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Santificar el amor humano. Comunicacion.

Aprender a querer. Generosidad.

El amor humano tiene 4 dimensiones:

DIMENSIÓN BIOLÓGICA. Las sensaciones corpóreas,


la química cerebral, la atracción a primera vista.

DIMENSIÓN AFECTIVA. Implica involucrarnos


emocional y afectivamente con el otro.

DIMENSIÓN PERSONAL.Cuando se pasa del vínculo


emocional afectivo y se compromete la persona. La
voluntad

DIMENSIÓN TRASCENDENTE. Cuando se logra Una


relación con Dios seria, estrecha y disciplinada.

Por tanto El amor es la suprema expresión de la


voluntad. Consiste como dijo Aristóteles: “en querer
el bien para alguien”.

Pero si hablamos de la santificación del amor


humano, no solo hablamos del amor conyugal que
es la maxima expresión del amor humano,
hablamos también de las otras dimensiones del
amor humano.
Y por tanto vamos a empezar con la biológica y allí
les tengo una noticia.

Nos vamos a poner viejas. Es una realidad.


Afrontémosla. Y por viejas no me refiero solo a
arrugadas. Para eso muchas encontrarán solución
en el quirófano por ejemplo.

Me refiero a que con los años, la salud disminuye o


incluso a algunas se nos puede desmejorar ahora de
jóvenes y bellas.

Y es en esos momentos de debilidad física donde se


nos debe notar más que somos hijas de Dios y la
filiación divina.

Antes que nada es importante que seamos


consientes que somos templo del Espíritu Santo.
Que el señor habita en nosotros y por tanto como
buenas anfitrionas debemos Brindar a este
majestuoso huésped toda la atención que merece.
Pero bueno eso como se hace y que tiene que ver
con que me ponga vieja o me enferme??

San José Maria en amigos de Dios nos dice:


“Sólo si aprovechamos con rectitud —
cristianamente— las épocas de bienestar físico, los
tiempos buenos, aceptaremos también con alegría
sobrenatural los sucesos que la gente
equivocadamente califica de malos”

Tantas veces la enfermedad nos debilita y en lugar


de ofrecer lo que sufrimos en señal de
mortificación, Nos volvemos como pesados bultos
de pollos llorones, difíciles de cargar para nuestros
seres queridos o para quienes nos cuidan.

Nos volvemos súper Sensibles, o más Bien


insensibles. incomprendidos.

Nos parece que no nos cuidan lo suficiente, que no


se preocupan por nosotros y que no nos atienden
como nosotros lo haríamos con ellos. O sentir Que
no les importamos.

Ante eso San José Maria nos dice también en


amigos de Dios.
“El diablo, que anda siempre al acecho, ataca por
cualquier flanco; y en la enfermedad, su táctica
consiste en fomentar una especie de psicosis, que
aparte de Dios, que amargue el ambiente, o que
destruya ese tesoro de méritos que, para bien de
todas las almas, se alcanza cuando se lleva con
optimismo sobrenatural —¡cuando se ama!— el
dolor.”
Les cuento una experiencia personal que me pasó
justo la semana pasada y que preparar la charla me
ayudó muchísimo. Fue como Señor gracias por
enviarme este tema. Lo necesitaba. Así son los
caminos de Dios.

Mi hijo menor sufre de alopecia arresta desde los 8


años. Al comienzo las primeras crisis fueron muy
fuertes, lo llevamos a varios médicos en Bogota,
Medellín, Miami hasta que por fin encontramos un
tratamiento que lo ayudó y llevaba 2 años sin entrar
en crisis. Yo me sentía que habíamos ganado esa
batalla, qie se me había hecho el milagro. Hace una
semana empezó nuevamente la alopecia. Y en ese
momento tambalee, dude, me falto y ponerme en
manos del señor para entregárselos todo a él, para
cumplir solo su voluntad sabiendo que el no nos
Abandona nunca.

En las noches me entraba la duda de como seria


esta vez, será suave, será agresiva, renegué de
porque otra vez y de pronto el domingo recibimos
la noticia de que un compañerito del colegio que
estaba con leucemia y lo tenían en Medellin había
fallecido. Todo se me Derrumbó. Había pasado
noches pensando en mi hijo y en él porque porque
porque. Y en otro lado del mundo muy cerquita a
mi. Una mamá perdía a su único hijo después de
años de lucha de enfermedad. Y yo. Estaba
preocupada por algo físico y renegando a Dios por
eso ???

Puse los pies en la tierra y con ayuda del padre


Javier, recordé que el señor nos quiere a cada uno y
no nos desampara a pesar que nosotros creamos lo
contrario y que en momento de dolor el señor nos
permite que le acompañemos en la cruz.
Comprendí o mas bien recordé 2 cosas. Primero,
siempre poner todo en manos de Dios. y segundo.
confiar en su voluntad y tratar de salirme de mi
egoísmo, mi dolor, mis angustias, mis problemas
para orar y ofrecer mortificación por el dolor ajeno.

Porque Dios nos quiere que vivamos cada día con


desapego de lo terreno, de nosotras mismas y
incluso de los demás. Esa madre tiene que entregar
a su único hijo, un chico de 12 años y confiar en
Dios. Como se hace eso?? Como le dices a una
madre que confíe ?? la única que la puede ayudar
es nuestra madre que entrego a su único hijo, a la
muerte y desprecio más cruel que un ser humano
puede vivir. Entrego a su hijo único que venía a
salvarnos, y todos los que curo, los que alimento, a
los que enseño, lo despreciaron le voltearon la cara
en el calvario y gritaron crucificale!!!
Pensemos. Cuantas veces con mis actitudes no
entierro también los clavos en las manos
Del Señor?

