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PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

Magistrada ponente

SP2920-2017
Radicación n° 48199
(Aprobado Acta n° 134)

Bogotá D.C., ocho (8) de mayo de dos mil diecisiete


(2017)

VISTOS

Se resuelve el recurso de apelación interpuesto por el


defensor de CARLOS ERNESTO GUERRERO RODRÍGUEZ
en contra de la sentencia emitida el siete de abril de 2016
por el Tribunal Superior de Yopal, que lo condenó como
autor del delito de prevaricato por acción.

HECHOS

El Tribunal declaró probado que CARLOS ERNESTO


GUERRERO RODRÍGUEZ, en ejercicio de su función como
juez promiscuo municipal de Villanueva (Casanare), omitió
valorar las pruebas favorables al procesado José Joaquín
Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

Guevara Rico y, por ello, el tres de diciembre de 2009 emitió


en contra de éste una sentencia condenatoria
manifiestamente contraria a la ley.

ACTUACIÓN RELEVANTE

El 20 de junio de 2013 la Fiscalía le formuló


imputación a CARLOS ERNESTO GUERRERO RODRÍGUEZ
por el delito de prevaricato por acción, consagrado en el
artículo 413 del Código Penal.

El cinco de diciembre del mismo año lo acusó por el


mismo delito, según se indicará más adelante.

Una vez agotados los trámites previstos en la Ley 906


de 2004, el Tribunal Superior de Yopal condenó al
procesado, en los términos que serán precisados a
continuación.

LA DECISIÓN IMPUGNADA

El siete de abril de 2016 el Tribunal condenó a


GUERRERO RODRÍGUEZ a las penas de 50 meses de
prisión, inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas por el término de 80 meses, multa por
valor de 68 salarios mínimos legales mensuales vigentes y
pérdida del cargo de juez. Lo anterior por hallarlo
penalmente responsable del delito de prevaricato por
acción, consagrado en el artículo 413 del Código Penal

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

Dispuso que “las penas impuestas se harán efectivas


una vez quede en firme la decisión”.

La premisa fáctica del fallo fue presentada de la


siguiente manera:

En la primera parte de la sentencia, bajo el título de


“Hechos”, el Tribunal anotó lo siguiente:

En querella presentada por el señor JORGE ENRIQUE GÓMEZ


MONTEALEGRE, afirmo (sic) haber adquirido, por compra
efectuada a CAMILO CASAS ORTIZ, el predio denominado la
comarca (sic) ubicado en la jurisdicción del municipio de
Villanueva, de conformidad con la escritura pública No. 2592 del
4 de junio de 2007, acto jurídico en el cual aparece también
comprador comercializadora el PESCADITO LTDA (sic), en un
porcentaje del treinta por ciento (30%), e intervino como testigo el
querellado José Joaquín Guevara Rico.

El dos de agosto del mismo año agrego (sic) que el señor


GUEVARA RICO, irrumpió en la comarca (sic), violo (sic) la
seguridad del predio, insulto (sic) a los trabajadores y les
expreso (sic) que él era el dueño del predio, lo cual no es cierto,
toda vez que no le fue entregado como tenedor poseedor, mucho
menos como propietario.

En resolución No. 040 de diciembre de 2007 el jefe de la unidad


de justicia (sic) del municipio de Villanueva, protege el derecho de
posesión que ostenta el señor JOSÉ JOAQUÍN GUEVARA RICO
sobre el predio denominado la comarca (sic); decisión que es
confirmada por el alcalde municipal, a través de resolución
administrativa No. 0316 del 23 de junio de 2008.

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El señor JORGE ENRIQUE GÓMEZ MONTEALEGRE a la par con


la demanda del amparo policivo, denuncia a José Joaquín
Guevara Rico por la conducta punible de perturbación a la
posesión o usurpación de tierras tal como consta en su escrito
dirigido a la fiscalía general de la nación (sic) seccional
Villanueva el día 28 de agosto de 2007.

El doctor CARLOS ERNESTO GUERRERO RODRÍGUEZ en calidad


de juez municipal de Villanueva, el día 3 de diciembre de 2009
dicto (sic) sentencia condenatoria de primera instancia en contra
de JOSÉ JOAQUÍN GUEVARA RICO por el delito de invasión de
tierras o edificaciones, imponiendo como pena principal 40 meses
de prisión.

Al decir de la Fiscalía General de la Nación a través de su


delegado ante el tribunal superior del distrito judicial de santa
rosa de Viterbo (sic), el señor juez promiscuo municipal de
Villanueva, prevarico (sic) cuando emitió el fallo datado a 3 de
diciembre de 2009 por cuanto la motivación de la sentencia
es sofística, falsa, aparente y además de ello omitió
valorar todas las pruebas presentadas por el procesado y
su defensor de las que hubiese llegado a una conclusión
distinta a la condena, máxime que el material probatorio
indicaba que el procesado JOSÉ JOAQUÍN GUEVARA RICO
no era invasor como que su presencia en el predio la comarca
(sic) fue consentida por JORGE ENRIQUE GÓMEZ
MONTEALEGRE1.

A lo largo del fallo, el Tribunal hizo múltiples


consideraciones de orden fáctico. Como en este caso no se
discute que el procesado emitió la sentencia condenatoria
atrás referida, en ejercicio del cargo de juez promiscuo
municipal de Villanueva (Casanare), la Sala hará énfasis en

1 Negrillas fuera del texto original.


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los hechos atinentes al carácter de “manifiestamente


contrario a la ley”, que se le atribuye a dicha decisión. Sobre
ese aspecto, cabe resaltar lo siguiente:

El fallador hizo un recuento de algunas de las pruebas


practicadas en el proceso presidido por GUERRERO
MARTÍNEZ, concretamente de aquellas indicativas de que el
procesado en aquel trámite (José Joaquín Guevara Rico) no
incurrió en el delito por el que fue acusado.

Para tales efectos, se refirió a los documentos


incorporados por la Fiscalía durante el juicio oral, y a partir
de los mismos emitió las siguientes conclusiones: (i) de
haberlos valorado, el procesado “muy seguramente tendría
que haber absuelto a JOSÉ JOAQUIN GUEVARA RICO”; (ii)
“con la prueba dejada de valorar o valorada
inadecuadamente”, se demuestra que Guevara Rico era
poseedor del inmueble objeto de disputa; (iii) “la
interpretación errónea y contraria a derecho conduce a la
inexistencia del punible de invasión de tierras”; y (iv) en la
sentencia, el procesado declaró probado que José Joaquín
Guevara invadió el predio La Comarca, “cuando en realidad
las pruebas permitían concluir que quien quiso ocupar el
predio en esa fecha fue JORGE GÓMEZ”.

