Además de poeta y pensador, Dante fue un político comprometido y
desventurado que no encontró reposo ni recompensa lejos de las letras. Su
brillante contribución a la literatura universal ha oscurecido una vida errante y desarraigada: la propia de un poeta exiliado que hubo de dejar atrás familia, fortuna y la ciudad a cuyo servicio había consagrado su vida.
En 1265, el año de su nacimiento en Florencia, Italia era un verdadero
mosaico de pequeños estados, y a tal fragmentación se sumaba la diversidad lingüística. Dante llegaría a establecer que en la propia Florencia se hablaban nada menos que catorce dialectos, sin que ninguno de ellos prevaleciera sobre los restantes.
De ahí que intuyera la necesidad de crear un patrón lingüíst