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El caso "Massa": fin de un capítulo en la pesificación de los depósitos bancarios

Gelli, María Angélica

1. La sentencia en el caso "Massa": La Corte Suprema dictó sentencia en el caso "Massa", como cabeza del Poder
Judicial de la Nación con la intención de decidir de modo definitivo las cuestiones largamente discutidas entre los
depositantes y las entidades financieras.

Cuatro ministros de la Corte sostuvieron que la respuesta institucional que darían a la cuestión —la constitucionalidad de
las normas dictadas para superar la emergencia- es fruto de una decisión consensuada y, añadieron que la obtención de
tal consenso, en aras del elevado propósito de poner fin a un litigio de indudable trascendencia institucional y social,
determina que quienes lo suscriben lo hagan sin perjuicio de las apreciaciones formuladas en conocidos precedentes sobre
determinados aspectos de las cuestiones debatidas. Uno de estos jueces —el ministro Fayt- señala expresamente que en
el debate aludido han dado prioridad a los puntos de coincidencia en la interpretación de la normativa de emergencia y a
la ponderación de los resultados a los que ella conduce, por sobre aquéllos respecto de los cuales las opiniones puedan
diferir.

2. Consecuencias prácticas del fallo.

I- La regla establecida: Los cinco ministros que firmaron "Massa" dispusieron que este ahorrista —y los demás
depositantes en el sistema financiero, porque al resolver el caso, la Corte entendió crear una regla para todos-: a) recibiría
pesos por su depósito en dólares convertidos a 1,40 por dólar estadounidense, ajustado por el CER (Coeficiente de
Estabilización de Referencia) hasta el momento de su pago;

a- recibiría un interés del 4 % anual no capitalizable desde "que comenzaron a regir las normas que dispusieron
restricciones a la disponibilidad de los depósitos bancarios o desde la fecha de vencimiento del contrato en el caso
de que esta última haya sido posterior a la entrada en vigencia de tales normas o a partir del 28 de febrero de
2002, en el supuesto de que el vencimiento de aquél hubiese operado con posterioridad a esa fecha";
b- que las sumas que hubiera abonado la entidad bancaria durante la sustanciación del pleito -o las que hubiera
entregado en cumplimiento de medidas cautelares- se computarán como pago a cuenta; y,
c- que cesó la reprogramación de los pagos, sin perjuicio de lo que pudiere resultar de su afectación a causas
judiciales en trámite. Es decir, que las sumas adeudadas por los bancos estarían, en principio, expeditas en las
respectivas ejecuciones de las sentencias. Salta a la vista, aquí, la importancia del tiempo de ejecución de esas
sentencias.

II- Efectos posibles en los casos singulares: La Corte Suprema ha sentado un criterio, una pauta de liquidación de la deuda
de las entidades financieras con sus ahorristas. Los números finales pueden diferir caso por caso, dependiendo

a) del CER que se aplique en definitiva y

b) de cómo queden las cuentas que no están liquidadas después de computar los pagos a cuenta, ya efectuados o los
recibido por las cautelares. Como resultado de ello, podría ocurrir en los hechos, que algunos bancos se convirtieran en
acreedores. Ante la alternativa para la que no ha dado respuesta el Tribunal, en la sentencia luce solitaria la opinión del
juez Fayt: los pagos a cuenta no pueden dar lugar a reintegros.

3. Consecuencias institucionales de la decisión

a) Acerca de lo expresado y acerca de lo silenciado en el fallo: Aunque tres jueces citaron el precedente "Bustos" para
reiterar expresamente la constitucionalidad del "bloque legislativo de emergencia que fundamenta la pesificación", lo
hicieron como una derivación de la atribución constitucional de los poderes políticos para fijar el valor de la moneda. Esta
atribución del Congreso federal es indubitable pero, aquí no se trataba de esa cuestión —también tratada en idéntico
sentido en el caso "Mill de Pereyra"- sino de examinar la constitucionalidad de un tipo de pesificación asimétrica y
retroactiva y sus efectos dañosos sobre los ahorristas. Porque, pese a lo que se dijo, la emergencia no fue padecida de una
u otra manera por todos los argentinos, de igual modo. La pesificación fue asimétrica y afectó en especial, por el efecto
cruzado de la devaluación, a los acreedores y a los trabajadores en relación de dependencia.

Nada se dijo en la sentencia acerca de la admisibilidad del amparo en el caso. Sin embargo, al resolver el problema
sustantivo acerca de lo que se debía pagar a los ahorristas para dejarlos indemnes en un proceso de amparo se reconoció,
implícitamente, la viabilidad de la vía procesal.

b) Acerca del control de las emergencias y los medios empleados para resolverlas: En efecto, la ministra Argibay efectuó
un control adjetivo y sustantivo del decreto 214/02. En primer lugar consideró incumplidos los requisitos del art. 99, inc.
3 de la Constitución Nacional invocado en el mentado decreto. A más, según este voto, al momento del dictado del
decreto, el Congreso ya había trazado la estrategia para resolver la emergencia mediante la ley de delegación 25.561 y,
entre las medidas autorizadas por esta norma, "no se encontraba la pesificación de depósitos bancarios sino todo los
contrario". Por otro lado, admitida la eventualidad de la emergencia, la jueza Argibay sostuvo la admisibilidad de la
interferencia estatal sobre los contratos, sólo acerca del plazo y a la disminución de la renta, bajo condición de dejar
incólume la sustancia de contrato.

Por su parte, las descripciones — consideraciones efectuadas por el juez Lorenzetti traen a la memoria las desventuras de
la excepción convertida en regla en nuestro país, y una afirmación que no puede sino compartirse: "la emergencia
permanente destruye todo cálculo de riesgos y restringe el funcionamiento económico". Añadiría que afecta en particular
a los asalariados y a los desocupados y tiene responsables muy puntuales. Esas responsabilidades institucionales, sin
embargo, no están señaladas en la sentencia.

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