Sobre la conducta realizada por el procesado, el


Tribunal concluyó:

Del análisis realizado anteriormente se permite concluir que la


decisión del juez de primera instancia a través de la sentencia
calendada a (3) de diciembre de 2009, es manifiestamente
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Segunda instancia No. 48199
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contraria, no solo a las normas de que tratan los artículos 170 y


238 de la Ley 600 de 2000 sino también al acervo probatorio
recaudado en el proceso penal y que el incumplimiento de
esas obligaciones legales fue el determinante en la decisión de
impartirse sentencia contraria a derecho. Y es notoria la
contrariedad con el ordenamiento legal porque no se
estudió y valoro (sic) la totalidad de las pruebas como
fueron la injurada (sic) del procesado, procesos policivos,
peticiones de los alegatos, y otras a ello se suma (sic) la ausencia
total de cualquier reflexión sobre los medios probatorios que
señalaba (sic) que GUEVARA RICO era poseedor del predio en
litigio y que por tanto no podía ser su invasor 2.

En la parte final de su argumentación, el Tribunal, al


referirse a los alegatos de la defensa, dijo:

En cuanto a que su patrocinado actuó conforme a derecho dentro


del proceso de invasión de tierras, dicha afirmación no tiene
respaldo probatorio, habida consideración que incluso nuestro
máximo tribunal de casación, caso (sic) la sentencia dentro de
dicho trámite por la citada conducta contra el patrimonio
económico, por considerar precisamente que la misma no era
acorde al ordenamiento jurídico.

LA IMPUGNACIÓN

El defensor del procesado interpuso el recurso de


apelación durante la audiencia de lectura del fallo, y lo
sustentó posteriormente, dentro del término legal.

Luego de una larga disertación sobre la “inviolabilidad


e intangibilidad de las decisiones judiciales”, y de hacer un
recuento histórico de este proceso, plantea que la Fiscalía

2 Negrillas fuera del texto original.


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omitió incorporar toda la documentación del proceso dentro


del cual se emitió la sentencia cuestionada, puntualmente:
(i) las “pruebas de cargo”; (ii) la resolución de acusación
proferida por el fiscal del caso; (iii) la decisión emitida por el
funcionario de la Fiscalía que resolvió el recurso de
apelación interpuesto contra el llamamiento a juicio; (iv) el
salvamento de voto de una H. Magistrada de la Corte
Suprema de Justicia, en el trámite del recurso
extraordinario de casación interpuesto por la defensa de
Guevara Rico; y (v) el concepto emitido por el Procurador
delegado para la casación penal.

De otro lado, resaltó que de la decisión tomada por


esta Corporación, en el sentido de casar el fallo proferido en
contra de Guevara Rico, no se sigue que el juez GUERRERO
RODRÍGUEZ haya incurrido en el delito de prevaricato,
máxime si se tiene en cuenta el salvamento de voto atrás
referido.

En un escrito presentado con posterioridad, pero aún


dentro del término para sustentar el recurso, planteó lo
siguiente:

La imputación se hizo bajo la denominación jurídica


de prevaricato por acción, toda vez que “no se apreciaron
ninguna de las pruebas presentadas por la defensa que
demostraban la existencia del delito y que el señor JORGE
ENRIQUE aceptó en presencia del denunciado en la finca…”.

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Segunda instancia No. 48199
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Con base en esa información el Tribunal concluyó que


“…es un hecho evidente que con la prueba dejada de valorar
o valorada inadecuadamente que JOSÉ JOAQUÍN GUEVARA
RICO poseía el inmueble desde hacía año y medio a la fecha
de la presentación de la querella y denuncia criminal, lo hizo
con el consentimiento de su propietario, coligiéndose que no
se estructuran ninguno de los elementos del delito de
invasión de tierras y edificaciones”.

“Significan las apreciaciones anteriores, tanto de la


Fiscalía como del H. Tribunal que se presentaría la omisión
en la conducta del procesado y no acción y que por lo mismo
estaría mal formulada la imputación”.

En los casos difíciles los controles a las posibles


equivocaciones de los jueces deben realizarse a través de los
recursos consagrados en el ordenamiento jurídico, tal y
como lo ha resaltado esta Corporación. Al efecto, resalta
que la sentencia proferida por su representado fue
confirmada por el juzgador de segunda instancia, y frente a
los mismos hechos se presentó el salvamento de voto atrás
referido.

Además, a GUERRERO RODRÍGUEZ “se le endilga la


valoración equivocada de las pruebas sin que se concrete en
el fallo cuál fue la equivocación en que incurrió y sin hacer
comparación alguna entre las aportadas por mi representado
y por la Fiscalía”, a lo que se aúna que los actos
administrativos a que hizo alusión el Tribunal “no hacen
tránsito a cosa juzgada”.

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

Concluye que durante el juicio oral no se aportaron


pruebas del dolo que se le atribuye al procesado, por lo que
debe aplicarse el principio de buena fe.

Basado en lo anterior, solicita a la Sala revocar el fallo


impugnado y, en consecuencia, absolver al procesado por el
delito de prevaricato por acción.

LOS NO RECURRENTES

Los no recurrentes no presentaron alegatos.

CONSIDERACIONES

Para resolver el recurso de apelación la Sala seguirá el


siguiente derrotero.

Primero, establecerá las reglas procesales y


probatorias aplicables a este caso. Abordará los siguientes
temas: (i) la delimitación de la premisa fáctica de la
acusación y la sentencia; (ii) el tema de prueba en los
delitos de prevaricato por acción, cuando el reproche recae
sobre la valoración probatoria realizada por el funcionario
procesado; y (iii) la posibilidad de utilizar como medio de
prueba las decisiones tomadas por otros funcionarios frente
a los hechos objeto de controversia.

Luego, analizará la decisión impugnada. En este


apartado estudiará los siguientes aspectos: (i) la
delimitación del tema de prueba; (ii) lo que se demostró
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Segunda instancia No. 48199
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durante el juicio oral; y (iii) las razones por las cuales la


sentencia condenatoria debe ser revocada.

1. Reglas procesales y probatorias aplicables al caso

1.1. La delimitación de la premisa fáctica de la


acusación y la sentencia

Reiteradamente esta Corporación ha hecho énfasis en


la necesidad de que la Fiscalía, en la acusación, y el Juez,
en la sentencia, precisen la premisa fáctica.

Para tales efectos, ha resaltado la diferencia entre


hechos jurídicamente relevantes, hechos indicadores y
medios de prueba. Dijo:

Es frecuente que en la imputación y/o en la acusación la Fiscalía


entremezcle los hechos que encajan en la descripción normativa,
con los datos a partir de los cuales puede inferirse el hecho
jurídicamente relevante, e incluso con el contenido de los medios
de prueba. De hecho, es común ver acusaciones en las que se
trascriben las denuncias, los informes ejecutivos presentados
por los investigadores, entre otros.

