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5. FACTORES QUE AFECTAN AL PROCESO DE MEMORIA:


LA DIMENSION INTROVERSION Y EXTRAVERSION A TITULO DE EJEMPLO

Dolores Sáiz y Josep Baqués


Universidad Autónoma de Barcelona

Introducción

Hablar de factores que afectan al proceso de memoria implica


tener una clara concepción de los aspectos que entran en juego al
hacer referencia a la memoria, por ello se hace preciso un breve
acercamiento a esta cuestión.
En primer lugar debemos tener en cuenta, como indica Valle
(1992), que la primera condición para que podamos hablar de memoria
es que haya transcurrido un cierto período de tiempo entre el
momento que ocurrió algo y que fue percibido y el momento que hemos
de recordar este suceso. Generalmente, los psicólogos de la memoria
aceptan, en consecuencia, que en todo acto de memoria podemos
distinguir tres fases. Una fase inicial de adquisición,
codificación o entrada de la información; una fase final de
recuperación, actualización, salida o recuerdo de la información,
en la cual el sujeto ha de recuperar la información que previamente
ha entrado, y, una fase intermedia de retención, conservación o
almacenamiento de la información. Estas tres fases implican que
para que una información se recuerde, en primer lugar ha de ser
registrada, es decir, la fase de adquisición va a suponer algún
tipo de codificación que facilite la entrada de la información. En
segundo lugar, la información registrada ha de ser conservada o
retenida, se ha de guardar. En tercer lugar, cuando se necesita, ha
de ser recuperada, es decir, no sólo ha de estar disponible sino
que ha de ser accesible.
Recordar responde a haber realizado adecuadamente estas tres
fases. Cuando no recordamos, acostumbra a haber un error o fallo en
la realización de alguna de ellas; no recordar equivale a lo que
hoy conocemos como una pérdida de información y que corresponde a
lo que generalmente es conocido como olvido. Existe una pérdida de
información cuando ha habido algún elemento que ha interferido en
la recuperación de información. Esta pérdida de información puede
producirse tanto en la codificación, como en la retención o en la
recuperación. Nuestra memoria almacena gran cantidad de información
y por eso debemos y podemos utilizar, y de hecho utilizamos,
diferentes códigos y diferentes estrategias para la codificación y
1

la recuperación de la información. Asimismo, la información puede


sufrir procesos de recodificación y elaboración que suponen a la
vez procesos de reducción de la información o procesos de
agregación de la información, y, además, se ve afectada por otros
factores que pueden optimizar o entorpecer este proceso. Si todo
este proceso se realiza eficazmente, el sujeto será capaz de
recuperar la información, es decir, la recordará; si algo entorpece
o perturba este proceso diremos que el sujeto no recupera la
información o diremos que la ha olvidado.
Este planteamiento que implica fases y actividades, deja
claro, por tanto, que el estudio de la memoria tendrá que
considerar factores o variables temporales, así como actividades o
estrategias que el sujeto utiliza para optimizar su memoria.
Por otro lado, las concepciones actuales en psicología han
incorporado las tendencias cognitivas, cambiando la concepción de
sujeto desde una visión de sujeto pasivo, meramente receptor de
estímulos y emisor de simples y directas respuestas a estos
estímulos, es decir, de un sujeto aprendiz de asociaciones, hacia
la concepción del sujeto activo, que selecciona, reinterpreta,
elabora, y almacena la información y en función de este
procesamiento de información, responde, es decir, actúa. Esta nueva
concepción, reinterpreta el concepto de memoria, desde un simple
almacén o archivo de recuerdos a un proceso mucho más complejo,
donde, sin duda, el sujeto, sus características y las estrategias o
actividades que desarrolla en el momento de recibir o recuperar la
información, también juegan un papel importante al considerar el
funcionamiento de la memoria. Aparece así, otro factor o variable
importante a tener presente: las características del sujeto
receptor. Pero, además, este sujeto, en el momento de la recepción
o recuperación de la información, está inmerso en un contexto,
tanto interno como externo, que también deberá considerarse al
hablar de factores que afectan al proceso de memoria.
Por último, el sujeto debe incorporar información y esta
información tendrá diferentes características, por lo que
tendremos, además, que prestar atención a otro factor: el tipo de
información a almacenar y recuperar.
En resumen, el proceso de memoria implica, como mínimo, al
sujeto, a las actividades o estrategias utilizadas, al contexto de
recepción y recuperación, al tiempo transcurrido y al tipo de
información que se ha de almacenar. Bransford (1979), en este
sentido, al hablar de factores que afectan a la memoria cree que
pueden establecerse cuatro grupos o factores claramente
diferenciados:

*características del sujeto (habilidades, conocimientos previos,


actitudes, etc.).
*operaciones o estrategias del sujeto en el momento de la
1

adquisición (nivel de atención, repetición, elaboración,


organización, etc.).
*características del material (estructura física, grado de
dificultad, modalidad (visual, auditiva, etc.)).
*características de la prueba de recuerdo (reconocimiento,
reconstrucción, evocación, reaprendizaje).

A estos cuatro grupos de factores nosotros consideramos que


deberían añadirse las circunstancias en las que se da la entrada de
la información, que englobaría todos aquellos factores relativos al
contexto y el tiempo transcurrido, aunque este último factor haya
quedado relegado, actualmente, a un segundo término.
La incidencia de los factores que pueden favorecer o empeorar
el funcionamiento de la memoria ha provocado muchas
investigaciones. La labor de los psicólogos de la memoria se
encuentra, sin embargo, en una posición compleja, similar a la de
una persona que intenta comprender el funcionamiento de una máquina
sin poder mirar en su interior. En consecuencia, deben contentarse
con manipular las tareas que el organismo puede llevar a cabo y
observar cuidadosamente su comportamiento en diferentes
condiciones. Este tipo de planteamiento exige grandes dosis de
paciencia e ingenio, pero de hecho ha llevado a alcanzar
descubrimientos importantes sobre el funcionamiento de la memoria
(Baddeley, 1982).
En este capítulo vamos a centrarnos en el grupo de factores
relacionados con las características del sujeto. Sin embargo, el
lector puede recurrir al capítulo siguiente para acercarse a los
factores del efecto del contexto. En lo que concierne al efecto del
tiempo sobre la memoria (tanto en lo relativo a la concepción de
que la consolidación del recuerdo está en función del tiempo
invertido en la adquisición -a mayor tiempo invertido mayor grado
de retención-, como a que el olvido está en función del paso de
tiempo), que está claramente conectado con la tradición de
Ebbinghaus puede consultarse en el capítulo séptimo, dedicado a
este autor. También puede adentrarse en las estrategias que utiliza
el sujeto para optimizar su memorización a través de los capítulos
destinados a estos temas (capítulos 27 y 28).

Las características del sujeto como factor que afecta al proceso de


memoria

Parece más o menos claro que hay características del sujeto,


como por ejemplo: capacidad, edad, habilidad, conocimiento,
actitudes, que afectan al proceso de memoria. Pero aunque hay
factores relativos al sujeto que son muy evidentes hay otros que
resultan ciertamente curiosos. Así está claro que un sujeto con
1

poca capacidad memorística recordará menos que otro con mayor


capacidad de memoria. En cambio, es más curioso como afecta a la
memoria la actitud del sujeto ante el material a memorizar. Así por
ejemplo, se ha comprobado experimentalmente, que si el sujeto está
de acuerdo con el material, mejora su retención, y si está en
desacuerdo, disminuye (Anderson y Pichert, 1978). También la
evidencia obtenida por las investigaciones actuales ha dejado fuera
de toda duda que el nivel de conocimientos previos, así como el
grado de comprensión del sujeto, actúan sobre la memoria (Bartlett,
1932, Bransford et al., 1979, Bransford y Franks, 1972; Bransford y
Johnson, 1972, 1973, Franks et al., 1982, Paris y Lindauer, 1977,
entre otros).
Otro factor, dentro de este grupo de los relativos a la
características del sujeto, que a nuestro criterio incide en el
proceso de memoria, aunque sea de una forma indirecta, es el grado
de motivación. Aunque algunos autores (Baddeley, 1982) hayan
apuntado que no es decisivo, se ha observado que los sujetos
motivados mejoran su retención ya que realizan mejor la tarea y
seguramente le dedican más tiempo.
Por otro lado, también se ha tenido en cuenta como los
estados emocionales del sujeto repercuten en la memoria1. Este
campo, de alguna manera, conecta con las posturas psicoanalíticas y
más o menos se ha podido demostrar que recordarmos más vivamente un
acontecimiento que ha provocado una respuesta emocional intensa.
Momentos de gran alegría, dolor o pena, frecuentemente están
profundamente grabados en nuestra memoria. Pero, también se ha
visto, que experiencias emocionales traumáticas: una violación, la
visión de un asesinato, la pérdida violenta de un familiar, etc.,
pueden provocar fallos en la memoria.
Para finalizar, esta breve síntesis de los factores que
pueden afectar al proceso de memoria, dentro de la categoría de
factores relativos al sujeto, debemos indicar aquellos relacionados
con la personalidad del individuo, que son el tema central de esta
práctica y a los que vamos a dedicar el siguiente apartado.

