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A partir de la lectura del documento, digitalizado en la biblioteca digital de la Biblioteca

Nacional de Colombia, que se titula “Itinerario descriptivo del Magdalena al uso de los
viajeros en el vapor, precedido de un almanaque para 1851 y acompañado de un diseño del
río para facilitar su inteligencia”, escrito por el Coronel José María Acosta1, impreso en
Bogotá en la imprenta de “El Día” por José Ayarza en 1850, se va a intentar dar respuesta a
tres preguntas: ¿qué se leyó? ¿por qué es interesante? ¿qué relación tiene el contenido del
documento “lo que se leyó” con la clase?

Para empezar, cabe aclarar que solo se va a tocar el itinerario descriptivo sin entrar a
mencionar nada acerca del almanaque para 1851. Una vez dicho esto, la atención de aquella
persona que se acerca al documento, antes de abordar el contenido, se puede dirigir a
considerar dos cosas: la primera cosa, a su vez da pie para reparar en algunas cuestiones;
como son las preguntas por las formas materiales en los que circuló en su momento, si en
forma de cartilla o libro, dónde se podía conseguir, cuánto valía su adquisición si es que
tenía algún costo, quiénes pudieron haberlo leído, en qué tipo de viajeros está José María
Acosta pensando ; la segunda cosa, tiene que ver con el reparar y preguntar por la manera
misma como se redacta el itinerario de viajes, la forma como describe el autor lo que ve,
percibe o siente, los recursos literarios de los que se vale, la manera en que escribe en
español 2 , en suma, debe preguntar también por la consistencia interna del texto, por el
sentido -desde lo más superficiales hasta aquellos más profundos- y las imágenes que el
texto puede llegar a sugerir.

Así pues, a nivel de contenido, el texto consiste en un itinerario a bordo de un vapor por el
río Magdalena, específicamente desde Barranquilla hasta la bodega de Conejo, antes que
como lo dice su autor, el Magdalena forme unos raudales “que tan temible han hecho la
subida de este corto trecho hasta Honda”, lo que obliga a los pasajeros a bajar del vapor y
ser conducidos a un champán más cerca de Honda. Veamos un poco más de cerca que nos
dice el coronel acerca del trayecto.

1
Nacido en Guaduas en 1800 y muerto en allí mismo en 1852, fue un geólogo, historiador, político y militar
neogranadino. Acá lo único que me interesa destacar es que viajo por Estados Unidos, Francia -allí estudia
mineralogía, geología e ingeniería militar- y que, entre 1833 y 1835 estuvo en el cargo de ingeniero director
de caminos, por lo que hizo parte de diversas comisiones para trazado de ríos, explotación de minas,
observación de canales y medios de navegación comercial, así mismo en 1835 fue encargado por la Secretaria
del Interior para que entregara información acerca de los límites territoriales de la Republica y el número de
hablantes; de nuevo, para 1850 es comisionado por el gobierno para encabezar comisiones científicas, una de
las cuales toma lugar a lo largo y ancho del río Magdalena.
2
Como lo manifestó el profesor en la clase, para ese momento estaba el debate acerca de la manera en que se
debía hablar y escribir el español. Algunas personas, señalaban la importancia de mantener la unidad entre el
español americano y el europeo, por lo que no se debían agregar formas o maneras que dibujarán una
distinción, mientras que otras personas señalaban la importancia de escribir diferente a la península, por lo
que sugerían que se cambiará la “y” por “i” y la “g” por “j”. En el documento encontramos varios ejemplos de
la segunda postura, por lo que esos dos cambios comentados van a aparecer a la largo del texto.
En su relato, se pueden destacar cuatro elementos: el primer elemento, es la relación que
hace de las ciudades (Barranquilla, Mompox), pueblos y pequeños poblados, acompañado
de descripciones y alguna referencia histórica en relación con algún monumento o paraje en
que acaeció algún “notable” suceso o hecho histórico3. En cuanto a descripciones, se vale
mucho de adjetivos que apelan al sentido de la vista, más que todo. Así, dice de
Barranquilla que es una bonita ciudad, cuyo porvenir es lisonjero, con casas pintorescas de
dos pisos y de mampostería de arquitectura regular, en Remolino las casas están
blanqueadas y las calles anchas, va a decir de la iglesia de sitio Nuevo o Remolino es una
choza grande de paja decorada que no hace justicia a la extensión de estos pueblos, por lo
que recomienda hacer por parte de los habitantes más sacrificios para tener lugares más
decentes de culto4, o de otras municipalidades va a destacar el que se encuentren aseadas,
mientras que va a criticar que no tengan ceibas, palmas o árboles grandes capaces de dar
sombra y fresco en zonas tan calurosas, tan es así que va a decir:

“Reglamentos absurdos de policía de Soledad i Barranquilla, que prohíben las plantaciones de


árboles en las calles privando así a los habitantes de una sombra que además de grata, sería mui
saludable en tan ardientes climas, que las autoridades lejos de promover el plantío de arboledas las
hacían cortar por medida de higiene”.

No sobra añadir que, así como fue comentado en el pie de página primero en que se
señalaba que Acosta había ayudado a aclarar los límites de la Nueva Granada y sus
habitantes, tales saberes son patentizados en el itinerario en que a varias municipalidades
les señala sus habitantes (Barranquilla con 6000, Mompox con 8000), a algunas les señala
la fecha de fundación e incluso, como en el caso de Barrancabermeja, es posible atisbar los
límites de la provincia del Socorro.

Siguiendo con lo anterior, el segundo elemento que destaca en el itinerario de Acosta son
las gentes, las poblaciones y sus riquezas y labores. Aunque, este elemento puede ser de lo
más escueto en su itinerario, no se ahorra comentarios al decir que en el pueblo de Pinto,
con menos de quinientos habitantes y en el que no falta la tienda de licor, las gentes –como
en todos los otros municipios- salen a ver el vapor pasar, y allí “lamentan los pasajeros
Granadinos el ver muchos muchachos desnudos salir ya que parece tierra de salvajes”.
Constantemente habla de las sementeras y las plataneras, señal que hay algo de población
alrededor del río, habla de las gentes ganaderas, de la compañía que ejercen los maizales,

3
Como cuando cuenta Acosta al salir de Barrancabermeja que, hay una fortificación y sitito llamado antes “la
tora” y fue el cuartel general de Gonzalo Jiménez en las zonas bajas, antes de emprender el ascenso a la hoy,
sabana de Bogotá.
4
La iglesia decente es muy importante en los juicios que Acosta forma de las municipalidades que recorre,
tanto así que va a decir acerca del cerro de San Antonio, cabecera del cantón de Tenerife: “la iglesia es un
poco más decente que las que hasta aquí hemos hallado , lo que da mejor idea de la cristiandad i civilización
de aquellos vecinos”.
las palmeras y los árboles de totumo, junto a la choza, la piragua y la sementera, únicas
riquezas de los vecinos de los pueblos que son del más primitivo estado natural.

El tercer elemento que destaca en su itinerario, son las riquezas naturales que encuentra el
viajero en la ruta. Por riquezas naturales nos referimos a animales, plantas y rocas y estratos
de tierra. Por animales llama la atención la discusión que da en torno a si el “cocodrilo del
Magdalena es del mismo género que el Aligátor del Misisipi” 5 , en cuanto a riquezas
naturales elogia constantemente el verdor “fresco verdor y lozanía” y la variedad de plantas
“que ni incluso los más sabios botánicos han podido clasificar y conocer” que puede haber
en determinados lugares del navegar, por estratos de tierras nos referimos a las capas
“antediluvianas” en las que puede ser posible encontrar fósiles y que merecen ser materia
de estudio por parte del geólogo para determinar la antigüedad. Pese a que al tercer
elemento se ha llamado riquezas naturales, más de una vez Acosta señala que la travesía es
“larga y fastidiosa sin distracción alguna”, “nada ocurre digno de notarse” o “no hay nada
vistoso para el turista”. Dentro de su relato, cobra una gran importancia el factor
clima/tiempo, señalando la dureza del calor en estas regiones, sugiriendo una posible
relación entre el ardoroso sol y las actividades que realizan o dejan de hacer las gentes.

