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1) Disposiciones generales del Código General del Proceso

Nuestro Código General del Proceso contiene 627 artículos, divididos en: Un título preliminar
que contiene las disposiciones generales que son aplicables a todos los procesos civiles, un primer
libro que se ocupa de los sujetos procesales, un segundo libro que trata los actos procesales, un
tercer libro que regula los procesos, un cuarto libro que versa sobre las medidas cautelares y
las cauciones; y finalmente, un quinto libro correspondiente a las cuestiones varias.

Así, el Código consagra cinco grandes categorías de procesos:

i) Los procesos declarativos que pueden contener pretensiones puramente declarativas


(se pretende la declaración de un derecho o relación sustancial existente pero
incierto), las pretensiones constitutivas (buscan modificar una relación jurídica
sustancial preexistente y cierta, sustituyéndola por una nueva, por ej el divorcio), y
las pretensiones de condena (imponen a las partes el cumplimiento o satisfacción de
una prestación, cualquiera sea su naturaleza: dar, hacer y no hacer), y estos a su vez
se dividen en dos grandes categorías: los verdaderamente declarativos (procesos
concebidos para que adopten declaraciones puras en sus sentencias, constitutivas o
de condena y pueden ser verbales y verbales sumarios), y los procesos declarativos
especiales (tienen formas procesales autónomas e incluso diferentes a la declarativa
como la expropiación, deslinde y amojonamiento, divisorio y monitorio).
ii) Los procesos ejecutivos (que pretenden el cumplimiento de un derecho cierto e
indiscutible, pero insatisfecho y pueden ser por garantías reales o quirografarias).
iii) Los procesos de liquidación (que buscan finiquitar una situación patrimonial como la
sucesión por causa de muerte).
iv) Los procesos de jurisdicción voluntaria (buscan una declaración judicial no con el
propósito de dirimir un conflicto, sino satisfacer un requisito, y las partes han de
ser interesado y peticionario).
v) Los procesos arbitrales (donde hay personas capaces de transigir, investidos
transitoriamente de función pública de administrar justicia).

2) Términos para la duración de los procesos en única o primera y segunda instancias

Salvo que se presenten causas legales de interrupción y suspensión, en un proceso no podrá


transcurrir un lapso superior a un año para dictar sentencia de primera o única instancia,
contando a partir de la notificación del auto admisorio de la demanda o del mandamiento
ejecutivo a la parte demandada o ejecutada. Cuando el asunto sea conocido en segunda instancia,
el plazo para resolver no será superior a seis meses, contados a partir de la recepción del
expediente en la secretaría del juzgado o tribunal. Además, existe la disposición de que se
prorrogue por una sola vez el término hasta por seis meses, siempre que se explique y justifique
la necesidad de prorrogarlo.
En el caso en el que caduque la prorroga y no exista fallo, el juez perderá su competencia, por lo
que el expediente se remitirá al juez o magistrado que le sigue en turno, quien asumirá la
competencia y proferirá providencia hasta en un término máximo de seis meses. En esta remisión
no existirá reparto, sino que se hará directamente de un despacho a otro, y este magistrado
reemplazante también tendrá la posibilidad de prorrogar el término hasta por seis meses más
en caso tal de que el plazo caduque.

Es importante tener en cuenta que al juez al que se le remitirá el expediente debe ser uno del
mismo rango y categoría que el juez que en principio era competente para conocer el proceso. Lo
anterior para preservar el derecho de las partes de que el asunto sea conocido y decidido por
un juez igual al reemplazado.

3) Aplicación de la Ley 640 del 2001 sobre Conciliación

Desde la entrada en vigencia de esta ley, se exige la realización de una conciliación extrajudicial
en derecho como requisito de procedibilidad. Es importante precisar que esta conciliación, así
como puede ser en derecho, también puede ser en equidad.

De esta manera, se consagran dos tipos de conciliaciones: una conciliación judicial que se da
dentro del marco de un proceso; y una conciliación extrajudicial. Así, puede darse también la
conciliación en derecho por medio de los conciliadores de centros de conciliación o ante
autoridades en cumplimiento de funciones públicas; y en equidad cuando se realice ante
conciliadores en equidad.

