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GRACIA COMUN
INTRODUCCION
I. Gracia común.
II. Participación en la gracia común.
A. En las relaciones personales.
B. En la vida civil.
C. En el cuidado del medio ambiente.
CONCLUSIÓN
BIBILIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
Pero, si por ahora se está dedicado solo al estudio, a un ritmo académico que le
demanda todo su tiempo, en términos de lunes a domingo, en la mayor parte de sus
horas activas, entonces, ¿cómo puede ser de bendición de gracia común a otros?
Y de otro lado, la carga académica puede hacerle creer que no es necesario ejercer
por este tiempo su piedad de forma que otros puedan ser beneficiados, pues
bastante tiene con recibir instrucción cristiana todo el tiempo, como queriendo decir,
ya he hecho mucho, he cumplido, es bastante.
Estos pensamientos y algunos otros pueden pasar por la mente de algún miembro
de un seminario teológico. De manera que nos dispondremos a meditar en que
forma puede el creyente, estudiante del seminario, ser de bendición a otros desde
el lugar donde permanece.
I. Gracia común
El vocablo gracia proviene del latín Gratia que significa benevolencia, favor o
beneficio que se recibe sin ningún tipo de merecimiento. Si le agregamos la palabra
común, entonces estaremos hablando que es un favor no merecido otorgado a
todas las personas o cosas sin ningún tipo de discriminación.
Esta gracia proviene de Dios hacia el hombre, y pone de manifiesto su gran amor,
bondad y amabilidad para con los seres humanos, su creación. Y esto es notable
en el sentido de que no importa la forma en que las personas se comporten hacia
su voluntad, pues hasta el más pecador y detractor recibe diariamente de sus
favores. Ahora, esto de que no depende de la forma de responder a los
mandamientos de Dios nos da el enfoque de que esta gracia no es salvadora, como
lo denota Wayne Grudem en su Teología sistemática “la gracia común no cambia el
corazón humano ni lleva a las personas al arrepentimiento genuino y a la fe, y, por
tanto, no puede salvar a las personas”. 1
1
Wayne Grudem, Teología sistemática (Miami: Editorial vida, 2007), 695.
generales del Espíritu Santo por medio de las cuales sin renovar el corazón, ejercita
tal influencia moral sobre el hombre, por medio de su revelación general o especial,
que el pecado queda refrenado, el orden en la vida social queda sostenido, y se
promueve la justicia civil; o (b) aquellas bendiciones generales, como la lluvia y el
fulgor del sol, el alimento y la bebida, el vestido y el techo, las cuales Dios imparte
a todos los hombres, en donde quiera, sin discriminación y en la medida que a Él le
parece buena”.2
Así como nuestro padre celestial manifiesta su gracia de forma que bendice y
favorece hasta al más impío, sus hijos, es decir, sus elegidos, deben imitarlo y hacer
lo mismo sin importar cuál sea la respuesta de los impíos a ellos, aun cuando no
merezcan el favor, porque, como se define, la gracia es inmerecida.
Hablando de los seminaristas, como aquellos que están en una continua formación
en su intelecto y su carácter, con el fin de que en el futuro sean hombres ministros
predicadores de la palabra y líderes de las iglesias, estos deben tomar conciencia
de su llamado en todo tiempo a ser de bendición a la sociedad, principalmente en
el avance del reino de Dios, pero también en cooperar para favorecer a la
humanidad, es decir, ayudar a regenerados y no regenerados, esto se puede
traducir como: ser de bendición de gracia común, ser de bendición a los demás en
los términos que no impliquen salvación, en otras palabras, ser de bendición en esta
tierra, ser de bendición temporal.
2
Louis Berkhof, Teología Sistemática (Grand Rapids: Libros Desafío, 1949), 543.
puede tener contacto con la sociedad es muy corto, y de esta manera no puede
contribuir, a pesar de ello, es posible ser de bendición a los demás, a la sociedad,
en las diferentes áreas, cultural, educativo, ambiental, político, civil, entre otras,
desde el seminario en su limitado tiempo.
Teniendo en cuenta lo anterior, así se podrá ayudar a librar ese estigma que algunas
personas tienen del seminario, como que es una institución que no aporta al
creyente, como lo observa Coalición por el evangelio en su artículo ¿Qué tanto
necesito el seminario?: “La formación académica para el ministerio se puede llegar
incluso a menospreciar. Para algunos, el seminario es una pérdida de tiempo.