Memoria y extraversión/introversión

De las teorías sobre la personalidad, en relación al proceso


de la memoria, ha estado especialmente productiva la teoría de H.J.
Eysenck. En esta teoría la personalidad se puede definir en
relación a dimensiones ortogonales en los vectores de:
neuroticismo/estabilidad (N) y extraversión/introversión (E).

1
Para ampliar este contenido el lector puede consultar el capítulo Memoria y
emoción en este mismo Manual.
1

Posteriormente, a estas dimensiones iniciales se han añadido, la


ansiedad y la impulsividad (Gray, 1973, citado en Eysenck, 1982).
Se ha considerado que estas dimensiones de la personalidad poseen
un componente hereditario así como una base fisiológica
identificable. Así se ha defendido que las diferencias entre
introversión/extraversión dependen del efecto inhibidor causado por
el sistema de activación reticular ascendente sobre la activación
cortical, mientras que las diferencias entre
neuroticismo/estabilidad, se basan en la activación del cerebro
visceral -hipocampo, amígdala, cíngulo, septum y hipotálamo-
(Eysenck, 1982). La afirmación más importante de esta teoría con
respecto a la memoria es que los introvertidos están crónicamente
más activados corticalmente que los extravertidos (Eysenck, H.J.
1967, Eysenck, M.W., 1976a,b, 1977, 1981, 1982). Sin embargo, esta
manifestación general debe considerarse con precaución, puesto que
los trabajos cronopsicológicos2 a partir de Blake (1967) han puesto
de manifiesto que la activación de los introvertidos -medida a
través de la temperatura corporal- es más alta en horas de mañana
que la de los extravertidos, mientras que sucede lo contrario en
horas de tarde.
Además de estos factores fisiológicos estas dimensiones de
personalidad tienen implicaciones a nivel de pautas
comportamentales. Así, en relación a la primera dimensión (N),
según Eysenck, las personas con puntuaciones altas en esta
dimensión, tienden a ser emocionalmente hipersensibles y tienen
dificultades para recuperarse después de una situación emocional.
Estos sujetos se quejan frecuentemente de problemas somáticos de
poca importancia, así como, también manifiestan estados de
preocupación, de ansiedad y de otros sentimientos desagradables.
En relación a la segunda dimensión (E), los sujetos que
puntúan alto en extraversión tienden a ser expansivos, impulsivos y
desinhibidos, tienen numerosos contactos sociales y toman parte
frecuentemente en actividades de grupo. El extravertido típico es
sociable, le gustan las reuniones, tiene muchos amigos, necesita de
personas con quien hablar y no le gusta leer o trabajar en
solitario; busca las emociones fuertes; se arriesga y se comporta
por impulsos del momento. Le gusta mucho discutir, tiene siempre
apunto una respuesta rápida y, en general, le gustan los cambios;
es despreocupado, poco exigente, optimista y le gusta reír y vivir
contento. Esta persona prefiere el movimiento y la acción; tiende a
ser agresiva y pierde fácilmente la sangre fría. No dispone de un
gran control sobre sus sentimientos (Eysenck y Eysenck, 1964).
En el polo opuesto de este factor, el introvertido típico es

