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Biodiversidad:
una historia
natural
por RAFAEL LEMAITRE
sólo algunos): la superficie del país representa sólo el el mundo) que en ninguna otra parte del globo; y el
Página del libro De
historia stirpium del
0,77% de la superficie de la Tierra, pero aun así posee el país es el tercero en el mundo en número de especies
botánico Leonhart
Fuchs (1501-1566).
10% de todas las especies conocidas de plantas y animales de vertebrados terrestres (unas 2.890). No incluye el
Propiedad del terrestres (unas 50.000); en el país se encuen-tran más informe datos sobre los invertebrados terrestres o ma-
Museo de Historia
Natural del Instituto especies de orquídeas (unas 3.500, o 15% del total en el rinos, tales como gusanos, insectos, crustáceos, mo-
Smithsoniano.
mundo) y aves (unas 1.721, o 20% del total en luscos, etc., pues de éstos aún se sabe muy poco
inclu-so a nivel mundial, y aún no se ha hecho un
inventario completo, pero de existir seguro que el
nombre del país también quedaría muy en alto. Si se
efectuaran competencias de biodiversidad de
organismos en los juegos olímpicos, Colombia no
haría sino ganar me-dallas en muchos grupos.
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Si alguien quiere realizar el intento de pensar o de describir la Evolución, que vaya, pues, […] a divagar por uno de esos grandes
museos […] en los cuales […] una legión de viajeros ha llegado a comprimir, en sólo algunas salas, el espectro completo de la vida.
[…] Aquí, el universo de los Insectos, en el que las buenas especies se cifran en decenas de millares. Allá, los Moluscos, otros tantos
millares, inagotablemente distintos por sus irisaciones y sus enrollamientos. Después. los Peces, tan inesperados, caprichosos y
matizados como las Mariposas. Y después las Aves, bien poco menos fantásticas, con todas sus figuras, sus picos, sus colores. Y
después los Antílopes, con todos sus pelajes, sus portes, sus diademas, etc. Bajo cada uno de aquellos nombres, que sólo evocaban en
nosotros una docena de formas perfectamente vulgares, ¡qué ímpetu, qué efervescencia! Y, a pesar de todo, ante nuestros ojos sólo se
trata de supervivientes. ¿Qué pasaría si pudiéramos ver todo lo demás?…
Colecciones y museos de historia natural todos quieren saber es qué especies han sido afecta-
Las colecciones de historia natural pueden parecer-les das; si se produce una marea roja tóxica u otro
a algunos como una simple acumulación de fras-cos y fenómeno natural, todos preguntan cuál
especímenes sin ningún uso práctico, y los curadores es la especie que la causa; si un in-secto u
(como se les llama a los investigadores que estudian otro organismo afecta cultivos agrícolas o
esas colecciones en los museos) pasan a ve-ces por estanques de maricultura, hay que
ser científicos excéntricos que gozan estudian-do determinar qué especie es la cul-pable; si
especímenes de apariencia distorsionada y repug- queremos proteger los arrecifes coralinos,
nante. La realidad es que las investigaciones que lle- tenemos que saber
van a cabo los curadores en los museos, cumplen una qué especies habitan ese eco-
función indispensable, y de la cual dependen muchas sistema para manejarlo racional-
ramas de las ciencias biológicas modernas. Más que mente; y si se trata de construir un
galerías de exhibición, los museos son centros de in- proyecto de ingeniería, hay que
vestigación donde se genera la información básica saber cuáles especies se podrían
sobre las especies, la cual sirve para darnos una afectar, para así evitar un problema
visión del ambiental.
