Está en la página 1de 48

El Perú es país suscriptor de la Convención Única de las Naciones Unidas de 1961 (modificada en

1972), cuyo obje vo es establecer medidas de control aplicables a nivel internacional con la
finalidad de garan zar la disponibilidad de estupefacientes y sustancias psicotrópicas para fines
médicos y cien ficos, así como impedir su desviación hacia canales ilícitos.

La convención de 1961 define el obje vo explícito de poner fin a todos los usos tradicionales y
“casi médicos” de tres plantas (amapola, coca y marihuana), y establece plazos para la
finalización del uso de opio para fumar, el uso de la hoja de coca para mas car y el uso de la
resina de cannabis y la hierba de cannabis para fumar y otros usos en los países en desarrollo
donde se cul vaban.

Por otro lado, el ar culo 49 deja en libertad a los países donde existe uso tradicional de estos
estupefacientes, la decisión y regulación de su uso médico y tradicional, así como el uso del
cannabis, la resina del cannabis, extractos y nturas del cannabis con fines no médicos en los
países en que su uso era tradicional a 1961.

En este contexto, la publicación revisa el empleo lícito actual con fines medicinales del opio y sus
derivados, la hoja de coca y la marihuana respec vamente.

Alejandro Vassilaqui Castrillón


Director Ejecu vo - CEDRO
pág.

INTRODUCCIÓN 05

OPIO 07

OPIO, ORIGEN Y RECEPTORES 07

PRINCIPALES USOS MÉDICOS Y CLASIFICACIÓN DE LOS OPIOIDES 08

LA NECESIDAD DE USO DE ANALGESICOS OPIOIDES EN LA MEDICINA ACTUAL 10

HOJA DE COCA Y COCAÍNA 15

LA COCA, ORIGEN Y DERIVADOS 15

ASPECTOS HISTÓRICOS DEL USO DE LA HOJA DE COCA 15

USO MEDICINAL DE LA COCA 19

MARIHUANA 25

MARIHUANA MEDICINAL Y DERIVADOS 25

SUPUESTOS USOS POTENCIALES MEDICINALES BENÉFICOS DEL CANNABIS 26

IMPACTO DEL CONSUMO DE MARIHUANA EN LA SALUD MENTAL 34

MEDICAMENTOS COMERCIALES DERIVADOS DE LA MARIHUANA 35

REFERENCIAS 37
El 24 y 25 de Enero de 1961 se llevó a cabo una conferencia en la ciudad de Nueva York, Estados
Unidos, que preparó la versión final de un tratado internacional denominado Convención Única
de Estupefacientes de las Naciones Unidas. Este tratado fue firmado por 73 países el 30 de
marzo de 1961, y entro en vigor en diciembre de 1964. (Naciones Unidas 1972). Los obje vos de
la Convención fueron: 1) “limitar la producción de materias primas, codificar las convenciones
existentes en una única convención y 2) simplificar la estructura existente para la fiscalización de
estupefacientes”. La Convención también reconoce “que el uso médico de los estupefacientes
con nuará siendo indispensable para mi gar el dolor y que deben adoptarse las medidas
necesarias para garan zar la disponibilidad de estupefacientes con tal fin” (Bewley-Taylor,
2011).

La Convención estableció 4 listas de sustancias controladas. En la Lista 1 se incluyen el opio y sus


derivados, la marihuana y la hoja de coca, a las que aplican todas las medidas de fiscalización
contempladas por la Convención. Esta lista incluye sustancias consideradas especialmente
peligrosas por lo que se toman en cuenta sus caracterís cas nocivas, riesgo de uso indebido y
valor terapéu co extremadamente limitado. La Convención establece el obje vo explícito de
poner fin a todos los usos tradicionales y “casi médicos” de tres plantas, y establece plazos para
la finalización del uso de opio para fumar, el uso de la hoja de coca para “mas car” (coquear,
chacchar, acullicar) y el uso de la resina de cannabis y la hierba de cannabis para fumar y otros
usos en los países en desarrollo donde se cul va. Sin embargo mediante su ar culo 49 deja en
libertad a los países donde existe el uso tradicional de estos productos controlados, la decisión y
regulación de su uso médico y tradicional, así como el uso del cannabis, la resina del cannabis,
extractos y nturas del cannabis con fines no médicos en los países en que su uso era tradicional
a 1961. La Convención de 1961 se modificó por el Protocolo de 1972, en el aspecto referido a
reservas de los firmantes. (Naciones Unidas, 1972). Un ejemplo de las Listas de estupefacientes
some dos a fiscalización internacional preparada por la Junta Internacional de Fiscalización de
Estupefacientes fue publicada en 2015 (Naciones Unidas JIFE, 2015).

- 05 -
La Convención de 1961 modificada en 1972, regula el comercio y distribución de
estupefacientes en su ar culo 30.1. comercio y distribución, están some dos a licencia. Se
exceptúa parcialmente a personas debidamente autorizadas para ejercer funciones
terapéu cas o cien ficas.

El ar culo 30.2, impide la acumulación de can dades excesivas de estupefacientes por


comerciantes, distribuidores, personas autorizadas o el estado.

El ar culo 30.2.b.i, regula el uso médico de estupefacientes mediante la exigencia del uso de
receta médica para el suministro o despacho de los estupefacientes. La Dirección General de
Medicamentos, Insumos y Drogas del Ministerio de Salud del Perú (DIGEMID) ha reglamentado
el uso del registro para recetar estupefacientes, y el empleo de éstas de acuerdo a Ley. El
recetario es expendido por la DIGEMID-MINSA. Este requisito no se aplica necesariamente a los
estupefacientes que una persona pueda obtener, usar, entregar o administrar legalmente en el
ejercicio de sus funciones terapéu cas debidamente autorizadas.

En este trabajo, se revisa el empleo lícito actual con fines medicinales del opio y sus derivados, la
hoja de coca y la marihuana.

- 06 -
2.1. OPIO, ORIGEN Y RECEPTORES

El opio es el látex solidificado de la planta Papaver somniferum. Se trata de una sustancia


u lizada desde la an güedad para calmar el dolor. El cul vo de amapola de opio está
documentado desde hace más 5000 años (3400 ac) en Mesopotamia. En 1803 un químico
alemán W. Seturner, purificó el principal alcaloide del opio: la morfina, que ene un
potente efecto analgésico.

La producción, fabricación y comercialización de la morfina a nivel industrial se inició en


Alemania en 1827, por la empresa E. Merck & Company, de Darmstadt en Alemania. La
Heroína, fue descubierta por el químico Alder Wright en 1874, y fue sinte zada y
comercializada por la compañía Bayer en el año 1897.

Gulland y Robinson dilucidaron la estructura química de la morfina en el año 1925, dando


inicio a la producción posterior de dis ntas sustancias derivadas de la morfina. Los
receptores opioides se descubrieron en la década de los años setenta (Pert y Snyder,
1973), y luego Los estudios cien ficos revelaron la producción en nuestras neuronas del
sistema nervioso central, la producción de una amplia gama de pép dos que funcionan
como neurotransmisores (más de 40 a la fecha) (Hugues y col. 1975, Cox y col. 1975 y 1976
y Goldstein, 1979), ac vos sobre receptores opioides: mu, delta y kappa, abriendo un
amplísimo campo de desarrollo de la neurociencia contemporánea. El descubrimiento de
los antagonistas de las drogas opioides a nivel de receptores (Akyl y col. 1976) ha
cons tuido un avance en neurobiología, medicina y terapéu ca.

Actualmente se sabe que nuestro cerebro produce su propia versión de los opiáceos,
llamados pép dos opioides endógenos. Estas sustancias químicas actúan como los
opiáceos, adhiriéndose y ac vando a los receptores de opiáceos. El cuerpo controla el
dolor a través de los opioides endógenos. La relajación que se siente después de haber
hecho mucho esfuerzo sico, es probable que se deba a la liberación de estos pép dos
endógenos en el cerebro. (Nida, 2006; Vega, 2005 y Muriel, 2011).

- 07 -
Los receptores opioides forman parte de la familia de receptores acoplados a proteínas G
que señalizan segundos mensajeros, sus ligandos naturales son los opioides endógenos
(encefalinas, dinorfinas, endorfinas, endomorfinas y nocicep na, entre otros). Los
opioides exógenos también enen como blanco a estos receptores (Tortorici, 2011).

Estos receptores se encuentran tanto en el sistema nervioso central como en el periférico.


Para su designación se u lizan letras griegas, que en algunos casos se relacionan con el
agonista que sirve de referencia a cada clase (mu delta y kappa). La nueva nomenclatura
bioquímica los nombra MOR, DOR y KOR respec vamente. Algunos inves gadores han
planteado la existencia de un cuarto po de receptor opioide, conocido con el nombre de
receptor para Orfanina FQ (OFQ, ORL1). Su denominación se debe a que, al ser
caracterizado, se le consideró “huérfano (orphan)” de ligandos específicos tradicionales.
Su ligando endógeno recientemente descubierto es la nocicep na, un pép do de 17
aminoácidos, que ene algunas partes de su secuencia de aminoácidos parecida a la
dinorfina (Tortorici, 2011).

En la úl ma década del siglo pasado se clonaron los genes que codifican los receptores
mu, delta y Kappa. (Vega 2005 y Muriel 2011).

2.2 PRINCIPALES USOS MÉDICOS Y CLASIFICACIÓN DE LOS OPIOIDES

Los opioides enen su principal uso médico en la terapia del dolor, tratamiento de la tos, la
diarrea del adulto y como analgésico en la neuroleptoanestesia, una variante de anestesia
general endovenosa. (Vega, 2005).

Hay dos pos de opioides (Guerra de Hoyos y Reyes, 2011):

a) Endógenos: que son los opioides que produce el cuerpo humano de forma natural,
aunque existen varios pos, en conjunto son conocidos popularmente como
“endorfinas”.

b) Exógenos: son opioides que están presentes en la naturaleza, en algunas plantas, o se


producen de forma ar ficial en el laboratorio, como por ejemplo la Morfina, el
Tramadol, la Codeína, el Fentanilo, Heroína, Oximorfona. Meperidina, Pentazocina, y
Dextropopoxifeno.

Los opioides también se pueden clasificar según su composición química o según su


potencia analgésica:

a) Según su composición química (Buitrago, 2011) en:


Ÿ Fenantrenos (codeína, morfina, hidrocodona, oxicodona y oximorfona).
Ÿ Fenilhep laminas (metadona y propoxifeno).
Ÿ Fenilpiperidinas (alfentanil, fentanil, meperidina, sufentanil).
Ÿ Morfinas (levorfanol).

- 08 -
b) Según su potencia analgésica (Vallejo y Ruiz 2009) y Buitrago (2011):
Opioides débiles (también llamados opioides menores) y opioides potentes o fuertes
(también llamados opioides mayores). En el ámbito clínico se u liza esta
clasificación arbitraria que es ú l cuando se aplica el manejo escalonado del dolor
que ha sugerido la Organización Mundial de la salud (WHO, 1986). Los analgésicos
no opioides se emplean en el primer escalón, los opioides débiles en el segundo
escalón y los opioides potentes en el tercer escalón. (Vallejo y Ruiz, 2009). Los
criterios para la selección del opioide a u lizar incluyen un perfil de eficacia global y
de efectos adversos, inicio de acción, interacciones farmacológicas, potencial de
abuso, aspectos como costo y disponibilidad y, por supuesto, po (nocicep vo /
neuropá co, agudo/ crónico) y severidad del dolor.