2
Para un análisis de los factores relacionados con la cronopsicología remitimos al
lector al capítulo veinticuatro de este mismo libro.
1

un individuo tranquilo, retraído, introspectivo, a quien le gustan


más los libros que las personas; se muestra reservado y distante
excepto con sus amigos íntimos. Tiende a ser previsor, a pensarse
las cosas antes de comprometerse y a desconfiar de los impulsos del
momento. No le gustan las sensaciones fuertes, se toma seriamente
las cosas cotidianas y le gusta llevar una vida ordenada. Controla
estrechamente sus sentimientos, raramente se comporta de forma
agresiva y no se enfada fácilmente. Es un poco pesimista y concede
un gran valor a los criterios éticos (Eysenck y Eysenck, 1964).
Estas descripciones hacen referencia a las posiciones
extremas de los dos polos de la dimensión extraversión/introversión
y, por tanto, se ajustan en su totalidad tan solo a un porcentaje
reducido de la población.
Son muchos los estudios llevados a cabo en los años sesenta y
setenta sobre esta dimensión de la personalidad y la memoria (para
una revisión puede recurrirse a Eysenck, M.W., 1976a,b, 1977, 1981,
1982, Eysenck y Eysenck, 1987), por lo que a continuación ofrecemos
al lector un breve síntesis de sus posibles relaciones.
En primer lugar debe dejarse claro que la mayoría de los
seguidores de la teoría de Eysenck han explicado las diferencias
encontradas entre introvertidos y extravertidos en tareas de
memoria, en base a la teoría del arousal, recurriendo a ley de
Yerkes-Dodson3 y a la teoría de la disminución de la acción (action
decrement theory) de Walker (1958)4.
En base a estas dos teorías, los resultados más interesantes
en la investigación sobre memoria e introversión/extraversión han
sido la evidencia de la relación entre esta dimensión de la
personalidad y: a) el intervalo de retención, y, b) la dificultad
de la tarea. Así, el trabajo de Howarth y Eysenck (1968) evidenció
claramente que los extravertidos mostraban mejor recuerdo que los
introvertidos en la memoria a corto plazo, pero que justamente esta
relación se invertía cuando se trataba de memoria a largo plazo.
Por otra parte, trabajos como los de Howarth (1969a) o Eysenck

3
La ley de Yerkes-Dodson postula que hay una relación en forma de U-invertida
entre arousal y ejecución (performance), en la que el nivel máximo de activación
está inversamente relacionado con la dificultad de la tarea.
4
Según la teoría de Walker la activación intensa produce una huella activa en la
memoria de duración más larga, originando una consolidación mejor en la memoria
a largo plazo. Durante el período de consolidación existe una inhibición pasajera en
la recuperación (action decrement) que protege la huella de la destrucción o
desaparición, es decir, esta disminución de la acción actuaría más pronunciadamente
en niveles altos de arousal favoreciendo, en teoría, la memoria a largo plazo en los
sujetos introvertidos.
1

(1975) han demostrado que los extravertidos responden mejor ante la


dificultad de la tarea y son menos susceptibles a los efectos de la
competición entre tareas5. Otros estudios (Morgenstern et al.,
1974, Howarth, 1969b) han demostrado que los extravertidos son
menos susceptibles a la distracción que los introvertidos.
Sin embargo, ni todos los resultados que se han encontrado
apoyan totalmente estas posiciones (como por ejemplo, Fuller, 1978
o McLaughlin y Kary, 1972 con respecto al intervalo de retención)
ni todos se explican, tan claramente, en base a la teoría del
arousal. Así, si bajo la teoría del arousal cabría esperar que los
introvertidos, que están más activados, respondieran más
rápidamente e imprecisamente que los extravertidos, lo más habitual
es encontrar, justamente, lo contrario6 (Gillespie y Eysenck, 1980,
Harkins y Geen, 1975, Sáiz, 1990, entre otros), es decir, los
introvertidos son más cautos -comenten más omisiones- y responden
con mayor lentitud. Por otra parte, sin una clara implicación con
la teoría del arousal, se ha podido comprobar que los extravertidos
obtienen mayores puntuaciones en pruebas de recuerdo de memoria
semántica y en general en tareas de tipo verbal, ya sea, en pruebas
de fluidez verbal (Eysenck, 1974), o en planteamientos de niveles
de procesamiento (Eysenck y Eysenck, 1979, Schwartz, 1979).
Aunque existe variabilidad entre estudios, Eysenck (1981,
1982) manifiesta que a pesar del relativamente escaso volumen de
investigación pueden observarse resultados comunes y concluirse
que:

1."El refuerzo mejora la ejecución de los extravertidos más que la de los


introvertidos, mientras que el castigo empeora la ejecución de los
introvertidos más que la de los extravertidos.

