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“EUCARISTÍA MES DE SEPTIEMBRE”

Entrada: En este último jueves del mes de septiembre nos reunimos en el


nombre del Señor, es una hermosa oportunidad que tenemos para seguir
acercándonos a él, llenarnos de su amor y de su misericordia, además es el
momento de abrir nuestros corazones y dejar que el entre a reinar en ellos.

Cada vez que nos congregamos para celebrar nuestra fe, en la mesa de la
Palabra y de la Eucaristía, vamos avanzando al encuentro del Señor, que nos da
la oportunidad de compartir con nuestros hermanos, en familia y en comunidad,
los valores del reino de Dios: amor, verdad, justicia y paz. Participemos con
alegría y entusiasmo de esta celebración eucarística recibamos al celebrante con
el canto de entrada.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2-11


¡Vanidad de vanidades! – dice Qohelet -.
¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad!
¿Qué saca el hombre de todos los afanes con que se afana bajo el sol?
Una generación se va, otra generación viene, pero la tierra siempre permanece.
Sale el sol, se pone el sol, se afana por llegar a su puesto, y de allí vuelve a salir.
Sopla hacia el sur, gira al norte, gira que te gira el viento, y vuelve el viento a girar.
Todos los ríos se encaminan al mar, y el mar nunca se llena; pero siempre se
encaminan los ríos al mismo sitio.
Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de
ver ni se hartan los oídos de oír.
Lo que pasó volverá a pasar; lo que ocurrió volverá a ocurrir: nada hay nuevo bajo
el sol.
De algunas cosas se dice:«Mira, esto es nuevo». Sin embargo, ya sucedió en
otros tiempos mucho antes de nosotros.
Nadie se acuerda de los antiguos, y lo mismo pasará con los que vengan: sus
sucesores no se acordarán de ellos.

Palabra de Dios

Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17


R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Tú reduces el hombre a polvo, Si tú lo retiras


diciendo: «Retornad, hijos de Adán». son como un sueño
Mil años en tu presencia son un ayer que florece y se renueva por la
que pasó; mañana,
una vela nocturna. R. y por la tarde la siegan y se seca. R.
Enséñanos a calcular nuestros años, y toda nuestra vida será alegría y
para que adquiramos un corazón júbilo.
sensato. Baje a nosotros la bondad del Señor
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? y haga prósperas las obras de
Ten compasión de tus siervos. R. nuestras manos.
Sí, haga prósperas las obras de
Por la mañana sácianos de tu nuestras manos. R.
misericordia,

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9

En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué


atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos;
otros en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno
de los antiguos profetas.
Herodes se decía:
«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes
cosas?».
Y tenía ganas de verlo.

Palabra del Señor

ORACIÓN DE LOS FIELES

Hermanos, con esta oración queremos expresarle a Dios que, cuando dos o más
se reúnen en su nombre y piden una gracia, Él la concederá. Oremos juntos,
diciendo: TE LO PEDIMOS SEÑOR.

1. Roguemos por la Iglesia, por el Papa Francisco, por los obispos,


presbíteros y diáconos, por los religiosos, seminaristas y laicos. Para que
sigan predicando la Palabra de Dios como amor y entrega. Roguemos al
Señor.

2. Roguemos por las naciones y sus habitantes y por quienes ejercen justicia.
Que, conociendo cada vez mejor las necesidades que existen en cada
comunidad, sepan dar efectiva respuesta. Roguemos al Señor.

3. Por todos los que sufren, los que no tienen trabajo, víctimas de la guerra, la
violencia, el secuestro, la extorsión, huérfanos y viudas para que nunca se
crean abandonados por Dios y haya corazones generosos que puedan
socorrerlos. Roguemos al Señor.

4. Roguemos por todas las personas que se encuentra alejadas de Dios, para
que nuestra oración sea escuchada por Dios nuestro Padre, reciban la
abundancia de su misericordia y de su amor y sean dignos del reino eterno.
Roguemos al Señor.

VINO: Presentamos ante el Altar el Vino que a través de su


consagración y la efusión del Espíritu Santo; se convertirá en
la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo signo de amor y
misericordia por nosotros tus hijos.

Te pedimos señor por todos los que participamos en esta


Eucaristía; especialmente, por aquellos estudiantes que este
año entraron a formar parte de esta familia filipense para
que, escuchando el llamado del Señor sirvan generosamente a
los demás, que con el testimonio de vida los conduzcamos a la
experiencia de la fe; para que, acompañada de obras, sea el
mejor testimonio de la respuesta dada a Jesús. Roguemos al
Señor.

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