Vallejo y Ruiz (2009) describen estos analgésicos opioides en el manejo del dolor
según la escalera del dolor de la OMS:

Ÿ Los “opioides débiles” o analgésicos del segundo paso de la escalera de la OMS


Incluyen a la Codeína, Dextropropoxifeno, Tramadol, Nalbufina, se prescriben en
dosis bajas para el alivio del dolor moderado y en dosis plenas cuando el dolor es
más severo. El Dextropropoxifeno que estaba incluido en este grupo está en vías
de re ro en varios países debido a la ocurrencia de severos efectos adversos.
Ÿ Los “opioides potentes o fuertes” o analgésicos del tercer paso de la escalera de la
OMS, incluyen a los siete opioides más frecuentemente u lizados para el manejo
del dolor severo: Morfina, Hidromorfona, Metadona, Oxicodona, Buprenorfina,
Fentanilo y Pe dina

c) Funcional o Mecanicista. Clasificación relevante en la clínica, que se basa en la acción


que enen estos fármacos sobre los receptores opioides.

Ÿ Agonistas puros: enen afinidad y ac vidad intrínseca máxima sobre los


receptores mu. Incluyen a la morfina, oxicodona, meperidina, metadona, fentanil
y sus derivados.

Ÿ Agonistas parciales: ac vidad intrínseca leve sobre los receptores mu, que
provoca un efecto techo o limitado en su acción analgésica. Pueden actuar como
antagonistas si se administran simultáneamente con un agonista puro. Podrían
incluso interferir con el sistema endógeno de la analgesia. Este grupo incluye a la
buprenorfina.

Ÿ Agonistas-Antagonistas mixtos: Opioides capaces de actuar como agonistas sobre


un receptor kappa y antagonistas sobre otro po (mu). Actualmente su uso está en
controversia, por cuanto pueden contrarrestar el efecto analgésico inducido por
agonistas puros o por el del sistema endógeno de analgesia. Este grupo incluye a la
Pentazocina, el Butorfanol y la Nalbufina.

- 09 -
Ÿ Antagonistas puros: enen afinidad por los receptores, pero carecen de ac vidad
intrínseca, por lo que impiden la unión de un agonista a su receptor. Los
antagonistas más conocidos y u lizados son la Naloxona y Naltrexona.
Recientemente se han desarrollado otros 2 medicamentos antagonistas opioides
periféricos, la Me lnaltrexona (derivado me lado de la naltrexona) y Alvimopan
un antagonista muy selec vo de los receptores periféricos que bloquean las
acciones periféricas de los opioides principalmente a nivel gastrointes nal sin
afectar la analgesia a nivel central (Buitrago, 2011).

2.3 LA NECESIDAD DE USO DE ANALGESICOS OPIOIDES EN LA MEDICINA ACTUAL

Scholten y Finney (2011), sos enen que “con excepción de pocos países industrializados,
el acceso a muchos medicamentos fiscalizados con base en los tratados internacionales es
deficiente en todo el mundo y el cumplimiento de la octava meta de los obje vos de
desarrollo del milenio”, asimismo los medicamentos fiscalizados se usan en la terapia del
dolor moderado o intenso, dependencia a los opioides y complicaciones obstétricas.

Los opioides se consideran fármacos elementales indispensables en el manejo del dolor


agudo postoperatorio moderado a severo y debieran siempre conformar parte del
tratamiento de los pacientes post-operados. Asimismo, se consideran los analgésicos
elementales en el tratamiento de la mayoría de las en dades con dolor crónico
oncológico y no oncológico (Whizar-Lugo 2013).

En la Tabla 1 se listan los medicamentos opioides de uso frecuente en nuestro medio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calculado que alrededor de 5.000 millones


de personas viven en países que carecen de medicamentos fiscalizados y donde el acceso
a ellos es deficiente y no enen posibilidad de recibir tratamiento para el dolor moderado
o severo. (Scholten y Finney, 2011). Por ello, en países donde el consumo es inadecuado,
cada año decenas de millones de pacientes padecen dolor, entre las que se incluyen:

Ÿ Un millón de personas con infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana


(VIH) y SIDA en fase terminal.

Ÿ 5.5 millones de pacientes con cáncer avanzado.

Ÿ Cerca de un millón de pacientes que padecen lesiones causadas por accidentes y


actos de violencia.

Ÿ Pacientes con enfermedades crónicas.

Ÿ Pacientes post quirúrgicos.

Ÿ Mujeres en etapa de parto (110 millones de nacimientos cada año).

Ÿ Pacientes pediátricos

- 10 -
TABLA 1: OPIODES DE USO FRECUENTE

OPIOIDE Presentaciones

Tabletas 10, 15 y 30 mg
MORFINA
Inyectable 50 mg/2 ml, 200 mg/20 ml, 2.5 mg/2.5 ml y 10 mg/10 ml

Tabletas 5 y 10 mg
METADONA
Tabletas dispersables 40 mg
Tabletas 5 mg (con paracetamol 325 mg)
OXICODONA
Tabletas liberación prolongada 10, 20 y 30 mg

Tabletas 2 y 4 mg
HIDROMORFONA
Tabletas liberación prolongada 8 y 16 mg

Tabletas 50 mg (con paracetamol 50 mg)


CODEÍNA Tabletas 50 mg (con diclofenaco 50 mg)

Cápsulas 65 mg
DEXTROPROPOXIFENO Cápsulas65 mg (con paracetamol 500 mg)
Tabletas sublinguales 0.2 mg

Inyectable 0.3 mg
Transdérmica 20 y 30 mg (52.5 µg/h)
BUPRENORFINA Cápsulas 25 y 50 mg
Liberación lenta 50, 100, 150 y 200 mg
50 mg (con ketorolaco 30 mg) Tramadol

37.5 mg (con paracetamol 325 mg)


50 mg (con gabapen na 300 mg)
TRAMADOL
Inyectable 50 y 100 mg
Gotas 100 mg/ml

NALBUFINA Inyectable 10 mg/ml

Inyectable 0.5 mg/ml


FENTANILO Transdérmico 25, 50, 75 y 100 µg/h

SUFENTANILO Inyectable 25 µg/ml

Fuente: Whizar-Lugo VM, Granados M, De Lille FR, Gómez-Gutiérrez C, Zepeda-Mendoza A.


Alternativas de analgesia: interacciones entre fármacos y receptores. Actas Perú Anestesiol.
2013;21(1):27-42

- 11 -
Uno de los principales usos de los opioides fuertes es el dolor oncológico. Sin embargo, se ha
detectado existe un importante desconocimiento de los médicos residentes de las pautas
analgésicas de la OMS y del uso de la morfina, tal como ocurre en muchos países (Piriz y col.
2004).

Adicionalmente se u lizan opioides también en Pediatría donde se emplean el Tramadol y la


Codeína, Morfina, Oxicodona, Hidromorfona y Meperidina y Metadona. (Florez 2009), y en el
paciente adulto mayor (Geriatría), los opioides empleados incluyen a la Codeína,
Buprenorfina, Fentanilo, Morfina, Meperidina, Oxicodona y Tramadol (Salazar, 2009).

Ryan y col. (2011) han listado las acciones y responsabilidades de los médicos autorizados,
farmacéu cos y otros profesionales de salud autorizados (incluyendo enfermeras
especializadas en algunos países),quienes deben prescribir, dispensar y administrar los
opioides al paciente dónde y cuándo lo necesite, incluyendo sus hogares. Ryan y col (2011)
consideran que estos profesionales deben:

Ÿ “Evaluar y manejar el dolor, lo cual incluye op mizar el alivio y minimizar los efectos
secundarios y los riesgos relacionados con el uso de medicamentos fiscalizados.”
Ÿ “Reconocer que la dosis “correcta” para un paciente es la dosis que alivia el dolor de ese
individuo en par cular. No hay una dosis correcta común a todos los pacientes. Las dosis
pueden incrementarse hasta que el paciente experimente alivio del dolor o efectos
secundarios inaceptables.”
Ÿ “Prescribir y dispensar medicamentos fiscalizados de acuerdo a las normas y leyes
vigentes.”
Ÿ “Reconocer y evitar el uso de opioides para propósitos no médicos e ilegales.”
Ÿ “Reconocer que en la medida que progresa la enfermedad, los pacientes pueden requerir
incrementos en la can dad de medicación para aliviar el dolor, lo cual puede ser
confundido con síndrome de dependencia.”
Ÿ Proporcionar información a los pacientes y a sus familias acerca del uso de los
medicamentos opioides.
Ÿ Manejar reservas y registros de acuerdo a los requerimientos legales.
Ÿ Iden ficar los hospitales y farmacias autorizadas para vender y dispensar opioides,
localizadas en la misma área que habita el paciente y ofrecer esa información a los
pacientes y sus familiares.

El uso de opiáceos para tratar el dolor está rodeado de una serie de ac tudes, creencias y
mitos que limitan su empleo en clínica. Estas limitaciones afectan al personal de salud
(médicos, pacientes) asi como al resto de la sociedad. Las principales limitaciones incluyen: a)
barreras socioculturales acerca de la adecuación y uso apropiado; b) aspectos legales, y c)
insuficientes conocimientos. Todo ello conlleva un tratamiento inadecuado del dolor
relacionado con miedos, creencias y ac tudes, tanto de médicos como de pacientes. Una de
las consecuencias frecuentes es la procras nación, la acción de postergar ac vidades o
situaciones que uno debe atender, por otras situaciones más irrelevantes, que afecta a
pacientes en tratamiento crónico y terminales (Aguilar y col. 2009)

- 12 -
Una mención especial merece el uso de analgésicos en forma crónica en pacientes en
situación terminal, usualmente aquejados de gran dolor. Un aspecto importante
corresponde al manejo de ideas erróneas en la comunidad como: convierten a las
personas en adictas, pierden su eficacia con el empo, lo toman las personas con cáncer u
otras enfermedades en los úl mos momentos de su vida, provocan deterioro sico y
pérdida de capacidad cogni va o acortan el empo de vida. Estas expresiones han sido
reba das por Guerra de Hoyos y Reyes (2011).

2.3.1 OPIOIDES PRESCRITOS POR MÉDICOS Y SU POTENCIAL DE ABUSO

Los analgésicos opioides son medicamentos controlados por la Ley, requieren de receta
de Ley emi da por un médico registrado en el Ministerio de Salud del Perú (DIGEMID)
para poder emi r dichas recetas que incluyen los opioides. El control se realiza a fin de dar
cumplimiento a las disposiciones legales vigentes en el país, y la reglamentación
internacional suscrita por el Perú. Estos medicamentos derivados del Opio, ac vos
principalmente sobre los receptores opioide mu, son eficaces analgésicos sin embargo,
enen un potencial de adicción importante en quienes los u lizan.

El uso abusivo de la medicación de prescripción ene 3 grupos farmacológicos


principales: los opioides, los sedantes y los es mulantes. Las drogas para el dolor más
abusadas en los Estados Unidos de Norteamérica, incluyen los siguientes medicamentos
opioides (Departamento de Salud Estado de Nueva York 2013):

Ÿ Hidrocodona (Vicodin®)5
Ÿ Oxicodona (Oxycon n®)
Ÿ Oximorfona (Opana®)
Ÿ Hidromorfona (Dilaudid®)
Ÿ Meperidina (Demerol®)
Ÿ Difenoxilato (Lomo l®)
Ÿ Codeína (Codeina)
Ÿ Fentanil (Fentanest®)
Ÿ Morfina (Duramorph®)
Ÿ Opio y cualquier otro
Ÿ medicamento con efectos similares a la morfina

En Estados Unidos, los medicamentos opioides son la segunda droga de abuso más
común después de la marihuana. El abuso de medicamentos opioides se define como el
uso de un medicamento opioide por razones que no son aquellas por las cuales se ha
recetado (por ejemplo, para drogarse) o en forma dis nta a la que se ha recetado (por
ejemplo, en dosis más altas). Los factores de riesgo incluyen Juventud (<45 años),
antecedentes personales de abuso de sustancias, enfermedades mental o problemas
legales, y antecedentes familiares de abuso de sustancias (Alford y Livingston 2013).

5 Nombres comerciales registrados en los Estados Unidos de Norteamérica.

- 13 -
3.1 LA COCA, ORIGEN Y DERIVADOS

La coca es un arbusto que crece espontáneamente en los Andes peruano y boliviano pero es
cul vada en diferentes países como: Chile, Argen na, Colombia, India, Indonesia y Camerún.
(Zavaleta, 2009).

