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Concepto y Clasificación
de las Obligaciones
Recurso elaborado por el Profesor Janeiro Morel a partir de las fuentes siguientes:
• Barrientos Grandon, J. (2001) “Apuntes Sobre Derecho de las Obligaciones”. Universidad Diego portales.
http://www.oocities.org/gwilliam81/obligaciones.pdf
• Bustillo Peña, C. (s/f). Maestro y abogado litigante Colombiano. “Evolución de las Obligaciones en el Derecho
Romano”.
• Hnos. Mazeaud. (s/f). “Lecciones de Derecho Civil” (Parte II Vol I y parte II Vol II).
• Subero Issa, J. (1995). “Los Contratos y Cuasi Contratos”. Santo Domingo, R.D. Editora Asociación Hipólito
Herrera Billini.
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Este grupo de fuentes de obligaciones nacen del desprecio que tiene la ley por alguien que
aumenta su patrimonio a costa de otro y sin causa justificada.
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• Los efectos principales conciernen directamente a la satisfacción del derecho del acreedor.
Estos se clasifican en normales y anormales:
• Normales: Que corresponden a toda obligación según su naturaleza.
• Anormales: Son aquellos que solo se producen cuando el acreedor no puede
vencer la resistencia del deudor incumpliente y se tiene que conformar y debe
conformarse con un ingreso pecuniario equivalente al valor de la prestación, mas el
daño que le haya producido la falta de cumplimiento en tiempo apropiado.
• Los efectos secundarios están encaminados a ello solo indirectamente, pues en si mismo
tienden a algo distinto que redunda en la mejor realización de aquellos efectos principales.
Se clasifican en medida precautorias (embargo, inhibición, etc.) y acciones de integración y
deslinde de patrimonio (Acción de simulación, acción revocatoria, acción subrogatoria).
Los efectos de los contratos son crear obligaciones, (generar, modificar, extinguir obligaciones
y derechos reales). No es posible confundir los efectos de las obligaciones con los efectos de
los contratos, ya que Vélez Sarsfield en la nota del artículo 505 C.C. se ocupa de demostrar las
diferencias entres ambas nociones.
Los efectos de las obligaciones son aquellos medios por los cuales se satisface el derecho del
acreedor. Principalmente consistirá en el cumplimiento de la prestación debida, y si esto
fracasara el ordenamiento jurídico pone a disposición del acreedor los remedios y recursos
para que obtenga el cumplimiento de la prestación.
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El deudor de una obligación de dar tiene que cumplir con una prestación que consiste en
una dación, que quiere decir que ese deudor tiene que transmitir el derecho de propiedad que
posee sobre una cosa a su acreedor y hacerle entrega de la cosa.
La obligación de dar solamente existe, en principio cuando la venta tiene por objeto una cosa
genérica y no cuando consiste en un cuerpo cierto, y esto se explica porque los cuerpos
ciertos se transmiten tan pronto existe un acuerdo de voluntades entre las partes, lo cual no
sucede con las cosas genéricas, que solamente se transmiten en propiedad cuando estén
individualizadas.
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Lo anterior significa por los demás, que los cuerpos ciertos se transmiten tan pronto las partes
se ponen de acuerdo sobre la cosa y el precio, mientras que las cosas genéricas solamente se
transmiten en propiedad a partir de su individualización.
Las obligaciones de hacer fuerzan al deudor a cumplir un hecho en favor del acreedor,
como por ejemplo: la obligación asumida por un abogado de defender a un cliente, o la de un
ingeniero de construir una casa.
Las obligaciones de no hacer consisten en una abstención del deudor en favor del
acreedor, como por ejemplo: la obligación asumida de no construir un edificio de varios pisos.
El deudor de una obligación real no compromete su patrimonio más allá de la cosa a la cual
está unida la obligación. Tal es el caso del fiador real, que es la persona que garantiza la deuda
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de otro con un bien de su propiedad, el cual solamente está obligado hasta el valor de la cosa
dada en garantía. Si ésta no es suficiente para el pago de la deuda, el fiador real se libera.
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“De igual manera en cuanto a la obligación de entrega que pesa sobre el vendedor, nuestro
máximo tribunal judicial considera que se trata de una obligación de resultado, de la cual el
vendedor sólo se libera probando el caso fortuito o la fuerza mayor”.
Pothier, uno de los principales elaboradores del Código Napoleónico, recogió esta clasificación
y añadió una quinta fuente: la Ley.
