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Antecedentes de la creación del Tribunal Penal Internacional

Las atrocidades y los horrores cometidos durante la Primera Guerra


Mundial, que hoy serían considerados crímenes contra la humanidad,
fueron el telón de fondo para que naciera la conciencia de la
necesidad de legislar ciertos actos y juzgar a sus responsables en
tribunales internacionales. De hecho, la idea de establecer un
Tribunal Penal Internacional (TPI) se remonta tras la Primera Guerra
Mundial (1918-1919) cuando los países victoriosos quisieran juzgar
al Káiser Guillermo II de Alemania por el crimen de agresión.
En el Tratado de Paz entre las Potencias Aliadas y Alemania, firmado
en Versalles el 28 de junio de 1919 (Tratado de Versalles) se
establecieron disposiciones sobre el juicio y la punición de los
principales responsables por los crímenes que fueron cometidos
durante la guerra. En su artículo 227, se previa la creación de un
tribunal especial para juzgar al acusado. Durante el periodo que
siguió a la Gran Guerra fueron muchas las tentativas para establecer
una institución internacional con competencias para tratar de estos
temas relacionados con la práctica de crímenes de guerra durante la
Guerra, pero todas acabarían por fallar.
El 6 de abril de 1994, los presidentes de Ruanda y Burundi, Juvénal
Habyarimana y Cyprien Ntaryamira respectivamente, murieron al
precipitarse a tierra el avión en que viajaban, producto de un atentado
terrorista, cuando este se encaminaba a aterrizar en la capital Kigali.
Los planeados y sistemáticos asesinatos en masa del grupo
minoritario Tutsi en Ruanda, que se iniciaron como consecuencia del
asesinato del Presidente de Ruanda y del Presidente de Burundi el 6
de abril de 1994, fueron las últimas masacres perpetradas contra los
Tutsis desde el derrocamiento de la familia real Tutsi en 1959.
ESTRUCTURA:
El Tribunal creado por la resolución 955 del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas el 8 de noviembre de 1994. Después de
determinar que la situación en Ruanda 'constituía una amenaza para
la paz y seguridad internacional’. La comunidad internacional se
comprometió a hacer respetar el derecho internacional humanitario y
a enjuiciar a los responsables de las infracciones contra ese derecho.
Así, el TPIR tendrá competencia para enjuiciar a los responsables de
genocidio y otras violaciones graves del derecho internacional
humanitario cometidas en el territorio de Ruanda y a ciudadanos de
Ruanda responsables de genocidio y otras violaciones de esa
naturaleza cometidas en el territorio de Estados vecinos, en el
período que va desde e1 1 de enero de 1994 al 31 de diciembre de
1994.’(Art.1 del ETPIR)
FUNCINAMIENTO:
El funcionamiento de la Corte se rige por los siguientes principios en
cuanto a la materia:

 genocidio;
 crímenes contra la humanidad; y
 violaciones al artículo 3 común de los Convenios de Ginebra.
En cuanto al tiempo, son los delitos cometidos entre el 1 de enero y
el 31 de diciembre de 1994. Y en cuanto a los intervinientes, pueden
ser tanto ruandeses como extranjeros que se encontraban en
Ruanda al momento de cometerse los crímenes.
En su Resolución 918 (1994) de 17 de mayo, el Consejo de
Seguridad declaró que la situación en Ruanda constituía una
amenaza a la paz y a la seguridad internacional, y entre otras cosas,
pidió al Secretario General que informara sobre la situación, incluida
la situación humanitaria del país, dentro de las cinco semanas
siguientes.
El Secretario General presentó su informe al Consejo el 31 de mayo
de 1994 (S/1994/640) y señaló en él que se habían seguido
cometiendo de manera sistemática matanzas y asesinatos en todo el
país. Añadió que sólo una investigación en regla permitiría establecer
los hechos con miras a determinar las responsabilidades.
CASO AKAYESU: JEAN PAUL AKAYESU, antiguo alcalde de la ciudad ruandesa de
Taba, fue arrestado en Zambia el 10 de octubre de 1995

Constituye un hito mundial al ser considerada la primera condena


internacional por Genocidio y la primera en reconocer la violencia
sexual como actos constitutivos de genocidio. El Tribunal Penal
Internacional para Ruanda, creado el 8 de noviembre de 1994, en el
caso Akayesu, declaró a un acusado culpable de violación por no
haber impedido ni detenido una violación en su calidad de oficial, y
no por haberla cometido personalmente. El tribunal consideró que la
violación constituía tortura y que, dadas las circunstancias, la
violación generalizada, como parte de unas "medidas dirigidas a
impedir nacimientos dentro del grupo", constituía un acto de
genocidio. Por ejemplo, en las sociedades donde la pertenencia a
una etnia está determinada por la identidad del padre, violar a una
mujer para dejarla embarazada puede impedirle dar a luz a su hijo en
el seno de su propio grupo.

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