También suele suceder que en el acápite de “hechos


jurídicamente relevantes” sólo se relacionen “hechos
indicadores”, o se haga una relación deshilvanada de estos y
del contenido de los medios de prueba.

Estas prácticas inadecuadas generan un impacto negativo para


la administración de justicia, según se indicará más adelante.

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Segunda instancia No. 48199
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Así, por ejemplo, en un caso de homicidio cometido con arma de


fuego, uno de los hechos jurídicamente relevantes puede
consistir en que el acusado fue quien le disparó a la víctima.

Es posible que en la estructuración de la hipótesis, la Fiscalía


infiera ese hecho de datos o hechos indicadores como los
siguientes: (i) el procesado salió corriendo del lugar de los
hechos segundos después de producidos los disparos letales; (ii)
había tenido un enfrentamiento físico con la víctima el día
anterior; (iii) dos días después del homicidio le fue hallada en su
poder el arma con que se produjo la muerte; etcétera.

Hipotéticamente, los datos o hechos indicadores podrían


probarse de la siguiente manera: (i) María lo observó cuando
salió corriendo del lugar de los hechos luego de ocurridos los
disparos; (ii) Pedro fue testigo del enfrentamiento físico que
tuvieron el procesado y la víctima; (iii) al policía judicial le consta
que dos días después de ocurrido el homicidio, al procesado le
fue hallada un arma de fuego; (iv) un perito en balística
dictaminó que el arma de fuego incautada fue la utilizada para
producir los disparos letales; etcétera3.

Al estructurar la hipótesis, la Fiscalía debe especificar los hechos


jurídicamente relevantes (en este caso, entre ellos, que el
procesado fue quien le disparó a la víctima). Si en lugar de ello
se limita a enunciar los datos o hechos indicadores a partir de
los cuales puede inferirse el hecho jurídicamente relevante, la
imputación y/o la acusación es inadecuado. (CSJ SP, 8 Mar.
2017, Rad. 44599; CSJ SP, 15 Mar. 2017, Rad. 48175; entre
otras).

En esta misma línea argumentativa, en las aludidas


sentencias resaltó la importancia de delimitar

3 En idéntico sentido, Módulo de Evaluación del Caso. Reglas básicas para el manejo estratégico de
Casos Penales. Fiscalía General de la Nación (documento preliminar de trabajo).

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correctamente el tema de prueba, lo que implica diferenciar


los tres conceptos atrás enunciados: hechos jurídicamente
relevantes, hechos indicadores y medios de prueba.
Puntualizó:

La hipótesis fáctica contenida en la acusación en buena


medida determina el tema de prueba. Del mismo también
hacen parte las hipótesis propuestas por la defensa, cuando
opta por esa estrategia.

Así, por ejemplo, si en su hipótesis la Fiscalía plantea que el


acusado, en unas determinadas condiciones de tiempo y lugar,
rompió la puerta de ingreso a la residencia de la víctima,
ingresó a la misma y se apoderó de un televisor avaluado en
dos millones de pesos, con la intención de obtener un provecho
económico, y concluye que esos hechos encajan en el tipo penal
previsto en los artículos 239 y 240, numerales 1 y 3, cada uno
de los componentes de ese recuento factual hará parte del tema
de prueba.

Si, a su vez, la defensa plantea que el acusado actuó bajo un


estado de embriaguez involuntaria, que le impedía comprender
la ilicitud de su conducta y/o determinarse de acuerdo con esa
comprensión, estos aspectos fácticos también se integran al
tema de prueba.

Sin mayor esfuerzo puede advertirse que si la hipótesis de


hechos jurídicamente incluida por la Fiscalía en la acusación es
incompleta, el tema de prueba también lo será. En el mismo
sentido, a mayor claridad de la hipótesis de la acusación, con
mayor facilidad podrá establecerse qué es lo que se pretende
probar en el juicio.

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

Según se indicó en otros apartados, es común que uno o varios


elementos estructurales de la hipótesis de hechos jurídicamente
relevantes sólo puedan ser probados a través de inferencias.

En esos casos, el medio de prueba tiene una relación


“indirecta” con el hecho jurídicamente relevante, en la medida
en que sirve de soporte al dato o “hecho indicador” a partir del
cual se infiere el aspecto que guarda correlación con la norma
penal (CSJ AP, 30 Sep. 2015, Rad. 46153; entre otras).

Aunque es claro que esos datos o hechos indicadores deben ser


probados, y de esa forma se integran al tema de prueba, el
objetivo último es verificar si los hechos jurídicamente
relevantes fueron demostrados o no, en el nivel de conocimiento
previsto por el legislador.

En todo caso, debe tenerse presente que la correcta


delimitación de los problemas probatorios atinentes al caso
es presupuesto indispensable de la adecuada valoración de
los medios de conocimiento. Si el Juez no tiene claridad
sobre los aspectos que deben ser demostrados, según las
hipótesis fácticas propuestas por la Fiscalía y por la defensa
(cuando opte por esta estrategia), difícilmente podrá
constatar si las pruebas practicadas durante el juicio oral
demuestran más allá de duda razonable que el delito
ocurrió y que el procesado es penalmente responsable. Ello
es así, porque resulta naturalmente complejo sustentar un
asunto que no ha sido correctamente delimitado.

1.2. El tema de prueba en los delitos de prevaricato


por acción, cuando el reproche recae sobre la
valoración probatoria realizada por el
funcionario procesado
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Segunda instancia No. 48199
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En el caso que ocupa la atención de la Sala, la


acusación y la condena se emitieron por el delito de
prevaricato por acción, consagrado en el artículo 413 del
Código Penal. Esta norma dispone:

Prevaricato por acción. El servidor público que profiera


resolución, dictamen o concepto manifiestamente contrario a la
ley, incurrirá en prisión de cuarenta y ocho (48) a ciento cuarenta
y cuatro (144) meses, multa de sesenta y seis punto sesenta y
seis (66.66) a trescientos (300) salarios mínimos legales
mensuales vigentes e inhabilitación para el derecho de derechos
y funciones públicas de ochenta (80) a ciento cuarenta y cuatro
(144) meses.

En este caso no se discute la calidad de funcionario


público que ostentaba el procesado CARLOS ERNESTO
GUERRERO RODRÍGUEZ para cuando ocurrieron los
hechos. Tampoco se debate que la sentencia condenatoria
que emitió el tres de diciembre de 2009 en contra de José
Joaquín Guevara encaja en los conceptos de “resolución,
dictamen o concepto” a que alude el referido artículo 413.
Por tanto, la Sala considera innecesario referirse a estos
elementos estructurales del delito de prevaricato por acción.