La coca y sus implicancias han representado para muchos intelectuales, especialistas


médicos, farmacéu cos, industriales, polí cos un tema controversial. La obtención del
alcaloide cocaína para fines ilícitos ha traído consigo una epidemia de consumidores y adictos
a la pasta básica de cocaína, el clorhidrato de cocaína y crack, generándose un comercio ilícito
de nivel mundial que oprime a nuestros campesinos cocaleros que se empobrecen cada vez
más, contamina a nuestra juventud y crea violencia social.

La hoja de coca con ene 14 alcaloides: un grupo de derivados de la tropinona principalmente


del núcleo ecgonina (cocaína -Me l benzoil ecgonina- , Cinnamoylcocaina, Benzoylecgonina,
Methylecgonina, Pseudotropina, alfa- y beta-Truxillina, Benzoyltropina, Tropacocaina) y
derivados del Pirrol (Hygrina y Cuscohygrina) y Nico na. La cocaína y los alcaloides derivados
del pirrol son hepatotóxicos. Las alfa y beta Truxillinas, son potentes agentes cardiotóxicos
(Novak y col. 1984).

3.2 ASPECTOS HISTÓRICOS DEL USO DE LA HOJA DE COCA

El uso de la hoja de coca se ha evidenciado desde hace varios miles de años en la región
andina, exis endo registros de su uso ritual y mágico religioso desde el pre-cerámico en Perú y
Chile, donde se ha encontrado hojas de coca en tumbas como producto de ofrenda.

Existen varias leyendas en relación a la coca en el incanato que fueron recogidas por cronistas
españoles en el siglo XVI. Ruiz de Navamuel remi ó un informe a Francisco de Toledo (1571)
que refiere a la leyenda de la mama coca y la coca mama.

En el imperio incaico, se cul vaba la planta de la coca en diferentes localidades, bajo el control
de la nobleza. Los curacas acopiaban la hoja de coca y la entregaban al Inca y su nobleza
quienes la u lizaban para fines principalmente rituales y religiosos. En el incanato se u lizó
como sistema económico el trueque.

- 15 -
Wilson y col. (2013), mencionan el hallazgo de momias de jóvenes acllas y niños incas
enterrados a grandes al tudes en la cúspide de montañas congeladas como los volcanes
cercanos a la ciudad de Arequipa (Sillustani) y en otras zonas del imperio incaico,
correspondientes a sacrificios ha dado mucho que hablar. El En un reporte publicado en
PNAS en Julio de 2013 presenta los resultados de análisis químicos del pelo de una joven
inca sacrificada en el volcán Lullaillaco en Argen na, que ha demostrado la presencia de
benzoilecgonina (metabolito de la cocaína) y cocae leno (metabolito presente cuando
hay consumo simultaneo de coca y alcohol) han permi do demostrar dichos consumos en
los 3 meses previos al sacrificio. Este hallazgo ha reiniciado la controversia del uso de estos
agentes en la preparación del sacrificio inca de los niños (Wilson, y col. 2013).

Luego de la llegada de los españoles al Perú en 1531 ocurre el período de la conquista del
imperio incaico, la imposición de la dominación económica, polí ca y militar del imperio, y
la posterior aparición del Virreynato del Perú. En los primeros 30 años de la colonia, se
man ene el trueque al no haber emisión de moneda metálica en la región conquistada. El
modelo económico implantado es la encomienda. El rey español, dueño absoluto de los
territorios de la corona española, encargaba (encomendaba) a un súbdito español, un
área definida de terreno con las plantas, minerales e indígenas – no considerados seres
humanos sino animales en la época sobre los que se tenía pleno dominio -, con el fin de
que este encargado administrara e hiciera producir el área encomendada. A cambio el
encomendero debía pagar un tributo al rey denominado Quinto Real (impuesto). Castro
de la Mata (2003) ha descrito lo siguiente sobre aquella época: ““Los cronistas españoles
describieron que los indios colocaban la hoja dentro de la boca haciendo un bolo que
“mas caban” y posteriormente botaban cambiándolo por otro. Pronto describen que
esta planta disminuía el cansancio y el hambre. Hoy conocemos a esta prác ca como
coqueo o acullico” (Castro de la Mata, 2003).

Puesto que en los primeros 30 años en que no exis a moneda metálica en el Perú, los
españoles se vieron obligados a pagar servicios haciendo trueque de productos y pagando
en parte con hoja de coca. Las primeras monedas se acuñaron en el año 1568, sin embargo
los encomenderos con nuaron pagando una parte de los servicios con hojas de coca, lo
que lleva a la expansión de los cul vos de la planta de coca en el virreinato del Perú.
(Castro de la Mata, 2003).

El sistema virreinal colonial de explotación y trabajos forzados de los indígenas redujo


grandemente la población indígena, se es ma que de una población de alrededor de 10
millones de indígenas al comienzo de la colonia, la población disminuyo en 300 años a
alrededor de 1 millón de habitantes indígenas al inicio de la república. La hoja de coca se
convir ó en un producto para la dominación del indígena por el conquistador español. El
chacchado de coca (coqueo) se hizo la regla entre los indígenas alto andinos por el efecto
an fa gante de la cocaína. El uso ritual de la hoja de coca se mantuvo durante la colonia.

- 16 -
Durante la república, los pobladores de las regiones alto andinas peruanas y bolivianas
han con nuado el uso tradicional y folclórico del coqueo o acullico, el empleo ritual (pago
a la erra o apu) y el uso como elemento socializante (intercambio de hojas de coca en las
reuniones comunales o familiares).

El descubrimiento y aislamiento del principal alcaloide de la hoja de coca, la cocaína fue


realizado por A. Nieman y F. Wahler en 1860. Posteriormente en el siglo XIX se u lizó como
anestésico local, especialmente en el tratamiento de heridos de las guerras,
principalmente como sus tuto de la morfina. El uso de la cocaína en medicina trajo
consigo la aparición de severa toxicomanía. También se u lizaba la hoja de coca y cocaína
combinada con alcohol en diferentes productos. El más conocido fue el Vino Mariani.
Estas aplicaciones produjeron mul tud de toxicómanos, por lo que la cocaína fue
incorporada en la lista de drogas prohibidas en USA en el Acta de Alimentos y Drogas Puras
de 1906. Con esta Acta también se crea en los a la Food and Drug Agency de los Estados
Unidos de Norteamérica.

fue creada en 1885 por John Pemberton en la farmacia Jacobs de la ciudad de Atlanta,
Georgia. Pemberton intentó crear un remedio mezclando de hojas de coca y semillas de
cola. Este remdio comenzó a comercializarse como una medicina que aliviaba el dolor de
cabeza y las naúseas; luego fue vendida en su farmacia como un remedio que calmaba la
sed, a 5 centavos el vaso. Robinson le puso el nombre de Coca-Cola, y con su caligra a
diseñó el logo po actual de la marca. Los derechos fueron adquiridos por Asa Candler,
quien crea la empresa Coca-Cola Company. La Coca-Cola® se vendía como un tónico que
contenía extractos de hoja de coca (cocaína) y de cola (cafeína). En la misma época, en las
úl mas décadas del 1800 y comienzos del 1900, las bebidas alcohólicas (vinos) que
contenían extractos de coca fueron muy populares. Incluso el vino Mariani se hizo famoso
pues el papa de la época hizo un comentario muy favorable sobre esta bebida. Con el acta
de alimentos y drogas aprobada en los Estados Unidos en 1906, la Coca Cola se ve obligada
a re rar los alcaloides de la hoja de coca, manteniendo el extracto de hoja de coca (sin
cocaína) en su composición (para no perder la patente), incrementando la cafeína. La
bebida Coca-Cola es actualmente la bebida gaseosa más vendida a nivel mundial y ya no
con ene cocaína. Los vinos con coca declinan hasta desaparecer del mercado.

Se reconoce históricamente que en el Perú ha exis do una relación estrecha entre el


hombre andino, el trabajo y la hoja de coca. “Las culturas andinas han empleado la hoja de
coca atribuyéndole propiedades mágicas y reconociendo su capacidad para mi gar el
hambre, el frío y el cansancio sico en las jornadas de trabajo en el campo y las minas”
(Cedro, 2012).

Por otro lado, la hoja de coca ha sido y sigue siendo empleada en la medicina folklórica
peruana y boliviana. Esta situación ha generado en el Perú una permanente demanda
interna por hoja de coca para usos folklóricos o medicinales, que algunos denominan

- 17 -
“coca legal”. Sin embargo, con el pasar de los años además de la demanda legal coexiste
una demanda por hoja de coca para la elaboración ilícita de drogas cocaínicas, en manos
de la fuerza del narcotráfico. Hoy la demanda ilegal sobrepasa largamente a la demanda
histórica de la coca legal (Cedro, 2012).

Hoy en día, la hoja de coca es u lizada en forma tradicional por el indígena andino
peruano y boliviano en la forma de chacchado o acullico (coqueo), principalmente por sus
efectos an fa gantes y reductores temporales leves del ape to. En el coqueo se coloca
una bola de hojas de coca entre los dientes y la mucosa del carrillo, la que mezclada con
saliva permite la salida de la cocaína (Castro de la Mata, 2006). En menor proporción es
u lizada en forma de infusión de hoja entera o como infusión de hoja seca picada en
bolsitas filtrantes (mate de coca). En los úl mos 25 años se ha iniciado una corriente
principalmente con fines comerciales en la que afirman supuestas propiedades
“nutricionales” o ”alimen cias” de un producto al que denominan “harina de coca”,
proponiendo que los seres humanos coman (ingieran) el polvo de la hoja seca micro
pulverizado.

En la Tabla 2 se aprecia los principales usos actuales de la hoja de coca y sus derivados:

TABLA 2: PRINCIPALES USOS DE HOJA DE COCA Y DERIVADOS

a) Uso tradicional de la hoja de coca.


a.1 Chacchado/ acullico.
a.2 Uso mágico, mí co religioso.
a.3 Uso medicinal tradicional.
a.4 Uso social de intercambio o relacionamiento en el mundo andino.

b)Uso no tradicional:
b.1 Uso legal
b.1.1 Uso industrial farmacéu co (purificación de cocaína para uso
farmacéu co como anestésico local).
b.1.2 Uso medicinal (anestésico local, cocaína).
b..1.3 Uso semi industrial : preparación de bebidas a base de coca.
b.1.4 Uso semi industrial: preparación de mate filtrante de coca /
combinaciones con otras hojas.
b..1.5 Uso “alimen cio”: polvo de hoja de coca (“harina” de coca). Otros
productos como pan, caramelos, tortas.
b.1.6 Uso de coca combinada con alcohol (coca sawer, vino de coca,
macerados alcohólicos de coca).
b.2. Uso ilegal.
b.2.1 Producción de drogas cocaínicas
b.2.2 Consumo abusivo de drogas cocaínicas (PBC, clorhidrato, crack).

Ref: Zavaleta A. El impacto del narcotráfico en la salud pública: Coca y derivados cocaínicos. En: El mapa
del narcotráfico en el Perú. p: 59-81. Lima: Instituto de Estudios Internacionales (IDEI), Pontificia
Universidad católica del Perú, 2009

- 18 -
3.3 USO MEDICINAL DE LA COCA

El uso medicinal como anestésico local de la cocaína aún se man ene en la medicina
occidental, con una clara tendencia hacia su reducción (Brunton, 2012). Es ahora un
medicamento legalmente controlado, cuyo uso es regulado en el Perú por la Dirección
General de Medicamentos, Insumos y Drogas (DIGEMID-MINSA) y se requiere receta de
ley para su obtención y administración (Zavaleta y col. 2008). La aparición de nuevos y más
potentes anestésicos locales como la Procaína, la Lidocaína, y sus derivados
Cloroprocaina, Cinchocaina, Mepivacaina, Bupivacaina, E docaina y Ar caina los que
carecen de acción adic va, han relegado grandemente el uso de la cocaína inyectable a
nivel mundial. (Brunton 2012, Ruestsch, 2016).

