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Criminología

1. Teoría de la Victimología:

Por criminología debemos entender que es aquella que se encarga de estudiar al


delincuente desde sus tres esferas bio psicosocial, prevenir el delito y realizar programas
preventivos, a mi forma de pensar opino que si no hay víctima no hay delito y sin delito
no hay víctima, suele suceder que hay veces que se deja a un lado a la víctima y prestan
mas atención al delincuente, pues al realizar esto se está cometiendo un error porque así
como se estudia al delincuente también se debe de brindar un tratamiento a la víctima
no la debemos olvidar ni dejarla a un lado.

Victima no solo es aquella persona que


sufrió daños en su persona sino que
también son aquellas personas que han
sufrido alguna catástrofe de la naturaleza
es decir un terremoto, no dejan de ser
víctimas.

A mi punto de vista se opina que así como


el delincuente tiene derechos también los
tiene la victima los cuales deben de ser
respetados por las autoridades y también por la sociedad, uno de los principales es que
exista la reparación del daño causado por parte del victimario.

Para concluir este comentario quiero decir que como próximos criminólogos no nos
enfoquemos tanto al delincuente sino que también a la víctima, pues los dos son
importantes en nuestro campo laboral; el delincuente para reparar el daño causado ya
sea aplicándole una pena que se encuentre tipificada en nuestros códigos de acuerdo al
delito que haya cometido y con respecto a la victima analizar si es culpable o
inculpable, pues de esta manera se le brindara un tratamiento y se reparara el daño
causado.
“El hombre es víctima de una soberana demencia que le hace sufrir siempre, con la
esperanza de no sufrir más. Y así la vida se escapa, sin gozar de lo ya adquirido”
Victimologia

Victima Pareja Penal Tipos de Victimatizacion


Victima Victima Primaria y
Secundaria

Se ocupa de la victima
directa del crimen Reacción Aguda
Factores
Síndrome
Victimas Maltrato a la
Participantes Mujer
Frase final

El infractor Infractor
Frase de Adaptación
Síndrome de la
Mujer Violada
Reducir el silencio Victimas
La Victima Ocultas
del inconsciente del
delincuente
Dictamen
Neutralizar la Pericial en
Correlaciones
resistencia mortal Victimas
biopsicosociales
Victimas Falsas

Legitimar el acto
Delictivo
Causas Psíquicas
profundas
Para Sobreponerse de
la inhibición

Se drogan o
ingieren alcohol
para Darse valor
2. Diferencias existentes entre los Biotipos planteados por
KRESTCHMER y SHELDON

I. La primera diferencia la encontramos en el pensamiento; Ernst


Kretschmer pertenecía a la escuela Alemana, y William Sheldom
pertenecía a la escuela Americana.

II. En segundo lugar encontramos que los dos planteamientos difieren en el


punto de partida usado por cada autor, mientras que Ernst Kretschmer
expone su tesis basado en el desarrollo de las líneas verticales y
horizontales del cuerpo humano. William Sheldon basa su tesis en el
blastodermo (célula) presente en el embrión humano.

III. En tercer lugar el planteamiento anterior nos lleva a inferir que


krestschmer apoya su planteamiento en una visión exógena del ser
humano, mientras que Sheldon se apoya en una visión endógena del ser
humano. la clasificación de Kretschemer esta soportada bajo dos
aspectos en un aspecto somático y otro psicológico, mientras que la
clasificación hecha por Sheldon está sustentada sobre un aspecto físico y
un aspecto mental.

IV. En cuarto lugar también podemos inferir que Kretschmer basa sus
estudios en un producto final, es decir en el ser humano adulto, a
diferencia de este Sheldon sustento sus estudios en un producto inicial,
es decir en el embrión humano.

V. En quinto lugar la clasificación de Kretschemer esta soportada sobre dos


aspectos, un aspecto somático y otro psicológico, mientras que la
clasificación hecha por Sheldon está sustentada sobre un aspecto físico y
un aspecto mental.

VI. En sexto lugar Kretschemer sustenta que el tipo leptosomático es el tipo


que está más propenso a cometer la conducta desviada por ende es más
peligrosos, en segundo lugar encontramos al atlético que según
Kretschmer no es tardío ni precoz y por ultimo encontramos al pícnico
en cuyo tipo la conducta aparece en forma tardía, por ende son menos
peligrosos. Mientras que Sheldon considera que el somatotipo
endomorfo muy similar al pícnico planteado por Kretschmer es el tipo
más propenso a cometer delitos, mientras que el somatotipo ectomorfo,
similar al tipo leptosomático de Kretschmer, es el menso propenso a
cometer delitos.
VII. En séptimo lugar encontramos en los tipos de Kretshmer una
idealización, mientras que Sheldon considera que la gran mayoría de los
individuos presentan características combinadas entre los tres tipos.

