Desde el descubrimiento de américa se podría decir, que se habla
de una autopia ya que los europeos veían en ella la posibilidad de convertirla en el proyecto que no tenían ellos. Por eso hay que tener en cuenta un poco la cronología, con exactitud y es que antes que una savia que yace en el último escalón, es decir el primero, en un terreno de imponderable, en aquel margen de inferioridad de todo lo nuestro donde subsiste aquella vitalidad a flor de piel, en que la emoción se encuentra en la posibilidad de la semilla. Lo que quiere decir es que esa ideología europea encallaba en nuestra américa, a tener algo que era imposible por su clima, fauna y flora donde era muy difícil acceder a ese ideal que estos pensaban, por el choque de desentrañamiento en lo que se encontraba; además el atraso era inminente. Esa américa que desde el inicio ha permanecido en una diferencia palpable de ver el mundo, desarrollo económico, auto definiciones, nacionales y parámetros políticos en este podrá conceder que Latinoamérica, más que una comunidad real delimitaba por el rio bravo y la Patagonia, es una idea formulada, por múltiples y diversas heterogéneas y no pocas veces contrarias a comunidades imaginadas. Por eso como americano es importante tener en cuenta los aspectos que nos hace pensar que en un momento determinado, a partir del conocimiento de esta verdad, se ejemplifica con grandes figuras de nuestra historia y de nuestras letras, esboza la imagen futura y practicable de la plenitud de américa, de la realización de su verdad utopía.