La Cocaína Hidrocloruro para uso como anestésico local se aplica en ciertas áreas del
cuerpo: nariz, boca o laringe previa a la cirugía local. (Mayo Clinic 2016). Se puede
administrar por medio de un aplicador de algodón, spray, packs o ins lado dentro de una
cavidad. (h p://www.medicinenet.com/cocaine_hydrochloride-topical/page2.htm). Se
presenta en solución tópica de Cocaína Hidrocloruro al 4% y 10% y pasta producida por los
fabricantes Cody Laboratories, Inc., USA, y Lanne Co, USA. La dosis en solución no debe
exceder de 1mg/kg.

3.3.1. USOS MEDICINALES TRADICIONALES DE LA HOJA DE COCA

Rospigliosi (2004 y 2005) analizó los resultados de la Encuesta sobre el uso


tradicional de la hoja de coca en el Perú, precisando que sobre una población de
cerca de 2 millones de peruanos que consumen hoja de coca en alguna de sus
formas, solo 1 millón la consumen regularmente, el otro millón son consumidores
eventuales. Solo el 0.2% de los consumidores habituales chacchan por uso
medicinal, mientras que el 13.4% de los consumidores eventuales chacchan por
uso medicinal. El 40% de los chacchadores son analfabetos. La mayoría del 60%
restante no terminó sus estudios escolares. Más del 50% de los chacchadores de
hoja de coca no desearían que sus hijos consumieran hoja de coca.

En el Perú las poblaciones de na vos que consumen hoja de coca en forma


tradicional (Coqueo o acullico) son aquellos que preferentemente viven a más de
2500 metros de altura, donde se conjugan factores como la inclemencia climá ca,
la altura, el frío y la hipoxia, así como dietas poco apropiadas ricas en
carbohidratos y pobres en proteínas animales, y micronutrientes como el zinc
(indispensable para el crecimiento ver cal), el hierro (indispensable para la
formación de hemoglobina) y el Yodo (requerido para el normal funcionamiento
de la glándula roides y la producción de hormonas. Existe una relación inversa
entre la altura y la producción de alimentos. La realización de trabajos de minería
a grandes alturas crea mayores exigencias de oxigenación y alimentación no
siempre provistas apropiadamente (Zavaleta y col. 2008).

- 19 -
Soberón (2008), citando un libro publicado por la Corporación Editora Chirre
(2006), ha listado los efectos medicinales de la hoja de coca, aludiendo a un
insigne médico peruano de la época de la independencia don Hipólito Unanue
(1755-1833), lista las enfermedades que son “curadas” por la hoja de coca, las que
hemos clasificado como: propiedades medicinales con sustento experimental o
clínico y propiedades medicinales carentes de sustento experimental o clínico:

a) Propiedades medicinales con sustento experimental o clínico:


Ÿ Se u liza para contrarrestar el cansancio cerebral (es mulante).
Ÿ Se u liza en el tratamiento de mal de altura (soroche).
Ÿ La acción de los taninos (sustancia astringente) que con enen elementos
para cicatrizar como protección an sép ca.
Ÿ Es es mulante nervioso y “energizante”.
Ÿ Anorexógeno, que quita la sensación del hambre.

b) Propiedades medicinales carentes de sustento experimental o clínico:


Ÿ Se u liza para fortalecer los huesos quebrados.
Ÿ Se u liza para calmar los dolores reumá cos, luxaciones y fracturas.
Ÿ Se u liza para comba r el mal estar estomacal – an diarreico.
Ÿ Se u liza para comba r el malestar estomacal (cólicos).
Ÿ Se u liza en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares.
Ÿ Se u liza en gárgaras para aliviar el dolor de garganta y la ronquera.
Ÿ Se u liza en forma de emplastos por su acción analgésica en heridas y
quemaduras.
Ÿ La hoja combinada con otras plantas también se usa en tratamiento para el
asma, la fiebre, la pulmonía, el reuma smo y los cólicos.
Ÿ Es an nflamatorio y an tusígeno.
Ÿ Controla la osteoporosis, osteoartrosis.
Ÿ Controla el colesterol, triglicéridos.
Ÿ Controla la diabetes.
Ÿ Controla la hipertensión.
Ÿ Controla la caries dental.
Ÿ Aumenta la sexualidad – afrodisíaco.
Ÿ Adelgazante, permite bajar el exceso de peso.
Ÿ Alucinógeno – que produce alucinaciones.
Ÿ Anestésico, que priva la sensibilidad.
Ÿ Controla las condiciones dolorosas y espasmódicas de todo el sistema
gastrointes nal.

Los estudios de varias generaciones de médicos que estudiaron los efectos de la


coca en el hombre peruano, han demostrado los efectos es mulantes del sistema
nervioso central, an fa gante, anorexígeno, los efectos periféricos sobre el
corazón y los vasos sanguíneos, además del efecto anestésico local ya conocido
desde el siglo 19 (Castro de la Mata 2003). Ninguno de los reportes de los médicos
peruanos publicados entre 1930 y 1990 ha sido reba do cien ficamente hasta la
fecha.

- 20 -
El efecto an fa gante de la hoja de coca en la altura descrito por inves gadores
peruanos y bolivianos, se debe a la cocaína, un alcaloide es mulante del sistema
nervioso central. (Castro de la Mata 2003). Este es el principal uso del coqueo en la
actualidad. Los estudios recientes en relación al uso tradicional de la coca
muestran que esta no se emplea con nuamente, sino que se usa asociada a
principalmente a las labores del trabajo en la altura (Rospigliosi 2004 y 2005, INEI-
DEVIDA, 2015).

La coca es ineficaz como una droga para bajar de peso; El efecto, anorexigeno
(reductor del ape to) de la coca es producido por la cocaína presente en la coca es
un efecto de corta duración no mayor de 2 horas; pasado el efecto de la cocaína, el
ape to vuelve a la normalidad y el consumidor ingiere sus alimentos incluso con
mayor ape to que antes (Castro de la Mata, 2003). Un dato adicional para la
reflexión: En las comunidades andinas y rurales del Perú no se da hoja de coca a
los niños. Se u liza la coca después de los 14 años cuando el adolescente se
incorpora al trabajo (Rospigliosi, 2005 y INEI-DEVIDA 2015).

Carter y Mamani (1980), manifestaron que la coca actúa en la “estabilización de


los niveles de glucosa en la sangre entre las poblaciones que dependen en gran
medida de los carbohidrato” y que, por lo tanto “alivia –y no exacerba– las
carencias alimen cias” derivadas de la falta de recursos agrarios, monetarios o
ambientales. Presentaron para ello curvas de tolerancia a la glucosa. Hoy
conocemos que la cocaína produce un aumento de las concentraciones de
catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) y de las hormonas contra
reguladoras, con lo que se altera el metabolismo de los hidratos de carbono
(Argente y col. 2008 y Warner y col. 1998). Como consecuencia, se reduce la
secreción de insulina, aumenta la producción de glucagón, la glucogenólisis y la
neoglucogénesis hepá ca, y además se produce una ac vación de la lipólisis en el
músculo esquelé co y un empeoramiento del uso periférico de glucosa (Warner y
col. 1998). La estabilización o regulación de la glucosa sanguínea por la hoja de
coca y su alcaloide cocaína no es tal.

En el ámbito del uso tradicional de la hoja de coca con fines medicinales, se ha


propuesto los siguientes usos: mal de altura, anestesia local, analgesia, artri s,
cefalea, asma, diarrea, diges vo y an depresivo.

Una creencia y uso popular muy difundido en la zona alto andina de Perú y Bolivia,
es el uso de la hoja de coca en forma de mate (infusión) para aliviar el mal de altura
agudo (Soroche). Hoy se conoce que la hoja de coca no ene acción preven va ni
terapéu ca del síndrome del mal de montaña agudo. La cocaína enmascara la
sintomatología del mal de altura (soroche).

- 21 -
La hoja de coca empleado como anestésico local en la medicina tradicional andina
peruana para tratar la inflamación en cavidad oral o como enjuague bucal, tópico
en dolor de muelas, tópico en faringi s o inflamaciones cutáneas, o quemaduras
de segundo grado, ene el inconveniente de que la concentración de cocaína en la
hoja es menor de 1%, y el efecto anestésico local se observa a concentraciones
mayores del 4%, por lo que resulta ineficaz en la clínica. Por otro lado, la hoja de
coca carece de efecto an inflamatorio.

En los úl mos años se ha planteado el empleo de la hoja de coca en forma de mate


(infusión) en agua, para tratar la adicción a la cocaína, como un agente empleado
en “terapia de reducción de daños” ha sido considerada por los especialistas
como una curiosidad. Desde el punto de vista farmacológico se le administra la
misma cocaína al paciente por la vía oral (menor potencia adic va), pero no se
cambia la droga ac va por otra droga menos ac va que actúe en los mismos
receptores para la cocaína (Llosa 2010). Los resultados hasta ahora son solo
anecdó cos sin evidencia de eficacia., pues no existe un receptor especifico como
si sucede en el caso de los analgésicos opioides, donde se reemplaza un opioide
potente por otro menos potente en su acción sobre el receptor mu.

Recientemente se planteó el uso de hoja de coca como coagulante local en


odontología. La hoja de coca con ene taninos, los que aplicados a heridas
dentales sangrantes aceleran la coagulación y disminuyen el sangrado local. La
hoja de coca con ene cocaína, un anestésico local con propiedad
vasoconstrictora potente, que constriñe los vasos sanguíneos y disminuye el
sangrado. Sin embargo, su absorción limita su uso médico.

La hoja de coca con ene cocaína, la que es absorbida en la vía gastrointes nal. La
u lización para el dolor cólico de la altura podría atribuirse a la cocaína, droga que
bloquea la recaptación de aminas en la sinapsis adrenérgica, y puede producir
relajación del músculo liso intes nal. Sin embargo, la absorción y los efectos de la
cocaína limitan su uso frente a an colinérgicos muy baratos y de amplia
efec vidad y difusión comercial.

En relación a los usos no comprobados cien ficamente se encuentran:

Ÿ Efecto an diarreico: La hoja de coca carece de efec vidad comprobada en la


diarrea aguda bacteriana o toxigénica

Ÿ Diges vo: (mate diges vo). Se refieren a un término vago que sugiere mejoras
en la diges ón de los alimentos. La hoja de coca no facilita la diges ón de los
alimentos grasos ni proteicos.

Ÿ Dolor de Cabeza: La hoja de coca no disminuye el dolor de cabeza (cefalea), la


que es producida por vasodilatación de arterias cerebrales. Por el contrario,

- 22 -
la cocaína aumenta la presión arterial y ende a aumentar la presión
intracerebral y producir accidentes cerebro-vasculares.

Ÿ Depresión Moderada: La hoja de coca no posee acción an depresiva. La


cocaína bloquea la bomba de aminas, y produce un efecto inicial es mulante
del sistema nervioso central. Sin embargo su uso a largo plazo es opacado por
la dependencia, caracterizada por depresión y angus a

Ÿ Neuralgia (dolor neurogénico): La hoja de coca no posee acción analgésica


sistémica (calmar el dolor a distancia).

Ÿ Reuma smo (dolor reumá co): La hoja de coca no posee acción analgésica
sistémica (calmar el dolor a distancia), y tampoco posee ac vidad an -
inflamatoria.

Ÿ Osteoporosis en la mujer postmenopáusica: Esta u lidad propuesta se basa en


los supuestos elevados contenidos de Calcio, presentes en la hoja (Duke, Aulik
y Plowman, 1975). Sin embargo estos resultados sobre el alto contenido de
calcio en la hoja de coca fueron desvirtuados en un estudio reciente de Penny y
col. (2009). La ingesta de hoja de coca (harina de coca) con este fin medicinal ha
sido desvirtuada por cuanto no solo se requiere de calcio, sino de la u lización
Vitamina D y hormonas como la calcitonina, y fijadores de calcio al hueso
(Alendronato), para obtener eficacia clínica en el manejo de la osteoporosis.
Por ello la simple administración de calcio de la hoja de coca no permite tratar
la osteoporosis del ser humano.

