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1. Teoría de la Victimología:
Para concluir este comentario quiero decir que como próximos criminólogos no nos
enfoquemos tanto al delincuente sino que también a la víctima, pues los dos son
importantes en nuestro campo laboral; el delincuente para reparar el daño causado ya
sea aplicándole una pena que se encuentre tipificada en nuestros códigos de acuerdo al
delito que haya cometido y con respecto a la victima analizar si es culpable o
inculpable, pues de esta manera se le brindara un tratamiento y se reparara el daño
causado.
“El hombre es víctima de una soberana demencia que le hace sufrir siempre, con la
esperanza de no sufrir más. Y así la vida se escapa, sin gozar de lo ya adquirido”
Victimologia
Se ocupa de la victima
directa del crimen Reacción Aguda
Factores
Síndrome
Victimas Maltrato a la
Participantes Mujer
Frase final
El infractor Infractor
Frase de Adaptación
Síndrome de la
Mujer Violada
Reducir el silencio Victimas
La Victima Ocultas
del inconsciente del
delincuente
Dictamen
Neutralizar la Pericial en
Correlaciones
resistencia mortal Victimas
biopsicosociales
Victimas Falsas
Legitimar el acto
Delictivo
Causas Psíquicas
profundas
Para Sobreponerse de
la inhibición
Se drogan o
ingieren alcohol
para Darse valor
2. Diferencias existentes entre los Biotipos planteados por
KRESTCHMER y SHELDON
IV. En cuarto lugar también podemos inferir que Kretschmer basa sus
estudios en un producto final, es decir en el ser humano adulto, a
diferencia de este Sheldon sustento sus estudios en un producto inicial,
es decir en el embrión humano.
I. TEORÍAS EXPLICATIVAS
Llegados a este punto, puede ser el momento adecuado para intentar analizar,
aunque sea de manera somera, la realidad que nos rodea, sin que ello signifique dejar de
lado o minusvalorar las teorías que hasta ahora hemos esbozado. A continuación
enumeraremos, de forma totalmente abierta, una serie de realidades sociales que
estimamos pueden ser muchas veces desencadenantes de la delincuencia
existente en nuestro entorno. Somos conscientes de que olvidaremos alguna, pero
sinceramente pensamos que las que aparecen influyen, en mayor o menor
medida, en el cotidiano hecho delictivo.
3. Crisis en la familia.
4. Inmigración.
5. Adicciones.
No hace falta demostrar con ninguna estadística lo que aparece como un hecho
indubitado: determinadas dependencias -fundamentalmente alcohol y drogas, sin
olvidar, por ejemplo, ludopatía y sexo- constituyen un caldo de cultivo perfecto para la
delincuencia. Al distorsionar la realidad del individuo -v.g. síndrome de
abstinencia o mono- el sujeto pierde el control sobre sus propios actos y puede llegar
a cometer delitos gravísimos con tal de conseguir la dosis de sustancia que necesite
para superar dicha situación. Asimismo, la dependencia al alcohol está detrás de
muchas agresiones físicas a la pareja, llegando incluso hasta el homicidio y de
innumerables reyertas producidas en el seno de la unidad familiar. Sin ignorar,
por supuesto, un fenómeno, lamentablemente muy de actualidad, como es el de la
conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas, con un coste social enorme,
no sólo en muertes, sino en tratamiento médico de secuelas físicas y psíquicas
producidas por accidentes de circulación.
"Al corregir a vuestros semejantes... buena parte de los humanos parecéis imitar
a esos malos maestros que, mejor que enseñarles, prefieren azotar a sus discípulos.
Decrétanse contra el que roba graves y horrendos suplicios, cuando sería mucho
mejor proporcionar a cada cual medios de vida y que nadie se viese en la cruel
necesidad, primero, de robar, y luego, en consecuencia, de perecer".
III. CONCLUSIÓN.-
Una última dificultad se refiere a la aplicación de la ley penal en este sector, que se hace
en numerosas ocasiones en forma incoherente, injusta y discriminatoria, lo que puede
afectar negativamente la legitimidad y credibilidad de la intervención estatal en esta
materia. En forma incoherente, en la medida en que la severidad de las sanciones difiere
según los supuestos autores del hecho; en Costa Rica, por ejemplo, la severidad es
mayor (de 8 a 15 años de prisión) para quienes, sin autorización legal, distribuyen,
comercian, suministran, cultivan, etc. las sustancias prohibidas, que para quienes, en el
ejercicio de sus funciones públicas, favorecen de alguna manera la impunidad o evasión
de los acusados (de tres a diez años), o para los médicos que prescriban
innecesariamente tales sustancias (de seis meses a tres años).
Con esta base, fortalecida y ampliada, se alinearía con un número creciente de países de
Europa y Latinoamérica que, matizando considerablemente el enfoque represivo
reservado, con todo su rigor a la lucha contra el narcotráfico están apostando por
políticas centradas en la prevención y, por tratarse de un problema de salud, el
tratamiento de los simples poseedores para uso personal.