La controversia se reduce a si la sentencia proferida


por el juez GUERRERO es “manifiestamente contraria a la
ley”. Sobre las constataciones que deben hacerse frente a
este elemento estructural del delito de prevaricato por
acción, de tiempo atrás la Sala ha reiterado lo siguiente:

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

“(…) el juicio de tipicidad correspondiente no se limita a la simple


y llana constatación objetiva entre lo que la ley manda o
prohíbe y lo que con base en ella se decidió, sino que involucra
una labor más compleja, en tanto supone efectuar un juicio
de valor a partir del cual ha de establecerse si la
ilegalidad denunciada resiste el calificativo de ostensible
por lo cual, como es apenas natural, quedan excluidas de esta
tipicidad aquellas decisiones que puedan ofrecerse discutibles
en sus fundamentos pero en todo caso razonadas, como
también las que por versar sobre preceptos legales complejos,
oscuros o ambiguos, admiten diversas posibilidades
interpretativas”4 (CSJ SP, 15 Feb. 2012, Rad. 37901, entre
muchas otras).

Según lo que puede entenderse de la acusación, al


funcionario se le reprocha haber omitido la valoración de
varias pruebas que demostraban que el procesado Guevara
Rico no incurrió en el delito por el que fue condenado, y,
por tanto, dictó una condena manifiestamente contraria a la
ley. En el mismo sentido se pronunció el Tribunal en la
sentencia objeto de apelación.

En este tipo de eventos, para establecer si los hechos


del caso pueden ser subsumidos en la norma que regula el
delito de prevaricato por acción (Art. 413), resulta imperioso
realizar constataciones fácticas como las siguientes: (i)
cuáles eran las pruebas con las que contaba el funcionario
para cuando emitió la sentencia; y (ii) cuál la decisión que
emitió. Lo anterior sin perjuicio de los referentes fácticos del
dolo, la antijuridicidad, etcétera.

4 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Sentencia de 13 de julio de


2006, Exp. 25.627.
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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

A partir del conocimiento suficiente de esa realidad, el


fallador debe: (i) valorar si la decisión que tomó el
procesado es contraria a la ley, y (ii) estimar si esa
contrariedad con el ordenamiento jurídico es “manifiesta”,
esto es, “patente”, “clara”5.

Valga anotar, de paso, que este tipo de ejercicios son


frecuentes en el ámbito del derecho penal. Por ejemplo,
para establecer si concurre la circunstancia de agravación
del homicidio, prevista en el artículo 104, numeral 4º, del
Código Penal (motivo abyecto o fútil), es necesario: (i)
establecer los motivos por los cuales el procesado segó la
vida de la víctima, lo que tiene un carácter eminentemente
factual; y (ii) determinar si ese motivo puede catalogarse
como abyecto o fútil, según el caso, lo que entraña una
valoración de los hechos demostrados.

No se requiere de un mayor esfuerzo para concluir que


un ejercicio valorativo como el que se acaba de referir solo
es posible si existe suficiente claridad frente a los hechos
sobre el que recae.

De la misma manera como no podría valorarse si el


motivo del homicidio es abyecto o fútil, si no se conoce en
qué consistió el mismo, es difícil, si no imposible, estimar si
el juez violó flagrantemente la ley al valorar las pruebas
practicadas, sino no se conoce con precisión el contenido de
todas ellas o, por lo menos, de las relacionadas con el
aspecto objeto de la discusión.

5 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

En tal sentido, de tiempo atrás la Sala ha reiterado


que el examen en mención

[c]omporta acreditar si el funcionario, de acuerdo con la


información disponible al momento de adoptar la
determinación6, estuvo en posibilidad real de haber podido
ajustar el ejercicio de su competencia al ordenamiento jurídico
y, por tanto, si tenía conciencia del carácter delictivo de su
proceder, no empece lo cual optó voluntariamente por realizar la

prohibición típica .7 (CSJ SP, 15 Mayo 2008, Rad. 29433,

entre muchas otras).

De otro lado, debe tenerse en cuenta que la omisión de


valorar las pruebas en su conjunto no necesariamente
implica que la decisión, desde la perspectiva material, sea
manifiestamente contraria a la ley. Por ejemplo, es posible
que el fallador haya omitido valorar algunas “pruebas de
cargo” y, sin embargo, se establezca que la absolución era
procedente. En igual sentido, puede suceder que se omita la
valoración de una o varias pruebas favorables al procesado
y, no obstante, la condena deba mantenerse.

Este tipo de valoraciones se realizan cotidianamente


en el contexto de los recursos ordinarios y extraordinario,
cuando, por ejemplo, se demuestran errores de hecho en la
modalidad de falso juicio de existencia, pero se establece la
falta de trascendencia de los mismos de cara a la corrección
material de la decisión.

6 Negrillas fuera del texto original.


7 C. S. de J., Sala de Casación Penal, providencia de 11-03-03, Rad. 18.031, entre otras.
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Segunda instancia No. 48199
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Finalmente, cuando la acusación por el delito de


prevaricato consiste en que el juez no valoró integralmente
la prueba y, por ello, emitió una sentencia manifiestamente
contraria a la ley, los hechos del caso donde se emitió la
decisión objeto de cuestionamiento no hacen parte del tema
de prueba en el proceso seguido en contra del funcionario
(eran tema de prueba en el proceso presidido por el
procesado).

Según se indicó en precedencia, lo determinante es


demostrar cuáles eran los medios de conocimiento con los
que contaba el procesado y cuál la decisión que emitió. A
partir de esa realidad, el juzgador debe realizar los ejercicios
valorativos atrás descritos. Lo anterior, se insiste, sin
perjuicio de los referentes fácticos del dolo y demás
presupuestos de la punibilidad de la conducta.

1.3. La posibilidad de utilizar como medio de prueba


las decisiones tomadas por otros funcionarios
frente a los hechos objeto de controversia

Es común que frente a unos mismos hechos el Estado


intervenga a través de diferentes entidades. Por ejemplo, si
una persona fallece a raíz de las lesiones sufridas en un
percance automovilístico, las autoridades de tránsito
realizan el proceso administrativo, es posible que se
presente una demanda ante la jurisdicción civil y, además,
debe adelantarse la respectiva actuación penal.

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Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

Por regla general, la manera como otros funcionarios


hayan resuelto los asuntos sometidos a su competencia,
atinentes a los mismos hechos ventilados en el proceso
penal, no constituye tema de prueba en este escenario,
simple y llanamente porque el juez debe resolver con
independencia y autonomía sobre la procedencia de la
sanción (CSJ SP 3864, 15 Marzo 2017, Rad. 46788). Lo
mismo puede predicarse de los alegatos que las partes o
intervinientes presenten en esos escenarios (AP 5785, 30
Sep. 2015, Rad. 46153).

