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84 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION hombro al insobornable combatiente politico que ha sido y sigue siendo a sus 70 afios nuestro homenajeado hoy. Pues a ellos mismos les resultaré mucho mas dificil con- vertirse en paladines y apologetas de un orden econémi- co-social injusto y miserable. aisha A> CHOMERY, Wr, ial her 202 lt bits ao Jacion Barcelma. Arvel. CapiTuLo 4 LA GLOBALIZACION, ¢UNIDAD DEL SISTEMA?: EXCLUSION SOCIAL, DIVERSIDAD Y DIFERENCIA CULTURAL EN LA ALDEA GLOBAL Dotors Comas D’'ARGEMIR La globalizaci6n: ¢unidad del sistema? Los términos que utilizamos no son neutros: evocan determinados aspectos de la realidad y no otros; tienen sentido en determinados contextos y no en otros, y asi ‘ocurre con el término globalizacién. Este concepto hoy se halla incorporado a nuestro lenguaje cotidiano y forma parte del vocabulario habitual de politicos, periodistas 0 académicos. Cuando Marshall McLuhan acuiié el térmi- no de «aldea global» estaba expresando muy nftidamente el cambio de escala en la conciencia de cual es el con- texto en que vivimos, y es que los de transporte, las nuevas tecnologias de la comunicacién y la informa- | sistema de mercado y los flujos financieros han hecho de nuestro planeta un solo mundo, en que todo se jonado. El término globalizacién evoca la unidad del sistema y deja en un segundo plano las formas de poder y de desigualdad existentes en él a pesar de que, ellas también, cristalizan a escala mundi anos se hablaba de «imperialismo» o de «: y se ponjan as{ en primer plano los mecanismos de do- 86 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION y econémica que conforman la interre- lacién entre sociedades. El cambio de acento resulta evi- dente y su sola constatacién justifica que hagamos un en- sayo de deconstruccién del término globalizacién y que pongamos entre interrogantes una de las ideas-fuerza que evoca: cunidad del sistema? Esta reflexion surgié de forma inevitable cuando revi- saba los escritos de Noam Chomsky sobre temas pol y sociales. Y esto mismo me condujo a echar una mirada pasado porque me ayudaba a re- minacién pol la genealogia de los conceptos que utilizamos. Rec« asi los afios en que estaba estudiando en la Universidad de Barcelona, que es cuando tuve el primer contacto con la obra de Chomsky. Era finales de los sesenta y princi- Pios de los setenta y viviamos entonces los ultimos ester- tores del franquismo, un régimen que nos habia sustrat- do la capacidad de ser adultos como pueblo, siempre anti] estaba en pleno ividad y los j6venes universitarios ansidbamos 0 y el personal. Buscabamo: volucién de los claveles» que reinstauré la democracia en Portugal y nos daba un halito de esperanza, de la misma manera que nos decepcionamos enormemente con los golpes de estado de Chile y de Argentina, que dieron Iu- gar a nuevas dictaduras. Liegaron hasta nosotros los ecos del «mayo del 68», y aunque era dificil conocer qué ha- bia ocurrido exactamente en las calles de Paris, nos iden- tificdbamos con los valores que reclamaban los estudian- tes y constatébamos que sus movilizaciones habfan Jogrado colapsar la mayor ciudad de Francia y mante- njan en tensi6n al gobierno del pais. También fueron un referente importante en aquellos afios los movimientos pacifistas desarrollados en los Estados Unidos contra la guerra de Vietnam. Nos llenaba de satisfaccién compro- bar cémo el pafs mas poderoso de Ja tierra estaba reci- LA GLOBALIZACION, {UNIDAD DEL SISTEMA? 87 biendo serias derrotas en la guerra, que iban acompatia- das de una fuerte contestacién interna, encabezada por miles y miles de jévenes que abogaban por la paz y por valores distintos a los hegeménicos. Es en este contexto donde tomé contacto con la obra de Noam Chomsky. En las clases de Lingiistica y de Se- méntica nos introdujeron a sus aportaciones a la grama- tica generativa y a la teorfa del lenguaje y nos destacaron su figura como lingiiista y como filésofo. Me admiré comprobar poco después que este académico de primera fila se distingufa también por ser un activista politico, Ii- der de los movimientos pacifistas, autor de diversos es- critos de cardcter histérico y politico. En aquellos afios corrian por nuestras manos (aparte de los textos de lin- guistica) un par de libros suyos que mostraban esta otra de Chomsky: ¢Porqué estamos en Vietnam? y Co- jento y libertad. Recuerdo especialmente las Con- versaciones con Chomsky, en que habla de la ciencia del lenguaje y expone sus ideas en torno a ideologfa y poli ca, medi de comunicacién y manipulacién de la oj en los Estados Unidos; y me interesé mucho de American Power and the New 3s sobre al papel de los oro atin més) esta capacidad de paginar la vida académica y la p terrumpidamente esta doble dimensin. Hay que desta- car que mientras Chomsky contintia siendo una fi gura relevante de I , Sus ensayos filoséficos ¥ politicos ejercen por su parte una profurva influencia en el pensamiento social de la actualidad.’ ‘Me he referido a este contexto, el de los afios setenta, porque entonces, cuando nos referfamos alo que pasaba en el mundo, no utiliz4bamos el término globaliza sino otros. Hablabamos de «imperialismo» y en los m- 1, Véanse en las referencias algunas de sus publicaciones mas recientes relativas a temas politicos. 88 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION bitos académicos se preferia aludir a la «dependencia», 0 al «sistema mundial». Habja empezado a cién, aluden a la existencia de interre! planetaria, pero destacan unos contenidos muy diferen- tengémonos un momento en alguno de estos con- ceptos, = El concepto ‘Tercer Mundo habia sido ut primera vez por Alfred Sauvy en un articulo pi 14 de agosto de 1952 en LObservateur, titulado «Trois ‘Mondes, Une Planete» y él se referia a la necesidad de en- contrar una tercera via a las opciones politicas del capi- talismo y del comunismo asociadas a los dos grandes blo- ques que se hallaban en confrontacién en plena Guerra Fria, Este término se utilizaria pronto para designar otras realidades, aunque conservaria parte de su significado original, pues pasarfa a designar el grupo de nuevos es- tados que habfan surgido como fruto de los procesos de Independencia colonial. Como nos recuerda Peter Wors- ley (1990), au India y a China y que se incrementaron entre los aftos 50 y 60 (recordemos que en tan solo un afio, en 1961, se cre- aron 17 nuevos estados en Africa). En este contexto se originé el movimiento de los denominados «pafses no ali- neados», que no querian ser identificados con ninguno de los dos grandes bloques hegeménicos, y fue a este grupo de paises a los que pronto se denominé «Tercer Mundo», cosa que ellos mismos asumieron. Los nuevos estados in- dependientes aspiraban a alcanzar mayores cotas de pro- greso y bienestar gracias a la liberacién del yugo colonial, que habia sometido sus destinos a los intereses de las me- trépolis. Observemos que en aquellos momentos el tér- 2. En otro lugar he desarrollado mas ampliamente el comen- tario sobre estos conceptos y las corrientes tedricas predominantes ‘en antropologia social (véase Comas d/Argemir, 1998). LA GLOBALIZACION, UNIDAD DEL SISTEMA? 