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La historia como progreso -.~
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Se me dejará que comience citando un párrafo del profesor·Po-
wicke, en su conferencia inaugural como ocupante de la cátedra
Regius de Historia Moderna en Oxford, hace treinta años: .n
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Fueron los judíos, y los cristianos tras ellos, los que ii:i,trodujeron
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mostraba convencido, sin asomo de duda, de que «los tiempos ve-
un elemento del todo nuevo postulando una meta hacia la que se di- nideros no verán límite alguno en el crecimiento del poder del
rige el proceso histórico: la noción teleológica de la historia. De esta hombre sobre los recursos de la naturaleza ni de su inteligente uti-
forma adquirió la historia sentido y propósito, pero a expensas de su lización de los mismos para el bienestar de su raza». 5 En vista de lo
carácter secular. El alcance de la me_ta de la historia implicaría auto- que estoy diciendo, creo que es ~i obligación admitir que tal e·ra
máticamente el final de la historia: la misma historia se tomaba teo- la atmósfera en que me instruí y que puedo ratificar sin vacilar las_ '1
1
dicea. Tal fue la noción medieval de la historia. El Renacimiento res- palabras de Bertrand Russell, que me Ueya media generación: «Cre-
tableció la concepción clásica de un mundo antropocéntrico y de la cí cuando el optimismo victoriano estaba en plena pujanza y ... que-
primacía de la razón, pero sustituyp la pesimista visión clásica del
futÚro por una visión optimista derivada de la tradición judeocris- 4. Gibbon, The Dec/in,, and Fall of the &man Empire,· cap. xxxviii; ocasión de esta
tiana. El tiempo, que en una, época había sido hostil y corrosivo, digresión fue el derrumbamiento del imperio de occidente. Uri críúco en The -Ti=
pasó ahora a ser favorable, creador; compárese la pregunta de Ho- Liúrary Supplement de 18 de noviembre de 1960, tras citar este párrafo, se _pregunta si
Gibbon quería realmente decir lo que las palabras expresan. Desde luego que sí; es
racio: «Damnosa quid non imminuit dies?», con la sentencia de Ba- más probable que el punto· de vista del escritor refleje el período en que vive que
con: « Veritas temporis filia,,. Los racionalistas de la Ilustración, que aquél acerca del cual escribe; verdad bien ilustrada por este críúco, que trata de trans-
ferir su escepúcismo de m¡:diados del siglo xx a un escritor de finales del siglo XVIII.
5. Cambridge Modern History: lis O,igins, Authorship and Production, 1907, P· 13;
3. De &rum Natura, iii, pp. 992-995. Cambridge Modcrn History•, i, 1904, p. 4; xii, 1910, p. 791.
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178 ¿QUt ES LA HISTORIA? ·:l
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LA HISTORIA COMO PROGRESO 1 79
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da en mí algo de aquella visión esperanzada que entonces era cosa f.' de nuestro ~iglo al del' úl#mo decenio del pasado; la decisión del
fácil compartir».º _ , .{
de
mundp dé habla inglesa a ,la' .Rusia, África y Asia; o -la sentencia
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En 1920~ cuando Bury escribió su libro 1a 1dea del Progresó, ya del ipte_lectual ele cláse ~e.d ia a· la del hombre de la calle que, se-
predominaba un ~lima más apagado, qué él ~eprochó, siguiendo la gún nuestrd actual primer ministro, señoi Mac11illan, ·nunca estu-
moda del día, a «los doctrinarios que han establecido el presente vo tan bien ·co~ o _a hora. Déjesenos por anóra suspender nuestro .
