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LASTARRIA

Introducción contextual.

A partir del cambio en el universo conceptual, tal como dejan ver las fisuras que Mitre y López introducen
en la matriz de pensamiento historicista, se empiezan a redefinir (como en todo cambio de período)
ciertos conceptos: qué significa ser liberal o conservador, cómo se recortan esas líneas de fisuras en los
sistemas políticos, a partir de qué pautas se va a decir que alguien es conservador o liberal, etc; se produce
una partición del universo político a partir de nuevas coordenadas (no es al nivel de las ideas donde se
encuentran estas diferencias, sino que hay que reconstruir una discursividad política).

Positivismo: va a acompañar en la segunda mitad del siglo XIX la segunda revolución industrial, donde se
incorporan nuevas formas de energía, lo cual provoca un gran desarrollo técnico y científico. Surgen así
un montón de disciplinas nuevas que van a generar las teorías de los campos magnéticos, por ejemplo; en
medicina se produce la revolución médica de Pasteur. Estos avances impactan al nivel del pensamiento
político y el positivismo se va a reivindicar a sí mismo como una visión científica de la
sociedad: lo que se trata es de aplicar los métodos de las ciencias naturales al estudio de las sociedades
bajo la creencia en que se pueden modelar las sociedades del mismo modo en que se puede dominar la
naturaleza. Se definen ciertas reglas:

(a) Fenomenalismo: atenerse a los fenómenos y dejar de lado todo planteo metafísico, es decir,
atenerse a lo observable.
(b) Nominalismo: todo saber formulado en términos generales debe remitir siempre a los objetos
singulares, casos particulares que son los únicos susceptibles de conocimiento científico.
(c) Unidad del método: los métodos de la ciencia son universales y por lo tanto se aplican a diversos
campos de la realidad (método inductivo como universalmente válido tanto para la física como
para la historia).
Problema → se aferra demasiado a lo que los propios positivistas planteaban sin tomar en cuenta lo que
efectivamente hacían, es decir que lo que hacían permite entender mejor qué entendían por aquello que postulaban
como reglas.

Etapas dentro del positivismo

Primera mitad del siglo XIX: Augusto Comte acuña el término de “positivismo”.

Segunda mitad del siglo XIX: Herbert Spencer difunde la doctrina y se erige como el filósofo más
respetado de su época (se le reconocía haber logrado una visión integral del universo, un sistema más
coherente y moderno incluso que el hegeliano, articulando todos los campos del saber). Es de la
termodinámica del siglo XIX de donde Spencer extrae sus primeros principios que constituyen las leyes
universales de la evolución, leyes capaz de ser aplicadas tanto al universo físico como al histórico social (se
trata de un concepto organicista donde el énfasis no está puesto en el origen sino en la dimensión
teleológica de los estados finales; es el carácter cerrado del universo el que define la determinabilidad de
los procesos). Leyes:

(i) Persistencia de la energía: el carácter cerrado del universo es lo que define la determinabilidad de
los procesos.

(ii) Paso de lo homogéneo a lo heterogéneo y de lo simple a lo complejo: los sistemas se vuelven más
complejos y al mismo tiempo más estables; lo mismo se daría en las sociedades, éstas se van
volviendo más complejas pero al mismo tiempo más estables.

(iii) Paso de lo inestable a lo estable.


Así como el romanticismo va a quebrar el supuesto de un único momento constitutivo originario y va
a desplegar temporalmente ese origen, en la segunda mitad del siglo XIX se concepto historicista va a
cambiar, y el gran cambio que va a producirse va a ser, por un lado, que se quiebra la idea del
determinismo de los orígenes, y por otro, que se empieza a desagregar la idea de lo social, se
pasa de la idea de un pueblo homogéneo a la idea de una sociedad civil en tanto entidad
heterogénea. En síntesis, una sociedad orgánica empieza a pensarse como una sociedad
heterogénea, compleja, pero al mismo tiempo, y por ello mismo, mejor integrada y estable, lo cual
abre paso a un nuevo vocabulario político.