5
Eysenck ha argumentado que estas diferencias en la ejecución de tareas difíciles
entre introvertidos y extravertidos pueden atribuirse a una extracción más lenta de la
información relevante por parte de los introvertidos. Este autor sostiene que una
activación intensa incrementa la tendencia a extraer fácilmente la información
accesible, lo que es contraproducente cuando se dispone de respuestas muy
accesibles pero incorrectas (por ejemplo, en condiciones de competencia o rivalidad
de las respuestas) (Eysenck, 1982).
6
En esta línea se ha observado que en general, los extravertidos tienden a
responder más rápidamente que los introvertidos en condiciones relativamente
activadoras, es decir, en el caso en que las tareas son intrínsicamente interesantes o
de duración relativamente corta. Por el contrario, los introvertidos realizan las tareas
más rápidamente que los extravertidos en condiciones de ausencia de estimulación
(por ejemplo, cuando se trata de realizar tareas largas y monótonas) (Eysenck, 1982).
1

2.Los introvertidos son más susceptibles a la distracción que los extravertidos.


3.Los introvertidos están más afectados por las respuestas de competición que los
extravertidos.
4.Los introvertidos tardan más tiempo en recuperar la información del almacén a
largo plazo que los extravertidos, especialmente en la información no
dominante.
5.Los introvertidos tienen un criterio de respuesta más cauto que los extravertidos.
6.Los extravertidos muestran una memoria superior a los introvertidos en intervalos
de retención cortos, pero sucede lo contrario cuando se trata de intervalos
de retención largos" (traducido del inglés, Eysenck, 1981, p. 204).
A pesar de estas manifestaciones, Eysenck en su trabajo de
1982, concluirá indicando que no se pueden explicar las diferencias
entre introvertidos y extravertidos exclusivamente en base a la
teoría del arousal y que debe recurrirse a formulaciones más
complejas, puesto que existen factores que complican esta
explicación y que podrían ser la causa de las diferencias entre
experimentos.
Para finalizar este apartado quisiéramos concluir diciendo
que a pesar del gran número de investigaciones que provocó en la
década de los sesenta/setenta, este modelo aplicado al estudio de
la investigación de la memoria no ocupa actualmente un lugar
predominante en las investigaciones de esta área.

Práctica propuesta

Objetivo

Proponemos verificar si efectivamente existen diferencias a


nivel de memoria entre extravertidos e introvertidos. Como los
trabajos en esta área se han realizado en diferentes niveles, se
puede analizar el recuerdo de material con significado (texto) o la
fluidez verbal (medida a través del número de palabras que un
sujeto puede recuperar en un espacio temporal pre-fijado), o si se
desea realizar el análisis de las dos tareas. Sea cual fuera la
opción escogida, trataremos de ver si existen diferencias entre
ambas tipologías de sujetos y en qué aspectos se producen (tiempo
empleado, omisiones, errores, aciertos).

Definición de variables

Variables independientes:

*Nivel de introversión/extraversión.
*Prueba de memoria de significado (texto).
1

*Prueba de fluidez verbal.


*Opcionalmente, puede manipularse la memoria a corto plazo y a
largo plazo.

Variables dependientes:

*Tiempo empleado.
*Número de omisiones.
*Número de errores.
*Número de aciertos.

Sujetos

El experimento se realizará con los propios estudiantes del


grupo de prácticas de memoria, clasificados, a través del E.P.I.,
introvertidos/extravertidos.

Material

-Un cronómetro.
-Un magnetofón.
-Cuestionario E.P.I. Cuestionario de personalidad de Eysenck y
Eysenck (1964).
-Un texto (puede utilizarse el texto del test MY. Memoria de Yuste,
distribuido por T.E.A. que ya dispone de su propio
cuestionario de respuestas de elección múltiple).
-Prueba de fluidez verbal del P.M.A. o similar.

