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FACULTAD DE DERECHO

“CONCEPTOS Y NOCIONES FUNDAMENTALES EN LA


ECONOMÍA”
Valor: 10%
APELLIDOS NOMBRES NRO. C.I
1.-Medina Camila 26.823.472
2.-Perez Ivette 27.121.113
3.-Santoya Dubraska 00.000.000
4.-
5.-

Prof. José Manuel, Díaz E


Sección: 24

MATURÍN, OCTUBRE 2.018


Investigar sobre los siguientes aspectos:

 Retrospectiva de la Historia Económica.


 La Revolución Industrial y el Capitalismo del siglo XIX.
 Liberalismo Económico.
 El Capitalismo Industrial y Financiero.
 La Gran Depresión y la Revolución Keynesiana.
 El Capitalismo del estado de Bienestar.
 El Neoliberalismo.
 La Economía Socialista.
 El tercer mundo.
 Definición, historia e importancia de la Economía Política.
 Elaborar un glosario de términos con las siguientes
definiciones:
— Categorías
— Fuerza de trabajo
— Objeto de trabajo
— Materia bruta
— Materia prima
— Instrumentos de trabajo
— Medios de trabajo
— Medios de producción
— Fuerzas productivas
— Relaciones de producción
— Estructura económica de la sociedad (o base)
— Superestructura
— Modo de producción

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Retrospectiva de la historia económica.

La economía es considerada una ciencia; como tal, constituye un conjunto de


conocimientos precisos, que permiten establecer una relación entre causa-efecto. De
acuerdo a ello, la economía se ocupa de todo lo relacionado con la satisfacción de las
necesidades materiales y no materiales de los individuos.

Para ello, los miembros de una sociedad han llevado a cabo determinadas actividades
productivas, a través de las cuales se obtienen los bienes y servicios que se precisan.
La economía se preocupa de la manera en que se administran unos recursos escasos,
con objeto de producir diversos bienes y distribuirlos para su consumo entre los
integrantes de la sociedad.

La preocupación por la economía tiene su origen en la antigua Grecia y se prolonga en


la escolástica medieval. Las primeras teorías económicas se desarrollan a partir del
siglo XVII, como consecuencia del incremento del intercambio comercial en Europa;
no obstante, no se produce un tratamiento sistemático y global de los fenómenos
económicos hasta mediados del siglo XVIII y principios del siglo XIX, momento en que
se establece el nacimiento de la economía científica. De allí, las diferentes maneras de
enfocar los problemas económicos que en su totalidad, han dado origen a varias
escuelas económicas.

A partir de 1930 se concibe que el análisis económico tiene lugar bajo dos enfoques:
el micro y el macroeconómico. La microeconomía, analiza el funcionamiento básico de
los agentes económicos individuales y los mecanismos de formación de los precios. La
macroeconomía, estudia comportamientos globales y se ocupa del empleo, la inflación
y el producto total de una economía.

El objeto de la economía ha sido, llegar a la formulación de leyes o principios


generales que permitan cierto grado de predicción de los fenómenos económicos.

La revolución industrial y el capitalismo del siglo XIX.

Se conoce como revolución industrial al paso de la sociedad agrícola y tradicional a


una sociedad industrial y moderna, es decir, el conjunto de transformaciones
económicas y sociales surgidas en Inglaterra a finales del siglo XVIII, y que se
extendieron a otros países contribuyendo en gran medida a configurar el mundo
contemporáneo.

Aunque cada país desarrolló su propia dinámica de industrialización, se produjeron


unas pautas comunes que llevaron a la radical transformación del Antiguo Régimen.
En este proceso intervino la técnica del maquinismo, los descubrimientos científicos
aplicados a distintos campos, y profundos cambios sociales, marcados por la aparición
del proletariado. Los estudios sobre la máquina de vapor (1705 – 1767); el
descubrimiento de la lanzadera mecánica (1733); la hiladora de algodón (1741); entre
otros. Su posterior desarrollo, motivó el aumento de producción, disminución y
especialización de la mano de obra; la aparición de nuevos sistemas de transporte, y
la emigración del campo a la ciudad también formaron parte de esta revolución.