pasado, presente y futu-
ro de la naturaleza, así La taxonomía y sistemática
como de nosotros mis- El conocimiento de las especies
mos. Un espécimen empieza siempre con el trabajo
de un pez preserva- de observación y colección de
do, por ejemplo, pue- especímenes que llevan a cabo
de contener sus parási- los científicos directamente en la naturaleza. Los
tos, o en su estómago su especímenes enteros o en partes, primero se pre-
última cena, ofreciendo así servan secos, o en frascos con algún líquido como el
información biológica de gran alcohol. Luego se estudian cuidadosamente en el la-
valor. Otro espécimen podría boratorio para identificar a qué especie pertenecen, se
representar una espe-cie rotulan debidamente con nombre y lo-calidad de
raramente vista, en peligro de origen (entre otros datos pertinentes), y finalmen-te
extinción o ya extinguida, y pasan a ser parte de un mu-seo donde se mantienen a
sería no sólo la única prueba de per-petuidad para futuras consul-tas anatómicas e
su existencia, sino también investigacio-nes varias. Es allí en esos mu-seos donde
fuente irremplazable de su ma- en verdad se lleva cabo el estudio detallado de las
terial genético. Los curadores, especies, y por ende el as-pecto más fundamental de
con su experiencia taxonómica la investigación sobre biodiversi-dad. Las colecciones
en los grupos de organismos en no son estáticas, pues se usan para: 1) describir y
los cuales se especializan, son documentar formal-
Museo de Historia.
los que mejor pueden Grabado de Levin
Vincent
identificar las especies y por lo (1658-1727).
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Las muestras de material genético (ADN) que hoy se consideran tan valiosas,
tanto para estudios de evolución como para usos farmacéuticos, agricultura,
etc., son sólo un ejemplo del valor de las colecciones de un museo.
mente las especies en publicaciones científicas, 2) pro- especímenes en forma organizada, se originó hacia
veer a los científicos de una base comparativa para mediados del siglo XVII, cuando se puso de moda en
futuros estudios taxonómicos y evolutivos, y 3) ampliar Europa entre nobles y ricos acumular gabinetes de cu-
la información biológica de las especies, como por riosidades llenos de objetos, y animales o plantas ra-ras.
ejemplo la época de reproducción, el rango geográfi-co Era cuestión de status social tener una colección de
y hábitat donde se encuentran, etc. La rama de la ciencia objetos o especímenes extraños que producían ad-
que se ocupa de la teoría y práctica de descri- miración y curiosidad, y que además podían valer mu-
bir, nombrar y clasificar a las es- cho dinero. Esta moda continuó durante el siglo XVIII y
pecies se llama taxonomía, y XIX, usando especímenes obtenidos durante los viajes de
cuando a ésta se le añade el es- descubrimiento o traídos de las colonias.
tudio de aspectos evolutivos, se Muchas de esas colecciones fueron
llama sistemática; por consiguien- eventualmente vendidas o dona-das
te, los científicos que se dedican a a los museos de historia na-tural
estas ciencias se les llama europeos, pasando así a formar la
taxónomos o sistemáticos, y en su base para efectos de investigación
mayoría trabajan en los museos de taxonómica. Para
historia natural. Los especí-menes ese entonces ya estaba en uso el
en los museos son en cier-ta sistema binomial que había pro-
forma como los libros de una puesto el naturalista sueco Carl von
biblioteca, sirven una y otra vez Linné (1707-78) en su estudio titulado Systema
para consulta y análisis según los Naturae, cuya primera edición salió en 1735. Linné, por
nuevos métodos de investigación cierto, fue ennoblecido en 1761 y entonces cambió su
que se van poniendo en prácti-ca. nombre a la versión latina más conocida de Carolus
Las muestras de material ge- Linnaeus. El sistema binomial propuesto por Linnaeus
nético (ADN) que hoy se conside- consiste en darle un nombre doble, latinizado, a cada
ran tan valiosas, tanto para estu- especie, compuesto del género y la especie, y es lo que
dios de evolución como para usos se denomina como el nombre científico. Por ejem-plo,
farmacéuticos, agricultura, etc., nuestra especie se llama Homo sapiens, y fue Linnaeus
son sólo un ejemplo del valor de quien propuso este nombre a pesar de que
Lámina del las colecciones de un museo. Hace tan sólo 20 él consideraba el alma por fuera del
herbario del
naturalista sueco
años casi nadie se ocupaba de obtener mundo animal; Homo es el géne-ro,
Carl von Linné y ADN, mientras que hoy día muchos inves- por regla siempre escrito em-
portada de la
segunda edición de tigadores lo hacen, ya sea tomando mues- pezando con mayúscula, y sa-
su libro Systema
Naturae, tras de tejido de los especímenes preser- piens, la especie, siempre escri-to
de 1740.