89 mino Tercer Mundo tenfa unos contenidos estrictamente politicos y observemos, ademas, que los paises de Améri- ca Latina, no se hallaban incluidos en rado de los lazos coloniales hacia ya muchos a pesar de ello, se encontraban sumidos en la pobreza. Las causas no podian ser, pues, de naturaleza ica, sino también econémicas. Las . El autor ms conocido de la es André G. Frank, quien co deraba que el desarrollo y el subdesarrollo estén estruc- turalmente ligados y que no es nada evidente que pueda. pasarse de una situacién a la otra ya que los paises desa- ‘rrollados nunca estuvieron subdesarrollados y, por tanto, no partieron de las condiciones de dependencia econ6- mica, tecnol6gica y financiera que padecen las regiones subdesarrolladas. Esta diferencia desigual se fundamenta- enl intercambio desigual que se produce en la esfera de la division del trabajo a escala mundial y en la esfera ie la circulaci6n, lo que conlleva la reproduccién depen- las sociedades subdesarrolladas.} La teoria de la dependencia tuvo muchas derivaciones y aportaciones més complejas que I: de Frank, pero no es aquf el lugar para extendernos en ello. Digamos solamente que con la idea de dependencia se aa interconexién entre so- ciedades, y se enfatizaba la desigualdad, tanto como ca- racteristica de la relacién misma, como de Ia situacién que contribufa a reproducir. Afiadiremos también que el término Tercer Mundo, que inicialmente tenfa connota- ciones politicas, fue adquiriendo un contenido econémi- co que expresaba las dificultades para alcanzar niveles de renta y de bienestar econémico satisfactorios, y que con 3. Es interesante consultar la revisién comentada que hace el propio André G. Frank (1991) de sus propias contribuciones a la teoria de la dependencia. 90 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION este nuevo significado englobaba a toda una serie de pa- ises mucho més numerosos y diversos.* El concepto de «sistema mundial», por su parte, pro- ‘cede de I, Wallerstein (1979). El considera que!la expan- sin del mercado es lo que provoca la creacién de una -economfa-mundo capitalista> Su peculiaridad es que se trata de una unidad econdmica que integra miiltiples sis- temas politicos y que, por primera vez en la historia, abarca toda la superficie del planeta. En un sistema de esta clase existe una extensiva division del trabajo, que no es meramente funcional, Teas econ6micas no se distribuyen uniformemente y esto conduce a una jerarquizacién del espacio, al intercambio desigual a través de la fuerza del centro que se impone sobre la periferia. Esta expansién geografica se realiza por medio de la coerci6n politica, Ia busqueda de merca- dos y la busqueda de mano de obra barata, llegando a producirse una verdadera polarizacién entre las distintas zonas del mundo. Wallerstein no fue el primero en plan- tear esta dinamica expansiva del capi cusién mundial, pero sw obra tuvo mucho impacto en el momento en que se publicé, al menos en los ambitos aca- démicos, porque vinculé los plantear con preocupaciones existentes en aquellos afios, especial- _ mente las relacionadas con los procesos que contribuian " acrear desigualdades a escala mundial El concepto de global: ita Ia idea de inter- dependencia a nivel mundi erdependencia no es nueva, ciertamente, pero lo que s{'es uevo y sin pre- 4. Este significado predominantemente econémico es el que actualmente se aplica al concepto de Tercer Mundo. Hay que se- fialar que hoy tiende a substituirse por otras denominaciones, como «paises empobrecidos» para eliminar el sentido jerarquico implicito a las denominaciones que incluyen términos numéricos. 5, Esta idea de que la economia-mundo, de cardeter capi ta, se origina con la expansién del sistema de mercado es di da por otros autores, que consideran que el capitalismo se funda menia en las relaciones de produccién y no solo en el mercado (Wolt LA GLOBALIZACION, ¢UNIDAD DEL SISTEMA? 1 isima escala que posee la xin entre sociedades, a distancia, asi como dez de los medios de transporte. Todo ello ha significado una ruptura respecto a la forma de concebir y de organi- zar el tiempo y el espacio. Hoy concedemos mayor importancia a 10 efimero que antafio, porque todo evolu- ciona muy deprisa; ademés, se ha ampliado considera “blemente nuestro universo de experiencias, ya que en po- cas horas podemos desplazarnos a cualquier rincén del mundo, en pocos minutos podemos ver en nuestros tele- visores sucesos ocurridos a miles de kilémetros y en po- cos instantes podemos conectar con alguien situado en nuestras antfpodas. Hoy en dia lo lejano esta tan proxi- 10 como lo cereano y Ia informacion que se genera cada “Hi es ingente, tanto que un solo ndmero del The New York Times contiene tanta inform: como la que podié acumular una persona del siglo xvut durante toda su vida (Ramonet, 1997). Esto ha producido sin duda una am- pliacién enorme del campo de experiencias de la gente. Asi lo expresaba uno de nuestros informantes en Ando- 1a, refiriéndose al enorme cambio que habia experimen- tado este pequefio pais pirenaico: «Semblava que en un mén molt gran i ara, pues, amb tot aixd se'ns ha fet petit. Ha crescut per una part, perd se'ns ha fet petit per Valtra.» ‘A medida que aumenta la escala de referencia, el mundo resulta més pequefio, y esto va acompafiado por la conciencia de pertenecer a un mismo mundo que nos engloba a todos. Asf es como Roland Robertson (1992:8) define este fendmeno: «La globalizacién se refiere tanto a la compresién (el empequeftecimiento) del mundo ‘como als intensifcacion de que el mundo es una totali- “dad El término globalizacién denota algo que existe, cier- tamente, pero tenemos que reconocer que tiene un con- tenido mucho més «light», mas «descafeinado» en com- paracién con los términos anteriores. En efecto, la 92 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION wlobalizaci6n evoca la unidad del sistema; como resulta- do de que se hayan incrementado las conexiones, lo que nos hace tener hoy a nuestro alcance cosas muy lejanas, '¥, por tanto, hay mds proximidad, més sentido de comu. nidad, més reciprocidad. Es como una especie de idilio a escala mundial. Y el mundo no es asi. Hay determinados aspectos que quedan en un segundo plano y que son im. Portantes para la comprensién de lo que sucede en esta «aldea global» en la que habitamos. : En los préximos apartados me propongo comentar al- gunas dimensiones asociadas a la globalizacién que rom. pen con la idea de unidad del sistema. Intentaré mostrar que la globalizacién comporta: 1) la creacion de desi- gualdades; 2) se manifiesta de miltiples formas; 3) in- ‘crementa la rei de is nexiones de aleance mundial. Hay un sistema uni verdad, pero hay también desigualdades, diversidad y fragmentacién cultural. Se trata de dos caras de la mis- ma moneda, dos partes constitutivas de una misma rea- lidad. Discutiré por tltimo el dogma basico del neolibe- ralismo, a saber, la economia domina todo el sistema, Para centrarme en el papel de la politica como factor que define el cardcter y direccién de estos procesos. Desigualdades: la globalizacién ha incrementado Ja exclusién social jon implica que nuestras vidas estan cada vez més influidas por hechos que ocurren lejos del entorno en que desarrollamos nuestras actividades. Todo el mundo forma parte de un tinico sistema, en el que todo esta relacionado. Todos los pueblos del mundo forman luso la existencia de tribus re- motas y ancladas en sistemas de vida primigenios debe explicarse en términos de sistema global. Veamos un ejemplo. En la provincia de Veraguas, en Panama, viven diver- sas comunidades de campesinos mestizos empobrecidos. LA GLOBALIZACION, UNIDAD DEL SISTEMA? 93 Se trata de una regién de bosque htimedo tropical y es- tos grupos practican una agricultura de tala y quema orientada a la autosubsistencia, que al cabo de unos po- cos afios les obliga a desplazarse a otras zonas de la sel- va y a roturar nuevas parcelas. Al observador externo puede parecerle que Adentrandonos en la légica de su existencia a partir del estudio realizado por Stephen Gudeman (1978), se des- cubren algunos aspectos muy sign ejemplo, resulta que k nidades no son suyas, sino de grandes hacendados gana- deros, aunque antiguamente habian sido comunales. Es- tos permiten que los campesinos vivan en sus tierras y que vayan abriendo nuevas parcelas por el sistema de ro- zas, obligandoles, a cambio, a sembrar hierba cuando de- clina la fertilidad, lo que les permite utilizarias después como lugar de pasto para el ganado. La carne producida por las grandes explotaciones ganaderas se dirige a la ex- portacién hacia los Estados Unidos. Asi, aunque no lo se- pan, los agricultores panamerios estn conectados con los norteamericanos que consumen hamburguesas y, como ellos, forman parte también del sistema global. Podemos extraer algunas conclusiones de este ejem- plo, La economia de subsistencia de estas comunidades no es un rasgo prototipico de su particular cultura, sino una expresién de su relaci6n desigual con los propieta- rios ganaderos, que son los que obtienen beneficios subs- tanciales a expensas de que quienes viven como indige- nas se mantengan al limite de la supervivencia. Esta relacién desigual (de clases) se inscribe en otra de alcan- ce mas amplio, que también es desigual: la gran deman- da de carne de un pafs rico influye en lo que sucede en los paises o regiones pobres que la suministran (es lo que en antropologia social se ha denominado como la «tesis de la hamburguesa»). Todo ello tiene repercusiones eco- logicas negativas, puesto que la deforestacién de esta zona de bosque tropical se produce de forma muy acele- rada. La degradacién ambiental incrementa la pobreza 94 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION de los campesinos, pues éstos van siendo marginados a areas cada vez menos fértiles, sin que puedan hacer otra cosa que seguir roturando la selva para poder vivir. Es ast que los mas pobres del mundo se ven obligados a destrui a corto plazo los recursos que les permitirfan z0 plazo. ¥ todo ello breza dentro de su pais y también en el marco del si ma global. Este encadenamiento produce un incremento de la ex- global y ésta no ha hecho mas que aumentar en mos afios. El Informe sobre Desarrollo Humano de 1998 efectuado por la ONU proporciona datos escalo- friantes. Un 20 % de la humanidad posee un 84 % de la riqueza del mundo, mientras que 1/5 parte de la pobla- cidn empobrecida sélo dispone de un 0,5 % de los recur- sos. Esta polarizacién ha tendido a ir en aumento. Efec- mnarios poseen una fortuna 47 % de la poblacién del planeta) cuando hace tan solo dos afios debian sumarse las fortunas de 358 personas para alcanzar un monto equivalente. Asi, forma parte de una misma légica la progresiva concentracién de rique- za, por un lado, y, por otro, el hambre y la miseria del sur, las bolsas de paro estructural del norte o los 50 millones de pobres de la Unién Eniropea Estas diferencias en riqueza se traducen en una espe- cie de clasismo ambiental que, a su vez, se inscribe en el sistema de exclusién global. Las crisis ecolégicas han he- \uar con un crecimiento ilimitado (en esto se basa la idea de que hay que tender a la sostenibilidad). Pero el enorme consumo de los paises ricos hace que é- tos hagan mds y mas demandas de recursos de forma cla- ramente insostenible, lo que repercute en los paises més pobres. La depredacién de la naturaleza exacerba la com- petencia social, ya que la falta de recursos se traduce en pobreza, en hambre y en la explosién de la violencia. Los limites ecolégicos son también ma de desigualdades se expresa también en este punto. posible cont LA GLOBALIZACION, {UNIDAD DEL SISTEMA? 