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El sentido de la vista, en comparación con otros sentidos, es muy inmaduro al nacer. Durante el
periodo fetal los estímulos actúan a escala limitada. Los mayores cambios se observan tras el
nacimiento.
El aparato motriz del globo ocular está formado por 6 músculos. Cuatro rectos – superior, inferior,
medial, lateral, y también dos oblicuos – superior e inferior. Su buen funcionamiento depende de
su correcta estructura, inervación, del control por los centros situados en la corteza cerebral y del
ejercicio adecuado necesario para realizar movimientos coordinados de los globos oculares. Los
globos oculares realizan movimientos en un plano horizontal y vertical, así como giratorios. Son
movimientos rápidos, a saltos y lentos. Es posible mirar un objeto gracias a los rápidos movimientos
de los globos oculares. El objetivo de los movimientos lentos de los globos oculares es mantener al
objeto en el centro del campo de visión.
Las impresiones visuales son enviadas por las vías ópticas como impulsos nerviosos. Uno de los
primeros elementos de la vía óptica son las células ganglionares de la retina. El disco óptico, el nervio
óptico, el quiasma óptico y el tracto óptico están formados por fibras nerviosas formadas a su vez
por neuronas, células ganglionares de la retina.
a. Defensivo
b. Discriminador – diferenciador
visión periférica (conciencia de las imágenes que nos rodean),
percepción de la profundidad (visión de objetos y del espacio alrededor en tres
dimensiones),
campo de visión estable (reconocimiento de qué objeto se encuentra en movimiento y cuál
permanece en el mismo lugar),
valoración de lo cerca que un objeto se encuentra de otro objeto,
percepción de las semejanzas y diferencias en tamaño, figura, modelo, color, forma,
separación de las figuras del fondo,
atención visual,
memoria visual (reconocimiento, asociación, memorización y recuperación de detalles
visuales),
memoria secuencial (percepción de imágenes para recordar una secuencia),
imaginación (creación en la imaginación de imágenes de objetos, personas, etc.),
integración visual – sensorial (combinación de la vista con el tacto, el movimiento, el
equilibrio, la postura corporal, el oído).
Cuando los dos elementos del sentido de la vista, el protector y el discriminador, están sincronizados
entonces no solo vemos, sino que también reaccionamos mediante una reacción adaptativa a lo que
vemos a nuestro alrededor. Y después podemos coordinar el «qué, dónde, cuándo, cómo» visual
con los movimientos de la motricidad fina y gruesa.
El desarrollo motor del niño le permite un mayor contacto con su entorno y los objetos que se
encuentran en él. Las observaciones de un niño pequeño son polisensoriales o multisensoriales. El
niño en su primera infancia no solo ve los objetos, sino también los maneja: los mete en su boca, los
tira, sacude, golpea. La percepción multisensorial se transforma gradualmente en la percepción
monosensorial. Sobre todo es la percepción visual. Sin embargo, todavía los niños en edad preescolar
tocan con ganas los objetos que les interesan.
La percepción visual participa en casi todas las actividades humanas. El nivel adecuado de la
percepción visual permite al niño aprender a leer, escribir, hacer ejercicios aritméticos y desarrollar
otras habilidades que se le exigen en la escuela.
Los componentes esenciales de la percepción visual son: la memoria visual, o sea la capacidad de
registrar y todo lo que se observa y la coordinación ojo-mano, o sea la capacidad de armonizar los
movimientos de los ojos con los movimientos de todo el cuerpo o alguna de sus partes.
Los trastornos de la memoria visual causan que el niño no recuerde y no registre la información
recogida y transmitida, lo que a su vez afecta negativamente el desarrollo de su esfera cognitiva.
