El aseo personal se podría definir como la limpieza de uno mismo para
prevenir enfermedades y mantener un buen estado de salud. Mantener
buenos hábitos de higiene personal es una de las mejores formas de prevenir enfermedades, evitar transmitirlas y mantener limpio y aseado el cuerpo externo.
La higiene, según el diccionario de la Real Academia Española, es la «parte
de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y la prevención de enfermedades». Su segunda acepción hace referencia a la «limpieza o aseo».
Etimológicamente, proviene del francés hygiène y éste a su vez del griego
hygienós, adjetivo derivado de la palabra hygíeia que significa «salud».
La limpieza y el aseo personales han estado presentes en la Historia del ser
humano desde tiempos remotos. Los baños fueron una de las primeras formas de aseo personal que se conocen, datan entre los años 4.000 o 3.000 a.C y eran habituales entre algunas culturas como la egipcia, la griega, la babilonica, la india o la turca.
En Egipto, esta forma de aseo se combinaba con rituales religiosos. Los
sacerdotes se bañaban hasta dos veces al día. El baño, también tenía un significado religioso para la cultura india, pues se pensaba que esta ceremonia servía para atraer a los buenos espíritus.