Procedimiento

Para que los sujetos no estén influenciados por sus


puntuaciones, se procederá en primer lugar a administrar las
pruebas de memoria y posteriormente contestarán el cuestionario de
personalidad. En el caso de decidir administrar las dos pruebas de
memoria (memoria de texto y fluidez verbal) se procederá a
administrar primero la prueba de fluidez verbal y después la de
texto. Si decidiéramos, manipular, también, la memoria a corto
plazo y a largo plazo, la mitad de los sujetos recuperarían
inmediatamente y la otra mitad lo haría al cabo de 24 horas.
Para la prueba de fluidez verbal se distribuirá la
correspondiente plantilla de respuesta (puede utilizarse la propia
del P.M.A. o una similar elaborada para este caso) y se facilitarán
las instrucciones a los sujetos:
1

"A continuación vamos a realizar una prueba que intenta medir


su fluidez verbal, es decir, su capacidad para recuperar
información verbal. Para ello, les indicaremos la letra con la que
deben empezar las palabras que Vds. deberán recuperar, a la vez que
les daremos la orden para empezar. A partir de ese momento Vds.
deben escribir lo más deprisa posible, de forma inteligible, todas
las palabras que se les ocurran, sin importarles lo que sean, se
admiten verbos, adjetivos, nombres, adverbios, etc. pero deben
evitar las conjugaciones de un mismo verbo, las repeticiones de
palabras, así como diminutivos o aumentativos. Por ejemplo, pueden
utilizar correr, pero no pueden añadir corriendo o corremos, etc.;
también, podrían decir pequeño, pero entonces no pequeñín o
pequeñito".

Se hará una demostración con una letra no seleccionada, y


cuando se haya verificado la comprensión se iniciará la prueba
dejando cinco minutos para su realización. Una vez finalizada, si
se ha elegido realizar las dos pruebas, se procederá a pasar la
prueba de memoria de texto indicando:

"A continuación van a escuchar un texto al que deben prestar


mucha atención puesto que sólo lo oirán una vez y después deberán
recordarlo. No es necesario que lo recuerden en el mismo orden en
que se lo presentamos, puesto que sólo deberán contestar a
preguntas sobre él y no a su recuerdo en el orden de presentación.
El texto tiene una cierta duración por lo que deben mantener su
atención constante".

Si se observa que los sujetos han comprendido, se pondrá en


marcha el magnetofón, donde tendremos grabado el texto para evitar
cualquier posible problema que pudiera surgir de su dicción
directa. Una vez finalizada la audición se repartirá el
cuestionario de respuesta indicando:

"A continuación deberán contestar a las preguntas de este


cuestionario, disponen del tiempo que necesiten, pero cuando
finalicen levanten el brazo, puesto que estamos registrando el
tiempo que emplean. No gire la página hasta que se les indique".

Se dará la orden de empezar y se pondrá en marcha el


cronómetro. A medida que levanten el brazo deberá anotarse en el
cuestionario el tiempo empleado. Sería preferible disponer de
tantos cronómetros como sujetos realicen la prueba y que fuera el
mismo sujeto quien detuviera el cronómetro al finalizar sus
respuestas y anotara el tiempo empleado. A medida que van
terminando pueden empezar a contestar el cuestionario de
personalidad. Una vez finalizadas todas las pruebas el propio
1

sujeto puede proceder a su autoevaluación. Los resultados de toda


la clase, serán recogidos por el profesor y de forma anónima serán
plasmados en una tabla de resultados clasificando las puntuación en
función del nivel de extravrsion. Esa tabla será facilitada de
nuevo a los estudiantes quienes deberán proceder a elaborar los
resultados y la discusión.

Resultados: análisis y discusión

Los estudiantes deberán analizar los resultados en función de


los objetivos planteados, por lo que deberán verificar si existen
diferencias entre introvertidos y extravertidos, y si se producen
nivel de: tiempo de ejecución, aciertos, errores u omisiones, y
discutiendo si los resultados obtenidos concuerdan o no con las
teorías existentes.

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