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INTRODUCCIÓN

Los trastornos de la personalidad constituyen un área de notable actualidad en el


campo de la salud mental, ocupando un lugar preponderante en la Psicología
Clínica y en la Psiquiatría. Esto se debe en gran parte, a la incidencia global de
estos trastornos (entre el 10% y el 13%) entre la población, tanto en su
presentación aislada como acompañados de forma comórbida con otros trastornos
(Mosquera, 2004a; Quiroga y Errasti, 2001). En este sentido, el creciente interés
refleja la necesidad de avanzar y progresar en un campo en el que todavía quedan
muchos aspectos por estudiar. A diferencia de otros trastornos, el trastorno límite
de la personalidad es para muchos autores el trastorno de personalidad más
complejo y frecuentemente uno de los más graves, como viene defendiendo Millon
a lo largo de toda su obra (Millon y Davis, 1998; Millon y Escovar, 1996; Millon y
Everly, 1994). Algunos autores llegan incluso a declararlo como el trastorno
emocional más representativo de nuestro tiempo y como el resultado de una
sociedad instalada en la inmadurez, la banalidad y la falta de cohesión (Cervera,
Haro y Martínez-Raga, 2005). Además, no debemos olvidar que se trata de una
trastorno que origina una fuerte presión de sufrimiento tanto en las personas que
lo padecen como en su entorno sociofamiliar. Por ello, consideramos oportuno
plantear y analizar todo lo que aún es confuso en tan actual problemática. Por todo
ello, justificamos la realización de este trabajo, que tiene como objetivo principal
hacer un estudio exhaustivo sobre lo que diferentes autores han investigado
acerca del trastorno límite de la personalidad. Así como, plantear una propuesta
de intervención adecuada al trastorno y su posterior evaluación. Para ello, situaré
el trastorno límite de la personalidad bajo el prisma de los trastornos de la
personalidad y en adelante trataré cada uno de los aspectos que encontramos en
el trastorno que nos ocupa.
Trastorno límite de la personalidad
El trastorno límite de la personalidad, borderline (abreviado como TLP), también
llamado limítrofe o fronterizo, es definido por el DSM-IV (DSM-IV 301.831) como
«un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por
inestabilidad emocional, pensamiento extremadamente polarizado y dicotómico,
impulsividad y relaciones interpersonales caóticas». El perfil global del trastorno
también incluye típicamente una inestabilidad acusada y generalizada del estado
de ánimo, de la autoimagen y de la conducta, así como del sentido de identidad,
que puede llevar a periodos de disociación. Se incluye dentro del grupo B de
trastornos de la personalidad, los llamados «dramático-emocionales». Es, con
mucho, el más común de los trastornos de la personalidad.

El término borderline para referirse al trastorno está ampliamente extendido,


incluso en idiomas distintos al inglés. Fue usado por primera vez en 1884, por el
psiquiatra C. Hughes, y posteriormente por el psicoanalista Adolph Stern en 1938
para caracterizar afecciones psiquiátricas que superaban la neurosis pero que no
alcanzaban la psicosis (muchos autores califican los síntomas del TLP como
pseudopsicóticos). Bajo esta concepción se establecía un continuo gradual entre
uno y otro extremo, situándose el trastorno en el «límite».

El concepto formal de trastorno límite de la personalidad es relativamente nuevo


en el campo de la psicopatología. No apareció en el Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (DSM) publicado por la Asociación
Estadounidense de Psiquiatría hasta 1980 (DSM-III). Es a partir de ahí, una vez
logrado el estatus oficial de «trastorno de la personalidad», cuando se dispara el
interés por esta patología. Esto se logró tras grandes controversias y disputas
iniciadas en los años 1970. La nomenclatura oficial y criterios diagnósticos se
acordaron mediante compromisos entre los diferentes modelos y atendiendo a
datos empírico-descriptivos. Con esta definición se dejó atrás definitivamente la
idea anterior de la afección como un fenómeno que fluctuaba entre la neurosis y la
psicosis para constituir un cuadro con entidad propia y no un límite de un continuo
entre otros dos.
Causas
La causa del TLP se desconoce. Se cree que se relaciona con factores genéticos,
familiares y sociales.

