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Escena para cuatro personajes.

Eugene Ionesco
Durand, Dupont, Martín y La cantante Calva1 o mujer Durand: Sus pruebas no valen un comino… No me
bonita. convencen. El testarudo es usted. Yo no lo soy.
Dupont: Sí lo es usted.
Dupont: No… Durand: No
Durand: Sí… Dupont: Sí
Dupont: No… Durand: No
Durand: Sí… Dupont: Sí Durand:
Dupont: No… Le digo que no.
Durand: Sí… Dupont: Le digo que sí.
Durand: Cuando le digo a usted que no.
Dupont: Le digo a usted que no… Cuidado con las Dupont: Cuando le repito a usted que sí.
macetas. Durand: Por mucho que me repita usted que sí es no, no,
Durand: Le digo a usted que sí… Cuidado con las macetas. ¡NO!
Dupont: Puesto que le digo que no. Dupont: Es usted testarudo, ya ve usted como es testarudo.
Durand: Puesto que le digo que sí y le repito que sí. Durand: Cambia usted los papeles amigo... ¡No vaya a
Dupont: Por mucho que me diga usted que sí es no, no, no y derribar las macetas!... Cambia usted los papeles. Si discute
treinta y dos veces no. de buena fe tendría que darse cuenta de que el terco es
Durand: Dupont, cuidado con las macetas. usted.
Dupont: Durand, cuidado con la macetas. Dupont: ¿Y por qué he de ser terco? Cuando uno tiene
Durand: Es usted testarudo, es formidable lo testarudo que razón no se es terco y debería darse cuenta de que tengo
es usted. razón, sí, tengo razón…Así, sencillamente…
Dupont: No soy yo, es usted el que es terco, terco, terco. Durand: No puede usted tener la razón puesto que soy yo
Durand: No sabe usted lo que dice, ¿por qué dice usted que quien la tiene
soy terco? ¡Cuidado con las macetas! No soy absolutamente Dupont: Perdone… soy yo.
nada terco. Durand: No, soy yo.
Dupont: ¿Y tiene usted el valor de preguntarme que por qué Dupont: No, soy yo.
es usted terco? ¡Me deja usted pasmado! Durand: No soy yo.
Durand: No sé si le dejo pasmado o no, puede que lo deje Dupont: No, soy yo.
pasmado pero me gustaría saber por qué soy terco porque en Durand: No, soy yo.
primer lugar no soy terco. Dupont: No.
Dupont: ¿Qué no es usted terco? ¿No es terco cuando no Durand: No.
quiere usted, cuando se niega, cuando se opone o cuando se Dupont: No.
empecina en una palabra, a pesar de todas las pruebas que le Durand: No.
doy...? Dupont: No.

