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Actividad 4 San Agustín

UNAM Grupo 9194


Introducción a la filosofía de la educación I
Asesor Lucio Arreola Barroso
Raymundo Miguel Ángel Rosas Quijada
28 de noviembre del 2019
Para que reconozcas el pensamiento de San Agustín, lee los siguientes textos:
Nicola Abbagnano y A. Visalberghi, Historia de la Pedagogía, p. 142-149.
María de los Ángeles Galino, “Los temas de la educación en los textos agustinianos”, en Historia de la educación. Edades
Antigua y Media p. 391-404.
Ramón Xirau, Introducción a la historia de la filosofía, p. 128-142.
Posteriormente responde a los siguientes cuestionamientos:
¿Por qué sostiene San Agustín que el hombre es interioridad y que el conocimiento es iluminación?
¿Cómo concibe San Agustín el tiempo? Explica por qué San Agustín no acepta la concepción física del tiempo y propone
la idea del “tiempo como distensión”.
¿En qué consiste el pecado y cómo el hombre puede ser bueno? ¿En qué medida el hombre está predestinado? ¿Hasta
qué punto estás de acuerdo en que el hombre “no puede hacer nada en el campo de la verdad y el bien si no es con la
ayuda que Dios le ofrece gratuitamente, es decir, con la gracia”.
¿Cuáles son las dos ciudades pensadas por San Agustín y qué caracteriza a cada una de ellas?
En la tabla, explica las ideas centrales de la propuesta educativa de San Agustín.
a) ¿Por qué sostiene San Agustín que el hombre es interioridad y que el conocimiento es iluminación?
Porque en la interioridad es donde se acechan los más peligrosos escollos. El principal obstáculo en el camino de la
sabiduría en la tentación que el hombre constituye para su propio yo. Anhelo de todo humanismo radical por el que el
hombre desea convertirse en principio, ordenador y dueño de sí mismo y sobre su cuerpo.
El conocimiento por otro lado, es la adquisición del saber por medio del proceso dialectico que San Agustín llama
iluminación.
Iluminación significa una aplicación del ojo interior de la mente a las verdades inmutables, eternas y necesarias,
percibidas gracias a la luz que Dios derrama sobre ellas, haciéndolas inteligibles a nuestra mirada interna, de este modo,
verdad eterna es también luz eterna, porque ilustra e ilumina el entendimiento por medio de las verdades y principios
inmutables que el conocimiento humano llega a descubrir. De este modo, el conocimiento de la verdad vendría de Dios
diciendo que percibimos las verdades por Él y en Él.
b) ¿Cómo concibe San Agustín el tiempo? Explica por qué San Agustín no acepta la concepción física del tiempo
y propone la idea del “tiempo como distensión”.
San Agustín menciona: “el tiempo es algo que pertenece a mi manera de ser y de contemplar las cosas”. El tiempo es
parte del alma. Podemos descomponer el tiempo en tres momentos; el pasado es tal porque ya no es; y si el presente no
se transformara continuamente en pasado no habría presente, sino eternidad. Logramos medir el tiempo debido a que
nos referimos a él cómo un tiempo largo o breve, efectuando esa medición en el alma. Conservamos la memoria del
pasado y estamos en espera del futuro.
Y no acepta porque para él, esta concepción no es una realidad permanente. El pasado ha dejado de ser, quedando su
memoria, el futuro todavía no es, pero hay la espera de él; el presente se desvanece en cada instante, pero en el alma
perdura la atención a las cosas presentes. La realidad del tiempo está en la distención del alma, en la conciencia del
hombre, en la continuidad de la vida espiritual que conserva en si el paso y tiende hacia el porvenir. Es así que el tiempo
no tiene otra realidad que la de la vida interior del hombre, de la misma forma como la eternidad no es real sino como la
vida de Dios.
c) ¿En qué consiste el pecado y cómo el hombre puede ser bueno? ¿En qué medida el hombre está
predestinado? Hasta qué punto estás de acuerdo en que el hombre “no puede hacer nada en el campo de la
verdad y el bien si no es con la ayuda que Dios”.
El pecado es vivir según los deseos de la carne rompiendo la relación con Dios; renunciar a elegir bien es la verdadera
causa del pecado porque se renuncia a la misma creación. El hombre está ya predestinado a través de la misericordia y
la gracia de Dios que sólo es concedida a unos cuantos hombres que mantienen una relación, con la verdad y con el
amor, es decir con Dios.
Todo ser humano tiene la necesidad de creer en Dios, esto es tan antiguo como la misma humanidad. La necesidad de
tener un fundamento espiritual, nos ha acompañado a lo largo del tiempo, por lo tanto, para los que somos cristianos, el
hombre sin Dios nada puede porque su naturaleza fue Corrompida y solo con la gracia y la fe, el hombre puede hallar la
verdad y hacer lo que es bueno de acuerdo a la voluntad de Dios. Difícilmente el hombre logrará algo solo. Nosotros los
hombres, creados con libertad, voluntad e inteligencia, debemos encaminarnos hacia nuestro destino último por elección
libre y amor.
d) ¿Cuáles son las dos ciudades pensadas por San Agustín y qué caracteriza a cada una de ellas?
La ciudad perecedera de los hombres y la ciudad de Dios que simboliza la Jerusalén Celestial, fueron las dos ciudades; la
terrestre donde se puede menospreciar a Dios y la otra ciudad es la celestial, donde el amor a Dios se puede llegar a
despreciar a uno mismo. La primera tiene su gloria en sí misma y la segunda en el Señor. Un amor mal interpretado,
egoísta del amor, nos llevó a preferir la vida en la tierra y las formas de civilización; pero la práctica de la humildad y
caridad nos llevará a preferir la vida en la ciudad de Dios.
La ciudad de Dios es una ciudad interior, donde la verdad, la razón y el amor para consigo mismo y para el prójimo es
muy elemental para ser feliz. Para San Agustín la ciudad celestial es modelo y orden de todas las ciudades que sólo
quieren su propio bien en los límites de su propio amor es una sociedad trascendente en la cual “el rey es la verdad y es
el amor y la duración la eternidad”. Para San Agustín la ciudad terrestre es donde habitan los hombres paganos, que no
creen en la existencia de Dios, estas personas habrán de condenarse.
Ambas ciudades subsisten y se dan juntas en el mismo devenir histórico, pero sólo la ciudad de Dios, como ideal y fin de
la historia, conseguirá triunfar e imponer la paz perpetua. Roma sucumbió a causa de su paganismo y alejamiento de
Dios.
Actividad 4. San Agustín

