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Jornadas AEBH 12 de marzo 2011

CONFERENCIA INAUGURAL por video-grabación

Constelaciones Universales:
Desde los órdenes hasta la multidimensionalidad

TIIU BOLZMANN

Estoniana de origen, nacida en Alemania con nacionalidad austríaca, vive en


Argentina. Estudio universitario en Filosofía, Sociología y Pedagogía. Formación en
Psicoterapia centrada en el cliente según Carl Rogers, Terapia Familiar Sistémica y
Constelaciones Familiares. Fundadora y Directora del Centro Bert Hellinger de
Argentina desde 1999. Dirige desde hace 12 años formaciones y talleres en
Argentina, México, España y otros países de Sudamérica. Miembro Didacta de la
AEBH (Asociación Española Bert Hellinger)

Buenos días a todos allí en Almería. Lamento mucho no poder estar con ustedes
personalmente. Tuve que escuchar la voz de mi cuerpo y la de mi médico que
coincidieron en que no debía volar por varios meses. Entendí que tengo que dar más
importancia a mi salud y menos a mi parte aventurera que me hace seguir los
llamados tan atractivos, como este, de ir a Almería y compartir allí con ustedes las
ricas experiencias que estas jornadas prometen.

Este año voy a viajar mucho menos y cumplir solamente con los compromisos que
tengo desde hace ya mucho tiempo. Empecé a dedicarme a la escritura, porque no
puedo quedarme totalmente inactiva. En los próximos meses sale mi libro sobre “Qué
son las Constelaciones Familiares” en la editorial Devas, y voy a seguir escribiendo.
Además tengo todavía mi Centro que necesita tiempo y dedicación. Así que aunque no
viaje tanto, no me voy a aburrir.

Ahora voy a estar con ustedes por este medio y con el tema “Constelaciones
Universales” – desde los Órdenes hasta la multidimensionalidad quiero dar una
reflexión acerca del tema de las jornadas, que es “la inclusión como oportunidad”.
Cuando me llegó la invitación de la organización para participar de las jornadas,
inmediatamente tuve una asociación con respecto al tema, pero después de un rato
comencé a dudar y me pregunté ¿Quién necesita incluirse en dónde?, o ¿Que hay
que incluir en qué?

Me seguí preguntando: ¿Es que la Asociación Española Bert Hellinger necesita


incluirse…? ¿Y en dónde? ¿O es que en la Asociación hay partes excluidas, que no
pueden formar parte de un todo? ¿Son las Constelaciones que necesitan estar
incluidas o en las Constelaciones mismas hace falta incluir algo?

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“Inclusión” es la contraparte del la “exclusión” y las dos palabras como también los
dos hechos son las dos caras de la polaridad. Una no es posible sin la otra. Toda la
vida es dual: se desarrolla como movimiento entre dos polos diferentes. Para crear
vida se necesita una mujer y un hombre. Luego los llamamos mamá y papá. Y
nosotros somos la trascendencia de esta polaridad.
Es como con la respiración. También tiene dos polos: la inhalación y la exhalación.
Para vivir necesitamos hacer las dos cosas. Si le damos más valor a uno y menos al
otro, entramos en graves problemas. Los asmáticos saben de esto. Para ellos la
inhalación tiene más importancia que la exhalación. Para estar bien de salud
necesitamos darle el mismo valor a los dos polos.

Si hablamos de la “inclusión” entendemos que se trata de “integrar” algo, es decir:


la construcción de un todo. Completar un todo con las partes que faltan. O hacer
que alguien o algo pueda formar parte de un todo. Cada polaridad es una
provocación y una invitación de trascender lo opuesto y crear una nueva
oportunidad.

Estos fueron mis pensamientos y sentí que este debe ser el tema, porque las
Constelaciones como Bert Hellinger las ha desarrollado ya desde el comienzo y
hasta ahora, han provocado tanto una división como también una integración en
muchas disciplinas. Es curioso que el primer libro sobre Constelaciones Familiares
lleve el título “Felicidad Dual”.

Ahora, antes que nada tenemos que preguntarnos:


¿Qué son las Constelaciones Familiares? ¿Es psicoterapia? ¿Es un trabajo
espiritual? ¿Es una técnica de asesoramiento?
Según la respuesta se define la inclusión. Por eso tenemos que mirar primero a las
partes para entender cuál es la oportunidad de construir un todo.