Es claro que la conciliación extrajudicial es obligatoria por regla general, pues como se mencionó
anteriormente, es requisito de procedibilidad. Sin embargo, para que pueda llevarse a cabo una
conciliación extrajudicial, es necesario que las partes de común acuerdo así lo decidan.

Así, los procesos que serán objeto de conciliación, han de ser controversias susceptibles de
transacción, desistimiento y conciliación, salvo: en procesos divisorio; de expropiación; cuando la
legitimación por pasiva recaiga sobre sujetos indeterminados; asuntos que se tramitan ante
tribunales de arbitramento en razón a que en el marco de este proceso arbitral debe haber
cabida para una conciliación ante los árbitros; cuando se ignore el domicilio, lugar de habitación
o de trabajo del demandado; y, cuando es posible para el demandante pedir medidas cautelares.

En este entendido, si se presenta una demanda en asunto en el que es obligatorio haber intentado
previamente la conciliación sin que esta se haya surtido, el juez debe declararla inadmisible y
conceder un término de cinco días para que se aporte la certificación de conciliación so pena de
rechazo. En el caso en el que el juez por olvido admita la demanda, el demandado si bien puede
interponer recurso de reposición contra el auto admisorio de la demanda para que se revoque, o
proponer esa omisión como excepción previa, y la posibilidad de promover una petición de nulidad
por falta de jurisdicción en cualquier momento del proceso, pues la carencia de la conciliación
previa es insaneable.
Esto en tanto si la conciliación fuese saneable, podría convertirse en costumbre el eludir este
requisito para que se subsane dentro del proceso. Sin embargo, actualmente la conciliación no ha
tenido un papel importante y trascendental procesalmente en tanto ha encarecido el acceso a la
justicia por sus costos, además de que el papel conciliador de los sujetos se limita a analizar el
ánimo conciliatorio, y en cuanto perciben una postura negativa, deciden cerrar la audiencia sin
intentar el menor esfuerzo para avenirles que es la razón de ser de la conciliación.

En los asuntos de familia, ha de ser requisito de procedibilidad en: controversias sobre la


custodia y el régimen de visitas sobre menores e incapaces; asuntos relacionados con
obligaciones alimentarias; declaración de unión marital de hecho, su disolución y liquidación;
rescisión de la partición en las sucesiones y en las liquidaciones de sociedad conyugal o de
sociedad patrimonial entre compañeros permanentes; conflictos sobre capitulaciones
matrimoniales; controversias entre cónyuges sobre la dirección conjunta del hogar y entre
padres sobre el ejercicio de la autoridad materna o la patria potestad; y, separación de bienes
y de cuerpos. OJO: En lo que respecta a la separación de bienes y de cuerpos que se realiza de
mutuo acuerdo, no hay cabida, pues esto sólo hace referencia a la separación de bienes y cuerpos
contenciosa.

¿Quién es competente para conocer de la conciliación extrajudicial como requisito de


procedibilidad? En materia civil podrá adelantarse ante conciliadores de los centros de
conciliación, los delegados regionales y seccionales de la defensoría del pueblo, los agentes del
ministerio público en asuntos civiles y los notarios. En caso de que no haya ninguno de los
anteriores, entonces podrá adelantarse por los personeros o por los jueces civiles o promiscuos
municipales. En asuntos de familia, podrá surtirse ante los conciliadores de los centros de
conciliación, los defensores y comisarios de familia, los delegados regionales y seccionales de la
defensoría del pueblo, los agentes del ministerio público ante las autoridades judiciales y
administrativas en asuntos de familia y los notarios. A falta de los anteriores, ante los
personeros o jueces civiles o promiscuos municipales.

Lo relativo al trámite de la conciliación como requisito de procedibilidad, puede solicitarse por


una sola de las partes o de manera conjunta. Así, los interesados han de adoptar las reglas que
adopte cada uno de los centros de conciliación o las exigencias mínimas de cada funcionario ante
el cual puede surtirse este trámite.

(…)

- Proceso de rendición de cuentas: tiene como objetivo el exigir o presentar las cuentas que
nacen de una gestión administrativa encargada por X persona a otra. De no presentar las cuentas
pertinentes, quienes fueran los beneficiarios pueden formular demanda para exigir su
cumplimiento.
En este entendido, la rendición de cuentas puede ser provocada cuando es el demandante quien
quiere conocer las cuentas y demandado quien ejerció la administración; y espontánea cuando la
demanda se presenta por el obligado a rendir cuentas contra quien debe conocerlas.