LASTARRIA

Miembro de la elite letrada chilena y rector de la universidad de Chile. Revela cómo surge una nueva
visión de lo social, distinta de la romántica, que es la que hará estallar el debate en torno a sistemas
electorales. La idea de que hay que representar la heterogeneidad social supone el criterio electoral
puramente numérico, pero la expresión de los distintos intereses sociales no se puede reducir a una
cuestión aritmética (= López?), es decir que el programa electoral es un problema constitucional y no
meramente numérico.

En el romanticismo se pasa de una idea de representación-mandato a la idea de representación-


expresión que se sostenía en el supuesto de la existencia de una suerte de armonía espontánea entre la
sociedad y el sistema político; las sociedades crean los sistemas políticos a su imagen y semejanza, por
ende para el romanticismo la coincidencia entre estado y sociedad venía de forma dada
y el garanate de eso era la propia historia.

Con la llegada del positivismo, esta conscronia entre sistema político y social ta no se va a
poder pensar como un fenómeno espontáneo que esté garantizado por las propias leyes
históricas, sino que ahora va a demandar un trabajo que sería el trabajo propio de la política,
el de asegurar esa armonía entre Estado y sociedad.

“Elementos de derecho público constitucional teórico positivo y político” (1846): plantea la necesidad
de una reforma política (proyecto asociado a una elección que hubo en Chile en 1851; estaba en el
poder el partido conservador, y Lastarria pertenecía al liberal que desconoce la elección de Montt y
produce un alzamiento que lleva a una alianza entre ambos partidos para repartirse el poder). En este
texto Lastarria distingue el principio social del principio político: mientras que éste responde a un
principio de unificación, el poder social es heterogéneo. Lastarria propone desarrollar un mecanismo
de representación que no pase por el ámbito institucionalizado del estado. Propone crear un sistema
de representación social paralelo al sistema de representación política para evitar que el poder
político del estado oprime al poder social difuso.

“Para formarse una idea exacta del poder del estado no debe confundirse con la del poder social en
general, porque de no hacerlo así se perderá la justa independencia en que debían estar las
diferentes esferas de la actividad social”.

El poder social busca que cada esfera de la sociedad desarrolle su propia forma de representación
(Antiguo Régimen? Vuelta a la representación estamental?).

“El poder social existe en la sociedad y es en suma el conjunto de todas las fuerzas puestas en
movimiento por la sociedad y sus miembros en las diversas esferas de la actividad humana [...] El
poder social se compone de los poderes encargados de realizar estos fines particulares de los cuales
no debe faltar ninguno en la sociedad aunque no todos existan en la debida proporción. La justa
separación que debe existir entre todos ellos según su naturaleza especial es la que
asegura todas las esferas de la actividad humana su independencia respectiva, y al
mismo tiempo es la unica garantia contra los males que sufrirá la humanidad si el
poder político se absorbiera a todos los demás y anulase la acción del poder social en
general.”

La soberanía popular no puede reducirse al poder del estado, no se encarna exclusivamente allí. La
soberanía nacional debería ser pluralizada en diversidad de manifestaciones, de las cuales el poder
político sería solo una de ellas.

Problema → cómo articular estas diversas instancias constitutivas de lo social. El problema fundamental se va a
trasladar a los mecanismos de articulación de esas diversas instancias representativas entre sí.

Como resultado, resurge la idea del estado como una instancia distinta de lo social: lo político se
distingue de la sociedad en tanto es esta la que sirve para articular todas sus instancias (entre las
cuales se encuentra la de lo político) en una unidad de sentido.

Este intento por eliminar el desfase entre lo político y lo social a nivel de la representación-expresión
hace que vuelva a abrirse una fisura en otro plano, a nivel de lo que podemos llamar la
representación-figuración: cómo se representa la sociedad y cómo se la concibe, cuales son esos
intereses sociales que deben ser a su vez representados.