reinado del terror en Rusia•, a pesar de lo cual, todavía describía ' juicio ace~ca de, si vivimos un período de ·decadencia 6 de progre-
el progr~so como «la idea que· anima y contr~fa la·civilización oc- so, y vamos a examinar con ~lgún mayor cuidado lo que implica el
1
cidental».7 En adelante faltaría esta nota. Se dice· de Nicolás I de concepto de' progreso, las premisas subyacentes a él y hasta dónde
í
Rusia que dio una orden prohibiendo la palabra «progreso»: en la se han hecho insostenibles en la actualidad .. ·
actualidad, los filósofos y lqs historiadores cie Europa occidental, y
aun de los Estados Unidos, han Uegado a un tardío acuerdo con él. -
Se ha refutado la hipótesis del progreso. La ciecad~ncia del Occi- Quisiera comenzar ·por' poner orden en la maraña del progreso
dente· se ha convertido en expresión tan familiar que ya no se ne- y, de la evolución. Los p~nsadore~ de la Ilús\tración adoptaron dos
. cesitan comillas para encerrarla. Pero ¿qué ha ocurrido, fuera de ; . puntos de vista aparentemente incompatibles. Se propusieron rei-
tanto griterío? ¿Quiénes han formado esta nueva· corriente -Cle opi- vindicar él lugar del hombre en el mundo natural: las leyes de la
nión? El otro día me chocó ·dar. con 1:1n_a observación. d/Bertrand historia se equipararon a_las leyes de la naturaleza. Por otra parte,
Russell, la única frase suya, creo, nunca leída pot mí que me pare- creían en el progreso. Pero ·¿qué .base había para ver en la natura-
ciera reve1ar un agudo sentimiento de clase: «Hay, en_conjunto, : leza algo eri pr_ogreso, par¡¡. consi<;lerarla. como-algo que. está en.
mucha menos libertad en el mundo hoy que hace cien- años». 8 No . trance constante de avance h~cia una meta? Hegel orilló la dificul-
tengo vara para medir la libertad, yno sé cómo poner en los plati- tad discriminando de modo tajante entre la historia, que progresa,
llos de la misma balanza la menor libertad de unos pocos y la ma- y·-la naturaleza, que no lo. hace. La revolución ·darwiniana páreció
yor libertad de muchos. Pero, cualquiera quesead sistema .de me- · remover todos los obstácúlos equiparando evolución y 'progreso: la
didas de que se parta, no puedo sino considerar la_afirmación naturaleza, como la füstoria, se revelaba a la postre progr~siva. Pero
como algo fantásticamente alejado de la verdad. Me atraen más .al- esto dio lugar a un erréir de comprensión mucho más gra::ré, ha-
gunas de es3,$ fascinantes miradas que A. J. P. Taylor echa sobre la ciendo que se confundiese la herencia biológica, que es la fuente
vida académica de Oxford. Toda es.t a discusíón acerca de la deca- i de la .evohición, con· la adqutsición social, que es la fuente de pro-
dencia de la civilización, escribe, ·«no sigp.ifica más que una cosa; greso 'histórico . La d_istinción es familiar y evjdente. Póngase un
que los profesores universitarios solían tener servicio domé~tico y bebé europeo en una familia chiná, y el n_iño crecerá con la piel .
ahora en cambio tienen que lavar ellos mismos la vajilla». 9 Como es blancá pe,ro habiando· chi9-o. La pigmentación cutánea es herencia
natural, para los anteriores criados, el lavado de la vajilla por los . biológica; el lenguaje, una adquisicion social transmitida por el
profesores puede ser un símbolo de progreso. La pérdida de la su- conducto del cerebro hu_mano. _La evolución por herencia de_b e
premacía blanca en África: que preocupa a los partidarios. de la medirse en milenios o en millónes de 1áño.s; no se conoce ningún
conservación del Imperio británico, a.los republicanos afrikanery a · cambio biológico medible oéurrido en el hombre desde el co-
los inversores en títulos .del oro y del cobre, pue~e antojárseies pro- mienzo de la historia escrita. El progreso por adquisición puede
greso a otros. No veo razón alguna por la que, en este asunto del _ m·edirse en generaciones.- La' ese~cia ·del hombre como ser racional
progreso, deba yo preferir ipso Jacto el veredicto d~l se~tó decenio radica en el desarroilo de sus:capacidades potenciales mediante la