Lo anterior sin perjuicio de que las pruebas que


sirvieron de fundamento a las decisiones tomadas en otros
trámites puedan ser llevadas al proceso penal, siempre y
cuando se respete el debido proceso (ídem).

Si las partes pretenden que ese tipo de decisiones se


lleven como medio de prueba al proceso penal, deben
explicar su pertinencia, lo que implica precisar si las
mismas tienen una relación directa con el hecho
jurídicamente relevante, o si son pertinentes en cuanto
sirven de soporte a un dato o “hecho indicador” del aspecto
factual que puede subsumirse en la respectiva norma
penal.

En el mismo sentido, si el juzgador opta por


fundamentar la sentencia en las decisiones tomadas por
otros funcionarios frente a los mismos hechos, debe
explicar la conexión de las mismas con la premisa fáctica
del fallo, según los parámetros expuestos en el numeral 1.1.

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Segunda instancia No. 48199
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Para tales efectos debe tenerse en cuenta que en los


casos por prevaricato por acción no se analiza el acierto de
la decisión cuestionada, sino su legalidad. (Entre otras,
CSJ SP, 19 Agos. 2009, Rad. 26707; CSJ SP, 2 Mayo 2005,
Rad. 14752).

2. Estudio de la decisión impugnada

2.1. La delimitación del tema de prueba

Según se indicó en precedencia, en los procesos


penales el tema de prueba se estructura a partir de la
hipótesis fáctica contenida en la acusación y lo que plantea
la defensa cuando opta por una propuesta alternativa frente
a los hechos.

2.1.1. Los términos de la acusación

En este caso la Fiscalía no acató lo dispuesto en los


artículos 288 y 337 de la Ley 906 de 2004, en el sentido de
que los hechos jurídicamente relevantes deben presentarse
de manera sucinta y clara, entre otras cosas porque: (i)
incurrió en repeticiones innecesarias, (ii) en algunos apartes
de su relato da a entender que lo que se le reprocha al
procesado es la omisión en que incurrió al valorar las
pruebas, mas no que ello se haya concretado en una
decisión manifiestamente contraria a la ley; (iii) hace
alusión a que el funcionario procesado no protegió el
derecho patrimonial de Guevara Rico, cuando lo que se
discutió en ese proceso es si éste afectó el derecho a la
propiedad que alegó el denunciante, Gómez Montealegre;
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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

(iv) omitió relacionar todas las pruebas con las que contaba
el juez GUERRERO RODRÍGUEZ para emitir la decisión, y,
consecuentemente, no realizó el análisis valorativo
orientado a establecer si ante esa realidad procesal la
sentencia condenatoria es manifiestamente contraria a la
ley.
En efecto, en el escrito de acusación, que fue leído
durante la respectiva audiencia, indicó:

El doctor CARLOS ERNESTRO GUERRERO RODRÍGUEZ en


calidad de juez promiscuo municipal de Villanueva (Casanare) el
día 3 de diciembre de 2009 dictó sentencia condenatoria de
primera instancia en contra de JOSÉ JOAQUÍN GUEVARA RICO
por el delito de invasión de tierras o edificaciones imponiendo
como pena principal 40 meses de prisión.

La motivación de la sentencia es apenas sofística, falsa o


aparente porque en su apreciación probatoria omitió valorar
todas las pruebas presentadas por el procesado y su defensor,
de las que hubiera llegado a una conclusión distinta a la
sentencia condenatoria.

Luego de relacionar algunas pruebas que no fueron


tenidas en cuenta por el procesado8, agregó lo siguiente:

Si se cumple adecuadamente con la motivación de la sentencia


valorando la totalidad de la prueba solamente de la reseñada
anteriormente se infiere que el señor GUEVARA RICO tenía un
derecho real de contenido patrimonial sobre el predio como lo es
el del uso y el usufructo derivado de la posesión material,
presentándose atípica la conducta de invasión de tierras y
edificaciones porque ella no la puede cometer quien ostenta un

8 Indagatoria de Guevara Rico, “diligencia de lanzamiento del predio La Comarca”, y querella


por perturbación a la posesión presentada por Guevara en contra de Gómez Montealegre.
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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

derecho de posesión y por sustracción de materia quien usa y


usufructúa el inmueble no puede invadirlo, de modo que no se
cumple con el elemento normativo que por esencia tipifica el
delito. El tiempo de posesión de GUEVARA RICO también permite
inferir sin dificultad que al denunciante le habían vencido (sic) los
términos de querella, por tanto no procedía la acción penal.

A continuación, relacionó otras pruebas que, en su


sentir, no fueron consideradas por el procesado, a pesar de
que el defensor de Guevara Rico lo solicitó en sus alegatos
de conclusión. Se refiere, entre otras, a las siguientes: (i)
Resolución No. 040 de diciembre de 2007, “mediante la cual
la Unidad de Justicia del Municipio de Villanueva decide
proteger la posesión al señor JOSÉ JOAQUÍN GUEVARA
RICO sobre el Predio La Comarca”; (ii) la sentencia de tutela
emitida por el Juzgado Promiscuo del Circuito de
Monterrey, que revocó lo resuelto por el fallador de primer
grado sobre la demanda instaurada por Gómez Montealegre
frente al proceso policivo adelantado por las autoridades del
municipio de Villanueva; (iii) escritura pública No. 1272 del
30 de marzo de 2007, “por medio de la cual CAMILO CASAS
ORTIZ vende a JORGE ENRIQUE GÓMEZ MONTEALEGRE y
Comercializadora El Pescadito el 70% y 30% de la finca La
Comarca”.

Luego, añadió:

Ninguno de los anteriores medios probatorios fueron (sic)


valorados por el Juzgador de instancia a pesar de la insistencia
del abogado de la defensa especialmente en el alegato
presentado dentro del juicio oral y una vez terminó aquella
diligencia. Si se hubieran valorado los anteriores medios

22
Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

probatorios conforme las reglas de la sana crítica y de manera


integral, se habría protegido al denunciado GUEVARA RICO
su derecho de posesión material, inclusive con fundamento en
el artículo 264 del C.P., pues la perturbación a la posesión
material sobre inmuebles tiene protección penal en los delitos
contra el patrimonio económico, en el capítulo séptimo de la
usurpación (sic).

Probada la posesión material a favor de GUEVERA RICO, por


espacio superior a un año la estructura típica del artículo 263 del
C.P. no se adecúa por su aspecto objetivo por no presentarse la
acción de invadir que consiste en desalojar del predio a quien lo
tiene en su poder, porque JORGE ENRIQUE GÓMEZ
MONTEALEGRE fue quien por intermedio de sus empleados en
agosto de 2007 intentó irrumpir y entrar por la fuerza al
inmueble.