Es decir, una vez que se quiebra la idea romántica de una coincidencia entre estado y
sociedad, se abre nuevamente el problema de la trascendencia, la existencia de un desfase
constitutivo entre ambos términos. Viene a plantearse así el problema de cómo eliminar el
fantasma de la trascendencia. Y es acá que estalla el debate electoral: ay no se puede confiar
a la historia la armonía entre lo político y lo social sino que debe ser el resultado de un
accionar puramente político. Sin embargo, ese intento de reducir esa distancia y lograr un
sistema político que sea una réplica exacta de la sociedad, hace que la misma vuelva a
emerger en el plano de la representación-figuración. Es en este plano que resurge, de
manera aún más aguda, el problema de la trascendencia. Aquello que deben determinar
cuáles son esos intereses que deben estar representados en el sistema político se desprende,
del hecho, de la propia sociedad.

Lecciones de política positiva: cambia su perspectiva, ya no plantea la existencia de dos sistemas de


representación separados sino que intenta fusionar ambos, que la representación del estado sea
también la de los intereses sociales.

“Una gran nacionalidad aunque tenga un mismo origen y un mismo territorio puede tener también
varias unidades sociales y constituir cada una otros tantos estados o gobiernos. De la misma
manera puede haber distintas nacionalidades sometidas a un estado. En todas estas combinaciones
y en las demás que puedan existir el estado es siempre la institución social y política que representa
el principio del derecho para mantener la armonía y las correlaciones entre las diversas esferas de
la actividad social”.

Su idea del Estado no es nada más que la articulación de las diversas instancias entre sí, no es algo
separado de la representación social sino el principio que unifica las diversa instancias de
representación de la sociedad. Los positivistas van a definir, entonces, el concepto de democracia en
términos de semecracia o el ideal de una sociedad que se autogobierna, para lo cual necesitan la
eliminación del estado como algo distinto de lo social (esto rompe más claramente con el ideal
republicano deliberativo).

Nuevo interrogante → una vez planteado el nuevo objetivo de eliminar todo tipo de desajuste entre sociedad y
estado, ¿cómo se constituye la propia sociedad civil? La idea de representación social parece regresar a la idea
de representación por cuerpos, pero hay una diferencia fundamental: estos grupos especializados, ya no son
tomados como naturalez (antiguo regimen) sino como construcciones políticas (no son algo fijo ni tampoco el
resultado de un proceso espontaneo de desarrollo histórico como suponia el concdepto historicista, sino que la
constitucion de esa sociedad civil supone cierta operacion sobre el cuerpo político).

Idea de una sociedad higiénica: los médicos condensan el nuevo ideal político y práctico, universal y
particular al mismo tiempo. La idea de una sociedad higiénica es aquella en donde os que poseen un
conocimiento de la sociedad deben encargarse no solo de figurar esa sociedad, sino también de
modelar las conductas públicas, dar una forma a una sociedad a la que se considera no ha alcanzado
aún una constitución orgánica definida.

“Han aparecido ciertos ciertos escritores positivos que hallan la fórmula del progreso en el
desarrollo material, y los que la encuentran en el predominio del principio de autoridad, o que la
buscan en la alianza del orden con la libertad, mediante una autoridad fuerte que se constituya en
el medico del enfermo que se llama pueblo para ir administrandole la libertad por dosis, por gotas”

La idea principal es que la sociedad misma es el resultado de intervenciones políticas; lo característico


es que aquellos encargados de modelar las conductas sociales, a su vez, no se van a concebir a sí
mismos como una instancia separada de la sociedad misma sino sólo como encarnando una función
especializada dentro de ese sistema de funciones que compone la sociedad civil.

El problema será que el poseedor de ese saber no se elige: no ocupa un lugar porque haya sido elegido
sino porque está formado para eso (élite tecnocrática que escapa a todo sistema de representación
política). No gobiernan los sujetos sino el saber, ellos serian solo sus voceros. Aun así, el fantasma de
la trascendencia, la existencia de las relaciones de poder como constitutiva de todo orden cultural
siempre termina manifestándose en algún nivel.

Conclusión

Las sociedades ya no son un producto histórico, la quiebra de la idea romántica de pueblo


abre la puerta para pensar las sociedades como heterogéneas y construcciones políticas, el
resultado de una intervención política, y eso va a plantear el problema de cuál es la
naturaleza de esas operaciones producidas en un cuerpo social, y quiénes sus agentes. Esta
es una problemática nueva que aparece y que va a ser también la que la década del 1920 va a
dar lugar a un nuevo lenguaje político.

