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Ariel
l:-IISTORIA

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.! Índice

Introdu~ción, por Richard J. Evans ............ _. . . . . . . . . . . . . . 11

· Nota introductoria, por R. W. Davies 45


l.' edición en Aricl: septiembre de l,983
J.• edición en esta presentación: abril de 2010
Prólogo la segunda edición .............................. . 47
Título original:
'Whal is hisu,ry 1
Dy los archivos de E. H. Carr: Notas preparatorias para una segunda
Traducción de Joaquín Romero Maura edición de ¿Qué es la historia?, por R. W. Davies .. .... ...... . 51
Traducción de la introducción
y del capítulo de R W. Davies: l . El historiador y los hechos ............................. 77
Horado Vázquez Ria!

Q 1961: Edward H. Carr 11. La sociedad y el indivi~uo 99

Derechos exclusivos. de edición en español


III. Hist~ria, ciencia y moralidad 123
reservados para todo el mundo
y propiedad de la traducción:
e 1983 y 2010: Editorial Planeta, S. A.. IV. La causación en 1~ historia ' .. .... . .' .. .............. . ..... ·153
Avda. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona

Editorial Ariel es un sello editorial de Planeta S. A.


V. La historia como progreso .... ·-· .. .. . ... .·............. . 175

lSBN 978-84-3Ú-3496-7 .YI. Un horizonte que se abre 199

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La historia como progreso -.~
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Se me dejará que comience citando un párrafo del profesor·Po-
wicke, en su conferencia inaugural como ocupante de la cátedra
Regius de Historia Moderna en Oxford, hace treinta años: .n
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El ansia de_ una interpretación: de la historia está tan arraigada ·que, ¡:


si no tenemos un enfoque constructivo del pasado, somos arrastrados
al misticismo Ó•aJ. cinismo. 1
¡¡,1H
Se entenderá, creo yo, por «misticismo» aquella concepción se-
11
gún la cual el significado de la historia radica en algún lugar fuera
de ella, en el ámbito de la teología o en el teino de la escatología, m
idea ésta de escritores como Berdyaév, Nieb'~hr o Toynbee. 2 Por
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«cinismo» .se alude :a la actitud de aquellos· para .quienes, como he-
mos visto en varios ejemplos mencionados, la historia carece de sig':-
1·¡

. nifioáeio, o lleva implícitos múltiples significados. igualmente váli-


. dos o parejamente inválidos, o tiene el sentido que arbitrariamente
·se nos antoje darle. Éstas son, en la actualidad, las dos concepcio-
nes más populares de la historia. Pero las rechazaré ambas sin va-_
cilar Ún instante. Esto nos deja coO: la curiosa pero sugestiva noción
de «un enfoque co¡:istrúctivo del pasado». Como .no tengo medio
de saber .lo ·que el profesor Powicke quería decir cuando se valió de
la expresión, trataré de darle mi interpretación propia.
Lo mismo que las civilizaciones antiguas ~e Asia, la- civilización

1. F. Powicke; Mpdtm Hiitorians and the Study of History, 1955, p. 174.


2. «La historia rebosa en la teología•, como afinnó triunfalmente Toy11bee ( Civi•
li;.ation on T,;a~ prefacio, 1948. Hay mu;!. esp.: La civilización punta a pnuba).
----------------------·--- --~i.i' •

176 ¿QUÉ ES LA HISTORIA? LA HISTORIA COMO PROGRESO _.


177
clásica de Grecia y de Roma era básicamente ahistórica. Como ya fueron los fundadores de la m?derna historiografía, conservaron la
-vimos, Heródoto tuvo, como padre de la historia, pocos hijos; y los visión teleológiq judeocristiana, pero -secula!izaron_la meta: pu-
escritores de la Antigüedad clásica se interesarón tan poco, en con- dieron así restablec_e r el caráfter ..racional del propio procesq his-
junto, por el pasado como por el futuro .- Tucídides era-de-la opi- tórico. La historia se convirtió en e l progreso hacia la.consecución
nión de que nada importante había ocurrido en el tiempo aiiterior de la perfección terrenal .de la condición hum~a. Gibbon, el ma-
a los acontecimientos que él describe, y que era probable que nada yor de los historiadores de la' Ilüstración, no se arredró ante la na-
importante ocurriese después. Lucrecio deducía la indiferencia del turaleza misma de su tema, y a pe;ar de ésta forpiÚló «la agradable
hom,bre hacia el futuro de su indiferencia hacia el pasado: ' - conclusión de que cada época, en el mundo, ha incrementado y si-
gue acreciendo la riqueza real, la felicidad, el conocimiento, y aca-
Considérese cómo no nos importan las pasadas edades del tiempo so.la virtud, de la raza humana». 4 El culto al progreso llegó a su ce-
eterno que precedió a nuestro nacimie_nto, Es ello un espejo que. nos nit_cuando la prosperidad, el poderío y la confianza alcanzaron su
brinda la naturaleza, en el que se refleja el tiempo futuro de después punto culminante en la Gran Bretaña; y los escritores e historiado-
de nuestra muerte. 5 res británicos fueron de los más ardientes partícipes del culto. Este
fenómeno es demasiado_conocido como para necesitar más ejem-
Las visiones poéticas de un futuro mejor revistieron la forma de plos; me limitaré a citar uno o dos párrafos para probar qué poco
visiones de un retorno a una edad áurea pasada -~sión cíclica que tiempo hace que la fe en el progreso ha dejado de ser un postula-
asimilaba- los procesos de la historia a los propios de la naturaieza-. do de todo nuestro perisamie~to. Acton; en la memoriá de 1896 so-
--\
La historia no iba a ninguna parte: e.o rno no había sentido cl,el pa- bre el proyecto de la Cambridge Modern History, que cité en mi pri- ¡
sado, tampoco lo había del futuro. Sólo Virgilio, que en su cuarta
égloga había formulado la idea clásica de un retomo a la ec;iad de
mera conferencia, aludió a la historia como «ciencia progresiva»; y ,¡
en la introducción ·al primer volumen de la historia escribía que
oro, tuvo en la Eneida la inspiración momentánea de salirse de la «no podemos dejar de suponer un progreso en las cosas humanas,
concepción cíclica: «Imperium sine fine dedi,» era un pensamiento dé siendo ésta la hipótesis científica de que debe partir la historia que -¡
lo más poco clásico, que luego hizo que se viera en Virgilio un pro- se escriba». En el último volumen de la historia, publicado en 1910,
feta cuasi-cristiano. Dampier, que _era tutor de mi college cuando yo _era estudiante, ·se
1

Fueron los judíos, y los cristianos tras ellos, los que ii:i,trodujeron
i
mostraba convencido, sin asomo de duda, de que «los tiempos ve-
un elemento del todo nuevo postulando una meta hacia la que se di- nideros no verán límite alguno en el crecimiento del poder del
rige el proceso histórico: la noción teleológica de la historia. De esta hombre sobre los recursos de la naturaleza ni de su inteligente uti-
forma adquirió la historia sentido y propósito, pero a expensas de su lización de los mismos para el bienestar de su raza». 5 En vista de lo
carácter secular. El alcance de la me_ta de la historia implicaría auto- que estoy diciendo, creo que es ~i obligación admitir que tal e·ra
máticamente el final de la historia: la misma historia se tomaba teo- la atmósfera en que me instruí y que puedo ratificar sin vacilar las_ '1
1
dicea. Tal fue la noción medieval de la historia. El Renacimiento res- palabras de Bertrand Russell, que me Ueya media generación: «Cre-
tableció la concepción clásica de un mundo antropocéntrico y de la cí cuando el optimismo victoriano estaba en plena pujanza y ... que-
primacía de la razón, pero sustituyp la pesimista visión clásica del
futÚro por una visión optimista derivada de la tradición judeocris- 4. Gibbon, The Dec/in,, and Fall of the &man Empire,· cap. xxxviii; ocasión de esta
tiana. El tiempo, que en una, época había sido hostil y corrosivo, digresión fue el derrumbamiento del imperio de occidente. Uri críúco en The -Ti=
pasó ahora a ser favorable, creador; compárese la pregunta de Ho- Liúrary Supplement de 18 de noviembre de 1960, tras citar este párrafo, se _pregunta si
Gibbon quería realmente decir lo que las palabras expresan. Desde luego que sí; es
racio: «Damnosa quid non imminuit dies?», con la sentencia de Ba- más probable que el punto· de vista del escritor refleje el período en que vive que
con: « Veritas temporis filia,,. Los racionalistas de la Ilustración, que aquél acerca del cual escribe; verdad bien ilustrada por este críúco, que trata de trans-
ferir su escepúcismo de m¡:diados del siglo xx a un escritor de finales del siglo XVIII.
5. Cambridge Modern History: lis O,igins, Authorship and Production, 1907, P· 13;
3. De &rum Natura, iii, pp. 992-995. Cambridge Modcrn History•, i, 1904, p. 4; xii, 1910, p. 791.
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178 ¿QUt ES LA HISTORIA? ·:l
1·.'
LA HISTORIA COMO PROGRESO 1 79
: ·1,