A renglón seguido, intentó concretar el cargo de la


siguiente manera:

El comportamiento de no motivar adecuadamente la sentencia


omitiendo todos los medios probatorios enunciados
anteriormente, a pesar de su regular y oportuna aducción al
proceso, la insistencia reiterada de la defensa para que se les de
valor (sic) probatorio permiten concluir que el comportamiento se
desarrolló de forma dolosa es decir con el conocimiento de
que los medios probatorios no comprendidos en la
motivación debían tener valor probatorio y sin embargo a
pesar de ello no se les atribuyó ninguno ni siquiera se les
mencionó, y a pesar de ello se produjo la sentencia
condenatoria desconociendo las pruebas que reclamaba la
defensa.

Se dictó sentencia condenatoria en un proceso penal que requiere


de querella de parte cuando esta se presenta ya vencidos
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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

ampliamente sus términos por lo cual era evidente que ni


siquiera se podía iniciar la acción penal.

La doble presunción de acierto y legalidad que tienen todas las


sentencias judiciales se desvirtúa porque su motivación es solo
aparente y sofística pero en verdad ni se refutaron los
argumentos defensivos ni se valoraron sus pruebas en sentido
alguno; me refiero a los medios probatorios antes reseñados.
Produciéndose una sentencia manifiestamente contraria
al derecho que solo refleja la voluntad del sentenciador
por omitir valorar la prueba presentada por la defensa 9.

2.1.2. Lo que debía probarse en este caso

De los hechos descritos por la Fiscalía en la acusación


(con las falencias ya anotadas) y de la calificación jurídica
por la que optó, se extrae que el juez CARLOS ERNESTO
GUERRERO RODRÍGUEZ fue llamado a juicio porque
omitió la valoración de las pruebas indicativas de que el
procesado Guevara Rico no incurrió en el delito denunciado
por Gómez Montealegre, lo que dio lugar a la emisión de
una condena manifiestamente contraria a la ley, en los
términos del artículo 413 del Código Penal.

Estructurada de esa forma la acusación, frente a los


elementos objetivos del tipo penal de prevaricado por acción
la Fiscalía tenía la carga de demostrar lo siguiente: (i) que el
procesado ostentaba la calidad de juez promiscuo
municipal de Villanueva para el 3 de diciembre de 2009; (ii)
que en esa fecha emitió sentencia condenatoria en contra
de José Joaquín Guevara Rico; (iii) el contenido de la

9 Negrillas fuera del texto original.


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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

sentencia cuestionada; y (iv) el contenido de las pruebas


que fueron aportadas durante ese proceso, por lo menos de
aquellas atinentes al tema central de debate.

A partir de esas constataciones, el fallador podría


valorar si (i) la decisión es contraria a la ley, y (ii) si esa
contrariedad es manifiesta, según las aclaraciones
realizadas en los acápites anteriores.

2.2. Lo que se demostró durante el juicio oral

Durante el juicio oral la Fiscalía solo presentó como


testigo al investigador Armando Ardila Rincón, quien realizó
una “inspección” al proceso presidido por el procesado.

Con este testigo introdujo los documentos contentivos


de algunas de las pruebas practicadas en el proceso que
estuvo a cargo del juez GUERRERO RODRÍGUEZ,
concretamente de aquellas que le resultaban favorables al
procesado en ese trámite, Joaquín Guevara.

Durante el interrogatorio, poco o nada se estableció


sobre la forma como se adelantó dicha diligencia, ni se hizo
alusión al contenido del proceso dentro del cual se emitió la
sentencia condenatoria en contra de Guevara Rico.
Tampoco se precisó por qué el investigador acopió
únicamente las pruebas que resultaban favorables al
procesado, y dejó por fuera la “prueba de cargo”.

El testigo relató que fue comisionado para realizar una


inspección al referido proceso, para lo que se trasladó al
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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

Juzgado Promiscuo Municipal de Villanueva. A


continuación el fiscal le indagó por los documentos que
finalmente fueron incorporados como prueba, frente a los
cuales el declarante se limitó a decir que fueron obtenidos
durante el procedimiento en mención.

Con esa dinámica, además de los atinentes al cargo


que desempeñaba el procesado y a su experiencia como
juez, se incorporaron los siguientes documentos: (i)
“querella por perturbación a la posesión interpuesta por José
Joaquín Guevara Rico a la Unidad de Justicia de Villanueva,
el 25 de julio de 2007”; (ii) “querella policiva” presentada por
José Giovanni Mahecha Sánchez; (iii) memorial allegado a la
Unidad de Justicia de Villanueva el 8 de agosto de 2007; (iv)
sentencia de segunda instancia sobre la acción de tutela
presentada por Gómez Montealegre en contra del municipio
de Villanueva; (v) Resolución 040 de 2007, emitida por la
Unidad de Justicia de Villanueva; (vi) denuncia presentada
por Gómez Montealegre; (vi) indagatoria rendida por
Guevara Rico; (vii) escritura pública número 1272; (viii)
Resolución 018 de 2008, emanada de la Unidad de Justicia
de Villanueva; (ix) Resolución 0316 de 2008, emitida por la
Alcaldía de Villanueva; (x) alegatos de conclusión
presentados por el defensor de Guevara Rico; (xi)
documento de la audiencia pública presidida por el
procesado, que contiene la declaración de Joaquín Guevara
durante el juicio; (xii) resumen de los alegatos presentados
en la audiencia por el defensor de este procesado; (xiii)
sentencia condenatoria dictada por el procesado en contra
de Guevara Rico; (xiv) sentencia de segunda instancia,

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

proferida por el Juzgado Promiscuo del Circuito de


Monterrey –Casanare-; (xv) fallo de casación emitido por
esta Corporación el 18 de diciembre de 2013; y (xvi)
“diligencia de lanzamiento predios Comarca Ganadera,
Mangón de la Comarca y Comarca Arrocera”.

Frente al último de los documentos en cita, el


contrainterrogatorio transcurrió de la siguiente manera:

Defensor: Aparece dentro de la evidencia número 2, diligencia de


lanzamiento del predio Comarca Ganadera, Mangón de la Comarca
y Comarca Arrocera. ¿Ese documento usted lo extrajo de la causa
2009-069, sí o no?

Testigo: Yo me acojo a lo que rendí en mi informe, y por el


transcurrir del tiempo son los documentos que se sacaron de ahí
dentro del proceso que estaba en el juzgado de Villanueva y el de
Monterrey.

Defensor: ¿Usted accedió a la Alcaldía de Villanueva para


corroborar la información que extrajo de la causa 2009-069, sí o no?

Testigo: Yo estuve sí en la Alcaldía de Villanueva para extractar


pero en este momento no recuerdo de donde fue que adquirí el
documento, si fue allegado por el mismo señor Juez o en la misma
Alcaldía, no recuerdo exactamente muy bien, pero yo lo aporté o fue
parte también del Honorable Tribunal que había copia ahí para
demostrar el acta de posesión del señor Juez.