Dichas transformaciones constaron de tres revoluciones industriales:

 Primera Revolución Industrial: Se caracterizó por la existencia de materia prima


abundante y barata, y la utilización del vapor como fuente de energía en la
minería, la industria y el transporte. Estos cambios ahorraron trabajo,
aumentaron la calidad de los productos e incrementaron la productividad.

 Segunda Revolución Industrial: Abarcó desde 1870 a 1900, periodo en el que


se llevó a cabo un crecimiento de la producción industrial; se formó un mercado
en el que Inglaterra, Francia y Alemania suministraban productos industriales,
mientras que, Argentina y Australia, suministraban productos agrícolas. Las
empresas avanzaban hacia un sistema de monopolio que termino con la libre
concurrencia promovida por el liberalismo, el cual dio paso a la era del gran
capitalismo.

 Tercera Revolución Industrial: Surgió a partir de la Segunda Guerra Mundial, y


se caracteriza por el desarrollo de la energía atómica, la microelectrónica, y la
cibernética, que han provocado grandes cambios en la sociedad y en sus
modos de vida.

A raíz de los cambios que se originaron durante la Segunda Revolución Industrial,


nace el capitalismo del siglo XIX, en Reino Unido (Primera Potencia Comercial, para la
época); este ha sido considerado como un sistema socioeconómico caracterizado por
la propiedad privada de los medios de producción y la libre concurrencia de los
factores productivos en el mercado, sometidos al juego de la oferta y la demanda.
Durante la revolución se perfiló la división social de dos clases: asalariada, que vende
su fuerza de trabajo y capitalista, propietaria de los medios de producción.

Hacia la segunda mitad del siglo XIX surge el capitalismo financiero, caracterizado por
la tendencia a la concentración de la producción económica mediante grupos
formados por varias empresas que buscaban monopolizar un sector de la producción y
acabar con la competencia. De igual forma se produjo un intenso proceso de
urbanización en las ciudades de Europa ya que, la revolución industrial aceleró la
mecanización de las labores agrícolas, lo cual trajo como consecuencia que muchos
campesinos se quedaron sin trabajo y se dirigieron a la ciudad en busca de empleo.

Liberalismo Económico.

Como liberalismo económico se conoce la doctrina económica que fundamentalmente


propone limitar la intervención del Estado en los asuntos económicos.
Surge en el siglo XVIII, durante la Ilustración, como consecuencia de la pugna contra
el sistema político-económico absolutista. En este contexto, las revoluciones
burguesas europeas, producidas en el periodo que va de 1789 a 1848, dan lugar a un
nuevo tipo de Estado, conocido como Estado liberal.

Para Adam Smith, en libertad, la conducta humana llevaría naturalmente al hombre a


buscar su propio beneficio, y, en ese proceso, motorizaría el proceso productivo de la
nación, el cual debería conducir a la riqueza y el progreso y, por lo tanto, al bien
común de toda la sociedad.

En este sentido, algunos de los principios fundamentales del liberalismo


económico son la libertad de acción, la defensa de la iniciativa privada como forma de
progreso, el rechazo a la injerencia estatal en materia económica, y la idea del trabajo
como fuente de riqueza.

Durante el siglo XIX, el liberalismo económico ganó terreno. El crecimiento de los


mercados y de los factores de producción impulsó a que los gobiernos, influenciados
por los industriales, comerciantes e inversionistas, adoptaran una serie de medidas
económicas de corte liberal, como la libre circulación de productos, de capital y de
trabajadores. Así, se aceleró el proceso de industrialización, la creación de mercados
mundiales y el surgimiento de grandes empresas.

El liberalismo en un principio trajo una cierta igualdad política que, sin embargo, no se
vio reflejada en el campo económico y social. De esta grieta, surge el pensamiento
marxista, profundamente crítico del sistema liberal.

Hoy en día, suele afirmarse que el liberalismo económico camina de la mano con los
principios del liberalismo político, entre los cuales están el respeto a la ley, a las
libertades, el estado de derecho, la separación de poderes y el orden democrático.

El capitalismo industrial y financiero.