da en mí algo de aquella visión esperanzada que entonces era cosa f.' de nuestro ~iglo al del' úl#mo decenio del pasado; la decisión del
fácil compartir».º _ , .{
de
mundp dé habla inglesa a ,la' .Rusia, África y Asia; o -la sentencia
¡
En 1920~ cuando Bury escribió su libro 1a 1dea del Progresó, ya del ipte_lectual ele cláse ~e.d ia a· la del hombre de la calle que, se-
predominaba un ~lima más apagado, qué él ~eprochó, siguiendo la gún nuestrd actual primer ministro, señoi Mac11illan, ·nunca estu-
moda del día, a «los doctrinarios que han establecido el presente vo tan bien ·co~ o _a hora. Déjesenos por anóra suspender nuestro .
reinado del terror en Rusia•, a pesar de lo cual, todavía describía ' juicio ace~ca de, si vivimos un período de ·decadencia 6 de progre-
el progr~so como «la idea que· anima y contr~fa la·civilización oc- so, y vamos a examinar con ~lgún mayor cuidado lo que implica el
1
cidental».7 En adelante faltaría esta nota. Se dice· de Nicolás I de concepto de' progreso, las premisas subyacentes a él y hasta dónde
í
Rusia que dio una orden prohibiendo la palabra «progreso»: en la se han hecho insostenibles en la actualidad .. ·
actualidad, los filósofos y lqs historiadores cie Europa occidental, y
aun de los Estados Unidos, han Uegado a un tardío acuerdo con él. -
Se ha refutado la hipótesis del progreso. La ciecad~ncia del Occi- Quisiera comenzar ·por' poner orden en la maraña del progreso
dente· se ha convertido en expresión tan familiar que ya no se ne- y, de la evolución. Los p~nsadore~ de la Ilús\tración adoptaron dos
. cesitan comillas para encerrarla. Pero ¿qué ha ocurrido, fuera de ; . puntos de vista aparentemente incompatibles. Se propusieron rei-
tanto griterío? ¿Quiénes han formado esta nueva· corriente -Cle opi- vindicar él lugar del hombre en el mundo natural: las leyes de la
nión? El otro día me chocó ·dar. con 1:1n_a observación. d/Bertrand historia se equipararon a_las leyes de la naturaleza. Por otra parte,
Russell, la única frase suya, creo, nunca leída pot mí que me pare- creían en el progreso. Pero ·¿qué .base había para ver en la natura-
ciera reve1ar un agudo sentimiento de clase: «Hay, en_conjunto, : leza algo eri pr_ogreso, par¡¡. consi<;lerarla. como-algo que. está en.
mucha menos libertad en el mundo hoy que hace cien- años». 8 No . trance constante de avance h~cia una meta? Hegel orilló la dificul-
tengo vara para medir la libertad, yno sé cómo poner en los plati- tad discriminando de modo tajante entre la historia, que progresa,
llos de la misma balanza la menor libertad de unos pocos y la ma- y·-la naturaleza, que no lo. hace. La revolución ·darwiniana páreció
yor libertad de muchos. Pero, cualquiera quesead sistema .de me- · remover todos los obstácúlos equiparando evolución y 'progreso: la
didas de que se parta, no puedo sino considerar la_afirmación naturaleza, como la füstoria, se revelaba a la postre progr~siva. Pero
como algo fantásticamente alejado de la verdad. Me atraen más .al- esto dio lugar a un erréir de comprensión mucho más gra::ré, ha-
gunas de es3,$ fascinantes miradas que A. J. P. Taylor echa sobre la ciendo que se confundiese la herencia biológica, que es la fuente
vida académica de Oxford. Toda es.t a discusíón acerca de la deca- i de la .evohición, con· la adqutsición social, que es la fuente de pro-
dencia de la civilización, escribe, ·«no sigp.ifica más que una cosa; greso 'histórico . La d_istinción es familiar y evjdente. Póngase un
que los profesores universitarios solían tener servicio domé~tico y bebé europeo en una familia chiná, y el n_iño crecerá con la piel .
ahora en cambio tienen que lavar ellos mismos la vajilla». 9 Como es blancá pe,ro habiando· chi9-o. La pigmentación cutánea es herencia
natural, para los anteriores criados, el lavado de la vajilla por los . biológica; el lenguaje, una adquisicion social transmitida por el
profesores puede ser un símbolo de progreso. La pérdida de la su- conducto del cerebro hu_mano. _La evolución por herencia de_b e
premacía blanca en África: que preocupa a los partidarios. de la medirse en milenios o en millónes de 1áño.s; no se conoce ningún
conservación del Imperio británico, a.los republicanos afrikanery a · cambio biológico medible oéurrido en el hombre desde el co-
los inversores en títulos .del oro y del cobre, pue~e antojárseies pro- mienzo de la historia escrita. El progreso por adquisición puede
greso a otros. No veo razón alguna por la que, en este asunto del _ m·edirse en generaciones.- La' ese~cia ·del hombre como ser racional
progreso, deba yo preferir ipso Jacto el veredicto d~l se~tó decenio radica en el desarroilo de sus:capacidades potenciales mediante la
acumulación d_é la experiencia cie las generadones pasadas. Se dice
6. B. Russell, Purtraits From Me:rrwry, J 956, p. 17. que el hombre contemporáneo no tiene un cerebro mayor, ni una· ·
7. J. B. Bury, The Iiúa of Progress, 1920, pp. vii-viii.
8. B. Russell, Purtraits From Memory, 1956, p .. 124. superior ·capacidad innata de pensamiento que su predecesor de
9. · The Observer, de 21 junio de 1959. -hace 5.000 a'ños. Pero la· eficacia_de su pensamiento há sido varias
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1

180 ¿QUt ES LA HISTORIA? LA HISTORIA COMO PROGRESO 181

veces multiplicada al aprender e incorporár a su experiencia la ex- como un · proceso en que las exigencia's y condiciones de los perío-
periencia de las generaciones precedentes. La transmisión de ca- ~os ~ucesivos _impo?,dr~nr.s~ contenid? es~edfi_co·) :' esto es lo que
racterísticas adquiridas, .que los biólogos niegan, es el fundamento implica la t es1s, de_Acton de que la h1s.tona_ no es solamente cons-
mismo del progreso social. La historia es el progreso mediante· la tancia 'dél pr ogreso pasado sino. u~a .«ciencia progresiva», con o,
transmisión de las técnicas adquiridas, de ·una .generación a la si- '.o tras palabras; ·qué la hi~toria; es progresiva en los dos sentidos de
guiente. la palabra -como curso de los acontecimientos y como .documen-
Luego, no es preciso ni se debe imaginar el progreso como te- tación de su constancia-. Déjeseme recordar la desc~ipción que
niendo un ·p1incipio o un final definidos. La creencia, que no hace del avance de la libertad en la historia hace Acton: ·
cincuenta años estaba todavía am-pliamente difundida, de que la ci-
. vilización se inventó. en el valle-.del Nilo en el cuarto milenio antes Es por los esfuerzos combinados de los débiles, llevados a cabo por
de nuestra era; no resulta más creíble hoy que aquella cronología necesidad imperativa, para resistir al dominio de la fuerza y del per-
que colocaba la creacion en el año 4004 antes de Cristo. La civili- juicio propio constante, por los que, en el rápido cambio pero lento . 1.