Por último, el cuarto elemento tiene que ver con las obras que señala Acosta que se podrían
realizar en determinadas partes del río para mejorar su navegabilidad, es interesante ver que
una de ellas es el canal del dique –obra que todavía hoy se encuentra sin realizar y a la
espera de ser adjudicada para volver a hacer navegable el rio Magdalena hasta
Barrancabermeja y como parte de las carreteras 3G y 4G-. De ella, dice Acosta que ese
canal ha costado mucho trabajo abrir y que en ello se encuentran el “distinguido”
norteamericano Mr. Totten y los cartageneros.

De manera que, se puede finalizar esta parte del trabajo señalando dos cuestiones: una tiene
que ver con la constante comparación que hace Acosta de lo que ve en el Magdalena con
algo que se puede ver en Europa, así dice: “Para el viajero acostumbrado a navegar en los
ríos de Europa es un motivo de asombro el ver cuán pocas embarcaciones se encuentran
navegando en este río. Mui raro bote i una que otra canoa lijera es cuanto se observan en el
curso de esta navegación” 6 . La otra, tiene que ver con la constante apelación a alguna
autoridad “académica” para sostener alguna consideración, ya sea con la cita de Fray Pedro
Simón acerca de la muerte anual de más de tres mil cocodrilos del Magdalena para hacer

5
Hoy se sabe que el orden crocodilia se divide en tres familias, la Alligatoridae, la Crocodylidae y la
Gavialidae, por lo que lo dicho por Acosta “que el género del saurio del Magdalena pueda estar relacionado
con los Aligátor del Misisipi, pese a no haber certezas, estas especies tan antiguas con el tiempo se estudiaran
y sabrán distinguirse” cobran vigencia hoy en dos maneras, la primera que efectivamente los Aligátor son una
familia diferente de los cocodrilos del Magdalena, que pertenecen es a la segunda familia –Crocodylidae-,
refutando así el parecido que buscaba encontrar Acosta, lo segundo es que el tiempo le dio la razón en que
efectivamente se han estudiado más y se han aprendido a identificar las diferentes especies de Saurios.
6
Acá, como en algunos otros pasajes que directamente se han citado, no se ha modernizado la transcripción.
grasa para la luz –industria que él dice, lamentablemente ya no existe- o con los intentos de
medir la velocidad del caudal del Magdalena hechos por Humboldt, y que han concluido
que en algunas partes es muy lento, por lo que la travesía en vapor se hace muy lenta y es
necesario mirar formas para superar este obstáculo.

Pero sigamos adelante, este documento es muy interesante por varias razones, la primera
tiene que ver con que da cuenta de la importancia que para la Republica de la Nueva
Granada tenía la navegabilidad y cognoscibilidad del río Magdalena en su totalidad (la
imagen de Acosta nos recuerda vagamente a un funcionario del INVIAS recorriendo una
carretera para medir sus kilómetros y anotar los puntos críticos de ella); la segunda tiene
que ver con la idea del dispositivo de movilidad desarrollada por Santiago Castro en
“Tejidos Oníricos” para las primeras tres décadas en Bogotá, si bien acá estamos más de
cincuenta años atrás en el tiempo, las digresiones que hace Acosta acerca de la lenta
navegabilidad del río y la necesidad de acelerar las leguas que puede cubrir un vapor en
determinadas horas, así como la identificación que, como en el caso de Barranquilla, hace
entre progreso y movimiento mercantil “entran y salen bongos y botes de sal” nos lleva
justamente a querer indagar acerca de las ideas de movilidad, velocidad, rapidez y progreso
que empezaban a usar las elites colombianas de mediados del siglo XIX; la tercera tiene
que ver con la curiosidad que despierta la necesidad de estudiar los medios de
comunicación y las maneras y personas que dieron uso en el pasado, sobre todo con el
Magdalena, que desde la conquista misma se había constituido en un eje vital para la futura
colonia; la cuarta y última, tiene que ver con la forma de hacer descripciones de otros
lugares y personas, los recursos retóricos que se usan, las palabras que se usan “selva,
barbarie, civilización, salvajes” y el uso que de estas palabras hacían las elites, si se puede
rastrear una diferencia entre conservadores y progresistas o son paraguas comunes y
compartidos.