acumulación d_é la experiencia cie las generadones pasadas. Se dice
6. B. Russell, Purtraits From Me:rrwry, J 956, p. 17. que el hombre contemporáneo no tiene un cerebro mayor, ni una· ·
7. J. B. Bury, The Iiúa of Progress, 1920, pp. vii-viii.
8. B. Russell, Purtraits From Memory, 1956, p .. 124. superior ·capacidad innata de pensamiento que su predecesor de
9. · The Observer, de 21 junio de 1959. -hace 5.000 a'ños. Pero la· eficacia_de su pensamiento há sido varias
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veces multiplicada al aprender e incorporár a su experiencia la ex- como un · proceso en que las exigencia's y condiciones de los perío-
periencia de las generaciones precedentes. La transmisión de ca- ~os ~ucesivos _impo?,dr~nr.s~ contenid? es~edfi_co·) :' esto es lo que
racterísticas adquiridas, .que los biólogos niegan, es el fundamento implica la t es1s, de_Acton de que la h1s.tona_ no es solamente cons-
mismo del progreso social. La historia es el progreso mediante· la tancia 'dél pr ogreso pasado sino. u~a .«ciencia progresiva», con o,
transmisión de las técnicas adquiridas, de ·una .generación a la si- '.o tras palabras; ·qué la hi~toria; es progresiva en los dos sentidos de
guiente. la palabra -como curso de los acontecimientos y como .documen-
Luego, no es preciso ni se debe imaginar el progreso como te- tación de su constancia-. Déjeseme recordar la desc~ipción que
niendo un ·p1incipio o un final definidos. La creencia, que no hace del avance de la libertad en la historia hace Acton: ·
cincuenta años estaba todavía am-pliamente difundida, de que la ci-
. vilización se inventó. en el valle-.del Nilo en el cuarto milenio antes Es por los esfuerzos combinados de los débiles, llevados a cabo por
de nuestra era; no resulta más creíble hoy que aquella cronología necesidad imperativa, para resistir al dominio de la fuerza y del per-
que colocaba la creacion en el año 4004 antes de Cristo. La civili- juicio propio constante, por los que, en el rápido cambio pero lento . 1.
zación, cuyo nacimiento acaso tomemos como el punto de arran- progreso de cuatrocientos años, se ha presen-ado la libertad, se la ha
:·1
afianzado, ampliado, y por fin comprendido. 11
que de nuestra hipótesis -del progreso, no fue desde luego una in- _.,¡:
vención, sino un proceso ·d e desarrollo infinitamente lento, en el ,,
que hubo probablemente ocasionales saltos espectaculares hacia - Acton entendía la historia en tanto que devenir como progreso i\
delante. No necesitamo~ preocuparnos de cuándo ' el;}Pezó el pro- hacía la libertad, y la historia, en tanto' que constancia de los acon- i,
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greso -::-O la civilización-. La hipótesis de un término finito del tecimientos ocunjdos,-como .un progreso hacia la comprensión de
progreso llevó a un error más grave. Se ha censurado justamente a la libertad: ambos procesos co.rrían parejos. 12 El filósofo Bradley,
Hegel por ver el final del progreso en la monarquía prusiana -re- que escribía en una época en que las analogías estaban de moda, ·
observó que «para la fe religiosa el final de la evolución se presen- 'i
sultado éste, al parecer, de una interpretación demasiado forzada
de su noción <le la imposibilidad de pronosticar-. Pero la aberra-. ta como algo que ... ya ha desembocado» .13 Para el historiador, el
final del progreso todavía no lía desembocado. Es _algo _todavía in-
1
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ción de Hegel fue superada por aquel «eminente victoriano», Ar- ~.t
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finitamente remoto,. y los indicadores que hacia él. señalan sola-
nold de Rugby, que en su conferenéia inaugural en la cátedra Re- :!
mente se hacen visibles para nosotros conforme adelantamos. Lo
gius de Historia moderna en Oxford, en 1841, . afirmó que la
que no disminuye su importancia. La brújula ·es guía útil, hasta im-
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historia contemporánea sería la última fase de la historia de la hu- ¡j
manidad: «Parece llevar la imp ronta -de la plenitud del tiempo, prescindible. · Pero no es un mapa topográfico· de nuestr9 itinera-
como ~i no cupiera más allá de ella una historia futura». 10 El pro- iio: El contenido de la historia no puede ser captado más que a me- ·.il~
nóstico de Marx de que la revolución proletaria realizaría el fin úl- dida que vamos experimentándola.
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timo de una sociedad sin clases era lógico y moralmente menos vul- Tercera observación por mi parte: nadie ~n su sano juicio creyó
nerable; pero la presunción de un' térn_iino de la hístoria tiene un nunca en esa clase de progreso que avanza en línea recta, .ininte-
1l
rrumpida, sin altibajos, sin desvi~ciones ni soluciones de continui-
matiz escatológico más apropiado para un teólogo que para un his- ·,¡
toriador, y revierte en la falacia d ~ una meta situada fuera de la his- dad, de forma q~e aun el giro más adverso ·no es por fuerza contra-
toria. No cabe duda de que un térrrüno finito encierra elementos rio a la convicción de fa existencia del progreso mismo. Es claro que
atrayentes para la mente humana; y la visión de Aé:ton de una mar- hay períodos de regre~ión tanto c~mo fases de ·p rogreso. Y lo que es
cha de la historia que es proceso sin fin hacia la libertad parece tan
poco estimulante como vaga. Pero si el historiador ha d_e salvar su 11. Acton, Lectures on Modern Histqry, 1906, p. 51.
hipótesis de progreso, creo que debe estar dispuesto a tratarlo 12. K. Mannheim, ldeolcgía y Utopía, trad. esp., Madrid, Aguilar, 1958; asocia tam·
bién «la voluntad [del hombreJ de dar forma a la historia» con su •capacidad de com-
prenderla». · , ¡!