Quiero compartir con ustedes mis recuerdos de los años 1980 en Austria:
En mi primera formación en Psicoterapia Centrada en el Cliente, según Carl Rogers,
vivencié un trabajo llamado “Reconstrucción de familias”, que consistía en
reconstruir una escena que había sucedido en la familia. No lo llamábamos
Psicodrama porque no se trataba de dramatizar el conflicto ni de encontrarle una
solución. Era solamente echar una mirada a lo que había ocurrido.
Recuerdo el impacto que me causó entonces escuchar a una compañera de estudio
en el rol de mi abuela decir las mismas cosas que yo había escuchado de boca de
esta, en especial porque la compañera no conocía ni sabía nada sobre mi abuela.
Fue interesante lo que sucedió ahí aunque en verdad el método en sí no le aportó
nada a mi bienestar. Tampoco hubo explicación teórica alguna y nadie supo bien
cómo venía el asunto ni hacia dónde iba. Años más tarde, cuando conocí el trabajo
de Bert Hellinger, ya ni recordaba esta primera experiencia. Hoy puedo decir que
fue mi primera Constelación Familiar.

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Bert cuenta en el nuevo libro Constelaciones Familiares del Espírtiu (Editorial
Alma Lepik, 2010) que las Constelaciones estuvieron antes que él y que las había
conocido en un congreso en el sur de Alemania a través de Thea Schönfelder en
1980. Dice que quedó impresionado por lo que experimentó representando a un
niño esquizofrénico, aún sin comprender lo que había sucedido. Entonces las
Constelaciones Familiares ya existían antes de que Hellinger las hiciera conocidas.
Pero tampoco había nadie que hubiera explicado el fenómeno. Cuando se encontró
en EEUU con otra gente que trabajaba con constelaciones -fueron Ruth McClendon
y Leslie Kadis-, Bert empezó a investigar sobre el funcionamiento de este método y,
tal como dice él mismo, después de un año comenzó a trabajar con esta
herramienta y lanzó su primera comprensión teórica en el artículo sobre los
Órdenes del Amor, que fue publicado mucho más tarde.

Fue él quien le dio a este trabajo un marco teórico al desarrollar estos “Órdenes del
Amor” para luego seguir investigando en las leyes sistémicas que rigen los
sistemas familiares y se dedicó a investigar el fenómeno de la representación. Por
eso lo considero el creador de las Constelaciones Familiares, aunque él mismo
haya recibido los impulsos de otros terapeutas. Desde entonces han pasado
muchos años y el trabajo se ha desarrollado de diferente manera.

Quiero hacer otro recorrido histórico y contarles cómo conocí a Bert y las
Constelaciones Familiares según él mismo.
Entré al grupo de “multiplicadores”, como Bert llamó a los estudiantes alrededor
de los años 1990. En esta época él estuvo experimentando. Me acuerdo que nos
permitió pedidos como “quiero saber si estoy implicada con mi tía que tiene
cáncer”, o “quisiera saber por qué mi padre odia a mi abuela”. Fueron preguntas
interesantes que permitieron profundizar los conceptos. Más adelante ya no los
permitió.

Me acuerdo que en esa época Bert estaba convencido de que el asesino ha perdido
su pertenencia y quitaba al representante del asesino mandándolo fuera de la sala.
Como anécdota les cuento que muchas veces olvidaba a esa persona y, después de
un tiempo largo, el representante golpeaba la puerta pidiendo entrada. Nos
reíamos todos, pero luego nos dimos cuenta que esa “falla” ya nos mostraba que así
no podía ser la solución.¡¡¡¡El excluido volvía a pedir entrada!!!!
Bert vio que ese concepto no alcanzaba para reconciliar las partes, que el asesino
pertenecía igual que la víctima a su sistema y que el acontecimiento implicaba a
ambas familias, tanto a la del perpetrador como también a la de la victima. Hay
muchos otros conceptos anteriores que necesitaron cambios en el transcurso del
tiempo.

Me siento muy afortunada por haber podido participar en esos encuentros de


“multiplicadores” que consistían mayormente de psicoterapeutas. Más tarde
participé como representante en reuniones de colegas psicoterapeutas que ya
trabajaban con las Constelaciones Familiares en Austria.

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Después de 1993, más o menos, Bert dejó de “enseñar” y decidió trabajar con
personas que realmente necesitaban ayuda. Ofreció talleres para enfermos físicos
y mentales y trabajó con personas con destinos difíciles. Los primeros videos en
alemán y los primeros libros cuentan de esas experiencias.

Durante muchos años no hablaba de la parte “técnica”, no explicaba qué estaba


haciendo y por qué. “Hacía” y los que lo seguían pudieron ver el efecto, pero pocas
veces tuvieron la oportunidad de preguntarle, “¿por qué hiciste eso?”

Una vez me animé a preguntarle: “¿Cómo se te ocurrió poner al hermano?” y me


contestó: “Tu pregunta me muestra que no entendiste nada”. Y era cierto. No había
entendido, pero decidí en ese mismo instante que lo iba a entender aunque nunca
más en mi vida le dirigiera una pregunta. Bueno, no cumplí con esa promesa…
En esa época las Constelaciones Familiares fueron ubicadas en el ámbito de la
psicoterapia y Bert fue llamado “psicoterapeuta sistémico”, hasta que los
“sistémicos” de Alemania comenzaron a actuar en contra de él, diciendo que Bert
no era psicoterapeuta porque no pertenecía a ninguna escuela psicoterapéutica.
Era cierto. Él nunca quiso pertenecer a un grupo. Ya desde el comienzo, cuando
estudiaba psicoanálisis, se sintió restringido por la asociación psicoanalítica y no
se asoció.