zación, cuyo nacimiento acaso tomemos como el punto de arran- progreso de cuatrocientos años, se ha presen-ado la libertad, se la ha
:·1
afianzado, ampliado, y por fin comprendido. 11
que de nuestra hipótesis -del progreso, no fue desde luego una in- _.,¡:
vención, sino un proceso ·d e desarrollo infinitamente lento, en el ,,
que hubo probablemente ocasionales saltos espectaculares hacia - Acton entendía la historia en tanto que devenir como progreso i\

delante. No necesitamo~ preocuparnos de cuándo ' el;}Pezó el pro- hacía la libertad, y la historia, en tanto' que constancia de los acon- i,
,,
greso -::-O la civilización-. La hipótesis de un término finito del tecimientos ocunjdos,-como .un progreso hacia la comprensión de
progreso llevó a un error más grave. Se ha censurado justamente a la libertad: ambos procesos co.rrían parejos. 12 El filósofo Bradley,
Hegel por ver el final del progreso en la monarquía prusiana -re- que escribía en una época en que las analogías estaban de moda, ·
observó que «para la fe religiosa el final de la evolución se presen- 'i
sultado éste, al parecer, de una interpretación demasiado forzada
de su noción <le la imposibilidad de pronosticar-. Pero la aberra-. ta como algo que ... ya ha desembocado» .13 Para el historiador, el
final del progreso todavía no lía desembocado. Es _algo _todavía in-
1
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ción de Hegel fue superada por aquel «eminente victoriano», Ar- ~.t
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finitamente remoto,. y los indicadores que hacia él. señalan sola-
nold de Rugby, que en su conferenéia inaugural en la cátedra Re- :!
mente se hacen visibles para nosotros conforme adelantamos. Lo
gius de Historia moderna en Oxford, en 1841, . afirmó que la
que no disminuye su importancia. La brújula ·es guía útil, hasta im-

historia contemporánea sería la última fase de la historia de la hu- ¡j
manidad: «Parece llevar la imp ronta -de la plenitud del tiempo, prescindible. · Pero no es un mapa topográfico· de nuestr9 itinera-
como ~i no cupiera más allá de ella una historia futura». 10 El pro- iio: El contenido de la historia no puede ser captado más que a me- ·.il~
nóstico de Marx de que la revolución proletaria realizaría el fin úl- dida que vamos experimentándola.

timo de una sociedad sin clases era lógico y moralmente menos vul- Tercera observación por mi parte: nadie ~n su sano juicio creyó
nerable; pero la presunción de un' térn_iino de la hístoria tiene un nunca en esa clase de progreso que avanza en línea recta, .ininte-
1l
rrumpida, sin altibajos, sin desvi~ciones ni soluciones de continui-
matiz escatológico más apropiado para un teólogo que para un his- ·,¡
toriador, y revierte en la falacia d ~ una meta situada fuera de la his- dad, de forma q~e aun el giro más adverso ·no es por fuerza contra-
toria. No cabe duda de que un térrrüno finito encierra elementos rio a la convicción de fa existencia del progreso mismo. Es claro que
atrayentes para la mente humana; y la visión de Aé:ton de una mar- hay períodos de regre~ión tanto c~mo fases de ·p rogreso. Y lo que es
cha de la historia que es proceso sin fin hacia la libertad parece tan
poco estimulante como vaga. Pero si el historiador ha d_e salvar su 11. Acton, Lectures on Modern Histqry, 1906, p. 51.
hipótesis de progreso, creo que debe estar dispuesto a tratarlo 12. K. Mannheim, ldeolcgía y Utopía, trad. esp., Madrid, Aguilar, 1958; asocia tam·
bién «la voluntad [del hombreJ de dar forma a la historia» con su •capacidad de com-
prenderla». · , ¡!
10. T. Amold, An Inaugural Lecture on the Study of Modem History, 1841·, p. 38. ·¡
13. F. H . Bradley, Ethical Studies, 1876, p. 293.

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¿QUt ES LA ·HISTORIA?
LA HJSTORIA COMO PROGRESO 183
182
.y por. fin Jleg<? a la pregunta de cual es 'el contenido esencial del
más, sería precipitado pensar que desp~és de un retroceso e!.'nuevo
avance partirá del mismo punto o seguirá la misma línea. Las cuatro progreso· aten.d iendo a la .acción histórica. Los que .luchan; ponga-
o tres civilizaciones de Hegel o de Marx; las veintiuna civilizaciones mos por t¡,.so, por ·extender.a todos los derechos civiles, o por re-
de Toyribee, la teoría de un delo vital de l::i,s civilizaciones que. pase , íorinar lá práctica penal, o por allanar las desigualdades de ~az:t o
por las fases de auge, decadencia y·caída, todos eso~ esquemas np de riqueza, conscientemente se proponen. d solo alcance de estas .

tienen sentido en sí mismos. Pero son trasunto del hecho observado ·'! · metas; :no tratan, de ferina consciente, de ·«progresar», de plasmar
de que el esfuerzo que se necesita para llevar la civilizacipil adelan- en la realidad -~ guna.. «ley;;' o· «liipotesi~»-históric'a. ck
progreso. Es
te se extingue en un lugar.y renace luego en otro, de forma que el historiador quien aplica a sus.acciones $.U J:iipótesis de progreso,
!
cualquier progreso por nosotros observable en la .historia es· 'desde qcien interpreta sus accioné.s como progreso. }:'ero ello no invalida
luego discontinuo, tanto por lo que al sitio sé refj.ere co~o en cuan- el concepto de progreso: Me agrada ep.contramie en este punto de
to al tiempo. Así que; si fuese incapaz de pasar sin formular leyes· de acuerdo con sir Isaiah Berlin, por cuanto «progreso y reacción, por
· más ,que se hayan desquiciado estás palabras:· no son conceptos va-
la historia, una de éstas re_zaría que el grupo -.-:Sea .él .u na 9ase o.una .
nación, un continente o una.civilización, lo que se quiera- que de-: cíos» .15 Es suposició~ previá en la historia el que el hombre es ca-
sempcña el papel principal en el avance ·de la.civilización enun, pe- paz de sacar provecho ---:no . .que siempre lo /haga- de la experien-
ríodo no será probablemente el que· desempe_ñe igual papel en el cia de sus predecesores, y que el .progreso descansa, en la historia
período siguiente, y el!~ por la sencilla razón ·de que estará dema- ¡· . y frente a ló que ocurre con la evolución en 1a naturaleza, sobre la
siado imbuido de las tradiciones, los intereses y ias· id~lpgías del pe~ transmisión del acervo así adquirido. Este legado incluye .tanto los
ríodo anterior como a
poder adaptarse las exigencias y las con- bienes materiales como la capacidad de dom.inar, transformar y uti-
lizar el mundo circundante. Y desde luego ambos factores están' es-
dlciones áeI sigttjente,14 _Con lo que muy bien puede octi.mr que lo
que a·Ún grupo se le antoja periodo de decadencia, a otro le parez- . trechamente re~acionados, y reaccionan recíprocamente: Marx
ca inicio de un nuevo paso adelanté. El progreso ni significa ni pue- hace del trabajo. humano 'el fundai:nento de todo el edificio; y pa-
de significar ·progreso igual y simultáneo para todos. No es casual rece que•esta fórmula es aceptable-·siemp~e que se dé al ·«trabajo»
que casi todos nuestros recientes profetas de la decadencia, nuestro~ ·, una acepción lo bastante amplia. Pero la mera acumulación de re-
escépticos que n~ ven en la historia sentido ·algun<:,_Y que afirman cursos no valdrá si no -va acompañada éle·un conocimiento y una
que el progreso pasó a mejor vida, pertenezcan al sector del mundo experiencia.técnicos y sociales mayores, y además de un mayor do- .
y a la clase de la sociedad que han desempeñado triunfalmente un minio del mundo que rodea al hombre, en su sentido más amplio.
papel protagonizador y predominante en el avance de la civilización · Hoy por hoy, pocas personas, según .creo; pondrían en tela de jui-
durante varias generaciones. No les consuela que se les diga que la . cio el progreso habido tanto en la acumulación de recursos mate-
función que su grupo desempeñó correrá ahora a cargo de otros. Es riales y de conocimientos científicos como en nuestro dominio del
evidente que una historia que les ha hecho tan ruµi faena no puede mundo circundante .en el sentido técnico.Lo que_se pone e~ duda
ser ante sus ojos un proceso racional o_significativo. Pero si hemos es que el siglo xx haya sido testigo -de algún progreso en nuestra
·de retener la hipótesis de progreso, creo· que tenemos que aceptar ordenación de la sociedad, en 'nuestro dominio del mundo social
ambiente, nacional o internacional; se pregunta, en fin, si no ha
la condición de la línea quebrada.
habido una marcada regresión en este aspecto. ¿Acas·o no ha teni-
do la evolución del hombre como ser social un retraso fatal frente
14. Para un diagnóstico· de esta situación,' yéase R. S. Lynd, Knuwkdg, for What1, al progreso de la tecnología? .
Nueva York, 1929, p. 88: •Las personas de edad provecta están a menudo en nuestra . Los síntomas que inspiran esta pregunta son evidentes. Pero
cultura orientadas hacia el pasado, la época de su vigor y de su potencia, a la vez que
oponen al futuro igual resistencia que a una amenaza, Es probable que toda una cul- ello no es óbice a que me parezca que está mal. planteada. La his-
tura que se halle en una fase avanzada de pérdida relativa de energía, de desintegra-
ción, tenga así una orientación predominante hada una edad de oro· dejad3. atrás,
15. . Foreign Affairs, xxviii, n.º 3, junio de 1950, p. 382.
mientras se vive a desgana la vida del presente•. ·
:)~¡"
LA HISTORIA CO!"1O PROGRESO 185
184 ¿QUÉ ES LA HISTORIA?