Estudios políticos y constitucionales (1906)

En un ataque al partido conservador que regía el país en el contexto de la obra, Lastarria señala que
mientras que la revolución de su independencia debía traer como resultados la emancipación del espíritu
del hombre y la adquisición de sus derechos (libertad industrial, libertad comunal, libertad individual,
libertad de enseñanza, etc.), en Chile todos esos derechos se ven contrariados, negados o limitados por las
leyes. “La antigua colonia española se ha disfrazado de modernidad”.
Lastarria señala la necesidad de rectificar las ideas para asegurar el advenimiento de la nueva era. Se sirve
de los postulados fundamentales del positivismo y señala que “es preciso emancipar el espiritu, dandole la
verdad fundada en la observacion, como respecto de los fenómenos sociales” para alcanzar un estado de
civilización mediante el desarrollo de la inteligencia y su predominio sobre la animalidad. Es preciso
alcanza el equilibro social mediante la asociación, modo verdadero y completo modo de realizar todos los
fines del progreso social.

En cuanto a la definición política del Estado, Lastarria no duda en señalar que la sociedad civil no es el
Estado porque esta es un organismo complejo en el cual el hombre, la familia y el
municipio, ejercitan las fuerzas humanas en diversas esferas de actividad. Siguiendo un ideal
político romano, aquel ideal de la edad media y de los despotismos modernos, se han confundido e
identificado estado y sociedad civil, interpretando que la unidad civil no consiste en la armonía y
correlación que debe existir entre todas las esferas de la actividad de los órganos de la sociedad para
realizar su fin, sino en que todas las funciones sociales estuviesen bajo la dominación del poder absoluto
del Estado que se encarga por medios artificiales de dar una uniformidad exterior que resulta en una
verdadera esclavitud.

En la teoría moderna de la sociedad civil, el Estado es una institucion social y politica que bajo un regimen
cualquiera tiene la obligación de dictar y administrar la ley como expresión del derecho para mantener y
desarrollar la armonia que debe existir entre las esferas de acividad de los elementos que componen una
unidad social.

Carácter de la soberanía nacional: “segun los principios que hemos reconocido, como verdaderos, el
estado, o sea el gobierno de la sociedad, como encargado de mantener el regimen del derecho para que
todas las actividades individuales y sociales puedan vivir y desarrollarse con seguridad, tiene por
supuesto la gestión de todos los negocios colectivos, o como se dice vulgarmente, de los intereses
publicos, de la cosa publica; pero solo a titulo de instrumento de la fuerza de la ley y de represenante de
la razón de la sociedad misma. Luego, la autoridad del Estado es una emanación de la sociedad”. La
soberanía debe ser:

(a) Inalienable, porque la sociedad como el individuo no pueden ceder su personalidad, es decir, su
derechos y libertades, esclavizandose en favor de nadie, porque destruiria su propia naturaleza.
(b) Imprescriptible, porque si a virtud de hechos historicos la soberania es ejercitada por ciertos
depostarios del poder politico, la nacion conserva siempre su poder de constituir el Estado segun
sus intereses.
(c) Limitada, porque siendo un derecho, no puede salir del principio de justicia o de las condiciones
que constituyen la vida y progreso de la sociedad y de sus elementos, de modo que cuando la
nación ejerce su soberanía para constituir o delegar el poder político, ni ella ni sus delegados
pueden apartarse del régimen del derecho.
(d) Representativa igual y proporcionalmente en su ejercicio regular, bajo el régimen del derecho,
porque debiendo ser la manifestación de todos los intereses colectivos de la sociedad, todos ellos
tienen que ser considerados en la formación, aplicacion y administracion de la ley.
Habla de la importancia de la generalidad del sufragio (representación de minorías) y la
independencia de éste (que no sea presionado, es decir cohersivo por terceros; se debe evitar la
intervención gubernativa que puede atacar la independencia del sufragio; evitar fraudes de corrupción).
También reivindica el ejercicio directo del sufragio: se debe habituar y educar al pueblo para la
delegación directa, medio lógico de construir el gobierno de la soberanía nacional, sin poner
intermediarios entre la sociedad y el poder político (rechazo al sufragio de dos grados).

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