Con el tiempo comenzó una “guerra” en contra de él. En una ciudad de Alemania
donde iba a trabajar con padres de hijos autistas, la cámara de médicos mandó una
prohibición con la policía argumentando que Bert Hellinger no contaba con una
licencia para trabajar con enfermos. Después de unos momentos de desesperación
(porque la sala estaba repleta), los organizadores cambiaron el tema del evento
diciendo que se trataba de una supervisión de psicoterapeutas y médicos, sus
pacientes autistas y sus familias. De esa manera salvaron el evento y Bert pudo
seguir con su trabajo. Aunque más tarde hubo más críticas porque tampoco
pertenecía a ninguna escuela de supervisores.

Todos podemos imaginarnos que ese acontecimiento influenció su actitud


posterior con respecto a la definición y pertenencia a determinados grupos,
porque en realidad no encajaba en ningún “rubro”. No era médico ni tampoco
psicoterapeuta de ninguna escuela. En realidad las escuelas psicoterapéuticas
recién comenzaron a formarse en esos años. Primero en Austria y después en
Alemania. Austria fue el primer país que ratificó una ley de psicoterapia.

Bert había estudiado muchas técnicas psicoterapéuticas, algunas con los mismos
creadores y las aplicaba siempre por su propia cuenta y responsabilidad. Nunca
formó parte de ninguna de las escuelas.

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Alrededor de 1998 comenzó a viajar al exterior, a España, Italia y EEUU y volvió a
enseñar, de cierta manera, explicando los movimientos con los Órdenes del Amor,
afirmando que ese trabajo podía ser llevado a cabo por todas las personas
interesadas en aprenderlo. No puso ningún límite al respecto. Al contrario, invitó a
todo el mundo a seguirlo y a intentar hacer lo mismo que él estaba haciendo.
Recuerdo que esa actitud tan abierta fue muy criticada. Había mucha resistencia
especialmente por parte de los psicoterapeutas.

Mucha gente intentaba copiar su trabajo después de haber participado de un taller


y de alguna lectura de sus libros. Pero al tiempo se dieron cuenta de que hacía falta
más que posicionar representantes en el espacio y decir algunas palabras
sanadoras. Fue entonces cuando comenzaron a buscar posibilidades para formarse
y surgieron las primeras instituciones formativas.

En Argentina comenzó el movimiento con las Constelaciones Familiares después


de la primera visita de Bert a Buenos Aires en septiembre de 1999. El primer
grupo de formación consistió en un casi 90% de psicólogos y psicoanalistas, pero
ya en el segundo grupo tuve un público muy heterogéneo: médicos, maestros,
trabajadores sociales, abogados, actores, contadores, psicoterapeutas, psicólogos,
psicoanalistas, amas de casa, kinesiólogos, masajistas, astrólogos, etc.
Todos estaban fascinados con las enseñanzas de Bert y muchos vinieron primero
para conocer sus propias implicaciones y encontrar soluciones a sus problemas.
Después de dos años de formación muchos de ellos quisieron aplicar lo que habían
aprendido pero, a pesar de haber cumplido con todos los requerimientos
solicitados, no podían ejercer como “psicoterapeutas” porque no lo eran. Sin
embargo, sí era posible trabajar como “consteladores” en los ámbitos de su
actividad.

En esa época se constituyó la Asociación Española de Constelaciones Familiares


según Bert Hellinger a la cual me sentí unida desde el primer momento como
miembro didacta. Pronto se impuso la idea de que el trabajo con las Constelaciones
Familiares debería ser realizado únicamente por psicoterapeutas y psicólogos.

Aquí se repitió la historia que Bert había vivenciado con la denominación.


Como directora del Centro Bert Hellinger de Argentina y formadora en
Constelaciones Familiares, mi decisión de adherir a la “generosidad” de Bert
permitiendo el acceso a la formación a todos los interesados aunque no fueran
psicólogos o psicoterapeutas, me llevó a un dilema grande: por un lado me sentía
comprometida con la Asociación y por el otro veía la necesidad de responder al
pedido del mercado y seguir el concepto de Bert. Esta situación me exigió
encontrar una solución.

