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Definiciones y Características 1

Definiciones y Características de la Teología Espiritual


Saturnino Gamarra, BAC Madrid 1994
Puede ofrecerse como dato previo la serie de nombres con los que se ha
presentado de hecho esta ciencia teológica 1 43. Recordemos el abanico de
nombres o de títulos que encabezan los tratados de teología espiritual:
«Introducción a la vida interior», «Introducción a la vida espiritual», «Ascética y
mística» 44, «Mística», «Ascética», «Teología ascética y mística», «Teología
espiritual ascética y mística», «Teología de la perfección cristiana»,
«Espiritualidad», «Espiritualidad católica», «Vida cristiana en plenitud», «La
espiritualidad cristiana», «Teología espiritual». Balthasar la describe como
«rostro subjetivo de la dogmática» y W. Kasper, quien afirma: «No hay teología
sin apropiación personal de la fe, lo cual quiere decir que no hay teología sin
espiritualidad» 19.
Entre todos los nombres que se han utilizado, el que parece que más se usa
actualmente es el de «Teología espiritual», y es el que adoptamos. Además de ser
la denominación más común y parecer apropiada, deja ver dos aspectos que
queremos que consten expresamente: que se trata de una disciplina
definidamente teológica, y que el objeto directo de ella es la espiritualidad
cristiana.

J. de Guibert:
«Puede definirse la Teología espiritual como la ciencia que deduce de los
principios revelados en qué consiste la perfección de la vida espiritual y de
qué manera el hombre viador puede tender a ella y conseguirla» 45.
A. Royo Marín:
«Es aquella parte de la Sagrada Teología que, fundándose en los principios de
la divina revelación y en las experiencias de los santos, estudia el organismo de
la vida sobrenatural, explica las leyes de su progreso y desarrollo y describe el
proceso que siguen las almas desde los comienzos de la vida cristiana hasta
la cumbre de la perfección» 46,
F. Ruiz Salvador:
«Teología espiritual es la parte de la teología que estudia sistemáticamente, a
base de la revelación y de la experiencia cualificada, la realización del misterio
de Cristo en la vida del cristiano y de la Iglesia, que se desarrolla bajo la acción
del Espíritu Santo y la colaboración humana, hasta llegar a la santidad» 47.

1
DE GUIBERT, J., Theologia spiritualis, I I .
45

46
Royo MARÍN, A., Teología de la perfección cristiana (Madrid 1958), 34.
47
Ruiz SALVADOR, F., o.c., 33.
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Ch. A. Bernard:
«Teología espiritual es una disciplina teológica que, fundada sobre los
principios de la revelación, estudia la experiencia espiritual cristiana, describe
su desarrollo progresivo y da a conocer sus estructuras y sus leyes» 48.
Iraburu
La teología espiritual es una parte de la teología, que estudia el dinamismo de
la vida sobrenatural cristiana, con especial atención a su desarrollo perfectivo y a
sus connotaciones psicológicas y metodológicas.
Gozzelino
«Theologia spiritualis es la doctrina eclesial-objetiva acerca de la apropiación
de la palabra de revelación en la vida de fe, caridad y esperanza» 34.
G. Rodriguez-Melgarejo:
«Aquella dimensión y parte de la Teología que estudia la exis tencia
cristiana —tanto en su dimensión personal cuanto comunitaria—, en sí misma
y en los dinamismos de la vocación bautismal desarrollada históricamente»2 49.
B. Secondin y T. Goffi:
«Es la disciplina teológica que explora sistemáticamente la presencia y la
acción del misterio revelado en la vida y en la conciencia de la Iglesia y del
creyente, describiendo su estructura y las leyes de su desarrollo hasta lo más
alto, es decir a la santidad, en cuanto perfección de la caridad» ".

En las definiciones que acabamos de presentar encontramos unos elementos


que son comunes a todas ellas, pero también observamos un corrimiento de
acentos y de matices que indican una sensibilidad propensa a nuevos
planteamientos.

Son elementos comunes:


a) El carácter teológico del tratado. Cuando la teología espiritual estudia la
experiencia cristiana no lo hace al margen de la teología, sino en cuanto que es
teología y con la garantía de que lo es. Así se explica la insistencia de
presentarla como «parte de la Teología» y actuando desde «los principios de la
revelación».
b) El objetivo de la teología espiritual es la vida cristiana. Todas las
definiciones se centran en lo que es la vida en Cristo del cristiano.
c) El dinamismo de la vida cristiana. No puede concebirse la teología

2 49
RODRÍGUEZ-MELGAREJO, G., « ¿Qué se entiende por Teología Espiritual Sistemática?», en Teología (Buenos Aires), 22
(1985) 79.
59
SECONDIN, B.-GOFFI, T., Corso di spiritualitá. Esperienza-sistematica-proiezioni (Brescia 1989), 14.
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espiritual si no se aborda el proceso del vivir en Cristo.


d) La santidad, y no como exigencia extrínseca, sino como elemento esencial
del vivir en Cristo.