- 23 -
4.1 MARIHUANA MEDICINAL Y DERIVADOS
El término "marihuana medicinal" se usa generalmente para referirse a toda la planta de
marihuana sin procesar o a sus extractos crudos, que no son reconocidos o aprobados
como medicina por las ins tuciones regulatorias de medicamentos (Ej: Administración de
Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos - FDA, por sus siglas en inglés- o la
DIGEMID –MINSA en el Perú). (NIDA 2014). En la figura 1 se muestra la Línea de empo del
uso del cannabis y los avances cien ficos. Una amplia revisión sobre la historia del
Cannabis como medicina ha sido reportada por Zuardi (2006) y Mackoy y Joy (2001).

Registro
arqueológico Uso del Hachis en Ley de impuesto
del cañamo Uso religioso sobre la marihuana
el mundo Arabe
en la India
Mundo occidental Uso médico
Uso médico Uso médico en conoce de la legalizado en
en China Grecia y Roma bioactividad California y Arizona

8000 A.C. 2700 A.C. 2000 A.C. 1 - 25 D.C. 1000 D.C. 1850´s 1937 1996

DEL MUNDO ANTIGUO AL PRESENTE


O´Shaughnessy conduce Extracto comercial
experimentos médicos de marihuana se Acta de sustancias
con marihuana vende en U.S.A. controladas U.S.A.
Comisión de Ley de impuestos Investigación de
drogas Indias sobre la marihuana Cannabinoides

1830s 1893-1894 1930s 1937 1970 1986-presente

INVESTIGACIÓN Y LEGISLACIÓN DEL CANNABIS EN LOS ÚLTIMOS 200 AÑOS


CB1 Receptor
Primer antagonista Knock-out
Inhibición clonado SR141716A en ratones
Adenylyl Unión al THC y
Anandamida Marihuana
cyclasa receptor Descubrimiento enfermedad
de alto
Descubrimiento Acoplamiento Receptor CB2 de la contenido psiquiátrica:
9 -THC a proteínas G mapeado clonado abstinencia de THC (Epigenética)

1964 1984 1986 1988 1990 1992 1993 1994 1995 1998 2000 2010

LA INVESTIGACIÓN DEL CANNABIS EN LA ERA MODERNA

Figura 1. Línea de tiempo del uso de Cannabis y avances científicos. (Modificado de Mackoy y Joy 2001).

- 25 -
Bostwick (2012) revisó en las fronteras veladas entre la terapéu ca y la polí ca de la
marihuana medicinal. Afirma que “como el uso recreacional sigue siendo endémico en los
Estados Unidos y el uso médico del humo de Cannabis florece, se hace cada vez más claro
que los dos no son diferentes el uno del otro, con implicaciones médicamente tanto para
usuarios conocedores como para los ingenuos. Aun cuando los defensores de la
legalización de la marihuana afirman que es una sustancia inofensiva natural que mejora
la calidad de vida, un conjunto creciente de pruebas une a un número pequeño pero
significa vo de usuarios aficionados y la inducción o provocación de psicosis”.

En la experiencia médica de urgencias y en la consulta psiquiátrica, no es infrecuente en la


actualidad el desarrollo de cuadros psicó cos severos en consumidores iniciales o
con nuadores de marihuana fumada recreacional. Se ha postulado que el THC (Delta 9
Tetrahidrocannabinol ) es un agente capaz de ac var epigené camente a genes de
enfermedades psiquiátricas mayores como la esquizofrenia paranoide o la depresión
mayor y las crisis de pánico. Este riesgo ocurriría tanto en los consumidores recreacionales
y también en los consumidores de marihuana con fines medicinales.

En la Tabla 3 se listan los supuestos usos potenciales benéficos del Cannabis. De todos
ellos, solamente 3 han sido confirmados por la medicina basada en evidencias:

Ÿ Dolor (crónico y neuropá co) (THC)


Ÿ Esclerosis múl ple (espas cidad)
Ÿ Vómitos por quimioterapia

De allí que el uso de la planta de Cannabis atrae notoriedad y controversia. El uso del Delta
9 Tetrahidrocannabinol (THC) aislado químicamente en forma pura y conver do en
preparado farmacéu co se ha planteado como úl mo recurso (heroico) para
enfermedades en las que los recursos médicos y farmacológicos han fallado: náuseas y
vómitos intratables con quimioterapia para el cáncer, o anorexia en pacientes con SIDA. El
que el THC contenido en la planta es la misma sustancia u lizada para uso recreacional o
abuso (adicción) cons tuye un grave problema para su uso, debido a que ene los mismos
efectos y riesgos para la salud. (Bostwick, 2012).

4.2. SUPUESTOS USOS POTENCIALES MEDICINALES BENÉFICOS DEL CANNABIS

Muchos jóvenes al conocer que se ha autorizado el uso medicinal y/o recrea vo de


marihuana en algunos estados de los estados Unidos piensan que el consumo de
marihuana se puede u lizar para “curar” enfermedades incrementando el riesgo en la
percepción de que el uso de la marihuana es seguro y que no produce daño al consumidor,
lo que incrementa los riesgos para su salud, entre los cuales se cuentan elevado riesgo de
sufrir enfermedades psiquiátricas (depresión, ansiedad y esquizofrenia entre aquellos
que consumen regularmente marihuana), además de los ya conocidos efectos asociados a
la dependencia (Van Gerpen y Col. 2015, Gordon y col. 2013).

- 26 -
TABLA 3. SUPUESTOS USOS POTENCIALES MEDICINALES
BENÉFICOS DEL CANNABIS (SEGÚN, GREYDANUS Y COL. 2013)

USO POTENCIAL MEDICINAL


Ÿ An inflamatorio – artri s reumatoide.
Ÿ Beneficio en arterosclerosis.
Ÿ Bloqueo de la memoria nega va en el desorden de estrés postraumá co.
Ÿ Diarrea (enfermedad de Crohn).
Ÿ Distonía.
Ÿ Dolor (crónico y neuropá co).
Ÿ Epilepsia.
Ÿ Esclerosis múl ple (espas cidad).
Ÿ Glaucoma.
Ÿ Mejora del ape to en pacientes con Sida.
Ÿ Reducción del tamaño del infarto cerebral.
Ÿ Tratamiento adyuvante en cáncer de próstata.
Ÿ Tratamiento enfermedad de Hun ngton.
Ÿ Vómitos por quimioterapia.

4.2.1. ¿EL THC ES UNA MEDICINA? COMENTARIOS ACERCA DE SU USO COMPASIVO


COMO ANALGÉSICO HEROICO EN DOLOR CRÓNICO INTRATABLE

El Delta 9 tetrahidrocannabinol (THC) es una molécula del grupo de los alcoholes


que se encuentra en la hoja de la marihuana. Este es el principio ac vo de la
marihuana y el responsable de sus efectos adic vos. Cuando una persona fuma
hojas de marihuana, o ingiere (come) productos que se han preparado a base de
hoja de marihuana (ej: kekes de marihuana), el THC ingresa al organismo y
produce sus efectos en el sistema nervioso central y otros órganos. El THC actúa
sobre los receptores cannabinoides o receptores para la Anandamida. El consumo
usual de marihuana ocasiona entre otros efectos el riesgo de dependencia a la
marihuana.

El THC posee un efecto analgésico débil. En medicina existen múl ples


enfermedades que se asocian a dolor crónico severo en el cual los médicos
emplean diferentes medicamentos cada vez más potentes para calmar el dolor,
entre ellos los medicamentos narcó cos (Ej: opioides). Uno de los ejemplos es el
dolor que acompaña muchos casos de cáncer metastásico terminal. En estos
casos los médicos emplean medicamentos antálgicos potentes dentro de lo que
se conoce como manejo palia vo del dolor. Con frecuencia el dolor no calma y ya
no se cuenta con otros medicamentos específicos para atacar este problema.

Es en estos casos en que los médicos recurren a otras sustancias que poseen
escaso poder analgésico como una medida heroica o compasiva. El THC se

- 27 -
encuentra en esta lista de productos. En este caso el THC extraído de la hoja de
marihuana mediante procesos químicos, es formulado por un farmacéu co
autorizado, colocado en frascos y con una receta médica y seguimiento médico se
administra a pacientes para el tratamiento del dolor severo en una enfermedad
crónica usualmente incurable. Este uso está autorizado en algunos Estados de los
Estados Unidos de Norte América, Canadá, España y otros países europeos.
(Chang y col. 2015).

4.2.2 LA MARIHUANA FUMADA NO SE USA COMO MEDICINA

Es evidente a la luz del conocimiento cien fico y medico actual, que existen
riesgos para la salud en el uso recrea vo y medicinal del Cannabis. La idea del uso
recrea vo o medicinal de la marihuana trae consigo la idea de que su uso es
seguro y que no produce daños al consumidor lo que incrementa los riesgos para
su salud, por ejemplo elevado riesgo de sufrir enfermedades psiquiátricas
(depresión, ansiedad y esquizofrenia entre aquellos que consumen regularmente
marihuana), además de los ya conocidos efectos asociados a la dependencia. (Van
Gerpen y col. 2015 y Gordon y col. 2013).

La principal restricción al uso recrea vo y medicinal, es que el uso de la marihuana


no es gratuito, pues provoca una amplia gama de efectos tóxicos reconocidos en la
literatura médica entre los que se citan:

Ÿ Cáncer (principalmente del pulmón).


Ÿ Trastornos reproduc vos (hombres y mujeres).
Ÿ Trastornos inmunológicos (Deficiencia de Células T).
Ÿ Trastornos respiratorios.
Ÿ Trastornos de la esfera mental, conductual y memoria.

A con nuación revisaremos brevemente algunos tópicos controversiales del


empleo de la marihuana medicinal y sus derivados comerciales.

4.2.3. USO DE DERIVADOS CANNABINOIDES EN LA PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE


NÁUSEAS Y VÓMITOS POST QUIMIOTERAPIA DEL CÁNCER

En la quimioterapia por cáncer, las náuseas y vómitos son de frecuente


presentación. Hasta principios de los años 80, no se contaba con medicamentos
efec vos y seguros para el tratamiento de este problema. Por ello en 1985, la FDA
de los estados unidos aprobó el empleo de dos derivados cannabinoides
medicamentos: El Dronabinol y la Nabilone para las náuseas y vómitos post
quimioterapia de cáncer que no respondían a otros tratamientos an nauseosos y
an emé cos. A comienzos de los 90s, se introdujeron en medicina los
medicamentos antagonistas del receptor de serotonina 5HT3. En la actualidad

- 28 -
estos medicamentos son los fármacos de elección para prevenir y tratar las
náuseas y vómitos post quimioterapia, por su mayor seguridad y eficacia. Hoy en
día ya no se recomienda el uso del Dronabinol ni la Nabilona como primera
elección para el control de náuseas y vómitos post quimioterapia y tampoco se
recomienda el empleo de la marihuana entera. La planta de marihuana no está
considerada en las guías prác cas clínicas en Oncología (NCCN Guidelines) para
an emesis (contra los vómitos) (Torado, 2012).

4.2.4. APLICACIONES EN MEDICINA DE DERIVADOS CANNABINOIDES NATURALES Y


SINTÉTICOS

En la hoja de marihuana acompañan al THC alrededor de otros 60 derivados


alcohólicos denominados en grupo como Cannabinoides. De ellos se han
propuesto numerosas acciones potenciales en los úl mos 30 años.