El capitalismo industrial, consistió en la acumulación de dinero mediante la fabricación


de productos; la característica fundamental del proceso de industrialización fue la
introducción de la mecánica y de las máquinas de vapor para reemplazar la tracción
animal y humana en la producción de bienes y servicios; esta mecanización del
proceso productivo supuso una serie de cambios fundamentales: el proceso de
producción se fue especializando y concentrando en grandes centros denominados
fábricas; los artesanos y las pequeñas tiendas del siglo XVIII no desaparecieron pero
fueron relegados como actividades marginales; surgió una nueva clase trabajadora
que no era propietaria de los medios de producción por lo que ofrecían trabajo a
cambio de un salario monetario; la aplicación de máquinas de vapor al proceso
productivo provocó un espectacular aumento de la producción con menos costes. La
consecuencia última fue el aumento del nivel de vida en todos los países en los que se
produjo este proceso a lo largo del siglo XIX.

El capitalismo financiero, consistió en la acumulación de dinero basadas en


operaciones hechas con ese mismo dinero. Tuvo lugar durante la segunda revolución,
desde 1890, y reemplazó al capitalismo industrial. Esto constituyó uno de los
acontecimientos más trascendentes de la edad moderna, el cual también alcanzó el
apogeo de su desarrollo en los Estados Unidos. A raíz de ello, empezaron a surgir las
letras de cambio, el préstamo a interés, y los cheques con valor en diversos países. Se
caracterizó por, dominar la industria con los bancos de inversión, crear empresas que
buscaban monopolizar los sectores de producción, formar grandes acumulaciones de
capital, y la separación de la propiedad y la administración.

La gran depresión y la revolución Keynesiana.

Tras la Primera Guerra Mundial, la hegemonía económica se desplazó desde Europa


hacia Estados Unidos, y Nueva York se convirtió en el centro financiero mundial. La
readaptación de las economías europeas a la paz, fue larga y difícil debido a la
destrucción provocada por la guerra, la inflación y el aumento del paro. A partir de
1923 se produjo un crecimiento de la producción, un descenso del paro y una mejora
del nivel de vida, aunque menor que en Estados Unidos.

El período de expansión económica en Estados Unidos finalizó bruscamente en 1929.


La economía estadounidense tenía un grave problema, la excesiva dependencia de
los créditos: las empresas pedían créditos para aumentar la producción y los
consumidores para comprar productos de consumo e, incluso para invertir en la bolsa.
Las primeras bajadas de la bolsa provocaron pánico entre los inversores, que
vendieron para pagar sus préstamos. El “Jueves Negro” la bolsa de Nueva York se
hundió. El derrumbe impidió a muchos accionistas devolver sus créditos, lo que
provocó una sucesión de quiebras bancarias. La crisis se extendió a toda la economía,
porque muchas empresas y pequeños propietarios se arruinaron.

De esta manera se originó la Gran Depresión, que desde 1931 se extendió a Europa y
el resto del mundo, dejando efectos devastadores en casi todos los países, ricos y
pobres, especialmente los que dependían de la industria pesada. El cierre de las
empresas disparó el desempleo y empobreció a la población. Esta situación se
prolongó durante gran parte de la década de 1930.

Los gobiernos se vieron obligados a intervenir en la economía para paliar la miseria. El


plan más destacado fue el “new deal” del presidente Rooselvelt, este consistió en
potenciar la protección social por parte del Estado y fomentar la creación de empleo
mediante ayudas a la industria y la agricultura e impulsando las obras públicas.
Además, recurrieron a las teorías económicas de J. M. Keynes, a través de ellas sería
posible salvar un sistema, el capitalismo liberal, que parecía condenado a
desaparecer.