10. T. Amold, An Inaugural Lecture on the Study of Modem History, 1841·, p. 38. ·¡
13. F. H . Bradley, Ethical Studies, 1876, p. 293.
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¿QUt ES LA ·HISTORIA?
LA HJSTORIA COMO PROGRESO 183
182
.y por. fin Jleg<? a la pregunta de cual es 'el contenido esencial del
más, sería precipitado pensar que desp~és de un retroceso e!.'nuevo
avance partirá del mismo punto o seguirá la misma línea. Las cuatro progreso· aten.d iendo a la .acción histórica. Los que .luchan; ponga-
o tres civilizaciones de Hegel o de Marx; las veintiuna civilizaciones mos por t¡,.so, por ·extender.a todos los derechos civiles, o por re-
de Toyribee, la teoría de un delo vital de l::i,s civilizaciones que. pase , íorinar lá práctica penal, o por allanar las desigualdades de ~az:t o
por las fases de auge, decadencia y·caída, todos eso~ esquemas np de riqueza, conscientemente se proponen. d solo alcance de estas .
.¡
tienen sentido en sí mismos. Pero son trasunto del hecho observado ·'! · metas; :no tratan, de ferina consciente, de ·«progresar», de plasmar
de que el esfuerzo que se necesita para llevar la civilizacipil adelan- en la realidad -~ guna.. «ley;;' o· «liipotesi~»-históric'a. ck
progreso. Es
te se extingue en un lugar.y renace luego en otro, de forma que el historiador quien aplica a sus.acciones $.U J:iipótesis de progreso,
!
cualquier progreso por nosotros observable en la .historia es· 'desde qcien interpreta sus accioné.s como progreso. }:'ero ello no invalida
luego discontinuo, tanto por lo que al sitio sé refj.ere co~o en cuan- el concepto de progreso: Me agrada ep.contramie en este punto de
to al tiempo. Así que; si fuese incapaz de pasar sin formular leyes· de acuerdo con sir Isaiah Berlin, por cuanto «progreso y reacción, por
· más ,que se hayan desquiciado estás palabras:· no son conceptos va-
la historia, una de éstas re_zaría que el grupo -.-:Sea .él .u na 9ase o.una .
nación, un continente o una.civilización, lo que se quiera- que de-: cíos» .15 Es suposició~ previá en la historia el que el hombre es ca-
sempcña el papel principal en el avance ·de la.civilización enun, pe- paz de sacar provecho ---:no . .que siempre lo /haga- de la experien-
ríodo no será probablemente el que· desempe_ñe igual papel en el cia de sus predecesores, y que el .progreso descansa, en la historia
período siguiente, y el!~ por la sencilla razón ·de que estará dema- ¡· . y frente a ló que ocurre con la evolución en 1a naturaleza, sobre la
siado imbuido de las tradiciones, los intereses y ias· id~lpgías del pe~ transmisión del acervo así adquirido. Este legado incluye .tanto los
ríodo anterior como a
poder adaptarse las exigencias y las con- bienes materiales como la capacidad de dom.inar, transformar y uti-
lizar el mundo circundante. Y desde luego ambos factores están' es-
dlciones áeI sigttjente,14 _Con lo que muy bien puede octi.mr que lo
que a·Ún grupo se le antoja periodo de decadencia, a otro le parez- . trechamente re~acionados, y reaccionan recíprocamente: Marx
ca inicio de un nuevo paso adelanté. El progreso ni significa ni pue- hace del trabajo. humano 'el fundai:nento de todo el edificio; y pa-
de significar ·progreso igual y simultáneo para todos. No es casual rece que•esta fórmula es aceptable-·siemp~e que se dé al ·«trabajo»
que casi todos nuestros recientes profetas de la decadencia, nuestro~ ·, una acepción lo bastante amplia. Pero la mera acumulación de re-
escépticos que n~ ven en la historia sentido ·algun<:,_Y que afirman cursos no valdrá si no -va acompañada éle·un conocimiento y una
que el progreso pasó a mejor vida, pertenezcan al sector del mundo experiencia.técnicos y sociales mayores, y además de un mayor do- .