puede comprobarse en el pr·o ceso de alcanzarlas. · Ni tampoco sé


toria ha conocido muchos cambios de rumbo, pasando la inic~ativa cómo podría perdurar la sociedad sin una concepción del progr~-
y el liderato de un grupo a otro, de un sector del munc;lo a otro: ~l so pan cida a ésta. Toda sociedad civilizada impone sacrificios a la
1 \.
momento en que surge el Estado moderno y en que el centro del generación viva en beneficio de generaciones aún no nacidas. Jus- ,I
poder pasa del Mediterráneo a la Europa occidental, y el período
tific~r estos sacrificios en nombre de un mejor mu~do futuro es la
de la Revolución francesa son ejemplos destacados dentro de la
' contrapartida secular de su justificación aleganqo algún designio
época moderna. Estos períodos son siempre tiempos de violentas · divino. Con palabras ·de Bury,_,;el principio del deber para con la
sublevaciones y de luchas -por el poder. Las viejas autoridades se de-
posteridad es corolario dire!'.=tO de la idea de progreso». 16 Acaso no
bilitan, las viejas lindes desaparecen; el nuevo orden emerge cle un
requiera justificación este deber. Pero si la necesita, no sé de otra
choque· feroz de ·ambiciones y resentimientos. Yo sugeriría que es-
tamos ahora pasándo por un período de éstos. Me parece sencilla: f<;>rma .de justificarlo. .
Esto me .trae al famoso rompecabezas,de la objetividad en la his-
mente falso decir que nuestra comprensión de los problemas de la_
toria. La ~isma ' palabra objetividad induce a error y plantea un
organización social o que -nuestro sincero deseo de organizar la so-
mar de interrogantes. En una .conferéncia previa defem;lí ya la opi-
ciedad a la luz de esta comprensión han menguado: hasta me atre-
nión de ·que las ciencias sociales -y entre ellas la historia- no
vería a decir que son mucho mayores. No _e s que nuestras habilida-
pueden aéoi:nodarse a una teoría del .conocimiento que disloca el
des hayan decrecido, ni que declinen nuestras cualidades morales.
sujeto del objeto y que sostiene·una rígida separación entre el ob-
Pero el período -en que vivimos, de conflicto y-de levantamiento,
set:Vador y la cosa ·o bservada.· Necesitamos un. nuevo modelo que
debido a la mutación del equilibrio del poder é"ntre continentes,
hagajusticia al complejo proceso de interrelación e interacción
naciones y clases, ha incrementado enormemente la tensión a que
que media entre ellos: Los datos de la historia no . pueden ser pu- .
están sujetas estas capacidades y cualidades, ha limitado y frustrado
ramente objetivos, ya que se vuelven datos históricos- precisamente ·
su eficacia para logros positivos. Sin querer infravalorar la fuei-_za
en virtud de la impQ~cia-que les concede el historiador. La ob-
del reto que los últimos cincuenta ~ños han lanzado a la convicción
jetividad en la historia -si es que hemos de seguir utilizando este
del progreso en el mundo occidental, sigo sin creer que el progre-
so en la historia haya tocado a su_fin. Pero si se me pregunta más vocablo conv:e11cional- no puede ser una .objetividad del dato,
acerca del contenido del progreso, creo que sólo me cabe contes- sino de la relación, de la relación enl!"e dato e interpre_tación, ep.-
·, tre el pasado, el presefi te y el futuro. No· he de volver sobre las ra-
tar algo así como lo siguiente: la noción de_una meta finita y clara-
mente definible del progreso en la historia, tantas veces postulada zones que me indujeron a rechazar por ahistórico el intento de juz-
por los pensadores del siglo xrx, ha resultado inaplicable y yerma. . gar los acontecimientos históricos erigiendo un patrón valorativo
La creencia en el progreso no significa la creencia en un proceso, absoluto fuera de la h istoria y al margen de .élla. Pero tampoco es
cualquiera que sea éste, automático e· ineluctable, sino· en el desa- apropiado para el mundo de la historia _el concepto d e la ~erdad
rrollo progresivo de las potencialidades humanas. El progreso es absoluta -ni creo que lo sea para el mundo de la ciencia-.· ~ólo
un término abstracto; y las metas concretas que se propone alcan- el tipo más sencillo de afirmación histórica puede considerarse ab-
zar la humanidad surgen de vez en cuando del curso de la histdria, solutamente .cierta o absolutamente falsa.A un nivel más complejo,
y no de alguna fuente situada fuera de ella. No profeso ninguna fe el historiador que discute ;·por ejemplo, el ~éredicto de uno .o.e sus
en la perfectibilidad del hombre ni en un paraíso terrenal venide- , predecesores, solerá condenarlo, más que por absolutamente falso,
ro. En esto estaría c:Íe acuerdo con los teólogos y los místicos que por inadecuado, parcial, o erróneo, o como proqucto de un punto
dicen que la perfección no es alcanzable en la historia. Pero me de vista qu·e las pruebas ulteri'oi:es han relegado al olvido o han he-
basta con la posibilidad de un progreso ilimitad9 -o un progreso cho irrelevarite. Decir que la Revolución -rusa se debió a la estupi-
. que no esté sometido a ningún límite que p_odamos o debamos te- dez de Nicolás II o al genio de L~niri es inadecuado -tan inade-
ner en cuenta-; progre~o hacia metas que sólo pueden ·irse defi~
niendo conforme avanzamos hacia ellas, y cuya validez nada más 16. J. B. Bury, Thdr:ka of Progress, 1920, p. ix.

