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26 / 11 | LO DE SIEMPRE , POLÍTICA

LA GENERACIÓN
INCÓMODA
Pablo Ernesto Suárez@pabloesuarez

Ayer me dijeron esta frase: “De la generación del (19)80, el que no se hizo
menemista, fue un fracasado”. Tengo 51, así que, me quedé pensando un
poco y quería compartir estas reflexiones.

Se nos nombra como “generación del 80” a los que éramos adolescentes en
esos años de la democracia recién recuperada. Muy distinta a la otra
generación del 80, aquella que construyó la Argentina moderna,
esta segunda se diluyó en los intersticios de la construcción democrática,
sin meter grandes figuras, pero funcionando como articulador entre los
viejos dolores de la dictadura y las alegrías temporarias de una democracia
consolidada.
¿Cómo llegamos los cincuentones interesados en la política a esta
coyuntura tan especial de la política argentina? ¿Somos una generación
incómoda? Y si lo fuéramos, ¿incómoda para quién?
"LOS CINCUENTONES SOMOS
LOS TRINCHE CARLOVICH DE
LA POLÍTICA. ÉRAMOS
CRACKS, PERO NADIE NOS
VIO JUGAR"
COMPARTIR:

Si bien algunos se habían enganchado ya antes (incluso los que no venían


de familias con pasado militante) muchos de aquellos adolescentes se
acercaron a militar en política en lo que se llamó la primavera democrática
(hoy vemos que fue apenas algo así como un fin de semana largo soleado).
Fundamentalmente en centros de estudiantes -por obvias razones etarias-
pero casi siempre a través de los partidos, aprendimos cómo funcionaban
las agrupaciones políticas en épocas de libertad democrática, algo que
nuestros mayores apenas habían podido disfrutar. Se podía ir a las marchas
sin correr riesgos, podíamos ir a pintar paredes, volver tarde (aclaración:
promoción no válida para gays, travestis, punks, metaleros o portadores de
drogas para consumo) y hacer circular bibliografía que estaba amarilleando
en las bibliotecas domésticas y también en los depósitos de las librerías.
Por un lado la “Pequeña Biblioteca” y Trosky (que también fue exiliado de
esa colección), Milcíades Peña, Fidel y el Che; por el otro (aunque con más
amplitud para las lecturas del otro lado) Cooke, Jauretche, Scalabrini y
Hernández Arregui. Menos Perón que el que hoy podríamos imaginar.

En esos primeros años, se iba a las marchas de la CGT, a los 24 de marzo


y a alguna de las plazas de Alfonsín hasta la de la “economía de guerra”.
Luego sí a la de Semana Santa 87. Pero listo. Hasta ahí nomás, Raúl.
Incómodos para Alfonsín, él esperaba más de nosotros.

"LOS PERONISTAS TRATANDO


DE VER QUÉ HACÍAN CON
MENEM, LOS DE IZQUIERDA
ASIMILANDO LAS
CONSECUENCIAS DE LA
CAÍDA DEL MURO"
COMPARTIR:

Sin edad para entrar en la “carrera política” ni la administración del Estado


(creo que aún se consideraba a la política como una actividad “voluntaria”)
el menemismo generó amplias coincidencias para luchar contra las
privatizaciones y la Ley Federal de Educación en momentos en que
comenzábamos a delinear una trayectoria de vida autónoma. Trabajar,
armar pareja “en serio” y tener hijos durante el veintenio fue una opción
incluso para algunos que venían de los sectores medios donde la
posibilidad de una carrera no estaba vedada (ni hablar para los más
pobres). Los peronistas tratando de ver qué hacían con Menem, los de
izquierda asimilando las consecuencias de la caída del muro. Incómodos
para Menem, no creíamos en el fin de la historia.

Avanzados los 90s de la militancia clásica ochentosa, algunos que ya


alumbraban carreras profesionales, comenzaron a participar de espacios
académicos con cierto prestigio por fuera y por dentro de las universidades
y a generar una primera divisoria de aguas política: no era lo mismo “El ojo
mocho”, “Taller” o “El rodaballo” que “La Ciudad Futura” o “Punto de vista”.
En Rosario, algunos ya comenzaban, através de los Cuadernos de la
Comuna, a construir espacios académicos que planteaban nuevos debates
y formas de comunicación.
En ese contexto es que se suman los de la generación “H.I.J.O.S”, con
muchos prejuicios menos y una mirada sobradora acerca de “la generación
del (19)80”: no es que nos hacían cargo del menemismo (de hecho muchos
ni siquiera lo votamos en 1989), pero se los veía muy seguros de no
comerse las curvas que nos comimos nosotros. Las de la vida y las de la
política. Incómodos ahora para los más jóvenes, que linajearon por otro
lado.

