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El feminismo surge de la necesidad de combatir una creencia arraigada en la sociedad sobre la

supremacía del hombre, del macho dicho en términos biológicos, de combatir una desigualdad social,
económica, cultural, política e incluso sexual por el hecho de haber nacido mujer. Sin embargo, este
concepto es muchas veces mal interpretado. El feminismo si bien combate al androcentrismo, no nace
como un movimiento deseoso de suprimir al hombre del ámbito sociocultural y menos de elevar a la
mujer (hembra) a un estatus superior. Por el contrario, nace como el deseo de igualdad entre hombres y
mujeres en todos los ámbitos que como Seres Humanos hacen parte del día a día.
Entre las principales características del feminismo encontramos entonces la revolución en el ámbito
sexual, ya sea en la vida conyugal como en la soltería, por parte de las mujeres. Llegados a este punto, el
feminismo desarticula todas las ideas sobre la dominación sexual del macho hacia la hembra, que era
vista como un instrumento de placer y se sacaba de toda discusión la cuestión sobre si la mujer
disfrutaba o no del acto sexual. Incluso desde el ámbito religioso, el sexo era limitado al disfrute del
macho y las posiciones sexuales eran simple y llanamente una repetición tras otra de lo mismo.
Entre los distintos personajes que hacen alusión a esta revolución sexual encontramos a la doctora Flavia
Dos Santos, sexóloga brasileña quien actualmente reside en Colombia. En una entrevista publicada en
2013 por el periódico El Espectador ella dice “El sexo es lo que nos mantiene tan vibrantes, tan alegres y
satisfechos con nosotros mismos”, revelando así que cada persona debe disfrutar de su sexualidad y no
encapsularse en ideales donde el goce y disfrute del sexo son considerados tabú, puesto que la
sexualidad no es solo tener intimidad con la pareja, sino el conjunto de acciones previas y posteriores
cuyo fin es hacer que la persona se sienta bien consigo misma de tal manera que pueda reflejar esa
satisfacción en los distintos ámbitos que desempeñe.
Además, en su libro “¿qué hago con el sexo?” revela la gran importancia del sexo en pareja, dejando
claro que el disfrute del sexo entre ambos actores en el acto sexual es de vital importancia para una
relación ya que es un acto de confianza que brinda estabilidad emocional entre ambos. Aún más,
dejando claro que en el sexo no importa si los actores son parejas heterosexuales u homosexuales, el
sexo debe ser un acto en el cual ambos disfruten y el placer de uno no se vea limitado por el actuar del
otro. Un sexo sin limitaciones, de explorar, conocer y experimentar nuevas cosas.
Otra referente a esta revolución sexual es la doctora Lucia Nader, sexóloga colombiana. En un
comunicado de prensa publicado en el 2016 en el periódico El Espectador titulado “¿Qué tanto conozco
las preferencias sexuales de mi pareja?” la doctora Lucia Nader nos revela la importancia de la
comunicación entre las parejas y más aún el papel de aceptación hacia nosotros mismos. Revela que en
sus años de experiencia ha encontrado que el conocer y hablar de sexo le permite a la persona
encontrarse a sí misma y abrirse a descubrir el disfrute de su sexualidad. Esto, según ella, permite no
solo el goce personal sino que en aquellos casos de vida conyugal el goce se extiende hacia la pareja.
Sin embargo, según la doctora Lucia Nader, el vestir de una mujer también es una forma de feminismo,
habiendo dejado claro anteriormente la ideología del mismo. El uso del tacón que es visto por muchos
como un de altives por parte de una mujer, es en realidad el desapego a normas tabú. Momento en el
cual las mujeres pueden disfrutar libremente de su ser y un paso más a la propia aceptación y que dicha
aceptación se extiende muchas veces al hombre.
En conclusión, el feminismo, que no es un matriarcado ni una ideología que eleva a la mujer a un estatus
superior, es una parte ideal de la sociedad colombiana, que más que capricho es necesaria para un
desarrollo intelectual en una sociedad altamente influenciada por los años y años de poder eclesiástico.
El entendimiento del sexo brindado por el feminismo permite a la persona descubrir y entender su
sexualidad. El ignorar esto sería ignorar los distintos casos de suicidio por parte de personas señaladas
por su preferencia sexual, el divorcio de parejas por el entendimiento erróneo sobre el acto sexual y más
aún sería negarse el goce, siempre responsable claro, de la propia sexualidad. El hablar, discutir y
dialogar con los padres, amigos o incluso en el ámbito laborar y escolar sobre sexo no debe ser
considerado un tabú. Esto brinda las bases no solo de la confianza sino de estabilidad que se verá
reflejada en el propio actuar individual. El sexo no es un tabú, es parte de toda persona incluso desde
una perspectiva biológica.
El feminismo es algo donde no solo una mujer tiene cabida, todo lo contrario, acepta a toda persona
dispuesta a entender al otro y a entenderse a sí mismo tanto en la soltería como en la vida conyugal y
que a su vez hace parte de una vida social.

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