y a la clase de la sociedad que han desempeñado triunfalmente un minio del mundo que rodea al hombre, en su sentido más amplio.
papel protagonizador y predominante en el avance de la civilización · Hoy por hoy, pocas personas, según .creo; pondrían en tela de jui-
durante varias generaciones. No les consuela que se les diga que la . cio el progreso habido tanto en la acumulación de recursos mate-
función que su grupo desempeñó correrá ahora a cargo de otros. Es riales y de conocimientos científicos como en nuestro dominio del
evidente que una historia que les ha hecho tan ruµi faena no puede mundo circundante .en el sentido técnico.Lo que_se pone e~ duda
ser ante sus ojos un proceso racional o_significativo. Pero si hemos es que el siglo xx haya sido testigo -de algún progreso en nuestra
·de retener la hipótesis de progreso, creo· que tenemos que aceptar ordenación de la sociedad, en 'nuestro dominio del mundo social
ambiente, nacional o internacional; se pregunta, en fin, si no ha
la condición de la línea quebrada.
habido una marcada regresión en este aspecto. ¿Acas·o no ha teni-
do la evolución del hombre como ser social un retraso fatal frente
14. Para un diagnóstico· de esta situación,' yéase R. S. Lynd, Knuwkdg, for What1, al progreso de la tecnología? .
Nueva York, 1929, p. 88: •Las personas de edad provecta están a menudo en nuestra . Los síntomas que inspiran esta pregunta son evidentes. Pero
cultura orientadas hacia el pasado, la época de su vigor y de su potencia, a la vez que
oponen al futuro igual resistencia que a una amenaza, Es probable que toda una cul- ello no es óbice a que me parezca que está mal. planteada. La his-
tura que se halle en una fase avanzada de pérdida relativa de energía, de desintegra-
ción, tenga así una orientación predominante hada una edad de oro· dejad3. atrás,
15. . Foreign Affairs, xxviii, n.º 3, junio de 1950, p. 382.
mientras se vive a desgana la vida del presente•. ·
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LA HISTORIA CO!"1O PROGRESO 185
184 ¿QUÉ ES LA HISTORIA?
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LA HISTORIA COMO PROGRESO
¿Qut ES LA HIST9RIA? ' ,• ¡,
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que el significado de la historia será revei"aqo el Día del Juicio. '
cuado que es desde luego descaminado--. Pero no puede cierta-· l::.· ·l.
mente tildarse de totalmllllte falso. El hi;toriador •no trabaja con 1 Nu_estro criteri<:> _no _es un absoluto en el _sentido estático de algo 1
,·
absolutos· de ninguna clase. . . _ · _ ...
. :! que permanece igual ayer, hoy y para siempré: semejante absoluto [·
. V.olvamos al triste casó de la muerte de Robh1soni La objenvidad es incompatible con la. naturaleza de la historia.- Pero es un absolu- •1
i
Nuestro sentido de la dirección y nuestra interpretación del pasa-
do está.ÍJ. sujetos a modificación y evoluci6n constantes conforme
1!!
b~én su patrón de objetividad, para distin~ir entre lo significativo vamos adelanté. -
;¡$
. .¡
y lo accidental; y tampoco él puedé--..halla,rlo fuera "de la relevancia Hegel revistió su absoluto con el manto mí_stico de un espíritu
frente a la meta propuesta. Pero es ella una meta necesapamente · -L~
-,
mundial, y ·cometió el ei:-ror cardinal de ·aboé:ar el curso de la his0 ¡
'
en evolución, ya que la int~rpretación cambiante del pasado es una . - ~.::· toria a su fin e11 el" presente, en vez-de proyectarlo .en el futuro. Re-
"función necesaria de la historia. 1.a· tradicional presuposición de ,conocía en el 'pasado un proceso de evolución continua, -y se lo
que ·el cambio debe siempre explicarse en función de algo fijo e in- ;,':,
negó al futuro, de modo i~congruente. Los que, desde J-iegel, han .~
!.1
mutable es contraria a la experiencia del historiador. «Para el his- , reflexionado más profundamente ·¡¡,cerca de la naturaleza de la his- fu
toriador -dice Buttérfield, reservándose acaso implícitamente la
esfera en que el historiador no necesita seguirle-, lo único abso-
toria, han visto en· ella una síntesis del ¡:iasado y del futuro. _Toc-
queville, que no se lleg'ó a liberar del todo .del lenguaje teológico i
luto es el cambio». 17 Lo absoluto en la historia no es algo del pasa- de su tiempo-y qu~ dio a·s~ absoluto un contenido demasiado es-
r
i
do de que se parte; no es tampoco algo en el presente, ya qué todo - trechó, _percíbió sin embargo la esencia del problema. Déspués de
pensamiento presente es· necesariamente relajivo. Es algo" aún in- - aludi_r al desarrollo cie·la igualdad, comci fenómeno universal y.per-
completo y en proceso de devenir -algo en el futuro hacia el. qu_e . manente,_proseguía así:
nos movemos, que sólo empieza a _c obrar forma cuando-partimos
Si se llevas~-a los hombres _de nuestro tiempo a concebir el gradual
en su dirección, y a cuya luz, conforme vamos adelantando, vam_os -~
y progresivo desarrollo de la.igualdad como pasado a la vez que futu-
dando forma gradualmente a nuestra interpretación del -pasado-. ro de su história, este solo descubrimiento revestiría dicho desarrollo .f
Ésta es la .verdad secular que se oculta detrás del mito religioso de del carácter sagrado que .para ellos tiene _la voluntad de su am~ y _se- 1
!