95 La globalizaci6n es un resultado de la expansién del ismo y de su hegemonfa en el mundo. La mundia- i finanzas est siendo ut dificultades de adaptacién de algunas 3 grandes migraciones intern: gan a miles y miles de personas a desplazarse desde los pafses pobres a los paises ricos, son una consecuencia de las enormes diferencias en riqueza, garantias sociales y bienestar entre el norte y el sur, 0 entre los paises del este europeo, cada vez mas alejados entre si. Estos son los nuevos «parias de la tierra», ya que se esta incrementan- do en definitiva el empobrecimiento de una parte muy sustancial de la humanidad. ¢En qué consiste pues la unidad del Hay universalizacién del mercado, actividades transna- cionales de grandes empresas, flujos mundiales de capi- jén econdmica, politica y so- . No niego la importancia de estos factores en la construccién de una cir- cunstai © glob . Enfatizo en todo caso que esto es una parte de (a realidad. La otra parte, la otra cara de la mo- neda, esta conformada por las tendencias centrifugas jas a la creacién de desigualdades y a la exclusion istema global? Diversidad: la globalizacién se presenta de multiples formas La globalizacién no debe identificarse con Ia unifor- mizacién de las diferentes partes del sistema. Hay diver- sidad de respuestas ante la globalizacién. Hay heteroge- neidad, formas muy distintas y variadas de concretarse localmente. Apuntaré tan solo algunas consideraciones: 1) La globalizaci6n no es un fendmeno nuevo. Las interconexiones entre sociedades han estado siempre pre- sentes a lo largo de la historia. No podemos pensar que 96 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION existfan antes sociedades totalmente independientes y aisladas. Ha habido en la historia de la humanidad mu- chos sistemas globales (Imperio Romano, la antigua C] na, 0 cualquiera de las grandes civilizaciones: andina, maya, azteca, india...). Lo que es nuevo es el aleance pla. netario de las conexiones. Es la expansién de la economia de mercado lo que le ha dado una dimensin mundial y son los nuevos medios de comunicacién y de transporte los que han hecho adquirir conciencia de globalidad. 2) La globalizacién no es un fendmeno constante ni ‘homogéneo: avanza y retrocede. Es importante insistir en esta dimension, porque de otra forma se transmite una imagen simplificada de un proceso que es muy complejo. Ademas, la expansién de la economia de mercado no solo ha afectado a las economias locales, sino también a la or. ganizacion social, las formas de vida y la identidad de los Pueblos. Ademis, podrfa discutirse ctidl es el nivel de abs- traccién que sittia como parte de un mismo sistema glo- bal a sistemas econémicos y sociales muy diversos. Wors- ley (1990), por ejemplo, discute que el Segundo Mundo, el bloque comunista, haya formado parte de la «econo. mia-mundo». Wallerstein (1974) 0 Godelier (1991a), por su parte, consideran que el capitalismo no solo ha absor- bido para su propia ldgica distintos sistemas econémicos ¥ sociales, sino que ademas es hegeménico incluso para los que no ha logrado absorber, ya que necesariamente se confrontan con pueden prescindir de él. ya lo hemos dicho, supone un in- cremento de las conexiones, pero éstas norson homogé. neas ni tienen la misma intensidad. Asf, por ejemplo, el grado de conexién de los agricultores panamenos es muy debi, silo comparamos con quienes dominan los circuitox comerciales del mercado internacional de Ia carne, Este factor se relaciona con los mecanismos que generan desi. gualdades y, con ellos, las formas de poder y posibilidades de aprovechar el sistema de oportunidades ex: muy dificil, por ejemplo, que un chamén amazénico da llegar a patentar sus saberes; si es posible, en cambio, que estos saberes le sean expropiados y que las industria farmacéuticas los integren en los circuitos mercantiles LA GLOBALIZACION, ZUNIDAD DL SISTEMA? 97 4) Las conexiones son multiples y de distinta natu- raleza. Debe pensarse mas bien en flujos, en conjuntos de interconexiones que sobrepasan las configuraciones so- ciales. Podemos pensarlo, co: giere Appadi (1990), en forma de conjuntos, sin limites fijos ni de tados, de alcance diferente, que conforman una espec de «paisajes» diferentes: econdmicos, tecnolégicos, cult rales, mediaticos, étnicos. El mundo de la 6pera no inte- gra al mismo conjunto de personas que el mundo de las finanzas; 0, en otro orden de cosas, el alcance ¢ influen- cia de la CNN no puede compararse con el de una emi- sora de television local. 5) Quiero resaltar especialmente la enorme diversi- dad de formas que adopta la participacién de distintos pueblos del mundo en la globalidad. No hay sélo expan- sion del mercado, no hay sélo occidentalizacién del mun- do o modernizacién, en una especie de influencia en una sola direccién y con la recepcién pasiva de los fiujos eco- micos y culturales hegeménicos. Wolf (1987) hizo una importante contribucién en este sentido, al advertir que cuando se habla de economfa-mundo (o de su equivalen- te hoy, globalizacién) hay la tendencia a considerar que existe un sistema hegeménico que se impone de forma unilateral y anula a Jos demés. En su obra, él pone al des- cubierto la historia de aquellos grupos y pueblos que ha- - bitualmente han sido considerados meros agentes pasi- ‘Vos, victimas y testigos silenciosos de Ia expansion de la economfa de mercado. Muestra que no solo la expansién europea ha cambiado la vida de muchos pueblos del mundo, sino que ellos mismos han contribuido también a forjar tales cambios. La imposicion de la economia de mercado no deriva de fuerzas unilaterales, sino que de- ben considerarse las historias especificas de los grupos concretos para entender que existe, de becho, una gran diversidad y multiplicidad de respuestas. Y esto no anula que existan al mismo tiempo procesos de dominacién y dependencia. Veamos como ejemplo el caso de los baruya. Se trata de un pueblo de Nueva Guinea, que fue descubierto por 98 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION Jos blancos en el afio 1951, fue sometido al orden colo- nial en 1960 y se integré al estado de Papuasia cuando se form6 en 1975. En el transcurso de estos afios se produ- ce un proceso de occidentalizacién de los baruya, con- cretado en la monetarizacién de su economia, la p de soberania politica sobre su territorio y la evangeliza- cion por parte de diversas iglesias cristianas. Se ha pro- ducido, pues, una insercién a los mecanismos asociados 2 la globalizacién que se traduce en una subord econémica, politica y cultural de los baruya a la Occidente. Los baruya no desaparecen como sociedad, incluso aumentan en ntimero y conservan parte de sus rasgos culturales, pero, nos dice Godelier (1991b), ya no dominan los mecanismos de reproduccién de su propia sociedad y, ademés, pierden su autonomfa cultural. Son daruya en una relacién de subordinacién. La reproduc- cion de los baruya como sociedad es una reproduccién dependiente. Pero los baruya no