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ACTO II

CUADRO PRIMERO

Sala en el Palacio Real de Lisboa. A izquierda del foro, puerta, y otra, en chaflán, con cortinas, a la
derecha. Sentados en cojines y taburetes, platican, en un rincón, Don Martín Alonso De Sousa, El Conde
De Castañeda, Don Álvaro De Atayde, El Embajador Mascareñas Y Una Dama.

DON MARTÍN. que se quedaran los padres


Todo está presto; cargada en la Corte.
la galera y prevenida;
la gente a bordo; podemos ATAYDE.
zarpar hoy mismo a las Indias. Igual afirman
todas las damas, que están
CASTAÑEDA. con los padres como niñas
Su Alteza, según me han dicho, con zapatitos de raso.
recibe esta tarde misma Todas son, conde, visitas
en audiencia a los dos padres y andar de iglesia en iglesia
de la nueva Compañía y murmurar: ¿Quién predica?
que van a Oriente. ¿A qué hora empieza el víacrucis?
¿Qué padre dice la misa?
DON MARTÍN. ¡Mal año para galanes
Eso dicen. este año de sacristías
Parece que el Rey quería y pláticas de convento
que quedasen en Lisboa y devociones de almíbar!
y no fuesen a las Indias.
CASTAÑEDA.
MASCAREÑAS. Las iglesias de los barrios
Pero dicen que el infante rebosan cuando predican;
don Enrique es el que opina para escuchar confesiones
que no es justo que la Corte le faltan horas al día,
quite ese bien a las Indias; y cuando a la calle salen
que aquí no necesitamos, tras el sermón o la misa,
como allá los necesitan, niños les siguen el paso,
misioneros que nos cuenten flores las mozas les tiran.
la verdad. En fin, dirán lo que quieran,
pero esta es la verdad fija:
DAMA. la Lisboa de los hurtos,
Pues yo querría las pendencias y las riñas,
como una calza de seda Como yo le preguntaba
la han vuelto de abajo arriba. con sencillez me decía:
¡Es que me lloran un poco
ATAYDE. los ojos con la ventisca!
Si es eso, ¡también la Corte!,
que el Rey tanto les estima ATAYDE.
que por ellos quiere hacer Yo no dudo que son santos…,
de nosotros cenobitas. ¡pero hay santos que atosigan!

DAMA. DAMA.
Publicar dicen que quieren Pues vos bien que estáis, Atayde,
un decreto con su firma con él de continuo.
ordenando que sus pajes
confiesen cada ocho días. ATAYDE.
Hija,
ATAYDE. las necesidades mandan
Yo he conocido en París y los negocios obligan.
a Ignacio y su Compañía, Ando tras él porque quiero
¡y os digo que el mundo todo que él a Su Alteza le pida
se trueca donde ellos pisan! lo que a él puede concederle
y a mí me lo negaría.
MASCAREÑAS.
Yo he visto al padre que traje DAMA.
desde Roma, maravillas. ¿Y qué es ello?
Cuando de allí, a Portugal
con mi séquito venía, ATAYDE.
pasamos, allá en Navarra, Una licencia
casi por la puerta misma para pasar a las Indias.
del castillo de Javier,
donde su madre tenía. DON MARTÍN.
Yo le advertí que con solo ¿También queréis ir allá?
detener la comitiva
breves horas, abrazaría ATAYDE.
sin dificultad podía, También, don Martín, que es linda
pues era fácil que nunca la esperanza y la fortuna
la viera más en la vida. que los que allá fueron pintan.
«La eternidad es muy larga Cargando cinco galeras
—me dijo—, y llevamos prisa». de clavo y canela fina,
Y aguijó la mula coja con buena suerte en el mar
que desde Roma traía. y en el precio buena vista,
Pero yo, Atayde, vi luego puede hacerse allá fortuna
que cuando el sol se ponía, sin gran sudor ni fatiga.
quebraba su luz en algo Ved el caso de Juan Freytas,
que le brillaba en la vista. que ha dos años fue a las Indias:
ropas de lana llevó:
las trajo de seda fina. CASTAÑEDA.
MASCAREÑAS. Ya le arde
¿Y en eso estáis empleando a Su Alteza el corazón
al padre Javier? por verles; admiración
será que no se arrodille
ATAYDE. cuando lleguen.
Querría,
valido de la amistad DAMA.
y la camaradería (A JAVIER, con beatífico
de París, que le pidiera embeleso.)
licencia al Rey, que es sabida Ante el padre
las dificultades grandes no hay mirada que no brille,
que en concederlas había. ni frente que no se humille…
(Entra por derecha un PAJE.)
JAVIER.
PAJE. ¡Ni perro que no me ladre!
(Dirigiéndose al CONDE DE
CASTAÑEDA.) DAMA.
Señor: están aguardando Si vais a salir mañana,
para la audiencia ofrecida según Su Alteza dispuso,
los padres. un trocito de sotana
me daréis.
CASTAÑEDA.
Pasen aquí JAVIER.
sus reverencias. Es cosa vana
que como se pone al uso
DAMA. llevar así los embozos
¡Qué dicha! o bailar así tal baile,
(Levanta el PAJE la cortina ahora usen damas y mozos
para dejar paso al PADRE esto de colgarse trozos
SIMÓN RODRÍGUEZ y al P. de la sotana del fraile.
FRANCISCO JAVIER.)
DAMA.
MASCAREÑAS. Esas son muestras de amor
Vengan el padre Simón y del afecto invenciones.
y el padre Javier.
(Los padres hacen una JAVIER.
reverencia al grupo. Se quedan Cuélguense en los corazones
algo retirados y confusos.) mis consejos, que es mejor.
No vale andar en sermones,
JAVIER. y en la misa y el rosario
No tarde para que luego el diario
en anunciarnos. de la vida siga igual.
Señora: en la catedral Solo hay que ver prisioneros
tengo mi confesonario. en ellos.