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Las discusiones sobre ¿Qué son las Constelaciones?, si pueden ser llamadas
“terapéuticas” y quiénes están habilitados para realizarlas se encontraron con
advertencias de las cámaras de psicólogos, de la Asociación Psicoanalítica y otras,
en el sentido de que este trabajo no puede ser considerado como tal.
No era posible que mediante la formación los participantes se convirtieran en
psicólogos o psicoterapeutas. Pero de todas maneras hacían un buen trabajo en sus
respectivos ámbitos. Entonces me surgió una idea: comencé a diferenciar las áreas
en las cuales se aplican las Constelaciones Familiares en Argentina y Sudamérica
de la siguiente manera:
- Psicoterapia: para psicólogos clínicos y psicoterapeutas
- Apoyo familiar: para trabajadores sociales, counselors, astrólogos y consejeros de
diferentes disciplinas, amas de casa, kinesiólogos, etc.
- Pedagogía sistémica: para maestros y educadores
- Medicina sistémica: para médicos y psiquiatras
- Organizaciones sistémicas: para asesores de empresas
- Jurídica sistémica: para abogados, mediadores, jueces
En este modelo, el reconocimiento como Constelador depende de la profesión
básica que uno tiene. No siempre es “terapéutico” lo que el Constelador hace, pero
sí es “revelador” en todo sentido. “Revelador” significa que abre el conocimiento
hacia la realidad tal como es en diferentes niveles, hasta una profundidad a la cual
no tenemos fácil acceso con herramientas tradicionales.

Todos los sistemas son totalidades complejas y perfectas y nadie tiene la llave que
abre las puertas, pero con una Constelación podemos llegar a ver y a entender el
nudo que frena el fluir de la energía, no importa en qué contexto o disciplina y el
consultante puede encontrar una posibilidad de tomar otro rumbo que permite
que todo fluya de manera natural.
Esto vale para todos los sistemas, no solamente al sistema familiar. Por eso esta
herramienta no puede ser aplicada únicamente por psicoterapeutas o psicólogos.
Las Constelaciones se han desarrollado en diferentes ámbitos y llevan diferentes
nombres, como:
- Constelaciones Familiares,
- Constelaciones Sistémicas,
- Constelaciones organizacionales,
- Constelaciones de síntomas,
- Constelaciones pedagógicas
- Constelaciones estructurales,
- Constelaciones multidimensionales y muchos otros más que yo personalmente ni
conozco.
Además las Constelaciones se dejan realizar tanto en grupos como también en
consulta individual.
Con respecto al procedimiento se han establecido términos como:
- Constelaciones tradicionales
- Constelaciones con movimientos del alma y, últimamente:
- “Constelaciones caminando con el espíritu”, a las que Bert denomina “Las nuevas
constelaciones”.

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Habiendo tantas diferenciaciones es imposible considerar que las Constelaciones
pueden estar limitadas a cierto grupo de profesionales.
Para ser “psicoterapia”, le faltaría crear una relación terapéutica y el
acompañamiento continuo durante un tiempo determinado, precisamente lo que
las escuelas psicoterapéuticas critican como faltante en las Constelaciones.
Entonces, las Constelaciones son más bien una herramienta que sirve en muchos
ámbitos, también en la psicoterapia y una condición para trabajar en un
determinado contexto sería el conocimiento del campo en el cual se realiza la
Constelación.

Es decir: el psicólogo puede utilizar las Constelaciones para pacientes de


enfermedades mentales y los que necesitan psicoterapia, el médico en casos de
enfermedades. Los asesores de empresas pueden trabajar con organizaciones y
asesores de empresas, los maestros en el ámbito de la educación y los jueces en la
jurisprudencia.

Las Constelaciones son un método universal que puede aplicarse en todos los
ámbitos de la vida humana para revelar implicaciones y encontrar soluciones
duraderas.

En los Órdenes de la ayuda Bert dice que las Constelaciones son un arte y como en
todas las artes el instrumento es importante, pero con cada intérprete sale un
resultado diferente. A pesar de los conocimientos profesionales que cada uno de
los facilitadores trae, también aporta su personalidad, sus experiencias personales,
sus sensibilidades, su luz y también su sombra.

Yo personalmente he aprendido mucho a través de las supervisiones en vivo que


hacemos al final de la formación con los estudiantes. Ver cómo un estudiante llega
a la misma conclusión de diferente manera o a otra conclusión de la misma forma
me ha maravillado y también confrontado con mi soberbia, aquella que decía que
solamente “así” se dirige la constelación. Después de varias experiencias
sorprendentes he logrado una actitud más humilde y no he perdido el asombro
que me hace reconocer la capacidad individual del facilitador.

Hay tantas maneras de dirigir una constelación como hay facilitadores y esto
necesitamos entender cuando hablamos de la inclusión.

“Inclusión” aquí no significa “unificación”. No se trata de igualar a todos los


consteladores. Tampoco sería posible hacerlo. Creo que la diferenciación es
necesaria para asegurar la calidad del trabajo en cada ámbito en el cual es
utilizado. En realidad no podemos dejar afuera a nadie. Si lo hacemos, perdemos
un grupo muy grande de gente que de todas maneras realiza su trabajo a su modo.
Si no los integramos no podemos ni proteger a los miembros de la asociación que
responden a los requisitos de la misma, ni tampoco asegurar la calidad del trabajo
de Constelaciones para que no sean utilizadas de una manera inadecuada. Este

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grupo de excluidos seguirá fortaleciéndose en la sombra y produciendo
competencia con la cual nos encontraremos de todas maneras. Aquí también vale
la ley: lo que excluimos, se hace más fuerte.