El estudio cien fico de los compuestos químicos ac vos de la marihuana,


llamados cannabinoides, ha conducido al desarrollo de dos medicamentos ya
aprobados por la FDA, y al desarrollo de nuevos fármacos que aprovechan los
beneficios terapéu cos de los cannabinoides y reducen al mínimo o eliminan los
efectos secundarios nocivos (incluido el efecto narcó co) producidos al ingerir o
fumar hojas de marihuana (Nida, 2014).

a) USO DE DERIVADOS SINTÉTICOS DE MARIHUANA EN NAUSEAS POST


QUIMIOTERAPIA DEL CÁNCER

Dos de los cannabinoides aislados de la marihuana han llegado al mercado


farmacéu co en Estados Unidos y Europa: El Dronabinol y la Nabilona. Ambos
fueron u lizados a par r de 1985, fecha en que fueron aprobados por la FDA de
los estados Unidos, para el tratamiento de las náuseas y vómitos post
quimioterapia de cáncer. Estos actúan en receptor CB1 e interactúan en aéreas
serotoninergicas cerebrales, siendo efec vos para reducir náuseas y vómitos post
quimioterapia, sin embargo su uso está limitado por la presencia de efectos
adversos psiquiátricos, por lo que no todos los pacientes pueden u lizarlos. Hoy
en día los antagonistas de receptores de serotonina 5HT3 como el Ondasetron
que son más seguros y eficaces, y están libres de los efectos adversos psiquiátricos
del dronabinol lo han desplazado en su uso. (Parker y col. 2011).

Tramer y Col. (2001) revisaron el uso comparado de derivados cannabinoides por


vía oral versus an emé co convencional o placebo:

Ÿ Nabilona via oral(16 estudios).


Ÿ Dronabinol vía oral (13 estudios).
Ÿ Levonantradol intramuscular (1 estudio).

- 29 -
Ÿ Como controles se emplearon
Ÿ Placebo (10 estudios)
Ÿ Proclorperazina (12 estudios)
Ÿ Metoclopramida (4 estudios)
Ÿ Domperidona (2 estudios)

Tramer y Col. (2001) concluyeron que la Nabilona oral y el Dronabinol oral o


intramuscular son superiores a la terapia convencional an emé ca en
quimioterapia, sin embargo los efectos colaterales (algunos potencialmente
benéficos y otros potencialmente peligrosos) son comunes con los
cannabinoides. Se sugirió realizar estudios para iden ficar los pacientes
receptores de quimioterapia que mayormente se podrían beneficiar con el uso
an emé co de los cannabinoides e iden ficar aquellos con mayores riesgos de
sufrir eventos adversos neuropsiquiátricos

b) USO DE CANNABINOIDES SINTÉTICOS EN LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE

Los resultados de inves gaciones experimentales y clínicas realizadas en los


úl mos 20 años, sugieren ventajas en el uso de medicamentos obtenidos a par r
de marihuana y derivados sinté cos para el tratamiento de la espas cidad de la
esclerosis múl ple, aunque estos compuestos no curan la enfermedad. Los
ensayos clínicos, con cannabinoides sinté cos y derivados de plantas han
obtenido resultados clínicos alentadores para el tratamiento de la espas cidad,
disfunción neuropá ca de la vejiga y dolor. El Nabiximol, una mezcla 1 a 1 de delta
9 tetrahidrocanabinol (THC) y un extracto de cannabidiol fue licenciada en el
Reino Unido en 2010, otros países europeos y Canadá. La Federación Europea de
Sociedades Neurológicas recomienda que el Cannabis sea usado sólo como un
segundo o tercer tratamiento de línea en el dolor neuropá co central (Podda y
Constan nescu, 2012).

Lakhansande y col. (2009) revisaron estudios controlados que comparen el


empleo de extractos de planta de marihuana (Con enen Delta 9 THC y
cannabidiol) contra placebo. Evalúan seis estudios doble ciego (n=820 pacientes).
En cinco de los estudios se encontró disminución de la espas cidad, pero no
mejora del tono muscular, con mejora en la mo lidad de pacientes con esclerosis
múl ple. Un estudio mostró mejora del tono muscular. Estos autores concluyen
que existe evidencia que los extractos combinados de Delta 9 THC y cannabidiol
pueden proveer beneficio terapéu co para los síntomas de espas cidad de los
pacientes con esclerosis múl ple.

Dentro de la corriente pro-legalizadora de la marihuana, uno de los argumentos


principales ha sido el empleo de la marihuana medicinal para el tratamiento de la
epilepsia refractaria al tratamiento, principalmente en niños, y el empleo del
aceite conteniendo un cannabinoide: Cannabidiol (Dravet, CBD).

- 30 -
c) EL USO DEL ACEITE DE MARIHUANA EN EL TRATAMIENTO DE CONVULSIONES EN
NIÑOS

El aceite de marihuana se ob ene de los cogollos de las plantas de marihuana


Cannabis sa va mediante procesos de extracción con solvente orgánico seguido
de calentamiento y adición de agua. Muchos consumidores lo diferencian del
aceite extraído de las semillas de marihuana al que denominan cáñamo. El THC
componente adic vo es extraído con solventes orgánicos, y numerosos
cannabinoides quedan en el aceite, entre ellos el Cannabidiol (CBD), que es el
mayor componente no psicoac vo de la marihuana (Cannabis sa va).

Sin embargo, a pesar de las diferentes inicia vas legalizadoras desarrolladas en


algunos estados de los Estados Unidos con componentes principalmente polí cos
y comerciales, los inves gadores Gloss y Vickery realizaron un exhaus vo estudio
buscando la evidencia del empleo del CBD en el tratamiento de la epilepsia y
concluyeron que la información disponible es de pobre calidad, y que los datos
disponibles son insuficientes para llegar a ninguna conclusión sobre la eficacia y/o
seguridad a largo plazo del CBD en el tratamiento de la epilepsia. Aun cuando la
marihuana mostro tener efectos an epilép cos en animales, sin embargo no se
conoce la efec vidad en la epilepsia de humanos. Se evaluaron 4 estudios clínicos
controlados (n=48 pacientes), quienes usaron Cannabidiol y no se obtuvieron
resultados concluyentes sobre la eficacia del uso de CBD en el tratamiento de
pacientes con epilepsia. Las dosis entre 200 y 300 mg de cannabidiol se mostraron
seguras para el pequeño número de pacientes estudiados (Gloss y Vickrey, 2012).

La difusión periodís ca de un estudio publicado por Porter y Jacobson (2013) en la


revista Lancet Neurology, ha generado gran expecta va en la población
norteamericana acerca del uso del Cannabidiol (CBD) en el tratamiento de las
convulsiones infan les resistentes al tratamiento y en la epilepsia en general.
Estos inves gadores de la Universidad de Stanford u lizaron una página de
Facebook mediante la que convocaron a familiares de niños con convulsiones
resistentes al tratamiento convencional que u lizaron marihuana enriquecida
con CBD en sus familiares, a llenar una encuesta On Line de 24 preguntas acerca
de los efectos de esta sustancia sobre las convulsiones de sus niños. Se reportaron
19 casos de uso de CBD, 13 de los pacientes tuvieron Síndrome de Dravet
(epilepsia mioclónica grave de la infancia o síndrome polimórfico, mutación del
Gen SCN1A que afecta al canal de sodio), 4 Síndrome de Doose (Epilepsia
mioclónica asiá ca) y 1 síndrome de Lennox-Gastaut, 1 tuvo epilepsia idiopá ca.
12 de 19 casos (84%) reportaron reducción de las crisis convulsivas, 2 no
mostraron convulsiones, y 8 reportaron más del 80% de reducción de las
convulsiones (Porter y Jacobson, 2013).

- 31 -
La empresa GW Pharmaceu cals, ha preparado un producto (Epidiolex, aceite de
CBD) que aún no ha sido aprobado por la FDA. Se ha realizado un estudio de Fase II
con 214 pacientes pediátricos que indica “CBD podría reducir la frecuencia de
convulsiones y podría tener un adecuado perfil de seguridad en niños y jóvenes
con epilepsia resistente al tratamiento” (Devinsky y col, 2016)

La Sociedad Americana de Epilepsia (carta a congresista 11/03/2016, Michael


Privitera MD) no respalda propuestas legisla vas en Pensilvania donde se
pretende pasar una ley que permita el uso del aceite de CBD (incluso artesanal)
para el tratamiento de las convulsiones en niños. Se indica que no existe evidencia
cien fica suficiente que garan ce la seguridad y la eficacia del CBD en el
tratamiento de las convulsiones en niños. Se informó además que en Colorado, la
FDA ha encontrado numerosos productos artesanales “ricos en CBD” que carecen
de contenido de CBD.

d) LOS CANNABINOIDES Y LA MARIHUANA FUMADA NO SE USAN PARA TRATAR EL


CÁNCER

El cáncer corresponde a la degeneración maligna de uno o más pos de células


del cuerpo, que se acompaña de una alteración del ciclo reproduc vo celular y
otros cambios en las células. Por ello, existen múl ples variedades de cáncer
diferentes, cons tuyendo cada una de ellas, una variedad de enfermedad
diferente, que requiere un tratamiento especializado muchas veces específico.

Frecuentemente se ha publicitado en medios de difusión masiva la aparición de


uno o más agentes promisorios para el tratamiento del cáncer, y entre ellos
algunas moléculas aisladas de la marihuana. Hasta la fecha, se conoce que la hoja
de marihuana fumada o ingerida no es efec va para el tratamiento de ningún
cáncer por lo que no se usa como an cancerígeno

Se ha publicitado ampliamente la potencialidad del uso de derivados


cannabinoides en el tratamiento del cáncer y se ha realizado una amplia variedad
de estudios cien ficos en la búsqueda de derivados cannabinoides efec vos para
el tratamiento del cáncer. Los estudios principalmente en células tumorales en
cul vo de diversos cánceres, han mostrado resultados de todo po: unos aceleran
el desarrollo de estas células tumorales, otros las retrasan en unos y aceleran en
otros. Ello ha dado lugar a un número grande de publicaciones cuyos resultados
son inciertos y contradictorios. En la actualidad no se cuenta con ningún derivado
cannabinoide que haya sido aprobado para su uso en humanos en ningún po de
cáncer.

- 32 -
Cridge y col. (2013) han efectuado una revisión de la información cien fica
disponible acerca de este tema, y reportan que:

Ÿ Los mecanismos son poco claros y no permiten su uso en humanos.

Ÿ Pueden u lizarse algunos en el cuidado palia vo del dolor, náuseas, vómitos,


ape to en pacientes con cáncer

Ÿ Las propiedades an tumorogénicas: Delta 9 THC, Anandamida y cannabidiol.


Los resultados son incongruentes, y variables en diferentes células tumorales
los que parecieran deberse a diferencias en la presencia de receptores en los
diferentes pos de tumores in vitro. (glioma, mama, próstata, endotelio,
hígado y pulmón).

Ÿ Delta 9 THC: efecto prolifera vo y an prolifera vo en células de cáncer de


mama in vitro, y estudios in vivo en ratones

Ÿ Actualmente ni la hoja fumada, ni los derivados sinté cos se u lizan


actualmente como an cancerígenos.

e) MARIHUANA Y TRATAMIENTO DE LA DEMENCIA

La demencia es una condición común crónica que principalmente afecta más a las
personas de la tercera edad. Esta enfermedad se caracteriza por una disminución
progresiva en la capacidad cognosci va (conocimientos) y funcional. En el Perú en
las úl mas décadas viene ocurriendo un cambio en los grupos etáreos
poblacionales, incrementándose progresivamente la población de personas
mayores de 70 años.

Esta condición incapacitante trae consigo una carga significa va al individuo y sus
trabajadores sociales, así como una carga financiera grande (Lowin, 2001). Ambos
factores conducen a la necesidad de iden ficar intervenciones eficaces
terapéu cas.

Algunos estudios han mostrado que algunos cannabinoides podrían tener efectos
sobre la regulación de algunos efectos neurodegenera vos cerebrales y por tanto
influenciar en los mecanismos regulatorios de la demencia. Esta es una hipótesis
interesante. Krishnan y Col. (2009), realizaron una revisión sistemá ca de la
evidencia disponible acerca del uso de los cannabinoides derivados de la hoja de
marihuana en demencia. Hasta ahora solo existe un estudio controlado pequeño
con muestra aleatoria sin resultados concluyentes. Krishan y Col. (2009)
concluyeron que no existe prueba de que los cannabinoides son eficaces en el
tratamiento de la demencia, el alzheimer (demencia senil) o de otros síntomas de
demencia.

