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AMEBIASIS

Carácterísticas generales del parásito

Las dos fases más importantes del parásito son: trofozoíto y quiste. El trofozoíto es la fase móvil, en la que
se reproduce y durante la cual ocasiona en realidad los daños al huesped. El quiste es la fase de resistencia
y el parásito permanece inmóvil, aunque se trata de la fase infectante. En el trofozoíto se distinguen dos
capas: el ectoplasma, que es hialino y se encuentra en estado de "gel" y el endoplasma, que está en fase
"sólida" y es donde se encuentran los organelos del parásito. El movimiento de los trofozoítos se debe a
que en su ectoplasma se encuentran proteínas de actina y miosina, las cuales se contraen en el extremo
contrario a la dirección de su desplazamiento. Su citoplasma se proyecta en dirección de su movimiento.
Esta proyección se denomina pseudópodo. El cambio de un estado morfológico a otro tiene lugar por las
condiciones y el medio en el que se encuentre. Si desde el punto de vista morfológico el trofozoíto es
distinto del quiste, cómo evoluciona de una fase a otra? El trofozoíto se halla en un ambiente favorable en
el que el pH se aproxima a 7.0, la temperatura es de unos 37°C, existe suficiente hidratación del medio y se
dispone de los nutrimentos necesarios. Los productos resultantes de su metabolismo y la energía que
obtiene se emplean para la reproducción del parásito. Cuando el trofozoíto no encuentra algunos de estos
factores ambientales que le favorecen, se redondea y comienza a sintetizar quitina, que se deposita sobre
su superficie; en consecuencia, se detiene su reproducción y movimientos (fase de prequiste). Sin
embargo, su metabolismo no cesa, parte de sus carbohidratos los almacena en forma de glucógeno, el
cual utiliza para obtener energía cuando se desenquista. Luego se reproducen sus núcleos, primero se
sintetiza otro a partir del que posee el trofozoíto (quiste inmaduro binucleado), después se duplican los
dos núcleos y entonces se observa un quiste maduro tetranucleado. Debido a que en la fase de
Entamoeba histolytica que resiste la desecación y temperatura menor a 37°C se encuentra el quiste, éste
representa la fase infectante del parásito. Los quistes tetranucleados contaminan alimentos y bebidas.

CICLO BIOLÓGICO

Los quistes entran por vía bucal y avanzan por el tubo digestivo hasta llegar al estómago. En este sitio, el
pH del jugo gástrico y las enzimas hidrolíticas destruyen la pared del quiste sin afectar su citoplasma, de
manera que al pasar al duodeno se libera en la fase de trofozoíto con cuatro núcleos. Inmediatamente se
divide cada núcleo para dar lugar a un trofozoíto con ocho núcleos. Este estado del parásito es tan
inestable que cada núcleo se separa y origina ocho pequeños trofozoítos uninucleados (metaquísticos).
Cada trofozoíto metaquístico migra por la luz intestinal hasta alcanzar el intestino grueso, el cual posee un
pH de 8.0 a 9.0 y está deshidratado (ambiente adverso para la sobrevivencia de los trofozoítos). En ese
punto empieza la transformación del trofozoíto en quiste. Los quistes abandonan el organismo humano
junto con las heces en fase de quiste tetranucleado. Pueden expulsarse también en la forma de quistes
binucleados o uninucleados si el tránsito intestinal de la persona es relativamente rápido. Cuando el
ambiente existente en la luz del intestino es líquido (diarrea) la fase del parásito que prevalece es la de
trofozoíto. Los quistes vuelven a contaminar los alimentos cuando la persona infectada los manipula sin
lavarse las manos adecuadamente después de defecar.

AMEBIASIS INTESTINAL Y EXTRAINTESTINAL

·0 La amebiasis puede ser asintomática y sintomática


·1 Se debe afirmar que la persona está infectada por Entamoeba dispar o por E. histolytica
·2 Los parásitos pueden establecerse sólo en el intestino grueso, pero son capaces de invadir otros
órganos a través de vasos sanguíneos, lo cual significa que la amebiasis sintomática puede ser
intestinal o extraintestinal. En los casos sintomáticos la intensidad es muy variable.

AMEBIASIS INTESTINAL: ORIGEN Y DESARROLLO


·3 En los casos sintomáticos, la intensidad es muy variable
·4 La forma más clásica, aunque no la más frecuente, es la disentérica. En un inicio muestra una
sintomatología poco intensa, con anorexia, astenia (disminución de la fuerza muscular), dolor
abdominal, alteraciones en el tránsito del intestino y diarrea no sanguinolenta. Estos síntomas reflejan
simplemente la existencia de un proceso irritativo del colon y se trata de una fase inicial de la
enfermedad que puede prolongarse varios meses.

·5 Los sitios a menudo infectados por Entamoeba histolytica en el intestino grueso son: ciego, sigmoide y
recto, porque son regiones en las que hay menos tránsito intestinal.