¿Qué
¿Qué valores
trascendencia
promueve esta
¿Qué es la ¿Para qué tiene, para ti, esta
¿Por qué educar? ¿Cómo educar? propuesta
educación? educar? propuesta
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Es una Por qué la Para alcanzar la Para educar se San Agustín se


conversión a Dios educación da la virtud, la verdad y debe emplear formó en la
Disciplina
que guiara al libertad, la la justicia para más la afición Paideia griega
hombre a un comprensión y la vivir amando con libre que la Fe que busca la
ordenamiento responsabilidad amor de Dios y no obligada formación del
interior y al de esta manera el de los hombres. exigencia (el Humildad ciudadano, pero
conocimiento de hombre por sí Para someter lo estudiante se Fortaleza con la
toda verdad, mismo descubre superior a lo incentiva para antropología
convirtiéndose en la verdad y inferior. estudiar por libre Caridad cristiana. Lo que
inspiración para despliega todo lo albedrío que por Sabiduría san Agustín
Para vivir en paz
vivir una vida que tiene en su las obligaciones buscaba era
y armonía con Verdad
piadosa que se interior logrando con las cuales formar
nuestro entorno.
manifieste en el un desarrollo debe cumplir). Justicia ciudadanos del
amor a Dios y al integral que Cielo.
Purificando el Amor al prójimo
prójimo. conduce al
espíritu por medio Lo más
conocimiento de
de la negación de importante para
Dios.
los placeres mí es su
materiales o la pedagogía que se
abstinencia. distingue por
una formación
humanista. Para
él lo decisivo es la
formación moral,
la formación de la
voluntad, la
intimidad
espiritual, que
ilumina nuestra
inteligencia y nos
hace reconocer la
ley de Dios.
BIBLIOGRAFIA
Abbagnano, Nicola y A. Visalberghi, Historia de la pedagogía, traducción de Jorge Hernández Campos, Fondo de Cultura
Económica, México, 1987, p. 119-126, 133-149, 150-157 y 174-182
Galino, María de los Ángeles, “La humanitas romana: Cicerón”, “Los temas de la educación en los textos agustinianos” y
“Los temas de la educación tratados por los escolásticos: Santo Tomás” en Historia de la educación. Edades Antigua y
Media, 2ª ed., Gredos, Madrid, 1973, p. 253-261, 391-404 y 551-563 (Biblioteca Hispánica de Filosofía, 26)
Xirau, Ramón, Introducción a la historia de la filosofía, 13ª ed., Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2004,
p. 119-142 y 161-175

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