Propiedad del
vados en museos, en algunos casos de es- todo en minúscula. Así tene-mos
Museo de Historia
Natural de Suecia.
pecies ya raras o extinguidas, o directamen- por ejemplo las siguientes especies
te de los organismos durante el trabajo de marinas: Latreillia elegans (un
campo. Así, las colecciones modernas en los cangrejo), Pseudosimnia vanhyngi
museos, además de especímenes enteros, ya (un caracol), Ophyomixa tumida
contienen bancos de tejidos que sirven para (un ofiuro), Polymyces fragilis
estudios genéticos y moleculares. (un coral), y Emblemariopsis
tayrona (un pez). Este sistema de
Los nombres científicos de las especies Puede
decirse que la actividad de colección de
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En todas las épocas de la Tierra, en todos los estadios de la Evolución, otros museos habrían podido
registrar el mismo hervor, la misma lujuriante riqueza. Puestos uno al lado del otro, los centenares de
millares de nombres inscritos en los catálogos no llegan a representar ni la millonésima parte de las
hojas que brotaron hasta hoy en el Árbol de la Vida.
Un código de nomenclatura 1961 del Código Internacional de Nomenclatura Zoo- Páginas del libro
Verzeichniss meiner
Las expediciones científicas más intensas lanzadas por lógica (la botánica también tiene su propio código), que Insecten-Sammlung, de
varias naciones durante el siglo XIX causaron una ex- ya va por la cuarta edición (1999), y cuyo princi-pio Jacob Sturm, editado
en 1796. Propiedad del
plosión de descubrimientos de nuevas especies y au- fundamental es el de la ley de la prioridad. Ese principio Museo de Historia
Natural del Instituto
mentaron considerablemente las colecciones de gran- consiste en que el nombre original (o el más viejo) dado Smithsoniano.
des museos europeos como los de Francia, Holanda e a una especie, es el válido. Una de las con-tribuciones
Inglaterra y también de los Estados Unidos en más importantes del Código es la relación obligatoria
Norteamérica. En aquel entonces era cuestión de or- que establece para que un nombre sea vá-lido entre los
gullo nacional organizar expediciones cuyo objetivo era especímenes usados para documentar cada especie y el
averiguar qué especies existían en la naturaleza de los nombre científico latinizado que se le da a cada una de
países, mares y tierras de allende, ya fuese para posible éstas. Esos especímenes usados originalmente para
explotación económica o para avanzar en la describir y nombrar la especie se les llama técnicamente
catalogación de la naturaleza. Pero la proliferación de ‘Tipos’, y por regla permane-cen depositados en los
nuevos nombres fue tal, que algunos naturalistas em- museos. Los ‘Tipos’ son los especímenes más valiosos,
pezaron, sin saberlo, a cometer errores. Puesto que a pues son únicos e indispen-sables en la práctica de la
veces trabajaban independientemente, terminaron con taxonomía y sistemática. És-tos representan los patrones
frecuencia “bautizando” a la misma especie con distin- que definen a cada espe-cie, tanto morfológica como
tos nombres, creando así muchos que en realidad no genéticamente. Por con-vención, el Código considera
eran más que sinónimos. ¿Cuál nombre usar, enton-ces? sólo los nombres pro-puestos en los libros con el
Debido a esta confusión, se inició un movimiento para sistema binomial, empe-zando desde el 1º de enero de
establecer reglas en el uso de los nombres. Esas reglas, 1758, fecha en la cual se publicó la 10ª edición del
luego de pasar por numerosas versiones, cul-minaron Systema Naturae de Linnaeus. Si no existiera el Código
con la adopción por parte de zoólogos en y los ‘Tipos’, habría
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Existen varias colecciones biológicas bien surtidas de especímenes en museos o
institutos colombianos como, entre otras, las del Instituto Alexander von
Humboldt, el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional y el
Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de Punta de Betín.
