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Universidad Nacional del Este

Facultad de Filosofía

Especialización en Didáctica Universitaria

“Pragmatismo”

Presentado por: Carlos Yamil Arguello Mercado

Docente: Prof. Marcelo Pedroza

Módulo: Filosofía de la Educación.

Año: 2019
El pragmatismo es la postura filosófica que defiende que un conocimiento
filosófico y científico solo puede ser considerado verdadero en función de sus
consecuencias prácticas. Esta postura emerge entre la atmósfera cultural y las
inquietudes metafísicas de intelectuales estadounidenses en el siglo XIX.

A lo largo de tiempo nos hemos servido de muchas herramientas para asegurar


que nos podemos adaptar al entorno y que podemos hacer uso de sus elementos (es
decir, sobrevivir).

Sin duda, muchas de estas herramientas han surgido de la filosofía y de la


ciencia. Precisamente, el pragmatismo sugiere que la principal tarea de la filosofía y de
la ciencia debería ser generar conocimientos que sean prácticos y útiles a dichos
propósitos.

En otras palabras, la máxima del pragmatismo es que las hipótesis deben


trazarse de acuerdo con las que serían sus consecuencias prácticas

Lo que hace el pragmatismo es dejar de poner atención en la sustancia, la


esencia, la verdad absoluta o la naturaleza de los fenómenos, para atender a sus
resultados prácticos. Así, el pensamiento científico y filosófico ya no tiene como finalidad
conocer verdades metafísicas, sino generar las herramientas necesarias para que
podamos hacer uso de lo que nos rodea y adaptarnos a ello según lo que se considera
adecuado.

En otras palabras, el pensamiento sólo es válido cuando es útil para asegurar la


conservación de ciertos modos de vida, y sirve para garantizar que tendremos las
herramientas necesarias para adaptarnos a ellos. La filosofía y el conocimiento científico
tienen un propósito principal: detectar y satisfacer necesidades.

De esta manera, el contenido de nuestros pensamientos está determinado por


la manera en que los usamos. Todos los conceptos que construimos y utilizamos no son
una representación infalible sobre la verdad, sino que los encontramos verdaderos a
posteriori, una vez que nos han servido para algo.

El pragmatismo cuestiona la separación que la filosofía moderna había hecho


entre la cognición y la experiencia. Dice que la experiencia es un proceso mediante el
cual obtenemos la información que nos ayuda a reconocer nuestras necesidades. Por
eso, el pragmatismo se ha considerado en algunos contextos como una forma de
empirismo.

La experiencia es lo que nos da el material para crear conocimiento, pero no


porque contenga por sí misma una información especial, sino que adquirimos esa
información cuando entramos en contacto con el mundo exterior (cuando interactuamos
y lo experimentamos).

Así, nuestro pensamiento se construye cuando experimentamos cosas que


suponemos que están causadas por los elementos externos, pero que, en realidad,
adquieren sentido solo al momento en el que las percibimos mediante nuestros sentidos.

Podemos concluir entonces diciendo que para el pragmatismo, ninguna verdad


es absoluta o eterna: las verdades son temporales, están sujetas a los cambios y a la
evolución del entorno en el tiempo.

El pragmatismo afirma que la mente humana es un tipo de herramienta que debe


ser usada para solucionar problemas, y el conocimiento se obtiene superando esos
problemas. O dicho de otro modo, la mente humana no está destinada a conocer la
verdad filosófica ni a investigar, existe simplemente para adaptarse lo mejor posible al
momento y al entorno.

En algunos casos podemos asociar el pragmatismo a “ser práctico”. Se relegan


los ideales y se prioriza la utilidad, la efectividad en un momento preciso. La enseñanza
debe ser por la acción, la educación es la vida y la escuela la sociedad. (John Dewey).

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