc.loto es presentar nuestra so-
lució11 para el caso concreto cuino aplica-
ción de u11 principio que aü111itc ser forn1u-
lado con aceptable precisión, de 111odo que
el ri_csgo· <.le inscgu1~idad no existe, )Jorque
.
74
CÓMO ARGUMENTAR UN CASO

no prctcndcn1os pasar e.le un án1ilo reglado


a otro discrecional, sino <le un án1bito 1·c-
glac.Jo a otro tan1bién reglado, o, al menos,
1-cg.lable. Esto es, susceptible de ser cubierto
por norn1as claras y 111ancjablcs.
8. La octava reco111e1ulaciú11. No usa,~ ar-
gun1entos pura111enlc forn1alcs o que i1npli-
qucn. un 111a11ificslo sacrificio de valu,·cs
sustantivos a cuestiones adjetivas o ritua-
les. No ser artificiosos ni parecerlo. No abu-
sar <l.e recursos argun1cntalcs <le tipo cstric-
" ,.
~ . .
.tan1cnte tecn1co para conscrvnr vcnta.1as o
pretender nuevos beneficios.
La tendencia de la evolución del dc1·ccJ10,
particularn1entc en la regulación <le las re-
laciones patrin1onialcs, se orienta hacia el
rechazo de los abusos fu1-n1alcs. Basta con
recordar el auge creciente de la llan1ada
teoría ·de la penetración del velo de la perso-
nalidad jurídica o la fir111cza que, a partir
del fan1oso caso Colalillo (Fallos, 238:550),

75
GENARO R. CARRIÓ

l1a ido adquiriendo la jurispru<le1icia de 1~


Corle Suprc111a en n1ateria <le arbitraricda~
por excesos rituales.
9. La 11ove1ltl reco111.e11<.lac:ió11. No ul vi<lar
que --contra lo que pu<lic1-a pareccr-_...Ja
Constitución Nacional forn1a parte del <lc-
rccl10 positivo argentino, por .Jo menos en la
l .

111c<lida en que recibe apl.icación judicial en


conflictos justiciables.
Por lo tanto, exa111inar si en nucslro·caso
hay. algún ingrediente que justifiqµc la apli-
cació11 de preceptos constitucionales y la
cvc11tual i11tcrvención <le la Corle Suprerna.
Esta sugerencia no es sino una forn1a par-
ticular <le un consejo ·de .alc~1nccs. 111ás an1-
plios. A saber, que sin pcrllcr de vista la
singula1·i<lac.l del caso acerca del cual argLa.-
111cnla111os -v todas sus características con-
- ' . . .

cretas relcvantcs,,convicne sicn1prc verlo.en


un co.ulcxto o perspectiva lo sufi(.:icntc-
n1enle an1plio con10 para per111itirnos cnri-
76
CÓMO ARGUMENTAR UN CASO

quecer nuestra a1·gun1entación con criterios


o pautas que una visión estrecha dejaría
afuera.
10. La déci111a recu111e11dació11 .. No usar la
agresión verbal con10 arma de persuasión,
-porque, con10 diría Vizcacha, esa arn1a
suele _dispararse por la culata. P.a1·a lograr
los resultados que perseguin1os no es nece-
sario que nos cn1peñen1os en probar que el
abogado contrario es un pérfido o el juez de
p1·in1cra instancia un infra<lota<lo.
El tcr1·orisn10 verbal, los abusos <le len-
guaje, el sarcasmo enca1·niza<lo, no condu-
cen a nada bueno. Más bien disponen en
contra <le quien recurre a tales expedientes.
Vistos con objetividad, parecen recursos re-
tóricos dirigidos a ocultar el l1echo de que
no se cuenta. con buenos argumentos. El
abogado que tiene buenos argumentos, o
· que sabe usar bien lo~ que tiene, puede per-
mitirse ser cortés y con1prensivo. Eso ayuda
77

GENARO R. CARRIO

a ganar pleitos. Ayuda la1nbié11-cosa 11a<.la


<lcs<lciiable- a 1ncrcce.r el 1·cspclo y la con-
si<lcración e.le los c.lc1nás y a ser 111cjor de lo
que uno es, no ya sin1JJlcn1cnlc cu1110 abo-
gado, sino con10 ser hun1ano.

78
INDICE

, 1
COMO ESTUDIAR UN CASO
l. Introducción . . . . . . . . • . . ~ . . . . . . . . . . . . . 1:)
11. Una experiencia poco esti111ulante: la pri1nera
entrevista con el prin1cr cliente . . . . . . . . . . . 20
111. ¿Qué es un caso? Prilnera caracterización . . . . . . 22
IV. El punto de vista de los abogados . . . . . . . . . . . 26
V. ¿Qué es un caso? Segunda caracterización . . . . . 29
VI . La so 1ucaon. ; p rovts1ona
. . l. . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
VII. Dos reglas fundarnentales para dar la solución
"d e e··1n1·t·1va'' . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . 40

, l
COMO ARGUMENTAR UN CASO
FRENTE A UN TRIBUNAL

PRIMERA PARTE

Introducción . .. . . . ... .. . . . . .. . . . . .. . . . .
~ 45

SEGUNDA PARTE

Diez recon1endaciones (o fan1ilias de reco111endaciones)


acerca de có1no argun1entar un caso frente a un .
tribunal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64

79

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