un caos total de información y comunicación, y el
Capra pygmea, estudio de la biodiversidad sería casi imposible.
Didelphis murinus y
Elephas maximus,
pertenecientes al ¿Cuántas especies se conocen y cuántas
Museo de Historia
Natural de Suecia. quedan por descubrir?
A nivel mundial, entre 1,5 y 1,8 millones de
especies de plantas y animales han
sido descubiertas y documentadas
formalmente hasta el momento. Hace
poco, algunos entomólogos descu-
brieron que en las alturas de los árbo-
les en las selvas de Centro y Suramérica vive un
mundo de insectos muy distinto, tan extraor- cualquier forma de vida conocida, ya sea debido a
dinariamente diverso en especies, o más, que el pro-cesos naturales o por actividades del hombre.
que vive en los niveles más bajos de la selva.
Como resultado de ese descubrimiento, hoy día Los inventarios, una labor dinámica
los estimados del número real de especies que Mucho se habla en el país de hacer el inventario de la
existen varían de 10 y 30 millones, e incluso biodiversidad nacional, pues ésta se considera, con
algu-nos creen que el número puede llegar hasta razón, un patrimonio de un potencial inmenso. El Insti-
100 millones. El proceso de describir las especies tuto Alexander von Humboldt, que lidera las investiga-
es tedioso y lento, pues requiere de un meticu- ciones de biodiversidad en Colombia, estima que en
loso trabajo de colecta, examen y comparación general sólo conocemos el 10% de las especies que
anatómica, ilustración, descripción textual, y finalmente habitan las tierras y mares colombianos. El primer paso
publicación en revistas científicas. En promedio se aña- es determinar las especies que habitan en el país, pero
den unas 13.000 especies nuevas cada año al catálogo existe entre muchos el concepto errado de que lograr un
mundial. O sea que, tanto a nivel nacional como mun- inventario es cuestión de buscar en los libros los
dial, estamos aún muy lejos de completar el in-ventario
de las especies, y por lo tanto, de co-
nocer la verdadera biodiversidad. Es
más, se sospecha que muchas especies
aún no descubiertas de pequeño tama-
ño y que viven en hábitats
inexplorados, se están extinguien-do
a un ritmo desconocido por causa de
ciertas actividades des-tructoras del
hombre. Debido enton-ces a este
precario estado de cono-cimientos, se
hacen aun más valiosas las
colecciones que existen en los mu-
seos, ya sea clasificadas o no, así
como la labor de los taxónomos.
Serán esos especímenes la única
prueba que nos quede lue-go de la
desaparición de
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Por mi parte […], contemplo la crónica geológica natural como una historia del mundo redactada de manera imper-
fecta y escrita en un dialecto cambiante; de esta historia no poseemos más que el último volumen, relativo a sólo dos
o tres zonas. De este volumen sólo se ha conservado, disperso, un breve capítulo; y de cada página, sólo unas cuantas
líneas inconexas. Cada palabra del idioma de lenta evolución en el que se supone ha sido escrita esta historia, al ser
más o menos diferente en la sucesión interrumpida de capítulos, puede representar las formas de vida cambiadas al
parecer bruscamente, enterradas en nuestras formaciones, consecutivas pero ampliamente separadas.