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Ionesco Eugene, Le chanteur chauve, Francia.
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Escena para cuatro personajes.
Eugene Ionesco
Durand: No. Dupont: Usted tampoco mi querido Durand y no me vuelva
Dupont: No. a llamar “Mi querido Dupont.”
Durand y Dupont: No. Cuidado con las macetas. Martin: ¡No me llaméis vuestro querido Martin! ¡No soy
Martín: Por fin estáis los dos de acuerdo vuestro querido Martin!
Dupont: ¡Ah eso no! No estoy, en modo alguno, de acuerdo Durand y Dupont: No me llaméis vuestro querido Durand
con él… – Dupont – Durand –Dupont.
Durand: No estoy, en modo alguno, de acuerdo con él. Martín: En primer lugar no puedo molestarlos con mi
Durand y Dupont: Niega la verdad, es él. cigarro puesto que no lo tengo. Hijitos, dejadme que os diga
Martín: ¡Oh…! No seáis estúpidos… Y cuidado con las que ambos exageráis. Exageráis. Yo no tengo nada que ver
macetas. No siempre es indispensable que, en el teatro, los en su historia. Puedo, por lo tanto, juzgar de ella
personajes sean todavía más necios que en la vida corriente. objetivamente.
Durand: Está bien. Juzgue usted.
Durand: Hacemos lo que podemos. Dupont: Juzgue, juzgue. De prisita.
Dupont: En primer lugar, me pone usted nervioso con ese
eterno cigarrillo. Martín: Permitidme que os diga con toda libertad,
Martín: Y creéis que vosotros dos no sois inaguantables, que, de ese modo, no vais a llegar a ningún resultado
dando vueltas en redondo, con las manos detrás de la preciso. Poneos, pues, de acuerdo sobre un punto, tened si
espalda, sin querer hacer la menor concesión… Acabaréis quiera una base de discusión, un diálogo posible.
por darme vértigo y vais a derribar las macetas… Durand: No hay diálogo posible con este caballero en
Durand: Y a mí, me va usted a hacer vomitar con ese humo esas condiciones. Las condiciones que propone son
inmundo. Qué idea, pasarse el día echando humo como inadmisibles.
chimenea. Dupont: No tengo empeño en llegar a nada a
Martin: No van a ser solo las chimeneas las que echen cualquier precio. Las condiciones que propone el señor son
humo. deshonrosas…
Dupont: Es que usted echa humo como una chimenea sin Durand: ¡Qué osadía! pretender que mis condiciones
deshollinar. son deshonrosas…
Durand: ¿Qué es deshollinar? Martín: Déjalo que se explique.
Martín: ¡Qué comparación tan trivial! ¡No tienes ni pizca Dupont: Explíquese
de imaginación! Martín: ¡Cuidado con las macetas!
Durand: Claro, es que Dupont no tiene imaginación Dupont: Me explico. No sé si quieran
ninguna. Pero usted no la tiene tampoco… verdaderamente hacerme caso. No sé si quieran
Dupont: Ni usted tampoco, querido Durand. comprenderme verdaderamente. Pero, compréndanme bien;
Martín: Tú tampoco, mi querido Dupont. para que nos comprendamos, es preciso entenderse
Dupont: Usted tampoco mi querido Martín. recíprocamente, y eso es lo que no alcanza a comprender el
Durand: Usted tampoco mi querido Dupont y no me llame señor Durand cuya incomprensión es proverbial.
su querido Durand. No soy su querido Durand.
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Escena para cuatro personajes.
Eugene Ionesco
Durand: ¡Se atreve usted a hablar de mi Dupont: Es usted.
incomprensión proverbial!... De sobra sabe que la Durand: Es usted.
incomprensión proverbial es la suya. Usted es el que Martín: Sois vosotros
siempre se ha negado a comprenderme. Dupont y Durand: ¡Es usted!
Dupont: ¡Esto es demasiado! Su mala fe es Martín: No
deslumbradora. Un niño de tres meses lo comprende, si es un Dupont: Si
crío de buena fe. Durand: ¡Ustedes hablan para no decir nada!
Durand: ¿Usted lo ha oído, eh? Usted lo ha oído… Dupont: ¿Yo hablo para no decir nada?
Dupont: ¡Esa sí que es buena! Usted es quien no Martín: Sí, tú hablas para no decir nada.
quiere comprender. ¿Ha oído usted lo que se atreve a Durand: Sí, usted habla para no decir nada.
pretender? Dupont: También ustedes hablan para no decir nada.
Martín: Amigos, no perdamos el tiempo Martín: Vosotros sois los que hablan para no decir
Martín: Al caso están hablando para no decir nada. nada.
Dupont: ¿Cómo? ¿Yo hablo para no decir nada? Durand: Ustedes son los que hablan para no decir
Durand: ¿Cómo se atreve usted a decir que yo hablo nada.
para no decir nada? Dupont: Ustedes son los que hablan apara no decir
Martín: Perdón. No he querido decir exactamente nada.
que habláis para no decir nada, no, no… No es eso Martín: Eres tú.
exactamente. Lo que he dicho es que a veces habláis para no Durand: Es usted.
decir nada. Dupont: Es usted
Dupont: ¿Cómo puede usted decir que hablamos para Durand: Es usted
no decir nada, cuando precisamente acaba usted mismo de Dupont: Es usted.
decir que hablamos para no decir nada, siendo Martín: Vosotros… vosotros… vosotros…
absolutamente imposible hablar para no decir nada, ya que Durand: Ustedes… ustedes… ustedes…
cada vez que se dice algo se habla, y recíprocamente, cada Dupont: Ustedes… ustedes… Ustedes…
vez que se habla se dice algo? Cantante Calva: Buenos días señores… Cuidado con
Martín: Admitamos que yo haya podido decir, que las macetas…¿Por qué disputan ustedes? ¡Oh, Queridos
haya dicho que hablabais para no decir nada, eso no quiere amigos…!
decir que habléis para no decir nada. Hay veces, sin Dupont: ¡Oh, querida amiga, al fin llega usted, va a
embargo, en que se habla más no diciendo y en que no se dice sacarnos de este callejón sin salida!
nada hablando demasiado. Eso depende de los momentos y Durand: ¡Oh, querida amiga, va usted a ver hasta
las gentes. Pero, ¿qué estáis diciendo, en suma, desde hace qué punto la mala fe de…!
ya un buen rato? Nada, absolutamente nada. Cualquiera Martín: ¡Oh, querida amiga acérquese para que la
puede afirmarlo. pongamos al tanto de lo que está sucediendo!
Durand: Dupont es el que habla para no decir nada, Dupont: Yo soy quien va aponerla al corriente del
no yo. asunto, porque ésta dama encantadora es mi novia…
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Escena para cuatro personajes.
Eugene Ionesco
Cantante Calva: DAMAS Y CABALLEROS, estoy
Durand: Esta dama encantadora es mi novia. totalmente de acuerdo con ustedes de que esto es totalmente
Dupont: Querida amiga, diga usted a estos una estupidez,.
caballeros que es usted mi novia.
Martín: Está usted en un error, es mi novia.
Durand: Querida amiga, diga usted a estos
caballeros que usted es mi novia.
Dupont: Está usted en un error, es la mía.
Martín: Querida amiga, tenga la bondad de decir…
que…
Durand: Está usted en un error, es la mía.
Dupont: Querida amiga…
Martín: Está usted en un error, es la mía.
Durand: Querida amiga…
Dupont: Está usted en un error, es la mía.
Martín: Querida amiga, tenga la bondad de decir…
que…
Durand: Está usted en un error, es la mía…
Dupont: ¡Oh, amiga querida!
Durand: ¡Permítame que le dé un beso!
Martín: ¡Acepte este ramo!
Cantante Calva: ¡Oh, gracias!
Dupont: ¡Tome éstas lindas flores!
Cantante Calva: ¡Gracias, gracias!
Durand: Tome esto le ruego que me dé un beso…
Béseme… béseme…
Martín: Béseme… béseme…
Dupont: Sí…Béseme…. Béseme…
Cantante Calva: ¡Basta!
Martín: ¡Os pide que la dejen en paz!
Durand: ¡Os pide que la dejen en paz!
Dupont: ¡Os pide que la dejen en paz!
Cantante Calva: ¡Déjenme todos ustedes en paz!
Martín: ¿Yo?
Durand: ¡¿yo?!
Dupont: ¡yo!

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