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LA HISTORIA COMO PROGRESO
¿Qut ES LA HIST9RIA? ' ,• ¡,
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que el significado de la historia será revei"aqo el Día del Juicio. '
cuado que es desde luego descaminado--. Pero no puede cierta-· l::.· ·l.
mente tildarse de totalmllllte falso. El hi;toriador •no trabaja con 1 Nu_estro criteri<:> _no _es un absoluto en el _sentido estático de algo 1

absolutos· de ninguna clase. . . _ · _ ...
. :! que permanece igual ayer, hoy y para siempré: semejante absoluto [·
. V.olvamos al triste casó de la muerte de Robh1soni La objenvidad es incompatible con la. naturaleza de la historia.- Pero es un absolu- •1

·!·:- to en cuanto a nuestra interpretación delpasado. Rechaza ·la ópti-


1
. de nuestra investigación de_este acontecimiento dependía, no de . 1

nuestra adecuada captación de los hechos -que no 'se disc;utían-,' · -J'.


ca relativista según la _é:ual una interpreación vale tanto como otra, i\
1

sino de la distinción entre los datos reales _o importantes, que nos


interesaban, y los datos accidentales, que p~díamos permitimps el
-:-~~"\
·1~
¡
o que cualquier interpretación e$ ·cierta_en ·su tiempo y lugar, y
aporta la piedra de toque con la que finalmente habrá ·de juzgarse
. "l
nuestra interpretación del pasado. Este sentido de dirección en la ~-
lujo de olvidar. Nos pareció fácil prac~car este deslinde porque J·-.. t
historia es el único que nos permite ordenar e interpretar los acon- .i
nuestro patrón o test de importancia, la pase-de nuestra objetivi~ r?-.-'·
. tecimientos del pasado -tarea -~Sta del _h istoriador.- y liberar y or- 1
dad, eran claros y consistían en la relevancia réspecto a la meta pro-
puesta, a saber, la -reducción de los accidentes de_tráfico. Pero el
_historiador es persona menos afortunada que el investigador que
¡·
ganizar las energías humanas __del presente pensando en el futuro,
-tarea del hombre de Estado, _del' economista, del reformador so-
j
q
tiene ante sí el propósito.sencillo y concreto de reducir_ los acci~ cial-. Pero el proceso mismo sigue siendo progresivo y dinámico.
dentes de tráfico. También el historiador necesita; en su tarea in-
terpretadora, su patrón de la importancia de los datos; 'que es tam-
;e

i
Nuestro sentido de la dirección y nuestra interpretación del pasa-
do está.ÍJ. sujetos a modificación y evoluci6n constantes conforme
1!!
b~én su patrón de objetividad, para distin~ir entre lo significativo vamos adelanté. -
;¡$
. .¡

y lo accidental; y tampoco él puedé--..halla,rlo fuera "de la relevancia Hegel revistió su absoluto con el manto mí_stico de un espíritu
frente a la meta propuesta. Pero es ella una meta necesapamente · -L~
-,
mundial, y ·cometió el ei:-ror cardinal de ·aboé:ar el curso de la his0 ¡
'

en evolución, ya que la int~rpretación cambiante del pasado es una . - ~.::· toria a su fin e11 el" presente, en vez-de proyectarlo .en el futuro. Re-
"función necesaria de la historia. 1.a· tradicional presuposición de ,conocía en el 'pasado un proceso de evolución continua, -y se lo
que ·el cambio debe siempre explicarse en función de algo fijo e in- ;,':,
negó al futuro, de modo i~congruente. Los que, desde J-iegel, han .~
!.1
mutable es contraria a la experiencia del historiador. «Para el his- , reflexionado más profundamente ·¡¡,cerca de la naturaleza de la his- fu
toriador -dice Buttérfield, reservándose acaso implícitamente la
esfera en que el historiador no necesita seguirle-, lo único abso-
toria, han visto en· ella una síntesis del ¡:iasado y del futuro. _Toc-
queville, que no se lleg'ó a liberar del todo .del lenguaje teológico i
luto es el cambio». 17 Lo absoluto en la historia no es algo del pasa- de su tiempo-y qu~ dio a·s~ absoluto un contenido demasiado es-
r

i
do de que se parte; no es tampoco algo en el presente, ya qué todo - trechó, _percíbió sin embargo la esencia del problema. Déspués de
pensamiento presente es· necesariamente relajivo. Es algo" aún in- - aludi_r al desarrollo cie·la igualdad, comci fenómeno universal y.per-
completo y en proceso de devenir -algo en el futuro hacia el. qu_e . manente,_proseguía así:
nos movemos, que sólo empieza a _c obrar forma cuando-partimos
Si se llevas~-a los hombres _de nuestro tiempo a concebir el gradual
en su dirección, y a cuya luz, conforme vamos adelantando, vam_os -~
y progresivo desarrollo de la.igualdad como pasado a la vez que futu-
dando forma gradualmente a nuestra interpretación del -pasado-. ro de su história, este solo descubrimiento revestiría dicho desarrollo .f
Ésta es la .verdad secular que se oculta detrás del mito religioso de del carácter sagrado que .para ellos tiene _la voluntad de su am~ y _se- 1
!
ñor.18 !
17. H. Bunerfield, The Whig lnterpmation of Histury (1931, p. 58); compárese con f;
la siguiente formulación, más elaborada, de A. von Martín, -Tht Sociolog;J of tht Rmais- Podría escribirse -un capítulo importante acerca de este tema to- l
sana (trad. ing., 1945; hay trad. esp.), p. i: •Quietud y movimi'ento, estática y dinámi- davía. inacabado. Marx, _que compartía algunas de las inhibicio~es
ca, son categorías fundamentales de las que partir para un enfoque sociológ_!co ·de la ·
historia ... La historia conoce la quietud en un sentido relátlvo nada más: el problema'
decisivo radica en saber cuál predomina, si la quietud o el cambio•. El cambio es, en
18. Tocqueville, prefacio a·Democracy in America: [Hay trad. esp.]
la historia, el elemento positivo y absoluto; la quietud, el elemento subjetivo y relativo.
'e'!!il',,
·1
LA HISTORIA COMO .PROGRESO 189
188 ¿QUÉ ES LA HISTORIA?

Así que cuando hablé en una conferencia anterior de la historia


de Hegel en cuanto a mirar hacia el futuro, y que se interesaba so-
como diálogo entre el pasado y el presente, más bien debía haber-
bre todo en arraigar finnemente su enseñanza en la historia pasa-
la definido como diálogo entre los acontecimientos del pasado y .las
da, se vio compelido, por la naturaleza de su tenia, a proyectar ha-
metas del futuro que emergen progresivamente. La interpretación
cia el futuro su absoluto de la sociedad sin clases. Bury describió
que da el históriador del pasado, su selecdón de lo importante y de
algo torpemente la idea del progreso, aunque lo hizo claramente
lo significativo, evohicioñan confoqne van emergiendo gradual-
con la misma intención, como una «teoría que implica una síntesis
mente nuevas metas. Para ·tomar el más sencillo de los ejemplos po-
del pasado y una profecía del futuro». 19 Los historiadores, dice Na-
sibles, mientras el fin principál pareció ser la organización de las li-
mier con paradoja buscada que luego ilustra con su habitual ri-
bertades constitucionales y de los derechos políticos, el histoijador
queza de ejemplos, «imaginan el pasado y recuerdan el futuro». 2º
interpretó el pasado en t~rminos_constitucionales y políticos. Cuan-
Sólo el futuro puede darnos la clave de la interpretación del pasa-
do las metas económicas y sociales principiaron a sustituir los fines
do; y sólo en este sentido nos es dado Hablar de una objetividad bá-
constitucionales y políticos, lós historiadores se volvieron hacia in-
sica en la historia. Es a la vez explicación y justificación de la histo-
·terpretaciones económicas y sociales del pasado. En este proceso,
ria que el pasado ilumine nuestra comprensión del futuro, y qúe el
podrá el escéptico alegar que la.nueva interpretacióri' rio es más
futuro arroje luz sobre el pasado.
cierta que la anterior, que cada cual vale para su pe~íodo: No obs-
¿Qué queremos, pues, decir cuando elogiamos a un histo1iador
ta~te, como la preocupación por las· metas económicas y sociales
por su objetividad, o cuando decimos que un historiador es más ob-
representa una fase más amplia y más avanzada del desarrollo hu-
jetivo que otro? No, desde luego, que sabe cómo hacerse con los da-
mano que la que ·se centra en las metas políticas y constitucionales,
tos adecuados o, dicho con distintas palabras, que aplica el patrón
puede decirse que la interpretación social y económica de la histo-
adecuado para aquilatar la importancia de sus datos. Cuando califi-
ria representa una ·fase más avanzada, en la historia, que la inter-
camos de objetivo a un historiador, queremos decir dos cosas. Ante
todo queremos decir que sabe elevarse ·por encima de la limitada vi-
pretación exclusivamente~política. No es que se rechace la ánterior :¡
interpretación,-sino que queda a la vez incluida en la nueva y su-