En la sentencia emitida por el juez procesado el tres de


diciembre de 2009, consta que la condena se fundamentó
en las siguientes pruebas: (i) denuncia de Jorge Enrique
Gómez Montealegre; (ii) ampliación de la denuncia

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

formulada por éste; (iii) promesa de compraventa suscrita


por Gómez y el anterior dueño de la heredad, donde
Guevara Rico no aparece como comprador sino como
testigo; (iii) indagatoria de Joaquín Guevara Rico; (iv)
testimonio de Camilo Casas Ortiz -prueba trasladada-; (v)
testimonio de José Antonio Garzón Barrera; (vi) testimonio
de Frank Asley Romero, rendido durante la “diligencia de
lanzamiento” atrás referida; (vii) declaración de José
Yovanny Mahecha Sánchez, llevada a cabo durante ese
mismo procedimiento; (viii) versión de José Domingo Roa
Bermúdez; (ix) “declaración extra proceso” rendida por
Eduardo Durán Gómez; (x) la escritura pública a través de
la cual Gómez adquirió el predio objeto de debate; y (xi) los
respectivos “certificados de libertad y tradición”, que
aparecen relacionados en el fallo de segundo grado,
proferido por el Juzgado de Monterrey.

Según se indicó, la Fiscalía inexplicablemente omitió


demostrar la existencia y el contenido de buena parte de los
medios de prueba que sirvieron de soporte a la condena
proferida por el procesado.

2.3. Las razones por las cuales la sentencia


condenatoria debe ser revocada

No es posible establecer si la sentencia emitida por el


procesado es manifiestamente contraria a la ley, porque no
se conoce el contenido de todas las pruebas practicadas en
el proceso seguido en contra de Joaquín Guevara Rico.

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

Valga aclarar que aunque las pruebas adversas al


procesado Guevara aparecen enunciadas en la sentencia
emitida por GUERRERO RODRÍGUEZ, ello sólo permite
conocer algunos apartes de su contenido. Esa información
es insuficiente para establecer si se trató de un simple yerro
judicial, susceptible de ser corregido a través de los
recursos de ley, o si lo que pretendía el funcionario era
manipular la valoración de las pruebas con el propósito de
emitir una decisión manifiestamente contraria a derecho.

Lo anterior bajo el entendido de que las omisiones en


que haya incurrido el procesado al momento de valorar la
prueba no acarrean necesariamente la falta de corrección
material de la sentencia. Con mayor razón, a partir de ese
único parámetro no puede concluirse que la decisión es
manifiestamente contraria a la ley, en los términos del
artículo 413 del Código Penal.

En este caso, el Tribunal estudió solo una parte de los


medios de prueba con los que contaba el juez GUERRERO,
y a partir de ese análisis concluyó que el procesado Joaquín
Guevara no incurrió en el delito por el que fue acusado.
Ello, sin duda, constituye un desvío del tema de prueba,
porque, se insiste, en este proceso no se decide si Guevara
incursionó ilegalmente en la propiedad de Gómez
Montealegre, sino si la sentencia que emitió el funcionario
puede catalogarse como manifiestamente contraria a la ley.

Desde esa perspectiva, se aprecian coincidencias entre


la sentencia emitida por el Tribunal y la decisión proferida

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

por el juez CARLOS ERNESTO GUERRERO, pues la


Corporación, sin considerar todas las pruebas adversas a
Guevara Rico, concluyó que este no incurrió en el delito por
el que fue acusado; mientras que el enjuiciado no tuvo en
cuenta la información favorable al procesado y, así,
concluyó que la responsabilidad penal de éste no admite
discusión.

Lo anterior entraña una contradicción evidente,


porque si se pretende condenar a un Juez porque no valoró
en su integridad los medios de prueba y por ello emitió una
decisión manifiestamente contraria a la ley, la carga
elemental que tiene el fallador es explicar por qué los
mismos, valorados en su conjunto, irremediablemente
conducen a una conclusión contraria a la expuesta en el
fallo cuestionado. Si para realizar dicho análisis el juzgador
considera solo una parte de la realidad procesal que
enfrentó el procesado, de cierta manera incurre en el mismo
yerro por el que éste fue llamado a responder penalmente.

El Tribunal parece haber olvidado que en este caso a


la administración de Justicia no le compete definir si
Joaquín Guevara Rico incurrió en el delito por el que en su
momento fue acusado. Ese asunto fue resuelto por la
jurisdicción penal, en las sentencias que en primera y
segunda instancia, respectivamente, emitieron el Juzgado
Promiscuo Municipal de Villanueva y el Juzgado Promiscuo
del Circuito de Monterrey, y luego, en el fallo de casación
proferido por esta Corporación.

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

Según los términos de la acusación, en este caso a la


Judicatura le compete verificar si la Fiscalía demostró cuál
era la realidad procesal a la que se enfrentó el funcionario
para cuando emitió la sentencia cuestionada, y,
puntualmente, cuáles eran las pruebas practicadas a lo
largo de esa actuación. Después de esa constatación, al
fallador le correspondería valorar si, bajo esas específicas
circunstancias, la decisión del procesado puede
catalogarse como manifiestamente contraria a derecho.

Como la Fiscalía no cumplió con esa elemental carga


probatoria, el Tribunal no contaba con elementos de juicio
para realizar ese análisis valorativo.

De otro lado, se tiene que el fallador de primer grado,


además de valorar parte del acervo probatorio con el que
contaba el juez ERNESTO GUERRERO, hizo alusión al fallo
de casación emitido por esta Corporación dentro del proceso
seguido en contra de Guevara Rico. Dijo:

Como evidencia No. 17, la sentencia del 18 de diciembre de 2013 de


la Corte Suprema de Justicia, con la cual decide casar la sentencia
del Juzgado Promiscuo del Circuito de Monterrey (Casanare) del 8
de marzo de 2010, es clara en su parte argumentativa en señalar
que dentro de la investigación que se adelantó en contra de José
Joaquín Guevara rico (sic) por la conducta punible de invasión de
tierras se evidencio (sic) fácticamente real y concreta que en el
predio la comarca (sic) GUEVARA RICO se desarrollaron (sic)
permanentemente actividades de las cuales tenía conocimiento el
propietario del bien GÓMEZ MONTEALEGRE y de lo cual (sic) fue
desconocido por los juzgadores de primera y segunda instancia y

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

por ende no podían cometer el delito por el cual inicialmente fue


condenado.