Algunos argumentan: “Mientras los seminaristas están especulando en las aulas,
hay almas muriendo en la calle”. Otros sienten una falta de confianza en las
instituciones académicas. Quizá conocen a alguien que ha salido del seminario peor
de lo que estaba cuando entró. Resumen su sentir con el siguiente refrán: «El
seminario es un cementerio»”.3
3
Coalición por el evangelio, Coalición, https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/que-tanto-
necesito-el-seminario/, último acceso 01 de octubre de 2019.
A. En las relaciones sociales
Es un buen estándar de medida para el creyente aquellas palabras del señor Jesús:
todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también
haced vosotros con ellos, de manera que se puede conocer de antemano si lo que
hará a su prójimo es bueno o malo. Las buenas relaciones con los seres humanos
son un mandamiento, y deben ser fundadas en amor no fingido sino sincero y
genuino, pues quien dice amar a Dios es necesario que ame a su prójimo, de lo
contrario esta engañado y el amor de Dios no está en él.
El seminarista comparte su mayor parte del tiempo con sus colegas hermanos, lo
que le facilita muchas oportunidades de ser de gracia común para ellos. Por un lado,
el manejar unas excelentes relaciones basadas en el respeto, el amor, y la
edificación, buscando en todo momento agradar a Dios, manteniendo
conversaciones donde se incluyan las agraciadas palabras buenos días, por favor,
gracias, hasta luego, con permiso, entre otras. Con esto logrará crear un ambiente
agradable que predispondrá a los demás para que hagan lo mismo, de modo que
sea un efecto multiplicador.
B. En la vida civil
El seminarista como creyente está llamado a guardar el orden establecido por Dios
por medio de la autoridad del gobierno. La palabra de Dios en la carta a Tito 3:1
dice: recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan,
que estén dispuestos a toda buena obra. Mediante el orden establecido por el
gobierno Dios permite que sea posible la vida en sociedad, regulando todos los
ámbitos de la vida, por lo cual es deber de todo creyente acatar a la autoridad como
a Dios mismo.
El cuidado del medio ambiente es preservar la creación que Dios puso en manos
del ser humano, como lo evidencia el salmo 8:6 le hiciste señorear sobre las obras
de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies. El mundo en el que se vive ha
sido dado como un regalo, y del cuidado que se le dé, así mismo se disfrutará de él
en los días venideros, y se le dejará un lugar hermoso para vivir a las generaciones
por venir.
Una forma de contribuir desde el seminario es haciendo un uso racional del agua y
de la energía, de manera que evite los gastos innecesarios, de balde, pues así logra
que los recursos no renovables lleguen a más personas y puedan también disfrutar
de ellos. El tema del agua es de preocupación, pues es un recurso natural vital para
la existencia de los seres vivos, además es esencial para el desarrollo de la
sociedad en cuanto al desenvolvimiento de las diferentes actividades económicas
como la agricultura, industria, servicios, minería, generación de energía, entre otras.
El desperdicio del preciado líquido es de cifras sorprendentes. El diario El nuevo
siglo en su artículo Panorama del agua en Colombia: retos y acciones, comenta:
“según el Centro de educación ambiental para el desarrollo sostenible de la
Universidad de la Sabana, en el país el 43% del agua potable se desperdicia por la
baja concientización en el ahorro del recurso y las malas prácticas operativas de las
empresas”.4
Otra forma es darle un destino separado, en la fuente, a los residuos de manera que
pueda dársele un aprovechamiento por medio del reciclaje. Esto es bastante
importante porque los residuos que pueden ser aprovechados y no se aprovechan,
pasan a conformar una más de las toneladas de desperdicios que están inundando
las calles, los rellenos sanitarios, los ríos, y finalmente los océanos. Las cifras son
abrumadoras y preocupantes; el diario la Republica lo registra así: “Actualmente, en
Colombia se generan aproximadamente 11,6 millones de toneladas de residuos
sólidos al año. De estos, cerca de 40% podrían aprovecharse, pero según la Misión
de Crecimiento Verde del Departamento Nacional de Planeación (DNP), solamente
se recicla alrededor de 17%. Además, las autoridades estiman que, si el consumo
de los colombianos se mantiene al ritmo vigente, la generación de residuos
aumentará 20% en los próximos 10 años”.5
4
El Nuevo Siglo, Nuevo Siglo, https://elnuevosiglo.com.co/articulos/08-2019-panorama-del-agua-en-
colombia-retos-y-acciones, último acceso 07 de octubre de 2019.
5
La Republica, República, https://www.larepublica.co/responsabilidad-social/colombia-podria-aprovechar-
cerca-de-40-de-los-116-millones-de-toneladas-de-residuos-que-genera-al-ano-2813141, último acceso 01 de
octubre de 2019.
CONCLUSIÓN