Pero, desde la definición de De Guibert a la de Secondin-Goffi, existe un


amplio arco, en el que caben acentos y aspectos nuevos:
a) Hay un cambio • en relación con el sujeto de la vida espiritual: se pasa
de sólo el individuo al individuo en la Iglesia.
b) La valoración teológica de la misma experiencia espiritual puede ser el
cambio más significativo. Se pasa de tener la vida cristiana como mero objeto de
estudio a descubrir la misma experiencia como lugar teológico, y vivirla como tal.
No se trata de una teología sobre la experiencia espiritual del cristiano, sino de una
teología desde la experiencia cristiana. Este cambio supone aceptar la nueva va-
loración de la experiencia espiritual cristiana.
c) La referencia explícita al Espíritu Santo, factor fundamental de la vida
espiritual.
d) Un acercamiento mayor de la teología espiritual a la persona, que es
sujeto de la experiencia espiritual, y a la historia, como lugar en el que se hace
experiencia viva.

No presentamos una nueva definición de teología espiritual porque


consideramos que son válidas las que se nos han ofrecido; pero insistimos en los
puntos que acabamos de subrayar: que sea teología de la experiencia espiritual
de la Iglesia y de la persona cristiana en ella bajo la acción del Espíritu; y que
se atienda al proceso de la persona cristiana dentro de la historia contando
con la llamada a vivir la vida en Cristo en plenitud.

CARACTERISTICAS DE LA ESPIRITUALIDAD
Concluyamos este capítulo incorporando lo estudiado al nuevo planteamiento de la
espiritualidad. Señalamos sus características3 50.

1. Una espiritualidad integradora de la persona


Una vez estudiada la relación entre identidad cristiana y espiritualidad, entre
antropología y espiritualidad, resulta evidente que la espiritualidad deba
presentarse como integradora de la persona.
3
" Cf. BERNARD, CH. A., La crescita spirituale (ad usum privatum) (Roma 1992); DE FIORES, S., «Itinerario espiritual», en
NDE, 733-750; GAMARRA, S., «Proceso pedagógico en la espiritualidad sacerdotal», en COMISIÓN EPISCOPAL DEL CLERO, Congreso de
espiritualidad sacerdotal (Madrid 1990), 223-259; GARRIDO, J., Adulto y cristiano. Crisis de realismo y madurez cristiana
(Santander 1989); RIVA, A., «Crescita e maturitá», en SECONDIN, B.-GOFFI, T., o.c., 525-600.
5
° Cf. BESNARD, A. M., a.c.; DE FIORES, S., «Espiritualidad contemporánea», en NDE 454-475; MARTÍN VELASCO, J., El malestar
religioso de nuestra cultura, 263-344;, LÓPEZ SANTIDRIÁN, S., «Orientaciones doctrinales y el aspecto integrador de la espiri-
tualidad actual», en Burgense 34/1 (1993) 333-339; SUDBRACK, J., Prognosis de una futura espiritualidad (Madrid 1972).
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Desde este planteamiento se comprende fácilmente la insistencia con la que


se pide actualmente una espiritualidad personificada4 51.

2. Una espiritualidad que sea experiencia personal de la fe


La experiencia espiritual es una característica que debe tenerse muy en
cuenta y que requiere en estos momentos un detenido estudio 52. El tema es
complejo; y, como aproximación, ofrecemos estos datos:
La vida, que tiene como elemento integrante la experiencia, se vive bajo dos
postulados prácticos que funcionan y que llegan a adquirir el carácter de
principios. El principio de la experiencia: el hombre de hoy está cada vez más
sometido a la estimulación de los sentidos, y acepta sólo lo que experimenta. El
principio de la intensidad de vida: no acepta que decrezca la intensidad de la
experiencia. Estos dos principios se hacen presentes hoy, y con intensidad,
también en la espiritualidad.
Dentro de ésta existe una fuerte corriente a favor de la experiencia: se ha
esperado a congelar la condenación que se dio contra el modernismo y se ha
vuelto a plantear el valor de la experiencia. Y se presenta la experiencia no como
oposición a la fe, sino como su encarnación”.
Esta tendencia está sostenida y alimentada: 1) Por la misma vida del hombre.
Se siente la exigencia de creer lo que se presenta garantizado por la vida. 2)
Por la mentalidad creada por las ciencias naturales, que apoyan el reino de la
experiencia y desconfían de las construcciones ideológicas. 3) Por la mentalidad
de la postmodernidad, que se caracteriza: por un rechazo de todo tratamiento
objetivista del absoluto; por la aceptación, en cambio, de una actitud mística silente
y fruitiva; por la valoración del aspecto fruitivo en la vida; por el primado de la
experiencia sobre el pensamiento discursivo para llegar a la misma realidad. 4)
Por la dimensión histórico-salvífica de la Revelación.
Esta experiencia religiosa se entiende como presencia vivida y como
encuentro de comunión con Dios; no puede tratarse de una percepción
inmediata del absoluto como realidad observable. En la espiritualidad cristiana, la
experiencia religiosa debe llevar la impronta del vivir en Jesús por el Espíritu5 54.
Esta sería la experiencia religiosa fundante en la que descansaría el proceso
posterior de la vida cristiana.