se quedan pasivos ni in- diferentes ante los cambios y hay que sefialar que algu- nos cambios incluso los propician ellos mismos, !o cual no es contradictorio con que, al. mismo tiempo, se re- fuercen los mecanismos identitarios y hagan esfuerzos fener o recuperar costumbres ancestrales y ras- tivos de su cultura. Lo que guardan, lo que con- servan se combina con las as venidas de Occidente, de manera que el sistema social y cultural re- sultante es tinico y diferente del que acontece en otros pueblos y en otras partes del mundo. La globalizacién, por consiguiente, no es un fenéme- no unitario y homogeneizador: genera también variedad y diversidad, iniciativas y estrategias localizadas (Friend- man, 1990). Por consiguiente, no se puede consi w la transformacién de las sociedades s6lo en su sentido ne- gativo, enfatizando todo lo que han «perdido», sino que hay que tener en cuenta también todo lo que permanece, se crea y se reformula. No podemos ignorar las comuni- dades preexistentes, los valores y tradiciones que se ree- Taboran en una sintesis entre lo viejo y lo nuevo y que ge- LA GLOBALIZACION, {UNIDAD DEL SISTEMA? 9 neran sentido de comunidad, por fraccionada y jerarqui- zada que ésta sea. Lo cual no niega el que practicamente ninguna sociedad en el mundo actual puede reproducir- se sin incorporar algin elemento proveniente de Occi- y esto es asi incluso para aquellos pueblos que defienden lentidad (Godelier, 1993:54). Ni niega tampoco la preponderancia de la economfa de mercado y el que la expansién del capitalismo se haya hecho a ex- pensas de crear centros y periferias, dominacién y su- bordinacién entre sociedades. Pero que el centro sea mo- tor de los cambios no presupone que las periferias sean meros agentes pasivos a ellos. Tal como advierte Ortner (1984:143) suponer eso implica reducir otras realidades culturales a la experiencia y a la historia de Occidente. 6) Finalmente hay que destacar otra clase de diver- sidad. La globalizacion ne ide sino que, por el con- (entendidos como comunidades localizadas de diferente amplitud: municipios, regiones, naciones) y que las ciu- dades adquieran un nuevo protagonismo, tal vez porque son los referentes inmediatos y concretos ante unas rea- idades globales que son abstractas y alejadas de Jas ex- cién que Borja y Castells (1997) otorgan una gran Iimportancia estratégica al ambito local como centro de gestin de lo global en el nuevo Fragmentacién: la globalizacién incrementa Ja reivindicacién de la diferencia cultural El sistema global es el contexto en el que emerge la conciencia de diferencia, la identidad de grupos humanos como pueblo. Es el marco, pues, en el que surge la con- figuraci6n de lo que denominames «culturas». La especi- ficidad cultural, por tanto, nunca puede ser explicada 100 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION como un dominio auténomo, o como un conjunto de ras- gos propios. Lo que podemos delimitar como una confi- guracién cultural especifica es, de hecho, un resultado de Ja articulacién de determinados grupos humanos con el sistema global. El propio proceso de global duce a la fragmentacién de las identidades. mientras se insiste en la homogeneizacion parece estar produciéndose en el mundo, resi recen nuevos movimientos que reivindican la especifi dad. La cultura no es fruto de una esencia, sino d practica; no es fruto de una determinada organizacion del comportamiento, sino de las relaciones sociales que transfieren proposiciones acerca del mundo (Friedman, 1994:206-207). Tal como indica Worsley (1990), es imposible com- prender las caracteristicas del mundo contemporéneo sin los nacionalismos, los factores iosos, los movimien- tos indigenas, los conflictos étnicos, o las actitudes racis- tas © xen6fobas, que han pasado a ser mas importantes que el internacionalismo y el secularismo. Ademés, algu- nos de estos fendmenos se sobreponen entre ellos. No es, f4cil explicar, por ejemplo, el surgimiento de las moder- nas versiones del Islam, a menudo etiquetadas esquema- ticamente como «fundamentalismos», ni es facil tampo- co explicar las contradicciones entre el hecho de que esta ji6n (el Islam) abogue por conformar una comunidad universal y la realidad de subordinar este objetivo a los intereses de la nacién-estado, como sucedié durante la guerra entre Iran e Irak. En el contexto de la globalizacién la diferencia cultu- ral ha pasado a tener nuevo sentido y nuevas formas de expresi6n. Dos tendencias parecen contraponerse: la que conduce a una uniformizacién de los estilos de vida y las formas culturales y la que, por el contrario, sitia en pri- mer plano la especificidad como base para la reivindica- cin de la diferencia cultural. La mayor interconexién entre sociedades est difun- diendo estilos de vida, gustos musicales, formas de vestir, objetos materiales, etc., que pueden proceder de lugares muy remotos que hemos incorporado con toda naturali- LA GLOBALIZACION, {UNIDAD DEL SISTEMA? 101 dad a nuestras vidas y que nos asemejan cada vez mas. Algunos han llamado a este fenémeno Ja «macdonaliza- cién» de la sociedad, debido a la hegemonia de los mo- delos norteamericanos. Junto a ellos, y como parte de la misma légica, se han difundido también los productos culturales «étnicos», percibidos como altemativos al con- sumo de masas, pero que no existirian sin el consumo de masas, q\ lo que otorga valor afiadido a su origen diferencial (al igual que suicede con los productos artesa- nales frente a los procedentes de la fabricacin ind trial) ni con las conexiones econdmicas extraordinaria- mente complejas que derivan de la globalizacién. Claro que estos productos estén sometidos previamente a una especie de «pasteurizacién» que los hace acordes con los gustos occidentalizados. Mientras tienen lugar estas tendencias uniformizado- ras, 0 paralelamente a las mismas, se ha incrementado también Ia conciencia de especificidad, lo cual posee multiples manifestaciones. La especificidad cultural (es Ta manera diferente de hacer cosas similares) es i. vocada para marcar los limites y diferencias de un grupo respecto a otro. Insisto en la idea, que los antropélogos no nos cansamos de repetis, de que la cultura no es algo que haga «naturalmente» diferentes a los grupos huma- nos, sino que es la necesidad de diferenciacion la que conduce a utilizar rasgos de la cultura como marcadores de especificidad. Por esto la nocién de unidad cultural (etnia) suele vincularse a unidades politicas 0 a unidades