·6 Los trofozoítos causan necrosis en el epitelio intestinal, penetran la mucosa y se dirigen hasta la
submucosa, provocando una úlcera. La lesión que ocasionan tiene la forma de un cuello de botella.
Alrededor del sitio de penetración se produce un foco inflamatorio que conduce a un edema
redondeado con centro necrótico, lo que da la apariencia de lesión en forma de botón de camisa. El
centro necrótico suele estar lleno de tejido mucoide y algunas veces hay sangre.

·7 Es común que el ciego y el colon ascendente muestren úlceras irregulares, serpiginosas (que se cura
por un lado y se extiende por otro de forma serpenteante) y con cubierta de fibrina. Se observa
engrosamiento de la pared de la mucosa.

AMEBIASIS INTESTINAL

En este caso pueden presentarse las siguientes condiciones: colitis ulcerativa, disentería o megacolon
tóxico, ameboma o granuloma amebiano, apendicitis, colitis no disentérica crónica, rectocolitis aguda,
colitis fulminante con perforación.

·8 La colitis ulcerativa se puede confundir con enfermedad de Crohn, tuberculosis, adenocarcinoma y


otros tumores intestinales. El diagnóstico diferencial se basa en la ausencia de regeneración epitelial
(seudopólipos) o proliferación de tejido conectivo (estenosis y cicatrización). Las úlceras amebianas
rara vez sangran. Además, los parásitos no invaden el intestino delgado, de tal forma que las lesiones
sólo se presentan en el colon.

·9 La colitis no disentérica crónica puede manifestarse con años de diarrea sanguinolenta intermitente y
no es posible diferenciarla de la colitis ulcerosa. Los síntomas son inespecíficos, puede haber náuseas,
vómitos, malestar general, dolor abdominal difuso o sólo; diarreas, al principio pastosas y poco
frecuentes, luego líquidas y constantes.

·10 El megacolon tóxico ocurre por uso inadecuado de corticoides cuando se confunde colitis amebiana
con una enfermedad inflamatoria intestinal.

·11 La disentería fulminante es rara, casi siempre se diagnostica en personas de edad avanzada y en
desnutridos o individuos que viven en zonas donde hay escasa o nula amebiasis. En estos casos hay
destrucción intensa de la pared intestinal. Con mucha frecuencia hay perforaciones múltiples en zonas
muy extensas que se desarrollan hasta peritonitis.

·12 El ameboma casi nunca se identifica, pero si es así se localiza en ciego y colon ascendente. El
organismo reacciona de forma exagerada contra la ameba y forma tejido de granulación que da lugar
a zonas de estrechez, como un pequeño tumor. Es una forma segmentaria rara de colitis amebiana
crónica, se presenta como una masa abdominal sensible que puede confundirse con un carcinoma de
colon. El peritoneo está comprometido. La mucosa se observa delgada y ulcerada, pero las siguientes
capas de la pared intestinal estan engrosadas, edematosas y hemorrágicas.
·13 En la apendicitis amebiana se reconocen úlceras nodulares, con inflamación supurativa aguda.
·14 La rectocolitis aguda tiene un cuadro de comienzo agudo con diarrea disentérica, deposiciones
sanguinolentas y con mucosidades, de alta frecuencia. Acompañado de dolor en hemiabdomen
inferior (mitad del abdomen inferior) o fosa iliaca izquierda, así como tenesmo cuando hay
compromiso rectal. En ocasiones se acompaña de fiebre, compromiso del estado general y pérdida de
peso.

AMEBIASIS EXTRAINTESTINAL: ORIGEN Y DESARROLLO

Los parásitos se pueden desplazar hacia diferentes órganos, más a menudo hígado, piel y mucosas,
pulmón, riñón y cerebro. Los trofozoítos pueden atravesar la mucosa intestinal invadiendo los vasos
sanguíneos de los tejidos más próximos y son capaces de diseminarse hacia diferentes órganos causando
abscesos, sobre todo en el hígado.

·15 El absceso hepático amebiano es la manifestación extraintestinal más frecuente. La complicación más
común es su rotura con extensión a peritoneo, pleura o pericardio. En el tejido hepático se presentan
focos de necrosis por los trofozoítos. También se han descrito absceso pulmonar, derrame pleural
reactivo y obstrucción de la vena cava inferior. La infección hepática resulta de la migración de
trofozoítos a través de la vena porta. En el absceso, el parénquima hepático esta completamente
sustituido por restos necróticos con escasos trofozoítos y células inflamatorias. Las lisis de los
neutrófilos por las amebas libera productos tóxicos no oxidativos que contribuyen a la destrucción del
tejido. El color del fluido puede variar de amarillento hasta café oscuro. Los trofozoítos sólo se
encuentran en la pared del absceso.

·16 La amebiasis cutánea se presenta en varones homosexuales y pacientes con disentería. Se inicia con
úlceras en la región perineal y perianal con bordes irregulares y necrosis en su base. Son lesiones muy
dolorosas.