ñor.18 !
17. H. Bunerfield, The Whig lnterpmation of Histury (1931, p. 58); compárese con f;
la siguiente formulación, más elaborada, de A. von Martín, -Tht Sociolog;J of tht Rmais- Podría escribirse -un capítulo importante acerca de este tema to- l
sana (trad. ing., 1945; hay trad. esp.), p. i: •Quietud y movimi'ento, estática y dinámi- davía. inacabado. Marx, _que compartía algunas de las inhibicio~es
ca, son categorías fundamentales de las que partir para un enfoque sociológ_!co ·de la ·
historia ... La historia conoce la quietud en un sentido relátlvo nada más: el problema'
decisivo radica en saber cuál predomina, si la quietud o el cambio•. El cambio es, en
18. Tocqueville, prefacio a·Democracy in America: [Hay trad. esp.]
la historia, el elemento positivo y absoluto; la quietud, el elemento subjetivo y relativo.
'e'!!il',,
·1
LA HISTORIA COMO .PROGRESO 189
188 ¿QUÉ ES LA HISTORIA?
i
sión que corresponde a .su propia situación en la sociedad y en !a
perada por ella. La historiografía es una ciencia progresiva, en el
historia -capacidad la suya en tal caso que, según sugerí en una
séntido de que trata de alcanzar una penetración cada vez más am-
conferencia previa, depende en parte de su capacidad de. reconocer
plia y profunda de un curso de los acontecimientos que también es
hasta qué punto se halla insito en dicha situación, de reconocer, por
progresivo. Esto entendería yo al afirmar qué necesitamos «una vi-
ende, la imposibilidad de una total objetividad-. En segundo lugar; ·11
sión constructiva del pasado». La moderna historiografía se ha de- til'
queremos decir con ello que sabe proyectar su visión hacia el futu- ¡1
sarrollado en _los dos últimos siglos con esta doble creencia en el
ro, de forma tal que él mismo penetra el pasado más profunda-
progreso, y no puede pervivir sin ella, ya que es esta convicción la r:1
mente y de modo más duradero que otros historiadores cuya visión ·l
que le aporta su patrón de lo significativo, su piedra de toque para 1
depende totalmente de la prqpia situación inmediata. Ningún his-
la distinción e1;tre lo real y lo accidental. Goethe, en una conver-
toriador actual compartiría la confianza .de Acton en la posibilidad ;l,~¡
sación hacia el_ final de su vida, cortó con alguna brusquedad el lf
de una «historia definitiva». Pero algunos historiadores escriben •t
una historia más duradera, con un carácter más definitivo y objeti- nuqo gordiano: :¡,
vo que la de otros; y son éstos los historiadores que poseen· la que
quisiera llamar visión a largo plazo del pasado y del futuro. El his-
Cuando las edades están en su decadencia, todas las tendencias son J.,,
subjetivas; pero por otra parte, cuando las cosas están maduras para
toriador del pasado no puede acercarse a la objetividad más que en 21
uná nueva época, todas las tende~cias son objetivas.
la medida en que se aproxima a la comprensión del futuro.
21. Citado en H. Huizinga, Men and Iiúas, 1959, trad. ing., p. 50. Traducción esp. :
19. J. B. Bury,
Tk !<ka of Progress, 1920, p. 5.
