Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cultivó todos los géneros literarios de su época. Se dedicó a la poesía desde muy joven, y
escribió sonetos satíricos y burlescos, a la vez que graves poemas en los que expuso su
pensamiento, típico del Barroco.
A la profundidad de las reflexiones y la complejidad conceptual de sus imágenes, se une una
expresión directa, a menudo coloquial, que imprime una gran modernidad a la obra. Adoptó
una convencida y agresiva postura de rechazo del gongorismo, que le llevó a publicar agrios
escritos en que satirizaba a su rival,
Quevedo está vinculado al conceptismo barroco, el cual Da más importancia al fondo que a
la forma. La poesía conceptista es poesía de contenido.
El poema está dirigido a una persona no especificada, es decir, no hay una conversación entre
dos o más personas, sino que hay un hombre, el cual quiere brindar información sobre lo que
para él es estar casado, hacia un destinatario cualquiera.
La estructura formal está dada por dos cuartetos y dos tercetos, ya que es un soneto, de versos
endecasílabos con una rima consonante, tipo ABBA en los cuartetos y CDCDCD en los
tercetos.
Este es un soneto en el que Quevedo critica la duración de los matrimonios. Claro que tiene
elementos conceptistas (como los elementos simbólicos), pero no es puramente conceptista,
está influenciado en el culteranismo, como demuestra el hipérbato “un antiyer soltero ser
solía”. El soneto está escrito alrededor del año 1634, ya que se había casado en ese año y más
tarde se divorciaría.
Desde el comienzo del soneto se observa un lenguaje que, además de sencillo, es evocador de
lo cotidiano, familiar, el lector lo recibe prácticamente de forma conversacional; Términos del
primer cuarteto como antiyer, doña Pérez (nombre vulgar, humilde) o enfunda confirman
este argumento.
Además, este lenguaje de lo cotidiano parece ir desembocando a lo largo del soneto en algo
cada vez más cercano a lo burdo, en consonancia con la burla que el poeta pretende construir.
Lo vemos claramente en el primer terceto: “Esto de ser marido un año arreo, / aun a los
azacanes empalaga:/ todo lo cotidiano es mucho y feo.” Palabras como arreo o azacanes
hacen referencia a vulgaridad, simpleza.
Además de este inteligente uso del lenguaje, el poeta emplea otros recursos para intensificar su
sátira del estado del matrimonio en este soneto. Uno de estos recursos, que nos interesa
especialmente destacar porque es uno de los más frecuentes en Quevedo (y en la literatura
barroca en general), es la hipérbole, que se repite en varias ocasiones en este soneto.
En el primer cuarteto: “decidme, ¿cuánto número de edades// en funda el matrimonio en un
solo día?”. En el término edades, encontramos una exageración hiperbólica del paso del
tiempo (un día de matrimonio equivale a siglos de la vida del soltero). Otro ejemplo de
hipérbole se encuentra en el tercer verso del segundo cuarteto: “y más de mil antaños en la
mía”. De nuevo, una representación hiperbólica del paso del tiempo.
Por último, en el terceto final Quevedo culmina su sátira con una cruel metáfora misógina
(“mujer que dura un mes, se vuelve plaga;”) y con un símil rescatado de la tradición clásica, el
mito de Orfeo. Quevedo considera afortunado a Orfeo por perder a Eurídice y no tener que
verse obligado a convivir con ella hasta el fin de sus días.
De forma tremendamente inteligente Quevedo es capaz de transformar un mito de la
tradición más puramente culta y elevada en un recurso cómico que convierte el último terceto
del soneto en un casi un chiste que despierta, inevitablemente, la risa del lector de la época.
Francisco de Quevedo era un maestro del lenguaje, capaz de adaptarse al tratamiento de temas
tan distantes como el amor y la ridiculización de una realidad cotidiana tan corriente como el
matrimonio