Ahora los invito a realizar a un ejercicio:


Primero, por favor coloquen todo lo que tienen en las manos en el piso, también el
cuaderno y el lápiz, la cartera o lo que fuera. Pónganse cómodos, busquen la
manera más placentera de sentarse en la silla, con las plantas de los pies apoyadas
en el piso, y cierren los ojos.

Te invito a observar tu respiración.

Esta fuente de vida que contiene la polaridad como todo lo que existe: el inhalar y
el exhalar. Son dos polos opuestos, pero ambos tienen el mismo valor. Si le damos a
ambos la misma importancia, nuestro cuerpo está bien alimentado. Cada uno de
nosotros tiene su propio ritmo de respiración. Ninguno es igual al otro.
Y la respiración de cada uno está bien, tal como es.
Ahora observa cómo entra y sale el aire, solo, sin que sea necesario hacer algo.

¡Qué maravilla, la vida!!!


En el próximo paso, te invito a imaginarte que estás de pie en un lugar bastante
grande y a tu alrededor hay otras personas, también de pie. Entre una y otra
persona hay bastante lugar, suficiente como para dibujar en el piso un círculo de
un diámetro de aproximadamente 2 metros.
Ahora mira a tu círculo ubicado delante de ti, a dos pasos de distancia. Te puedes
imaginar que las demás personas también miran a su círculo que también está
ubicado delante de ellas.
Este es el círculo de la sabiduría, de la fortaleza, de los conocimientos y de la
experiencia.
Y ahora colocas en este círculo toda tu riqueza: lo que has aprendido desde que
naciste hasta el día de hoy:
- todo lo que has aprendido en tu vida como bebé, luego en el jardín de infantes, en
tu casa con tus padres, tus hermanos y tus abuelos,
- luego todo lo que has aprendido en la escuela, luego tus estudios, todos
- los conocimientos que has obtenido en tu adolescencia, con tus amigos, novias y
novios
- las cosas que has hecho, probado de hacer y las que has logrado
- también todo lo que has aprendido con tu familia actual, siendo esposo o esposa,
padre o madre.
Y ahora pones en este círculo tus estudios, todo lo que has leído, todo lo que has
acumulado en tu vida de adulto. Quizás has viajado mucho y traído experiencias de
diferentes países. Y pones todas tus experiencias y los resultados de tu búsqueda
espiritual.
Ponlos todos en el círculo.

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Y ahora pones en el círculo la formación como constelador/a y agregas las
experiencias que has hecho con este trabajo.
Toda tu sabiduría y tu experiencia mental y espiritual están ahora en el círculo.
¡¡Tanto!!! ¡¡En tantos años!!
Y ahora te centras en ti mismo mirando al círculo y con dos pasos entras al medio
del mismo. Siente cómo todo esto te llena y te envuelve. Todo esto forma parte de
ti. Tómalo y permite que tu fuerza se despliegue.
Disfrútalo. Todo esto te acompaña siempre.
Y así, pleno de todo lo que tienes y eres, desde tu lugar, ahora miras a los demás.
Puede ser que sea alguien de este grupo o que sea alguien de tu entorno en casa o
de tu ámbito profesional. Puede ser que sea otro constelador al cual no has dado
mucho crédito porque has sentido que él o ella no es bueno en lo que hace, o que
no te gusta cómo trabaja.

En tu imaginación miras ahora a una de estas personas y la ves también parado o


parada en su círculo y le dices: “Yo estoy aquí y tú estás allá. Respeto tu trayectoria
y también respeto la mía. Somos diferentes, pero en algo somos iguales: somos
consteladores y lo que nos une es el respeto ante el destino de la persona con la
cual estamos trabajando.”

Y ahora mira hacia atrás, quizás hay otra persona más a la cual puedes mirar y le
dices: “Yo estoy aquí y tú estás allá. Respeto tu trayectoria y también respeto la
mía. Somos diferentes, pero en algo somos iguales: somos consteladores y lo que
nos une es el respeto ante el destino de la persona con la cual estamos trabajando.”
Quizás hay otra persona más a la cual puedes mirar. Quizás está un poco más lejos
y puede ser que no le llegue tu voz interior, entonces mírala y, conectándote otra
vez con la fuerza de tu círculo, le haces una reverencia. Una reverencia que
contiene todo esto que habías dicho antes.

Y ahora tomas un profundo suspiro, como si estuvieras inhalando todo lo que tu


círculo contenía y con la exhalación abres tus ojos.
Bueno. Miren ahora a su alrededor con respeto y sientan la fuerza y la sabiduría
acumulada en este espacio. Pueden mirar a todos con buenos ojos, no importa
cómo trabajen y de dónde sean.