Hombres e liúas.
20. L. B. Namier, úmflicts, 1942, p. 70.
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¿QUt ES U HISTORIA? LA HISTORIA COMO PROGRESO 191
190
Nadie tiene la obligación de creer en el futuro de la historia ni Gibbon justifica el mucho espacio que dedica en su narración a
1 -
eh el futuro de la sociedad. Puede que nuestra sociedad sea des- las victorias del islam diciendo que «los discípulos de Mahoma to-
truida o se extinga al final de una lenta decadencia, y· que la histo- davía detentan el ceqó secular y religioso del mundo oriental».
. ria vuelva a caer en la teología --es decir, en el esrudio, no de los Pero•añade: «La misma tarea constituiría una pérdida de tiempo si
logros humanos, sino del desigriio divino-; o en la literatura --es - la dedicáramos al estudio de las multitudes de_salvajes que, entre
decir, en la narración de cuentos y leyendas sin propósito ni signi- los siglos VII}' xn; !_)ajaron de las mese.~ _de ; sc:itja», puesto que
ficado-. Pero esto no será historia en el sentido en que la venimos «la majestad del trono bizan_tinó recha~ó y sobrevivió a estos ata- .
conociendo en los últimos doscientos años.- ques desordenados». 22 No paree~ del todo descaminada esta afir-
mación. La historia es, en términos generales, recuento de lo que
han hecho los h'ombres, no de. ·lo que se frustró: en cuya medidat
es
Todavía tengo que ocuparme de la conocida y popular objeción .una narración del éxito. El profesor Tawney observa que los histo-
que se opone a cualquier teoría que sitúe el criterio decisivo de jui- riadores dan «un símil de inevitabilidad» a un orden existente «tra-
cio histórico en el futuro. Semejante teoría, reza el reparo, implica yendo a primer plano las fuerzas que han triunfado, y relegando
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que el éxito es el criterio decisivo del juicio y que lo que venga, _si haciá el fondo a las que han sido -derrotadas por las primeras»,
no lo que hay, está bien, sea como quiera. Durante los•últimos dos- ¿Pero acaso no es 'ésta, en cierto sentido, la eseñcia del trabajo. del
ciento~ años, la mayoría de los historiadores no sólo han supuesto historiador? El historiador no debe infravalorar la oposición; no
una dirección seguida por el movimient~ de la historia, sino que, ·a debe representar la victori3: como un paseo militar c,u andó fue hij~
sabiendas suyas o no, han creído que esta dirección era en su con- de ·un duro combate. A veces fos que fueron vencidos contribuye-
junto la dirección justa, que la hwnanidad se movía de -lo malo a lo ron tanto como los ven'cédores al r:esultado final. Son éstas máxi-
mejor, de lo más bajo a lo superior. El historiador, además de reco- mas familiares a todo historiador. Perp, por lo común, el historia-
nocer la dirección, la aprobaba. La prueba de sigriificación que apli- .dor se ocupa de los que, vencidos o dei;rotados,- llevaró'n algo a
caba a su enfoque del pasado consistía, además de en un sentido del cabo,- Yo no soy un especialista -de la historia q.el fútbol. Peró sus pá-
curso seguido por el devenir histórico; en un sentido de su propio ginas están seguramente saturadas-de los nombres de los que me-
empeño moral en que siguiese dicho curso: La aiegada dicotomía . rieron goles al adversario en tanto que no se habla de los que que~
entre . «ser» y «deber ser", entre hecho y valor, estaba resuelta. Era · daron en offside. La famosa afirma~ión de Hegel de que en historia
una concepción optimista, producto de una- edad de desbordante «sólo pueden llegar a nuestro conocimiento aquellos.pueblos que
confianza en el futuro; whigs Y. liberales, hegelianos y marxistas, teó- · forman un Estado» ,24 ha sido atinadainente criticada por reconocer 1
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un valor exclusivo a una forma de organización social y por dejar
logos y racionalistas, permanecieron firmemente, y con más o me-
nos con~encia, adictos a ella. Durante doscientos años pudo des- -franco el paso ·a un censurable culto al Estado. Pero en principio; ·¡,
cribírsela, sin demasiada exageración, como la contestación _lo que Hegel trataba de decir es correcto, y refleja la fainiliar dis- !