Entre las teorías de Keynes, destaca la necesidad de crear controles políticos dentro
del propio sistema liberal; así los gobiernos intervendrían en el mercado vigilando los
excesos para prevenir imprevisiones capaces de hundir la propia economía capitalista.
Además, propuso que las políticas de los gobiernos favorecieran la demanda; también
se establece las leyes antimonopolio y antitrust, y se impide la fusión de grandes
empresas, todo ello con el fin de defender la libre competencia y la naturaleza libre del
mercado.
Es entonces con la Gran Depresión económica de los 30’s, donde se produce la
revolución keynesiana, la cual demostraba que el modelo clásico macroeconómico era
insostenible. De esta manera, el modelo keynesiano fue cada vez más aceptado por
los economistas, produciendo un cambio fundamental en el manejo económico por
parte del estado. Tras la Segunda Guerra Mundial, esas legislaciones siguieron
vigentes y con ellas se llevó a cabo la reconstrucción económica de Europa Occidental
con la ayuda del plan Marshall.

El capitalismo del estado de bienestar.

El Estado de Bienestar está en franco proceso de desmantelamiento en toda Europa.


Paulatinamente, derechos conquistados por el movimiento obrero y popular en el siglo
XX se ven limitados, recortados o eliminados con el argumento de que el Estado es
incapaz de sufragar esos “gastos”.

Ningún país escapa a este proceso, aunque sea más patente y dramático en aquellos
en donde recientemente la especulación del capital financiero los ha arrastrado a la
crisis. Las empresas, con la excusa de tener pérdidas económicas, recortan personal o
imponen medidas de “flexibilización” laboral. Los Estados congelan salarios, vuelven
más laxa la legislación que permite los despidos, aumenta impuestos y reduce
presupuestos para educación y salud.

Lo que ha sucedido es algo muy simple: es la naturaleza del capitalismo, la misma de


siempre, solo que ahora sale a relucir en todo su esplendor, sin tapujos, porque las
circunstancias históricas han cambiado y ya no tiene necesidad de edulcorantes.

El Estado de Bienestar fue construido a partir de la Segunda Guerra Mundial, no por


convencimiento propio sino por la presión que significaba para el capitalismo la
competencia con el socialismo. No sucedió, entonces, que el capitalismo “se
humanizara”, sino que se vio compelido a hacer concesiones que mitigaran los efectos
de la explotación a la que sometía a los trabajadores.

Pero, una vez que de encontró sin contraparte, las cosas ya no pudieron ser iguales.
Por un lado, el capitalismo se encontró si barreras para llegar a todos los rincones del
mundo; por otro, pudo profundizar los mecanismos de explotación. La riqueza empezó
a fluir a raudales, como nunca antes, pero se concentró cada vez en menos manos. La
riqueza material es inmensa, pero son menos los que la disfrutan.

De la crisis que la asola saldrá una nueva Europa en el futuro. Será más eficiente,
producirá más riqueza, pero tras de sí dejará estela de gente empobrecida que ya no
le es útil al sistema, que está de más, y que debe ser desechada. En unos años, el
aparato productivo se reconstituirá, se habrá desembarazado de la carga que le
significaba el “gasto” social del Estado de Bienestar, habrá moldeado a las fuerzas
productivas de tal manera que pueda extraerles el mayor rendimiento posible y
competirá en mejores condiciones que antes en la palestra internacional.
La economía, entonces, estará bien, con presupuestos nacionales equilibrados,
balanzas de pago al día, pero a costas del sufrimiento de millones de personas que lo
habrán perdido todo y sobre cuyos hombros, además, se echara la culpa del desastre
diciéndoles que por su causa, por haber vivido sobre sus posibilidades reales, están
como están.

Los movimientos populares europeos son los únicos que pueden ponerle un alto a
esta situación. No luchando por volver al Estado de Bienestar sino por construir una
Europa diferente a la que el proyecto de Unión Europea ha construido, basada en
principios neoliberales. Es una lucha larga y azarosa pero es la única vía real que les
queda. Lo contrario significa quedar a expensas de las fuerzas ciegas de la ambición y
el lucro.

El neoliberalismo.

El neoliberalismo es una forma de liberalismo económico que considera a la economía


de mercado como el bien más preciado. El interés de la economía libre de mercado es
el de regular con el poder del mercado y la competencia, ante todo a los monopolios.
El derecho a la competencia es esencial para el funcionamiento de la economía de
mercado.

El neoliberalismo se impuso primero en Estados Unidos y en Reino Unido (aunque se


experimentó previamente en el Chile de Pinochet), y su aplicación es muy distinta
entre los países del mundo. No obstante, el patrón es el mismo y los efectos más
similares que diferentes.