nombres de las especies y hacer una lista. Nada más bres a veces resultan ser sinónimos unos con otros. El
lejos de la realidad. Primero, muchas faltan aún por taxónomo tiene que corregir y poner al día constante-
descubrir. Y segundo, la taxonomía no para luego de mente estos errores y cambios de nomenclatura. Para
nombrar las especies, pues es una ciencia dinámica lograrlo se requiere no sólo hacer nuevas coleccio-
que se revisa constantemente con el tiem-
po, ya sea por la captura de nuevos
especímenes que añaden nueva informa-
ción sobre las especies y sus hábitats, o
por los nuevos conceptos evolutivos que
van surgiendo en la biología. Además, los
taxónomos a veces dan nombres equivo-
cados a los especímenes, por razones va-
rias: éstos pueden estar incompletos, pre-
sentar variaciones extremas en morfolo-
gía y coloración, o pueden ser estadios
juveniles de muy distinta apariencia al
adulto, o quizá sólo se tenga a la mano uno
o muy pocos especímenes, o simple-
mente la especie puede no estar debidamente descri-ta nes, sino también hacer comparaciones con Ilustración del libro
Algemine
en los libros, creando así confusión. También ocu-rre especímenes depositados en museos nacionales y ex- Naturgeschicte der
Fisch del naturalista
que las especies a veces hay que cambiarlas de género, tranjeros y hacer una revisión critica de las descrip- alemán Marcus
Eliesser Bloch
o con menos frecuencia, de familias, o los nom- ciones que aparecen en los libros. Para esa labor exis- (1723-1799).
ten varias colecciones biológicas bien surtidas de Propiedad del
Museo de Historia
especímenes en museos o institutos colombianos como, Natural del Instituto
Smithsoniano.
entre otras, las del Instituto Alexander von Humboldt,
el Instituto de Ciencias Naturales de la Uni-versidad
Nacional y el Instituto de Investigaciones Ma-rinas y
Costeras de Punta de Betín. Sin embargo, a nivel
mundial, sin duda el lugar con los mayores re-cursos
para llevar a cabo estudios de biodiversidad es el
Instituto Smithsoniano, por lo que caben a conti-
nuación algunas palabras sobre éste.
El Instituto Smithsoniano
Entre los museos más importantes del mundo está el
Museo Nacional de Historia Natural, que hace parte del
Instituto Smithsoniano en Washington, D.C., y don-de
tengo la fortuna de ser investigador. Ese Instituto,
fundado en 1846 gracias a una inmensa donación de
dinero que hizo al gobierno americano el científico
inglés James Smithson (quien por cierto nunca pisó tie-
rras americanas) posee hoy día las colecciones de his-
toria natural más grandes y científicamente valiosas del
mundo. Esas colecciones representan un verdadero te-
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Los estimados científicos indican que el conocimiento actual del número de
especies presentes en aguas territoriales es de aproximadamente un 40% con
respecto al número estimado para un país tropical con costas sobre dos océanos.
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La extraordinaria estabilidad de algunas especies, los miles de millones de años que cubre la evolu-
ción, la invariancia del ‘plan’ químico fundamental de la célula no pueden evidentemente explicar-
se más que por la extrema coherencia del sistema teleonómico que, en la evolución, ha jugado pues
el papel a la vez de guía y de freno, y no ha retenido, amplificado, integrado más que una ínfima
fracción de las probabilidades que le ofrecía, en número astronómico, la ruleta de la naturaleza.
Estudios muy recientes, efectuados por un de la costa del Caribe. La costa Pacífica colombiana
gr upo de taxónomos, principalmente no ha sido tan explorada como la del Caribe, pero aun
colombia-nos, con base en INVEMAR, y así, podemos ya juzgar por las actividades de bió-
oficialmente deno- logos de la Universidad del Valle y del INVEMAR, entre
minado Grupo de Investigación sobre Taxono- otros, que puede ser tan rica en especies, si no más,
mía, Sistemática y Ecología Marina, ha des- que la del Caribe. Los estimados científicos
cubierto que el 50% de las 900 especies colectadas indican que el conocimiento actual del
por el Grupo en el Cari- número de especies presentes en aguas
be colombiano, no se encontra-ban territoriales es de aproximada-mente un
registradas para esta cos-ta, y que de 40% con respecto al nú-mero estimado
éstas, el 3% son nuevas para la para un país tropi-cal con costas sobre dos
ciencia. Esta información es de gran océanos. Tradicionalmente, a lo largo de la Ilustraciones
sig-nificado, pues indica que con un corta trayectoria de la inves-tigación pertenecientes al
Museo de Historia
esfuerzo de colecta de tan sólo unos marina en Colombia, los Natural del Instituto
Smithsoniano.