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aceptada e implícita a la pregunta de ¿Qué es la Historia? reac- tinción entr~ prehistoria e historia. Sólo los pueblos que han sabi
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ción contra ella vino con el ánimo aprensivo y pesirµista de nuestros do organizar en cierto grado su sociedad dejan de ser salvajes pi¿- ·
días, que ha dejado libre el terreno a los teólogos qué buscan el sig- mitivos y penetran en el recinto de la historia. Carlyle, en su
nificado de la historia fuera de ella, y a los escépticos que no en- Revolución francesa, llamó a Luis XV «una verdadera encarnación qe
cuentran sentido ¡¡J.guno a la historia. Se nos dice por todas partes, Solecismo Mundial». Es évidente que le gustó la metáfora, porque i.
y con el mayor énfasis, que la dicptomía entre «ser» y «deber ser» es la col~:>ea de nuevo en un párrafo ulterior más largo:
absoluta y que no puede zanjarse, que nó se pueden derivar _,walo-
res» de los «hechos». Creo que éste es un camino equivocado. Vea- 22. Gibbon, The Decline and Fall of the Roman Empirt1, capítulo !v.
mos cómo han enfocado esta cuestión unos cuantos historiadores, o 23. R. H. Tawney, The Agrorian Problem in the Sixttenth Ctnlury, 1912, p. 177.
, 24. Lectures on t/,o P/1ilosophy of History, trad. ing., 1884, p. 40.
escritores acerca de la historia, elegidos más o menos al azar. ,..
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¿QUÉ ES LA HISTORIA?
·--. LA HISTORIA COMO PROGRESO 1 97
196
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Una clave para la soiución de este problema de los hechos y los yendas acerca del pasado, sin signifi\=ado ni_importancia-. La his-
valores es la que nos brinda la acepción que damos de ordinario a toria llamada asr con propiedad sólo puede. ser escri por -los que
la palabra «verdad» -término-que tiene ~n pie en el ¡nundo· del ven y aceptan en la historia misma un sentido de dirección, La con-
hecho y otro en el mw1do del valor, y que 'se compone de elemen- ' vicción de que provenimos de alguna parte está 'estrechamente vin-
tos de ambos-. Y no es éste un rasgo idiosincrático del idioma in- a
culada la creencia de que vamos a algún lado. Una sociedad que
glés. Las palabras .q ue designan la verdad en ·las lenguas la~nas, el ha perdido la fe en su capacidad de progresar en el futuro dejará
alen'lán Wahrheit, el ruso p-ravda, 27 tienen todas este do.ble. carácter. pronto de ocuparse de su propio progreso -en el pasado. Y, como
Todos los idiomas parecen requerir este vocal;>lo para una verdad dije al comenzar mi primera conferencia, nuestra concepción de la
que no es mera afirmación de hecho ni mero juicio de valo.r, _sin O historia refleja nuestra concepción de la sociedad: Vuelvo con esto
que abarca ambos elementos. Puede ser un hecho el que yo estu- a mi punto de partida, declarando mi fe en el futuro de la sociedad
viese en Londres la pasada semana. Pero normalmente no lo lla- y en el futuro de la historia. ·
marán verdad: carece de todo contenido valÓrativo. P~r otra par-
te, en la alusión de los Padres Fundadores de los Estados Unidos,
en la Declaración de Independencia, a la verdad de por sí evi-
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r
dente de ·que todos los hombres han. sido creados· iguales, podrán
pensar que el contenido valorativo de la afirmación predomina 1
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que, en un mundo estático, sé vean uste&s obligados a -pronunciar_
un divorcio enu·e hecho y valor. Pero la historia carece de signifi-
cado en un mundo· estático. La historia es, ' en su misma esencia,-
cambio, movimiento, o -si no se oponen a esta palabra pasada de
1
moda- progreso.
Vuelvo por lo tanto, para concluir, a la descripción del progre-
so por Acton, como «la hipótesis científica sobre la que debe escri-
1
birse la historia». Se puede, si así se desea, convertir la historia en
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teología haciendo que el significado del pasado dependa de algún ¡¡
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poder extrallistórico y suprarracional. Se puede también, si se quie- •1
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re, mudar ia historia en literatura -colección de narraciones y le-
27. El caso de la palabra pravda resulta de especial interés porql\e existe otra vie- - -
ja palabra rusa para expresar 1a·verdad, istina. Pero ,el deslinde no pasa por la distin-
ción entre verdad como hecho y verdad como valor; pravda es la verdad humana en '
ambos aspectos, i.slina es la verdad divina: en ambos aspectos, también la verdad acer-
ca de Dios y la verdad en tan to gue revelación divina,,
. . •.a.