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Histeria colectiva y pánico organizado

El de ayer fue un día muy particular que me permitió ver lo peor de la sociedad y pude entender
perfectamente el proceso de conformación de los grupos paramilitares, solamente con ver la
reacción desmedida de los vecinos, promovida por un tema mediático que promocionó la paranoia
e histeria colectiva y que, afortunadamente, no pasó a mayores.

En mi caso particular, un alarido de ‘SE ESTAN ENTRANDO A LA UNIDAD” seguido de unos vecinos
corriendo hacia la portería armados con palos, garrotes, cuchillos, machetes, en fin, todo tipo de
elementos cortopunzantes y armas contundentes, al mejor estilo de la serie ‘la purga’… yo
también, en pantaloneta y armado … de valor y evidentemente preocupado, me sumé a los
vecinos. En fin, todo resultó ser una farsa alimentada con un montón de comentarios de ‘me
mandaron’, ‘me contaron’, ‘me llamaron’, ‘me mandaron al whatsapp’, ‘ya vienen para acá’…
pero, ¿¿quién viene??

Lo describieron como un grupo numeroso de gente armada hasta los dientes que estaban
arrasando con todo a su paso. Era un comentario absurdo, que no cabe en mi cabeza, que una
marcha pacífica se hubiese transformados en esto y máxime cuando el origen de estas turbas
provenía de sectores donde no se habían presentado concentraciones…regresé a casa y describo
el cuadro: mi esposa me había dejado afuera, la hija mayor estaba llorando por el susto, ¡¡¡los
niños estaban debajo de la cama y el niño con 9 años estaba armado con un cuchillo!!! ¡¡Y todos
supremamente asustados!!... Calmadamente intenté calmar a todos, pero fue en vano: ya la
histeria se había apoderado de todos en la casa. Y eran las 7.30PM. Coloqué la radio: no había
noticias. La TV: tampoco había noticias de la famosa asonada…

Mi esposa, insistentemente, me hizo ir a donde estaba la multitud de vecinos (¡¡no imaginaba que
hubiese vecinos tan agresivos!!) y entonces empezaron los comentarios que me horrorizaron:
¿quién tiene armas? Preguntaban, ‘hay que armar rondas’ decían. Nadie pensaba que estábamos
siendo objeto de un tema netamente mediático. Se escucharon varios disparos, todo el que
pasaba al frente de la unidad era sospechoso. Inclusive a un pobre muchacho casi lo linchan por la
simple sospecha… entonces comprendí como es que se forman los grupos paramilitares y cómo se
fortalecen los grupos de extrema derecha: hay que generar miedo, pánico. Cuando nos vemos
amenazados, los seres humanos nos comportamos exactamente como los animales: con celo
defendemos lo que sentimos nuestro: nuestro hogar, nuestra familia, nuestras pertenencias
(¿¿recuerdan cuando un perro tiene crías e intentamos acercarnos?? ¿¿O cuando intentamos
matar a una rata en la casa de mamá??) y podemos tomar decisiones trágicas. Imaginaba que se
alguno hubiese tenido un arma, cualquier desgracia podía haber sucedido, simplemente por una
sospecha infundada. Todo el que estaba afuera era una amenaza. Entonces, bajo la premisa de
que hay que proteger lo nuestro, todos estamos de acuerdo en apoyar al más fuerte, al más rudo,
al más armado, al que puede infundir temor o mejor terror en el enemigo. El ser humano de hace
500.000 años, pero en el siglo XXI. El mejor discurso de azuzar a una comunidad que está
despertando de un esquema desigual para que se olvide de eso y dirija su atención a otros temas y
justifique el accionar violento de unos cuantos.

Por favor, sentido común. ¿¿Cuantos habitantes hay en una unidad?? ¿¿50, 100 adultos?? ¿¿Por
qué en unidades residenciales y en zonas dispersas?? ¿¿Por qué todo eran temas vandálicos y de
saqueo con personas trabajadoras y que no tenían ninguna relación con las zonas de
concentración??

Todo esto parece salido de una novela al mejor estilo de Stephen King. Y me dejó reflexionando
mucho sobre las conductas de nuestra sociedad, de lo vulnerables e influenciables y de lo
irracionales que pueden ser algunos. Y temo que esto sea lo que se promueve en medio del
desespero de procurar desviar la atención de temas urgentes que son los motivadores del
descontento social.

Ahora imagino una sociedad más discriminatoria, diciendo que el problema son los habitantes de
la zona de ladera, o del distrito de Aguablanca, o los venezolanos, promoviendo más divisiones
cuando por fin habíamos identificado objetivos comunes… no nos dejemos confundir ni desviar,
porque la verdad es que las marchas de ayer fueron muy esperanzadoras, sin manipulaciones
políticas. El descontento es general, con la corrupción, la desigualdad social, la falta de
oportunidades, los problemas del sistema de salud, la necesidad de mejorar en el tema de
educación, las injusticias, los bandazos en el tema de la paz y la promoción de la guerra por parte
del actual gobierno. Eso es lo que nos tiene hastiados y lo que está uniendo a la sociedad. Los que
ostentan el poder están asustados y están buscando elementos para evitar la cohesión social que
se está gestando. No caigamos en esta trampa desesperada que ahora se está estructurando, que
pone de manifiesto el desespero de quienes quieren que se mantenga el statu quo. ¡¡Adelante,
que para atrás asustan!!

Bueno, y cierro mi relato: anoche, todos se acostaron en el cuarto, me hicieron dormir aparte,
regañado por mi actitud tranquila (opté por quedarme leyendo un libro y no participar en esas
absurdas jornadas de vigilancia, componendas y no ser partícipe de esta jornada de histeria
colectiva y pánico organizado), responsable de la integridad de todos en casa. Y hoy me encuentro
con que muchos tenemos la misma percepción: de que lo sucedido desvía la atención de lo
realmente importante. ¿Orquestado, promovido por terceros?? Habrá que esperar.

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