cinco años se ha duplicado el número Fotografías del Museo
de Historia Natural de
de especies marinas que anteriormente investigadores, tanto del INVEMAR Suecia.
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Por definición, los museos son sitios donde no sólo se mantienen y exhiben
especímenes, sino donde se hace investigación científica sobre éstos.
Por esa razón son recursos indispensables para el estudio de la
biodiversidad y para la educación del público en general.
las muestras en la Colección de Referencia de Orga-nismos común: las colecciones de especímenes biológicos.
Marinos (CRM) del INVEMAR, cuyos primeros re-gistros se Por definición, los museos son sitios donde no sólo se
remontan hacia 1974. Los especímenes que alberga mantienen y exhiben especímenes, sino donde se
actualmente la CRM constituyen la mayor co-lección de hace investigación científica sobre éstos. Por esa
biota marina de Colombia, que contiene aproximadamente razón son recursos indispensables para el estudio de
el 50% de las especies de poríferos (esponjas), moluscos la biodi-versidad y para la educación del público en
(caracoles, ostras, etc.), crustá-ceos (camarones, cangrejos, general. Es de esa investigación donde surge toda la
langostas, etc.), equino-dermos (estrellas de mar, etc.), y informa-ción sobre las especies, tan indispensable
peces, registradas para las aguas colombianas. Hasta la para lograr entender la naturaleza y llegar a un
fecha, y sólo en esos grupos mayores, se sabe que existen desarrollo sosteni-ble de los recursos biológicos. No
un total de 5.555 especies en ambas costas colombianas. es entonces exage-ración afirmar en estos tiempos de
Las co-lecciones del Museo del Mar de la UJTL, que hace graves problemas ambientales, que los museos, sus
poco dejó de funcionar, se han incorporado a la CRM. Por colecciones y taxónomos, no son un lujo sino una
iniciativa del Grupo de taxónomos con base en INVEMAR, la necesidad tan bá-sica como puede ser la existencia de
CRM sufrió una transformación a partir de 1997 y se bibliotecas don-de se investiga y se mantiene el
convirtió en el Museo de Historia Natural Marina de Co- patrimonio cultural de una nación o región.
lombia. Es en este museo donde hoy se lleva cabo con gran
energía la investigación taxonómica y sistemática de
organismos marinos, gracias al apoyo del Ministerio del
Medio Ambiente, Colciencias, y en asocio con la
Universidad Justus Liebig de Giessen (Alemania) y el RAFAEL LEMAITRE
Biólogo marino de la Universidad Jorge Tadeo Lozano,
Instituto Smithsoniano. Al menos en el estudio de la bio-
master en medio ambiente y sistemas urbanos en la
diversidad marina, por fin se puede decir que Colom-bia le Florida International University, Miami, y doctor (PhD) en
está dando el frente, y no la espalda, al mar. oceanografía biológica en el School of Marine &
Atmospheric Science, University of Miami, Coral Gables,
Florida. Actualmente trabaja en el National Museum of
Natural History, Smithsonian Institution, Washington,
Museos y colecciones: una necesidad básica D.C., donde continúa sus investigaciones sobre la
En conclusión, museos de historia natural los hay en sistemática de los crustáceos marinos.
todos los tamaños, cubrimiento de organismos, y gra-
dos de importancia, pero todos tienen una cosa en
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