Ahora vamos a mirar a la Hellinger Sciencia ®.


Después de muchos años de trabajar y ofrecer abiertamente su sabiduría en todo
el mundo y a todo el mundo, Bert decidió, junto con su esposa Sophie, retomar la
enseñanza. Uno de los motivos puede haber sido que las comprensiones adquiridas
durante su larga experiencia lo hayan impulsado a cambiar el procedimiento y a
definir las nuevas constelaciones “caminando con el espíritu”.
Entre los terapeutas sistémicos y no solamente de Alemania, este concepto
encontró otra vez mucha resistencia, porque el “espíritu” no encajaba de ninguna
manera en su orientación científica.

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Además, al registrar la marca “Hellinger Sciencia®, Bert provocó una “revolución”
entre los consteladores en todo el mundo, porque ese paso pareció totalmente
contradictorio a lo que él había mostrado durante todos sus años de trabajo,
durante los cuales había declarado que las constelaciones no pertenecían a nadie y
eran de todos.

Cuando dijo que las Constelaciones Familiares ya no “sirven” y que ahora viene
algo nuevo, yo también me indigné.
Me costó entender cómo podía haber llegado a despreciar lo que él mismo nos
había enseñado y no entendía la diferencia entre una y otra cosa, porque todo lo
que hacía era parecido a lo que siempre había hecho. Sí veía ciertas diferencias,
pero no me parecía tanto. Hasta que en mi primer entrenamiento intensivo en
México en 2008 comprendí de qué estaba hablando.

Allí comprendí que el procedimiento tradicional comprometía demasiado al


facilitador. La intención era “sanar” al consultante y su sistema. La responsabilidad
de encontrar una solución pesaba y parecía que quedaba en las manos del
facilitador. Esa intención era la que ya no servía. Esta actitud fue reemplazada por
la de “caminar con el espíritu”, o sea unirse a una fuerza mayor que indicaba la
dirección en la cual había que dirigirse. Esto es un gran desafío tanto para el
paciente como para el representante y sobre todo para el facilitador.
Con este concepto Bert se despidió para siempre del ámbito terapéutico y con la
Hellinger Sciencia ® declaró haber desarrollado una “ciencia universal de las
relaciones humanas”.

Aunque él mismo utilizaba y utiliza todas las formas de proceder en


Constelaciones, le fue muy importante transmitir la diferencia entre una y otra.
El mensaje detrás de la llamada a asociarse a sus “Nuevas Constelaciones” fue:
dado que no podemos entender la complejidad del sistema, tampoco podemos
saber cómo debe ser la solución. En algunos casos ayudan los Órdenes del Amor
para ordenar el sistema, pero en otros este concepto no alcanza.
La constelación puede mostrar lo que sucede en el sistema y cuáles son las
implicaciones pero nosotros como facilitadores no somos capaces de cambiar la
realidad. Todo está perfecto tal como es y solamente el consultante puede
modificar su realidad, pero siempre en sintonía con el espíritu.
Todas las peleas que hubo, todos los malentendidos entre unos y otros separaron a
ciertos grupos y provocaron la constitución de nuevos grupos. Pero las
Constelaciones siguen teniendo su lugar, su importancia y su “efecto sanador” en el
mundo.

Nadie está equivocado si decide trabajar con el método tradicional mientras


renuncie a la tentación de “manejar” el destino del consultante. Ningún médico
está equivocado si trabaja con los síntomas y logra encontrar conexiones entre la
enfermedad y el alma del consultante y ningún maestro está equivocado cuando

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ordena el sistema del alumno para mostrarle que la solución de sus problemas no
está en sus manos.

Es posible acercarse a cada consulta de diferente manera: los facilitadores que


trabajan en este nivel pueden utilizar los “movimientos del espíritu” cuando el
consultante, el tema y el campo lo permiten y no necesariamente tienen que
utilizarlos. También pueden decidir acercarse de otra manera según el caso.
Por cierto, finalmente Bert llegó a crear su propia “organización”, algo que siempre
estaba rechazando. Ahora su interés es nuclear a todos los que habían aprendido
de sus enseñanzas anteriores y llevarlos hacia este nuevo conocimiento que se
logra “caminando con el espíritu”. La experiencia muestra que este camino permite
tanto al consultante como al facilitador estar libre.

El conocimiento no termina aquí, todavía hay mucho para tomar de Bert y de todos
aquellos que colaboran en el desarrollo de esta hermosa herramienta. En este
sentido me parece importante incluir todo lo que nos ayude a avanzar. Por eso
podemos dejar de lado otros posibles motivos que no aportan nada para la calidad
del trabajo.