4 51
Cf. GARRIDO, J., Educación y personalización (Madrid 1990); MARTiN VELASCO, J., o.c., 263-292.
52
Cf. infra cap. IX, 271-276.
" Cf. GUERRA, A., «Experiencia cristiana», en NDE, 491-498; ID., «Natura e luoghi dell'esperienza spirituale», en SECONDIN, B.-GOFFI,
T., o.c., 25-55; HUXLEY, A., La experiencia mística y los estados de conciencia (Barcelona 1986); Lorz, J. B., La experiencia
trascendental (Madrid 1982); PIKAZA, X., Experiencia religiosa y cristianismo (Salamanca 1981); MOUROUX, J., L'expérience
chrétienne (Paris 1952); DucH, LL., La experiencia religiosa en el contexto de la cultura contemporánea (Madrid 1979).
5
“Cf. ALONSO, S. M., Proyecto personal de vida espiritual (Madrid 1990).
“Cf. CODINA, V., «De la ascética y mística a la vida según el Espíritu de Jesús»; en FLORISTÁN, C.-TAMAYO, J. (eds.), El Vaticano
II, veinte años después (Madrid 1985), 271-291.
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3. Una espiritualidad vivida en el Espíritu


El redescubrimiento del Espíritu puede considerarse como una de las notas
más sobresalientes de la evolución que la espiritualidad va teniendo en los
últimos tiempos 55.

4. Una espiritualidad que se desarrolla contando con la vida y con el mundo


Existe una desconfianza en todo aquello que se pueda catalogar como
ideología, como planteamiento teórico englobante. Igualmente hay un desprecio
de los esquemas prefabricados de oraciones y un rechazo de lo que suponga
lejanía de la vida; se busca y se valora la simplicidad de la espiritualidad y de sus
formas.
En cambio, está en alza el optimismo ante el valor de la vida; y hay
necesidad de confiar en ella. Y la valoración de la vida es algo más que la visión
que da una mera intencionalidad espiritual; se trata de descubrir la misma
profundidad de la vida.
Pero existe un peligro, que debe evitarse: pensar que el encuentro con Dios se
da en el contenido cotidiano de la existencia y no fuera de éste. Precisamos: Es
verdad que el encuentro con Dios se da en lo concreto de la existencia de cada
día; pero no es verdad su absolutización: que el encuentro con Dios no es otra
cosa que la experiencia del contenido cotidiano de la existencia.

5. Una espiritualidad gratificante y gozosa


Desde lo que hemos contemplado, la espiritualidad tiene referencia al sentido de
la vida y de la persona en concreto, y a su plenitud. Ahora bien, la verificación del
sentido de la vida y de la plenitud está en el gozo.

6.Una espiritualidad de diálogo y, al mismo tiempo, una espiritualidad definida


Es un punto clave para nuestro planteamiento de espiritualidad, en la que cuenta
tanto la relacionalidad de la persona.
Debe ser una espiritualidad abierta y en diálogo. Por varias razones: a) Estar
abierto al pensamiento postmoderno supone asumir la autocrítica permanente con
respecto al modo de hablar de Dios. b) El hecho de un pluralismo de visiones, de
concepciones, de posturas de vida supone ya una llamada a la escucha. c) La
espiritualidad actual debe responder a una teología que es cada vez más
ecuménica. d) El Vaticano II afirma que la Iglesia católica no rechaza nada de lo
que hay en las religiones no cristianas de verdadero y santo, y lo respeta como
«destello de aquella verdad que ilumina a todos los hombres» (NAe 2).
Pero debe ser definida. La espiritualidad abierta y en diálogo no significa que sea
contemporizadora. Subrayamos que sea definida, que no es lo mismo que fijada o
inmutable. Podrá y deberá cambiar, pero sin perder definición. No es posible una
espiritualidad en ambigüedad:
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a) Porque debe responder a la estructura de la persona. La estructuración de la


