En el extraordinario curso “Estrategias de Ilusión y engaño” que dictamos
el mes pasado se analizó uno de los patrones y mecanismos psicológicos más sutiles que utiliza un ilusionista y que él denomina: “Paréntesis de olvido”. Nosotros, en nuestro lenguaje de PNL e hipnosis, le denominamos “interrupción de patrón” o -cuando es muy intenso- “patrón de shock y sorpresa”
Esto consiste en interrumpir cualquiera acción que una persona esté
desarrollando de forma rápida, resuelta y osada. Incluyendo una expresión o manifestación verbal. Es un truco hipnótico muy usado por nosotros y que he enseñado por años a quienes estudian “trance conversacional” y también “trances hipnóticos” en el nivel de “Master de Programación Neurolinguística”. Lo hemos enseñado y usado, por años, para generar un trance instantáneo y una “amnesia conscientemente”. Milton Erikson utilizó este mecanismo psicológico al máximno de su capacidad al crear su dinámica hipnótica llamada “la interrupción del saludo de la mano”
Este mismo mecanismo psicológico, que puede ser muy útil
terapéuticamente, es usado por el ilusionista. Muchas veces todo el éxito de un juego mágico se basa en ello.
Yo he utilizado muchas veces este mecanismo al sacar a una persona de
un trance hipnótico terapéutico, con el objeto que no recuerde detalles de la terapia y evitar así que sabotee mis esfuerzos por lograr una mejoría.
Lo he usado muchas veces en terapia para interrumpir la neurología
limitante de alguien. Por ejemplo, cuando una persona siente que va a comenzar a deprimirse, debe salir de inmediato a dar una vuelta en bicicleta o cosas similares. Lo mismo cuando alguien comienza a sentir pánico por alguna situación puede comenzar a hacer “lagartijas”, o “flexiones de brazos”, etc. Esto re-educa completamente el cerebro y la neurología El mismo mecanismo es usado por el ilusionista para que la persona no logre ver “el movimiento sucio” en un juego mágico de ilusionismo
¿Cómo podemos usar esto mismo en la vida cotidiana?
Se puede aprovechar este fenómeno, psicológico y neurológico, en
situaciones similares a las relatadas anteriormente. Lo clásico es “cuenta hasta diez, y haz 6 respiraciones profundas mientras te alejas completamente cuando te das cuenta que comienzas a enojarte”.
Cuando -años atrás- me dediqué a estudiar la filosofía clásica Platónica, y
Romana-Estoica, comprendí claramente que estas Escuelas de Filosofía basaban muchos de sus más prácticos postulados en una tradición mucho más antigua: la Filosofía Pitagórica.
La Escuela Pitagórica, considerada una de las más sabias de todas,
enseñaba a sus alumnos -como normas de vida- jamás hacer o decir nada cuando se estuviera bajo el arrebato de la ira. Lo que ellos llamaban “la pasión” de la ira.
Por el contrario, se les aconsejaba abandonar de inmediato el lugar donde
se estaba generando una discusión; y si se hacía necesario un castigo o acción correctiva, posponerlo completamente hasta que se estuviera completamente calmado/a y en pleno control emocional. De alguna manera comprendían estos mecanismos neurológicos, que fueron descubiertos muy recientemente.
He tenido oportunidad de usar este mecanismo neurológico, tan útil en la
vida diaria, en varias ocasiones que mencionaré:
1. Durante un vuelo desde la ciudad de Orlando a Miami un niño
pequeño, no mayor a 3 años, traía a toda la cabina alterada por un incesante llanto. Sus padres hacían todo lo posible por calmarle sin éxito alguno. Sumado a esto, fuertes turbulencias movían el avión de lado a lado, haciendo casi insorpotable la situacion. Me acerqué al niño y utilicé dos trucos neurológicos: LLamé su atención acercándome a él y estornudando fuertemente – demanera ficticia- mostrándole luego un manojo de llaves por encima de sus ojos obligándolo -por la curiosidad- a mirar hacia arriba. Así lo tuve varios segundos, con lo cual cesó de forma inmediata el llanto. Luego le dije al padre que distrajera al niño con su mano elevada a la misma altura de la mía, la mantuviera allí lo más posible jugando con ella por encima de sus ojos, y nada más. El efecto fue inmediato (*). Dejó de llorar y el vuelo hasta el aterrizaje fue mucho más agradable para todos. 2. En otra ocasión a una pequeña sobrinita, que lloraba para desesperacion de sus padres, la sorprendí completamente al llamarla de forma sorpresiva por su nombre, y de inmediato, acercarme a ella y quitarle uno de sus zapatos, revisarlo muy seriamente y callado -como simulando ver si tenía aguna piedrecilla en su interior- luego volviéndoselo a poner, y haciendo lo mismo con el otro de forma muy rápida. Dejó de llorar de forma instantánea y se le olvidó seguir llorando a continuación. Se le produjo una amnesia deliberada o “conscientemente provocada” por mi 3. Tonny Robbins, el famoso coach americano, lo usaba mucho -como él mismo reconoce- cuando hacía terapia de personas. Si alguien comenzaba a llorar todas las miserias de su vida, alimentando así la neurología limitante, de inmediato le interrumpía diciendo: “perdone pero ¿dónde dejó usted estacionado su automóvil?”, y cosas similares, para generar la distracción e “interrupción de patrón”. O bien simplemente le decía: “¡Momento, aún no hemos comenzado la terapia!” y luego salía de la habitación, por varios minutos, con el pretexto de ir a buscar algo, etc. Cuando regresaba la persona había olvidado lo que estaba diciendo 4. En programas de ventas he visto que algunos recomiendan la “interrupción de patrón” para vendedores que tienen miedos a las “llamadas en frío”, ventas telefónicas con personas desconocidas. Cuando comienzan a sentir miedo se les recomienda que de inmediato comiencen a jugar con una pelota, haciéndola rebotar en el suelo, por algunos minutos; o hacer flexiones, “lagartija”, u otros ejercicios físicos. Otros que temen enfrentar público (miedo escénico) golpean con fuerza un cojín y cosas similares por varios minutos antes de salir a dar un discurso o presentación. 5. Yo he interrumpido discusiones tontas, cuando han comenzado, haciendo una pregunta completamente ajena al tema de discusión, de una forma muy seria e importante, como algo casual que ocurre allí, forzando a los que discuten a pensar en otra cosa y olvidarse completamente de las causas de sus diferencias; creando en ellos, estas “amnesias conscientes” o -como le llaman los ilusionistas- “paréntesis de olvido”. Este mecanismo o fenómeno psicológico, y neurológico, tan simple tiene aplicaciones muy útiles y múltiples cuando se le usa bien y en forma oportuna. Afectuosamente, Rod Nota: (*) Este truco de hacer mirar hacia arriba a una persona que llora, o se lamenta de tristeza, aprovecha lo que en PNL se denomina “Claves de acceso Ocular” y que está incluido en un artículo que envié a los suscriptores del boletín electrónico del Consorcio Internacional de PNL y Coaching la primera quincena de Enero. Ese boletín quincenal es gratuito y puedes suscribirte a él a través de la página web del Consorcio Internacional de PNL y Coaching . Es imposible para una persona ponerse triste o llorar si está mirando hacia arriba como se sabrá al leer aquel artículo. El cerebro no puede conectarse con la emoción cuando mira hacia arriba como descubrieron Bandler y Grinder en las claves de acceso ocular.