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María, figura de sencillez

A lo largo de la historia, María, la madre de Jesús de Nazaret, ha jugado un papel muy


importante en las mujeres de la sociedad, sobre todo en las mujeres creyentes, se le ha atribuido el
calificativo de una persona humilde y que todo lo que escuchaba lo guardaba en su corazón. Muchas
veces ese calificativo hace que las mujeres se sientan libres para expresarse y darse a conocer, no es
fácil en una sociedad que reprime el pensamiento femenino o que retrata mujeres maltratadas física
y emocionalmente.

Hoy se ha dejado de ver a María como esta figura de mujer sencilla y humilde y se ha ido
desvirtuando ese modelo de madre y hermana y así como a ella a las mujeres de todos los tiempos, la
sociedad muchas veces no promociona el desarrollo de las mujeres y el aporte que dan a la sociedad.

Se nota que se ha pasado de la mujer humilde a la mujer que pretende desvirtuar en muchos
aspectos el rol femenino. Con esto no estoy generalizando, simplemente veo que la juventud esta
sedienta de justicia, se han cansado de ser aquellas mujeres que solo han estado como máquinas de
reproducción, que no tienen sentimientos y que han sido y siguen siendo maltratadas e incluso
asesinadas y me parece bueno, sin embargo, por mostrar que debe haber igualdad entre hombre y
mujer, han denigrado en sus protestas a una verdadera mujer y la han expuesto a la crítica social, pues
no solo salen desnudas a la calle, sino que profieren contra la madre del Señor, algunas hasta injuriar
su nombre. No justifico las actitudes, pero tampoco creo es la correcta.

Hay que descubrir a la verdadera María, mujer creyente, que esta siempre dispuesta a ayudar
al más necesitado, como lo vemos en Lc 1, 39 cuando sale presurosa a ayudar a Isabel, la vemos
también preocupada en una situación donde está a punto de acabarse la alegría y suplica el milagro a
Jesús en aquella boda. María es la mujer modelo de sencillez, es modelo de de vida, sí, es la que
siempre ha estado en nuestra historia acompañando a su hijo y a nosotros que somos sus hijos.

La Encíclica Ecclesiam Suam, dice que Ella es “el modelo de la perfección cristiana, el espejo
de las virtudes sinceras, la maravilla de la verdadera humanidad”.

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