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COMPETENCIA: V.S.

es competente para entender en ésta causa conforme lo dispuesto


por el art. 5 del C.P.C.C.- Para la adecuada resolución de la presente demanda que se
plantea, se debe tener presente que la necesidad de proporcionar al niño una protección
especial ha sido ya enunciada en la Declaración de Ginebra de 1924 sobre los Derechos
del Niño, en la Declaración de los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General el
20 de noviembre de 1959, y reconocida en la Declaración Universal de Derechos
Humanos, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y en los estatutos e
instrumentos pertinentes de los organismos especializados y de las organizaciones
internacionales que se interesan en el bienestar del niño.
Estos postulados han sido recogidos en la Convención sobre los Derechos del Niño,
incorporada al ordenamiento jurídico argentino por ley 23.869 y por imperio de lo normado
en el art. 75 inc. 22 CN.
“El derecho del niño a tener un nombre y conocer a sus padres integra su derecho a la
identidad, que significa poseer todos los atributos que componen la singularidad de la
persona, dentro de la cual, el nexo filial ocupa un lugar trascendente”. (Méndez Costa,
Josefa, “Encuadre legal del Derecho a la Identidad”, Academia Nacional de Derecho y
Ciencias Sociales de Córdoba, Estudios en Honor a Pedro J. Frías, p. 1113, Córdoba,
1994).
El referido carácter operativo de las normas de la Convención sobre los Derechos del Niño
permite admitir el reconocimiento de competencia al juez del domicilio del menor para
entender en la acción que ejercita para reclamar su filiación y hacer efectivo el derecho de
tener un nombre integrativo de su derecho a la identidad como uno de los atributos
inherentes a la persona.
Si tanto la actora como su hijo en cuya representación se acciona, se domicilian dentro del
ámbito de ésta ciudad, corresponde por los considerandos expuestos, que la contienda
tramite en ésta jurisdicción, ya que disponer lo contrario sería redundar en indudables
perjuicios de orden práctico para la adecuada tramitación del juicio.
“La operatividad de la Convención sobre los Derechos del Niño permite otorgar
competencia al juez del domicilio del menor siempre que el demandado en el juicio de
filiación se domicilie en una jurisdicción diferente a la de aquél; toda vez que lo contrario
redundaría en indudables perjuicios de orden práctico para la adecuada tramitación del
juicio e importaría obligar al actor a incurrir en diligencias costosas para poder reclamar su
filiación en detrimento de su interés, lo que no se compadece con la protección primordial
de la que es sujeto de acuerdo con la citada Convención” (cfr. Ghersi-Weingarten
(directores), “Código Civil. Análisis jurisprudencial. Comentado y Anotado”, Ed. Nova Tesis,
Vol. 1, Buenos Aires 2003, pp.342/343; en igual sentido CNCiv., Sala F, “M.G., F. y otro c.
G., J.P.S”, 2/12/1996, La Ley, 1998-D, pp. 887 y ss.; ídem “A., V.R. y otro vs. D., W. R”,
4/3/1997, JA, 1999-I, pp. 86/87).
El criterio interpretativo que se postula facilita el acceso a la jurisdicción, garantizando de
modo más eficaz el inalienable derecho que toda persona tiene a una filiación reconocida,
toda vez que permite defender el interés derivado del derecho de familia ante el juez del
domicilio del menor; a la vez que se adecua a las normas de la ley 23.849.

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