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HASTÍO DE UN CASADO AL TERCERO DÍA

An|ti|yer |nos| ca|sa|mos,| hoy| que|rrí|a, 11A


do|ña| Pé|rez,|sa|ver| cier|tas| ver|da|des: 11B
de|cid|me,| ¿cuán|to| nú|me|ro| de e|da|des 11B
en|fun|da el |ma|tri|mo|nio en |só|lo un |dí|a? 11A

Un |an|ti|yer,| sol|te|ro| ser| so|lí|a, 11A


y hoy,| ca|sa|do, un |sin| fín| de |Na|vi|da|des 11B
han |pues|to| dos| mar|chi|tas| vo|lun|ta|des 11B
y |más| de| mil| an|ta|ños| en |la| mí|a. 11A

Es|to| de| ser| ma|ri|do un |a|ño a|rreo, 11C


Aun| a| los| a|za|ca|nes |em|pa|la|ga: 11D
to|do| lo| co|ti|dia|no es| mu|cho y| fe|o. 11C

Mu|jer| que| du|ra un| mes,| se| vuel|ve| pla|ga; 11D


aun| con |los| dia|blos| fue| di|cho|so Or|fe|o, 11C
pues| per|dió |la| mu|jer| que| tu|vo en| pa|ga. 11D

Francisco de Quevedo y Villegas

Francisco de Quevedo nació el 17 de septiembre de 1580 en Madrid. Durante la estancia de la


Corte en Valladolid parece ser que circularon los primeros poemas de Quevedo, que imitaban
o parodiaban los de Luis de Góngora.
En 1639, bajo oscuras acusaciones, fue encarcelado en el convento de San Marcos, donde
permaneció, en una minúscula celda, hasta 1643. Cuando salió en libertad, ya con la salud muy
quebrantada, se retiró definitivamente. Es en sus cercanías, y tras escribir en su última carta
que «hay cosas que sólo son un nombre y una figura», fallece en el convento de los padres
dominicos de Villanueva de los Infantes, el 8 de septiembre de 1645.
el 8 de septiembre de 1645 fallece en un cuarto del Convento de los Dominicos.

Cultivó todos los géneros literarios de su época. Se dedicó a la poesía desde muy joven, y
escribió sonetos satíricos y burlescos, a la vez que graves poemas en los que expuso su
pensamiento, típico del Barroco.
A la profundidad de las reflexiones y la complejidad conceptual de sus imágenes, se une una
expresión directa, a menudo coloquial, que imprime una gran modernidad a la obra. Adoptó
una convencida y agresiva postura de rechazo del gongorismo, que le llevó a publicar agrios
escritos en que satirizaba a su rival,

Quevedo está vinculado al conceptismo barroco, el cual Da más importancia al fondo que a
la forma. La poesía conceptista es poesía de contenido.

Opera especialmente sobre el pensamiento abstracto Es una corriente de la literatura que se


desarrolló en el siglo XV y en el Barroco del Siglo XVII en España. Se basa en la asociación
ingeniosa entre palabras e ideas denominadas concepto.
Se funda en la agudeza del ingenio. El conceptismo busca la concisión exacta en la expresión
buscando concentrar el significado en el menor número de palabras posible. y podemos
observar que este soneto es satírico y burlesco.

El poema está dirigido a una persona no especificada, es decir, no hay una conversación entre
dos o más personas, sino que hay un hombre, el cual quiere brindar información sobre lo que
para él es estar casado, hacia un destinatario cualquiera.

La estructura formal está dada por dos cuartetos y dos tercetos, ya que es un soneto, de versos
endecasílabos con una rima consonante, tipo ABBA en los cuartetos y CDCDCD en los
tercetos.

Este es un soneto en el que Quevedo critica la duración de los matrimonios. Claro que tiene
elementos conceptistas (como los elementos simbólicos), pero no es puramente conceptista,
está influenciado en el culteranismo, como demuestra el hipérbato “un antiyer soltero ser
solía”. El soneto está escrito alrededor del año 1634, ya que se había casado en ese año y más
tarde se divorciaría.

En un lenguaje llano, totalmente alejado de la retórica tradicional de su época, el poeta se


adentra en un ámbito mundano, en absoluto elevado, y ridiculiza una realidad cotidiana: el
matrimonio y el estado de hastío en el que éste sume al hombre.

Desde el comienzo del soneto se observa un lenguaje que, además de sencillo, es evocador de
lo cotidiano, familiar, el lector lo recibe prácticamente de forma conversacional; Términos del
primer cuarteto como antiyer, doña Pérez (nombre vulgar, humilde) o enfunda confirman
este argumento.
Además, este lenguaje de lo cotidiano parece ir desembocando a lo largo del soneto en algo
cada vez más cercano a lo burdo, en consonancia con la burla que el poeta pretende construir.
Lo vemos claramente en el primer terceto: “Esto de ser marido un año arreo, / aun a los
azacanes empalaga:/ todo lo cotidiano es mucho y feo.” Palabras como arreo o azacanes
hacen referencia a vulgaridad, simpleza.

Además de este inteligente uso del lenguaje, el poeta emplea otros recursos para intensificar su
sátira del estado del matrimonio en este soneto. Uno de estos recursos, que nos interesa
especialmente destacar porque es uno de los más frecuentes en Quevedo (y en la literatura
barroca en general), es la hipérbole, que se repite en varias ocasiones en este soneto.
En el primer cuarteto: “decidme, ¿cuánto número de edades// en funda el matrimonio en un
solo día?”. En el término edades, encontramos una exageración hiperbólica del paso del
tiempo (un día de matrimonio equivale a siglos de la vida del soltero). Otro ejemplo de
hipérbole se encuentra en el tercer verso del segundo cuarteto: “y más de mil antaños en la
mía”. De nuevo, una representación hiperbólica del paso del tiempo.

Por último, en el terceto final Quevedo culmina su sátira con una cruel metáfora misógina
(“mujer que dura un mes, se vuelve plaga;”) y con un símil rescatado de la tradición clásica, el
mito de Orfeo. Quevedo considera afortunado a Orfeo por perder a Eurídice y no tener que
verse obligado a convivir con ella hasta el fin de sus días.
De forma tremendamente inteligente Quevedo es capaz de transformar un mito de la
tradición más puramente culta y elevada en un recurso cómico que convierte el último terceto
del soneto en un casi un chiste que despierta, inevitablemente, la risa del lector de la época.

Francisco de Quevedo era un maestro del lenguaje, capaz de adaptarse al tratamiento de temas
tan distantes como el amor y la ridiculización de una realidad cotidiana tan corriente como el
matrimonio

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