El 2001 nos agarró a los treintaypico criando pibes, tratando de asegurarles


lo básico y entendiendo que la Argentina tenía una crisis para cada
momento de nuestras vidas. Como ocurrió en las marchas de la CGT de los
ochentas y contra Menem, otra vez estuvimos todos juntos contra De la
Rúa.

De alguna manera en esa coyuntura los más jóvenes (con otras trayectorias
de vida) encaran esa crisis y esas movilizaciones más aliviados de aquellos
grandes asuntos que agobiaban a los mayores. También tenían otras
lecturas (Situaciones, Lewkowicz, el zapatismo, etc.) y fundamentalmente
otras experiencias vitales. Quizás por ello, esa generación supo armar
mejores estrategias en su inserción laboral (y con más capacidad para
galguear, sin miedo a estirar la convivencia con los padres, etc.) y afrontar
mejor la salida de la crisis, mejor posicionados para protagonizar ese
momento, logrando articular un diálogo entre el “el élan kirchnerista” y la
generación más joven (millennials), muchos de los cuales, se subieron a la
ola del kirchnerismo y el peronismo (en ese orden).
"EL 2001 NOS AGARRÓ A LOS
TREINTAYPICO CRIANDO
PIBES, TRATANDO DE
ASEGURARLES LO BÁSICO Y
ENTENDIENDO QUE LA
ARGENTINA TENÍA UNA
CRISIS PARA CADA MOMENTO
DE NUESTRAS VIDAS"
COMPARTIR:

Aún así, existen fuertes nichos de millennials politizados que se sienten más
interpelados por los discursos relacionados a la amplitud de derechos
“civiles” (y de tortuosa relación con los partidos políticos) mientras que los
que se reconocen en la trayectoria de militancia que llamamos “H.I.J.O.S.”
sí se piensen cerca del Estado o en lugares de gestión (o en puestos
legislativos). El Kirchnerismo los “puso en valor” como generación,
abriéndole las puertas de la gestión y espacio en las listas. Sin embargo,
para muchos millenials, el kirchnerismo está asociado a las alegrías de una
niñez con padres en estado de expansión emocional y económico.
Finalmente, señalemos que muchos de los dirigentes importantes de la
gestión Kirchner pertenecían generacional y territorialmente a la historia
política del matrimonio y el reclutamiento de lo que fue faltando se dio en un
estanque del cual emergieron especies bien disímiles con pasados tanto en
la UCD como el marxismo.
Durante esos años nuestros héroes venían con un buen bagaje, con los
pibes crecidos, para encarar los desafíos de la etapa, aunque no todos con
disposición para encarar la militancia “de trinchera”. Pero aquella
experiencia parece rendir más (y gozar más reconocimiento en lo personal)
en organizaciones institucionalizadas (escuelas, sindicatos, etc.) que en las
estructuras de militancia que están tomando forma en estos años.
Incómodos para la militancia actual. Cuando quedaron dirigiendo algo, fue
más por el tiempo de escalafón que por rosca o asalto a escritorios.

En muchas ocasiones una etapa política que tiene características de


comienzo de ciclo, trae consigo un staff de gestión que tiene cierta
homogeneidad etaria. ¿Será este el momento de los cincuentones?

"PARA MUCHOS MILLENIALS,


EL KIRCHNERISMO ESTÁ
ASOCIADO A LAS ALEGRÍAS
DE UNA NIÑEZ CON PADRES
EN ESTADO DE EXPANSIÓN
EMOCIONAL Y ECONÓMICO"
COMPARTIR:

Por lo que se ve, me parece que esta vez, otra vez, pasan de largo. El
grupo Callao, que aparentemente serán los que lleven adelante el plan de
Alberto Fernández está integrado por Sub-40. Los personajes más
relevantes de la política -siempre pensando en los sectores identificados
con el progresismo y el peronismo- son sub 50 y cabe suponer que sus
equipos, pertenecen a un grupo aún más joven. Cuando miramos hacia la
izquierda, vemos que se pasó de los liderazgos de Zamora y Altamira a la
generación de Bregman y Del caño; idéntico proceso ocurrió en el
socialismo donde se pasa de Binner, Lifschitz y Bonfatti a Enrique Estévez
(h).

Los cincuentones somos los Trinche Carlovich* de la política. Éramos


cracks, pero nadie nos vio jugar. Quién sabe lo lejos que hubiéramos
llegado si hubiéramos tenido oportunidades. Pero no las tuvimos y no las
supimos generar. A costa de ser incómodos para nosotros mismos,
podríamos ir haciendo una evaluación, ahora que sabemos que vamos a
estar ociosos otro ciclo más.

*Nota para no-futboleros: El Trinche Carlovich es un ex jugador de fútbol.


Jugó casi toda su carrera en Central Córdoba de Rosario en la Primera C y
Primera B. Se dice que fue un jugador increíble, maravilloso, genial; pero no
hay videos. Hay que creerle al diario y a los que lo vieron jugar.

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TODOS SOMOS NEOLIBERALES
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