3. Analiza y comenta las Teorías Psiquiátricas de la Criminalidad


(Psicopatología)

I. TEORÍAS EXPLICATIVAS

Si consideramos a la criminología como una ciencia interdisciplinar que


bebe, entre otras, de fuentes como la Sociología, la Psicología, la
Antropología, el Derecho penal y penitenciario, las causas que explican la
delincuencia habrán de ser igualmente multifactoriales, aunque solo fuere
por seguir una línea lógica en nuestro razonamiento. Con esta premisa
establecida, la idea clave podría ser la de prevalencia de unos factores sobre
otros, admitiendo que algunos de ellos pueden ser más decisivos o
determinantes para tratar de explicar determinado tipo de delitos, tal y como
apuntábamos más arriba.

Tradicionalmente la delincuencia ha intentado explicarse desde tres


posiciones que, aunque vistas desde lejos pudieran parecer excluyentes, no
lo han sido para determinadas corrientes integradoras de las mismas.
Aquéllas serían las teorías biológicas, las teorías sociales y otras que hacen
hincapié en la propia personalidad del individuo, que podríamos denominar
psicológicas.

I.1. Orientaciones biológicas.-

Según este grupo de teorías, en el hombre existe una predisposición


innata hacia el delito, que es lo que le lleva a delinquir. Césare Lombroso (1836-1809)
considera al hombre delincuente como un ser atávico, criminal nato, que ha
evolucionado menos que los de su misma especie. Los criminales lo son ya desde su
nacimiento y las tendencias delictivas constituyen una enfermedad que se puede
heredar, conjuntamente con factores sociales y antropológicos. Según Lombroso existen
personas abocadas a delinquir por su propia naturaleza. El delincuente sería un hombre
predestinado a la delincuencia sólo y exclusivamente por su herencia genética. En esta
línea encajarían afirmaciones como la conocida cita hobbesiana de que "el hombre es un
lobo para el hombre" o postulados darwinianos en el sentido de que en la evolución de
la especie humana sólo sobrevivirían los más aptos.

I.2 Orientaciones sociales.-

Estas teorías sostienen que la conducta delictiva está relacionada tanto


con las características individuales como con las situacionales. Quizás constituyan las
teorías más numerosas, pudiendo encuadrar dentro de ellas, sin ánimo de exhaustividad,
corrientes como la Escuela Ecológica de Chicago, Teorías subculturales, el labelling
aproach o Teoría del etiquetado y la Teoría de la anomia de Merton. Comentaremos
algunos de estos movimientos.

I.3 Orientaciones psicológicas.-

Estas teorías conceden un mayor peso específico a variables como la


edad, el género o la personalidad de los sujetos que son objeto de su estudio. La
psiquiatría y la psicología vienen ocupándose de llevar a cabo dichos estudios. Dentro
de la psiquiatría quizás sea el instrumento del psicoanálisis el que más haya dado que
hablar desde sus planteamientos originales por Freud. Las teorías psicoanalíticas parten
de un modelo psicodinámico de la personalidad y responden a un poderoso
determinismo biológico que hace que algunos estudiosos del tema las encuadren dentro
de las orientaciones psicobiologicistas. Conceden una importancia capital al instinto
sexual y distinguen tres instancias mentales: el ello, el yo y el súper yo. La patología
que da lugar al fenómeno delincuencial queda encuadrada en los conflictos infantiles en
alguna de las etapas del desarrollo y se manifiesta en la edad adulta. La terapia
propuesta pasaría por hacer consciente lo inconsciente a partir de técnicas como el
análisis de sueños y la hipnosis.

II. FACTORES CRIMINÓGENOS

Llegados a este punto, puede ser el momento adecuado para intentar analizar,
aunque sea de manera somera, la realidad que nos rodea, sin que ello signifique dejar de
lado o minusvalorar las teorías que hasta ahora hemos esbozado. A continuación
enumeraremos, de forma totalmente abierta, una serie de realidades sociales que
estimamos pueden ser muchas veces desencadenantes de la delincuencia
existente en nuestro entorno. Somos conscientes de que olvidaremos alguna, pero
sinceramente pensamos que las que aparecen influyen, en mayor o menor
medida, en el cotidiano hecho delictivo.

1. Insolidaridad, competitividad, egocentrismo y relativismo jurídico.

El hombre, ser sociable por naturaleza, se ha encargado en las sociedades


contemporáneas de ver a un competidor en la persona que tiene a su lado en el
trabajo, en la calle e incluso en su propio hogar. La postura de "ir cada uno a lo suyo"
no es una mera impresión, sino una realidad que en el día a día va cobrando más
fuerza. Esto puede suceder en mayor medida en las grandes urbes donde el anonimato
juega a favor de la insolidaridad. El hombre se ha convertido en el peor enemigo del
hombre; la cultura de la competitividad es imbuida a la persona desde niño: hay que
ser el mejor por encima de todo y, si hace falta, de todos.