i
sión que corresponde a .su propia situación en la sociedad y en !a
perada por ella. La historiografía es una ciencia progresiva, en el
historia -capacidad la suya en tal caso que, según sugerí en una
séntido de que trata de alcanzar una penetración cada vez más am-
conferencia previa, depende en parte de su capacidad de. reconocer
plia y profunda de un curso de los acontecimientos que también es
hasta qué punto se halla insito en dicha situación, de reconocer, por
progresivo. Esto entendería yo al afirmar qué necesitamos «una vi-
ende, la imposibilidad de una total objetividad-. En segundo lugar; ·11
sión constructiva del pasado». La moderna historiografía se ha de- til'
queremos decir con ello que sabe proyectar su visión hacia el futu- ¡1
sarrollado en _los dos últimos siglos con esta doble creencia en el
ro, de forma tal que él mismo penetra el pasado más profunda-
progreso, y no puede pervivir sin ella, ya que es esta convicción la r:1
mente y de modo más duradero que otros historiadores cuya visión ·l
que le aporta su patrón de lo significativo, su piedra de toque para 1
depende totalmente de la prqpia situación inmediata. Ningún his-
la distinción e1;tre lo real y lo accidental. Goethe, en una conver-
toriador actual compartiría la confianza .de Acton en la posibilidad ;l,~¡
sación hacia el_ final de su vida, cortó con alguna brusquedad el lf
de una «historia definitiva». Pero algunos historiadores escriben •t
una historia más duradera, con un carácter más definitivo y objeti- nuqo gordiano: :¡,
vo que la de otros; y son éstos los historiadores que poseen· la que
quisiera llamar visión a largo plazo del pasado y del futuro. El his-
Cuando las edades están en su decadencia, todas las tendencias son J.,,
subjetivas; pero por otra parte, cuando las cosas están maduras para
toriador del pasado no puede acercarse a la objetividad más que en 21
uná nueva época, todas las tende~cias son objetivas.
la medida en que se aproxima a la comprensión del futuro.

21. Citado en H. Huizinga, Men and Iiúas, 1959, trad. ing., p. 50. Traducción esp. :
19. J. B. Bury,
Tk !<ka of Progress, 1920, p. 5.
Hombres e liúas.
20. L. B. Namier, úmflicts, 1942, p. 70.
'l
.•
¿QUt ES U HISTORIA? LA HISTORIA COMO PROGRESO 191
190

Nadie tiene la obligación de creer en el futuro de la historia ni Gibbon justifica el mucho espacio que dedica en su narración a
1 -
eh el futuro de la sociedad. Puede que nuestra sociedad sea des- las victorias del islam diciendo que «los discípulos de Mahoma to-
truida o se extinga al final de una lenta decadencia, y· que la histo- davía detentan el ceqó secular y religioso del mundo oriental».
. ria vuelva a caer en la teología --es decir, en el esrudio, no de los Pero•añade: «La misma tarea constituiría una pérdida de tiempo si
logros humanos, sino del desigriio divino-; o en la literatura --es - la dedicáramos al estudio de las multitudes de_salvajes que, entre
decir, en la narración de cuentos y leyendas sin propósito ni signi- los siglos VII}' xn; !_)ajaron de las mese.~ _de ; sc:itja», puesto que
ficado-. Pero esto no será historia en el sentido en que la venimos «la majestad del trono bizan_tinó recha~ó y sobrevivió a estos ata- .
conociendo en los últimos doscientos años.- ques desordenados». 22 No paree~ del todo descaminada esta afir-
mación. La historia es, en términos generales, recuento de lo que
han hecho los h'ombres, no de. ·lo que se frustró: en cuya medidat
es
Todavía tengo que ocuparme de la conocida y popular objeción .una narración del éxito. El profesor Tawney observa que los histo-
que se opone a cualquier teoría que sitúe el criterio decisivo de jui- riadores dan «un símil de inevitabilidad» a un orden existente «tra-
cio histórico en el futuro. Semejante teoría, reza el reparo, implica yendo a primer plano las fuerzas que han triunfado, y relegando
23
que el éxito es el criterio decisivo del juicio y que lo que venga, _si haciá el fondo a las que han sido -derrotadas por las primeras»,
no lo que hay, está bien, sea como quiera. Durante los•últimos dos- ¿Pero acaso no es 'ésta, en cierto sentido, la eseñcia del trabajo. del
ciento~ años, la mayoría de los historiadores no sólo han supuesto historiador? El historiador no debe infravalorar la oposición; no
una dirección seguida por el movimient~ de la historia, sino que, ·a debe representar la victori3: como un paseo militar c,u andó fue hij~
sabiendas suyas o no, han creído que esta dirección era en su con- de ·un duro combate. A veces fos que fueron vencidos contribuye-
junto la dirección justa, que la hwnanidad se movía de -lo malo a lo ron tanto como los ven'cédores al r:esultado final. Son éstas máxi-
mejor, de lo más bajo a lo superior. El historiador, además de reco- mas familiares a todo historiador. Perp, por lo común, el historia-
nocer la dirección, la aprobaba. La prueba de sigriificación que apli- .dor se ocupa de los que, vencidos o dei;rotados,- llevaró'n algo a
caba a su enfoque del pasado consistía, además de en un sentido del cabo,- Yo no soy un especialista -de la historia q.el fútbol. Peró sus pá-
curso seguido por el devenir histórico; en un sentido de su propio ginas están seguramente saturadas-de los nombres de los que me-
empeño moral en que siguiese dicho curso: La aiegada dicotomía . rieron goles al adversario en tanto que no se habla de los que que~
entre . «ser» y «deber ser", entre hecho y valor, estaba resuelta. Era · daron en offside. La famosa afirma~ión de Hegel de que en historia
una concepción optimista, producto de una- edad de desbordante «sólo pueden llegar a nuestro conocimiento aquellos.pueblos que
confianza en el futuro; whigs Y. liberales, hegelianos y marxistas, teó- · forman un Estado» ,24 ha sido atinadainente criticada por reconocer 1
¡
un valor exclusivo a una forma de organización social y por dejar
logos y racionalistas, permanecieron firmemente, y con más o me-
nos con~encia, adictos a ella. Durante doscientos años pudo des- -franco el paso ·a un censurable culto al Estado. Pero en principio; ·¡,
cribírsela, sin demasiada exageración, como la contestación _lo que Hegel trataba de decir es correcto, y refleja la fainiliar dis- !
\
aceptada e implícita a la pregunta de ¿Qué es la Historia? reac- tinción entr~ prehistoria e historia. Sólo los pueblos que han sabi
0
¡
ción contra ella vino con el ánimo aprensivo y pesirµista de nuestros do organizar en cierto grado su sociedad dejan de ser salvajes pi¿- ·
días, que ha dejado libre el terreno a los teólogos qué buscan el sig- mitivos y penetran en el recinto de la historia. Carlyle, en su
nificado de la historia fuera de ella, y a los escépticos que no en- Revolución francesa, llamó a Luis XV «una verdadera encarnación qe
cuentran sentido ¡¡J.guno a la historia. Se nos dice por todas partes, Solecismo Mundial». Es évidente que le gustó la metáfora, porque i.
y con el mayor énfasis, que la dicptomía entre «ser» y «deber ser» es la col~:>ea de nuevo en un párrafo ulterior más largo:
absoluta y que no puede zanjarse, que nó se pueden derivar _,walo-
res» de los «hechos». Creo que éste es un camino equivocado. Vea- 22. Gibbon, The Decline and Fall of the Roman Empirt1, capítulo !v.
mos cómo han enfocado esta cuestión unos cuantos historiadores, o 23. R. H. Tawney, The Agrorian Problem in the Sixttenth Ctnlury, 1912, p. 177.
, 24. Lectures on t/,o P/1ilosophy of History, trad. ing., 1884, p. 40.
escritores acerca de la historia, elegidos más o menos al azar. ,..