DAMA. JAVIER.
Mil gracias. Con esas leyes
de egoísmos altaneros,
JAVIER. lo que hagan los misioneros
A vuestros pies. lo desharán los virreyes.

ATAYDE. DON MARTÍN.


Tanta franqueza y desgarro Son unos pobres paganos
raya casi en altivez. sin religión.

JAVIER. JAVIER.
Perdón: ¡es que alguna vez Son hermanos;
me acuerdo que soy navarro! siguen la ley natural…
(A ATAYDE, que se ha Acaso muchos cristianos
separado un poco del grupo — no pueden decir igual.
que queda cuchicheando— y Ellos viven al mandar
ha ido en seguimiento de de su instinto, como potros.
JAVIER.) Saben creer o matar…,
¿Y tú? ¡pero no saben andar
a medias, como vosotros!
ATAYDE. Si los voy a bautizar
Solo de tu mano es por hacerlos más sanos;
depende, padre Javier, mas cuenten que, con mis manos,
mi ida a Oriente. os bautizara lo mismo
si hubiera un otro bautismo
JAVIER. para los malos cristianos.
Bien, hermano;
¿pero irás como cristiano DON MARTÍN.
o irás como mercader? No estuvo el sermón oscuro.
Porque si en mí está lograr
la licencia, me resisto JAVIER.
a que traspases el mar Agua clara y vino puro.
para desacreditar
ante los negros, a Cristo. ATAYDE.
Y su poco de arrogancia.
DON MARTÍN.
Cuando ese ardor que hoy le embarga JAVIER.
le pase, padre, a la larga, Soy blando con la ignorancia;
ya verá que los infieles con la tibieza soy duro.
no sirven más que en la carga
de galeras y bajeles. DAMA.
(Oyendo que alzan las voces.) de la Reina, con el rostro
Cállense, que el discutir cubierto, como buscando,
no termina como empieza. azoradamente, a alguien.)

DON MARTÍN. DOÑA LEONOR.


¿Vámonos? Voy a salir. ¿Está aquí el padre Javier?

CASTAÑEDA. JAVIER.
Y yo voy a prevenir Alzad el velo, señora.
de la visita a Su Altaza.
(Salen todos, menos los padres, DOÑA LEONOR.
por derecha. Por izquierda, ¡Atayde!
CASTAÑEDA.)
ATAYDE.
P. SIMÓN. Leonor, ¡qué bien
Ha estado algo inconveniente. mis pisadas has seguido!

JAVIER. DOÑA LEONOR.


Acaso, padre; mas cuente Buscando al padre he venido,
que como es tanto el quehacer mas porque escuches también
¡no tengo tiempo de ser, mis palabras, te ha traído,
a más de todo…, prudente! sin yo buscarte, el Señor.
(ATAYDE, que ha salido con los Sé, padre, cómo el dolor
demás por derecha, vuelve a de los demás atendéis,
entrar al encuentro de y aquí vengo a que escuchéis
JAVIER.) las querellas de mi amor.