Hay que reconocer el esfuerzo de las asociaciones que se han armado en todo el
mundo, porque todas tienen la intención de hacer algo “bueno” para los
facilitadores, los consultantes y las Constelaciones mismas.

Cuando la DGfSA de Alemania se disolvió, se constituyo la ISCA, la Asociación


Internacional de Constelaciones Sistémicas, que se distanció públicamente del
trabajo que Bert y Sophie Hellinger estaban haciendo. Bert les contestó
reconociendo su trabajo y los dejó libres para recorrer sus caminos.

La Asociación Española de Constelaciones Familiares Bert Hellinger, ante la cual


tengo el honor de hablar en este momento, ha aportado mucho para el
reconocimiento de las Constelaciones en el mundo de habla hispana. Además
existen agrupaciones más pequeñas en muchos países y continentes diferentes.
En los lugares en los cuales aún no se han creado asociaciones, las instituciones
que brindan formaciones aportan a su manera al reconocimiento de las
Constelaciones en los diferentes ámbitos y se hacen responsables de sus actos ellos
mismos.

Diferentes Consteladores han creado foros según el modelo de “constellation talk”


de la ISCA, abiertos a todo público para reflexionar acerca de los temas que surgen
en el transcurso del trabajo.

Todas las instituciones y universidades que brindan formaciones en


Constelaciones siguen los pasos de Bert Hellinger, no importa si lo nombran o no,
si han desarrollado otras formas o si siguen la consigna de Bert. Y los que buscan
formarse o asociarse, encuentran lo que necesitan. Cada uno, según su necesidad.
En este sentido podemos mirar a las Constelaciones como “patrimonio de la

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humanidad”, gracias a Bert Hellinger y a muchos otros que desparramaron esta
semilla en el mundo.
El “caminar con el espíritu” es una sugerencia de proceder en la Constelación en un
estado de alta atención del “aquí y ahora” y dejar que la solución aparezca sola. Es
una actitud libre de intención y por lo tanto libre de saber cómo tiene que
terminar. Esta actitud no viene de la mente sino que necesita que la mente entre en
un estado de silencio, sin interferir.

Bert con esta invitación entra en la tradición de los grandes maestros espirituales
como Laotse y Buddha. Aquí las Constelaciones rompen los límites científicamente
verificables. Bert dijo el año pasado en Chascomús: “los límites son importantes,
pero para avanzar necesitamos romperlos”.

La inclusión es la otra parte de la exclusión, otra de muchas polaridades. Ambas


son necesarias para un todo. Por lo tanto le agradecemos a la exclusión porque nos
hace recordar la inclusión y viceversa, sabiendo a su vez que todos estos esfuerzos
son juegos de nuestra mente, para entretenernos mientras estamos
irrecuperablemente uno en el todo.

El lenguaje verbal como obstáculo para el conocimiento


En las Constelaciones tradicionales el lenguaje tiene mucha importancia. Los
representantes verbalizan sus sentimientos y sensaciones y esto permite al
facilitador hacer los siguientes pasos, agregar representantes y finalmente
terminar la constelación con frases curativas.

En el trabajo con los Movimientos del Alma la verbalización está en segundo lugar
y la atención va más hacia los movimientos de los representantes, pero igual son
invitados a verbalizar lo que perciben. El facilitador explica las dinámicas que
ocurren en la constelación. Esta parte es muy importante para los participantes del
taller porque pueden entender las dinámicas que se muestran y deducirlas para
sus propios asuntos. La mezcla de esas dos formas es la más utilizada en el mundo
de las Constelaciones Familiares.

En estas constelaciones el consultante elige a los representantes y los ubica en el


espacio, nos da una imagen consciente de su sistema familiar y a su vez nos
habilita una mirada a la complejidad del sistema. Se establece un marco en el cual
la constelación se puede desarrollar y es poco probable que vaya más allá de este
marco. El orden que se muestra ahí puede ser cambiado en el transcurso de la
constelación, pero el marco queda como el de una foto que muestra un recorte del
paisaje o de la persona.

Además utilizamos el lenguaje para definir quiénes están representados. Por


ejemplo: el abuelo excluido o el hijo abortado. Cuando agregamos a estas personas
a la constelación podemos observar el efecto que se produce en los representantes.
Se muestra que están vinculados y nosotros podemos verificar nuestras hipótesis.

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Pero no podemos decir con toda seguridad que es el abuelo quien causó el cambio,
porque pueden ser también el bisabuelo u otra persona de la familia que tuvo un
destino parecido al del abuelo. También puede ser que el hijo abortado no sea de la
madre sino de la primera mujer del abuelo (para dar un ejemplo), o puede ser
también que sean los dos.

Podemos estar implicados de muchas maneras y a su vez pueden ser muchos los
acontecimientos que llevaron a una implicación. La alta complejidad del sistema no
podemos revelarla nunca, tampoco en una constelación familiar.