La doctrina critica a esta clasificación. Unos dicen que, en realidad, las fuentes obligacionales
serían únicamente el contrato (negocio jurídico, más acertadamente) y la ley. Otros dicen que la
clasificación es incompleta ya que, en su criterio, faltarían otras fuentes (como, en ciertos
casos, la declaración unilateral de voluntad).
Actualmente muchos doctrinarios considera que son fuentes de las obligaciones al Negocio
Jurídico.
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Ahora bien, dentro del negocio jurídico, se pueden distinguir dos grupos de fuentes de las
obligaciones:
• La voluntad de las partes: son obligaciones que nacen por la voluntad de las partes
(sujeto activo y pasivo) que componen la obligación. El contrato es la fuente de obligaciones
más común que existe, pues es el medio mediante el cual las partes formalizan la intención
de crear una obligación civil.
• Los actos generadores de obligaciones. Son actos que producen obligaciones que no
necesitan del consentimiento de las partes. Dentro de esta categoría se encuentran
la gestión de negocios, la administración de la cosa en común y pago de lo indebido. Este
grupo de fuentes de obligaciones nacen del desprecio que tiene la ley por alguien que
aumenta su patrimonio a costa de otro y sin causa justificada.
Por otro lado, existe lo que se llama daño resarcible en el sentido de que toda persona que por
culpa, dolo, impericia o negligencia cause un daño a otro, tiene la responsabilidad de repararlo.
Comúnmente, se conoce a este concepto como el delito y el cuasidelito.
Bajo la figura del delito, la persona tiene una responsabilidad civil resarcitoria adicional a las
consecuencias penales que pueda tener su acción. En cuanto a los cuasidelitos, son actos
que, aunque quizás no penables por no cumplir con los requerimientos de la teoría del delito,
causaron un daño y debe ser reparado de la Ley.
• La Ley es por sí sola, generadora de jurídicas obligaciones. Por ejemplo, la Ley obliga a las
personas a pagar impuestos.
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Los redactores del Código Civil fundaron las obligaciones sobre el carácter voluntario o no
voluntario de sus fuentes. De ahí que por sus fuentes las obligaciones se clasifiquen en fuentes
voluntarias y fuentes no voluntarias.
La promesa unilateral
Se entiende como "La obra estrictamente de una sola voluntad, donde no es necesario
la intervención de otra, para obligar a su emitente”. En otras palabras, el promitente queda
obligado, por su sola declaración de voluntad, a cumplir una determinada prestación a favor de
otra persona.
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Ya sea que el hecho del deudor no constituya una culpa. Se está entonces en presencia de
actos jurídicos diversos, denominados cuasicontratos: pago de lo indebido, gestión de
negocios ajenos, enriquecimiento sin causa. Se ha hecho una tentativa para establecer una
noción general del cuasicontrato.
Ya sea, en fin, que la obligación nazca directamente de la ley, fuera de toda culpa, e incluso de
todo hecho del deudor. Por ejemplo la pensión alimentaría. En cualesquiera de esos casos
surge un vinculo de derecho mediante el cual el deudor tiene que cumplir una prestación hacia
el acreedor.
Los cuasicontratos
El deudor se encuentra obligado a cumplir una prestación sin haber tenido la voluntad de
obligarse y sin haber cometido una falta.
La ley
El deudor se encuentra obligado a cumplir porque su obligación nace directamente de la ley.
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La responsabilidad civil
El deudor ha ocasionado un daño, normalmente a consecuencia de una falta que le es
imputable, falta que a veces es intencional y se denomina falta delictual. Otras veces es
inintencional y se denomina falta cuasi delictual; comprometiéndose en consecuencia la
responsabilidad delictual o la responsabilidad cuasi delictual, según la intencionalidad o no del
causante del daño.
En cualquiera de esos casos surge un vínculo de derecho mediante el cual el deudor tiene que
cumplir una prestación hacia el acreedor.
Existe un rasgo común entre las obligaciones alineadas en esta categoría; ha sido indicado por
los redactores del código civil al oponer, entre las obligaciones no voluntarias, aquellas que
“nacen de un hecho personal del que se encuentra obligado”. En caso de obligación
legal, stricto sensu, no solo el deudor no ha querido convertirse en deudor, sino que no ha
realizado hecho alguno sobre el que quepa fundar su obligación. Así, el deudor de una
obligación alimentaría; es la ley sola la que crea, directamente, la obligación.
Por el contrario, en caso de delito o cuasicontrato, la ley interviene sin duda en la creación de
la obligación, pero indirectamente; la obligación nace directamente del hecho del deudor
(delito, recepción de un pago indebido, etc.); ese hecho es la fuente de la obligación.
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