ATAYDE. ATAYDE.
Javier, el Rey va a llegar Con el Rey tiene una vista;
muy pronto para la audiencia; no puede escuchar ahora,
¿le pedirás la licencia?
JAVIER.
JAVIER. Siempre escucho a quien implora.
¿Os vais, Atayde, a enmendar ¿Quién sois?
de vuestros yerros y males?
Porque, si no os corregís, DOÑA LEONOR.
seremos, como en París, Una camarista
enemigos y rivales. de la Reina, mi señora,
a quien ese seductor,
ATAYDE. de modo torpe y ruin
Yo prometo, padre, ser le robó fama y honor,
mejor que he sido hasta ahora. como se roba una flor
(Entra, por derecha, DOÑA al pasar por un jardín.
LEONOR DE ARIZA, camarista Acudió al llanto y al ruego,
me juró ser siempre fiel, coge la rosa que, al paso,
y engañando al amor ciego le está ofreciendo el rosal.
con sus miradas de fuego ¿No estás conforme, Javier?
y sus palabras de miel,
puso cerco desleal JAVIER.
a mi honor, que tras el brillo Al quererte defender,
de una esperanza ideal, tu mismo anhelo te acusa;
se rindió como un castillo ladrón es todo el que abusa
con almenas de cristal. del honor de una mujer.
Fui suya, padre, fiada Y ahora empiezo a vislumbrar
de su honor de caballero, por qué quieres embarcar
¡y ahora me deja tirada, para las Indias; ¡allí
como una pluma chafada se está bien, dejando aquí
que se quita del sombrero! las cuentas por liquidar!
En París ya prometía
ATAYDE. mucho el mozo, y ya tenía
¡No hagáis caso! buena anchura su conciencia,
¡mas no tanto!… Así le urgía
DOÑA LEONOR. tanto al hombre la licencia
¿En qué he mentido? que, con arte, quiso hacer
cómplice suyo a Javier.
ATAYDE. Pero Javier no es tan necio.
Bien sé yo lo que pretendes, La licencia tiene un precio:
y no me verás cogido ¡el honor de esa mujer!
en el lazo que me tiendes,
como un pájaro. ATAYDE.
¿Qué dices?
DOÑA LEONOR.
No pido JAVIER.
que te mires en mis ojos Que no saldrás
como un día te miraste. con tu anhelo y ambición,
¡Solo ya pido de hinojos Atayde, si antes no das
que te lleves los despojos a tu mal reparación.
del honor que me robaste! Piensa que tu perdición
puedes labrar de otro modo.
ATAYDE. Sabes que el Rey no consiente
No hay cosa que más me enoje tales modos en su gente.
que esa sentencia tan boba; Si yo se lo digo todo,
el honor nunca se roba, puede ser que en vez de a Oriente
sino que se da… ¡y se coge! vayas a dar con la ley…
Ladrón será aquel que escoge
alguna rosa especial ATAYDE.
y, derribando el tapial, Yo prometo que al tornar
la roba; no el que, al acaso, de Oriente…
se queda el padre Rodríguez
JAVIER. en nuestra Corte, y tú sigues
¡Antes de embarcar solo, a las Indias, Javier.
ha de ser la boda!
P. SIMÓN.
UN PAJE. Ya sé que no necesitan
(Abriendo la cortina de la las Indias de un servidor,
izquierda.) ¡pero me duele el dolor
¡El Rey! que de este modo me quitan!

JAVIER. JAVIER.
(Invitando rápidamente a Dios lo pide por su amor,
LEONOR y ATAYDE a pasar, y no hay sino obedecer.
por derecha, a una sala Acaso el no padecer,
contigua.) siéndolo dolor mayor,
Aquí junto habéis de estar. a los ojos del Señor
¡Ya conoces tu deber! le traiga a más merecer.