Los factores de riesgo incluyen:

 Abandono o miedo al abandono en la niñez o en la adolescencia

 Vida familiar disociada

 Comunicación deficiente en la familia

 Abuso sexual, físico o emocional

El TLP ocurre de igual manera en hombres y en mujeres, aunque las mujeres


tienden a buscar tratamiento más a menudo que los hombres. Los síntomas
pueden mejorar después de la mediana edad.
Síntomas
Las personas con TLP carecen de seguridad en cómo se ven a si mismas y en
cómo son juzgadas por otros. Como resultado, sus intereses y valores pueden
cambiar rápidamente. También tienden a ver las situaciones en términos
extremos, o todo es bueno o todo es malo. Sus puntos de vista sobre otras
personas pueden cambiar rápidamente. Una persona que luce admirable un día
puede lucir despreciativa al siguiente día. Estos sentimientos súbitamente
cambiantes a menudo llevan a relaciones intensas e inestables.

Otros síntomas de TLP incluyen:

 Miedo intenso de ser abandonado

 Intolerancia a la soledad

 Sentimientos de vacío y aburrimiento

 Manifestaciones de ira inapropiada

 Impulsividad, como con el consumo de sustancias o las relaciones sexuales

 Actos de autolesión, como hacerse cortes en las muñecas o tomar sobredosis


Pruebas y exámenes
El trastorno límite de personalidad se diagnostica sobre la base de una evaluación
psicológica. El proveedor de atención médica valorará los antecedentes y
gravedad de los síntomas de la persona.

Tratamiento
La psicoterapia individual puede tratar eficazmente el TLP. Además, la terapia de
grupo algunas veces puede servir.

Los medicamentos tienen un papel menor al tratar el TLP. En algunos casos,


pueden mejorar los altibajos en el estado de ánimo y tratar la depresión u otros
trastornos que se pueden presentar con este trastorno.

Expectativas (pronóstico)
Las perspectivas del tratamiento dependen de la gravedad de la afección y de si la
persona está dispuesta a aceptar ayuda. Con la psicoterapia a largo plazo, la
persona a menudo se mejora gradualmente.

Posibles complicaciones
Las complicaciones pueden incluir:

 Depresión
 Drogadicción
 Problemas con el trabajo, la familia y las relaciones sociales

 Intentos de suicidio y suicidio


CONCLUSIONES
Las conductas e intentos de suicidio son, con una marcada diferencia, mucho más
frecuentes que en otros trastornos de la personalidad. Aparecen en otros
trastornos mentales e incluso de forma más grave como en el trastorno bipolar,
la depresión o la esquizofrenia. Pero sí son más características del TLP respecto a
otros TP en que no suelen aparecer (sobre todo en los trastornos de la
personalidad del grupo C). Se estima que aproximadamente un 70 % de los TLP
han tenido conductas de tipo suicida o parasuicida y entre un 8 y un 10 %
consuman el suicidio.
A diferencia de pacientes con trastornos afectivos (trastornos depresivos o
bipolares), el TLP suele tener más actos de tipo parasuicida y autolesiones y
menos intentos graves de suicidio. Se «juega» más con este tipo de conductas de
forma que suelen aparecer como llamadas de atención o "manipulaciones", lo cual
no significa que no hayan de ser tenidas en cuenta y ser abordadas lo antes
posible en la terapia.
Los pacientes TLP que llegan a consumar el suicidio de forma «no accidental» han
tenido ya numerosos antecedentes de intentos serios de suicidio y auto lesiones
graves. Factores que pueden precipitar la consumación en pacientes con estos
antecedentes son el abuso de algún tipo de sustancia (sobre
todo alcohol y cocaína), el aislamiento social y la falta de apoyo o cuidado familiar,
el abandono de vínculos terapéuticos o el no cumplimiento de las
prescripciones farmacológicas. Por el contrario, los pacientes TLP que mantienen
unos vínculos sociales mínimos, cuentan con la estrecha contención familiar.
BIBLIOGRAFÍA
American Psychiatric Association. Borderline personality disorder. Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders. 5th ed. Arlington, VA: American Psychiatric Publishing. 2013:663-
666.
Blais MA, Smallwood P, Groves JE, Rivas-Vazquez RA, Hopwood CJ. Personality and
personality disorders. In: Stern TA, Fava M, Wilens TE, Rosenbaum JF, eds. Massachusetts
General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 2nd ed. Philadelphia, PA: Elsevier;
2016:chap 39.
ANEXOS
DEDICATORIA:
A nuestros abuelos y padres por guiarnos
y formarnos en un hombre con los
principios y valores necesarios durante el
caminar de los senderos de la vida para
desarrollarme día a día como persona, así
como también, por acompañarme en las
buenas y en las malas, por darme el
aliento que necesitaba cuando veían que
vacilaba en alcanzar nuestros proyectos y
sueños.

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