Ahora me pregunto si podemos ampliar verdaderamente nuestra mirada sistémica


cuando intentamos definir claramente hechos y personas, o si en realidad nos
limitamos con esa intención. Cuando deducimos un hecho de otro, otra vez nos
movemos en una explicación lineal de causa y efecto.

En realidad no somos capaces de captar los hechos sistémicos tan complejos.


Cuanto más lejos en el tiempo sucedieron, tanto menos nítidos se muestran.
Con las “nuevas constelaciones” Bert creó una posibilidad que nos ayuda a salir de
este dilema. Primero: el paciente no elige a los representantes ni tampoco los
ubica. El facilitador los designa sin tocarlos y los deja ubicarse uno frente al otro y,
si son tres personas, en un triángulo. No hay un marco. Los representantes entran
totalmente libres en el espacio. En realidad no se trata de una constelación en ese
momento. Recién cuando los representantes comienzan a moverse por la fuerza
que los lleva, se crea una constelación. De esta manera el espacio está abierto para
una dinámica que se puede desplegar más y más hasta conexiones totalmente
nuevas y nunca sospechadas.

Aquí no hay determinaciones a través órdenes preestablecidos, tampoco por


expresiones verbales de los representantes. La expresión verbal es reemplazada
por los movimientos y los sentimientos que se muestran. Cuando el representante
intenta decir lo que siente pierde el contacto con los movimientos profundos y su
atención va hacia la mente racional que quiere definir con palabras lo que sucede.
Aquí el lenguaje verbal significa una limitación de lo que pueda surgir. Un
sentimiento se puede expresar en un movimiento sintiéndolo, no explicándolo.
Wilhelm Humboldt dijo ya hace más de 200 años: “No nos acercamos a la realidad
con las exactas descripciones verbales de los conceptos, sino dejando que algo en
ellos vibre y nos permita tocar juntos el mismo eslabón de la cadena de nuestra
imaginación de los sentidos”.

Esto lo podemos ver en una constelación Caminando con el Espíritu o


multidimensional cuando enfrentamos a varias mujeres y hombres sin definir
quién representa a quién. Ahí salen nuevas informaciones a la luz y se producen
movimientos entre los miembros de diferentes generaciones que permiten nuevas
reconciliaciones. Para que esto suceda, el facilitador tiene que retirarse de
cualquier intención y dejar los movimientos en la constelación a la fuerza más
grande y entregarse a sí mismo también a ella.

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La desventaja de esas constelaciones es que solamente sirven al paciente. El
público se aburre y el efecto pedagógico y terapéutico de las otras formas no se
produce. Tanto los participantes como también el facilitador tienen que renunciar
al deseo de entender los detalles de esas constelaciones.

Estas nuevas constelaciones no reemplazan a las tradicionales o las de los


Movimientos del Alma. En muchos casos se logra mucho más con una constelación
tradicional, cuando el paciente ve a través de su representante hacia dónde se
mueve su alma, muchas veces gana consciencia y en el nivel personal toma la
responsabilidad por sus actos.

Muchas constelaciones que hemos comenzado tradicionalmente o con los


Movimientos del Alma se convierten luego en Movimientos del Espíritu,
especialmente al final de la constelación, cuando en los representantes comienza
un movimiento hacia algo “nuevo”. La reconciliación casi siempre muestra un
Movimiento del Espíritu.

Para diferenciar entre las tres formas se podría decir:


Las constelaciones tradicionales tratan los órdenes en el sistema, muestran cuál es
el lugar de cada uno y cómo el sistema logra el mayor flujo del amor y/o
entendimiento entre todos. Nos ayuda a revelar el nudo que trunca la energía y nos
ayuda a deshacerlo.

Los Movimientos del Alma nos muestran los vínculos inconscientes que nos llevan
a la desdicha, a la enfermedad y a la repetición de destinos ajenos. Muestran lo que
ya fue y lo que es. Son inconscientemente conocidos.

Los Movimientos del Espíritu son nuevos, son creados recién cuando se muestran
y en un nivel muy profundo y a su vez elevado unen lo que antes estaba separado.
La Hellinger Sciencia® incluye todas las formas de constelar y tiene la meta de
actualizar a los consteladores en el nuevo acercamiento que se logra al “Caminar
con el Espíritu”. Nos lleva más allá de lo que se puede lograr con las constelaciones
tradicionales y nos libera de la gran responsabilidad que tomamos cuando
pretendemos saber la solución para el consultante y su sistema.

De todas maneras, las constelaciones tradicionales siguen siendo una herramienta


muy eficaz en todos los ámbitos de la vida. Los Órdenes del Amor describen leyes
universales que valen en todos los ámbitos de la vida. Pero el procedimiento nuevo
de “caminar con el espíritu” nos exige cambiar nuestra actitud y nos lleva en cada
constelación a nuevos entendimientos, a veces a algunos que aún no podemos
comprender en su totalidad.

Muchas gracias.

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