En el mismo sentido, y al responder los alegatos de


conclusión de la defensa, agregó:

En cuanto a que su patrocinado actuó conforme a derecho dentro del


proceso de invasión de tierras, dicha afirmación no tiene respaldo
probatorio, habida consideración que incluso nuestro máximo
tribunal de casación, caso (sic) la sentencia dentro de dicho trámite
por la citada conducta contra el patrimonio económico, por
considerar precisamente que la misma no era acorde al
ordenamiento jurídico.

Estos planteamientos ameritan varios comentarios:

Por obvias razones, el fallo de casación se emitió


mucho después de que el procesado profirió la condena en
contra de Joaquín Guevara, por lo que la decisión proferida
por esta Corporación no hacía parte de los insumos con los
que éste contaba para cuando emitió la sentencia.

Desde esa perspectiva, la sentencia de casación, como


medio de prueba, a lo sumo podría resultar pertinente para
demostrar que la Judicatura concluyó que no era
procedente la condena en contra de José Joaquín Guevara,
lo que hace parte de la dialéctica procesal inherente al
ejercicio del derecho a impugnar las decisiones adversas 10.

10 En este caso no se trata de demostrar la existencia de un precedente


jurisprudencial, sino de establecer el sentido de la decisión que puso fin a la actuación
adelantada en contra de Guevara Rico. Valga aclarar, de paso, que esta Corporación
en diversas ocasiones ha analizado las reglas aplicables cuando las partes pretenden
tratar las reglas jurisprudenciales como elementos integrantes del tema de prueba
(CSJ AP, 30 Sep. 2015, Rad. 46153; entre otras).
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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

Si se aceptara, como lo insinúa el Tribunal, que un


fallo de esa naturaleza puede tener una incidencia mayor en
el análisis de la responsabilidad penal del procesado, se
tendría que valorar igualmente que una de las Honorables
Magistradas salvó el voto, por considerar que la condena
emitida en contra de Guevara Rico debía mantenerse, y que
el Procurador delegado ante la Corte solicitó que el fallo
impugnado se mantuviera incólume, lo que es indicativo del
nivel de complejidad que tenía el caso en cuanto a la
determinación de la premisa fáctica.

En el mismo sentido, debe resaltarse que el Tribunal,


al establecer si la sentencia emitida por el procesado es
manifiestamente contraria a la ley, le atribuyó un peso
significativo a las decisiones emitidas por diversas
autoridades judiciales y administrativas frente al conflicto
suscitado entre Gómez Montealegre y Guevara Rico, en las
que se concluyó que éste tenía la posesión del inmueble
objeto de disputa.

Si la Fiscalía hubiera cumplido las cargas probatorias


atrás descritas, lo que era presupuesto indispensable para
realizar el referido análisis valorativo, el Tribunal tendría
que haber estimado con mayor cuidado esos
pronunciamientos, pues además de lo discutible que resulta
su pertinencia como medios de prueba, según lo indicado
en el numeral 1.3., los mismos dan cuenta de la manera
como otros funcionarios, en trámites con finalidades
distintas y sometidos a reglas igualmente diversas,

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

decidieron sobre lo de su competencia en relación con el


aludido conflicto, lo que no resulta vinculante para el juez
penal.

Por tanto, el hecho de que GUERRERO RODRÍGUEZ


haya resuelto el asunto de forma distinta a como lo hicieron
la Unidad de Justicia de Villanueva y el juez que tuvo a
cargo la segunda instancia del trámite de tutela atrás
señalado, no implica necesariamente que su decisión sea
desacertada, y mucho menos que pueda catalogarse como
manifiestamente contraria a la ley. Esto último, valga la
repetición, solo puede analizarse a partir de un
conocimiento suficiente de la realidad procesal que enfrentó
el funcionario.

En síntesis:

La Fiscalía acusó al juez Carlos Ernesto Guerrero


Rodríguez de haber omitido la valoración de varias pruebas
practicadas a lo largo del proceso que estuvo bajo su
dirección en la fase de juzgamiento. Esa omisión, según el
fiscal, se tradujo en la emisión de una sentencia
condenatoria manifiestamente contraria a la ley.

A la luz de esa hipótesis factual, el tema de prueba


estaba integrado, entre otros, por las pruebas practicadas
en el proceso presidido por el procesado y la decisión que
éste emitió y que ha sido objeto de cuestionamiento por el
ente acusador.

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

En lugar de cumplir estas elementales cargas, la


Fiscalía se limitó a presentar como medio de prueba los
documentos con los que se demuestra la existencia y
contenido de algunos de los medios de conocimiento con los
que contaba el procesado para emitir el fallo, y los introdujo
a través de un olvidadizo investigador que ni siquiera pudo
aclarar si lo atinente a la “diligencia de lanzamiento” (en la
que hizo mayor énfasis el Tribunal), lo obtuvo en el Juzgado
de Villanueva o le fue entregado en la Alcaldía de dicho
municipio.

Ante ese panorama procesal, el Tribunal no tenía los


insumos necesarios para realizar los juicios valorativos
orientados a determinar si la decisión proferida por el
procesado es manifiestamente contraria a la ley, bajo el
entendido de que la responsabilidad del juez GUERRERO
RODRÍGUEZ no está determinada por el acierto de su
decisión, sino por la contrariedad manifiesta de la misma
con el ordenamiento jurídico, sin perjuicio de la
demostración de dolo y los demás presupuestos de la
punibilidad de la conducta.

Si no existen elementos de juicio para concluir que el


procesado trasgredió la ley penal, de rigor es concluir que la
presunción de inocencia que lo ampara no fue derruida más
allá de duda razonable, lo que hace improcedente la
condena.

Por tanto, se revocará el fallo de primera instancia y,


en consecuencia, se absolverá a CARLOS ERNESTO

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

GUERRERO RODRÍGUEZ por el delito de prevaricato por


acción.

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Penal de


la Corte Suprema de Justicia administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE

Revocar la sentencia condenatoria proferida el siete de


abril de 2016 por el Tribunal Superior de Yopal en contra
de CARLOS ERNESTO GUERRERO RODRÍGUEZ y, en
consecuencia, absolver a este procesado por el delito de
prevaricato por acción, consagrado en el artículo 413 del
Código Penal.

Cópiese, notifíquese, cúmplase y devuélvase al Tribunal


de origen.

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR


Magistrada

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA


Magistrado

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA


Magistrado

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Segunda instancia No. 48199
Carlos Ernesto Guerrero Rodríguez

PAULA CADAVID LONDOÑO


Conjuez

ABEL DARÍO GONZÁLEZ SALAZAR


Conjuez

RICARDO POSADA MAYA


Conjuez

JULIO ANDRÉS SAMPEDRO ARRUBLA


Conjuez

CARLOS ROBERTO SOLÓRZANO GARAVITO


Conjuez

YEZID VIVEROS CASTELLANOS


Conjuez

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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