Está en la página 1de 1

MEDITACIÓN

En alguna ocasión habremos pensado que Dios nos pide más de lo que
podemos dar. Quizás hayamos pasado por etapas en las que el miedo nos ha
consumido y nos hemos quedado ocultos sin ofrecerle al mundo nuestras
capacidades. Escuché una vez a una persona decir: “Dios da lo que pide.” Ése
ese es precisamente el mensaje del Evangelio de hoy.

Dios no nos pide más allá de nuestras capacidades, ni más allá de lo que Él
mismo nos ha dado. Cada uno de nosotros tiene algo que aportar, algunos
tendrán más talentos que otros, pero a todos no corresponde ofrecer lo poco
o mucho que tenemos para dárselo a los demás. Un buen gobierno, la vida
comunitaria o el matrimonio se llevan bien y producen frutos cuando cada
uno aporta lo que le corresponde.

En nuestros trabajos o en nuestros grupos de la iglesia todo funciona cuando


cada persona aporta y contribuye con lo que le corresponde. La armonía
familiar se hace verdadera cuando cada miembro da lo que tiene. El egoísmo
y el miedo no nos permiten ofrecernos a plenitud y nos pasa como al servidor
inútil de la lectura, el cual no supo qué hacer con lo poco que tenía. Jesús se
da por completo, se entrega por completo y nos pide a nosotros que hagamos
lo mismo.

Es importante que para que esto se cumpla superemos nuestras propias


inseguridades y complejos, hagamos discernimiento constante de los
talentos que Dios nos ha dado, tomemos el riesgo de enfrentarnos a nuevos
retos para descubrir hasta donde llegan nuestras habilidades.

También podría gustarte