personalidad presupone unos objetivos muy claros y una respuesta firme.
b) Porque lo radical de la espiritualidad no lo da la mentalidad actual, sino la vida
teologal. Para vivir la espiritualidad no se puede estar esperando a la aceptación de
los demás.
Por la naturaleza misma del diálogo. El diálogo sólo es posible desde posiciones
definidas. Cuando se diluye la identidad propia de los distintos carismas y
consecuentemente su espiritualidad, se pierde la capacidad y la posibilidad de
diálogo desde la propia espiritualidad.

7. Una espiritualidad profundamente realista


Existe actualmente una fuerte sensibilidad hacia el realismo de la espiritualidad; y
no faltan las razones:
a) La espiritualidad, que, como hemos visto, es integral, abarca a la persona
entera, también en su actuar y en sus comportamientos.
b) Dentro de la mentalidad actual no se aceptan las elaboraciones fuera de
contexto; se desconfía de las formulaciones abstractas, intemporales y sin sujeto.
Desde esta perspectiva se comprende que la espiritualidad, que busca la
fundamentación bíblica, cuente cada vez más con la Palabra de Dios.
c) Está presente la persona de Jesús, cuya vida y doctrina están marcadas por el
realismo: Mt 7,21; 25,31-46; Lc 6,46; Jn 14,21; 1 Jn 2,3 ss.
d) También a la espiritualidad se le impone la verificación; y el criterio de
verificación de la espiritualidad está en la respuesta de vida, en el seguimiento,
en el compromiso. Es un principio que cada vez tiene mayor aceptación. Se
presenta la necesidad de obras y de frutos como garantía de la espiritualidad.

8. Una espiritualidad fraterna y apostólica


La comunidad puede verse o como un medio para asegurar la respuesta en el
seguimiento de Jesús, o como el fruto de la presencia de Jesús. Actualmente se
potencia esta última visión de la comunidad, como veremos en el capítulo
siguiente. Y en la fraternidad está el compromiso real con los hermanos.

9. Una espiritualidad eclesial


La comunión eclesial se presenta como totalmente necesaria para la vida
espiritual cristiana. Si la comunión eclesial es de la misma identidad del ser
cristiano, le será esencial a su espiritualidad.

10. Una espiritualidad profundamente afectiva


Esta exigencia parte de la misma caridad, base de la relación con Dios y con los
hermanos. No hay vida espiritual sin caridad. Pero la caridad, que es
esencialmente operativa, es también esencialmente afectiva.
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11. Una espiritualidad que entraña la relación con Dios Trino


No basta el mero reconocimiento de Dios; se necesita cultivar y vivir la
relación interpersonal con Dios. La espiritualidad, si es verdadera, supone una
actitud contemplativa que debe ser atendida. Se trata de contemplar al
verdadero Dios de Jesucristo, Dios uno y trino.

12. Una espiritualidad pascual, que afronte la cruz


Cada vez se insiste más en la Presencia del Señor Jesús. La espiritualidad,
tanto en su dimensión personal como comunitaria, debe celebrar la presencia
del Señor. Y la realidad de la cruz entra dentro del Misterio Pascual; no
podemos orillarla. Pero, además, el sufrimiento está presente en la vida y debe
ser afrontado6 56.
Es un paso importante para el estudio de la teología espiritual contar con
que la espiritualidad no es un sobreañadido a la persona, como si se tratara de
algo accidental, sino que pertenece a su identidad. Desde esta posición hemos
visto que los reparos no tienen ninguna base para rechazar la espiritualidad
como propia de todo hombre; a lo más pueden denunciar las formas defectuosas
de vivirla.
También hemos visto que la espiritualidad, que responde a la identidad de
la persona cristiana, tiene muy presentes el contexto histórico concreto y el
proceso evolutivo que atañen a la persona. No se olvidará en adelante que se
trata de la espiritualidad del cristiano que vive unas situaciones concretas. La
actualidad de la espiritualidad es un dato fundamental con el que hay que contar
para iniciar el estudio de la teología espiritual.
Están puestas ya las bases para poder abordar en profundidad la espiritualidad
cristiana.

6
56 Cf. E. SCHILLEBEECKX, dedica dos capítulos, en contextos distintos, al sufrimiento: «Sufrimiento por los demás. Futuro de un
mundo mejor» (Sufrimiento de Cristo) y «Recuerdo crítico de la humanidad doliente», en su obra Cristo y los cristianos (Madrid
1982), 212 y 652.

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