Cuantas veces mi forma de actúar no se convierte


en una bofetada para el señor?

El Señor nos pide que aprovechemos los momentos


de la vida diaria para hacer pequeñas
mortificaciones, pequeñas Privaciones, pero
también que en la hora del dolor nos pongamos en
sus manos y confiemos plenamente en El.

Ahora bien hablando del amor conyugal, debemos


saber que

Es al interior del hogar donde nos conformamos


como “Ecclesia domestica”, así está definida en el
concilio Vaticano.

Pues es en el hogar donde como dice el catecismo


de la iglesia : “se aprende la paciencia y el gozo del
trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso,
incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por
medio de la oración y la ofrenda de la propia vida.”
Entonces es a través de nuestra vida cotidiana y en
nuestro hogar donde debemos aprender y enseñar
a ser verdaderos hijos de Dios.

Recordemos la parábola del hijo pródigo


El hijo vuelve al padre primero por interés. De que
su podré lo reciba como jornalero y luego su padre
lo sorprende con tanta generosidad de perdonarle
todo y restituirlo en su lugar de hijo.

Así mismo debe ser nuestro trato en el hogar. Entre


esposos, con la suegra, la cuñada., el hermano, el
marido. Siempre con corazón generoso. No importa
la dificultad, no importa la circunstancia. Como nos
pide San José Maria “hogares luminosos y alegres,
para ser sembradores de paz y alegria”

San José Maria nos invita a cuidar el matrimonio y


nos dice

Que os queráis mucho, el amor de los cónyuges es


como el vino, que se mejora con los años, y gana
valor... Pues el amor vuestro es mucho más
importante que el mejor vino del mundo. Es un
tesoro espléndido, que el Señor os ha querido
conceder. Conservadlo bien. ;No lo tiréis!
;Guar-dadlo!
Recordemos que los hijos son prestados y algún día
se van y volveremos a quedar como al principio,
como cuando éramos novios por tanto el amor de
esposos se debe cuidar muy bien.
Y como se cuida.?

Pues con amor y sacrificio. Y toda dirán. Que qué???


Yo ya me sacrifique teniendo a los hijos que se
sacrifique El Pero no. Nos toca a nosotros. no hay
de otra.

San José Maria en una tertulia le contesta a una


señora que pregunta cómo mantener el
matrimonio.
“saber que él es tuyo y tú eres de él; si recuerdas
que tienes la obligación de hacerlo feliz, de
participar de sus dichas y de sus penas, de su salud
y de su enfermedad...”

Ojo. Nos dice obligación. no nos dice. Si queremos,


si estamos de ánimo, si nos queda tiempo. Si me
conviene o si me da la gana. Si se porta bien

Y para rematarlas les dice:


“Cuando viene el marido del trabajo, de su labor, de
su tarea profesional, que no te encuentre a ti
rabiando. Arrégla-te, ponte guapa, y cuando pasen
los años, arregla un poquito más la fachada, como
se hace con las casas. ;El te lo agradece tanto!”
Bueno al fin algo de alegría.
Ósea. Si a los retoques donde él cirujano.
No mentira pero todo en su justa medida

Y yo pensaba bueno. Ajá. lo doy todo yo y...... para


que ?? Que voy a lograr ?? Que voy a tener al final ?
Es decir Si hago Caso, si actúo así, y además pongo
Toda mi vida en manos del Señor. Que pasara??

San José Maria nos responde.


En los momentos de dificultad, el vendrá a ti y
encontrará paz y no pensará en ir a otro lado a
buscar esa paz.

Es decir. Mi familia debe encontrar en mi, en cada


una de nosotras ese refugio. Ese lugar donde llegar
a sentirse segura. Ese espacio donde puedan
confiar, donde sepan con seguridad qie no serán
juzgados ni maltratados, Pero para eso mi actitud
debe ser de apertura, de amor, de comprensión.

No quiere decir que ahora no vamos a corrige a


nuestros hijos para que encuentren paz en
nosotros. O no discutir con él marido un tema en el
que no estamos de acuerdo y es entonces
Simplemente bajar la Cabeza.
No....es muy distinto. Esos momentos nos son la
cotidianidad de nuestra vida. Nuestra vida es
levantarnos y dar buenos días con una sonrisa
aunque el despertador no haya sonado y estemos
tarde.

Es ayudar al marido a escoger con palabras bonitas


que camisa se le ve mejor para Esa reunión que
tiene. Así sea con una mujer que nos cae gorda.

Es preguntarle en la noche qué tal Estuvo su día, no


para averiguar porque no contesto el teléfono
cuando le llamamos sino con verdadero interés por
sus cosas.

Es cuando llega un día tarde y la empleada ya está


acostada prepárale algo de comer y hablar juntos
en la Cocina mientras se calienta, en lugar de
levantar a la empleada o molestarnos porque no
llego temprano y ahora nos toca hacerlo a nosotras.

Es acompañar a los hijos hasta el ascensor o hasta la


puerta en la mañana y darles una bendición en
lugar de gritarle que se apure porque va tarde.

Es recibir a los hijos colegio con una sonrisa y no


hablando por celular o escribiendo en el celular.
Sino detenernos un momento mirarlos a los ojos,
darles un beso y preguntarles como les fue. Ya
podrás en un rato regresar la llamada a tu amiga o
ver el Chat que te enviaron.

Convertir nuestro hogar En hogar luminoso y alegre.


Así el amor humano, el amor de aquí abajo en la
tierra cuando es verdadero, nos ayuda a saborear el
amor divino.
Y Entonces seremos más compasivas, más
generosas, más entregadas.

Pidamos a María que nos dé luces seguir su ejemplo


en el hogar de nazareth

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