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José Manuel Londoño

Giovanny Correa
Juan David Jiménez

Y ¿qué más apropiado que la infancia, literalmente la que no habla, para probar la
capacidad de esa mudez, de esa exposición sin trascendencia, de esa pura gestualidad
silenciosa que no dice nada? El mismo Agamben dedica uno de sus libros, Infancia e
historia, a exponer la idea de una infancia del hombre precisamente como mudez, como
silencio, pero no como una mudez que en el hombre, precedería al lenguaje, una
incapacidad de hablar que sería poco a poco abandonada para entrar en el lenguaje, sino
como una mudez que coexiste originariamente con el lenguaje. Desde ese punto de vista,
la infancia no es anterior o independiente del lenguaje sino que es constitutiva del
lenguaje mismo, pero como una diferencia insalvable entre el lenguaje y lo humano. La
infancia del hombre no es otra cosa que aquello que en el lenguaje no puede ser dicho.
Para Agamben, "lo inefable es en realidad infancia". Y quizás este texto no sea otra cosa
que un intento de poner en conexión ese mutismo esencial del cine del que hablaba
Agamben, ese mutismo que nada tiene que ver con que haya o no banda sonora, con esa
inefabilidad esencial de la infancia, con esa inefabilidad que no tiene que ver con que los
niños hablen o no hablen. La infancia calla. Pero, al mismo tiempo, la infancia se expone,
es ella misma exposición. Podemos decir entonces que la infancia se calla en sus gestos. Y
que el cine nos da la imagen de esos gestos sin significado, de ese silencio.

El gesto, según la RAE, “es un movimiento de una parte del cuerpo, especialmente de la cara
o de las manos con el que se expresa algo” , es decir, el gesto cumpliría en sí, una función de
transmisión de un lenguaje que no requiere palabras, que no requiere un idioma en especifico
y de este modo, un gesto vendría siendo un lenguaje universal, es decir, que se le otorga el
mismo significado en los Emiratos Árabes que en alguna comunidad indígena oculta entre la
Amazonía, de esta forma, cierta gestualización representaría lo mismo, daría a entender cosas
que ni las palabras podrían llegar a expresar, puesto que estos gestos pueden llegar a ser algo
inherente al ser humano, una acción que surge de forma espontánea y que quizá, algunas
veces sean tan inmediatos que se haga imposible controlar.

Ahora bien, el gesto, según Larrosa, citando a Agamben “el gesto sería un medio desprovisto
de finalidad, no una finalidad pura, sino un medio puro, un movimiento puro o un puro
movimiento. El gesto no tiene causa ni finalidad.” De esta forma, se da a entender el carácter
simbólico que posee el gesto debido que este, sólo muestra lo que no se puede o quiere decir,
este habla por si solo, aunque no este determinado por un significado único que pueda ser
descrito mediante palabras; un gesto puede decir mucho pero a la vez nada, es decir, ese
mutismo que surge del gesto, a pesar de carecer de un lenguaje como tal, la expresión que
denota un gesto da a entender algo que no se quiere decir por algún motivo, por lo que a su
vez cumple una función esencial en la que se podría hablar de la transmisión de un
sentimiento, un momento de silencio en el que los espectadores pueden interpretar y dar su
propio significado de la situación, un gesto que se expresa a través de una mirada, de un
rostro o de un movimiento, que puede permanecer oculto pero a la vez puede mostrar todo,
esto debe ser entendido desde la finalidad como tal del gesto, pues, por medio del
movimiento, la mirada o de un rostro se puede expresar algo, pero lo oculto deviene de esas
palabras que nunca salen del ser, sino que permanecen ocultas dentro del ser, esperando que
puedan ser transmitidas por medio del gesto.

Así mismo, el gesto, y principalmente el gesto de la infancia y el silencio de esta, se


relacionan significativamente dentro de la película “La lengua de las mariposas” en
múltiples escenas, se logra evidenciar por parte de los adultos y en su gran mayoría de niños
de aquellos silencios, mutismos y gestos que se han tratado anteriormente.
Dichos determinantes que proporcionan a la película un ambiente de zozobra por la escena
en la que se llevan al Don Gregorio, a Roque y a los demás por tener ideales republicanos,
primero el silencio de Andrés y su padre Ramón, al ver que las personas mas allegadas a
ellos habían sido capturados, este silencio que termina rompiéndose por el temor, el temor de
la madre porque les sucediera lo mismo, un temor que les impide demostrar lo que
verdaderamente siente, un temor intimidante que limita de cualquier acción a Ramón y
finalmente el como estos se ven obligados a decir cosas que no querían decir debido a la
presión del pueblo y, a pesar de que palabras de repulsión, odio y rechazo salieran por sus
bocas, sus rostros demostraban todo lo contrario, es ahí donde el temor se materializa en sus
miradas, el saber que están rompiendo sus principios éticos e ideológicos por miedo a ser
capturados por los militares. En esta escena las emociones son lo que mas abunda, debido
principalmente a la mirada entre Andrés y Don Gregorio justo cuando el niño le grita “ateo,
rojo, comunista” palabras que Andrés no entendía pero que sabía que debía de3cir para
proteger a su padre y que en su mirada se veía una tristeza porque se llevaran a su maestro
preferido, aquel que le enseño una infinidad de cosas y que pasaría de ser sólo un maestro a
un amigo.

En muchas otras escenas se presenta el gesto en la infancia y como este, se articula en el niño
de una manera distinta, pues es este quien puede ser caracterizado como un ser inocente e
ingenuo, entre otros, por ejemplo en la escena en que Andrés va con su amigo a la casa de su
hermanastra, como sus ojos expresan una ingenuidad al no saber de lo que su amigo le
hablaba cerca de el acto en que “el hombre monta a la mujer” y se lo ejemplifica desde las
acciones de los perros, cuando uno se monta encima del otro. Como esta hay muchos otros
fragmentos de la película que de cierta forma permiten al espectador ir más allá de lo que sus
ojos ven hasta tal punto de ver en estos, lo que piensa y siente sin necesidad de un dialogo
que lo explicase.

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