- 33 -
f) EL USO DE MARIHUANA EN EL TRATAMIENTO DEL SÍNDROME DE TOURETTE (TICS)

El síndrome de Toure e es un trastorno neurológico caracterizado por


movimientos repe vos, estereo pados e involuntarios y la emisión de sonidos
vocales llamados cs. Esta es una enfermedad rara y de escasa ocurrencia en la
población peruana. Acompañan a los cs la falta de atención con hiperac vidad e
impulsividad y dificultades relacionadas con la lectura, escritura y aritmé ca y
trastorno obsesivo compulsivo.

Durante la década de los 90s se postuló que el empleo de los cannabinoides


par cularmente el tetrahidrocannabinol (Delta 9THC), principio ac vo de la
marihuana pudiera ser efec vo en el control de los cs de esta enfermedad. Los
estudios de revisión recientes de la literatura médica no encontraron evidencia
cien fica que soporte el empleo del THC en el tratamiento de los cs o el
fenómeno obsesivo compulsivo del síndrome de Toure e (Cur s y col. 2009).

g) LA MARIHUANA FUMADA NO ES EFECTIVA PARA BAJAR DE PESO

Muniyappa y Col. (2013) han demostrado que el fumado crónico de marihuana se


asocia con acumulo graso (adiposidad) en las vísceras, con resistencia sular a la
insulina, pero no causa diabetes. (No hay asociación con hígado graso,
disminución de la sensibilidad a la insulina o función alterada de las células beta
del páncreas o intolerancia a la glucosa). Estos resultados sugieren que fumar
marihuana no contribuye a la disminución de peso del fumador, por el contrario
favorece la obesidad.

4.3. IMPACTO DEL CONSUMO DE MARIHUANA EN LA SALUD MENTAL

Existe evidencia cien fica que sos ene que el consumo frecuente de marihuana
predispone a la dependencia cannábica. Varios estudios (Arias y Ramos, 2008; Jiménez y
col. 2006; Arendt y col. 2005; Barnes y col. 2006, entre otros) sos enen que los factores
gené cos pueden ser más importantes que los ambientales. Un indicador conocido en la
clínica de las conductas adic vas, como el referido a la marihuana, es la aparición del
síndrome de abs nencia luego de la interrupción del consumo. El cuadro clínico
comprende ansiedad generalizada, irritabilidad, tensión, angus a, trastornos de sueño y
del ape to, estos rasgos están mediados por agonistas endógenos y receptores
cannabinoides cerebrales específicos. (NIDA 2013)

El consumo de marihuana, no necesariamente de po adic vo, puede generar episodios


psicó cos agudos, aunque el brote al parecer no llega a modificar el campo de la
conciencia, lo cual la hace incompa ble con la psicosis propiamente dicha. Actualmente
Al presente se viene inves gando el desarrollo de la psicosis permanente por acción
exclusiva de la marihuana, pues la complejidad del consumo de la droga no permite
determinar si la marihuana es detonante, agravante, acompañante o una forma de
automedicación de una patología mental subyacente.

- 34 -
El consumo de dosis elevadas dentro de patrones de uso recurrente conduce a la apa a,
desgano, pasividad e indiferencia, estado que se ha definido como síndrome
amo vacional. Al respecto, las evidencias neuropsicológicas, morfológicas y funcionales,
describen detalladamente las alteraciones descritas.

Por otro lado, el consumo precoz y repe do de marihuana en púberes y adolescentes


gené camente predispuesto, si podría estar relacionado con esquizofrenias, cuyo primer
episodio suele aparecer tras el primer año de consumo; en ellos se presentan más
síntomas posi vos y menos nega vos, responden peor a los an psicó cos y
experimentan más recaídas en los siguientes años que los esquizofrénicos no
consumidores. El estado se podría deber a que en los esquizofrénicos se origina una
alteración del sistema cannabinoide endógeno similar a la generada por la intoxicación
por marihuana en sujetos sanos.(XXX)

4.4. MEDICAMENTOS COMERCIALES DERIVADOS DE LA MARIHUANA

En Holanda, la Oficina de Cannabis Medicinal se encarga de la supervisión de la


producción de hierba de Cannabis de grado farmacéu co. Diferentes cepas de Cannabis
son cul vados bajo estrictas condiciones y control de calidad. Con estas acciones se
produce Cannabis con variaciones, pero con can dades definidas de THC y cannabidiol. La
cannabis producida es distribuida a través de farmacias y es soportada por información al
paciente (Murnion, 2015).

Ÿ Dronabinol (Marinol). Aprobado por la FDA como medicamento en 1985. Fabricante:


Unimed Pharmaceu cals Inc. Es un THC sinté co, y una droga de prescripción
(Schedule 3, DEA). Sus aplicaciones incluyen el tratamiento de náuseas y vómitos post
quimioterapia, pérdida del ape to en SIDA. Su costo aproximado de tratamiento es de
US$ 200 a US# 800/mes.

Ÿ Nabilona (Cesamet). Aprobado por la FDA como medicamento en 1985. Fabricante:


Valeant Pharmaceu cals Interna onal. Es una droga de prescripción (Schedule 2,
DEA). Sus aplicaciones incluyen el tratamiento de náuseas y vómitos post
quimioterapia con muchos efectos colaterales y adversos. El costo del tratamiento es
de US$ 20/capsula x 1 mg. Costo anual US$ 4000.

Ÿ Nabiximols [Delta 9 Tetrahidrocannabinol 2.7mg / Cannabidiol 2.5 mg] (Sa vex).


Medicamento aprobado por Canadá en 2006 con condiciones y en Inglaterra y otros
países europeos en 2010. Fabricante: Bayer Company. Es una droga de prescripción
(Schedule 2, DEA). Sus aplicaciones incluyen el uso del inhalador (8
pulverizaciones/día) en síndrome de vejiga hiperac va, y esclerosis múl ple. El costo
del tratamiento: 1 vial /10 días US$ 124.95, o U$ 375 mensual.

- 35 -
1) Aguilar JL, Peláez R, Esteve N, Fernández S. Limitaciones en el uso de opiáceos mayores en
dolor crónico no oncológico: ¿“errare humanum est” o procras nación médica?. Rev Soc Esp
Dolor. 2009;16(1):4-6

2) Akil H, Mayer DJ, Liebeskind JC. Antagonism of s mula on-produced analgesia by naloxone, a
narco c antagonist. Science 191 (1976) 961-962.

3) Alford DP, Livingston EH. Abuso de medicamentos opioides. JAMA, 2013, 309 (19): 2055

4) Argente CR; Civera AM; Real CJT; Mar nez-Hervás S; Ascaso JF; Carmena R. Hiperglucemia
secundaria a consumo de cocaína y an psicó cos a picos. Endocrinol Nutr. 2008;55(8):372-6.

5) Árias, F. y Ramos, J. (2008). Aspectos psiquiátricos del consumo de cannabis: Casos clínicos.
Red madrileña de inves gación sobre cannabis. Observatorio de Drogodependencias.

6) Arendt, M.; Rosenberg, R.; Foldager, L.; Perto, G.; Munk-Jorgensen, P. (2005). Cannabis-
induced psychosis and subsequent schizophrenia-spectrum disorders: follow-up study of 535
incident cases. Br J Psychiatry; 187:510-5.

7) Bewley-Taylor D, Jelsma M. Cincuenta años de la Convención Única de 1961 sobre


Estupefacientes: una relectura crí ca. 2011. TNI. Serie reforma legisla va en materia de
drogas No. 12: 1-20 Se encuentra en URL: h ps://www.tni.org/files/download/dlr12s.pdf

8) Bonilla P, De Lima L, Díaz P, León M, González M. (Editores). Uso de Opioides en tratamiento


del dolor. Manual para La noamérica. Caracas: Gráficas Lauki, 2011. URL:
h p://cuidadospalia vos.org/uploads/2012/11/ManualOpioides.pdf

9) Bostwick J. Blurred Boundaries: The therapeu cs and poli cs of medical marijuana. Mayo
Clinics procceedings. 2012; 87 (2): 172-186.

10) Brunton L, Lazo J, Parker L, Editores. Goodman & Gilman. Las bases farmacológicas de la
terapéu ca. 12ava Ed, México: Mc-Graw Hill Interamericana , 2012.

- 37 -
11) Buitrago R, Losada M, Aponte G, Rivero E, Blanco. Farmacología de los opioides En: Bonilla P,
De Lima L, Díaz P, León M, González M. (Editores). Uso de Opioides en tratamiento del dolor.
Manual para La noamérica. Caracas: Gráficas Lauki, 2011. URL:
h p://cuidadospalia vos.org/uploads/2012/11/ManualOpioides.pdf

12) Castro de la mata R. Inventario de la coca. Lima: Academia Nacional de Historia – Cedro. 2003.

13) Castro R, Zavaleta A. La hoja de coca en la alimentación. Lima: CEDRO. 2006. Se encuentra en
URL: h p://www.cedro.org.pe/ebooks/hojacocaalimentacion.pdf

14) CEDRO. El problema de las drogas en el Perú. Lima: CEDRO, 2012.

15) Chang KL, Fillingim R, Hurley RW, Schmidt S.Chronic pain management: legal and licensure
issues. FP Essent. 2015 May;432:39-42.

16) Corporación Editora Chirre. La coca: Manual de la divina planta de los Incas. Lima: Corporación
Editora Chirre. 2006.

17) Cox BM, Gentleman S, Su TP, Goldstein A. Further characteriza on of morphine-like pep des
(endorphins) from pituitary. Brain Res. 1976;115: 285-296.

18) Cox BM, Opheim KE, Teschemacher H, Goldstein A. A pep de-like substance from pituitary
that acts like morphine. 2. Purifica on and proper es. Life Sci. 1975; 16: 1777-1782.

19) Cridge B, Rosengren R. Cri cal apprisal of the potencial use of cannabinoids in cancer
management. Cancer Management and Research. 2013; 5: 301-313.

20) Cur s A, Clarke CE, Rickards HE. Cannabinoids for Toure e's Syndrome. Cochrane Database of
Systema c Reviews 2009, Issue 4. Art. No.: CD006565. DOI:
10.1002/14651858.CD006565.pub2.

21) Departamento de Salud del Estado de Nueva York y la Oficina del NYS de Servicios contra el
alcoholismo y el abuso de sustancias. Uso incorrecto de medicamentos con receta médica. Un
p r o b l e m a d e l h o g a r. 2 0 1 3 . E n c a r t e d e d i f u s i ó n . U R L :
h ps://www.health.ny.gov/publica ons/1093.pdf

22) Devinsky O, Marsh E, Friedman D, Thiele E, Laux L, Sullivan J, Miller I, Flamini R, Wilfong A,
Filloux F, Wong M, Tilton N, Bruno P, Bluvstein J, Hedlung J, Kamens R, Maclean J, Nangia S,
Shak Shinghai N, Wilson C, Patel A, Cilio M. Cannabidiol in pa ents with treatment-resistant
epilepsy: an open-label interven onal trial. The Lancet Neurology. 2016, 15 (3): 270-8.

23) Duke JA, Auklik D, Plowman T. Nutricional Value of Coca. Botanical Museum Leaflets, Harvard
University 24(6):113-119,1975.

24) Fitzgerald KT1, Bronstein AC, Newquist KL. Marijuana poisoning. Top Companion Anim Med.
2013 Feb;28(1):8-12. doi: 10.1053/j.tcam.2013.03.004.

- 38 -
25) Florez SP. Opioides en niños. Págs.: 19-36. EN: Asociación Colombiana para el Estudio del
Dolor (Ed). Opioides en la prác ca médica. Bogotá: ACED, 2009.

26) Gloss D, Vickrey B. Cannabinoids for epilepsy. Cochrane Database Syst Rev. 2012;6:CD009270.

