Disponer de un sistema con arquitectura abierta y flexible y orientada a los servicios
que permita no sólo la incorporación de nuevos productos y servicios en el menor tiempo posible, sino también la consolidación de toda la información que la entidad posee de sus clientes, contar con indicadores de gestión, económicos y contables; así como las nuevas exigencias internas de disponibilidad de reportes y las leyes de privacidad del consumidor, de esta manera dar operatividad transaccional a la gestión integral a fin de minimizar entre otras cosas la incidencia de la tarea administrativa para dejar paso a la atención comercial y de relación con el cliente.