2. Desempleo, consumismo y medios de comunicación.

El desempleo constituye, qué duda cabe, un factor criminógeno de primer orden,


sobre todo referido a delincuencia juvenil. El joven desea tener acceso a una serie de
productos que la sociedad le presenta. "Cuanto más consumas más feliz serás", es
el mensaje con el que los medios de comunicación bombardean a los jóvenes.
Llega un momento en el que hay que acceder a dichos bienes de la manera que sea. Si el
joven carece de recursos por su situación laboral, acabará delinquiendo para dar
satisfacción a sus deseos. A su vez, la inactividad que lleva consigo una situación
de desempleo da pie a posturas como el pasotismo y a verdaderas subculturas como los
"okupas", los "bacaladeros"... Encajaría aquí el refrán de que "la ociosidad es la
madre de todos los vicios", donde la droga se utiliza como medio de evasión ante una
realidad frustrante.

3. Crisis en la familia.

Es un hecho social innegable que la institución familiar, tradicionalmente


considerada, se deteriora progresivamente. A ello contribuye la crisis en valores
morales y religiosos que llevan a la búsqueda de culturas de evasión y a que, en
definitiva, falte ilusión por vivir. Está estadísticamente demostrado que las
personas con fuertes convicciones religiosas -con independencia de su confesión-
tienden a delinquir menos que las que carecen de criterios que guíen su manera de
obrar en la sociedad.

4. Inmigración.

La estratégica situación geográfica de la península ibérica unida a penosas


condiciones de vida en los países de origen, lleva a un fenómeno que cada día se
extiende con mayor intensidad, desbordando en muchas ocasiones la burocracia
institucional.

5. Adicciones.

No hace falta demostrar con ninguna estadística lo que aparece como un hecho
indubitado: determinadas dependencias -fundamentalmente alcohol y drogas, sin
olvidar, por ejemplo, ludopatía y sexo- constituyen un caldo de cultivo perfecto para la
delincuencia. Al distorsionar la realidad del individuo -v.g. síndrome de
abstinencia o mono- el sujeto pierde el control sobre sus propios actos y puede llegar
a cometer delitos gravísimos con tal de conseguir la dosis de sustancia que necesite
para superar dicha situación. Asimismo, la dependencia al alcohol está detrás de
muchas agresiones físicas a la pareja, llegando incluso hasta el homicidio y de
innumerables reyertas producidas en el seno de la unidad familiar. Sin ignorar,
por supuesto, un fenómeno, lamentablemente muy de actualidad, como es el de la
conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas, con un coste social enorme,
no sólo en muertes, sino en tratamiento médico de secuelas físicas y psíquicas
producidas por accidentes de circulación.

6. La prisión como factor criminógeno.

"Al corregir a vuestros semejantes... buena parte de los humanos parecéis imitar
a esos malos maestros que, mejor que enseñarles, prefieren azotar a sus discípulos.
Decrétanse contra el que roba graves y horrendos suplicios, cuando sería mucho
mejor proporcionar a cada cual medios de vida y que nadie se viese en la cruel
necesidad, primero, de robar, y luego, en consecuencia, de perecer".
III. CONCLUSIÓN.-

Si algo hemos querido dejar claro a lo largo y ancho de nuestra exposición es el


hecho de que, como apuntábamos al principio, no podemos buscar a la delincuencia una
única causa, ya que nos hallamos ante una realidad social muy compleja, cambiante
como la propia sociedad y que no presenta visos de desaparecer ni siquiera de
disminuir en los primeros años de este siglo.

Mientras en la sociedad sigan manifestándose los factores analizados en el punto


anterior, estimamos que la delincuencia no sólo no disminuirá, sino que podría
aumentar, aún suponiendo una deseable eficacia policial. Llegados a este punto,
hemos de reconocer que la realidad social va siempre por delante de la norma, y
que es este desfase el que convierte a ésta muchas veces en ineficaz incluso antes
de su nacimiento. Véase a estos efectos la tan “cacareada” Ley de Violencia de
Género. Tras su entrada en vigor, año tras año no deja de aumentar el número de
mujeres asesinadas a manos de sus parejas, cuando parecía que dicha Ley iba a
erigirse en una especie de bálsamo de Fierabrás eficaz frente a las “disfunciones” del
Código Penal y de la propia sociedad. Nos remitimos simplemente a los hechos
y a las estadísticas oficiales.