·17 La infección en ciego y colon ascendente llega a producir perforación hacia la cavidad peritoneal y
causar peritonitis. Otras veces la perforación toma la dirección de vísceras huecas, como vesícula
biliar, estómago, intestino delgado o bien el retroperitoneo, que desencadena la diseminación a
suprarrenales y riñón.

VIAS DE TRANSMISIÓN DEL PARÁSITO

La forma habitual de transmisión de E. histolytica es la ingestión de quistes tetranucleados, que pueden


venir en el agua o en los alimentos. Éstos se contaminan por:

·18 Manejo de alimentos por sujetos portadores de E. histolytica con hábitos de higiene deficientes
·19 Agua contaminada por fertilizantes fecales o por fecalismo al aire libre (sanamiento ambiental
inadecuado o inexistente) o contaminación fecal de alimentos (especialmente de frutas y verduras)
que crecen a ras del suelo, o a través de vectores mecánicos (moscas, cucarachas) que arrastran los
quistes en sus patas.

FACTORES QUE INCIDEN EN LA TRANSMISIÓN

Los trofozoítos deben hallarse en un ambiente favorable en el que: el pH se aproxime a 7.0, la temperatura
sea aprox. 37°C y exista suficiente hidratación del medio y los nutrimentos necesarios estén disponibles.
Los trofozoítos son lábiles, se destruyen rápido en el ambiente.

El quiste es la forma infectante y es capaz de resistir al cloro en la proporción que se le agrega al agua
potable (0.2- 0.5 mg/L). Son muy resistentes a cambios ambientales. Resisten la desecación y temperatura
menor a 37°C. Sobreviven varios meses a 0°C, 30 minutos a 45°C y 5 minutos a 50°C. Se destruyen por
cocción. Son capaces de tolerar los jugos gástricos. Se eliminan del agua bebida mediante filtración.

Portadores asintomáticos

Esta forma de amebiasis no invasiva se diagnostica por medio del examen coprológico, que generalmente
revela únicamente quistes. Estos portadores representan un gran papel desde el punto de vista
epidemiológico ya que son la principal fuente de diseminación de la infección. La ausencia de síntomas se
explica porque los parásitos viven en la luz del colon y no invaden la mucosa. En estos casos lo más
probable es que la amebiasis sea debida a E. dispar. También puede ser por E. histolytica y en este caso, la
forma asintomática puede convertirse en sintomática, cuando los parásitos invaden los tejidos.

Técnicas más utilizadas en el diagnóstico

El diagnóstico de enfermedad amebiana intestinal requiere de la conjunción de cuatro elementos:

·20 Presencia de los signos y síntomas clínicos de cada una de las formas de presentación del
padecimiento.

·21 La identificación de trofozoítos, no solo quistes, de Entaoeba histolytica en las heces del paciente, en
por lo menos tres muestras, tomando las muestras día por medio

·22 Demostración endoscópica de lesiones ulcerosas características en la mucosa intestinal


·23 Serología antiamebiana positiva, sobre todo en pacientes con más de siete días de evolución de los
síntomas de enfermedad intestinal

El diagnóstico diferencial debe hacerse con las demás causas de diarrea y disentería, incluídas las
bacterianas así como con otras enfermedades más crónicas pero que pueden tener exacerbaciones, como
la tuberculosis intestinal.

Principales fármacos frente al parásito

·24 Una vez diagnosticada la amebiasis, debe instituirse un esquema terapéutico, que depende del estado
del paciente y el tipo de amebiasis: intestinal asintomática, moderada o severa, o extraintestinal

·25 Se recomienda repetir la observación en heces un mes después


·26 La intervención quirúrgica se indica si hay complicaciones graves: apendicitis amebiana, amebomas,
colitis amebiana fulminante, absceso hepático y complicaciones pleuropulmonares, pericarditis y
amebiasis cerebral

Fármacos para amebiasis asintomática: yodoquinol, quinfamida, diloxanida, furoato de paromicina

Fármacos para amebiasis moderada: metronidazol, tinidazol seguido de yodoquinol, furoato de


paronomicina

Fármacos para amebiasis severa intestinal o extraintestinal: metronidazol, tinidazol seguido de


yodoquinol, furoato de paromicina

Profilaxis y control

·27 Saneamiento del medio ambiente, en especial a lo relacionado con una adecuada eliminación de
excretas, basuras y la existencia de agua potable
·28 Realizar una adecuada educación sanitaria que tienda a crear hábitos de higiene personal y familiar
·29 Lavar bien las manos con agua y jabón después de usar el baño, después de cambiar pañales y antes
de manipular o preparar alimentos

·30 Evitar el fecalismo al aire libre


·31 Eliminar las heces humanas como fertilizantes
·32 Lavado cuidadoso de frutas y vegetales
·33 Control de cucarachas y moscas
·34 Control de la higiene de alimentos y sus manipuladores
·35 Evitar la contaminación de alimentos y agua con heces humanas

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