27) Goldsmith RS, Targino MC, Fanciullo GJ, Mar n DW, Hartenbaum NP, White JM, Franklin P.
Medical marijuana in the workplace: challenges and management op ons for occupa onal
physicians. J Occup Environ Med. 2015 May;57(5):518-25.

28) Goldstein A, Tachibana S, Lowney LI, Hunkapiller M, Hood L. Dynorphin- (1-13), an


extraordinarily potent opioid pep de. Proc. Natl. Acad. Sci. USA. 1979; 76: 6666-6670.

29) Gordon AJ, Conley JW, Gordon JM. Medical consequences of marijuana use: a review of current
literature. Curr Psychiatry Rep. 2013 Dec;15(12):419. doi: 10.1007/s11920-013-0419-7

30) Greydanus DE, Hawver WK, Greydanus MM, Merrick J. Marijuana Current concepts. Fron ers
in Public Health. 2013; 1 (ar cle 42): 1-15. doi: 1-.3389/pubh.2013.00042

31) Guerra de Hoyos JA, Reyes SA. Guía de información sobre uso seguro de opioides en pacientes
en situación terminal. Sevilla: Consejería de Salud, 2012.

32) Hughes J, Smith TW, Kosterlitz HW, Fothergill LA, Morgan BA, Morris HR. Iden fica on of two
related pentapep des from the brain with potent opiate agonist ac vity. Nature. 1975, 258:
577-580.

33) INEI. Análisis de los resultados de la Encuesta de Hogares sobre Demanda de la Hoja de
Coca 2013. Lima: INEI, 2015. URL:
h ps://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1286/

34) Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes. Lista de Estupefacientes some dos


a fiscalización internacional. Lista Amarilla. Anexo a los formularios A,B y C. 54ava Edición,
diciembre de 2015. Se encuentra en URL: h ps://www.incb.org/documents/Narco c-
Drugs/Yellow_List/54_edi on/YL-54th_edi on_V1508678-SP.pdf

35) Krishnan S, Cairns R, Howard R. Cannabinoids for the treatment of demen a. Cochrane
Database of Systema c Reviews 2009, Issue 2. Art. No.: CD007204. DOI:
10.1002/14651858.CD007204.pub2

36) Lakhansande SE, Rowland M. Whole plant cannabis extracts in the treatment of spas city
in mul ple sclerosis: a systema c review. BMC Neurology 2009; 9: 59. Biblioteca Cochrane
BVS.

37) Llosa LM, Llosa T. Brief review of oral cocaine for the treatment of cocaine dependence.
New York: Juan Gutemberg-Editors EIRL. 2010. Se encuentra en URL:
h p://www.encod.org/info/IMG/pdf/Oral_coca_en_pdf.pdf

- 39 -
38) Mack A, Joy J. Chapter 2. Can Marijuana Help?. IN: Mack A, Joy J. Marijuana As Medicine? The
Science Beyond the Controversy. Washington: Na onal Academy of Sciences. Ins tute of
Medicine. 2001. URL: h p://www.nap.edu/read/9586/chapter/3

39) Mayo Clinic. Pa ent Care & Health Info. Cocaine topical route. URL:
h p://www.mayoclinic.org/drugs-supplements/cocaine-topical-route/descrip on/drg-
20063139

40) McKenna GJ. The current status of medical marijuana in the United States. Hawaii J Med
Public Health. 2014 Apr;73(4):105-8.

41) Muniyappa R, Sable S, Ouwerkerk R, Mari A, Gharib A, Walter M, Courville A, et al. Metabolic
Effects of Chronic Cannabis Smoking. Diabetes Care , 36, august 2013 : 2415-22.

42) Murel C, Santos J, Sánchez-Montero F. Capitulo 7: Farmacología de analgésicos opioides.


M a s t e r d e D o l o r. 2 0 1 1 . S e e n c u e n t r a e n U R L :
h p://www.catedradeldolor.com/PDFs/Cursos/Tema%207.pdf

43) Murnion B. Medicinal cannabis Australian Prescriber. 2015, 6: 212-5.

44) Naciones Unidas. Convención única de 1961 sobre estupefacientes. Enmendada por el
Protocolo de 1972 de Modificación de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes. Se
encuentra en URL: h ps://www.unodc.org/pdf/conven on_1961_es.pdf

45) Naciones Unidas. Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes. Informe 2014.


Viena: Naciones unidas, 2015.

46) Na onal Ins tute on Drug Abuse. ¿La marihuana es un medicamento? (Nov. 2014) (revisado
05/05/2015). Obtenido de h ps://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/drugfacts/es-la-
marihuana-un-medicamento

47) NIDA, Ins tuto Nacional sobre el Abuso de Drogas. Ins tutos Nacionales de la Salud. USA. La
respuesta del cerebro a los opiáceos. 2006. Se encuentra en URL:
h ps://teens.drugabuse.gov/sites/default/files/opiates_0.pdf

48) NIDA. Ins tuto Nacional sobre el Abuso de Drogas. Ins tutos Nacionales de la Salud. USA.
Abuso de la Marihuana. Serie de reportes de inves gación. [12 pantallas, Visitado
0 1 / 0 2 / 2 0 1 6 ) . S e e n c u e n t r a e n U R L :
h ps://www.drugabuse.gov/sites/default/files/marihuana_rr_sp_2013.pdf

49) Novak M, Salemink CA, Khan I. Biological ac vity of the alkaloids of erythroxylum coca and
Erythroxylum novogranatense. J Ethnopharmacol 1984 May;10(3):261-74

50) Parker LA, Rock EM, Limebeer CL. Regula on of nausea and vomi ng by cannabinoids. Bri sh
Journal of Pharmacology. 2011; 163: 1411-1422.

- 40 -
51) Penny ME, Zavaleta A, Lemay M, Liria MR, Huaylinas ML, Alminger M, McChesney J,
Alcaraz F, Reddy MB. Can coca leaves contribute to improving the nutri onal status of the
Andean popula on? Food and Nutri on Bulle n. 2009, 30 (3): 205-216.

52) Pert CB, Snyder SH. Opiate receptor: demonstra on in nervous ssue. Science 179 (1973)
1011-1014.

53) Píriz AC, Estragó V, Pa arino C, Sandar T. Dolor oncológico: un problema no resuelto.
Encuesta a médicos residentes del Hospital Maciel. Rev Med Uruguay 2004; 20: 32-43

54) Podda G , Constan nescu CS. Nabiximols in the treatment of spas city, pain and urinary
symptoms due to mul ple sclerosis. Expert Opin Biol Ther. 2012 Nov;12(11):1517-31.

55) Rospigliosi F, Lloréns J “Chacchadores de hoja de coca: análisis de la encuesta DEVIDA-INEI


sobre consumo tradicional de la hoja de coca”. Lima: Ins tuto de estudios peruanos. IEP,
2 0 0 4 . S e e n c u e n t r a e n U R L :
h p://books.google.es/books/about/El_consumo_tradicional_de_la_hoja_de_coc.html
?id=5TkXi3oSVesC

56) Rospigliosi F. Coca legal e ilegal en el Perú. Debate Agrario. 2005,39: 81-107

57) Ruetsch YA, Boni T, Borgeat A. From Cocaine to Ropivacaine: The History of Local
Anesthe c Drugs. Current Topics in Medicinal Chemistry. 2016, 1(3) : 175-82.

58) Ruiz de Navamuel. Informes de Ruiz de Navamuel a Francisco de Toledo 1571 - Pág. 196

59) Ryan K, De LimaL, Maurer M. Disponibilidad, acceso y polí cas sanitarias en


medicamentos opioides en la noamerica. En: Bonilla P, De Lima L, Díaz P, León M,
González M. (Editores). Uso de Opioides en tratamiento del dolor. Manual para
La noamérica. Caracas: Gráficas Lauki, 2011. URL:
h p://cuidadospalia vos.org/uploads/2012/11/ManualOpioides.pdf

60) Salazar R. Opioides en el adulto mayor. Págs:37-44. EN: Asociación Colombiana para el
Estudio del Dolor (Ed). Opioides en la prác ca médica. Bogotá: ACED, 2009.

61) Scholten W, Finney E. Programa de la Organización Mundial de la Salud para el acceso a los
medicamentos fiscalizados. En: Bonilla P, De Lima L, Díaz P, León M, González M.
(Editores). Uso de Opioides en tratamiento del dolor. Manual para La noamérica.
C a r a c a s : G r á fi c a s L a u k i , 2 0 1 1 . U R L :
h p://cuidadospalia vos.org/uploads/2012/11/ManualOpioides.pdf

62) Soberón García R. Sustento del re ro de la hoja de coca de la lista n° 1 de la convención


única de estupefacientes de 1961 Viena NNUU-julio 2008. Se encuentra en URL:
h p://www.mamacoca.org/docs_de_base/Consumo/Sustento_re ro_Hoja_de_Coca_
Convencion_Unica_julio2008.htm

- 41 -
63) Torado B. Cannabinoids in the Treatment of Chemotherapy-Induced Nausea and Vomi ng. J
Natl Compr Canc Netw, 2012. 10:487-492

64) Tortorici V. Mecanismos supraespinales, espinales y periféricos de la analgesia opioide. En:


Bonilla P, De Lima L, Díaz P, León M, González M. (Editores). Uso de Opioides en tratamiento
del dolor. Manual para La noamérica. Caracas: Gráficas Lauki, 2011. URL:
h p://cuidadospalia vos.org/uploads/2012/11/ManualOpioides.pdf

65) Tramer R, Carroll D, Campbell F, Reynolds D,Moore R, McQuay H. Cannabinoids for control of
chemoteraphy induced nausea and vomi ng: quan ta ve systema c review. BMJ 2001; 323:
16-21. Biblioteca Cochrane BVS.

66) Vallejo M, Ruiz F. Aspectos básicos de la farmacología clínica de los analgésicos opioides. Pags:
1-18. EN: Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor (Ed). Opioides en la prác ca
médica. Bogotá: ACED, 2009.

67) Van Gerpen S, Vik T, Soundy TJ. Medicinal and recrea onal marijuana: what are the risks? S D
Med. 2015; Spec No:58-62.

68) Vega R. Opioides: Neurobiologia, usos médicos y adicción. Elementos. 2005; 60: 11-23. URL:
h p://www.elementos.buap.mx/num60/pdf/11.pdf

69) Warner E, Greene G, Buchsbaum M, Cooper D, Robinson B. Diabe c ketoacidosis associated


with cocaine use. Arch Intern Med. 1998;158:1799-802

70) Welty TE, Luebke A, Gidal BE. Cannabidiol: promise and pi alls. Epilepsy Curr. 2014
Sep;14(5):250-2. doi: 10.5698/1535-7597-14.5.250.

71) Whizar-Lugo VM, Granados M, De Lille FR, Gómez-Gu érrez C, Zepeda-Mendoza A.


Alterna vas de analgesia: interacciones entre fármacos y receptores. Actas Peru Anestesiol.
2013;21(1):27-42.

72) Wilson A, Brown E, Villa C, Lynnerup N, healey A, Ceru M, Reinhardt J, Previgliano C, Arias F,
Gonzales J, Taylor T. Archaeological, radiological, and biological evidence offer insight into Inca
child sacrifice. 2013. IN: www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1305117110

73) Zavaleta A, Carpio l, Pinto DJ. Precisiones sobre el uso de la hoja de coca. Síntesis. Análisis en
torno al expediente técnico: “sustento del re ro de la hoja de coca de la lista #1 de la
Convención Única de Estupefacientes de 1961, Viena – Naciones Unidas, presentado por la
Federación provincial de campesinos de La Convención y Lares (FEPCACYL). Lima: Cedro,
2008.

74) Zavaleta A. El impacto del narcotráfico en la salud pública: Coca y derivados cocaínicos. En: El
mapa del narcotráfico en el Perú. p.: 59-81. Lima: Ins tuto de Estudios Internacionales (IDEI),
Pon ficia Universidad católica del Perú, 2009.

75) Zuardi AW. History of cannabis as a medicine: a review. Rev Bras Psiquiatr. 2006;28(2):153-7.

- 42 -

También podría gustarte