Para finalizar este trabajo, el documento que se ha venido comentando conecta en varios
sentidos con lo visto hasta la clase: desde la delimitación de las provincias y cantones, cosa
que hace Acosta y ello para el estudioso de las fronteras de la república –y analizar así
cambios y continuidades-; pasando por los censos –de acuerdo a las estimaciones
poblacionales que hace Acosta para los pueblos y ciudades-; tiene que ver con las
conexiones y la necesidad de mejorar e integrar de la manera más adecuada el territorio
granadino, pues, desde la década de 1840 hubo un resurgimiento por el interés de la
geografía y la cartografía “aplicada” paralelo a reformas en el ámbito del Estado –
particularmente en la primera presidencia de Tomás Cipriano de Mosquera- de tinte liberal,
que buscaban romper con la estructura económica colonial pasada, para crear condiciones
necesarias para desarrollar una economía y unas empresas agro-exportadoras –ese interés es
muy patente en la obra de Acosta que con su ojo avizor, cataloga sementeras, maizales y
plataneras, así como árboles de totuma que podrían ser objeto de una explotación más
intensiva- y de ese manera se empezaría a “modernizar” el estado e integrar las regiones del
país y los mercados internacionales –por eso la necesidad de mejorar la navegabilidad y
conexión del río entre Barranquilla, uno de los principales puerto del siglo XIX y Santafé-,
es decir, el documento nos permite ver cómo para la época era de sumo interés para las
élites organizar, integrar y articular mejor el espacio geográfico y territorial de acuerdo a
intereses sociales, económicos y políticos7 (Duque, 2006: 14); por último, Acosta dice que
en Bijagual, un pueblito al lado del río, había gente muy trabajadora y grandes canoas,
plataneras y maizales, siendo ello la imagen veinte años atrás de la travesía que ahora hace,
por lo que la vista actual dista mucho de la anterior, ya que el paso de las tropas en la
guerra civil ha hecho desaparecer esa aparente riqueza y laboriosidad como el humo, ya que
el pillaje y el desorden han dejado devastadas estas orillas y sus habitantes se ocultan en las
selvas miedosos, así, esta cita nos permite preguntar acerca de las consecuencias que las
guerras civiles –en este caso, creo que se refiere a la guerra de los supremos- han traído
para las gentes y las regiones al margen del río, tanto a nivel material como psicológico.

Bibliografía

Duque, Lucía (2006). GEOGRAFÍA Y CARTOGRAFÍA EN LA NUEVA GRANADA


(1840-1865): PRODUCCIÓN, CLASIFICACIÓN TEMÁTICA E INTERESES.

7
Además, el documento permite acercar al lector a un momento muy importante, la década entre 1840 y 1855
–previo a la comisión corográfica liderada por el coronel Agustín Codazzi- que constituye un hito muy
importante, a nivel cualitativo y cuantitativo, para las emergentes geografía y cartografía. Así, es importante
preguntar por la pertinencia y el aporte que Joaquín Acosta hace a tales empresas, conectando ello a los
intereses de las élites y no viendo aquello como una “loable” labor baladí.

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