Para la mayoría de los economistas críticos y las corrientes de pensamiento


económico alternativo la crisis estructural de los años setenta marcó el inicio de una
nueva etapa que se ha convenido en llamar neoliberal. Hablamos entonces de un
cambio en la configuración de la economía capitalista, que desde el final de la
segunda guerra mundial y hasta los años setenta había estado gestionada a partir de
un ideario obtenido de las enseñanzas de Keynes. Esa etapa del capitalismo,
apellidada dorada entre otras cosas por la inexistencia de crisis graves y por
responder a un círculo virtuoso de crecimiento de salarios y crecimiento económico,
entró en crisis y abrió la puerta a una nueva forma de comprender la sociedad.

El neoliberalismo es evidentemente una ideología, con un proyecto más o menos


definido de cómo tiene que ser la sociedad, y sus bases pueden encontrarse en F.
Hayek o M. Friedman. Pero el neoliberalismo es también la configuración resultante de
aplicar un determinado tipo de políticas, las que fueron inspiradas por aquella
ideología. El capitalismo no se articula siempre de la misma forma y sus instituciones
cambian (las relaciones entre capital-trabajo, entre Estado-trabajo y otras…) bien
como respuesta a su propia dinámica (como se suele postular desde la teoría
marxista) o bien como resultado de políticas concretas (como afirman los teóricos
poskeynesianos).
La economía socialista.

La economía social es aquella que se desarrolla sobre los márgenes de los grandes
nudos de acumulación del capital. Por ejemplo: el Club del trueque (Argentina), el
Banco de Semillas (India), los medios de comunicación comunitarios (Venezuela), las
redes de salud familiar centradas en la solidaridad de los compadres, amigos y
vecinos.

La economía social promueve el acceso ciudadano y comunitario a prácticas sociales


emergentes de producción, distribución y consumo de bienes y servicios de perfil
autosostenido o autogestionario. Por ejemplo: Las redes de producción y distribución
de productos agropecuarios en los Andes Venezolanos. La economía social es una
economía alternativa, donde privan las prácticas democráticas directas. La economía
social es autogestionaria.

En la economía social el trabajo es asociado y no asalariado. En la economía social la


propiedad de los medios de producción es colectiva. En la economía social el reparto
de excedente es igualitario entre sus miembros. La economía social promueve formas
de apoyo solidario respecto a otras comunidades.

El tercer mundo.

El término Tercer Mundo fue acuñado en los años cincuenta para referirse a los países
de Asia, África y América Latina poco avanzados tecnológicamente, con economía
dependiente de la exportación de productos agrícolas y materias primas, altas tasas
de analfabetismo, crecimiento demográfico galopante y gran inestabilidad política.

El concepto de Tercer Mundo hace referencia a la división del mundo, tras el inicio de
la Guerra fría, en dos bloques rivales: el Primer Mundo, capitalista, liderado por
Estados Unidos, y el Segundo Mundo, comunista, liderado por la Unión Soviética. El
Tercer Mundo en cambio, comprende los pueblos de Asia, África y América Latina,
sometidos durante siglos a la dominación colonial del Primer Mundo.

Definición, historia e importancia de la Economía Política.

Economía política, de modo similar al concepto actual de economía, se refería al


estudio de las relaciones de producción, distribución y consumo de bienes y servicios.
Aunque existía un mayor énfasis en la parte normativa, si comparamos la economía
actual con la economía del siglo 18.

La economía política es una ciencia histórica. Revela las condiciones y causas del
origen, evolución y cambio de unas formas sociales de producción por otras, más
progresivas. A este significado inicial se debe el nombre de la ciencia, derivado de los
palabras griegas “politeia” y “oïkonomia” (“politeia”: organización social; “oïkos”: casa,
hacienda; y “nomos”: ley).
La economía política surgió en la época del régimen esclavista como ciencia que trata
de la administración de la hacienda doméstica. Fue introducida por primera vez
por Antoine de Montchrestien en 1615, y se utilizó para el estudio de las relaciones de
producción, especialmente entre las tres clases principales de la
sociedad capitalista o burguesa: proletarios y terratenientes.