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¿Qut ES LA _HISTORIA? LA HISTORIA COMO PROGRESO 1 93
192
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¿Qué nuevo y vertiginoso movimiento universal es éste: de institu- les propusiera dedicars·e lanzar una campañ~ en pro de la reunión i¡
ciones, acuerdos sociales, me_ntes individuales, que una vez coopera- ,9-e ambos,países bajo la Corona británica; seguramente contestarían
. :1
ron en su funcionamiento y ahora giran y muelen en loca colisión? . que es pe'rder el· tiempo: De intentar explicar el porqué, tendrían ,! .
In~ludible; es el estallido de un Solecismd Mun_dial, por fin agotado. 25 que razonarle qu~_ los problemas de .esta índole debe_n debatirse par-
tiendo; no de la base de tin.principio de aplicación general, sino de
Una vez más el criterio utilizado es histórico: lo que era ade~ lo que, dadas ciertás condiciones históricas, .mejor funcionaría:; _has-
cuado para una época se ha mudado en solecismo en otra, y por ta puede f!Ue 'cometieran ustedes el pecado capital de h4blar de la
esta razón queda condenado. Hasta el mismÓ _sir Isaiah Berlin, Historia con·H-mayúscula, y que le, dijeran que la 1-iistoria está con-
cuando desciende del olimpo -d~ .las ábstracciones filosóficas y pas~ tra él.· La tarea del político _no es la de considérar meramente lo
a considerar ·situaciones históricas concretas, pa,rece haber llegado moral y teóricamente deseable, sino también la 4'e investigar lás
al mismo punto de vista. En una conferencia radiada a poco de .la fuerzas :existentes en ·el mundo, y cóino p~eden ser dirigidás o ma-
publicación de su libro sobre lo Inevitable Histórico, encomió á n"ipuladas hacia .realizaciones probablemente parciales de los fines
Bismarck, pese a sus defectos moralés, como· «un genio» y el «más . propuestos. NU:estr~ dicisiones políticas adoptadas _a -la luz de
alto ejemplo en el siglo pasado de un hombre de Estado _d otado de nuestra interprétación .o.e la his.toria lle~ iriherep_te esta transac- ·
las mayores capacidades de juicio político», comparándole de ción. Pero nuestra "in,t erpretación de l_a historia tiene insertas sus .
modo favorable con hombres como José II de Austria, Robespierre, ráíces én la misma transácción. Nada ·hay más radicalmente falso
Lenin y Hitler, quienes no alcanzaron a plasmar en,la realidad «sus que la erección de .algún patrón supuestamente abstracto de lo de-
metas positivas». Me parece incorrecto· este ;eredicto. Pero lo ·que seable y que la cond,ena del pasado _d!! acuerdo con este patrón. A
me interesa en el momento presente e; el criterio de qu~ Berlin se la palabr¡¡. «éxito», qu·e se ha impregp.ad·o con connotaciones tur-·
ha valido en su juicio. Bismarck; dice sir Isaiah, comprendió fa ma~ bias, ·déjesenos sustituir lá locución neutral p.e «fo que mejor fun-.,
teria con que trabajaba;_los demás sé dejaron arrastrar a lo lejos por _ ciona».. Ya que he 'entrado a discutir varias veces con sir Isaiah Ber-
teorías abstractas que no funcionaron: La moraleja a· deducir'es lin en estas conferencias, me alegra poder cerrar la cuenta con, por
que «el fracaso proviene de la resistencia opuesta a lo que mejor . 1~m_enos, este acuerdo parcial: : ' · ··
funciona ... en apoyo de algún método o principio sist~máticO con Pero la aceptación d_el criterio de «lo que funciona mejor» no
pretensiones de validez universal». 26 Dicho de otro modo: el crite- hace su aplicación ni fácil ni evidente de por-sí. No es un criterio
rio del juicio, en la historia, no es «algún principio .de sedicente va- 9.ue estimule veredictos sin preparar pre_viamerite, ni que se avenga
lidez universal», sino «el que mejor funciona». · a la noción de que, en cualquier" caso, bien.está lo que hay. Los fra-
No es sólo --casi no necesito decirlo-- cuando analizamos el pa- . casos en que ;se vienen abájó posibilidades existentes no son desco-
sado cuando invocamos este criterio de «lo que mejor funciona». Si nocidos de la historia, y ella reconoce lo que llamaré la ,,realización
alguien les dijese que pensaba que, en la coyuntura presente, la ·. diferida»: lós fracasos aparentes de hoy. pue,den revelarse luego
unión de Gran Bretaña eón los Estados Unidos de· Norte.a mérica en contribución vital a la realización de mañana -áquí tenemos a los
un solo Estado y bajo una soberanía única era Jo 'ffiejor, ·podría ser
que conviniesen ustedes en que la id.e a .es razonable. Si prosiguiese
diciendo que la monarquía constitucional _es preferible· a la d~mo--
profetas ante~ de su tieinp~- Y una de las ventajas de este criterio
sobre el de un supuestÓ principio univ~rsal y ftjo consiste en que
puede pedirnos que pospongamos nuestro juicio, o que lo formule-
1
~racia presidencial como forma de gobierno, también recoziocerían; mos eón las reservas exigidas por cosas que todavía no han aconte-
- ! cido. Proudhon, qu_e hablaba libre~ente en. términos de principios
:1,
quizá, que no estaba descaminado. Pero supongamos que entonces l¡
morales abstractos, perdonó el golpe de· Estado · de Napole~n III
después de haber prevalecido éste; ~arx, que rechazaba el <_:riterio
'25. T. Carlyle, Tht Frmch Revolulwn, I, i, cap. 4; I, iii, cap. 7. de los principios' mo~ales abstractos, condenó -a Proup.hon por ~a-
26. Emisión acerca del •Juicio PoÍítico·• en el Tercer Programa de la BBC, 19 de ber_lo perdonado. Si volvemos .la vista atrás desde una perspectiva
junio de 1957.
......
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1 94 . ¿Qut ÉS LA HISTORIA? LA HISTORIA COMO PROGRESO 1 95 1