que desean tener un papel politico (Goody, 1992). Este es el caso de los nacionalismos o de los movimientos indi- genistas, por ejemplo, que en su lucha por reivindicar de- rechos sociales, econémicos o politicos, ponen en primer plano la especificidad cultural. Una muestra de lo que decimos son los conflictos de- satados entre bosnios, serbios, croatas y albaneses, que se produjeron con el desmoronamiento del régimen politico yugoslavo y que actualmente se han renovado una vez més. Las dificultades econémicas y la falta de un futuro esperanzador provocaron un malestar general que en- contré su salida en Ja exaltacién de las virtudes identita- 102 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION rias y en un cruento conflicto étnico todavia inacabado. Evidentemente, los nacionalismos no responden a una tinica causa o factor y pueden ser de naturaleza muy dis- tinta. Etiquetarlos burdamente como emancipatorios o como excluyentes es una simplificacion y deben interpre- tarse en el contexto en que se originan. El racismo y la xenofobia, por su parte, son fenéme- nos que en los tltimos afios han aumentado en Europa de forma preocupante. Estén relacionados con la etniza- cién de Ia fuerza de trabajo y Ia integracién de trabaja- dores inmigrados en un mercado de trabajo segmentado que los sitdia en los tltimos tramos de la escala laboral. Hoy puede hablarse de nuevas formas de racismo que se esconden bajo la idea de una supuesta irreductibilidad cultural, pues no, se apela tanto a los rasgos fisicos como iferenciacién como a los factores religiosos y cultural se aduce como meca- nismo legitimador de Ia exclusi6n social y salvaguarda de determinados derechos econémicos, s« liticos. También se ha incrementado la «in con ella, se han multiplicado los movimientos indigenes. En Estados Unidos, por ejemplo, la poblacién indigena se doblé entre 1970 y 1980, pasando de 700.000 a 1,400.0000 y en este perfodo se crearon también nuevas tribus, Io cual no se debe a razones estrictamente demo- ino que en muchos casos estd relacionado con la reivindicacin de fos derechos como pueblo y, con ellos, poder alcanzar reconocimiento, obtener derechos de propiedad, recuperar el lugar que hist6ricamente les ha sido negado o salir de la marginacién. Lo mismo ha sucedido en algunos paises de América Lat to que su estatuto como én mas favorable que la de la Amazonia ecuatoriana (Espinosa, 1998). Este pueblo consiguis que le fueran reconocidos sus derechos de pro- LA GLOBALIZACION, gUNIDAD DEL SISTEMA? 103, piedad sobre una vasta extensin de la selva tropical amazénica (250.000 km?) después de que se efectuara la denominada Marcha por el Territorio y la Dignidad que conté con el apoyo de los movimientos indigenas del pais. La comunidad que finalmente .ocupé el territorio asignado cuenta con un total de unas 120 personas de as- cendencia diversa, que integra hablantes de z4paro, chua, shuart y achuar. Hay que destacar que sélo tres personas eran hablantes de z4paro, tres ancianos que ac- tualmente estén ensefiando la lengua a las jévenes gene- raciones. Se est produciendo asi una «zaparizacion» de este grupo, porque sélo la continuidad como zaparos da derecho al territorio del que eran originarios. Los zépa- ros viven segtin las antiguas formas de explotacién de los recursos, la agricultura de tala y quema. Y esto mismo es Jo que permite a los z4paros contar con una fuente adi- cional de recursos: los que obtienen del «canje de bonos de CO,», es deciz, de Ia asignacién procedente del merca- do de emisiones que se instaur6 a partir del Acuerdo por el Cambio Climatico. ¥ es que el bosque himedo tropical ¢s un rea protegida, como depositaria de bienes estraté- gicos como son los recursos genéticos y la biodiversidad, asi como de servicios ambientales (fijacién de CO,, pro- de agua dulce y humedad ambiental). La «zapari- zacién» no solo deriva de ser indigenas, sino también de como indigenas, lo que en Ja Amazonia constituye un recurso valorado por las nuevas politicas ambientales relacionadas con la sustentabilidad.* Es éste un ejemplo més de cémo se articula la especificidad cultural con las fuerzas derivadas de la globalidad. La reivindicacién de derechos ¢ identidades se sitta 6. La preocupacién internacional por los problemas ambien- tales hace que en la Amazonia se hayan desarrollado numerosas in- tervenciones puiblicas y privadas de carécter conservacionista. Asf, de los 180 proyectos que se estaban ejecutando en Ia Amazonia ecuiatoriana en el aio 1998, 64 son proyectos de conservacion, De 104 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION frecuentemente en el marco de la globalizacién. Hoy en dia es cada vez mas corriente que los pueblos que inten- tan promocionar derechos locales (nacionales) incremen- ten las relaciones globales y buscar apoyo en la opinion To que decimos. Hace unos diez afios, un kayapo, Raoni, hizo una gira por el mun por el popular cantante Sting para sé - nién mundial acerca de los peligros de deforestacién de indigenas. El movimiento zapatista, en Chiapas, uti desde sus mismos inicios los recursos qu difundir sus reivindicaciones y para que el conflicto fue- ra seguido mas all4 de las fronteras del estado mexicano. Y al igual que los kayapos y los zapatistas, otros movi- mientos indigenas buscan en Ja opinién mundial un re- fuerzo a sus luchas. También algunos nacionalismos si- guen esta estrategia. Sin ir més lejos podemos citar como Ia celebracién de los Juegos Olimpicos en Barcelona el afio 1992 fue una plataforma para dar a conocer al mun- do y legitimar una determinada imager. de la especifici- dad catalana. El papel de la politica en los procesos de globalizacién Enfatizo el papel de la politica porque ésta suele que- dar en segundo plano cuando se habla de globalizacién. Efectivamente, el concepto de globalizacién reposa en dos paradigmas que estructuran la forma de pensar y nos hacen ver unas determinadas cosas y no otras. Uno de es- tos paradigmas es el mercado, la idea de que la economia posee el maximo poder y protagonismo en los sucesos contemporéneos. El otro paradigma es la comunicacién, ya que el control de la ipfdrmacién est sustentando nue- vas formas de poder. El protagonismo que se asigna a la economia se asien- ta en la evidencia de que los estados han ido perdiendo LA GLOBALIZACION, UNIDAD DEL SISTEMA? 