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(Conferencia en el Simposium: "Educación y Orden Interno". XIV Curso de Orden Interno. INSTITUTO DE
ALTOS ESTUDIOS POLICIALES, 13/08/95)
Ello dice mucho de la calidad de sus organizadores pues han incluido en el temario
un aspecto que, a mi entender, resulta fundamental para una adecuada comprensión de
la misión que tiene la educación en la preparación de los directivos de vuestra institución
para enfrentar las exigencias del orden interno.
1. Dimensión Reflexiva.
Hay momentos históricos en que ese concepto ha sido claro, firme y universal.
Otras épocas se han caracterizado por una situación de crisis que presenta una
contraposición de doctrinas y modos de ver al hombre. La era actual ofrece esta
característica y la educación sufre en esta incertidumbre.
Esta situación nos obliga a precisar la peculiar intencionalidad que queremos dar a
la educación en función a los cambios que esperamos en el comportamiento humano.
Para ello, paso a dar una visión global de la relación ser humano-educación y luego
intentar‚ ahondar en la relación de esta visión con su proyección histórica.
Esto hace que tengamos que recurrir a una fundamentación no sólo filosófico
antropológico sino también sociológica, para entender lo permanente, sin lo cual carece
de sentido la educación, y lo cambiante que encarna los valores y configura la nueva
realidad. (Scheller, 1938)
Esto se pone de manifiesto en las distintas esferas del quehacer humano tanto en
el plano de la vida privada y la familia (aborto, divorcio, sida); como en el plano social
(pobreza y marginación, violencia y violación de los derechos humanos); o en el plano
medioambiental (depredación de suelos y bosques, mala calidad de vida de las grandes
urbes,...). (Peukert, 1994)
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Y, lo que tal vez es peor, el orden moral aparece cuestionado y puesto como
representativo de meras "ficciones" poco útiles para la vida prática. (Salvat, 1994)
La educación tiene entonces que estar atenta a los antiguos valores que siguen
siendo válidos y a descubrir aquéllos que están emergiendo, para no perder el tren de la
historia.
Por lo tanto, merecen nuestra atención tanto los sentimientos innatos de tipo
universal sin los cuales la especie humana no hubiera evolucionado: sensibilidad, justicia,
control de sí mismo y deber (Wilson, 1993); como los que vienen a ser índices
paradigmáticos del momento actual:
Parece evidente que si la educación quiere ser eficaz debe tener vocación de
futuro, pues sin ella carecería de norte.
Esta afirmación tiene que ser analizada en detalle si no queremos errar. En este
análisis intervienen como variables de estudio la ideología, la utopía y el proyecto
educativo.
Ideología.
La ideología es una concepción que ofrece una visión de los distintos aspectos de
la vida, desde el ángulo de un grupo determinado de la sociedad y pone de manifiesto las
aspiraciones de este grupo, llama a cierta solidaridad y combatividad y funda su
legitimación en valores específicos. (Pablo VI)
b. Utopía.
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El hombre para ser hombre tiene que mirar siempre más allá de lo que es. La
utopía es creadora porque niega rotundamente la sociedad presente, imaginando una
nueva en la que no haya dominio del hombre sobre el hombre. (Block, 1983)
Sin embargo para evitar las confusiones que a veces ha creado el uso del término
utopía, Fullat (1979) propone el concepto "proyecto" como un tipo de discurso mental de
carácter operativo que prefigura utópicamente sociedades futuras teniendo presentes
los hechos sociohistóricos.
d. Proyecto educativo.
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En el campo específico de lo educativo el valor dinámico, creativo, de la utopía
(proyecto) tiene una importancia realmente significativa si queremos que la educación
sea eficaz, logre la anhelada transformación.
Guédez (1985) sostiene que la educación es una expresión que va más allá de las
simples materializaciones del pasado; es esencialmente impulso para diseñar y
conquistar el futuro.
2. Dimensión Aplicativa.
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2.1. Una alternativa educativa.
Lo constitutivo del individuo humano que lo hace persona, es que es siempre un fin
en sí, que vive para sí y posee un destino propio e incomunicable. La persona es el ser
irrepetible, diferente e incapaz de ser suplido por otro, con una vocación y una tarea
propias en la historia.
Para que se ajuste a los postulados y exigencias del humanismo que postulo la
educación debe:
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Estas ideas y postulados para que se conviertan en una experiencia educativa, que
sea realmente transformadora de nuestra realidad nacional, hace falta que se articulen en
un proyecto educativo cuyos soportes epistemológicos, en términos de demandas, creo
que deberían ser estos:
a. Demandas socioculturales:
1) Interculturalidad.
2) Identidad Nacional.
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La educación debe poner de relieve que hay una dimensión individual del
desarrollo, vinculada a que cada persona alcance la plenitud de sus potencialidades, y
una dimensión social, vinculada al crecimiento armónico de la comunidad local, nacional,
e incluso de la humanidad como comunidad universal. En consecuencia, no podrá haber
desarrollo si no se benefician todos los miembros de una comunidad; o si una comunidad
-o algunos miembros de ella- lo hacen en desmedro de otros. (González, 1991)
5) Participación Responsable.
Pero para que sirva a los fines de consolidación y libre ejercicio de la democracia, la
educación debe tender a que la participación sea consciente, libre y responsable.
6) Cultura de Paz.
Para que la educación sea constructora de una cultura de paz debe partir del
conflicto y del uso de mecanismos de paz para resolver las situaciones conflictivas.
No se visa crear una sociedad sin energía o de babosas, sino una sociedad muy
intensa. La paz verdadera se funda en la realización de la justicia en un clima de
libertad. Ello implica el reconocimiento de una igualdad sin exclusiones entre todos los
seres humanos, o sea la instauración efectiva de los derechos humanos. (Capella, 1991)
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El ser humano se educa a partir de la concepción que tiene de sí mismo, de la
vida y del mundo.
El proceso que ello comporta significa analizar y explicar la realidad. Cuando esa
visión, análisis y explicación de la realidad, tanto de uno mismo (en su triple aspecto
corporal, psíquico y espiritual) como del mundo y de la sociedad (en su aspecto social,
educativo, cultural, económico y político) se hace de una manera objetiva, racional y
científica, entonces se tiene un conocimiento crítico. (Piaget, 1975)
En tal sentido, el hombre debe ser capaz de: a) anunciar aquello que piensa,
aquello en que cree (producto de su pensar); b) denunciar lo que se opone a lo anunciado
(si se anuncia justicia, es lógico que se denuncie la injusticia); c) presionar para que el
anuncio y la denuncia sean escuchados, empleando para ello todos los recursos posibles
con exclusión de los violentos; d) resistir a la represión cuando ésta se produzca como
represalia al anuncio, la denuncia y sobre todo a la presión: Sólo con hombres fuertes y
tenaces se consiguen las grandes transformaciones.
Este mundo circundante tiene tres facetas para cuya transformación el hombre
cuenta con capacidades específicas: lo material, lo cultural y lo espiritual.
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