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Para Immanuel Kant la sensibilidad tiene como formas a priori el espacio y

el tiempo y la razón humana tiene, también anteriores a toda experiencia, un


conjunto de categorías para concebir los objetos, siempre que
haya fenómenos sobre los cuales ellas puedan actuar. Cuando tal cosa no ocurre,
como en el caso de los objetos denominados "metafísicos", el entendimiento deriva
en las llamadas antinomias, en las cuales puede demostrarse como verdadera tanto
una posición como la contraria, hay argumentos en favor y en contra de las tesis y
de sus respectivas antítesis. La solución no puede ser dogmática sino crítica de la
razón pura, distinguiendo la "cosa en sí" del mundo fenomenológico, que no existe
independientemente de nuestras representaciones.
Immanuel Kant sostuvo que cuando la razón rebasa la experiencia posible a
menudo cae en varias antinomias; es decir, perspectivas igualmente racionales pero
contradictorias. En el vocabulario kantiano, «razón» no remite a una facultad que
cumpla la función de establecer las verdades racionales, pues según su
planteamiento, esta rebasa la experiencia posible y se vuelve trascendente. Por
ejemplo, Kant pensaba que se podía llegar, a partir de la suposición de que el mundo
tiene un comienzo en el tiempo, a la conclusión de que no lo tenía, y viceversa. El
estudio de tales fenómenos forma parte del programa crítico de Kant para
determinar los límites de la ciencia y de la investigación filosófica.
El término fenómeno tiene un significado especial en la filosofía de Kant, al poner
en contraposición el concepto de fenómeno con el de noúmeno. Los fenómenos
constituyen el mundo tal como lo percibimos, en oposición al mundo tal como existe
independientemente de nuestra experiencia, a lo que Kant llama «la cosa en sí
misma» (Das Ding an sich). Según Kant, el ser humano no puede conocer las cosas-
en-sí-mismas, sino solamente las cosas tal como las percibe o experimenta. Por lo
tanto, la tarea de la Filosofía consiste en tratar de comprender el propio proceso de
la experiencia.
El criticismo kantiano afirma que, si bien nada hay en la inteligencia que no tenga
origen en la experiencia de los sentidos, no todo el contenido del conocimiento se
deriva de lo percibido sensorialmente. Lo conocido es el resultado de la aplicación
de las facultades del intelecto al objeto del conocimiento; esto es, las características
de aquello que se conoce provienen en parte del objeto conocido, pero también se
derivan en parte de la estructura de la inteligencia que conoce, una doctrina
conocida como idealismo subjetivo. Las propiedades del intelecto que permiten
conocer son las que Kant llama formas a priori de la inteligencia, y están divididas
en tres niveles (formas de la percepción, del entendimiento y de la razón); incluyen
nociones como las de espacio y tiempo, que no se extraen de la experiencia sino
que constituyen su condición de posibilidad. El hecho de que sea imposible pensar
un objeto sin colocarlo en el espacio no indica nada acerca de la naturaleza de los
objetos, sino de la mente que los piensa.
Atribuido a Immanuel Kant, el movimiento de filosofía crítica (alemán: kritische
Philosophie) considera que la tarea principal de la filosofía es la crítica más que la
justificación del conocimiento; La crítica, para Kant, significaba juzgar las
posibilidades del conocimiento antes de avanzar al conocimiento mismo (del griego
kritike (techne), o "arte del juicio"). La tarea básica de los filósofos, según este punto
de vista, no es establecer y demostrar teorías sobre la realidad, sino más bien
someter todas las teorías, incluidas las de la filosofía misma, a una revisión crítica
y medir su validez según cuán bien resistan las críticas.
La "filosofía crítica" también se usa como otro nombre para la filosofía de Kant. Kant
dijo que la investigación adecuada de la filosofía no se trata de lo que existe en la
realidad, sino más bien del carácter y los fundamentos de la experiencia misma.
Primero debemos juzgar cómo funciona la razón humana y dentro de qué límites,
para que luego podamos aplicarla correctamente a la experiencia sensorial y
determinar si se puede aplicar a los objetos metafísicos.

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