105 poder frente a Ja actividad transnacional de las grandes empresas 0 los flujos de capital, o frente a los gigantes de informatica, la telefoni mn. Ademés, se ha instalando Ia idea que frente a estas fuerzas econd- micas tan poderosas poco pueden hacer los gobiernos de cada pais y que, por tanto, no hay grandes la prictica entré lo que puede hacer un gobierno de iz- guierdas 0 de derechas, debido al escaso margen de ma- niobra que tienen para desarrollar su politica. Esta es la base del denominado «pensamiento Gnico», que es el nuevo catecismo de nuestro tiempo. Frente a todas estas evidencias, y frente al fracaso de las experiencias comu- stas, ¢no parece imponerse la légica del mercado? Se sienten asi legitimados quienes hoy afirman que debe ha- ber mas economia y menos Estado, mas concurrencia y eficacia y menos obstaculos derivados de lo social. ¥ esto mismo, ¢no tiene nada que ver con la politica? ¢No res- ponde a los viejos principios del liberalismo formulados con un nuevo lenguaje? Pero vayamos por partes. De hecho ha perdido su papel, ni siquiera en los paises o en los pe- riodos en que se ha dado mayor protagonismo a las fuer- zas del mercado, porque tanto p: mne la politica por accién como por omisién. En el libro Lucha de clases, 1a nitida que los Estados Uni- sido siempre pioneros y bastion del proteccionismo prac- ticado, eso sf, de forma selectiva. El estado protege y sub- iona a los més poderosos mientras deja a los pobres trio del mercado. Y es que se sabe muy bien que la de libre mercado es un desastre. Logicamente ntemente poli- pol esto tiene en s{ mismo un trasfondo e tico. ‘También la politica ha jugado un papel decisivo en la No olvidemos justamente el papel de- 9s Estados Unidos en la construccién del sistema global, tal como analiza Noam Chomsky en El miedo a la democracia., Con la Segunda Guerra Mundial, los Estadcs Unidos se convirtieron por primera vez en una potencia global con influencia decisiva en el mundo 106 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION y la Unién Soviética les proporcioné un enemigo (que se magnific6, pues en la prictica era una superpotencia de alcance muy limitado) que justificaba su papel de defen- sores del orden mundial. No importaba el tamafo y la amenaza real de los considerados como enemigos del pais, pues bajo tales just i del Sur, se ayudé a mantener la brutal ‘Mobutu, se respaldé a Trujillo, a Somoza, a Marcos 0 a Suharto, asi como a los dirigentes racistas de Sudafrica. Recordemos también que se hicieron venciones militares en Cuba, isla de Grenada y Panamd, aunque sea car qué amenaza real significaban estos pequefios es dos para el pafs mas poderoso del mundo, excepto que les permitian defender intereses geoestratégicos 0 seguir en- contrando enemigos externos para desviar la atencién respecto a problemas internos. Algo parecido sucedi los episodios de la Guerra del Golfo, que pudimos seguir en directo, como si de un espectécul lamente sentados ante el televisor, bardeos en Afganistan y Sudan, que se realizaron «ca- sualmente» pocas horas después de que declarase ante el Gran Jurado por sus relacioné existe desde hace afios y hoy aparece al desnudo la vo- luntad de los Estados Unidos de tener un papel hegemé- , en todo caso, que econ: lo procesos de naturaleza muy izacién de Ia economfa no se corresponde con Ja creacién de instancias politicas equivalentes a escala planetaria. Asi, en los tltimos decenios se ha ido produ- le agigantamiento de las empresas y ento de los estados (Vidal-Beneyto, 1999). Si en la década de los ochenta se produjeron merosas concentraciones empresariales mediante agresi vas politicas de absorcion y de fusion de sectores indus- triales y de servicios, en Ios afios noventa han sido las entidades financieras las que han seguido este cami creandose grandes megabancos que aspiran a tener el LA GLOBALIZACION, UNIDAD DEL SISTEMA? 107 gopolio, lo que ha supuesto la entronizacién del dinero ‘come mercancia principal y la consolidacién de la mun- dializacién del mercado de capitales. Mientras esto ocurre, los estados han seguido un pro- de fragmentaciOn, En menos de un siglo se do por cuatro el niimero de estados nacio- nales y en el caso de Europa, en tan solo 60 afios se ha pasado de 23 50 estados. Es cierto que pesan factores simbélicos y afectivos, como son los que subyacen en todo nacionalismo, pero es cierto también que la pol sigue un camino opuesto al de la globalizacién econémi- ca. No hay un poder politico mundial y hoy por hoy las instituciones supranacionales o no tienen poder efectivo © poseen déficits democraticos importantes, como suce- de con las institucionés europeas, por ejemplo. No exis- ten formas de integracién politica a escala global. Se va muy por detras de la légica econémica y la consecuencia de ello es que en la préctica se esta dejando que el siste- ma global funcione al arbitrio de las leyes de! mercado. Y el hecho de otorgar un mayor protagonismo a la eco- nomfa, ¢no es politico? Observaciones finales sobre globalizacién y politica El término globalizacién indica el proceso de interna- cionalizacién de la economia, la tecnologfa, las finanzas, Jas comunicaciones o la produccién cultural; expresa, en definitiva, la escala mundial de muchos fenémenos. La globalizacién no impide, sino que por el contrario propi- ia, que los ambitos locales adguieran un nuevo nismo y una in vitalidad, como tampoco impide la eclosion de mii miento de nuevos episodios y expresiones del nacionalis- mo. Hoy vivimos, pues, en un sistema global y esto, que tiene muchas ventajas e inaugura nuevas potencialidades, no garantiza la igualdad entre las personas, ya que conti- nan existiendo mecanismos de exclusién y se han agu- dizado incluso las diferencias y fracturas entre grupos sociales, paises y zonas del plarieta. Desigualdades, hete- 108 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION rogeneidad y fragmentacién son actualmente componen- tes indisociables de la globalizacién. De ahi la necesidad de reflexionar acerca de la naturaleza de un proceso con vertientes aparentemente tan contrapuestas. En términos especificamente econémicos la globaliza- cién se corresponde con el proceso de expansién del mercado, relacionado con la implantacién hegeménica del capitalismo como sistema econémi nomfa de mercado ha penetrado en distintos pueblos del mundo, ha impregnado la l6gica de distintas formas de produccion y ha modificado, a menudo substancialmen- te, la vida de la gente. No se trata de un fenémeno ho- mogeneizador, ya que si bien el mercado es global y, por tanto, de alcance mundial, la fuerza