El objeto final de todo juicio de cuentas es saber quién debe a quién y cuánto; cual de las partes
es acreedora y cuál es deudora, por lo que el litigio debe terminar precisamente con el paz y
salvo entre las partes, salvo cuando resulte algún auto que declare un saldo a favor de alguna de
las partes para con la otra, y su prestación puede ser tanto dineraria como en especies.

El juez que ha de ser competente para llevar este proceso será el juez civil municipal o de circuito
del domicilio del demandado o del lugar que corresponda al de cumplimiento de cualquiera de los
obligados. La cuantía no es posible pautarla, por lo que ha de ser el demandante quien debe
estimarla según el monto al que cree ascienden las cuentas.

Admitida la demanda, se dispondrá su notificación personal al demandado de acuerdo con las


reglas generales, a quien se le concederá un término de traslado de veinte días. En este término,
el demandado puede asumir diversas posturas, así:

i) El demandado no desconoce su obligación de rendir cuentas y no se opone al monto


estimado, donde tal silencio tiene el mismo alcance que el del allanamiento de la
demanda, por lo que no se hará audiencia inicial y se dictará auto que aprueba la
estimación del actor, el cual es inapelable y presta mérito ejecutivo. Así, el proceso
terminaría con auto y no con una sentencia.
ii) El demandado alega no estar obligado a rendir cuentas a través de una excepción,
llevando a que el proceso siga el curso normal de un proceso verbal, y el asunto se
decidiría en sentencia. Si dentro del proceso se declara que el demandado no está
obligado, pues el proceso concluye, sin embargo, si se declara que sí está obligado,
se le señala un término prudencial para que las presente con los respectivos
documentos. Ese término para presentar las cuentas correrá desde la notificación
de la sentencia, y podrá ser prorrogable por una sola vez sin exceder el término
concedido inicialmente. Cuando se corra traslado de la rendición, el demandado
puede: presentar objeciones o no presentar objeciones. En el primero, se tramitarán
por vía incidental que se decidirán mediante auto que señalará la suma a cargo de una
de las partes. En el segundo, el juez aprobará las cuentas y ordenará el pago de la
suma que resulte a favor de cualquiera de las partes. Ese auto no tendrá recurso
alguno y prestará mérito ejecutivo.
iii) El demandado no desconoce su obligación, pero objeta la estimación del demandante.
Para esto, la estimación del demandado debe ir acompañada con los respectivos
soportes. Objetado esto, se correrá traslado al demandante por el término de Díaz
días para que manifieste si las objeta o no. Si no las objeta, se aprobarán mediante
auto no susceptible de ningún recurso. Si las objeta, se tramitarán como incidente.
Pero, en el caso contrario en que el demandado no soporte su estimación, se
entenderá por no contestada la demanda, y se proferirá auto en que se aprueban las
cuentas estimadas por el demandante.

La rendición espontanea de cuentas debe ir acompañada de las cuentas presentadas por el


demandante. Admitida la demanda, se notificará el auto admisorio al demandado en forma
personal y se correrá traslado por veinte días, donde las conductas del demandado pueden ser:

i) El demandado no se opone a recibir las cuentas, ni objeta su monto ni propone


excepciones previas, lo que constituye un allanamiento a la demanda, por lo tanto, el
juez prescinde de la audiencia inicial y dicta un auto para aprobar las cuentas.
ii) El demandado alega no estar obligado a recibir las cuentas en razón a que desconoce
el derecho del demandante de presentarle cuentas. Ante esta actitud, el proceso
sigue su curso verbal, y en la sentencia se decide si está o no obligado a recibir las
cuentas. Si en la sentencia se declara que sí está obligado, entonces se le correrá
traslado por diez días de las presentadas con la demanda. Si el demandado no objeta,
el juez las aprobará y ordenará el pago de la suma que resulte a favor de cualquiera
de las partes mediante auto no susceptible de recurso, pero de objetar las cuentas,
se tramitará como incidente.
iii) El demandado no desconoce el derecho del demandante de rendir cuentas pero
objeta su monto (esto no fue regulado por el Código General del Proceso, por lo que
su trámite será el de un incidente).

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