ATAYDE. REY.
¡Pero me has de prometer ¡Con qué entrega generosa
la licencia! llevan en sí los hermanos
el querer como una rosa
JAVIER. desmayada entre las manos!
La tendrás.
(Todo esto ha sido dicho muy JAVIER.
rápido, mientras salían Nuestros afanes humanos,
ATAYDE y LEONOR. Entra el ¿qué intentarán contra Dios?
Rey por izquierda, seguido del Desde niño hubo una voz
CONDE DE CASTAÑEDA.) que me llamaba hacia Oriente…
El Señor os dé la paz. ¡Y ya estamos frente a frente,
como en un duelo los dos!
REY.
Y Él te bendiga, Javier. REY.
(Toma asiento en un sillón. El Padre Francisco: de sobra
CONDE se mantiene detrás a se ve que es Dios el que pide
alguna distancia. Delante, de tal labor, pues que coincide
pie, JAVIER y el P. SIMÓN.) la vocación y la obra
Sabes cómo se han movido de tal modo.
bandos en este palacio,
que me han rogado y pedido JAVIER.
que os quedaseis. He querido Dios decide
consultar al padre Ignacio que así sea, y yo uniré
por cartas, y a su entender, mi voluntad a sus leyes.
de este modo se ha de hacer:
REY. Mañana mismo, naciente
Y yo a tu lado estaré, la aurora, si puede ser,
que para aumentar la fe han de zarpar, con Javier,
da Dios su cetro a los reyes. las carabelas a Oriente.
La Cruz del Señor bien alta (A JAVIER.).
quiero en mis Indias clavar. Vaya en paz, padre Javier.
Por eso, para buscar
remedio donde haga falta, JAVIER.
noticia fiel me has de dar Antes, perdonad que os pida,
del estado de mis gentes señor, como despedida,
en puntos de Religión; una gracia.
el número y proporción
de gentiles y creyentes; REY.
dónde a Cristo se traiciona, ¿Qué ha de ser?
en dónde mengua su luz
o su fe se desmorona… JAVIER.
¡No quiero tener corona (Al CONDE DE CASTAÑEDA.)
donde no remate en Cruz! A Atayde y a una mujer
de ahí junto están, de mi parte,
JAVIER. si el Rey da en ello licencia,
No existe bien soberano llamadles, conde, en audiencia…
para los pueblos igual
a este afecto paternal REY.
de un Rey prudente y cristiano. En todo quiero agradecerte;
que pasen a mi presencia.
REY. (El CONDE ha salido y ha
Por tus palabras te doy vuelto seguido de ATAYDE y
mis gracias, padre Javier. DOÑA LEONOR. JAVIER se
¡Ese Rey quisiera ser dirige a ellos, toma a ATAYDE
que tú piensas que ya soy! de la mano y, dejando
(A CASTAÑEDA, que apartada a DOÑA LEONOR, le
permanecerá detrás del sillón.) trae junto al REY. JAVIER
Conde, habéis de disponer subrayará con intención los
para tan largo viaje versos que van en bastardilla.)
la precisa provisión.
CASTAÑEDA.
JAVIER. Pasad juntos.
Mi persona y mi ilusión;
ese es todo mi equipaje. ATAYDE.
Gracias, conde.
REY.
Son vanas JAVIER.
nuestras prudencias humanas Este es Atayde, señor,
para su empresa divina. a quien tengo un grande amor
que él con amor corresponde. por esposo prometido.
Fue este mi amigo mejor Y a pediros, señor, viene
cuando en París, casi niño, —pues don Álvaro conviene
dábamos juntos lecciones. en ello muy complacido—
Si tuvimos discusiones, licencia para acortar
fueron de esas de cariño trámites y celebrar
que acercan los corazones. mañana la velación.
Conmigo mañana a Oriente
él se quisiera venir, REY.
y vengo, Alteza, a pedir Y aun le podrá acompañar
la licencia conveniente si gusta en su expedición,
para que pueda partir teniendo por descontado
mañana. el que no haya impedimento
para urgir el casamiento
REY. por el Nuncio o el Prelado.
¿Piensa poner
negocio de especiería? JAVIER.
Con ello habéis completado
ATAYDE. vuestra gracia y alegría:
Así me espero valer. que al esposo, como guía,
debe la esposa seguir.
REY. Él lo pensaba pedir…
Muchos son ya cada día; ¡Sino que no se atrevía!
mas no todos un Javier Un poco de cortedad,
encuentran por valedor. ¿verdad, Atayde?
(A CASTAÑEDA.)
Dígale a mi secretario ATAYDE.
que extienda lo necesario Verdad…
para su objeto.
JAVIER.
ATAYDE. Señora, por tal contento
Señor: las gracias al Rey le dad.
me hacéis inmenso favor.
DOÑA LEONOR.
REY. No sé decir cuanto siento.
¿Y esa mujer?
REY.
JAVIER. (Levantándose.)
(Yendo por LEONOR.) ¿Falta algo?
Vos ahora
alzad sin miedo la vista. JAVIER.
Esta es una camarista Falta besar
de la Reina, mi señora, a Vuestra Alteza las manos.
a quien Atayde se tiene
DOÑA LEONOR. Así tendrá el enemigo
Y nosotros. si ha de vencer, que batir
en cerco más apretado…
REY. ¡Y así tendré yo a mi lado
(A JAVIER.) más almas que convertir!
Y ahora ¡a dar
a Cristo muchos cristianos! ATAYDE.
Te veré antes de zarpar… Me juzga de esa manera
Que, como el Señor desea, como a un infiel.
se haga tu misión, y sea
su gloria en todo cumplida. JAVIER.
Es muy triste
JAVIER. decírtelo, y no quisiera
¡Y Él acreciente la vida agraviarte…
del Rey, que tan bien la emplea!
(El REY sale seguido del ATAYDE.
CONDE.) (Con franca ira.)
¡Si no fuera
ATAYDE. por el favor que me hiciste!
No anduviste tú remiso
en hablar por mí. JAVIER.
Sí, Javier… Escupe ya ese odio entero
Pero criado y mujer que te hierve en la conciencia.
me resultan mucha carga ¡No temas por tu licencia!
para una empresa tan larga. ¡Ya no peligra…! Ahora quiero
llevarte de compañero,
JAVIER. pues has de ser mi suplicio.
¡No hables como mercader! Dios te pone a mi servicio.
(Entran, atropelladamente,
DOÑA LEONOR. DON MARTÍN, MASCAREÑAS
No tienes que temer nada. y dos DAMAS. Al descorrer la
Yo seguiré, enamorada, cortina se advierten en la pieza
tus pasos hacia el Oriente, contigua algunas damas y
como la sombra, prudente, cortesanos, que charlan
y como el aire, callada. animadamente.)

