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Actividad 4. Mi comunidad
Nuestras raíces
Pueblo de San Lorenzo Tezonco
El pueblo de San Lorenzo colinda al Sur con el Pueblo de Zapotitlán, al Este con el
Pueblo de Tomatlán; al Norte con Ejidos de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco y al
Oriente con el pueblo de Santa Cruz Meyehualco. Es el último pueblo al sur-oriente
de la delegación Iztapalapa y colinda con la delegación Tláhuac.
Debido a esto el Pueblo de San Lorenzo Tezonco cuenta aún con gran parte de su
cultura popular, derivado de las leyendas que abundan alrededor de la plaza donde
se ubica la Iglesia del pueblo,
"En el mes de enero del año de 1855 en día 13 comenzó la obra de la iglesia de
este pueblo de San Lorenzo Tezonco, los inventarios de dicha iglesia fueron los
señores Fiscal D. Guadalupe Rosas y el Sr. Juez auxiliar D. José M. Flores".
Un dato curioso de esta parroquia es que en su interior posé un óleo del siglo XVII
que representa a Miguel Arcángel.
Dentro de las leyendas destaca una en especial, que se podría decir es de las más
importantes, me refiero a la de El Señor de la salud y la Capilla de El Pocito, en
ella se relata cómo en tiempos remotos el pueblo de San Lorenzo fue afectado por
una epidemia bastante fuerte que afectó a los pueblos lacustres del valle de México.
Los tezonqueños invocaron de igual manera la imagen de la ermita del lugar para
que los librara de la epidemia. Entonces, milagrosamente, en medio de un campo
santo, brotó al pie de un ahuehuete frente al templo un manantial de agua cristalina.
Esta situación se interpretó como un favor divino, y la gente dio a beber a los
enfermos de ella, mismos que quedaron curados. La fama del milagro se extendió
a las poblaciones cercanas, como Tláhuac, Zapotitlán y Milpa Alta, que también
habían sido afectadas por la misma epidemia, y los enfermos de estos sitios
acudieron a tomar el “agua milagrosa de San Lorenzo Tezonco”.
Según la tradición oral, cuentan que cuando Don Perfecto decide derribar el
frondoso ahuehuete “el árbol lloró sangre”. La gente mayor del pueblo todavía
entristece al recordar que el árbol fue tirado, aunque no lo hayan conocido, y
solamente tengan por referencia los relatos de sus padres.
Es difícil precisar que tan reales son esos relatos, pero hoy en día esa fe sigue
vigente entre la población de San Lorenzo, misma que se aferra a su creencias y
costumbres a pesar del tiempo.
Casi podría asegurar que cada año hay más gente que gusta de participar de estos
festejos, retomando de esta forma sus raíces y reforzando su identidad como parte
de esta comunidad.