Los niños con dificultades de coordinación visomotora manifiestan las dificultades en:
Entre muchas causas se puede distinguir una que tiene el mayor impacto en el desarrollo de la
coordinación ojo-mano (asumiendo que no se han observado deterioros en la estructura biológica
del organismo de un niño), es decir, el descuido del entorno. Puede originarse de la estimulación
insuficiente del niño, la falta de proporcionarle la cantidad adecuada de estímulos, pero también de
la sobreprotección de parte de los padres - en cuestión de la sustitución al niño en las actividades
de la vida diaria o la limitación de la actividad física.
Al alcanzar tres años de edad el niño debería poseer las siguientes habilidades: montar sin ayuda
las que se componen de 2 partes, hacer una simple clasificación de acuerdo con color, el tamaño y
el criterio funcional (para qué sirve), por ejemplo para jugar o para comer.
Importante!
Hay que recordar que cada niño es una entidad individual y debe ser tratado también de forma
individual. Dentro de cada grupo de edad se pueden observar diferencias significativas en el
desarrollo de los niños.
dificultad en distinguir las partes de una totalidad y en integrar las partes particulares en
una totalidad.
dificultad en percibir las diferencias entre los objetos, imágenes y relaciones espaciales
similares, pero no idénticos, y las similitudes en los sistemas aparentemente diferentes,
dificultad en la cartografía gráfica y espacial de estructuras complejas de carácter abstracto
(formas geométricas, signos gráficos)
dificultad en entender y deducir basándose en el material pictórico.
Un niño con la alteración de la percepción visual no tiene ganas de jugar al bingo de imágenes, armar
rompecabezas, tiene dificultades en ordenar historietas, realiza dibujos esquemáticos con un
contenido pobre, tiene dificultades en programar el trabajo en la superficie, diferencia
inadecuadamente las formas gráficas, refleja dificultades en reconocer las relaciones espaciales. Los
niños afectados demuestran torpeza en los juegos y actividades de movimiento, tener dificultades
en programar el movimiento.
En mal funcionamiento del sentido de la vista también pueden influir los procesos de
integración sensorial perturbados.
Para que un niño pueda funcionar adecuadamente, todos los sentidos deben trabajar en armonía y
colaborar. El cerebro tiene que enfrentarse a la afluencia de los estímulos, integrar y procesarlos de
la manera correcta y se integran proceso, proporcionando al niño la información precisa sobre él
mismo y el mundo que lo rodea. Si el cerebro del niño no es capaz de enfrentarse al procesamiento
adecuado de estímulos, esto puede ser causado por los problemas de integración sensorial. Las
anomalías en el desarrollo de los sentidos pueden ser genéticos, surgir durante el embarazo y las
enfermedades de madre, aparecer durante el parto con complicaciones, relacionarse con la
prematuridad, la hipoxia fetal, o a veces el parto por cesárea. Un papel importante desempeña aquí
la puntuación de Apgar apropiada. En los niños con puntuaciones más bajas, los trastornos de
integración sensorial son mucho más comunes.
Los trastornos del sentido de la vista causados por la inadecuada organización de impresiones
entregadas al cerebro se revelan a través de:
Conseguimos mejorar las funciones afectadas y el analizador visual a través de introducir los
ejercicios de dificultad creciente. Empezamos con un material fácil, poco a poco aumentando su nivel
de dificultad, que depende del tipo de material utilizado para practicar.
En el trabajo con niños que sufren trastornos de la percepción visual utilizamos los siguientes tipos
de materiales didácticos:
• personas concretas
• elementos concretos • letras
• situaciones concretas
Tipos de ejercicios:
Tipos de ejercicios:
(red: Jastrząb J., La escuela terapéutica de Toruń, Toruń 1997, Editorial Educativa AKAPIT)
Las dificultades en el desarrollo psicomotor que persisten hasta los 6 ó 7 años de edad, a pesar del
trabajo intensivo y el apoyo, pueden indicar la presencia de riesgo de dislexia del niño. El término
riesgo de dislexia significa la posibilidad de la aparición en un niño de edad escolar dificultades
específicas en la lectura y la escritura.