En contraposición con las teorías de la fisiocracia, en las cuales la tierra era vista
como el origen de toda riqueza, la economía política propuso la teoría del valor-
trabajo, según la cual el trabajo es la fuente real del valor. Al final del siglo XIX, la
expresión economía política fue paulatinamente abandonada por el término economía,
usado por quienes buscaban abandonar la visión clasista de la sociedad,
reemplazándola por el enfoque matemático, axiomático y no valorativo de los estudios
económicos actuales, y que concebía el valor originado en la utilidad que el bien
generaba en el individuo.

A lo largo de los años la economía sufrió un cambio en cuanto a su concepción, esta


dejó de concebirse como el estudio de las relaciones de poder entre las diferentes
clases sociales, la economía política pasó a idearse como “ciencia económica que
puede definirse en función del bienestar material o en función de la escases”, dejando
de lado la política. Este importante cambio que se produjo en esta rama del saber ha
dejado grandes repercusiones en las decisiones de la política económica, pues ha
generado un vacío a la hora de entenderlas, ya que se está ignorando el papel que
juega el conflicto de intereses a la hora de tomar las medidas económicas que
beneficien a la sociedad. Es vital resaltar que el motivo principal, por el cual la ciencia
económica no está teniendo en cuenta el papel que cumple el conflicto derivado de los
intereses particulares, es porque la política en las decisiones es un planificador central
cuyo único objetivo es maximizar el bienestar social de las personas, por lo tanto está
en la capacidad de hallar las políticas económicas óptimas para la población sin entrar
directamente en un choque de intereses.

Glosario de términos.

Categorías: Las categorías económicas son aquellos conceptos que solo se dan en
determinados fases del desarrollo de la sociedad.

Fuerza de trabajo: En la teoría marxista, la fuerza de trabajo (o capacidad de trabajo)


es el conjunto de capacidades físicas y mentales, inherentes a todo ser humano,
susceptibles de ser utilizadas para la producción de un valor de uso.

Objeto de trabajo: Es todo aquello sujeto a la acción del hombre en proceso de


producción.

Materia bruta: Son los materiales que se extraen de la naturaleza y no tienen ninguna
transformación hecha por el hombre.

Materia prima: Aquellas que ya han sido manufacturadas pero todavía no constituyen
definitivamente un bien de consumo se denominan productos semielaborados,
productos semiacabados o productos en proceso, o simplemente materiales.
Instrumentos de trabajo: Máquinas, aparatos, motores, que participan directamente en
el proceso de transformación de los objetos de trabajo en medios necesarios de
consumo productivo y de consumo personal; constituyen una parte importantísima de
las fuerzas productivas.

Medios de trabajo: Conjunto de cosas con que el hombre actúa sobre los objetos
de trabajo.

Medios de producción: Son los instrumentos y materiales que intervienen en el


proceso de trabajo.

Fuerzas productivas: Son las herramientas y todas las fuerzas motrices utilizadas por
el hombre (aire, agua, electricidad, energía atómica, etcétera). Pero hay que incluir
también entre las fuerzas productivas todos los procedimientos laborales, el
agrupamiento de los obreros en fábricas o talleres y luego en complejos industriales, la
división del trabajo y su racionalización, entre otros.

Relaciones de producción: Conjunto de relaciones económicas que se establecen


entre los hombres, independientemente de su conciencia y de su voluntad, en el
proceso de producción, cambio, distribución y consumo de los bienes materiales.

Estructura económica de la sociedad (o base): Es un conjunto de relaciones de


producción, que garantizan la elaboración de bienes y la prestación de servicios en el
que se fundamenta el intercambio comercial de todas las sociedades.

Superestructura: Según la teoría marxista, la base o infraestructura es la base material


de la sociedad que determina la estructura social, el desarrollo y el cambio social.
Incluye las fuerzas productivas y las relaciones de producción.

Modo de producción: Es la forma en que se organiza la actividad económica en una


sociedad, es decir, la producción de bienes, servicios y su distribución.

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