de trabajo no lo es, pues esta dividida en mt les fragmentos en base a su adscripcion a determinados paises, origen cultural o ra- cial, diferencias de sexo, clases s tampoco de un proceso en una existe una gran variedad de res} nen una sfptesis particular y distin! corrientes econémicas y las propias tradiciones cultura- les existentes en cad: ceso que incrementa la reivi cultural, que es el contrapunto a las tendencias homoge- neizadoras. La expansién de la economia de mercado supone, por otro lado, modificaciones importantes en el uso de los re- cursos naturales y esto comporta un impacto ambiental considerable, ya que el incremento del consumo y la I6- gica de la ganancia a corto plazo llevan a que muchos re- cursos se destruyan a un ritmo superior a su capacidad de regeneracién. Los problemas derivados de la contami- nacién ambiental, la deforestacién, el ca planeta o los accidentes nucleares han o! iidtimos afios a cuestionar las bases de un creci némico ilimitado y a plantear la idea de sustentabilidad Los fenémenos de degradacién ambiental, amenazan gra- vemente Jas formas de produccién y las’ con vida de distintos pueblos del planeta y se relacionan con factores sociales y politicos. Es significativo el surgimien- LA GLOBALIZACION, UNIDAD DEL SISTEMA? 109 to de una conciencia global de Ios problemas sociales y de los problemas ambientales, lo que caracteriza la for- ma de reflexividad social de nuestro contexto contempo- réneo (Giddens, 1996). Actualmente hablar de imperialismo o de dependen- cia parece anticuado y apenas se utilizan estos términos. Se insiste, en cainbio, en la interdependencia y la unidad global del mundo y se deja en segundo plano las formas de dominacién y de desigualdad existentes en el sistema global, a pesar de que ellas también cristalizan a escala mundial. Se imponen asi los paradigmas de la ideologia neoliberal, que es la que modela el pensamiento tnico, afirma el fin de la historia, da todo el protagonismo al mercado y a sus leyes, y relega el papel de la politica a un segundo plano. Estos paradigmas constituyen el rear- me ideolégico del neoliberalismo. De ahf la importancia gualdad, la fragmentacién, la diversidad. Estas consideraciones ho suponen rechazar el térmi no globalizacién, pues no se trata de ser nominalistas: no cambiamos las cosas por cambiar el nombre. Es necesa- rio, en todo caso, que cuando Jo utilicemos tengamos presente que la globalizacién no comporta hoy integra- cién politica ni supone la igualdad social ni la unidad cultural. Hay que destacar ademas el papel de la politica como factor de transformaci6n de las situaciones de injusticia y desigualdad existentes en el mundo. Porque en esto no hay inevitabilidad, ya que los procesos hist6ricos no si- guen una direccin preconfigurada y porque, ademés, también se han conseguido conquistas sociales que anta- Ao podian parecer objetivos utopicos. Pero esto hoy en dia significa nuevos retos para quienes intentan romper con la hegemonja de las posturas neoliberales y ol nuevos compromisos entre Ia légica del mercado y |: tervenci6n publica garantizada por el estado. De hecho se demuestra constantemente el fracaso del funcionamiento libre de mercado, y el caso mas reciente ha sido la crisi financiera que hace pocos meses afecté a los denomina- dos tigres asidticos y repercutié gravemente en las econo- 110 LOS LIMITES DE LA GLOBALIZACION hoy es la regula- y asegurar a través i de la ri- mfas de América Latina? La urge cién del mercado no su desregulaci de fa politica Jos me 108 de re queza para garantizar la cohesi6n de fades. Los principios y reglas de le globalizacién no pueden ser ignorados. Las posibilidades abiertas por la mayor in- terrelacién entre pueblos y el mayor acceso a la informa- cién son un potencial que puede orientarse hacia la con- esto implica avanzar en una politica global, ones supranacionales dotadas de la fuerza moral y juridica necesarias para resolver los problemas que afectan a la seguridad y a la paz, regular jentos especulativos de capital, incidir en Ia mejora de condiciones de vida, y velar por la preservacién am- los derechos humanos y los derechos democra- .cién es un proceso inacabado y hoy no sa- bemos en qué direccion ira. ¥ por ello quiero acabar este articulo con unas palabras de Noam Chomsky, de quien me he dejado impregnar pasando del discurso académi co al politico como discursos complementarios y no in- compatibles. «No sabemos si el instinto de libertad es o no real», dice Chomsky, al final de El miedo a la demo- cracia (1992:401), después de exponer los movimientos de lucha por las libertades. «Es dificil —continia— ha- lar 0 no motivos para afirmar una u otra perspectiva mnsecuencias de tal eleccion estan claras. Negando el to de libertad, demostraremos que los humanos son 7. Hay que destacar que esta crisis financiera no tiene prece- dentes por su tamatio, por la celeridad con Ja que transmitis a los, reados de capitales a fin de vos de los grandes inverso- un ejemplo del fracaso de LA GLOBALIZACION, {UNIDAD DEL SISTEMA? 111. una mutacién letal, un punto muerto evolutive. Alimen- tandolo, si es real, podemos hallar maneras de abordar trax gedias y problemas humanos de enorme magnitud». Per- sonalmente me inclino por la segunda opcién: la eleccién por las libertades, que confia en el progreso social y en las potencialidades de la accién humana. Es la opcién que permite pensar due la globalizacién ofrece un horizonte abierto a la posibilidad de resolver problemas substancia- les, y que permite tener la esperanza de que la interdepen- dencia mundial sea la base de la emancipacién global. Referencias Appadural, A. 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Cuando se me presenta la oportunidad de hablar so- bre los asuntos humanos, me cuesta dejar de pensar que, mientras hablo, se moriran mil nifios de enfermedades que se podrian prevenir facilmente y que mas de dos mil mujeres se morirdn o sufriran una grave incapacidad du- rante el embarazo 0 el parto por falta de remedios s cillos y de atencién médica. Segtin las mejores estima- ciones, estas tragedias se podrian evitar y el acceso universal a los servicios sociales bésicos se podria ase- * Discurso pronunciado por el Profesor Noam Chomsky en el acto de investidura como Doctor Honoris Causa de la Universidad Rovira i Vi La traduccién del presente capitulo ha sido realizada por 1. Sergio Vallhonrat y Sara Marti.

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