1.
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histórica más larga, coincidiremo~ seguramente en que Proudhon tema de valores que prevalécen en cual.quier períot;lo o país para
estaba equivocado y Marx·en lo cierto·. El logro. alcanzado poi- Bis- convencerse de lo mucho que vienen impues.tos podos hechos que
marck nos brinda· un excelente punto de partida para el examen proporciona el mundo circundante. En una: conferencia anterior
de este problema del enjuiciamiento .histórico; y, en tanto que . llamila atención sobre el contenido cambiante de palabras valora-
acepto el criterio de sir Isaiah de ~lo que mejor.funciona», QO dejq · tivas ·como libertad, igualdad, justicia. Véase si no la Iglesia cristia-
de quedar sorprendido ante la estrechez de los límites temporales· na como institución.dedicida eri gran parte a la propagación de va-
dentro· de los cuales .parece contentarse con aplicarlo; ¿Funcionó . lores morales. Compárense los ·val.ores p.el •cristianism.o primitivo
bien IÓ que Bismarck creó? Más bien pensaría yo que desemboc;:ó .. con )os del Papado medieval, o los valores de éste con los de las
en un desastre ingente. No quiere esto decir que !$ato de condenar Iglesias protestantes del siglo XIX. o ' compárense los ~alores pro-
al Bismarck que· creó .el Reich alemán, o a l.a multitud de alemanes. mulgados en la actualidad por, pongamos por caso, la Iglesia cató-
que lo deseaban y coadyuvaron a su creación. Pero, ·como h·istoria- lica en/ España, con los propagados por las Iglesias cristiaiias en
dor, todavía me quedan muchas pr~gúnÚ.s por plantear: ¿Llegó el · ·Norte~érica. Estas ,.diferencias en los valor..es brotan de diferencias
desastre porque había resquebrajaduras ocultas en el ·edificiq del · en el hecho histórico·..,'fómense por ejemplo en consideración los
Reich? ¿O porque había en las condiciones internas que lo· trajeron hechos histórico~ que han hecho que· se considerasen generalmen-·
a la vida algo que lo destinaba a volverse agresivo y a buscar la au- te inmorales en el último siglo y medio la esclavitud; la de-sigualdad
toafirmación? ¿O porque, cuando se hubo creado el Reich; el es- e~
radai o la expl,o tación de( trabájo infantil, .é¡~e ri:ieron todos al-
cenario europeo o mundial estaba tan ocupado, y eran. ian •fuertes gún tiempo algo moralmente neutro o·respetable. La proposición
- ya las tendencias expansivas de las grandes potencias, que la emer-, según la cual no pueden deducirse valores de los hechos es, por Jo
gencia de otra gran potencia támbién expansiva era bastante .para menos,. parcial y descaminada. Déjesenos ·decirlo a la inversa. No
traer una colisión fortísima y reducir a ruinas todo el sistema? .Se- pueden derivarse· hechos· de los yaiores. También esto es parcial-.
gún la última hipótesis, sería un error hacer a Bismarck y.al pueblo mente verdad, pero también puede inducir a error y hemos de for-
alemán responsables del desastre, o 'poi:- Jo menos únic;osresponsa- mular reservas. Cuando tratamos ·de conocer los hechos, las pre-
bles del mismo: no se puede echar la culpa al último que Uega._ guntas que planteamos y, por lo, mismo, las respuestas que
Pero un juicio objetivo de la obra de Bismarck y de cómo funcionó obtenemos,. vienen inspiradas por nuestro sistema de val.ores. Nues-
aguarda una contestación a estas preguntas por el historiador, y no tra idea de los hechos de nuestro ·mundo ambiental está moldeada
estoy seguro de que pueda todavía contestar1as definitivamente. t0-:. por ,nuestros valores, es decir,. por las catégorías a cuyo través per- ·
das desde su actual posición. Lo que diría es que el historiador del cibimos los•hechos; y esta imagen que nos hacemos es ·uno de los
tercer decenio de este siglo estaba más ce_rca de un juicio objetivo , hechos importantes qu~ debemos tene_r. en éuenta. Los valores pe-
que el historiador del penúltimo decenio dei siglo pasado, y que el ., netran en los hechos y son parte eseíicial ..de ellos. Nuestros valores
historiador de hoy está más próximo de este juicio objetivo que son parte• esénc:ial de los. instrumentos de que vamos provistos
aquél; acaso se halle aún más cerca: quien historie en el año 2000: como seres humanos. Mediante :nuestros valores actúa nuestra ca- ·
Esto ilustra mi tesis de que la objetividad en la historia no des.can~ pacidad de adaptarrios al mundo que nos circunda, y ellos nos do-
,- sa ni puede apoyarse sobre' un patrón fijo e inamovible de juicio., .. tan d~ nuestra habilidad ae adaptar·a nosotros el mundo ambien-
alcance de la mano, sino sobre uno que se estructura ·e n el futuro, te, de adquirir ese dominio sobre él que ha hecho de la historia un
y que evoluciona' conforme avanza el curso de la histori,a. La histo- relato de progreso. Pero ·cuidado con levantar, dramatizandó la lu-
ria adquiere significado y objetivi4ad só)o cuando establece una re- cha del hombré .con el mundo gúe Je rodea, una .falsa antítesis Y
lación coherente entre e\ pasado y el ,f uturo. . una separación inexistente entre hechos y valores. El progreso en
Volvamos ahora a mirar la alegada dicotomía entre el hecho. y la historia se logra por el ~onducto de J::i interdependencia y la in~
el valor. No se pueden derivar valores· de los hechos. -Esta próposi- teracción de hechos y val.ores. El historiador objetivo es el historia-
ción es verdad en parte y falsa en .parte. Basta con examinar el sis- dor que más profundamenle' penetra. este proceso re~íproco.

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¿QUÉ ES LA HISTORIA?
·--. LA HISTORIA COMO PROGRESO 1 97
196
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Una clave para la soiución de este problema de los hechos y los yendas acerca del pasado, sin signifi\=ado ni_importancia-. La his-
valores es la que nos brinda la acepción que damos de ordinario a toria llamada asr con propiedad sólo puede. ser escri por -los que
la palabra «verdad» -término-que tiene ~n pie en el ¡nundo· del ven y aceptan en la historia misma un sentido de dirección, La con-
hecho y otro en el mw1do del valor, y que 'se compone de elemen- ' vicción de que provenimos de alguna parte está 'estrechamente vin-
tos de ambos-. Y no es éste un rasgo idiosincrático del idioma in- a
culada la creencia de que vamos a algún lado. Una sociedad que
glés. Las palabras .q ue designan la verdad en ·las lenguas la~nas, el ha perdido la fe en su capacidad de progresar en el futuro dejará
alen'lán Wahrheit, el ruso p-ravda, 27 tienen todas este do.ble. carácter. pronto de ocuparse de su propio progreso -en el pasado. Y, como
Todos los idiomas parecen requerir este vocal;>lo para una verdad dije al comenzar mi primera conferencia, nuestra concepción de la
que no es mera afirmación de hecho ni mero juicio de valo.r, _sin O historia refleja nuestra concepción de la sociedad: Vuelvo con esto
que abarca ambos elementos. Puede ser un hecho el que yo estu- a mi punto de partida, declarando mi fe en el futuro de la sociedad
viese en Londres la pasada semana. Pero normalmente no lo lla- y en el futuro de la historia. ·
marán verdad: carece de todo contenido valÓrativo. P~r otra par-
te, en la alusión de los Padres Fundadores de los Estados Unidos,
en la Declaración de Independencia, a la verdad de por sí evi-
1
r
dente de ·que todos los hombres han. sido creados· iguales, podrán
pensar que el contenido valorativo de la afirmación predomina 1
1

sobre el contenido fáctico,_y por esta razón poner en duda su de:


recho a que se la considere una verdad. El ámbito de la vérdad i
histórica se halla en alguna parte entre estos dos polos -el p<:>lo ·
norte de. los hechos carentes de .valor y el polo sur de los juicios 1
de valor, todavía luchando por tran,sformarse ellos mismos en he- ·l.
\
chos-. El historiador, como dejé dicho en mi primera conferen- · 1
cia, se encuentra en equilibrio entre el hecho y la interpretaciórÍ,
entre el hecho y el valor. No hay modo de separarlos. Puede ser
1 1

.i
que, en un mundo estático, sé vean uste&s obligados a -pronunciar_
un divorcio enu·e hecho y valor. Pero la historia carece de signifi-
cado en un mundo· estático. La historia es, ' en su misma esencia,-
cambio, movimiento, o -si no se oponen a esta palabra pasada de
1
moda- progreso.
Vuelvo por lo tanto, para concluir, a la descripción del progre-
so por Acton, como «la hipótesis científica sobre la que debe escri-
1
birse la historia». Se puede, si así se desea, convertir la historia en
,.
teología haciendo que el significado del pasado dependa de algún ¡¡
:•
poder extrallistórico y suprarracional. Se puede también, si se quie- •1

'.1
re, mudar ia historia en literatura -colección de narraciones y le-

27. El caso de la palabra pravda resulta de especial interés porql\e existe otra vie- - -
ja palabra rusa para expresar 1a·verdad, istina. Pero ,el deslinde no pasa por la distin-
ción entre verdad como hecho y verdad como valor; pravda es la verdad humana en '
ambos aspectos, i.slina es la verdad divina: en ambos aspectos, también la verdad acer-
ca de Dios y la verdad en tan to gue revelación divina,,

. . •.a.

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