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No cabe duda de que las disputas por la propiedad o posesión de la tierra fueron y
han sido una de las razones principales del conflicto armado que vive Colombia
desde hace más de sesenta años.
Ya en su clásico libro Violencia, conflicto y política en Colombia, Paul Ocquist
concluía que entre 1948 y 1966 se habían registrado 193.017 víctimas fatales,
393.648 parcelas abandonadas y 2.003.600 personas desplazadas.
El más reciente informe de la Contraloría General de la República al Congreso,
basándose en su primera encuesta sobre derechos de las víctimas, señala que
entre enero de 1995 y diciembre de 2013 el despojo y abandono de tierras afectó
un total aproximado de 7.073.897 hectáreas, lo que equivale a casi el 6 por ciento
del territorio nacional, situación que habría afectado a 432.792 grupos familiares.
Esta fue una de las razones que llevó a la Corte Constitucional a amparar los
derechos de la población desplazada mediante la Sentencia T025 de 2004, que
reconoció su derecho a la restitución de tierras como parte de las medidas de
reparación. Por esto el gobierno del presidente Santos presentó al Congreso un
proyecto de ley que fue aprobado en 2011 (Ley 1448), uno de cuyos sus
propósitos centrales es la restitución de la tierra despojada o abandonada.
EJECUCION MUY LENTA
Esta Ley establece un procedimiento para la restitución que comienza por una
etapa administrativa donde se efectúa el registro y se estudia la situación jurídica
de las tierras. La documentación respectiva se traslada a los jueces de la
jurisdicción agraria para que decidan sobre la restitución. La Ley invierte la carga
de la prueba a favor de las víctimas y establece unos plazos para que los jueces
fallen en cada caso.
Al reglamentar la Ley 1448 (mediante los decretos 4829 de 2011 y 599 de 2012),
el gobierno estableció como requisito para que los jueces inicien el proceso de
restitución que el predio o predio correspondientes se encuentren en una zona que
haya sido “macro-focalizada” y “micro-focalizada” por el Ministerio de Defensa
como región donde existen condiciones mínimas de seguridad para el retorno de
las víctimas. En teoría, este criterio es necesario para brindar seguridad a las
familias que retornan y evitar posibles hechos de re-victimización.
LAS DIFICULTADES
Restituir la tierra abandonada y despojada es un proceso que enfrenta serias
dificultades en Colombia.
La primera de ellas es la persistencia del conflicto armado. Restituir tierras en
medio de la violencia implica serios riesgos para la seguridad de las familias
despojadas que reclaman y quieren regresar a sus parcelas.
Una segunda dificultad es la informalidad extendida de los títulos de propiedad. Se
calcula que cerca del 50 por ciento de los predios que se trabajan honestamente
en Colombia no cuentan con títulos plenos de propiedad. Quienes los trabajan no
tienen el respaldo de escrituras o títulos colectivos debidamente legalizados.
Un tercer factor son las vías jurídicas que fueron adoptadas por la Ley 1448 de
2011 y sus decretos reglamentarios, y quizás el factor más importante sea el de la
total judicialización de los procesos de restitución. En efecto, los predios solo
pueden ser restituidos en virtud de la orden judicial, y aunque esto da completa
seguridad jurídica, tiene el efecto indeseable de hacer muy lento el proceso.
En otros países, por ejemplo Alemania o Finlandia, el grueso del proceso de
restitución de tierras tras las guerras fue confiado a las autoridades administrativas
y solo de manera subsidiaria se remitió a los jueces.
AGILIZAR PROCESOS
En fallo reciente de la Corte Constitucional (Sentencia T-679 de 2015) al resolver
una tutela instaurada por María Clementina Jacanamijoy contra la Unidad de
Tierras, da la razón a quienes han venido criticando la manera como la Ley de
restitución de tierras viene siendo ejecutada y le ordena a la Unidad que:
“De manera concurrente y articulada con el Gobierno nacional, proceda, dentro
de los seis meses siguientes a la notificación de esta providencia, a elaborar y
publicar un plan estratégico de restitución de tierras, de acuerdo con las
razones ofrecidas en esta decisión, en el que deberá incorporar los objetivos y
estrategias para restituir todos los predios despojados en el plazo de 10 años
del que trata la ley 1448 de 2011”. “
Entre las razones que justifican la decisión de ordenar la elaboración y publicación
de un plan estratégico de restitución de tierras la Corte señala, en primer lugar,
que el proceso de restitución debe cubrir todo el país y no solo la región norte de
Colombia como se aprobó en la llamada “Estrategia 20-15”, cuyo propósito es
acelerar los procesos de “macro” y “micro-focalización” en ciertas áreas
consideradas como prioritarias.
Dice la Corte que la estrategia no puede limitarse a ciertas zonas y que por tanto
el gobierno debe presentar un plan macro donde indique cómo y cuándo realizará
la restitución de todos los predios despojados. De otra manera la garantía del
derecho dependería de la buena voluntad del gobierno, sin que tuviera que
explicar sus razones para empezar por ciertas regiones o para descartar otras
regiones donde el conflicto armado pudo tener igual o hasta mayor incidencia.