ATAYDE. MASCAREÑAS.
¡Todas lo dicen! ¡Venga acá, padre Javier!

JAVIER. JAVIER.
¡Qué negro ¿Qué pasa?
modo de pensar…! Te digo,
Atayde, que ahora me alegro MASCAREÑAS.
de llevarte allá conmigo. Empieza a correr
que os vais, y los cortesanos, (Las damas cuchichean,
para besarle las manos, señalando a DOÑA LEONOR.
andan queriéndolo ver. Entra CASTAÑEDA por
JAVIER. derecha.)
¡Las manos!
CASTAÑEDA.
DAMA PRIMERA. Atestado,
¡Cómo se va padre, le espera el salón;
tan pronto el padre y tan lejos! y en la plaza, de este lado,
el pueblo se ha congregado
JAVIER. pidiendo su bendición.
Puede asomarse al balcón,
Si es que quieren mis consejos que se impacienta la gente…
de despido, bien está.
JAVIER.
DAMA SEGUNDA. ¡Yo soy el más impaciente,
¿Es cierto que se va ya? Castañeda, por dejar
estos salones y estar
JAVIER. entre los indios de Oriente!
Y Atayde viene conmigo. (Dirigiéndose hacia el salón
Voy muy alegre de llevar contiguo.)
a bordo tan buen amigo. Vamos, pues.

ATAYDE. DAMA PRIMERA.


(Besándole la mano.)
¡Lo mismo yo!
No me neguéis
la mano…
JAVIER.
Y su mujer
DAMA SEGUNDA.
también viene…
(Inclinándose a besar la
sotana.)
DAMA PRIMERA.
Saldrá la aurora
¿Puede ser?
cuando al Oriente lleguéis
con vuestra misión.
DAMA SEGUNDA.
¿Pero cómo tan callado
JAVIER.
don Álvaro lo tenía?
Señora…,
¡qué lindas joyas tenéis!
JAVIER.
Mañana, al romper el día,
DAMA SEGUNDA.
será la boda…
¿Las queréis?

MASCAREÑAS.
JAVIER.
¡Pasmado
No; lo decía
de la noticia!
porque, sin pan y sin traje, en su vivienda… Y este es,
vi una anciana que moría señora, mi testamento.
ayer en la judería.
MASCAREÑAS.
DAMA SEGUNDA. En poco más de una hora
Le mandaré con un paje riñó con desabrimiento;
limosna. mendigó; hizo un casamiento…

JAVIER. JAVIER.
Vive detrás Y perdóneme, señora,
de la iglesia… Y dicho en paz: si en el apresuramiento
si vuestra merced quisiera fui algo duro en el acento
ir en persona…, ¡no hiciera y no endulcé la sonrisa.
ninguna cosa de más! Soy más amigo del viento,
señora, que de la brisa…
DAMA SEGUNDA. ¡Y hay que hacer el bien de prisa,
Yo iré. que el mal no pierde momento!

JAVIER. (Pasa al salón. Los cortesanos


Le dará contento se agolpan para besarle las
solo con poner los pies manos y la sotana.)

TELÓN

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