Menos de 48 horas después de haber pasado la peor experiencia
de su vida a manos de un Gobierno que se denomina "sandinista", el sacerdote nicaragüense Edwing Román advierte que si estuviera vivo su tío abuelo, el máximo héroe de Nicaragua, Augusto C. Sandino, "ya hubiera derrocado" al presidente Daniel Ortega.
"Já, él ya hubiera derrocado a Daniel Ortega, porque Daniel no es
sandinista, prácticamente él mismo enterró a su propio partido, es una familia, una dictadura, Ortega Murillo dicen dizque llamarse sandinistas, pero no lo son, no tienen el pensamiento de Sandino, que era mi tío abuelo", dice a Efe, Román, quien convalece en un hospital privado de Managua. El sacerdote de 59 años sufre diabetes crónica y se repone de los efectos de haber pasado más de ocho días encerrado en su parroquia, San Miguel Arcángel, de Masaya (Pacífico), sin acceso a agua, energía, alimentos, medicina, ni ayuda humanitaria, por orden del Gobierno.
Román fue encerrado junto con un grupo de nueve madres que
iniciaron una huelga de hambre el pasado día 14, en reclamo por la liberación de más de 160 "presos políticos", en medio de la crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde el estallido popular contra Ortega en abril de 2018.
El sacerdote fue sitiado por órdenes de unas autoridades que en
1979 fundaron la institución bajo el nombre de "Policía Sandinista", aunque en 1990 pasó a llamarse Policía Nacional.
Al preguntarle sobre la ironía de que los policías "sandinistas" hayan
llevado al borde de la muerte en tres ocasiones a un sobrino nieto de Sandino mientras protegía a un grupo de mujeres, el sacerdote afirma reírse.
"Me causa risa, dan risa como un payaso, se robaron la bandera y el
ideal de Sandino", dice Román, quien advierte que su punto de vista, más que político, es el de un familiar del personaje que inspiró la revolución que derrocó al dictador Anastasio Somoza Debayle, en 1979.
La experiencia del 14 al 22 de noviembre fue la peor de su vida,
afirma Román, porque hubo momentos en que se sintió impotente ante las necesidades médicas de las mujeres en huelga de hambre, sin lograr convencer a los policías "sandinistas" de que permitieran ayuda humanitaria.
"No he salido el ambiente (de encierro), la mente me siento como
embotado, casualmente anoche no pude dormir", sostiene, porque recuerda "las imágenes, los rostros de las mamás, el ambiente de la iglesia en donde estábamos, y ver todo ese asedio de más de 80 personas".
Al noveno día de huelga de hambre las madres decidieron levantar
la medida de fuerza, al ver que el cura había sufrido tres crisis por diabetes, y no querían que su vida corriera riesgos después de que él decidió estar junto a ellas por si la Policía y paramilitares realizaban un ataque armado dentro del templo.
Al igual que las huelguistas, Román se sorprendió de la reacción
contra las personas dentro de la parroquia, ejecutada por un presidente que dice seguir los ideales de Sandino, y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
"Yo soy ante todo un cristiano y un sacerdote, la historia me hace
que sea familia de Sandino, y con mucho orgullo siento llevar la sangre de Sandino, Sandino ya hubiera tirado al basurero de la historia de Daniel Ortega y a su mujer", reitera el padre, con su voz suave pero a la vez pesada como el hierro.
Román, no sabe cuánto tiempo más permanecerá hospitalizado. A
pesar de que su piel se ve más pálida y sus ojos enrojecidos, evade las respuestas sobre su salud y se muestra preocupado por las demás personas que se encontraban junto a él en la parroquia.
"Claro, estaré ahí siempre, y seguiré al lado del pueblo, aunque me
siga costando no sé qué más, siempre voy a seguir en esto", explica.
El sacerdote, cuya vivienda fue manchada con palabras
amenazantes por grupos opositores este fin de semana, ya tenía estatus de héroe en Masaya, por salvar a cientos de jóvenes de los ataques armados del Gobierno en 2018.
"Soy un sacerdote, soy un pastor, y me debo también a los fieles,
siempre voy a estar con el pueblo, jamás con los opresores, y eso me llena como humano, me realiza como sacerdote, en medio de cualquier falla humana, quiero tratar de cumplir con el mandato de Jesucristo", puntualiza.