4. Desde tus conocimientos y perspectiva, explica cómo influye el


consumo de alcohol y drogas en la criminalidad

“El consumo de drogas está fuertemente


relacionado con la criminalidad violenta”.
Se trata de otra de las afirmaciones que,
muy a menudo, sin sustento empírico,
suelen ser difundidas en materia penal.
Aunque numerosos estudios realizados
con gran rigor en el plano internacional
señalan la existencia de alguna relación
entre el consumo de drogas y diversas
formas de criminalidad, el investigador
encuentra numerosas dificultades para
establecer una relación significativa entre estas dos variables.

Independientemente de la definición de nociones como droga, estupefacientes,


sustancias psicotrópicas y otros términos, se observa, en primer lugar, una ampliación
regular de la lista de sustancias sometidas a reglamentación y control por las
instituciones internacionales y nacionales, aunque sorprende el escaso interés mostrado
por otras sustancias (alcohol, tabaco) culturalmente aceptadas, pero cuyos efectos tienen
consecuencias dramáticas en los planos individual y social (tal es el caso, sobre todo, de
los homicidios culposos cometidos por conductores ebrios).
Teorías sin probar. Una segunda observación de carácter teórico tiene que ver con la
hipótesis de la “escalada” o “conexidad”, según la cual existe una relación
estadísticamente positiva entre el uso de drogas “blandas” y “duras”; dicho en otros
términos: el consumo de drogas tiene una dinámica propia, que lleva a utilizar
productos de creciente intensidad y peligro. Esta teoría no se ha podido comprobar
científicamente, ya que supone la existencia del fenómeno de dependencia física y
psíquica con respecto a las drogas “blandas” como la marihuana, que no parece darse en
cuanto a ellas. Lo que, en cambio, parece probado es que, a menudo, la marihuana es la
primera droga ilícita que toman los politoxicómanos, aunque se desconoce el papel que
este producto desempeña en el paso a otras drogas: no se sabe si predispone a este paso
o si la marihuana se utiliza antes por ser el producto más corriente, barato y aceptado.
Tampoco se conoce ninguna particularidad de esta sustancia que engendre la necesidad
o el deseo de usar otras drogas.

Una tercera acotación del mismo tipo


concierne el carácter criminógeno del
uso de drogas, es decir, las relaciones
existentes entre tal uso y diversas
formas de criminalidad. Estas
relaciones pueden ser directas, cuando
se cometen ciertos delitos bajo la
influencia de determinadas sustancias,
e indirectas, cuando el acto se realiza
para conseguirlas. Sin embargo, una
revisión de los estudios
internacionales sobre el tema muestra
que las explicaciones dadas hasta
ahora con respecto a una asociación significativa entre el consumo de drogas ilícitas y la
criminalidad –sobre todo violenta– son insatisfactorias (en Costa Rica, solo el 8% de los
homicidios dolosos cometidos en el 2009 tenían como causa un problema de drogas).

Una última dificultad se refiere a la aplicación de la ley penal en este sector, que se hace
en numerosas ocasiones en forma incoherente, injusta y discriminatoria, lo que puede
afectar negativamente la legitimidad y credibilidad de la intervención estatal en esta
materia. En forma incoherente, en la medida en que la severidad de las sanciones difiere
según los supuestos autores del hecho; en Costa Rica, por ejemplo, la severidad es
mayor (de 8 a 15 años de prisión) para quienes, sin autorización legal, distribuyen,
comercian, suministran, cultivan, etc. las sustancias prohibidas, que para quienes, en el
ejercicio de sus funciones públicas, favorecen de alguna manera la impunidad o evasión
de los acusados (de tres a diez años), o para los médicos que prescriban
innecesariamente tales sustancias (de seis meses a tres años).

En forma injusta, o al menos injustificada, si se considera que las penas aplicables en


materia de drogas figuran entre las más severas previstas en la legislación penal, siendo
solo superadas por las que castigan el homicidio doloso, la violación o el robo agravado.
Finalmente, en forma discriminatoria, si se analizan los casos denunciados y tratados
por el sistema penal que, hasta hace poco, concernían esencialmente a la marihuana y,
más recientemente, al crack y productos similares y, en ambos casos, a la simple
posesión de estas sustancias.
Programas contra drogadicción. En otro orden de ideas, los datos compilados
recientemente por el PNUD en el marco de la consulta nacional destinada a la
formulación de una política integral y sostenible de seguridad ciudadana muestran la
amplitud de los programas dedicados al tratamiento de la drogadicción.

Con esta base, fortalecida y ampliada, se alinearía con un número creciente de países de
Europa y Latinoamérica que, matizando considerablemente el enfoque represivo
reservado, con todo su rigor a la lucha contra el narcotráfico están apostando por
políticas centradas en la prevención y, por tratarse de un problema de salud, el
tratamiento de los simples poseedores para uso personal.

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